Rabinovich: “Es bueno poder hacer ciencia disruptiva”

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Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva
Rabinovich: “Es bueno poder hacer ciencia disruptiva”
El investigador superior del CONICET y flamante miembro de la Academia Nacional de Ciencias
de los Estados Unidos desarrolló la totalidad de su carrera en el país y cree que los trabajos
colectivos son los que van a cambiar el tejido social.
Buenos Aires, 24 de mayo de 2016 – “La verdad es que hasta hace unos años no
pensaba que pudiera llegar a ser parte de la Academia Nacional de Ciencias de los
Estados Unidos”. Luego de esa afirmación, el Dr. Gabriel Rabinovich sonríe, se
acomoda en la silla y se dispone a una nueva charla, una más luego de una extensa
ronda de entrevistas con motivo de su designación como Miembro Asociado
Extranjero por la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos. Durante la
conversación, se explica: “Creía que mi carrera no había sido ortodoxa, en el sentido de
que no me fui a hacer un posdoctorado al exterior y tuve un padrino en un laboratorio
afuera, sino que llevé adelante la totalidad de mi carrera en la universidad pública”. Es
por eso que describe la noticia de su incorporación a la Academia como algo que
“pensaba que le pasaba a otros, a personas que hacían cosas grandes en Estados
Unidos o en otros países del mundo”. Siente que el hecho de su nominación fue en sí
mismo un honor, y confiesa que “por los ciclos de evaluación pensé que esto podría
suceder a mis 60, pero se dio mucho antes”. Algunos indicios se habían manifestado
antes, como la publicación de su trabajo en la revista CELL en 2014 –en donde se
describe un mecanismo que permite tratar algunos tumores hasta ahora resistentes a
las terapias convencionales- artículo que produjo un punto de inflexión en el sentido
de que muchos investigadores extranjeros incorporaron su tema de trabajo y
replicaron los resultados obtenidos por su equipo.
En la actualidad, el Dr. Rabinovich trabaja en el Instituto de Biología y Medicina
Experimental (IBYME, CONICET-FIBYME) y es Profesor Titular de la Universidad de
Buenos Aires (UBA). Especialista en glicobiología e inmunología, identificó la función de
Galectina-1, una proteína que ha demostrado tener un rol fundamental en los
mecanismos inflamatorios y en patologías como cáncer y esclerosis múltiple. “En vez
de traer cosas de afuera buscamos iluminar desde acá. Eso es algo que siempre quise y
que ahora se está concretando”, afirma el investigador, que la semana pasada
encabezó junto a su colega el Dr. Raúl Mostoslavsky la organización del Simposio
Internacional “Ganando la guerra contra el cáncer” del Programa RAICES (Red de
Argentinos Investigadores y Científicos en el Exterior). Allí se produjo una fructífera
interacción entre científicos argentinos y sus pares residentes en el exterior, con el fin
de profundizar la cooperación entre todos aquellos abocados a la investigación de esta
enfermedad.
Cuando se le consulta sobre esa dicotomía existente entre la ciencia básica y la
aplicada –una postura que dividiría a la ciencia por la ciencia misma de la ciencia de
carácter más utilitario- Rabinovich corta por lo sano: “No podemos ya dividir la ciencia
de transferencia de la ciencia básica. Yo me encuentro parado en el medio, y pienso
que es muy importante hacer ciencia básica de calidad. No defiendo la base de la
ciencia básica porque sí, sino que tiene que haber ciencia básica que sea disruptiva”. A
su vez, reinvindica “ese momento de creatividad en donde el científico pueda generar
ese conocimiento que pueda cambiar la forma de pensar en una disciplina” y considera
que generar una ciencia de transferencia rápida “va a solucionar un mini problema,
pero para un macro problema se necesita otra cosa. Creo que no se puede caminar un
lugar de transferencia de calidad sin hacer primero ciencia básica de calidad. Uno
retroalimenta al otro, la ciencia básica al espacio de transferencia, y para eso es
fundamental contar con el apoyo de instituciones como el CONICET o el propio
Ministerio de Ciencia”.
Cabe recordar que la investigación sobre el rol de la proteína Galectina-1 recibió desde
2010 aportes por $1.780.000, tanto de la Agencia Nacional de Promoción Científica y
Tecnológica dependiente del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva
como del CONICET, además de apoyos de la Universidad de Buenos Aires, la Fundación
Sales y donaciones de la familia Ferioli y Ostry.
Líder de un grupo de alrededor de 30 personas, entre investigadores, becarios,
técnicos –“casi un instituto adentro de un instituto”- Rabinovich es siempre generoso y
reinvindica el rol que cada uno de ellos cumple: “Como investigador siento mucho
estímulo por parte de mis becarios y eso me emociona mucho porque son como mis
hijos científicos”. Opina que los trabajos colectivos “son los que van a cambiar el tejido
social. Si uno no piensa eso es porque solamente está haciendo ciencia para llenar el
curriculum. Creo firmemente que colaborando se generan buenos productos y todos
son las partes involucradas valen, independientemente de si se es el primero o el último
autor de un paper”. Con esa convicción, este referente de la ciencia argentina concluye
la entrevista con una máxima que aplica para toda vocación, no solo la científica:
“Cuando hablo con los chicos en la facultad les digo que no tengan miedo a las crisis ni
a hacer un camino diferente. Hay que generar una ciencia colectiva, en donde cada uno
haga lo que mejor sabe hacer. Tenemos que aprender a captar cuál es el talento de
cada uno y generar grupos de trabajo productivos con metas productivas”.
El Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva fue creado en diciembre de 2007
y es uno de los únicos en Latinoamérica que contempla la innovación productiva asociada a la
ciencia y la tecnología. Su misión es orientar estos tres elementos hacia un nuevo modelo
productivo que genere mayor inclusión social y una mejor calidad de vida para los argentinos.
Sus acciones se materializan en:
Inversión: Para el 2016 el presupuesto destinado al sector científico tecnológico asciende a
más de 9,9 mil millones de pesos.
Estímulo: Ya regresaron 1.282 científicos argentinos que se suman a los que hoy hacen ciencia
en nuestro país.
Capacitación: La formación de recursos humanos responde a las demandas de conocimiento
que requiere una nueva matriz tecnoproductiva.
Gestión: Organismos e instituciones de ciencia y tecnología forman un conjunto articulado,
logrando un sistema más eficaz.
Producción: Se impulsa la innovación de base tecnológica y la incorporación de la ciencia en la
cultura productiva de las empresas argentinas.
Integración: La transferencia de conocimiento ayuda a establecer un desarrollo equilibrado en
todo el territorio nacional.
Divulgación: Se promueve el quehacer científico tecnológico para acercar a la población el
valor del conocimiento.
Para más información de prensa comuníquese con:
Josefina Scasso – Responsable de prensa y difusión
Mora Laiño
María Pilar González
Sofía Casterán
Clarisa del Río
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