El sabor de los neutrinos Ulises Solís Hernández Nuestro planeta sufre continuamente impactos de distintos objetos que en su camino a través del espacio exterior se topan con la Tierra. Algunos de estos cuerpos son muy grandes como los meteoritos, o muy pequeños como las partículas subatómicas de los rayos cósmicos. Algunos son absorbidos por la atmósfera terrestre y otros rechazados por el campo magnético terrestre, como los protones y electrones provenientes del viento solar. Hay un enorme número de estos cuerpos llegando todos los días, lo que hace que su presencia en el planeta sea constante y que sus efectos puedan ser importantes. Existe además otro tipo de partículas que arriban a la Tierra en cantidades enormes y que pese a ello sus efectos sobre la materia del planeta son casi imperceptibles. Nombrados neutrinos por el físico italiano Enrico Fermi, su existencia fue predicha en 1930 por Wolfgang Pauli en un intento desesperado de mantener una de las leyes fundamentales de la naturaleza: la conservación de la energía. En aquella época se hacían los primeros experimentos para comprender la estructura del núcleo atómico y se estudiaba un núcleo especial del hidrógeno llamado tritio. Se observó que el tritio se desintegraba en un núcleo diferente con un protón menos, emitiendo en el proceso un electrón. La energía del electrón debía ser igual a la diferencia entre las masas nucleares del tritio menos el núcleo creado, así todos los electrones emitidos tendrían la misma energía. Pero los experimentos mostraron otra cosa: se observó que las energías de los electrones se situaban en un amplio rango de valores, esto indicaba que la ley de la conservación de la energía no se cumplía. Niels Bohr propuso, entonces, que quizá esta ley no se cumplía a niveles microscópicos. Pauli en cambió, sugirió que existía una partícula neutra y ligera todavía sin observar, que acompañaba al electrón y que transportaba la energía faltante. Al mismo Pauli le incomodaba la idea pues no había sido detectada la partícula, pero al final tuvo razón, el neutrino fue detectado en junio de 1956 por Clyde Rowan y Frederick Reines en los Álamos, los mismos laboratorios donde se creó la primera bomba atómica. Figura 1. Instrumental utilizado en 1956 por Rowan y Reines para detectar antineutrinos. Los neutrinos están entre los componentes más elementales de la materia. Lo que los griegos llamaron elementos indivisibles de la naturaleza, o sea, los átomos, no son los elementos básicos de los cuales se construye todo en el universo. Un átomo está en realidad constituido de un núcleo y de electrones orbitando alrededor de él. Pero el núcleo a su vez se compone de neutrones y protones que tampoco son los ingredientes fundamentales. Hasta los años setenta se postuló que los neutrones y protones estarían compuestos de partículas más pequeñas llamadas quarks. Poco a poco se ha ido verificando su existencia y el esquema actual que se tiene de los constituyentes de la materia es el siguiente: existen seis distintos tipos de quarks, que junto con el electrón, el muón, el tau y los neutrinos, son las verdaderas partículas fundamentales de las cuales está hecho todo lo que nos rodea. Diversos experimentos han mostrado que hay tres tipos de neutrinos: el neutrino del electrón, el neutrino del muón y el neutrino del tau. Es común hablar de sabores de neutrinos, que no es otra cosa más que referirse a alguna de las tres diferentes presentaciones de los neutrinos. Tenemos así tres sabores distintos de neutrinos pero con características similares, una importante es que carecen de carga eléctrica, a diferencia de los electrones que la tienen negativa. El mecanismo básico por el cual se crean los neutrinos es un proceso a nivel nuclear conocido como decaimiento beta. Si observamos permanentemente un grupo de protones podríamos esperar toda nuestra vida y siempre tendríamos la misma cantidad de protones porque se consideran estables (1) y no ocurrirá que en algún momento encontremos otro tipo de partícula. Con los neutrones no es igual, son inestables y si mantenemos un grupo de ellos, después de casi 15 minutos se habrá perdido la mitad. Lo que ocurre es que el neutrón se desintegra o decae en tres partículas: en un protón, en un electrón y en la antipartícula del neutrino; de