TOMA Y CONSERVACION DE MUESTRAS PARA HISTOLOGÍA Valero Elizondo German1 *Monroy Basilio Juan I.2 Para obtener un buen diagnóstico histológico, es indispensable la toma correcta de porciones de tejido, por lo que es importante considerar los siguientes aspectos: Para la evaluación de las tumoraciones deberán considerarse varios factores como: el tamaño, la invasión local o a la periferia de la masa del tejido que lo rodea, y el linfonodo regional involucrado. Un mapa topográfico de la masa localizada en el paciente ayuda a documentar nuevas lesiones y cambios identificados previamente en neoplasias benignas. La punción con aguja delgada (PAD) en la mayoría de los casos, se debe realizar después de un examen físico minucioso. Un diagnóstico rápido y final es posible en procesos benignos tales como en quistes de inclusión, abscesos, y en masas neoplásicas de células redondas como; mastocitoma, histiocitoma, linfoma, tumor venéreo transmisible y plasmocitoma, o un diagnóstico presuntivo puede realizarse en neoplasias de origen epitelial o mesenquimal. La biopsia de aspirado con aguja delgada no es adecuado en ciertas ocasiones cuando un procedimiento de biopsia es preferible basado en la localización del tumor (ejemplo tumor oral o nasal) o cuando existe un gran potencial de un resultado inconcluso (ejemplo sospecha de tumor mesenquimal o neoplasia mamaria). Sin embargo las improntas en tejido o especimenes de biopsias, pueden ser usadas como una herramienta opcional previa al tratamiento. En esta situación o cuando la información del pronostico puede ser útil a partir se una muestra de tejido para planear el mejor tratamiento, una biopsia es recomendada aún si un diagnóstico preliminar es hecho con la técnica de PAD. La decisión de llevar a cavo una biopsia puede ser hecha considerando el tamaño de la masa, el sitio y el grado del tejido normal que puede ser removido por cualquier procedimiento. El sitio de punción o corte de la biopsia debe ser en el área la cual será completamente tratada una vez que el plan de tratamiento ha sido determinado. Esto significa que los bordes de la biopsia deben ser completamente extirpados o en su defecto realizar terapia con fármacos o irradiación. Es esencia lo importante es obtener el tejido adecuado para su evaluación. Si es utilizada una aguja adecuada, deberá ser dirigida hacia en el mismo punto de la superficie del tejido cuantas veces sea posible para obtener suficiente cantidad de muestras. Desde una perspectiva clínica, una biopsia debería primeramente determinar si una masa es o no neoplásica, entonces identificar el tipo morfológico del tejido (ejemplo celulas redondas, epitelial, mesenquimal) y finalmente proveer alguna información del pronóstico que será útil para decidir un tratamiento. La habilidad de alcanzar un resultado terapéutico esta basado en la evolución e historia natural del tipo específico del tumor, como también indicadores predictivos clínicamente relevantes (ejemplo grado) y la opción de tratamientos disponibles. Una definición de cura regularmente usada en medicina veterinaria es una probabilidad de mas del 50% dada a un tipo de tumor que podrá ser controlado (recurrencia ni metástasis detectable) por al menos un año postratamiento. Si la información disponible sugiere que tal control no es posible con una terapia convencional, deberán ser considerados los tratamientos paliativos. Sólo deben trabajarse aquellos casos que requieran histopatología para su evaluación o diagnóstico. Si las lesiones macroscópicas y otros exámenes practicados son suficientes para emitir el diagnóstico deseado, no deben desperdiciarse los recursos en laminillas de histopatología superfluas. Asimismo, si se puede obtener la misma información con una simple impronta coloreada o aspirado del tejido (punción con aguja delgada), debe preferirse a la inclusión en parafina. Elección del órgano a muestrear Sólo hay que tomar especímenes de los órganos necesarios para el diagnóstico. Debe evitarse el muestreo indiscriminado ya que usualmente representan gastos innecesarios de tiempo y recursos. Elección de la zona a muestrear Debe tomarse una pieza representativa del órgano; en caso de lesiones severas, conviene incluir una parte no lesionada dentro de la muestra para poder identificar el órgano al momento de la observación microscópica. Es frecuente encontrar laminillas de histopatología con lesiones claras, pero en las que no se identifica el órgano o el tejido original, lo que da lugar al penoso caso de tener que describir un carcinoma indiferenciado en un órgano indeterminado. Obtención correcta de la pieza Es importante que los instrumentos de corte deban contar con un excelente filo. Del uso de cuchillos poco afilados, o tijeras escolares, resulta la compresión y tracción exagerada de los tejidos, que pueden producir artificios indeseables, sobre