El Museo del Prado - El claustro de los Jerónimos

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EL MUSEO NACIONAL DEL PRADO
JOYAS “CASI DESCONOCIDAS” DEL PRADO
LAS ESCULTURAS DEL CLAUSTRO DE LOS JERÓNIMOS
Tal vez uno de los aspectos menos conocidos del Museo Nacional del Prado es
el de poseer una impresionante colección de esculturas tanto del periodo
clásico de la estatuaria, mármoles griegos, romanos, que en muchos casos son
copias de originales helenos, como de época medieval, barroca o
pertenecientes a los siglos XVIII d.C. y XIX d.C., no obstante tal vez sean
los bronces y mármoles realizados por los italianos Leone Leoni y su hijo
Pompeo Leoni para los monarcas hispanos Carlos I y Felipe II de Habsburgo,
que se muestran en el recuperado claustro del antiguo Monasterio de los
Jerónimos uno de sus más impresionantes y, casi, desconocidos conjuntos.
El reconstruido claustro del antiguo Monasterio de los Jerónimos
acoge esculturas como la del monarca Felipe II realizada por los Leoni.
EL CLAUSTRO DEL MONASTERIO DE LOS JERÓNIMOS
La historia del Claustro del Monasterio de los Jerónimos de Madrid está
íntimamente ligada a la propia Corona de Castilla pues no podemos olvidar que
la Orden Jerónima fue creada por el Pontífice Gregorio XI con la publicación
de la bula “Salvatoris humani generis” el día 15 de octubre de 1373 d.C. a
favor de su solicitante don Pedro Fernández de Pecha gracias a la intercesión
de su hermano el obispo de Jaén, don Alonso Fernández Pecha, teniendo
desarrollo únicamente en los territorios del Reino de Castilla y del Reino de
Portugal, alcanzando su mayor esplendor bajo la Casa de Habsburgo.
Esquina suroriental del claustro del Monasterio de san Bartolomé de Lupiana,
Casa Fundacional de la Orden de San Jerónimo.
Las obras del Monasterio de San Jerónimo, denominado el Real por ser de
fundación regia, debieron comenzar en torno al año 1503 d.C., siendo muy
probablemente el arquitecto toledano Enrique Egás el autor de su traza que
seguía el modelo monástico de la orden, un gran claustro de planta cuadrada
en torno al cual se articulaban las restantes dependencias, la iglesia, el
refectorio, las cocinas y despensas, y los dormitorios de los monjes, en estilo
gótico-isabelino.
La construcción de un nuevo monasterio en este lugar, extramuros de la cerca
medieval de la Villa de Madrid y junto al denominado Arroyo de la Fuente
Castellana, fue consecuencia de la petición de traslado formulada por el abad
del cenobio fundado en el año 1464 d.C. por el monarca Enrique IV de
Trastamara y situado en el camino de El Pardo, cuyo emplazamiento
consideraba insalubre al encontrase en una zona pantanosa.
Aquella inicial construcción fue sometida a diferentes reformas y ampliaciones
entre las que se cuenta la edificación de un segundo claustro, este en estilo
plateresco, de forma y manera que a mediados del siglo XVII d.C. el
Monasterio contaba con dos elementos de esta clase.
El Monasterio de los Jerónimos junto al Palacio del Buen Retiro, según el plano de
Pedro Texeira del año 1656 d.C., el primero que muestra los dos claustros, el
gótico-isabelino y el plateresco.
De todas las posteriores ampliaciones, incluida la construcción del llamado
Palacio del Buen Retiro para alojamiento de la Familia Real durante la
Cuaresma, nos interesa para nuestra historia la que afectó al antiguo claustro
gótico-isabelino que fue demolido hacia el año 1672 d.C. para levantar uno
más acorde con los nuevos estilos imperantes, encargándose de su traza el
monje agustino recoleto fray Lorenzo de San Nicolás, autor de la obra en dos
tomos “Arte y Vso de Architectvura”, el primer tratado sobre este asunto
publicado en castellano destinado a la formación de los futuros arquitectos.
Portada del primer tomo de “Arte y
Vso de Architectura”, obra de fray
Lorenzo de San Nicolás.