esta forma son creados más protones y electrones. Hay otro proceso parecido por el cual también se crean neutrinos, cuando colisiona un protón con un electrón y se producen un neutrón y un neutrino. Los neutrinos son creados de manera natural en lugares tan asombrosos como el interior de las estrellas y desde tiempos tan antiguos como los primeros segundos luego de la Gran Explosión. Viajan por todo el espacio a grandes velocidades y son después de los fotones, las partículas más abundantes del universo. Como son eléctricamente neutros, las fuerzas eléctricas o magnéticas no los afectan y por eso casi no tienen interacciones con la materia; pueden atravesar nuestro planeta de lado a lado sin que los notemos. También es posible crear neutrinos artificialmente, por ejemplo en una explosión nuclear, pero habitualmente se usan reactores nucleares para producirlos. De hecho, así fue como Rowan y Reines los detectaron por primera vez luego de la segunda guerra mundial. Observaron un haz de neutrones que al cabo de un tiempo sufrían la desintegración beta dando lugar a un haz de antineutrinos. Cuando el haz incidía en un recipiente que contenía agua y cloruro de cadmio se producían una serie de reacciones sucesivas que generaban al final tres fotones; el contenedor se rodeó de detectores de fotones llamados fotomultiplicadores y los tres fotones fueron detectados simultáneamente. Esta fue una medida indirecta de la existencia de los neutrinos, a veces es así como se descubren las partículas, por sus efectos observados en otras sustancias. Notas (1) Review of Particle Physics. Particle Data Group. Journal of Physics G. 33(1), 2006. Se ha especulado que los protones son inestables. Las teorías de gran unificación (GUT) predicen una vida media para el protón de 1033 años, un tiempo superior a la vida actual del Universo. El protón está compuesto de tres quarks, dos llamados up y uno nombrado down, el neutrón en cambio, se compone de dos down y un up. En la reacción p + e -> n + neutrino, el electrón se desintegra con uno de los quark up del protón, transformándolo en un down, lo que convierte al protón en un neutrón y en el proceso se libera un neutrino. Nuestro planeta sufre continuamente impactos de distintos objetos que en su camino a través del espacio exterior se topan con la Tierra. Algunos de estos cuerpos son muy grandes como los meteoritos, o muy pequeños como las partículas subatómicas de los rayos cósmicos. Algunos son absorbidos por la atmósfera terrestre y otros rechazados por el campo magnético terrestre, como los protones y electrones provenientes del viento solar. Hay un enorme número de estos cuerpos llegando todos los días, lo que hace que su presencia en el planeta sea constante y que sus efectos puedan ser importantes. Existe además otro tipo de partículas que arriban a la Tierra en cantidades enormes y que pese a ello sus efectos sobre la materia del planeta son casi imperceptibles. Nombrados neutrinos por el físico italiano Enrico Fermi, su existencia fue predicha en 1930 por Wolfgang Pauli en un intento desesperado de mantener una de las leyes fundamentales de la naturaleza: la conservación de la energía. En aquella época se hacían los primeros experimentos para comprender la estructura del núcleo atómico y se estudiaba un núcleo especial del hidrógeno llamado tritio. Se observó que el tritio se desintegraba en un núcleo diferente con un protón menos, emitiendo en el proceso un electrón. La energía del electrón debía ser igual a la diferencia entre las masas nucleares del tritio menos el núcleo creado, así todos los electrones emitidos tendrían la misma energía. Pero los experimentos mostraron otra cosa: se observó que las energías de los electrones se situaban en un amplio rango de valores, esto indicaba que la ley de la conservación de la energía no se cumplía. Niels Bohr propuso, entonces, que quizá esta ley no se cumplía a niveles microscópicos. Pauli en cambió, sugirió que existía una partícula neutra y ligera todavía sin observar, que acompañaba al electrón y que transportaba la energía faltante. Al mismo Pauli le incomodaba la idea pues no había sido detectada la partícula, pero al final tuvo razón, el neutrino fue detectado en junio de 1956 por Clyde Rowan y Frederick Reines en los Álamos, los mismos laboratorios