¿Para qué sirve la alegría en medio de la oscuridad? Víctor Hernández Ramírez, 2 de Diciembre 2012 La predicación de esta mañana, está basada en la lectura de Lucas 1:5-25 que es el relato de la anunciación del nacimiento de Juan el Bautista y hoy es primer domingo de Adviento, un tiempo que prepara la llegada de Jesús, eso es el adviento, el tiempo de espera, de preparación y aquí tenemos de inicio este relato. ¿Os fijáis que se parecen mucho el relato en Lucas de la anunciación de que va a nacer Juan Bautista y luego hay la anunciación de que va a nacer Jesús? son cosas que en parte se parecen mucho cómo pasan, la anunciación con un ángel y en este relato, me gustaría que pensemos en una cosa cuando escuchamos la historia. En primer lugar, esta es una historia un poco triste porque Zacarías y Elisabet eran buenas personas, que pertenecían a buenas familias en el sentido de gente honrada, de gente íntegra, no porque fueran familias ricas ni nada de esto, ni porque fueran familias importantes, con prestigio social. En la Biblia no nos dice donde vivían, pero si nos dice que eran en las montañas, en la sierra, eran gente de pueblo, no eran de la ciudad y era gente sencilla, dice que Zacarías era sacerdote, pero no nos tenemos que imaginar a un clérigo. Él era de una familia como en las tribus de Israel, todos los que eran de una tribu concreta todos los de esa tribu eran sacerdotes, o sea todos los de ese clan de la parte de Leví y también de la parte de Aaron eran sacerdotes. No quiere decir que trabajara en eso, simplemente que pertenecían a ese linaje y ya está, pero la gente sacerdotal trabajaba en lo que fuese, podían ser artesanos, podían ser agricultores, campesinos, lo que fuese. Aquí no nos dice que era Zacarías, pero si vivía en las montañas, pues alguna cosa del campo, de la vida de las montañas habrá sido su oficio para vivir. Digo que la historia es triste porque no tienen hijos, eran ya mayores y no habían tenido hijos y eso hace que la historia sea triste, quizás diríamos hoy día: Bueno, no pasa nada si alguien no tiene hijos, hoy día en nuestra cultura es también normal que haya gente que no los tiene y se ve simplemente como diferentes formas de vida de las familias, esto es así ahora, pero en la antigüedad no lo era. No tener hijos era considerado como una gran desgracia, como una señal, de maldición, de castigo divino, y entonces allí hay una situación muy lamentable. Muy lamentable porque el texto señala que ellos son gente intachable, no se si os ha pasado a veces que habéis conocido a personas que pueden ser personas sencillas, que a lo mejor viven en un pueblo, o a lo mejor en un barrio o ciudad y dices: mira estas personas son gente normal y sencilla pero cuando hablas con ellas son gente buena, son buenas personas, y a veces te toca conocer gente que es muy buena y dices: cómo un pan. El texto parece decirnos una cosa así de ellos, que son muy bueno pero dice que no habían tenido hijos y eran ya ancianos. Es una historia triste. Aquí me gustaría que pensemos que a lo mejor la gente que vive en el campo, la gente sencilla, aunque viva en el campo, en las montañas en este caso, no quiere decir que no les pases cosas trágicas también. Muchas veces hemos idealizado el campo, muchas veces hemos idealizado la vida campesina, la vida fuera de las ciudades, pero no quiere decir que la vida en un pueblo, la vida en el campo sea siempre una vida de felicidad o solo felicidad no. Allí es la vida humana y por lo tanto tiene sus cosas, Hay aquí en Catalunya, una escritora que su pseudónimo es Victor Català, las historias que cuenta, son historias rurales pero todas trágicas, todo es triste, trágico, pasan cosas espantosas, muy rurales pero esas historias son para llorar, son trágicas, hay una cosa gris siempre, oscura, hay una cosa funesta que siempre acaba mal, la vida de la gente más sencilla en el mundo rural. Claro porque también es verdad que así como en los lugares más pequeños todo el mundo se conoce, la gente te cuida, también la gente te vigila, la gente te controla, la gente habla, hace chismes, habladurías, esto también es parte de esos mundos más pequeños. ¿Que dirían de Elisabet?