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El Lazarillo de Tormes
Un precursor del antihéroe contemporáneo
Por: Leo Zelada
La novela rompe con la visión arcádica de los personajes y
aparecen sujetos dueños de su propio destino.
La idea principal del presente artículo sostiene que el Lazarillo sería un héroe denominado
novelesco, precursor de los personajes antihéroes que se presentan hoy en día en la novela
contemporánea, debido a la complejidad del tratamiento del personaje, a su contemporaneidad, a la
imperfección que trasunta su estilo realista, lo cual permitió romper la distancia épica predominante
en esa época.
El personaje de El Lazarillo de Tormes no es un héroe en tanto no cumple con muchas de las
virtudes que debe tener un héroe épico: valor, lealtad, nobleza, etcétera. Más aun, el lazarillo es
depositario de una serie de vicios y defectos, por lo que estaría más cerca de ser el personaje
“villano”.
No obstante, la lectura de la historia de tan entrañable pícaro, que nos va relatando sus sinsabores y
desventuras en primera persona, con esa mezcla de estoicismo cínico que actúa generalmente
aguijoneado por el hambre, nos resulta hasta simpático, y produce una benevolente
condescendencia que bien podía anteceder al personaje posteriormente desarrollado en la literatura
universal que es la del antihéroe”.
El Lazarillo de Tormes no toca el tema del pasado épico de la nación española, tampoco sirve de
fuente de la epopeya a través de la descripción de tradiciones o leyendas nacionales. La novela no
sólo está relatada en tiempo presente, sino que además trasunta con un lenguaje y estilo al más
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puro estilo castizo y popular una inspiración de corte realista, que la convierte en fiel reflejo de la
vida humana en contraste con la idealización arcádica de la novela de caballería, lo cual se puede
corroborar leyendo desde el prólogo tal intencionalidad. Al pretender crear un nuevo tipo de
personaje rompe con la visión arcádica de los personajes, ya que es fiel reflejo de la época moderna
y la aparición de sujetos dueños de su propio destino.
El héroe novelesco en el lazarillo o el antihéroe tiene la libertad del hombre contemporáneo. "Libre
albedrío" del que goza el Lazarillo a través de sus aventuras con sus diferentes amos que lo llevan a
sufrir una serie de penalidades y al término de sus días una aparente holgura. Este nuevo tipo de
héroe es el personaje antihéroe actual, el cual ha de reunir en sí mismo tanto rasgos positivos como
negativos, bajos como elevados, cómicos como serios. Dice el crítico ruso Mijael Bajtin:
"El héroe no debe ser presentado ya formado e inmutable sino en proceso de
formación de cambios, de modificación por la vida”.
Desde el prólogo y el comienzo del Lazarillo, cuyo tratado primero lleva por título Cuenta Lázaro su
vida y cuyo hijo fue, se destruye la distancia épica al describir con estoico realismo, sutil ironía y
humor (otro rasgo de distancia épica) su desgracia familiar en primera persona con una verosimilitud
tan cercana al testimonio reflejando breve, pero rotundamente una estampa o documento social de
algunas costumbres y exclusiones sociales de los estratos más pobres de la España del siglo XVI.
Lo cual antecede siglos antes la aparición de la novela realista en el siglo XIX y el realismo sucio a
fines del siglo XX.
El Lazarillo es un texto narrativo, fresco, en movimiento, retrato del alma del pueblo español, la cual
es a pesar de su aparente estilo festivo y cómico una crítica de su sociedad, que nos aleja
definitivamente de la perfección y lejanía del mundo de la epopeya. En el Lazarillo de Tormes se
despliega la visión del "pícaro", que en el fondo es un estoico, que sabe que el mundo es malo, pero
que ni prueba siquiera a modificarlo, porque teme que con el arreglo pueda resulta peor. "Más vale
no menearlo" pudiera ser el mote heráldico que rige la conducta del lazarillo. Asediado por la
sociedad, se torna antisocial, aunque con frecuencia se lo calle, pensando en que fuera de ella, al
margen y haciendo caso omiso de ella, ha de vivir más tranquilo. Esta actitud a contrapelo puede
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llevar al lazarillo a la situación límite de formar su propia sociedad paralela y de inverso sentido ético
y humano, ya que siente que la sociedad lo rechaza. La generación Beat (EE UU) en este sentido
también
retomaría
estos
antivalores
como
parte
de
su
ideario
“contracultural”.
El lazarillo está alejado del personaje arquetípico propio del héroe épico y más bien desarrolla la
visión del antihéroe, que posee "el libre albedrío" de construir su destino, aun en medio de las
adversidades, apelando a un sinnúmero de estrategias de sobrevivencia que se van evidenciando
conforme azarosamente se van viendo las desventuras y pruebas de la vida que tiene que afrontar.
La utilización de un lenguaje llano, directo, lleno de giros y modismos populares que reflejan una
realidad compleja, con apremiantes contrastes sociales y con una escala de antivalores que va
aprendiendo Lázaro en su azarosa vida, suponen el desarrollo y la degradación moral, lo cual no
hace sino reafirmar la teoría y el rompimiento definitivo de la distancia épica con la novela, la visión
arcádica y perfecta de la literatura antigua y convencional.
El Lazarillo de Tormes inicia, pues, un nuevo tipo de héroe: el antihéroe y la instauración en la
novela contemporánea del universo realista más descarnado, precursor del realismo francés, el
realismo sucio y la generación Beat. Para finalizar habría que decir que después de esta obra los
derroteros de la literatura fueron totalmente distintos, porque según Bajtin:
“La novela no se edificó ya desde el principio en la imagen alejada del pasado
absoluto, sino en la zona de contemporaneidad imperfecta”.
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