Las primeras comunidades cristianas El origen de la comunidad La venida del Espíritu Santo sobre la primera comunidad es considerada como el acontecimiento más importante después de la Resurrección de Jesús. Jesús resucitado se hizo presente en la vida de los discípulos desorientados y desengañados, reconstruyendo la comunidad. Desde este momento, la Iglesia vivió y sintió la presencia del Espíritu Santo (Juan 20,22). Posiblemente, en la fiesta de Pentecostés comenzaron a predicar, a extender el Reino de Dios. La Iglesia salio del grupo reducido de los discípulos y se dirigió a los judíos de Jerusalén. La comunidad cristiana más antigua es la de Jerusalén. El grupo fundador lo constituían la madre de Jesús, sus parientes y los apóstoles (Hechos 1,12-14). Después de Pentecostés comienza a incrementarse el número de seguidores de Jesús. Aunque todos son judíos, proceden de dos ámbitos distintos: Muchos «hermanos» vienen de grupos religiosos ya existentes: fariseos, sacerdotes, seguidores de Juan, esenios... Son de Jerusalén o sus alrededores. Hablan arameo y practican fielmente la ley mosaica. Dentro de la comunidad cristiana son conocidos como «judeocristianos palestinenses». Otros judíos son de la diáspora. Son judíos de habla griega y de mentalidad más abierta, pues no están tan apegados a los ritos mosaicos. Son los «judeo-cristianos helenistas». Esta doble procedencia crea en la primera comunidad numerosos problemas, hasta el punto de llegar a tener sus reuniones aparte y sus propios dirigentes. La vida de la comunidad El libro de los Hechos de los Apóstoles cuenta cómo vivían los primeros cristianos (Hechos 2,42-47; 4,32-35; 5,12-16). Estos se distinguían del resto de la comunidad judía por su comunión de vida y de bienes: Comunión de vida: Los primeros cristianos vivían muy unidos, vivían en comunión. No había diferencias entre ellos. Existía solidaridad de corazón y de mente. El vinculo de esta comunión era Jesús y se expresaba en la oración, en la fracción del pan y en las comidas fraternales. Comunión de bienes: La comunidad de Jerusalén estaba constituida por personas pobres y necesitadas. Para remediar esas necesidades existía un «fondo común» con las aportaciones de todos (Hechos 4,32). La comunidad celebra Los primeros seguidores de Jesús continúan practicando la religión judía con fidelidad: suben al templo, practican la circuncisión, respetan el sábado..., son buenos judíos. Pero, progresivamente, comienzan a diferenciarse del resto del pueblo judío y van introduciendo algunas prácticas propias: La oración en común: El libro de los Hechos cuenta que los primeros cristianos se reunían en sus casas o en el templo para rezar en común. Proclamaban salmos y cánticos bíblicos y sus principales motivos de oración eran: la extensión del Evangelio, la perseverancia en la fe y los acontecimientos diarios. La primera oración que se conserva de estos tiempos está en Hechos 4,24-30. La Eucaristía: Los cristianos se reunían los sábados por la tarde para celebrar la “fracción del pan» o «Cena del Señor». Esta Eucaristía se celebraba durante una comida normal. El banquete unificaba a todos, pues compartían lo que llevaban. De este modo actualizaban las comidas de Jesús con sus discípulos y, sobre todo, la última Cena. El Bautismo: Al recibirlo se empezaba a pertenecer a la comunidad y se aceptaba a Jesús como centro y guía de la vida. Junto al rito del Bautismo se imponían las manos como señal de que la ayuda del Espíritu no iba a faltar. La comunidad se organiza LI libro de los Hechos relata cómo se fue organizando la primera comunidad de Jerusalén. En ella había diversas funciones y servicios que se distribuían entre todos y la comunidad estaba dirigida por personas significativas. EL grupo de «los Doce» Los apóstoles, que habían convivido con Jesús y habían sido testigos de su Resurrección, gozaban de gran autoridad y aprecio en las primeras comunidades. Son el fundamento de la Iglesia. Pedro Era considerado por todos el principal testigo de la Resurrección y a quien Jesús entregó el gobierno de la Iglesia (Mateo 16,18-20) y constituyó como el primer animador de la comunidad (Juan 21,15-1 7). El grupo de «Los Siete» Era el grupo de cristianos helenistas que, presidido por Esteban, dirigía la comunidad de judíos cristianos procedentes de la diáspora. Santiago Santiago era pariente de Jesús y tuvo mucha importancia en la comunidad de Jerusalén. Representaba a los judeo-cristianos palestinenses, el grupo más apegado a las tradiciones judías. La comunidad crece en la dificultad Dificultades internas Dentro de la comunidad existían dos grupos muy diferentes por su procedencia y mentalidad: los de Palestina (Judeo-cristianos palestinenses) y los de la Diáspora Judeo-cristianos helenistas). Los primeros estaban muy apegados a las tradiciones judías: templo, ley, circuncisión. Los segundos eran más abiertos y discutían la importancia de la ley, del Templo y de la circuncisión a la luz del mensaje de Jesús. Dificultades externas Al principio, la relación de las primeras comunidades cristianas con los judíos era amistosa. Pero, progresivamente, se fueron distanciando del judaísmo. Los saduceos fueron los primeros judíos en oponerse a los cristianos hasta provocar el encarcelamiento de Pedro, de Juan y de los demás apóstoles. La primera persecución sangrienta se efectuó contra la comunidad judeo-cristiana helenista. Las autoridades judías mataron a Esteban. La segunda persecución se produjo hacia los años 42-43 contra todos los cristianos sin distinción. Entre los años 62-70 las comunidades judeo-cristianas palestinenses fueron perseguidas por no querer unirse a la rebelión contra Roma. Desde entonces, las dos comunidades religiosas (cristiana y judía) se han mantenido distantes y, muchas veces, enfrentadas. La comunidad difunde el mensaje de Jesús El mensaje de Jesús: «Seréis mis testigos en Jerusalén, Judea, Samaria y hasta los confines del mundo» (Hechos 1,8), no se cumplía porque la presencia de las comunidades estaba reducida al ámbito judío. Fue precisamente la persecución contra los judeo-cristianos helenistas lo que provocó la primera ruptura con Jerusalén. Gracias a estos misioneros, el mensaje de la Buena Noticia de Jesús se extendió fuera de las fronteras de Palestina: Fenicia, Damasco, Chipre y Antioquía. Los cristianos de Antioquía consiguieron que el cristianismo fuera una religión para todos, porque anunciaron el evangelio al mundo pagano. Es precisamente en Antioquía donde se empieza a dar a los seguidores de Jesús el nombre de «cristianos».