El nuevo claustro, de planta cuadrada y levantado a base de bloques de
granito de la sierra de Madrid, sigue el sobrio esquema propio de este tipo de
construcciones estando formado por dos niveles, el inferior, un armónico
conjunto de cinco grandes arcos de medio punto en cada una de sus caras,
separados por columnas que se apoyan en grandes basas que soportan una
cornisa sobre la que se levanta el segundo cuerpo de iguales características
que el anterior, cuyos arcos y columnas son de menor altura, protegido por
una balaustrada lisa, coronando el conjunto una ancha cornisa realizada a base
de metopas y canecillos carentes de decoración.
La clave de los arcos centrales de cada una de las caras está labrado,
figurando en el nivel inferior las armas del Reino de Castilla, no debemos
olvidar que se trata de una fundación real pero propia de esa Corona,
mientras en el superior son las correspondientes a la propia Orden Jerónima
las que aparecen.
Durante la Guerra de la Independencia sufrió graves daños derivados del
hecho de haber sido bombardeado por las tropas anglo-españolas al servir de
acuartelamiento de las tropas francesas del Mariscal Murat cuyo Cuartel
General se ubicaba en el cercano Palacio de Buenavista.
Escudo con las armas del Reino de Castilla que decora la clave del arco central de
uno de los muros laterales del nivel inferior del Claustro de los Jerónimos.
A partir de esa fecha los restantes años de ese siglo van a ser nefastos para
el Claustro pues a consecuencia de la aplicación de las leyes desamortizadoras
promulgadas bajo el reinado de Isabel II por los ministros de Hacienda
Álvarez Mendizábal y Pascual Madoz, en el año 1837 d.C. fue convertido en
hospital de inválidos que en el año 1855 d.C. fue reconvertido, a causa de la
epidemia que asolaba la Villa, en hospital de coléricos.
Los planes urbanísticos de la segunda mitad del citado siglo van a provocar que
el antiguo Monasterio vaya perdiendo superficie, así, en el año 1865 d.C. y
como consecuencia del llamado Nuevo Ensanche de Madrid se derriba el
claustro plateresco y gran parte de las edificaciones anejas para abrir una
nueva vía, la actual calle de Ruiz de Alarcón, y en el año 1879 d.C. se
procede a realizar el deslinde entre los terrenos del antiguo Monasterio
Jerónimo y las ruinas de lo que en su día fue el Palacio del Buen Retiro, del
que a día de hoy únicamente restan el llamado Salón de Reinos y el Casón del
Buen Retiro, al tiempo que se inician las obras de recuperación del templo que
quedan encargadas al arquitecto Enrique María Repullés y Vargas, el cual eleva
un detallado informe a las autoridades alertando del lamentable estado en que
se hallaba el Claustro.
Podemos decir que a pesar de ser declarado Monumento Histórico-Artístico de
carácter nacional por Real Orden de 15 de julio de 1925 d.C., su estado de
ruina parece imparable hasta el extremo que en el año 1947 d.C. se procede
a cegar la arcada inferior al objeto de evitar su derrumbe.
Imagen fechada en el año 1925 d.C. de la iglesia y el claustro de los Jerónimos.
Los siguientes años serán testigo de algunas actuaciones puntuales como la
acometida en el año 1963 d.C. por el arquitecto José María González
Valcárcel tendentes a reconstruir la arcada meridional ue se había desplomado
en la década anterior.
Tal vez los mayores problemas estaban generados por la propiedad de los
restos pues, de conformidad con las leyes y dado que se trataba de una
fundación regia entregada a la iglesia, era el arzobispado de Madrid, antaño
de Madrid-Alcalá, quien detentaba esos derechos, y por tanto era necesario
llegar a un acuerdo con el mismo para llevar a cabo un ambicioso proyecto de
ampliación del Museo del Prado que incluía esos espacios.
Fue en el año 1998 d.C. cuando se alcanza el acuerdo entre el Ministerio de
Cultura y el arzobispado en virtud del cual y a cambio de financiar diversas
obras de restauración en la iglesia y una nueva casa parroquial, el claustro y
sus terrenos anejos pasan a ser propiedad del primero.
