el buen estudiante, fruto del entorno

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EL BUEN ESTUDIANTE, FRUTO DEL
ENTORNO
Martes, 21 de Marzo de 2006
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Academia
"No se requieren talentos excepcionales para alcanzar altos rendimientos académicos".
Un estudio empírico, desarrollado durante los últimos cinco años por el Instituto
Alberto Merani demostró que no se requiere tener un coeficiente intelectual alto para obtener
buenos resultados académicos o éxito en la vida.
Desde el año 2000 el Instituto, tradicionalmente dedicado a trabajar con niños que
poseen habilidades excepcionales, decidió abrir las puertas a niños y jóvenes con diversas
capacidades intelectuales y encontró que el nivel del coeficiente intelectual de sus estudiantes,
tiene una relación muy pequeña con el rendimiento académico alcanzado.
Según el director del Instituto, Julián De Zubiría Samper, es el medio y no las
capacidades excepcionales de un niño lo que hace que sea un buen estudiante.
Son los hermanos, padres, maestros y medios de comunicación los que afectan la
inteligencia del niño, agrega.
De allí la importancia que tiene el ofrecerle al estudiante los ambientes adecuados de
aprendizaje pero principalmente de buenos profesores.
Variables como la situación socioeconómica del estudiante no son tan influyentes en el
desarrollo académico de un niño. Los profesores son la variable más importante, asegura De
Zubiría.
A diferencia de la mayoría de los colegios del país, el Instituto Merani fundamenta su
pedagogía en el desarrollo del pensamiento, a través de su propio currículo, didácticas
propias, libros escritos por sus profesores, y la orientación en valores como la libertad, el
interés por el conocimiento y la construcción sólida de relaciones interpersonales.
Para De Zubiría, la inteligencia es claramente modificable, por esta razón es necesario
enseñar a descubrir en los niños habilidades para desarrollar el pensamiento, promover la
autonomía y la solidaridad. Tiene más impacto la autonomía y el interés por el conocimiento.
En esta vía, el científico colombiano Rodolfo Llinás reconoce que todos somos tan
inteligentes y tan brutos, porque somos el mismo animal. El cerebro tiene la capacidad de
responder al mundo externo pero uno nace con el cerebro ya hecho.
Asegura, entonces, que "la mejor educación del mundo es aquella en la que el profesor
le ayuda al estudiante a entender al individuo cuál es su importancia. A los niños les enseñan
detalles y eso es una bestialidad, cuando hay que enseñarles los grandes conceptos. Las
primeras ideas que tiene un niño son propiedades emergentes, causalidad, intencionalidad,
cómo entiende el Universo, ¿es difícil?, ¿es fácil?. Que el niño cada vez que vea algo diga
¿qué? ¿cómo?, ¿cuándo? y ¿dónde?. Que tenga una postura histórica de la razón de las cosas".
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En este contexto, en el currículo del Instituto se encuentran por ejemplo materias como
relativismo, pensamiento formal, objetos innovadores, autobiografía, lectura crítica, práctica
deportiva, física conceptual, pensamiento argumentativo, entre otras.
En el último año el Instituto transfirió sus aprendizajes a 36 municipios, capacitando a
600 docentes, para identificar talentos en sus aulas de clase.
Modelo Merani, primero en las pruebas del Icfes
Desde el año 2000, cuando se modificaron las pruebas de Estado del Icfes, los estudiantes del
Merani han ocupado el primer lugar en 5 de los 6 exámenes, a pesar de que más del 60 por
ciento de las asignaturas son diferentes a las señaladas por el Ministerio de Educación en sus
estándares y lineamientos.
Según el estudio del Instituto, las pruebas del Icfes demostraron, por ejemplo, que sus
estudiantes obtienen mejores balances académicos, son más autónomos, más interesados por
el conocimiento, son más reflexivos, más creativos y cuentan con mayores niveles de
resonancia y apoyo de sus familias, entre otros aspectos.
Mientras los currículos vigentes están centrados en el aprendizaje de conocimientos
específicos, en el Merani se privilegia el desarrollo de los procesos del pensamiento y el
trabajo en torno a los conceptos esenciales de la ciencia.
Esas condiciones, entre otras, favorecen la formación de individuos con mayor
independencia de criterio, con muy altos niveles de interés por el conocimiento, autonomía,
capacidad investigativa y libertad de pensamiento, asegura el Instituto.
Las nuevas pruebas de Estado que el Icfes viene desarrollando desde el 2000, buscan
evaluar no solamente la fortaleza conceptual de los estudiantes en áreas de conocimiento
tradicionales sino la capacidad de los estudiantes de interpretar, argumentar y proponer.