“La delgadez”

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La delgadez VICENTE VERDÚ 28/02/2004
Dos terceras partes de la población tiene un peso normal, de acuerdo a las normas
médicas, pero prácticamente todos ellos quieren adelgazar. Si se trata de mujeres, aún
más. La mitad de las chicas que vemos delgadas se ven a sí mismas gordas. Su ideal
sería estar flacas. Lo flaco se opone a lo gordo como lo bello a lo feo, la liviandad se
opone a la pesantez como el bien al mal. En otro tiempo las mujeres manifestaban con
su cuerpo la condición de madres; con grasa y proteínas para proveer a los bebés. Ahora
el modelo materno se incluye entre las gordas y, cuando el embarazo desaparece, la
protagonista aspira a borrar de inmediato todo indicio de su anterior condición. En el
mundo tan sólo un 2% de la población posee las medidas y el peso de las profesionales
y los profesionales que desfilan en las pasarelas. Una modelo suele pesar entre 15 y 18
kilos menos que una mujer considerada normal. La consecuencia es que el modelo se
hace de todo punto inalcanzable y la sensación de hallarse en falta cruza de un lado a
otro la humanidad occidental. Estar gordo no puede estarlo siquiera el señor rico porque
denota en su obesidad alguna ignominia, un gansterismo ominoso o un abuso
despiadado de la explotación. El multimillonario no alude hoy, con su figura, a una
bolsa repleta de oro sino a la idea genial, como de artista, que ha conseguido hechizar al
público y atraer magnéticamente ingresos. Ingresos que, a su vez, no pesan, flotan,
patinan, aparecen o se esfuman en las pantallas. Pero si la economía es intáctil, el capital
ingrávido, las empresas transparentes, ¿cómo asombrarse de la obsesión por
enflaquecer? El punto máximo de la elegancia es el hueso y todo aquello que se le
adhiere debe cuidar de no hacerse notar. El estilo del mundo tiende a lo sucinto, al tono
simplificado y digital: los aparatos ligeros, las comunicaciones sin cables, la música sin
instrumentos, la gimnasia sin esfuerzo, la alimentación sin calorías, la realidad virtual.
El peso parece de otra época mientras el siglo XXI se desarrolla en el aire, como una
emanación de las cosas sin las cosas, como una voz de los volúmenes sin espesura,
como una historia descargada de destino, un presente inconsútil y aligerado de más allá.
ANÁLISIS Y COMENTARIO CRÍTICO
♦ Tema: La evolución del mundo actual hacia lo ligero e incorpóreo.
♦ Estructura:
1ª Parte (1-11). Introducción de una primera idea: La obsesión por la
delgadez en la sociedad actual.
2ª Parte (11-17). Segunda idea: La “delgadez” en la sociedad.
3ª Parte (18-22) . Idea principal: La evolución del mundo hacia lo ligero
e incorpóreo.
♦ Resumen:
Este texto pretende mostrar cómo el mundo ha evolucionado hacia una era en la que
predomina lo ligero y digital. Para llegar a esta tesis el autor introduce una primera idea
en la que manifiesta la actual preocupación por el cuerpo: en qué grado lo delgado se
opone a lo gordo, cómo ha cambiado la vivencia del embarazo, la dificultad de alcanzar
ese peso deseado... Por otro lado aplica esta idea de delgadez a otro aspecto: la
economía y muestra cómo el dinero es algo incorpóreo, ligero, que se esfuma...
♦ Comentario crítico:
“La delgadez” es una columna de un colaborador habitual de periódico “El País”:
Vicente Verdú. Como género periodístico de opinión, el autor expone sus pensamientos
libremente sobre un tema de interés. En este caso lo hace sobre la evolución del mundo
hacia una era digital, en la que predomina lo simple, ligero... Verdú se centra en
aspectos relacionados con el hombre por ello podemos considerar el texto como
humanístico.
Si se atiende a su estructura, se advierte que es de carácter inductivo, ya que se
presentan primero ideas concretas para llegar finalmente a la general, que nos explica
toda la información anterior. Por ejemplo_ El autor habla de que la “elegancia en la
actualidad es el hueso y lo demás no se ha de notar” y que por ello todo tiende a lo
incorpóreo, simplificado... Este hecho nos justifica y explica que sea tan común entre la
sociedad la preocupación por el peso y por conseguir una imagen lo más delgada
posible.
Por otro lado, si se observa su estilo se comprueba como quiere persuadir al lector y
acercarlo a su tesis. Utiliza un argumento de autoridad: 1ª Linea: menciona un
porcentaje que ha sido acordado por las normas médicas. Con esto pretende que el
lector confíe y tome en serio su opinión y no la considere como simples suposiciones.
También se percibe una tendencia a la claridad puesto que aparecen numerosos
ejemplos para cada idea. Con ello el autor intenta que el lector capte la idea principal.
Por ejemplo, para aclarar en qué medida lo gordo se opone a lo flaco utiliza varias
comparaciones_ bien frente a mal... Además sigue demostrando hasta qué punto ha
llegado esta preocupación por el cuerpo con el caso de las mujeres que quedan
embarazadas. De esta manera será imposible que el autor no capte la información
esencia.
Asimismo, intenta implicar y sumergir al lector en el tema con preguntas retóricas:
“¿Cómo asombrarse por la obsesión de enflaquecer?”. También emplea un código
elaborado: numerosos adjetivos.. y presentará el nuevo mundo con una paradoja_
comunicación sin cables, música sin instrumentos, gimnasia sin esfuerzo... con todo ello
hace del texto una lectura atractiva.
En mi opinión, la relación que Verdú ha establecido entre la preocupación por el
físico y la nueva e incorpórea no me resulta convincente, ni tampoco correcta.
Considero que problemas como anorexia, bulimia..., solo derivan de la moda y del
modelo de belleza que se ha impuesto poco a poco a partir de la liberación de la mujer.
Creo que el problema radica en la mayoría de casos, en la competencia entre mujeres
por ser la más bella.
Concursos como Miss España hacer que muchas chicas se infravaloren a sí mismas
por el hecho de no tener las medidas perfectas y pasean la inseguridad y a no aceptarse
tal como son.
NO consigo establece ningún enlace entre la evolución tecnológica y el problema
que acabo de comentar. Más aun, si consideramos comentarios de modelos que han
aparecido en televisión acerca de temas tecnológicos, culturales, sobre los que muestran
un total desconocimiento. Con ello no pretendo poner en duda la inteligencia de una
modelo, sólo pienso que poco puede influir en su mentalidad de “chica delgada” que las
comunicaciones sean sin cables o que escuche música sin que haya instrumentos en la
pasarela.
Por otro lado, si considerásemos esta relación. ¿Debería dejar la ciencia de avanzar
para que dejase de existir esta obsesión por la delgadez?
Esta sociedad obsesionada por la belleza acabará cuando dejen de existir los
anuncios de cremas anticelulíticas, de “corporación dermoestética”, la dieta de la
sandía... Y el mundo seguirá evolucionando a lo incorporeo, al margen de esa sociedad
cuya inteligencia no va más allá de una simple dieta, de la moda...
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