¿Que dirían de Zacarías? ¡Si son muy buenas personas, son como un pan, son de familia sacerdotal! el tiene la obligación de ir todos dos veces por año una semana a Jerusalén porque les toca colaborar en el templo porque tenían que encender el incienso, una tarea muy sencilla pero le tocaba hacerla y la hacía, pero ¿que diría la gente? ¿porqué no tienen hijos? Ah.. Pobres... que mal... que triste. Pero también: Bueno, ¡algo habrán hecho! Si Dios es justo, con ellos también habrá sido justo, por tanto vete tú a saber que cosas hay allí escondidas. La habladurías suelen surgir así. Aquí hay una cosa así, pero que también es irónica porque ¿sabéis que quiere decir Zacarías? Zacarías quiere decir: Dios se acuerda, Dios tiene memoria. Entonces claro, esto es como una ironía, una burla, o sea Dios se acuerda... pero bueno se acordará de muchas cosas pero de mí no, podría pensar Zacarías, se acordará de muchas mujeres pero no de mí, podría decir Elisabet. Seguramente la situación nuestra no se la apuntó en la agenda y se le olvido y ahora que ya estamos viejos, se pasó el tiempo, no hemos tenido hijos. Hay esa situación allí, ¿Dios se acuerda? Dios se ha olvidado parece decir la experiencia. Es curioso porque es una cosa que también nosotros oímos en el lenguaje de ahora, cuando hay una situación triste, trágica, decimos que Dios no está, que Dios se ha olvidado, cuando hablamos de un lugar que está muy mal, decimos que está dejado de la mano de Dios, se ha olvidado Dios, por aquí no pasó Dios, se habla de la ausencia de Dios. Esta es la situación, por un lado buenas personas, pero en lo profundo está esta situación de ser viejos, Zacarías y Elisabet, decepcionados ¿Diríais que están amargados? No lo se, pero uno bien podría pensar ¿para qué creen en Dios?¿Para que hacen esas cosas que hacen? ¿Porqué él va y participa en el Templo?¿Porque lo hace? ¿Para qué cumple con estas tradiciones?¿Para que le sirven? Tradiciones vacías, tradiciones huecas, si Dios se ha olvidado, si Dios no les dio hijos, si ya están viejos ¿Quien los va a cuidar a ellos allí en las montañas? quien se va a acordar de ellos, Dios no se ha acordado de ellos, y sin embargo está allí Zacarías, va y cumple, va con su grupo de sacerdotes y ese día le toca en suerte porque era por sorteo entrar a la parte dónde se ofrecían los sacrificios, las ofrendas y cambiar el incienso, los carbones porque siempre tenía que estar día y noche el incienso en el altar del templo. Todo lo que os he dicho, quizás es algo que puede resumirse en una metáfora, la metáfora de la oscuridad. La oscuridad, tiene que ver con aquello que no tiene color, cuando nosotros hablamos de como nos sentimos, a veces los colores sirven para hablar de esto, los colores sirven para hablar de los sentimientos de las emociones, de las situaciones en las que vivimos, por ejemplo aquí cito lo que dice Pablo Fernández que dice: Se sabe que la tristeza es azul como el blues, la tristeza es alicaída como la linea de las cejas cuando se mira hacia el suelo, sin levantar el vuelo, la tristeza es lenta, en cambio la alegría es más amarilla, es soleada, con las alas batientes, la alegría es como las comisuras de la sonrisa, la alegría es rápida en sus movimientos, ruidosa. Estas maneras de hablar nos hacen pensar en las emociones, como son las emociones, las situaciones que vivimos los humanos. El Odio es brusco, la crueldad es fría, la soledad es distante, callada, vacía y tiene murallas. Allí está Zacarías y entonces pasa lo insólito, que se le aparece un ángel que le dice que lo que le trae es una buena noticia, le dice Dios le va a bendecir con un hijo, le dice que este hijo será grande delante del Señor y que hará que los padres y los hijos se reconcilien y que preparará el camino del Señor. Le llamarás Juan, que quiere decir que Dios muestra su favor, su benevolencia, eso quiere decir Juan. Allí entonces es la sorpresa, una sorpresa tal que Zacarías, primero atemorizado, después cuando oye al ángel que le dice no tengas miedo y le dice el mensaje, no se lo acaba de creer. Este relato nos hace pensar inmediatamente en otros relatos de la Biblia, ¿En quién pensaríais? Se pueden pensar en otras personas que les pasan cosas así, pero lo que inmediatamente te viene a la cabeza es Abraham y Sara, que no tenían hijos, que en algún momento después de muchos años estar esperando que llegara el hijo que no llega, Abraham tiene un hijo con Agar, la esclava de Sara, que es una manera de tener un hijo