Vista del exterior (arriba) y del interior (abajo) del antiguo claustro del
Monasterio de los Jerónimos antes de acometer las obras para su recuperación e
integración en el Museo del Prado.
Antes de que se llegara a ese acuerdo ya se habían realizado diversos
estudios tendentes a recuperar el claustro e integrarlo en el Museo Nacional
del Prado, de los que el más cercano a verse hecho realidad fue el presentado
en el año 1972 d.C. por los arquitectos Fernando Chueca Goitia y Rafael
Manzano Martos que, a pesar de ser aprobado por el Ministerio de Educación
y Ciencia, no fue refrendado por el Jefe del Estado, Francisco Franco.
Hubo que esperar hasta el año 1998 d.C. para que tras ser declarado
desierto el concurso internacional convocado en el año 1996 d.C., se
convocara uno restringido en el fue aceptada la propuesta del arquitecto
Rafael Moneo Vallés que planteaba el completo desmontaje del mismo para
posteriormente incorporarlo a una nueva estructura cúbica que en su momento
fue denominada, despectivamente, “el cubo de Moneo”.
Imagen del solar que ocupaba el antiguo claustro del Monasterio de los
Jerónimos tras las labores de desmontaje.
Las obras dieron inicio en el año 2000 d.C., no sin grandes polémicas al
considerar que el proyecto rompía “con la unidad arquitectónica de la zona”,
las cuales quedaron zanjadas cuando en el año 2004 d.C. se procedió a la
inauguración del nuevo edificio que recuperaba el antiguo claustro al tiempo
que, sin modificar el edificio diseñado allá por el siglo XVIII d.C. por el
arquitecto Juan de Villanueva, ampliaba su superficie expositiva al tiempo que
le dotaba de un nuevo acceso e instalaciones, incluidos los talleres de
restauración, más acorde con los tiempos actuales.
El llamado “Cubo de Moneo” (arriba) junto a la iglesia de los Jerónimos en cuyo
interior se oculta (abajo) el antiguo claustro recuperado.
Y conocida su ajetreada historia ha llegado el momento de comentar las
diversas esculturas que acoge en su recinto.
LAS ESCULTURAS DE LOS LEONI DEL ANTIGUO
CLAUSTRO DEL MONASTERIO DE LOS JERÓNIMOS
La familia de los Leoni, iniciada por Leone y continuada por su hijo Pompeo,
constituye una de las sagas escultóricas más interesantes de la Italia
renacentista pues introdujo en la medallística y fundamentalmente en la
estatuaria áulica nuevas formas tanto en las figuras de cuerpo entero como en
los bustos que descansan sobre una peana rodeada de figuras simbólicas o
alegóricas del personaje representado.
Tal vez sea la estatua conocida como “Carlos V y el Furor”, aun cuando su
denominación original parece ser “Carlos V dominando el Furor protestante”, la
más destacada y conocida de su producción, pues encargada a Leone Leoni en
el año 1549 d.C. por el monarca Carlos I de Habsburgo como Emperador del
Sacro Imperio Romano-Germánico, y ejecutada en bronce patinado no fue
concluida por su hijo Pompeo Leoni hasta el año 1564 d.C., ya fallecido el
rey, presentando la particularidad de poderse desmontar la armadura.
Carlos V y el Furor con armadura (izquierda) y despojado de ella (derecha).
Dimensiones : 251 cm. x 143 cm. x 130 cm. / Peso : 825 Kg.
Como suele acontecer con gran parte de las obras escultóricas, ésta no quedó
libre de la maldición de peregrinar por diferentes emplazamientos pues
inicialmente estuvo instalada en el Real Alcázar de Madrid siendo trasladada a
los jardines del Palacio de Aranjuez y desde allí a los del palacio del Buen
Retiro de Madrid donde estuvo hasta que Miguel Godoy ordenó instalarla en su
residencia del Palacio de Buenavista, por decreto del rey José I para a ser
propiedad del Pueblo de Madrid, siendo sus siguientes destinos la Plaza de
Santa Ana, el Alcázar de Toledo, que conserva una copia de la misma, y, tras
la Guerra Civil, pasó a formar parte de las colecciones del Museo del Prado en
donde preside la Rotonda norte del edificio Villanueva, y tras esta
introducción ha llegado el momento de comentar las que se exhiben en el
antiguo claustro.
