Aportes del conocimiento tradicional a la medicina moderna:

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Reflexiones para un diálogo entre los sistemas tradicionales de
salud y la medicina occidental
Germán Zuluaga R.1
La medicina occidental
La medicina occidental, también llamada medicina moderna, ha establecido sus
pilares fundamentales a partir del siglo XVIII, con base en los resultados del
pensamiento científico occidental, para finalmente constituir un modelo biomédico
ampliamente extendido en el mundo entero.
El modelo biomédico imperante se caracteriza por ser organicista, curativo y
especializado. Organicista, por cuanto el centro de interés gira en torno al cuerpo
humano y a la representación de la enfermedad en los órganos y sistemas
corporales; si bien la psiquiatría es una disciplina que abarca la dimensión mental,
su praxis se hace a partir de las estructuras del sistema nervioso central. Curativo,
por cuanto la intención reside en el diagnóstico de las enfermedades y siempre la
búsqueda de su curación o su control; los elementos preventivos siguen siendo
escasos y poco efectivos. Especializado, por cuanto la atención del enfermo se
dirige a una visión estructuralista del cuerpo humano y surge un especialista para
cada órgano, sistema o grupo de enfermedades.
La medicina occidental posee una enorme variedad de herramientas diagnósticas
y terapéuticas. Por una parte, los asombrosos descubrimientos de sustancias
medicinales, obtenidas primero a partir de los recursos naturales y en especial de
las plantas, luego de los derivados del petróleo y del alquitrán de hulla y más
recientemente a partir de la biotecnología, con principios obtenidos de la ingeniería
genética. De otro lado, los increíbles avances en la anestesia y la cirugía que
permiten extraordinarias intervenciones sobre el cuerpo humano, desde la
resección de órganos, pasando por las reconstrucciones, hasta llegar a los
trasplantes. Finalmente, los singulares avances en las técnicas de diagnóstico a
partir del análisis físico, bioquímico y funcional del cuerpo humano, además de las
cada vez más sofisticadas técnicas de imágenes: rayos X, ultrasonido, tomografía
axial computarizada, gamagrafía y resonancia magnética nuclear.
Estos significativos avances conseguidos en los últimos 150 años dieron permiso
para que los gobiernos de todos los países, reunidos en la Organización Mundial
de la Salud, promovieran la instalación del modelo biomédico en todo el planeta.
En efecto, ya resulta difícil encontrar un rincón en la tierra donde no se encuentre
un puesto de salud, un dispensario, una botica o un hospital prestando servicios
en niveles de atención primaria, secundaria o terciaria.
1
Médico Cirujano, Director del Grupo de Estudios en Sistemas Tradicionales de Salud de la
Facultad de Medicina de la Universidad del Rosario, Colombia, julio de 2006.
El impacto del modelo biomédico
Los resultados de esta política han sido contradictorios. La expectativa de vida ha
aumentado a 64 años, cinco años más del promedio hace 30 años. Las tasas de
mortalidad infantil, aunque las cifras no son las esperadas, han disminuido en la
mayoría de los países. Se reconocen enormes logros en el combate de ciertas
enfermedades. Gracias a las vacunas por primera vez desaparece una
enfermedad del planeta: la viruela. Otras han disminuido y ya casi desaparecen,
tales como la poliomielitis, el tétano, la difteria, la rabia y la tos ferina. La llamada
medicina de urgencia es tal vez uno de los capítulos más sobresalientes y en los
que se apoya el modelo para su validación. En los últimos años la inmunología y la
genética abren grandes posibilidades que darían esperanza a la solución de
problemas aún no resueltos.
No obstante y simultáneamente, vemos que el reto de erradicar la enfermedad del
planeta sigue enfrentado a numerosos obstáculos:
•
•
•
•
•
Epidemias tales como Tuberculosis, Paludismo, Cólera, Dengue y otras
enfermedades tropicales continúan su ascenso, a pesar de los esfuerzos
preventivos y terapéuticos.
De manera extraña, han surgido recientemente nuevas enfermedades
infecciosas: SIDA, Paraparesia espástica tropical, Ébola, Virus de la gripa
aviar, etc.
Como resultado de la modernidad, las enfermedades metabólicas se han
convertido en una pandemia para el hombre occidental: hipertensión arterial,
dislipidemia, arterioesclerosis, diabetes y las consecuentes enfermedades
cardio y cerebro vasculares.
Por una múltiple combinación de factores, muchos de ellos desconocidos, las
enfermedades proliferativas siguen creciendo en proyección geométrica. No
sólo aumenta la incidencia de cánceres comunes, sino que aparecen con
inusitada fuerza nuevas neoplasias.
Por último, a partir de lo que dio en llamar la enfermedad del siglo XX, el
estrés, la neurosis, la depresión y otros trastornos nerviosos se han convertido
en problemas de salud pública.
Estos resultados exigen seguir buscando e investigando. Sin embargo, un análisis
desde otra perspectiva permite ahondar más el diagnóstico de la medicina
occidental. Hay una evidente inequidad en los sistemas de prestación de servicios
de salud. Es lo que el gobierno canadiense ha llamado la brecha 90/10, en la que
el 90% del presupuesto en salud se invierte en los países desarrollados, mientras
que el 90% de la población mundial tiene acceso inadecuado a los servicios de
salud. Además, crece la preocupación por el incremento de gastos en salud, al
punto que en Estados Unidos llega al 18% del Producto Interno Bruto.