todo en órganos blandos como testículo, en aquellos con glándulas tubulares como útero, y en órganos tubulares como intestino y conducto deferente. La primera fase del estudio macroscópico es la inspección general del material, con la descripción del tipo de pieza, estructuras que la componen, dimensiones, peso, forma y color, así como la identificación de las partes normales y las aparentemente patológicas. Dependiendo del material y para obtener una adecuada fijación se procederá del siguiente modo: a) Para órganos sólidos se efectuarán cortes seriados sin realizarlos por completo. b) Las vísceras huecas pueden abrirse en fresco o bien ser fijadas simultáneamente desde el exterior por inmersión y desde el interior mediante inyección con jeringa o catéter. c) En las lesiones quísticas (como en algunos tumores ováricos) es aconsejable extraer por punción su contenido liquido para realizar estudio citológico y bioquímico, y reemplazarlo por formalina al 10%. d) En las piezas de gran tamaño es aconsejable la fijación a 4o C evitando así la autólisis propia del tejido; si además la pieza tiene gran cantidad de tejidos blandos y óseos, se pueden realizar cortes transversales y tomar muestras de todos los compartimientos anatómicos de la pieza. También, es posible disecar las partes blandas de las óseas y fijar las primeras de manera habitual. Marcado de bordes quirúrgicos En ciertos casos existe la necesidad de identificar y orientar los bordes del tejido removido en una cirugía, como lo es frecuentemente utilizado en procesos tumorales. El cirujano veterinario debe tener presente que en algunas ocasiones no se tiene la certeza de haber removido completamente el tejido neoplásico dejando pequeñas porciones de tejido potencialmente maligno, por lo que el paciente puede desarrollar nuevamente el tumor e incluso presentar metástasis, de tal manera que es de vital importancia por su trascendencia pronostica y terapéutica. En este tipo de situaciones es posible aplicar la técnica de marcado de bordes, sumergiendo la pieza en un frasco que contenga tinta china (escolar), durante un corto tiempo y la cual deberá permanecer indeleble tras el procesado histológico rutinario del tejido y sea fácilmente reconocible por el patólogo en el examen microscópico. Posteriormente se escurre y se pasa a la solución fijadora de formalina. El patólogo realizará los cortes necesarios e indicara al clínico dentro de sus resultados el espesor del tejido adyacente al del tejido neoplásico. Se puede emplear un pincel y tintas china de uso escolar (o soluciones colorantes de hematoxilina y eosina) para marcar con diferentes colores los distintos bordes quirúrgicos (craneal, caudal, dorsal, ventral) de la pieza y poder orientarla al momento de incluirla en parafina o utilizando un sistema de marcaje con diferentes tipos de suturas para indicar áreas o márgenes (internos, externos, anterior, posterior etc.). Si el tejido es muy grande para ser procesado completo, la muestra de cada margen es cortada y marcada individualmente. Muestras de múltiples sitios internos de la masa también pueden ser marcadas. El tiempo y costo adicional es necesario para examinar por completo los bordes de crecimiento de las células neoplásicas, pero esta información es vital para el adecuado control del cáncer. El informe por escrito del patólogo, debe ser conciso y descriptivo sobre los bordes quirúrgicos. También debe estar libre de abreviaturas y tecnicismos y el uso de la terminología debe ser clara y de fácil entendimiento para los clínicos que lean el informe. Para emitir un pronóstico más exacto de los casos, es importante identificar y clasificar la lesión tumoral y describir los bordes quirúrgicos donde puede quedar la duda de haber o no removido todo el tejido. Autólisis La destrucción de los órganos celulares es una consecuencia de la muerte celular. Cuando algunas células mueren en un organismo viviente se produce necrosis. Cuando todas las células del organismo mueren se produce la autólisis. La apariencia microscópica de una célula necrosada y otra autolizada son idénticas; es la distribución de las lesiones y la reacción del organismo lo que nos permite diferenciarlas. Por esto, es muy importante el minimizar la severidad de la autólisis post mortem, para poder reconocer con facilidad las lesiones antemortem. Con frecuencia se intenta disminuir la autólisis con refrigeración del cadáver o las muestras. La autólisis depende del estado nutricional del animal, presencia de piel, cantidad de pelo o grasa aislante, temperatura corporal al momento de la muerte, temperatura ambiente y metabolismo del tejido particular. Fijación de tejidos. El proceso de fijación no solo preserva los tejidos deteniendo la autólisis sino que también permite que permanezcan sin cambio luego de subsecuentes tratamientos. Se requiere que los tejidos