BUSTO DEL EMPERADOR CARLOS V CON LA ARMADURA UTILIZADA EN
LA BATALLA DE MÜHLBERG
Realizada en bronce y fechada hacia el año 1553 d.C. muestra el busto del
Emperador Carlos V cubierto por una armadura, con el pecho cruzado por una
banda, y sostenido por una peana formada por dos figuras alegóricas que
flanquean el águila de los Habsburgos.
Busto en bronce del
Emperador Carlos V.
IZQUIERDA : Vista lateral
del busto del Emperador
Carlos V.
Obra de Leone Leoni y
Pompeo Leoni fechada
hacia 1553 d.C.
Dimensiones : 112 cm. ×
58 cm. × 40 cm.
Museo Nacional del
Prado.
ABAJO : Rostro del
Emperador Carlos V.
Detalle de las figuras alegóricas que decoran la peana del busto del Emperador
Carlos V.
ESTATUA DE CUERPO ENTERO DEL EMPERADOR CARLOS V
Encargada en el año 1549 d.C., tal vez para conmemorar su victoria sobre los
príncipes alemanes de religión luterana en la batalla de Mühlberg, y realizada
en mármol, presenta al Emperador Carlos V en pie, cubierto por una media
armadura cruzada por una banda, portando sobre los hombros un manto cuyo
borde, que cruza la pierna derecha, es sostenido por la mano izquierda y
luciendo en el pecho el Toisón de Oro.
Su mano derecha empuña una espada cuya hoja, desgraciadamente ha
desaparecido, al tiempo que el pie de ese mismo lado, tal vez como símbolo de
su victoria, aplasta un casco de aspecto grotesco, teniendo a su espalda un
águila imperial que nos recuerda que la Casa de Habsburgo, como Emperadores
del Sacro Imperio Romano-Germánico, se consideraban herederos directos del
propio Imperio Romano.
El Emperador Carlos V.
La pose y el gesto del Emperador, de claras reminiscencias clásicas, recuerdan
en gran medida a la ya comentada “Carlos V y el Furor”.
IZQUIERDA : Vista lateral
de la estatua en mármol del
Emperador Carlos V.
Obra de Leone Leoni y
Pompeo Leoni fechada
hacia 1553 d.C.
Dimensiones : 197 cm. x
79 cm. x 44 cm.
Peso : 617 kg
Museo Nacional del
Prado.
ABAJO : Rostro del
Emperador Carlos V.
Vista del lateral izquierdo de
la escultura del Emperador
Carlos V.
Detalle del lateral derecho
de la escultura del
Emperador Carlos V.
Detalle del grotesco casco aplastado por el pie derecho del Emperador (arriba) y
del águila imperial situada tras el mismo (abajo).
BUSTO DEL REY FELIPE II CON ARMADURA
Se trata de una obra realizada en alabastro cuya ejecución se atribuye a
Pompeo Leoni, aun cuando no existe la total certeza de que él fuera el autor.
Esta atribución se basa en la gran semejanza que guarda este busto con el
esculpido por el artista en una medalla de plata destinada a su hermana, la
archiduquesa doña Juana de Austria, realizada en el año 1564 d.C.
Busto del monarca Felipe II
atribuido a Pompei Leoni.
Museo del Prado.
En cualquier caso el artista muestra al monarca con gorguera portando una
armadura cuyo diseño es muy anterior a su época y totalmente diferente de
las que en esos años elaboraban para el rey los mas afamados artesanos tanto
italianos como germanos, luciendo sobre el pecho el Collar de la Orden del
Toisón de Oro, que descansa sobre una peana decorada con el rostro de un
ser barbado con alas.
Esta representación es muy semejante a la que el escultor italiano fray
Giovanni Ángelo de Montorsoli realizó del emperador Carlos V en la cual porta
la misma armadura, lo que ha dado pie a los estudiosos a considerar que fue
un encargo destinado a formar pareja con esta.
Busto en alabastro del
rey Felipe II atribuido a
Pompeo Leoni.
Busto en mármol del
Emperador Carlos V obra de
fray Giovanni Ángelo de
Montorsoli.