Apertura de propuestas
Estas preocupaciones han movido a la Organización Mundial de la Salud a buscar
nuevos enfoques e incluso cambios en el modelo biomédico de salud. Hasta el
momento lo más importante ha sido el programa de atención primaria en salud,
con énfasis en la medicina preventiva: campañas masivas de inmunización,
control de crecimiento y desarrollo infantil, control prenatal obligatorio, campañas
de planificación familiar, estrategias de prevención de desastres, fomento de
disponibilidad de agua potable, son los ejemplos más claros. También crece la
idea de que la prevención debe hacerse con cambios de hábito de vida:
disminución en el consumo de sal y azúcar, aumento de alimentos de origen
vegetal, campañas contra el tabaco y el licor, fomento de la actividad física,
medidas para el estrés y promoción de un ambiente saludable.
Además de estas propuestas, también la OMS ha invitado a todos los países a
explorar las medicinas tradicionales y complementarias, considerando que ellas
pueden ofrecer valiosas herramientas para la mejoría de la salud de la humanidad.
En Ginebra se creó, en 1978, la Oficina de Medicina Tradicional y posteriormente,
en el año 2002, emite la Estrategia Mundial de Medicina Tradicional 2002-2005.
Todavía hay mucha incredulidad en cuanto a los posibles beneficios de la
medicina tradicional. Por un lado hay un menosprecio científico, mientras que por
el otro no hay un marco conceptual adecuado para abordarlo. Disciplinas como la
etnobotánica, la antropología médica y más recientemente la etnomedicina se
construyen con el propósito de aproximarse y comprender mejor la medicina
tradicional.
La medicina tradicional
Desde que la medicina tradicional fue incorporada en los programas de la
Organización Mundial de la Salud, en 1976, hay un creciente interés de los
médicos modernos por conocer las prácticas tradicionales de salud; y cada vez es
más grande el número de practicantes tradicionales, indígenas y sistemas
alternativos que empiezan a aceptarse y reconocerse en el mundo occidental.
Pero todavía no hay consenso sobre la definición y el significado de medicina
tradicional, término que de manera oficial se empleó por primera vez durante la
reunión de Alma Ata y que posteriormente el Programa de Medicina Tradicional
instalado por la OMS en Ginebra dio una primera definición:
“Se entiende por medicina tradicional la suma de todos los conocimientos
teóricos y prácticos, explicables o no, utilizados para diagnóstico,
prevención y supresión de trastornos físicos, mentales o sociales, basados
exclusivamente en la experiencia y la observación, y transmitidos
verbalmente o por escrito de una generación a otra.”2
2
Organización Mundial de la Salud, PROMOCIÓN Y DESARROLLO DE LA MEDICINA
TRADICIONAL, Ginebra, 1978.
Cinco años después se vio que esta definición no abarcaba en forma suficiente el
universo de la medicina tradicional:
“La medicina tradicional es un término ambiguo usado de manera vaga para
distinguir prácticas de atención en salud antiguas y ligadas culturalmente,
que existieron antes de la aplicación de la ciencia a los asuntos de salud en
la medicina científica moderna oficial o alopatía. Algunos sinónimos
empleados con frecuencia son: indígena, no ortodoxa, alternativa, folclórica,
étnica y medicina no oficial. El término no es satisfactorio, porque implica
ampliamente que hay un cuerpo de principios, conocimiento y habilidades
comunes a todas las variedades de medicina tradicional y porque no
distingue entre sistemas complejos y completamente abarcadores de
atención en salud como el ayurveda, por un lado, y remedios caseros
simples, por el otro. ”3
Desde entonces son muchas las propuestas de definición, aunque pueden variar
de acuerdo con el contexto geográfico o cultural. Por ejemplo Estrella4,
refiriéndose a la región amazónica, afirma que:
“La medicina tradicional es un conjunto de conocimientos y prácticas, que
tiene como fundamento el saber médico ancestral de la población,
modificado a lo largo de los siglos por la influencia de la medicina popular
europea, la religión cristiana, la tradición africana y los elementos
popularizados de la medicina occidental. Es una práctica que se transmite
por la tradición familiar o comunitaria, que tiene sus propios agentes de
salud y sus ideas específicas sobre la enfermedad y la curación.”
Las numerosas propuestas de definición de medicina tradicional apuntan a
distintas direcciones y resultan poco comprehensivas:
•
•
•
3
En un principio las definiciones buscaban establecer la frontera y la
diferencia con la medicina moderna, más que intentar definirla por sus
características intrínsecas.
También ha querido definirse a partir del período histórico de conformación,
sobre todo en relación con el surgimiento de la medicina moderna o del
pensamiento científico occidental.
Una acepción difícil y polémica encierra la noción discriminatoria de que la
medicina tradicional tiene su origen en un pensamiento no racional o de
cualquier modo distinto del pensamiento científico. Términos como
empírica, experiencial, producto de ensayo-error, mágica, supersticiosa,
folclórica se colocan como opuestos o contradictorios a ciencia. Algunos,
World Health Organization, TRADITIONAL MEDICINE AND HEALTH CARE COVERAGE,
Geneva, 1983
4
Estrella Eduardo, PLANTAS MEDICINALES AMAZÓNICAS: REALIDAD Y PERSPECTIVAS,
Tratado de Cooperación Amazónica, Lima, 1995
•
tratando de ser respetuosos sólo llegan al punto de oponer ciencia y
tradición, para explicar la diferencia entre medicina moderna y tradicional,
respectivamente.
Más recientemente, dada la diversidad cultural que aún encontramos en el
planeta, se ha preferido hablar de medicinas tradicionales, en plural,
intentando así evitar la homogenización de conceptos y prácticas
tradicionales.