se endurecen ligeramente pero no se fragmenten, permitiendo que las estructuras tisulares no se encojan y que estén muy cerca del estado in vivo. La fijación deberá hacerse inmediatamente ya que cualquier demora seca el tejido y acelera la autólisis. La congelación del tejido antes de la fijación puede producir cambios morfológicos severos. La colocación de muestras de tejido en solución salina antes del proceso de fijación inicia y acelera el proceso de autólisis. En la selección de fijador intervienen varios factores tales como la estructuras y entidades que se van a demostrar y los efectos a corto y largo plazo del almacenaje. Hay numerosos tipos de fijadores, cada uno con sus ventajas y desventajas. Algunos fijadores son restrictivos, otros se pueden usar de diferentes formas. La formalina neutra al 10% estabilizada, está considerada como el mejor fijador general para especímenes patológicos porque preserva el número más grande de estructuras, requiere un período de fijación relativamente corto, puede ser usada para almacenamiento de muestras de tejido a largo plazo y penetra rápida y regularmente sin producir endurecimiento del tejido. Los tejidos sin procesar pueden permanecer por varios meses sin efectos adversos y sin precipitados de formalina, siendo la preservación del detalle nuclear y citoplásmico muy adecuada. Más aún, especímenes fijados con formalina pueden ser tratados de nuevo con otro fijador, permitiendo así la posibilidad de hacer microscopia electrónica. Muchas reacciones inmunohistoquímicas pueden tener efecto adverso en tejidos previamente fijados en formalina. Por estas razones la formalina neutra al 10% estabilizada, se usa casi universalmente. La concentración usual de formalina en agua fosfatada) es del 10%. (solución salina isotónica o Formaldehido, 37%, 40% ----------------------------- 100.0 ml Agua destilada -------------------------------------------- 900.0 ml Fosfato de sodio monobásico ------------------------- 4.0 g Fosfato de sodio dibásico ------------------------------- 6.5 g Para estudios especiales, se dispone de una gama muy amplia de fijadores. Quien los use debe estar consciente de las ventajas y desventajas de cada fijador y también de los artefactos de fijación asociados con ellos. El tiempo de fijación, el tamaño de las muestras de tejido a fijar y el potencial de almacenamiento a largo plazo son consideraciones de importancia. Componente de los fijadores: A.- Liquidos: Los líquidos más comúnmente usados, ya sea solos o en combinación con otros líquidos o sólidos, son el alcohol, la acetona, la formalina, el glutaraldehido, y el ácido acético. El ácido tricloracético es usado con menor frecuencia como fijador y como agente descalcificante. El alcohol absoluto preserva el glucógeno; sin embargo, causa distorsión del detalle nuclear y comprime el citoplasma. La acetona fría es preferida cuando se efectúan ciertos estudios histoquímicos para enzimas, especialmente lipasas y fosfatasas. La acetona no se usa como fijador de rutina porque causa distorsión nuclear y compresión del citoplasma; además, no preserva el glucógeno. El glutaraldehido penetra más lentamente que el formaldehido y es muy valioso en microscopía electrónica y en histoquímica enzimática. Hay muchas variaciones en la preparación de este fijador, incluyendo el porcentaje de glutaraldehido, otros aditivos y otros estabilizadores. Pequeños bloques de tejido, 1-2 mm en espesor, se fijan bien a temperaturas bajas, 1 a 4 C, y muestras de tejido fijado pueden almacenarse en una solución estabilizadora por muchos meses. La penetración tan lenta, la baja temperatura requerida, y la necesidad de un medio de almacenamiento impiden el uso de este fijador en la histotecnología diagnóstica de rutina. Los electromicroscopistas, sin embargo, son capaces de usarlo con continuo éxito. El ácido tricloracetico ya no se usa, supuestamente preserva ciertos aminoácidos que contienen azufre, como la cistina, la cisteina, y la metionina en las proteínas. Este liquido fijador también se usó antes como un agente descalcificante. El ácido acético nunca se usa solo, sino en combinación con otros fijadores que causen contracción tisular. El ácido acético penetra rápida y completamente pero lisa los eritrocitos. La formalina no precipita las proteínas y sólo precipita ligeramente otros componentes de las células. No endurece o altera la solubilidad de la albúmina y previene el endurecimiento subsecuente de los alcoholes. La formalina no preserva ni destruye las grasas. Es un buen fijador de complejos lipídicos pero no tiene ningún efecto en las grasas neutra. Aunque la formalina no es fijador de elección para los carbohidratos, si preserva las proteínas para que mantengan el glucógeno, el cual así no se disuelve fácilmente. La formalina es ideal para cortes en congelación. El formaldehido 100% pura es un