Museo del Prado.
Detalle del rostro del monarca Felipe II (arriba) y de la figura barbada que
decora la peana (abajo).
Vista posterior del busto del
monarca Felipe II atribuido a
Pompei Leoni.
ESTATUA DE CUERPO ENTERO EN BRONCE DEL REY FELIPE II CON
ARMADURA A LA ROMANA
Formaba parte de un encargo de diez esculturas de cuerpo entero de
miembros de la familia imperial de la Casa de Habsburgo, realizado por la
hermana del Emperador Carlos V, doña María de Hungría, para la decoración
de su Palacio de Binche, en las afueras de Bruselas, de las que únicamente se
ejecutaron ésta y la suya propia.
En ella se muestra a un joven Felipe II con armadura a la romana en la que
son múltiples los símbolos tanto religiosos, la Asunción de la Virgen María
preside el peto junto a nereidas y tritones, como profanos, las Tres Gracias
decoran su hombrera derecha, mientras cabezas de carnero, representación
de Jasón y los Argonautas, junto a Mercurio y Hércules lo hacen en los
eslabones del doble cinturón.
Porta en su mano izquierda un bastón de mando figurando en la base la
inscripción “PHILIPPUS ANGLIAE REX CAROLI V F” (Felipe II, rey de
Inglaterra, hijo de Carlos V).
Estatua en bronce fundido del
monarca Felipe II como Rey
de Inglaterra.
Obra de Leone Leoni y
Pompeo Leoni realizada
entre 1551 d.C. y 1568 d.C.
Vista lateral de la estatua del
monarca Felipe II como Rey de
Inglaterra.
Dimensiones : 171 cm x 92 cm
x 76 cm.
Peso : 321 kg
Museo Nacional del Prado.
IZQUIERDA : Vista posterior
de la estatua del monarca
Felipe II como Rey de
Inglaterra.
ABAJO : Rostro del
monarca Felipe II.
Vista anterior (arriba) y posterior (abajo) de las decoradas sandalias que calza el
monarca Felipe II.
Lateral izquierdo de la
estatua del monarca Felipe II.
ESTATUA DE CUERPO ENTERO EN BRONCE DE DOÑA MARIA DE HUNGRIA
CON VESTIDURAS DE LUTO
Es el segundo de los ejemplares encargados por la reina viuda de Hungría,
doña María de Austria, hermana del Emperador, para la decoración de su
Palacio de Binche, situado en las afueras de Bruselas.
Muestra a la viuda del rey Luís II de Hungría, casada en el año 1521 d.C.
enviudó en el año 1526 d.C., cubierta la cabeza con una toca, vestiduras de
luto y portando en las manos un misal.
Encargada a Leone Leoni en el año 1548 d.C., cuando fue nombrada por su
hermano, el Emperador Carlos V, tras el fallecimiento de su hermana, doña
Margarita de Austria, Gobernadora de los Países Bajos labor que desarrolló
con gran tacto y prudencia gracias a la ayuda, entre otros asesores, del
arzobispo de Estrigonia, Nícolas Olahus.
En la base figura la inscripción “MARIA AUSTRIA REGINA LUDOVICI
UNGARIA REGIS”, (Reina María de Hungría, del rey Luís de Hungría).
Estatua en bronce fundido de
la reina viuda de Hungría,
María de Austria.
Obra de Leone Leoni y
Pompeo Leoni realizada
entre 1553 d.C. y 1564 d.C.
Vista lateral de la estatua de la
reina viuda de Hungría, María
de Austria.
Dimensiones : 176 cm. x 60 cm.
x 70 cm.
Museo Nacional del Prado.
Vista posterior de la estatua
de la reina viuda de Hungría,
María de Austria.
Escultura de la reina viuda de
Hungría, María de Austria.
ESTATUA DE CUERPO ENTERO EN BRONCE DE LA EMPERATRIZ ISABEL
DE PORTUGAL, ESPOSA DEL EMPERADOR CARLOS V DE HABSBURGO
Encargada junto a una serie de retratos de otros personajes de la Casa de
Habsburgo por el propio Emperador Carlos V, a mediados del siglo XVI d.C.,
varios años después del fallecimiento de la Emperatriz, los Leoni se basaron
para su elaboración en distintos retratos que de la misma habían elaborado
diferentes artistas entre ellos el propio Tiziano.