en la cultura de oriente medio de entonces, pero Dios le dice: no, tendrás un hijo con Sara y algunas veces que esto aparece en el libro de Génesis en la historia de Abraham en el capítulo 17 de Génesis Dios se lo dice así a Abraham y dice que Abraham se tiró al suelo para adorar a Dios pero dice que cuando se tiró al suelo, se rió, así como quién dice: así que no me vea el Señor y el después de décadas y años de esperar de tener un hijo, ya de viejo se reía, a lo mejor después de tanta tristeza, de tanta amargura, hay un momento en que ya te cabe más amargura y te acabas riendo y se suelta a reír. Esto va a aparecer otra vez en el relato de Abraham y de Sara porque va a haber otra historia allí dónde hay unos visitantes en casa de Abraham que es Dios con los ángeles y entonces le dice: el año que viene Sara quedará embarazada pero ¡son viejos! dice que el tiene noventa y ella ochenta y ella está oyendo por detrás y cuando oye esto se parte de risa y entonces Dios dice: ¡Te has reído! No no, yo no me he reído. Si, te has reído. Y por eso se entiende porque le ponen a su hijo Isaac que quiere decir risa. Es una palabra curiosa que quiere decir risa pero que tiene que ver con alegría, porque Sara cuando nace su hijo dice: se llamará Isaac, dice porque Dios se ha alegrado conmigo, se ha reído conmigo. Hay quienes traducen esto como Dios baila conmigo, es como la idea contraria a la tristeza que es la idea de la alegría, la idea de la celebración, de la fiesta, del baile, por eso se llama Isaac. Uno puede pensar lo mismo, esta historia se le vino seguramente a la cabeza a Zacarías cuando se lo dice, que no se lo acaba de creer y entonces el ángel le dice te quedarás mudo, porque no has creído y se queda mudo, creo que sordomudo porque luego tampoco oía muy bien, más adelante cuando le preguntan cómo le van a poner al niño, le tienen que hacer señas para preguntarle cómo le van a poner y él va a decir: se va a llamar Juan. Mudo, no puede decir a la gente nada. Uno se imagina ¿qué hubiera dicho Zacarías a la gente si saliendo pudiese hablar?¿qué ha pasado, porque tardaste tanto? bueno... los carbones no encendían... la cosa es que creo que no me servía bien para hacer el fuego... a lo mejor pensando: al igual mejor no se lo digo porqué que tal si se lo digo y no pasa nada, entonces ya no seré el hazmerreír de la gente que ya lo he sido toda la vida, ahora es que más vergüenza no se puede tener. ¿Qué hubiera dicho Zacarías si hubiera podido hablar? Bueno, me ha dicho un ángel... que a lo mejor... (Claro a lo mejor un poco de vergüenza a esa edad decir mi mujer quedará embarazada). Es curioso, esta mudez, este no poder decir nada, está relacionado con que nosotros somos cautos, hemos aprendido a tener cautela. Cuando uno piensa ¿porque a veces uno no comparte el evangelio?¿porque a veces uno no le predica o no le comparte lo que uno cree, la buena nueva de Jesús a otras personas? A lo mejor nos pasa una cosa parecida a Zacarías, en el fondo decimos: ostras es que suena como a milagros, como a películas, como a cuentos de niños, y a lo mejor se van a reír de mi. Entonces... mejor no se lo digo... o si se lo llego a decir... no no, ellos ya saben que soy evangélico, que soy protestante. Es lo que solemos decir, pero decir aquello que es la buena noticia, ¿porque muchas veces nos quedamos mudos? Lo que tiene Zacarías es una buena noticia, lo dice el texto. El ángel se lo dice: te quedaras mudo porque no has creído la buena noticia que Dios me ha pedido que te de. Entonces él no va a poder decir la buena noticia. La buena noticia la podrá decir después y aquí entonces lo que vemos es que realmente la buena noticia para Zacarías y para su mujer va a llegar a través de la experiencia, en el momento en el que Zacarías no cree, o no se lo cree del todo y se queda mudo, en ese momento él se da cuenta de que algo ha pasado, en ese momento ya no se trata nada mas de darle vueltas a la cabeza, sino que algo ha pasado. Algo le ha pasado a él, algo le pasa a su cuerpo, algo le ha pasado en su garganta, en sus cuerdas vocales, algo pasa que ya no puede hablar y eso que le toca el cuerpo ¿que es? le toca el cuerpo, oíd lo que estamos diciendo ¡le toca el cuerpo! porque después él se irá a su casa, a su pueblo, donde él vive y tampoco le puede explicar nada a su mujer porque no