Como sugiere Grebe (1988)5 cualquier intento de someter a estudio los conceptos
y definiciones de la medicina tradicional debe considerar como paso previo
algunas proposiciones básicas que identifican los factores comunes, compartidos
por todas las categorías médicas existentes, a saber: 1) la enfermedad es un
universal del hombre, puesto que ocurre en cualquier tiempo, espacio, sociedad y
cultura. 2) Todos los grupos humanos desarrollan métodos con el fin de enfrentar
la enfermedad. 3) Todos los grupos humanos poseen creencias, cogniciones y
percepciones culturales específicas para definir o reconocer la enfermedad. Estos
elementos caben igual para la medicina moderna como para cualquiera de las
medicinas tradicionales existentes.
A partir de estas nociones, la evolución del concepto ha permitido, en años
recientes, llegar a un consenso más claro de lo que es medicina tradicional, e
incluso se propone ahora un término más amplio: sistemas tradicionales de salud.6
"Cada cultura, dentro de su proceso de desarrollo histórico, ha identificado
formas de responder a los problemas fundamentales… En cuanto al
problema específico de la enfermedad podemos decir que se han creado
categorías, modelos, ideas, prácticas, etc. muy propios, que dependen de la
cosmovisión, la historia social -y económica- y el ámbito geográfico naturaleza- en el que se asienta cada cultura. Por ello, éstas respuestas no
necesariamente son idénticas ni válidas para todas las culturas”.
Quisiera tomar como punto de partida esta última definición y pretender así aportar
nuevos elementos de reflexión para construir una definición más exacta y permitir
así una mejor comprensión, estudio y aplicación de la medicina tradicional o
sistemas tradicionales de salud. Solamente podremos comprenderla a partir de las
relaciones intrínsecas que tiene la salud con la naturaleza y la cultura7.
Conocimiento tradicional
5
Grebe Ester, La medicina tradicional: Una perspectiva antropológica, en: ENFOQUES EN
ATENCIÓN PRIMARIA, Volumen 3, # 3, Santiago de Chile, 1988
6
Organización Panamericana de la Salud, Desarrollo y Fortalecimiento de los Sistemas de Salud
Tradicionales, División de Desarrollos de Sistemas y Servicios de Salud de la Organización
Panamericana de la Salud (OPS), Plan de Acción 1995-1998, Washington, 1995.
7
Zuluaga Germán, CULTURA, NATURALEZA Y CULTURA: Hacia una reflexión interdisciplinaria
en la Universidad, Informe de Avance, Observatorio de la Vida, Universidad El Bosque, Bogotá,
2001.
La difícil decisión de reconocer el saber tradicional, bien como medicinas, bien
como sistemas médicos o bien como ciencias, ha sido mediada en los últimos
años por un término más amplio y en principio menos comprometedor:
conocimientos tradicionales. Supone que las sociedades tradicionales han
adquirido conocimientos y que forman parte del acervo cultural de cada pueblo.
Son conocimientos relacionados con la supervivencia, los modos de producción,
las expresiones artísticas y religiosas, los modelos de salud y cualquier creencia,
concepto, valor o técnica que se utilice en la vida cotidiana; Sánchez y cols.
(2001)8 sugieren una primera aproximación:
“Una aproximación conceptual al conocimiento tradicional constituye un reto
difícil, abarca un extenso campo, a veces ambiguo... En la literatura
antropológica como conocimiento tradicional se ha asignado secularmente
el correspondiente a las sociedades ágrafas, en las que los conocimientos
se transmiten de manera oral, en oposición a las sociedades que poseen la
escritura”.
El término, no obstante, tampoco ha sido aceptado en forma unánime. Algunos
autores prefieren hablar de sabiduría popular, otros de saberes tradicionales, en
una espiral de discusiones semánticas que aún hoy no termina. Tal vez lo que se
ha generalizado y aceptado, sin mucha discusión, es la dicotomía Ciencia –
Conocimientos Tradicionales: “Designan – como hechos sociales – grandes
sistemas de conocimiento, de un lado, el de la sociedad moderna y de otro, el de
las sociedades tradicionales” (Sánchez y cols, 2001).
Fue en el marco de la discusión internacional sobre los derechos de propiedad
intelectual, cuando surgió la preocupación por los conocimientos tradicionales de
las comunidades. La Convención de Biodiversidad de Río de Janeiro buscó
reglamentar las condiciones para el acceso a los recursos genéticos y muy pronto
se consideró que dicho acceso también debería contemplar el acceso al
conocimiento tradicional asociado a los recursos.
Los países de la Comunidad Andina de Naciones, al ratificar el Convenio sobre
Diversidad Biológica, establecieron la Decisión # 391 de 1996 sobre un Régimen
Común sobre Acceso a los Recursos Genéticos y hacen referencia explícita a los
conocimientos tradicionales, al considerar que los recursos genéticos tienen un
componente intangible, el cual es definido como “todo conocimiento, innovación o
práctica individual o colectiva, con valor real o potencial asociado al recurso
genético o sus productos derivados o al recurso biológico que los contiene,
protegido o no por regímenes de propiedad intelectual” (Comisión del Acuerdo de
Cartagena, 1996)9. En efecto, en el Artículo II se reconocen y valoran los derechos
8
Sánchez Enrique, Pardo María, Flores Margarita y Ferreira Paola, PROTECCIÓN DEL
CONOCIMIENTO TRADICIONAL: ELEMENTOS CONCEPTUALES PARA UNA PROPUESTA DE
REGLAMENTACIÓN, Instituto de Investigaciones Biológicas Alexander Von Humboldt, Bogotá,
2001
9
Comisión del Acuerdo de Cartagena, DECISIÓN # 396: RÉGIMEN COMÚN SOBRE ACCESO A
LOS RECURSOS GENÉTICOS, Caracas, Julio 2 de 1996.
y la facultad para decidir de las comunidades indígenas, afroamericanas y locales,
sobre sus conocimientos, innovaciones y prácticas tradicionales asociados a los
recursos genéticos y sus productos derivados.