Muestra a la dama con gesto hierático vestida con una saya ricamente
recamada, con amplias mangas, cuello cerrado por una pequeña gola de encaje,
y bajo la cual asoma una rica enagua.
Porta en su mano izquierda una bolsa, posiblemente un limosnero, y al cuello,
como único adorno, un cordoncillo que se cierra en un guardapelo del que
cuelgan tres perlas.
Al quedar parcialmente inconclusa, se procedió años más tarde a su acabado,
encargándose al platero Felipe Jusarte el remate de los detalles decorativos
de la saya, mientras que para el bruñido de la pieza el escogido fue el
escultor Micael Méndez.
Estatua en bronce de la
Emperatriz Isabel de
Portugal, esposa del
Emperador Carlos V.
Obra de Leone Leoni y
Pompeo Leoni realizada
entre 1550 d.C. y 1555 d.C.
Dimensiones : 177 cm x84 cm
x 93 cm.
Peso : 388 kg
Museo Nacional del Prado.
DERECHA : Escultura de la
Emperatriz Isabel de
Portugal.
ABAJO : Detalle del rostro de
la escultura de la Emperatriz
Isabel de Portugal.
ESTATUA DE CUERPO ENTERO EN MARMOL DE LA EMPERATRIZ ISABEL
DE PORTUGAL, ESPOSA DEL EMPERADOR CARLOS V DE HABSBURGO
Es la única de las esculturas expuestas en este recinto cuya autoría
corresponde íntegramente a Pompeo Leoni quien la ejecutó, según figura en la
propia peana junto con su firma, en el año 1572 d.C.
Reproduce, aun cuando con menor detalle debido a las limitaciones propias del
material utilizado, mármol de Carrara, la figura en bronce elaborada años
atrás junto a su padre.
Ligeramente dañada, ha perdido la mano derecha así como el último de los
botones de la saya así como algunos otros pequeños desperfectos en su rostro
y dedos de la mano izquierda a causa, muy posiblemente, de las diferentes
ubicaciones en que fue expuesta entre las que figura el Jardín de Reinos del
Palacio del Buen Retiro de Madrid, llama la atención la pureza del bloque de
mármol empleado para su talla.
En la base figura la inscripción “DIVA ISABELLA AUGUSTA CAROLI V
IMPERATORIS”, (Divina Augusta Isabel, del Emperador Carlos V), junto,
como ya se ha señalado, la firma del propio Pompeo Leoni y la fecha de su
realización.
Vista de la estatua en mármol
de la Emperatriz Isabel de
Portugal.
Obra de Pompeo Leoni fechada
en 1572 d.C.
Dimensiones : 182 cm x 81 cm
x 114 cm.
Peso : 980 kg
Museo Nacional del Prado.
IZQUIERDA : Vista de la
estatua en mármol de la
Emperatriz Isabel de
Portugal.
ABAJO : Rostro de la
Emperatriz Isabel de
Portugal.
ARRIBA : Detalle de la mano
izquierda de la escultura de
la Emperatriz Isabel de
Portugal.
DERECHA : Vista posterior de
la escultura de la Emperatriz
Isabel de Portugal.
Nuestro recorrido por el recuperado claustro del Monasterio de San Jerónimo
el Real de Madrid admirando las esculturas que los Leoni realizaron para los
llamados Austrias Mayores llega a su fin, no sin antes reconocer que, a
diferencia de lo que acontece en el resto de Salas del Museo del Prado, en
esta SI está permitido fotografiar las piezas expuestas.
Me resta únicamente animar a los visitantes del Museo a que se desvíen de su
recorrido y accedan a este recoleto y tranquilo recinto, cuya visita no les
defraudará.
El recuperado Claustro del Monasterio de San Jerónimo el Real embellecido con las
esculturas de la Emperatriz Isabel de Portugal y, al fondo, del monarca Felipe II
como rey de Inglaterra.
Ciudad de México, a 21 de marzo de 2015 – festividad de
san Serapión el Escolástico, anacoreta.
José María Duchel de Mumbert.
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