puede hablar, pero le ha tocado a él que a esa edad, viejos, la vida sexual en la pareja reaparece, la vida sexual renace en esta pareja, la vida sexual como encuentro, la vida sexual como entrega mutua, cómo gratitud, cómo gracia es una cosa que aparece allí otra vez en ellos, porque al poco tiempo, Elisabet está embarazada y cuando está embarazada, ella decide no salir de casa y se quedará allí durante cinco meses, porque el Señor ha quitado mi desgracia, ha desaparecido. He titulado la predicación de hoy ¿para qué sirve la alegría en medio de la oscuridad? porqué precisamente el texto nos habla de una situación oscura y nos habla de como llega, como aparece la alegría y me gustaría que veamos las dos cosas que el texto nos presenta en el relato de Zacarías, porque una manera como una cosa que vemos con la llegada de esta alegría, de esta gran sorpresa a la vida de Zacarías y Elisabet, el ángel se lo dice: Dios ha oído tu oración. Imagínate, Dios ha oído tú oración, ¡cuántos años, décadas han pasado y parecía que Dios nos e acordaba! Dios ha oído tu oración, tu oración para ti pero tu oración para todo el pueblo, tu oración de bendición personal, pero de una bendición personal pero que es colectiva, porque este hijo traerá el anuncio, la preparación del camino del enviado de Dios, es bendición que ha través de ellos será bendición para todos. Zacarías ha sido fiel, Elisabet también y muchas veces, nos toca hacer cosas en fidelidad sin que aparentemente haya frutos y pueden pasar largos años o décadas sin que se vea fruto alguno. La fidelidad, la constancia, la espera. Me gustaría compartirles un verso de Jorge Luís Borges que se llama “Los justos” dónde dice lo que él entiende por gente justa y es interesante dice: Un hombre que cultiva un jardín, como quería Voltaire. Voltaire hablaba de cultivar el jardín, el hombre autodidacta, la persona que se cultiva. El que agradece en la tierra haya música, el que descubre con placer una etimología, dos empleados en un cafe del sur juegan un silencioso ajedrez, el ceramista, el artesano, que premedita un color y una forma, un tipógrafo en una imprenta allí que compone bien esta página que tal vez no le agrada, una mujer y un hombre que leen los tercetos finales de cierto canto, el que acaricia a un animal dormido, el que justifica o quiere justificar un mal que le han hecho, el que prefiere que los otros tengan razón, estas personas que se ignoran están salvando el mundo. La gente sencilla que hace cosas sencillas con dignidad, con un sentido del deber, con un sentido de la dignidad, con un sentido del respeto, de respeto para los demás y de respeto para sí mismo, eso salva el mundo. ¿Qué hace Zacarías y Elisabet? Esto, pero también hay otra cosa, que es la aparición de lo inesperado, la luz que aparece en la oscuridad, es la luz de lo inesperado, allí dónde las cosas son negativas, allí donde son negros presagios, allí dónde lo que vemos es la cosa gris, allí es dónde aparece el rayo de esperanza, la luz al final del túnel. La esperanza no es la expectativa que uno tiene, porque esa es una cosa planificada, la luz que aparece en la oscuridad no es un objeto sino es aquello que ilumina toda las cosas, esa llega, aparece. A Zacarías le llega esa luz, y a nosotros esa luz también nos ha llegado, nos sigue llegando, nos llegará, esa luz que es la esperanza, no es algo ausente en nuestras vidas, pero es insólita, ni es una cosa que podamos crear nosotros, no se trata solamente de crear el optimismo por nosotros mismos, sino de saber que nuestra vida es una vida en la espera del Señor, en la espera que confía aunque no llegue, en la espera en que sigue confiando aunque parezca que no está presente, en la espera que nos ilumina aunque parezca que Dios se ha olvidado de nosotros, en la espera que está allí cómo parte de lo que nos sostiene y de lo que nos sustenta, aún cuando nuestros criterios nos digan que las cosas están negras, oscuras, imposibles. Este es el mensaje de la luz que llega en la vida de Zacarías y en la vida de Elisabet y en la vida de todos porque este es un mensaje para todos. Que el Señor nos bendiga y que el Señor nos ayude a seguir caminando en lo oscuro, pero a saber que viene la luz y que Dios hace que sea la luz y la luz es. Amén. Nota: Esta transcripción ha sido editada para la legibilidad.