No obstante, si los conocimientos tradicionales tienen ya un reconocimiento
jurídico internacional, aún está lejos su reconocimiento en el ámbito de la ciencia
occidental y de la academia. Se trata de aceptar o rechazar el origen del
conocimiento, el método o los resultados. En el caso específico de la discusión de
propiedad intelectual, corresponde a las medicinas tradicionales un capítulo
importante, ya que son ellas las que han generado la mayor cantidad de
conocimiento en torno a las propiedades medicinales de los recursos naturales,
con especial énfasis en las plantas medicinales.
Características de las medicinas tradicionales
Los esfuerzos por definir la medicina tradicional suponen sobre todo un ejercicio
por entender sus características y sus fronteras. Al reconocer que son muchas los
sistemas médicos tradicionales que hay en el planeta, resulta difícil obtener
denominadores comunes a todas ellas y a lo largo de los años, numerosas
propuestas se han presentado. Grebe (1988) nos ofrece una da las más amplias,
en las que se recoge gran parte de la información obtenida hasta entonces por la
antropología médica:
1. La medicina tradicional es patrimonio anónimo y colectivo de un pueblo.
2. Se transmite de generación a generación, por transmisión oral.
3. Sus creencias y prácticas son perdurables, dando curso a largos ciclos de
transmisión.
4. Se fundamenta en conocimientos empíricos acerca del medio ambiente,
basados en la observación, el ensayo y error, como también en la tradición; éstos
permiten al hombre intentar el control de su medio ambiente.
5. Abarca un número relativamente pequeño de recursos y componentes, que son
muy similares en todas las culturas tradicionales. Estos varían en sus
combinaciones de tecnología, utensilios, conocimientos y creencias, prácticas
rituales, etnociencia y simbología.
6. Medicina, magia y religión se integran en un conjunto de creencias y prácticas
rituales que “protegen” al hombre contra “las fuerzas del mal”.
7. El concepto de enfermedad se basa en diversos supuestos, tales como la
intrusión de cuerpos extraños o espíritus, la acción de espíritus maléficos, la
pérdida o carencia de un componente esencial para la vida, las prácticas de
brujería o hechicería, el castigo divino por haber desobedecido normas o tabúes,
los contrastes entre frío y calor (patología humoral) y causas empíricas diversas.
8. Los recursos terapéuticos son variados y heterogéneos e incluyen sahumerios,
fumigación, aspersiones, masajes, cataplasmas, ventosas, infusiones de hierbas
medicinales, sangrías, enemas, laxantes, baños, dietas, etc. Combinando o
seleccionando recursos empíricos y mágico –religiosos, se intenta mejorar
síntomas tanto físicos como psíquicos.
9. La profilaxis utiliza principalmente recursos mágico – religiosos para evitar
enfermedad, tales como la propiciación de los espíritus antepasados, ofrendas,
ejecución de ritos, contramagia, uso de amuletos, talismanes, tatuajes,
escarificaciones, pintura corporal, perforación en narices, orejas o labios, etc.
10. Tendencia consistente en “tratar al hombre completo”, como una unidad
integral en la cual coexisten componentes biológicos y psicológicos.
11. Una definición diferente de los roles del terapeuta y del paciente, donde se
enfatiza la calidad emotiva de la relación humana y una interacción flexible
canalizada por los valores culturales compartidos.
12. El terapeuta tradicional actúa sin la presión del tiempo limitado y prescrito,
operando simultáneamente en los niveles psicofísicos y socioculturales.
13. Generalmente, el terapeuta tradicional desarrolla sus funciones en medio
ambientes conocidos y contextos familiares que favorecen una atmósfera humana,
cálida y relajada.
Por supuesto, estas características comunes son al mismo tiempo muy amplias y
generalizadoras. Pero todavía adolece de invocar nociones poco precisas y
ambiguas. Por ejemplo, la autora aún mantiene la categoría de natural vs. mágico
religioso, algo que estudios más recientes prefieren evitar; de igual modo, la
noción del aprendizaje por ensayo y error está en cuestionamiento actual;
además, si bien las características anotadas amplían el rango de acción a niveles
ambientales y psicológicos, persiste una visión personalística del acto médico
tradicional y deja por fuera las connotaciones sociales y comunitarias.
Para que una medicina pueda ser considerada como tradicional, además de sus
elementos teórico-prácticos, debe cumplir con el requisito de tener un arraigo
histórico, un arraigo cultural y un arraigo social, en el entramado de la tradición de
un pueblo. La medicina tradicional se define en concordancia con la tradición del
pueblo que la utilice. Por lo tanto, puede hablarse de diferentes medicinas
tradicionales, según hagamos referencia a los indígenas de la Amazonía, a las
poblaciones aborígenes del Centro de África o a los pueblos del extremo oriente,
por ejemplo.
Desde 1977, la Organización Mundial de la Salud promueve una prudente
investigación de las medicinas tradicionales, con miras a la articulación de
elementos positivos con los sistemas formales de salud. Es así como, al reconocer
las ventajas intrínsecas del reconocimiento de la medicina tradicional para la
cobertura y la eficacia de la promoción de salud, la OMS ha planteado una serie
de pautas de integración que han sido seguidas en varios países del mundo10.