donde se creó la primera bomba atómica. Figura 1. Instrumental utilizado en 1956 por Rowan y Reines para detectar antineutrinos. Los neutrinos están entre los componentes más elementales de la materia. Lo que los griegos llamaron elementos indivisibles de la naturaleza, o sea, los átomos, no son los elementos básicos de los cuales se construye todo en el universo. Un átomo está en realidad constituido de un núcleo y de electrones orbitando alrededor de él. Pero el núcleo a su vez se compone de neutrones y protones que tampoco son los ingredientes fundamentales. Hasta los años setenta se postuló que los neutrones y protones estarían compuestos de partículas más pequeñas llamadas quarks. Poco a poco se ha ido verificando su existencia y el esquema actual que se tiene de los constituyentes de la materia es el siguiente: existen seis distintos tipos de quarks, que junto con el electrón, el muón, el tau y los neutrinos, son las verdaderas partículas fundamentales de las cuales está hecho todo lo que nos rodea. Diversos experimentos han mostrado que hay tres tipos de neutrinos: el neutrino del electrón, el neutrino del muón y el neutrino del tau. Es común hablar de sabores de neutrinos, que no es otra cosa más que referirse a alguna de las tres diferentes presentaciones de los neutrinos. Tenemos así tres sabores distintos de neutrinos pero con características similares, una importante es que carecen de carga eléctrica, a diferencia de los electrones que la tienen negativa. El mecanismo básico por el cual se crean los neutrinos es un proceso a nivel nuclear conocido como decaimiento beta. Si observamos permanentemente un grupo de protones podríamos esperar toda nuestra vida y siempre tendríamos la misma cantidad de protones porque se consideran estables (1) y no ocurrirá que en algún momento encontremos otro tipo de partícula. Con los neutrones no es igual, son inestables y si mantenemos un grupo de ellos, después de casi 15 minutos se habrá perdido la mitad. Lo que ocurre es que el neutrón se desintegra o decae en tres partículas: en un protón, en un electrón y en la antipartícula del neutrino; de esta forma son creados más protones y electrones. Hay otro proceso parecido por el cual también se crean neutrinos, cuando colisiona un protón con un electrón y se producen un neutrón y un neutrino. Los neutrinos son creados de manera natural en lugares tan asombrosos como el interior de las estrellas y desde tiempos tan antiguos como los primeros segundos luego de la Gran Explosión. Viajan por todo el espacio a grandes velocidades y son después de los fotones, las partículas más abundantes del universo. Como son eléctricamente neutros, las fuerzas eléctricas o magnéticas no los afectan y por eso casi no tienen interacciones con la materia; pueden atravesar nuestro planeta de lado a lado sin que los notemos. También es posible crear neutrinos artificialmente, por ejemplo en una explosión nuclear, pero habitualmente se usan reactores nucleares para producirlos. De hecho, así fue como Rowan y Reines los detectaron por primera vez luego de la segunda guerra mundial. Observaron un haz de neutrones que al cabo de un tiempo sufrían la desintegración beta dando lugar a un haz de antineutrinos. Cuando el haz incidía en un recipiente que contenía agua y cloruro de cadmio se producían una serie de reacciones sucesivas que generaban al final tres fotones; el contenedor se rodeó de detectores de fotones llamados fotomultiplicadores y los tres fotones fueron detectados simultáneamente. Esta fue una medida indirecta de la existencia de los neutrinos, a veces es así como se descubren las partículas, por sus efectos observados en otras sustancias. Notas (1) Review of Particle Physics. Particle Data Group. Journal of Physics G. 33(1), 2006. Se ha especulado que los protones son inestables. Las teorías de gran unificación (GUT) predicen una vida media para el protón de 1033 años, un tiempo superior a la vida actual del Universo. El protón está compuesto de tres quarks, dos llamados up y uno nombrado down, el neutrón en cambio, se compone de dos down y un up. En la reacción p + e -> n + neutrino, el electrón se desintegra con uno de los quark up del protón, transformándolo en un down, lo que convierte al protón en un neutrón y en el proceso se libera un neutrino.