1. INTRODUCCIÓN La saliva es un líquido fisiológico complejo, producto de la secreción de glándulas salivales principales y accesorias, es una solución acuosa diluida que contiene electrolitos y una mezcla compleja de proteínas. Cuando se vierte en la cavidad oral se mezcla con el fluido gingival o crevicular, el cual se produce como resultado de la alta permeabilidad del epitelio de unión entre el diente y la encía, por lo que la denominada saliva total, incluye tanto la secreción de las glándulas salivales principales y accesorias, como el fluido gingival, las células descamadas del epitelio bucal y restos de microorganismos de la cavidad oral, es por esto que se propone que el término más correcto correspondería a fluido bucal Chávez y cols, 2008). La saliva es una secreción compleja proveniente de las glándulas salivales mayores en el 93% de su volumen y de las glándulas salivales menores en el 7% restante. El 99% de la saliva es agua mientras que el 1 % restante está constituido por moléculas orgánicas e inorgánicas. La saliva humedece y protege a la mucosa bucal, participando en el mantenimiento de la homeostasis de la cavidad oral; favorece la deglución y fonación, participa en el sentido del gusto y presenta acciones anticariogénicas, inmunológicas, digestivas entre otras (Mandel, 1989; Kaufman y Lamster, 2002; Lumikari y Loimaranta, 2000; Chávez y cols 2008). La cuantificación de la producción de saliva se determina a través de la sialometría, donde se mide la cantidad de saliva secretada por unidad de tiempo, determinando el flujo salival. La saliva en reposo es la que se produce de forma espontánea, en situación de relajación y en ausencia de estímulos exógenos o farmacológicos. La saliva estimulada es la que se obtiene después de haber sometido al paciente a estimulación salival, mecánica o química. Para la estimulación mecánica se ha utilizado una pequeña esfera de plástico o un trozo de parafina. Para la estimulación química, se aplica sobre el dorso de la lengua una solución de ácido cítrico al 3.5%. Los valores normales de flujo de saliva total en reposo, corresponden de 0.3 a 0.5 ml/min. Los valores normales de flujo de saliva total estimulada varían de 1 a 3 ml/minuto (Chávez y cols., 2008). La sensación subjetiva de boca seca se conoce como xerostomía, pero cuando se verifica objetivamente mediante la sialometría una disminución en la tasa de flujo de la salival en reposo por debajo de 0.1 a 0.2 ml/min y de la saliva total estimulada por debajo de 0.4 a 0.7 ml/min se considera hiposialia o hiposecreción salival. Estas cantidades serían el equivalente a segregar menos de 500 mililitros por día. Se ha reportado que sujetos con "boca seca" frecuentemente presentan una alta prevalencia de caries dental y enfermedad periodontal, en contraste con aquellos con flujo salival alto, cuya correlación entre flujo y caries dental es débil (Edgar y cols., 1994). Si el flujo salival disminuye o se detiene (xerostomía), la boca se hace fétida debido a la descomposición de los detritus alimenticios por acción bacteriana. No se diluyen los productos de la acción bacteriana y se pierde la acción buffer de la saliva. Esto lleva, en el mejor de los casos, a un aumento de la actividad cariogénica; en el peor, se produce la disolución de las coronas dentarias. Por lo tanto, una de las contribuciones más importantes de la saliva consiste en proteger los dientes y la mucosa bucal (Mandel 1989). Se considera que el papel que juega la saliva contra la caries dental es principalmente por su velocidad y cantidad de flujo, favoreciendo la limpieza de sustratos bacterianos y protegiendo las superficies bucales gracias a su capacidad amortiguadora (Largerlof, y Oliveby 1994). Cualquier alteración sufrida en el flujo salival repercutirá directamente potenciando la acción mecánica de arrastre, acción amortiguadora o efecto tampón, capacidad remineralizante, entre otras, contribuyendo de esta manera en el mantenimiento de la salud de los tejidos bucales. Por lo que la presente investigación se centra en el estudio de las modificaciones en el flujo salival con el uso de aparatología ortodóncica. El papel de la saliva en la protección frente a la caries se puede concretar en cuatro aspectos: dilución y eliminación de los azúcares y otros componentes, capacidad tampón equilibrio desmineralización/ remineralización y acción antimicrobiana (Llena, 2008). Es el sistema nervioso autónomo quien se ocupa de un minucioso control de la secreción salival a través de la estimulación simpática y parasimpática. Ante los estímulos gustativos el sistema parasimpático produce un aumento rápido de volumen de saliva, produciendo una saliva abundante y serosa. La estimulación simpática por su lado, produce una saliva escasa y mucosa. En general se sabe que la estimulación de ambos sistemas provoca un incremento en la concentración de los componentes orgánicos e inorgánicos salivales. La salivación fisiológica debe ser considerada como la resultante de los efectos concertados de las dos inervaciones simpáticas y parasimpáticas (figura 1). La saliva estimulada se origina a consecuencia de dos tipos de reflejos: el reflejo salival incondicionado y el condicionado. El primero es el que se produce a través de un estímulo gustativo masticatorio, por dolor o por irritación oral, faríngea o gástrica, es congénito, y no necesita ser aprendido; el estímulo sensitivo alcanza los centros salivatorios a través de las vías aferentes constituidas fundamentalmente por fibras de la cuerda del tímpano, ramas faríngeas de los nervios glosofaríngeo y vago, y fibras sensitivas de la segunda y tercera rama del trigémino. El segundo en cambio, se desencadena por estímulos que se originan en uno de los órganos de los sentidos especiales como la vista, el olfato, el oído o el tacto, el entrenamiento y la experiencia forman la base para el desarrollo de este tipo de reflejo. (Bhar,1991 Ten Cate, 1998). Las vías eferentes que partiendo de los centros salivatorios parasimpáticos alcanzan las glándulas salivales, están constituidas por las fibras secretoras de la cuerda del tímpano, procedentes del núcleo salival superior e inervan a las glándulas submandibular y sublingual, y por la rama timpánica del nervio glosofaríngeo, cuyas fibras procedentes del núcleo salivatorio inferior e inervan a la parótida (Figura 1). La inervación simpática de las glándulas salivales deriva del asta lateral de la médula espinal entre el primero y segundo segmento torácico (núcleo intermedio lateral). Los axones del asta lateral salen de la médula por las raíces ventrales y penetran en el tronco simpático paraventral, continuando en sentido cefálico hasta el ganglio cervical superior donde establecen sinapsis con las neuronas posganglionares, de estas neuronas salen los axones, que siguen el trayecto de la irrigación sanguínea arterial hasta las glándulas salivales. CONCLUSIONES El flujo de saliva total humana no estimulada y estimulada, aumenta al colocar la aparatología ortodóncica fija, este aumento es estadísticamente significativo. El pH de la saliva total humana estimulada y no estimulada se reduce ligeramente después de colocada la aparatología ortodóncica fija, sin embargo esta disminución no es estadísticamente significativa. Por lo que podemos concluir que la aparatología fija ortodóncica altera el flujo salival pero no el pH. La concentración de fluoruro en saliva total humana no estimulada y estimulada aumenta a los 30 días después de haber colocado la aparatología ortodóncica, este aumento es estadísticamente significativo. Con el objetivo de tener un tratamiento ortodóncico exitoso es necesario aplicar acciones preventivas durante el mismo como el uso de coadyuvantes que pueden ser los agentes adhesivos con liberadores de flúor, barnices de flúor, pastas dentales con agentes antibacterianos; esta por demás indicar al paciente la imprescindible higiene bucal para evitar la desmineralización del esmalte y los efectos posteriores adversos que pudieran tener como es la caries