En efecto, además de los claros planteamientos de la OMS, corroborados en la
Asamblea Mundial de 1991, al reconocer la contribución de la medicina tradicional
en el cuidado de la salud, encontramos que los Ministros de los países
centroamericanos y del Caribe, al considerar que la OMS exhorta a los países
10
World Health Organization, TRADITIONAL MEDICINE AND HEALTH CARE COVERAGE,
Geneva, 1983.
miembros a intensificar actividades que estimulen la interrelación entre la medicina
tradicional y la moderna, firman la Declaración de Panamá: Medicina Tradicional y
Plantas Medicinales (1999).
Por su parte, la División de Desarrollos de Sistemas y Servicios de Salud de la
Organización Panamericana de la Salud (OPS), en el marco del Plan de Acción
1995-1998 para el impulso de la Iniciativa en la Región de las Américas, ha
propuesto estrategias para el Tercer Componente del Plan: Desarrollo y
Fortalecimiento de los Sistemas de Salud Tradicionales:
… Lo que equivaldría a bienestar (según la definición de la OMS), para los pueblos
indígenas sería la armonía de todos los elementos que hacen la salud… De esta
manera los sistemas de salud tradicionales son un tipo de sistemas de salud
locales donde la integralidad y lo holístico son conceptos que han estado siempre
presentes en el pueblo indígena.
… En los sistemas de salud tradicionales, la enfermedad es definida en un sentido
social, como la interferencia con el comportamiento social normal y la habilidad del
individuo para trabajar…
… La investigación sobre la eficacia de las prácticas y códigos de ética, tanto en
los sistemas médicos tradicionales, como en el sistema médico occidental,
beneficiará a los usuarios de los diferentes sistemas de salud"11.
Por otra parte, diversos Ministerios de Salud del mundo han asumido el reto de la
investigación en medicina tradicional. Hay un particular énfasis en países como
China, India, Nigeria, Egipto y Sudáfrica, mientras que en América la iniciativa de
la OPS se empieza a desarrollar en países como Guatemala, Honduras, Bolivia y
Brasil.
Aproximación a los sistemas médicos tradicionales12
Todavía está en construcción el proceso de aproximación a los sistemas médicos
tradicionales. En primer lugar la investigación propiamente dicha refleja niveles de
complejidad creciente. Los sistemas médicos tradicionales difieren mucho unos de
otros, dependiendo del pueblo en que operan, los factores culturales que los
rodean, el grado de pureza o aculturación que se ha sufrido, la distancia con el
llamado mundo occidental y el ecosistema de donde se obtiene una relación entre
naturaleza y salud.
Además los sistemas médicos tradicionales no son estáticos. Se encuentran en
permanente transformación, de acuerdo con los cambios históricos de cada
11
Organización Panamericana de la Salud (OPS), Fortalecimiento y desarrollo de los sistemas de
salud tradicionales: organización y provisión de servicios de salud en poblaciones multiculturales,
Washington, 1997.
12
Zuluaga G. Presente y Futuro de la Etnomedicina, en: SEMINARIO DE ETNOMEDICINA:
APROXIMACIÓN A LOS SISTEMAS MÉDICOS TRADICIONALES, Universidad El Bosque,
Instituto de Etnobiología y Amazon Conservation Team, Bogotá, 2002.
pueblo y cultura y para el siglo XXI en proceso de adaptación al fenómeno de la
globalización y de la imposición de modelos culturales y de desarrollo
homogenizantes, fenómeno que también afecta y obliga a cambios en los propios
modelos de prestación de la medicina moderna.
Resulta pues difícil presentar un panorama uniforme sobre el tema. En Brasil,
Guyana o Surinam estamos hablando de comunidades indígenas de llanura
amazónica, con parcial aislamiento geográfico y de comunicaciones con el mundo
no indígena, con un contacto colonizador apenas reciente, en donde la cultura y
las tradiciones están conservadas y el chamanismo opera en un nivel más amplio
que la medicina tradicional. Encontramos de otro lado a curanderos tradicionales
altoandinos del Ecuador, cuyas culturas ya forman parte integral de la sociedad
nacional, están inmersos en la economía de mercado y sus prácticas se ofrecen
en un contexto urbano. También empezamos a establecer contactos con
chamanes y curanderos del piedemonte amazónico que podríamos considerarlos
en un nivel intermedio, con estrategias que combinan la integración a la sociedad
nacional con la preservación casi secreta de sus ceremonias terapéuticas y
chamánicas.
De igual manera, el nivel de aproximación desde la orilla occidental tampoco es
uniforme. Mientras los antropólogos y los etnobotánicos siguen liderando el
contacto y la investigación, surge la presencia de psicólogos, farmacólogos,
lingüistas y abogados que aportan nuevos elementos de aproximación, mientras
que al parecer hay una primera generación de médicos y profesionales de la salud
que intentan el abordaje, no solo desde una perspectiva de evaluación clínica, sino
también ofreciendo la construcción de nuevas herramientas tales como la
Etnofarmacología, la Hermenéutica Médica, la Etnoepidemiología o la Semiología
Cultural. El enriquecimiento de la investigación nos permite afirmar que la
Etnomedicina cuenta con un gran bagaje de información. La pregunta fundamental
es: ¿Hacia dónde se conduce esa investigación etnomédica? ¿Cuál es el
propósito fundamental?
Aquí surgen varias posibilidades que quisiera enumerar rápidamente, ya que son
tendencias que se han propuesto por distintas personas e instituciones:
1. Contribuir a la preservación y recuperación de los sistemas médicos
tradicionales, en su propio contexto cultural y geográfico, sin promover
articulaciones; significa también un aporte a la protección de los conocimientos
tradicionales, el patrimonio cultural y los derechos de propiedad intelectual.
Creo que este es un propósito que deberíamos considerar obligatorio para la
Etnomedicina.
