escultura y pintura góticas. la portada gótica

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TEMA 7- ESCULTURA Y PINTURA GÓTICAS. LA PORTADA GÓTICA: LEON,
BURGOS. LA PINTURA GÓTICA: GIOTTO Y LOS PRIMITIVOS FLAMENCOS.
ESCULTURA GÓTICA
La escultura gótica sigue durante los siglos XIII-XIV la evolución que la escultura
románica había vivido entre los siglos XI-XII. Desde este punto de vista podemos
considerarla como continuadora de ésta, aunque al mismo tiempo muestra muchas
diferencias. Así, si la escultura románica del siglo XI era antinatural, la escultura gótica
del siglo XIII se carga de naturalismo y humanidad. Esto es signo de que la religión
cristiana también ha cambiado desde un plano más divino a uno más humano en este
mismo período.
Efectivamente en el siglo XIII la religión cristiana se hizo más cercana a los
hombres. Cada vez se tiene menos en cuenta a Dios como un ser lejano y justiciero tal
y como lo representaba el Pantocrátor Románico. Los cristianos prefieren en el siglo
XIII un Dios-hombre, más cercano a ellos y más comprensivo con sus pecados.
En la misma línea se desarrolla el culto mariano, es decir, el culto a la Virgen
María. La Madre de Cristo actúa también como madre comprensiva de todos los
hombres y, por tanto es la intercesora de éstos ante Dios en el Juicio Final.
San Francisco de Asís influye en el nuevo gusto por representar la naturaleza en
el Arte. Así, en conexión con las ideas de San Francisco, el Arte Gótico tiene un interés
especial por la naturaleza y representará la vegetación de una forma natural y realista.
Materiales y técnicas: los distintos tipos de esculturas se van a realizar con
diferentes materiales. El más habitual es la piedra caliza en las esculturas adosadas a la
arquitectura o en la escultura funeraria. La madera se utiliza en retablos y escultura
exenta. El alabastro se utiliza en tumbas, retablos y escultura exenta. El marfil, la
orfebrería, etc. Todos estos materiales son muy dúctiles y relativamente fáciles de
trabajar lo cual permite al escultor centrarse en los detalles anatómicos y de las
vestiduras. En este sentido destaca el alabastro, una piedra especialmente blanda en la
que se consiguen detalles muy minuciosos e incluso la imitación de las calidades o
texturas de diferentes materiales. Se prefiere el altorrelieve y el bulto redondo a las
esculturas en bajorrelieve, y hay una tendencia a llevar a cabo esculturas
monumentales de tamaño natural o mayor al natural. La escultura de piedra y madera
se pinta. En la escultura de madera se utiliza la técnica del estofado, un procedimiento
muy elaborado y efectista. El estofado consiste en cubrir la superficie de la estatua con
panes de oro, sobre él se pinta y después se esgrafía la pintura de los ropajes para
conseguir que el oro brille a través de los colores. El pelo rubio se consigue
directamente con los panes de oro, mientras que la piel humana se consigue con las
carnaciones.
Soporte: como en el Románico, la escultura es esclava de la arquitectura. Las
esculturas se sitúan en portadas, pero ahora multiplican su número y se extienden por
las fachadas de las catedrales en galerías, bajo los pináculos, en las gárgolas, etc,
(desaparecen los capiteles historiados). Las esculturas de las arquivoltas se sitúan
longitudinal y no radialmente. A medida que avanza el gótico en los siglos XIV-XV se
generaliza la escultura yacente sobre el sepulcro y el retablo. Entre los sepulcros
destacan los que tienen forma de túmulo con la estatua yacente del muerto sobre él.
También, a partir del siglo XV aparece el difunto arrodillado en actitud orante, e
incluso en otras posturas. Los retablos de madera o alabastro, completamente
pintados, suelen estar organizados en cuadrículas (cuerpos, calles y entrecalles).
Temática: uno de los temas más habituales de las portadas góticas es el Juicio
Final. Este tema ya aparecía en el Románico, pero en el Gótico la Virgen tiene una gran
importancia, así se le representa en el parteluz como Madre de Cristo o bien en el
tímpano con el tema de la Deesis (la intercesión de la Virgen y San Juan ante Cristo por
la salvación de los hombres). Otros temas típicos del Gótico son los ciclos que tienen
que ver con la Virgen: Anunciación, Visitación, Nacimiento de Cristo; Dormición o
Tránsito, Asunción y Coronación de la Virgen como Reina del Cielo. Otro tema es el
Árbol de Jessé, es decir, la genealogía humana de Cristo en la que nuevamente aparece
la Virgen. Los santos y reyes se representan en las jambas de las portadas y galerías de
las fachadas de las catedrales. El Crucificado exento ya no es la Maiestas Domini sino
que adquiere un mayor naturalismo y una cierta recreación del dolor: es un Cristohombre de tres clavos con el cuerpo arqueado que sufre por el dolor. A veces este
dramatismo se acentúa con la presencia de la Virgen y San Juan (éste es el tema del
Calvario). En el siglo XV se extiende además el tema de la Piedad en la que el cuerpo de
Cristo muerto descansa sobre el regazo de una desconsolada Virgen María. El tema de
la Virgen y el Niño se carga de humanidad y comunicación entre las dos figuras, los dos
personajes giran el rostro y se vuelven el uno hacia el otro. La Virgen deja de ser así un
trono del niño-dios, pues el niño se apoya en una pierna o en la cadera de la Virgen
que habitualmente está de pie. El niño Jesús es un auténtico niño y abandona su
actitud de adulto del mismo modo que su madre se comporta amorosamente con él.