gas incoloro con olor fuerte. Es un irritante instantáneo de los ojos, la nariz y la garganta. La piel y el sistema respiratorio son particularmente afectados. Las medidas de seguridad deben incluir: adecuada ventilación y exteriorización de gases, los periodos de exposición deben ser limitados o restringidos y realizar un lavado concienzudo si se derrama en la piel. Aunque la fijación con formalina es universalmente aceptada como ideal, sus efectos son considerados como de fijación suave. Las muestras de tejido en formalina pueden desarrollar cierta formación de burbujas en el núcleo. La fijación ulterior con formalinaácido acético (FAA) es similar al de los fijadores de metales pesados. La calidad histológica de los especímenes puede ser mejorada retornándolos a la fase acuosa, fijándolos ulteriormente en FAA y luego reprocesandolos. Cuando hay burbuja nuclear la fijación ulterior con FAA va a producir tinciones más brillantes ya sean con hematoxilina y eosina, Giemsa, u otras tinciones especiales. La fijación ulterior proporciona mejor preservación de los antígenos en las preparaciones inmunohistoquímicas. La formalina no se debería usar con cromatos porque se oxida muy fácilmente a ácido fórmico. Aún teniendo en cuenta que el proceso de neutralización se puede lograr con carbonato de calcio, los especímenes removidos de la formalina neutralizada de esta manera no mantienen su pH. Más aún, el carbonato de calcio se puede depositar en los tejidos, dejando áreas de seudocalcificación. Para mantener un pH estable por varios meses y para almacenar especímenes por periodos prolongados se recomienda la formalina con fosfatos estabilizadores, los fosfatos monobásicos y dibásicos de sodio. La formalina usada sin neutralización o estabilización se oxida a ácido fórmico, el cual a su turno produce hematina ácida a partir de la hemoglobina. Resultan muy interesantes las experiencias con agua potable de la Ciudad de México, que por su alto contenido de sales y materia orgánica en su suspensión, funciona como una solución amortiguadora débil. En condiciones rutinarias, existe muy poca diferencia apreciable entre las muestras fijadas con formalina en solución amortiguada con fosfatos, las fijadas con formalina disuelta en solución salina isotónica, y aquellas fijadas con formalina disuelta en agua de la llave. Algunas personas le ponen trozos de gis blanco (sulfato de calcio) a las soluciones de formalina. Otros investigadores le adicionan un poco de rojo de fenol para tener una idea del pH de la solución. Almacenar en un recipiente claramente rotulado. El rotulo debe especificar que se trata de una sustancia química PELIGROSA. El tiempo mínimo usado de fijación es de 24 a 40 horas; los órganos huecos (aparato digestivo) se pueden ligar de ambos extremos e inyectar con el fijador. El pulmón puede requerir de un trozo de papel o algodón en la superficie para asegurarse de que lo cubra completamente el fijador. Todos los órganos o tejidos deben agitarse en forma suave dentro del frasco con fijador para evitar que se adhieran a las paredes o al fondo. La relación usual entre el peso de la muestra y el volumen del fijador es de 20 partes a 1, o sea, 20 mililitros de solución fijadora por cada gramo de tejido. El grosor ideal para muestras de tejidos rutinarios es de tres a 5 milímetros. Las piezas por fijar nunca deben congelarse. B.- Sólidos. Hay un cierto número de sólidos que se combinan con otros sólidos y con líquidos para mejorar la fijación como el cloruro de mercurio, dicromato de potasio, ácido crómico, el tetroxido de osmio y el ácido pícrico. Para resumir, aunque ciertos fijadores tienen usos especiales, la formalina neutra estabilizada con fosfatos es el fijador más versátil y práctico y es recomendado tanto para procedimientos de rutina como para muchos procedimientos más especializados. El colocar las muestras con fijador en refrigeración a 4 C disminuye la autólisis y preserva mejor el detalles celular, aunque aumenta el tiempo necesario para la fijación de la muestra hasta tres o cuatro días. El colocar la muestra en estufa a 56 C acelera el proceso de fijación a cerca de 4 horas, pero a costa de reducir el detalle celular. Es posible obtener una fijación ultrarrápida de tejidos con la utilización de un horno de microondas casero. LITERATURA CONSULTADA 1.- Laboratorio de Anatomía Patológica: Raimundo García del Moral. Ed. Interamaricana, 1993. 2.- Diagnóstico Veterinario: Germán Valero Elizondo. 2ª. Ed., Sociedad Mexicana de Patólogos Veterinarios A.C. 1997. 3.- Métodos Histopatológicos: Edna B. Prophet. Instituto de Patología de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos de Amkerica (AFIP). Washington, D.C. 1995. 4.- Tumors in domestic animals: Donaldo J. Meuten. 4ª Ed. Iowa State Press. 2002. 5.- Dermatología de pequeños animals. Medleau L. Hnilica K A. 2a ed. 2007.