2. En un segundo nivel, el propósito se dirige a permitir la coexistencia pacífica y
respetuosa de dos modelos de salud: la medicina moderna y la medicina
tradicional, sin que se interfieran entre sí. De hecho es algo que ha ocurrido
durante los últimos dos siglos, aunque la reciente tendencia de globalización
parece suspender dicha coexistencia. Para la Etnomedicina significaría ofrecer
aportes para que la medicina y la ciencia moderna se limitara al respeto por
dicha coexistencia. Sin duda es un escenario utópico y tarde o temprano
estaríamos en necesidad de resolver los conflictos que se suscitan en el
encuentro de ambas medicinas.
3. En un tercer nivel, el propósito se dirigiría a incorporar elementos positivos de
los sistemas médicos tradicionales, tales como las plantas medicinales o
conceptos y prácticas culturales de orden preventivo, pero sin interferir en el
funcionamiento intrínseco de la medicina tradicional. Podría considerarse como
un propósito extractivo y si queremos ser consecuentes con una ética de
diálogo y compromiso, no parece justo que estemos extrayendo riquezas y
valores terapéuticos tradicionales sin al mismo tiempo contribuir a su defensa,
fortalecimiento y recuperación.
4. Finalmente, la tendencia más generalizada se inclina por intentar una
“articulación” entre la medicina moderna y los sistemas médicos tradicionales.
Así lo ha solicitado la OMS y la mayoría de las organizaciones internacionales.
Sin embargo el camino parece difícil y puede proponer distintos escenarios.
Sabemos, por ejemplo, que en Nigeria se intentó una carnetización de los
curanderos, pero su quehacer se restringía al de promotores rurales de salud,
con lo cual en cierto modo se descalificó la posibilidad de que fuesen
considerados como auténticos doctores. En otros casos el esfuerzo de
articulación se ha hecho sólo con parteras o comadronas, especialistas
tradicionales en la atención obstétrica a las comunidades, a quienes se les
brinda una capacitación básica de higiene y salud, con el fin de que estén en
capacidad de remitir a sus pacientes en caso de complicación. Aunque todavía
son escasos, también conocemos experiencias en los que en una misma
clínica atienden médicos modernos y médicos tradicionales, pero su quehacer
profesional es individualizado, de manera que hay claras fronteras entre unos y
otros. Es claro que, por ahora, no sabemos de ninguna experiencia en la que la
articulación sea completa, de manera que los dos sistemas médicos, el
moderno y el tradicional, se hayan entrecruzado.
Articulación o Encuentro
¿Es posible hablar de una articulación completa? Creo que es una respuesta que
tardará todavía muchos años en darse. Algunos sugieren desde ya que esto no es
posible, mientras otros mantienen el optimismo, aunque no precisan cuál sería la
manera correcta. Sin pretender dar una respuesta, quisiera para terminar,
presentar algunos elementos conceptuales, desde la Etnomedicina, sobre los
pasos paulatinos que deberíamos seguir, para no perdernos en inconsistencias
científicas o en romanticismos inadecuados.
En principio, debemos tener en cuenta que la medicina moderna está estructurada
en niveles de atención primaria, secundaria y terciaria, debidamente definidos.
Quizás deberíamos entonces intentar esbozar en los sistemas médicos
tradicionales niveles de atención del mismo orden, los cuales sin duda están
presentes aunque no de manera oficial e institucionalizada. Como lo muestra la
gráfica siguiente, un intento de articulación debería comenzar por establecer
contacto en los niveles primarios, sin la certeza de que más adelante podamos
alcanzar los secundarios y más aún el terciario. Tal vez el chamán tenga una
especialidad, en el orden social, ambiental o espiritual, que jamás puede
compararse con la especialidad de un cirujano cardiovascular, por ejemplo.
VIDA
- Chamanes
- Curanderos
C
III
- Líderes de salud
- Parteras
- Sobanderos
- Yerbateros
- Popular
- Casera
- Comunitaria
S. Tradicional
E
II
I
Articulación
N
S. Moderna
NIVELES DE ATENCIÓN Y ENCUENTRO
De todos modos, esta precaución no puede dejar de lado que la salud, vista de
manera integral, sea cual sea el modelo, incluye elementos culturales (C),
elementos naturales (N), elementos espirituales (E) y en última instancia la salud
es entendida como la vida.
Teniendo en cuenta lo anterior, debemos reconocer que los posibles niveles de
articulación tienen como punto de partida un total desencuentro entre los dos
sistemas médicos. El primer paso, en cualquier experiencia, deberá ser el de la
aproximación mutua y respetuosa, que supone una aceptación explícita de ambas
partes por intentarla. Si se llega a conseguir, lo cual puede tardar meses, años o
incluso generaciones, el paso siguiente, y en mi opinión el único posible, es el
diálogo. Un auténtico diálogo intercultural en el que ambas partes se respetan y se
reconocen, sin prejuicios, ni sojuzgamiento. Sólo el tiempo dirá si este diálogo
tendrá como fruto el encuentro, palabra que considero mucho más prudente y
adecuada, en vez del difícil y quizás imposible concepto de articulación.
Encuentro
Diálogo
Aproximación
Estado actual
NIVELES DE ENCUENTRO
No obstante, el camino de aproximación, diálogo y posible encuentro, está
condicionado por realidades disímiles, según el sistema médico tradicional que
estemos abordando. El supuesto de un diálogo implica que los dos sistemas
dialogantes estén en igualdad de condiciones, de modo que no se corra el riesgo
de que termine resultando una imposición del uno sobre el otro. Es lo que ha
ocurrido en la mayoría de los casos conocidos, en los que la medicina moderna,
más sólida en su carácter hegemónico e institucional, termina por deformar e
incluso contribuye a la extinción de la medicina tradicional.
