los secretos mejor guardados de la historia

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REVELACIONES EN EXCLUSIVA
Dase Antávide Otayser, historiador y doctor en Teorías Conspirativas por la Universidad de Yale
LOS SECRETOS MEJOR GUARDADOS DE LA HISTORIA
A
lo largo de muchos años me
he dedicado a estudiar lo
que podríamos llamar “la
periferia de la Historia y la
Sociedad”, sumergiéndome
en oscuras librerías de viejo y bibliotecas
arrasadas por la polilla. Estas investigaciones me han deparado interesantes descubrimientos de los cuales quisiera dar
cuenta aquí, en absoluta primicia. En el
campo de la música, sorprende saber que
Mozart murió de sida. Milos Forman lo
plasmó muy bien en su celebérrima cinta
Amadeus, sin nombrar explícitamente la
dolencia que tenía postrado al genio y que
finalmente acabó con él. También nuestro conocimiento de la tragedia de
Beethoven es incompleto, pues casi nadie
sabe que el huraño maestro, mucho antes de quedarse sordo, se había quedado
ciego. Ello da aún más mérito al conjunto
de su obra y otorga a su figura humana
una enormidad y un coraje casi absurdos.
Más recientemente, en el dominio de la
música pop, cuesta trabajo entender por
qué se ocultó durante tanto tiempo el origen vasco de John Lennon, o la identidad
del primer batería del cuarteto de
Liverpool, que resultó ser ni más ni menos que el actor Bud Spencer, el famoso
gordo de las películas de hostias.
Los servicios secretos norteamericanos,
institución malsana muy proclive al ocultamiento y la tergiversación, dejan caer
cada cierto tiempo y en medios de escasa
divulgación algunos datos que nos ponen
la piel de gallina y que destruyen por completo nuestra confianza en la veracidad de
la Historia. ¿A cuántos de vosotros no sorprenderá el descubrir que Mussolini jamás existió, que fue un invento mediático
de la época elaborado por los dirigentes
occidentales? Es monstruoso. No tan infamante es el desconocimiento que hasta
hace poco teníamos de las cualidades atléticas de Jítler, que sabía hacer esa pirueta
hacia atrás apoyando las manos en el suelo y que se repite tres o cuatro veces dependiendo de la pericia del gimnasta, conocida entre los educadores físicos como
“flis-flas”. Incluso en España, nunca se
ha hecho público lo que siempre ha sido
un secreto a voces: las relaciones adúlteras que tenía el Caudillo con la cantante
cubana Celia Cruz, prolongadas en silencio durante toda la década de los sesenta.
Más recientemente, la CIA ha ocultado al
mundo los orígenes del último villano; en
efecto, en su expediente formativo y militar, un dato brilla por su ausencia ominosa cuando se estudia la biografía de
Sadam Hussein: sólo unos pocos sabemos que hace casi cuatro décadas el ex -líder iraquí estudió Arquitectura Técnica
en la Universidad de la Laguna (Tenerife),
y que se alojó siempre en el Colegio
Mayor San Fernando. La magnitud de ta-
mañas omisiones deprime y desespera al
estudioso y debería alarmar al ciudadano
de a pie. La Madre Teresa de Calcuta, mujer de constitución física aparentemente
delicada, enseñaba full contact y capoeira
a los niños de la India, ejemplificando los
ejercicios con piruetas y patadas voladoras espectaculares que más de una vez
mataron a algún infante falto de reflejos.
Sin querer, claro está. Nadie oyó jamás
una palabra al respecto.
De mil maneras ha tratado el Vaticano de
ocultar la evidencia, presente en los cuatro
evangelios, de que Jesucristo era tartamudo. Hay todavía quienes lo dudan a día de
hoy. Del mismo modo, Julio César en su
famosa crónica militar sobre la Guerra de
las Galias se describe a sí mismo (siempre
en tercera persona) como portador de una
pata de palo y un garfio, imagen que asociaríamos más comúnmente con los bucaneros del siglo XVIII. De ninguna manera
ha pasado así el egregio calvo romano a
nuestra imaginación.
En definitiva, vale la pena hacer un esfuerzo de documentación y de revisión de
nuestra cultura general. Las universidades
americanas, con su tónica general de producción investigadora de enorme tonelaje
por cada campo temático, son una fuente
insustituible de datos que normalmente
nadie se toma la molestia de leer, salvo los
propios autores de dichas investigaciones.
Asimismo Internet resulta de gran ayuda.
Revisadlo todo. No creáis nada sin haberlo verificado. Estudiadlo todo de todo.
Como dijera el famoso filósofo sadomaso
Michel Foucault, “un conocimiento a medias puede resultar peligroso”.
LA EVOLUCIÓN HASTA EL ‘HOMO POLÍTICUS’
La evolución
no es un proceso lineal. La selección natural
hace que las
especies recuperen algunas
de sus antiguas características para
asegurar la supervivencia.
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