Debilitada
Conservada
Predominante
PRESENCIA DE LA MEDICINA
TRADICIONAL EN LA CULTURA
Son escasos los pueblos en donde todavía la medicina tradicional es más fuerte
que la presencia de la medicina moderna. Los encontramos sobre todo en las
selvas tropicales, como el caso de los pueblos de la amazonía brasileña, Surinam
o el Vaupés en Colombia. La Etnomedicina debería concentrar sus esfuerzos en
una preservación cultural y sólo ofrecer elementos de la medicina moderna que
puedan dar respuestas a problemas específicos de salud.
Todavía podemos encontrar comunidades en los que hay un cierto equilibrio en la
presencia de las dos modalidades médicas. Podemos apreciarlo en los pueblos
altoandinos de Bolivia, Perú, Ecuador y el sur de Colombia, o en los pueblos maya
de Guatemala y el sur de México, y quizás en el piedemonte amazónico
sudamericano. Aunque el diálogo parece ser posible, el carácter institucional de la
medicina moderna sigue predominando frente al carácter casi clandestino de la
medicina tradicional.
Lamentablemente, la mayoría de los casos conocidos presenta un sistema médico
tradicional disminuido, limitado, restringido y muchas veces en vía de extinción. El
diálogo en estas situaciones deberá suponer primero un intento de recuperación y
fortalecimiento tradicional, a lo que la Etnomedicina puede contribuir, a la par que
intentar acoger aquellos recursos y prácticas que aun sobreviven. Durante veinte
años es lo que hemos intentado con la ya eximia medicina tradicional del altiplano
cundiboyacense, en donde desaparecieron los auténticos chamanes muiscas,
quedan apenas unos pocos curanderos mestizos, pero se mantiene viva la
memoria popular sobre conceptos y uso de plantas medicinales de los ancestros.
Una enorme variopinta de circunstancias y posibilidades obliga entonces a que la
Etnomedicina tenga en consideración las diferentes posibilidades y comprenda
que su intervención varía de una a otra. No busco establecer una regla universal
para dicho abordaje paulatino y relativo, pero sí ofrecer una primera secuencia de
lo que podrían distintas estrategias de articulación. O para ser más coherentes,
estrategias de encuentro.
ESTRATEGIAS DE ARTICULACIÓN
Medicina Tradicional y Medicina Moderna
Estado cultural
MT
MM
Poblaciones indígenas prístinas
+++++
-
Poblaciones indígenas con
escaso a leve contacto
++++
++
-Fortalecer la medicina tradicional.
- Ofrecer MM según requerimiento
Poblaciones indígenas con
moderado contacto
+++
+++
-Fortalecer y recuperar la medicina tradicional.
- Aproximación entre MT y MM
Poblaciones indígenas con
estrecho contacto
++
+++
-Fortalecer y recuperar la medicina tradicional.
- Primer nivel de articulación.
+/++
++++
-Recuperar la medicina tradicional.
- Niveles de articulación
Poblaciones urbanas en
suburbios con estabilidad
cultural
+
++++
-Recuperar elementos de la medicina
tradicional.
- Niveles de articulación
Poblaciones urbanas inmersas
en la cultura moderna
-
+++++ - Incorporar elementos de la medicina
tradicional en la cultura moderna.
Poblaciones mestizas y rurales
Estrategias de articulación
- Preservar la cultura y la MT
Hacia una ética de investigación
Quisiera, para terminar, recordar una reflexión que presenté en 200313. Es preciso
admitir que hay una gran resistencia científica a siquiera contemplar este nuevo
abordaje, renuencia que reside sobre todo en el desconocimiento de definiciones
básicas sobre conceptos tales como salud, medicina tradicional y etnomedicina,
pero también en el temor de darle un estatus académico a la reflexión sobre las
plantas medicinales, las prácticas populares de salud o el conocimiento tradicional
en las selvas tropicales.
Quiero preguntar ¿de dónde surgen estos temores? Y muchas respuestas son
posibles. Yo mismo, cuando hace 20 años ingresé al extraño mundo de los
indígenas en el piedemonte amazónico, me sentí amenazado. Amenazas contra
mis certezas científicas, amenazas contra el pensamiento semiológico que
aprendí en la facultad de medicina, amenazas profundas al sentido epistemológico
de la vida misma. Debo confesar que también representaba el temor de arriesgar
el prestigio que concede el título de médico cirujano. Es en últimas el temor que
suscita enfrentarnos a un universo de conocimiento distinto y extraño al nuestro:
13
Zuluaga Germán, LA BOTELLA CURADA: Aproximación a los sistemas tradicionales de salud de
las comunidades negras del Chocó Biogeográfico. Bogotá: Universidad El Bosque, Amazon
Conservation Team, Instituto de Etnobiología, 2003
“La antropología nos ha enseñado que el mundo recibe definiciones diferentes en
sitios diferentes. No es sólo que la gente tenga costumbres distintas: no es sólo
que la gente crea en dioses distintos y espere distintos destinos después de la
muerte. Más bien, es que los mundos de pueblos diferentes tienen formas
diferentes… La importancia central de entrar en mundos ajenos al nuestro yace en
el hecho de que la experiencia nos lleva a comprender que también nuestro propio
mundo es una elaboración cultural" (Goldschmidt, 1974).
En los primeros años de esa aproximación personal al mundo indígena me vi
obligado a resolver cuestiones de fondo. En algunos casos era testigo y en otros
incluso podía experimentar los efectos reales que producía un sistema
cognoscitivo distinto al mío, el chamanismo amazónico, a pesar de no tener
elementos científicos para explicarlo. El dilema era: o lo que estoy viendo y
experimentando es falso o el pensamiento científico que no puede explicarlo es
falso. Finalmente asumí un compromiso académico personal: contribuir con la
búsqueda de nuevas herramientas científicas que permitan la comprensión y
evaluación de esas formas distintas de pensamiento y acción.
No obstante, la dificultad de esta construcción científica trae consigo también
problemas de orden ético. Significa la responsabilidad académica de validar o
invalidar cuerpos de cultura y conocimiento ajenos, muchos de ellos ancestrales o
populares. Significa también la obligación de establecer los límites entre lo que
concierne al pensamiento científico y lo que es propio de costumbres, creencias,
cosmovisiones, en el marco de la libertad cultural y religiosa.
En este sentido, también he asumido un compromiso ético personal; considero
que la bioética enfrenta tres niveles distintos y complementarios: a) la ética de lo
científico, que define lo verdadero frente a lo falso; b) la ética de lo moral, que
define lo bueno frente a lo malo; y c) la ética de lo estético, que define lo bello
frente a lo repulsivo. En la primera debe regir el rigor del pensamiento científico;
en la segunda, como decisión personal, rige para mí el pensamiento cristiano; y en
la tercera, la más subjetiva de todas, rige la noción de armonía y equilibrio en una
perspectiva ecológica. Una vez más, no es mi propósito profundizar por ahora en
estos criterios éticos, pero quisiera renovar mi compromiso por una ética de la
verdad, la bondad y la belleza.
Hacia la diversidad epistemológica
Finalmente, quisiera señalar un enorme reto que se insinúa en la reflexión.
Aceptar que existen sistemas de conocimiento distintos al de la ciencia occidental,
implica reconocer diferentes aspectos del conocimiento:
a) Ontológicos: ¿De dónde proviene el conocimiento? Para Occidente el
conocimiento es única y exclusivamente producto de la razón humana.
Tiene su fuente y su origen en el ser humano. Mientras que para muchos
otros pueblos el conocimiento proviene de un mundo trascendente y en
cierto modo lo que el hombre de conocimiento tradicional es disponerse a
escuchar y aprender. Es pues un conocimiento revelado.
b) Epistemológicos: ¿Cuál es el método del conocimiento? Ya está
suficientemente ilustrado el método científico occidental. De la observación
y la hipótesis para llegar a la comprobación, a partir de elementos que se
consideran objetivos. El conocimiento tradicional opera con otras reglas de
juego. Para estar dispuesto a conocer la revelación, el discípulo (el
científico tradicional, podríamos decir) debe cumplir una rigurosa disciplina
personal y sobre todo alcanzar la aptitud de vivir otros niveles de
conciencia, de manera que pueda conocer la realidad integral, no sólo la
visible, sino también la invisible.
c) Hermenéuticos: ¿Cuál es el lenguaje del conocimiento? Occidente ha
adoptado un lenguaje científico preciso. Pero termina confundiendo el
lenguaje con que describe la realidad con la realidad misma. En el
conocimiento tradicional se acepta que el lenguaje tiene un límite, a partir
del cual se es difícil expresar lo inexpresable. Surge el símbolo, definido
como el lenguaje de la revelación, el cual tiene la función de mediación;
permite el paso de lo invisible a lo visible. Aparecen los contenidos míticos
en un marco ritual. Por eso se afirma que el símbolo es un signo que remite
a un significado inefable y por eso debe encarnar concretamente esa
adecuación que se le evade, y hacerlo mediante el juego de las
redundancias míticas, rituales, iconográficas que corrigen y completan la
inadecuación.
Estas consideraciones preliminares obligan a considerar que, una vez establecido
el propósito de conservar una diversidad biológica y de proteger una diversidad
cultural, estamos ad portas de admitir y ratificar el propósito de defender una
diversidad epistemológica.
Referencias bibliográficas
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ACCESO A LOS RECURSOS GENÉTICOS, Caracas, Julio 2 de 1996.
Estrella Eduardo, PLANTAS MEDICINALES AMAZÓNICAS:
PERSPECTIVAS, Tratado de Cooperación Amazónica, Lima, 1995
REALIDAD
Y
Grebe Ester, La medicina tradicional: Una perspectiva antropológica, en: ENFOQUES EN
ATENCIÓN PRIMARIA, Volumen 3, # 3, Santiago de Chile, 1988
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TRADICIONAL, Ginebra, 1978.
Organización Panamericana de la Salud (OPS), Fortalecimiento y desarrollo de los
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Organización Panamericana de la Salud, Desarrollo y Fortalecimiento de los Sistemas de
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Organización Panamericana de la Salud (OPS), Plan de Acción 1995-1998, Washington,
1995.
Sánchez Enrique, Pardo María, Flores Margarita y Ferreira Paola, PROTECCIÓN DEL
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Zuluaga Germán, EN LA SENDA DE UN CONOCIMIENTO OLVIDADO: ETNOBOTANICA
MEDICINAL, Editorial OP, Santafé de Bogotá, 1994
Zuluaga Germán, CULTURA, NATURALEZA Y CULTURA: Hacia una reflexión
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Universidad El Bosque, Bogotá, 2001.
Zuluaga Germán, Presente y Futuro de la Etnomedicina, en: SEMINARIO DE
ETNOMEDICINA: APROXIMACIÓN A LOS SISTEMAS MÉDICOS TRADICIONALES,
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2002.
Zuluaga Germán, LA BOTELLA CURADA: Aproximación a los sistemas tradicionales de
salud de las comunidades negras del Chocó Biogeográfico. Bogotá: Universidad El
Bosque, Amazon Conservation Team, Instituto de Etnobiología, 2003
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