Elementos Formales: la escultura gótica es naturalista, tiende claramente hacia
el bulto redondo, de modo que aunque se encuentre adosada a la arquitectura, al
mismo tiempo se libera de ella. Así las esculturas rompen la frontalidad y se comunican
entre sí con la mirada y los gestos. Las esculturas se encuentran cómodas en su
entorno, no están constreñidas por la arquitectura y apenas se da la adaptación al
marco. Las composiciones son fuertemente simétricas en torno a un eje vertical.
La estructura compositiva de las esculturas de bulto redondo suele romper la
frontalidad, incluso a menudo se imita el contraposto clásico aunque de una manera
exagerada y amanerada (estructura compositiva en líneas quebradas, zig-zag).
Hay un gran cuidado por la proporcionalidad de los miembros, el estudio
anatómico y los pliegues de los ropajes. La pericia técnica de los escultores se muestra
en la exteriorización de la anatomía a través de elaborados estudios de pliegues. Los
rostros son naturalistas y proporcionados, sin embargo, continúan siendo bastante
uniformes y convencionales, carecen de vida y su mirada aún es algo hierática. Ésta
será la constante de la escultura gótica hasta la aparición Claus Sluter que en torno a
1400 empieza a individualizar los rostros en el Pozo de Moisés.
Valoración estética: La escultura gótica es naturalista pero también está cargada
de idealismo y sencillez. Los personajes religiosos son bellos y virtuosos, muestran
virtudes físicas y elegancia aristocrática, manifestaciones externas de sus virtudes
morales.
Funcionalidad: la escultura de las portadas y retablos continúa cumpliendo su
función de catequesis. Como ya se ha dicho, esta escultura muestra una cara más
humana. También simboliza la nueva ética ciudadana más realista.
Escultura Castellana en el siglo XIII
A partir de 1230 varias portadas del Gótico Castellano fueron realizadas por
cuadrillas de escultores franceses o muy influidos por los estilos escultóricos del norte
de Francia. Estas portadas se caracterizan por su perfección técnica, idealismo y
belleza formal. En Castilla se imitará rápidamente el arte francés, pero estos escultores
hispánicos desarrollan un estilo mucho más expresivo, aunque de técnica no tan
depurada.
Catedral de Burgos: En la Puerta del Sarmental (1230-1240) se ha representado
un tema arcaizante muy habitual en el Arte Románico: la visión apocalíptica de San
Juan: en el tímpano se sitúa el Pantocrator que nos bendice desde su trono rodeado
del Tetramorfos, en las arquivoltas se ubican los ancianos músicos del Apocalipsis con
instrumentos musicales medievales. En el parteluz se representa al Obispo Mauricio,
constructor de la iglesia, y en las jambas santos y profetas. La correcta ejecución de
estas estatuas permite relacionar dicha portada con el maestro de Beau Dieu de
Amiens. Así, si el tema es más propio del Románico, la forma de representarlo es
mucho más naturalista y cercana a los modelos góticos franceses. El Pantócrator
muestra unas proporciones anatómicas correctas y un rostro natural aunque
inexpresivo. Los evangelistas parecen cuatro copistas medievales que se inclinan sobre
sus tableros y al mismo tiempo se adaptan al marco del arco ojival de forma natural y
no forzada. Quizá lo más llamativo son los músicos que tañen sus instrumentos
medievales en posturas perfectamente naturales y realistas fruto de una observación
minuciosa de la realidad por parte del escultor. Los rostros continúan siendo
convencionales e inexpresivos.
En la Puerta de la Coronería (1240) también de la catedral de Burgos se
representa la Deesis y el Juicio Final en el que Cristo está flanqueado por la Virgen y
San Juan que actúan de intercesores. Mientras tanto, bajo ellos un ángel pesa las
almas y los muertos resucitan en las arquivoltas. Según algunos autores este estilo se
asemeja mucho a algunas estatuas presentes en Reims, aunque debió ser realizado por
autores peninsulares. El estilo de la Coronería es menos idealizado que el del
Sarmental e incluso las esculturas de las jambas son mucho más frontales y de factura
menos cuidada. En el mismo estilo de la Coronería se realizaron las estatuas del
Claustro (1270-1290), en las que destaca la Anunciación de la puerta, la Adoración de
los Magos en un pilar del claustro y las estatuas que representan a Alfonso X y Doña
Violante.
Catedral de León: En la Fachada Occidental se representa el Juicio Final y la
Deesis. La influencia francesa es evidente en este tema, sin embargo, como ocurre en
Burgos, las esculturas de las jambas son más frontales y arcaizantes. En el parteluz
central se representa a Nuestra Señora la Blanca, estatua gótica de estructura también
muy frontal, por lo que no deja de ser un poco arcaizante. La puerta del Claustro trata
temas de la Virgen entre las que sobresale la de la Coronación.
En el siglo XIV se realiza parte de la decoración de la Catedral de Toledo. La
Portada del Reloj en el Crucero Septentrional es la más antigua. Está recargada con
más de cien esculturas ordenadas en bandas. Dentro de la Catedral encontramos la
Virgen Blanca de la Catedral de Toledo. Esta es probablemente una producción
francesa policromada, su forma curva parece imitar las pequeñas figurillas de marfil
que adaptan su forma al marco del colmillo en el que están realizadas. Hay que
resaltar el logrado gesto de la Virgen que a pesar de su rostro convencional muestra
una actitud muy natural ante la caricia de su hijo.
Pintura Gótica
Si la escultura gótica muestra una evolución estilística y temática muy marcada,
la vertiente artística que más transformaciones experimenta es la pintura. La pintura
del siglo XIII, denominada gótico Lineal o franco-gótico es continuadora de la pintura
románica y está muy vinculada formalmente al arte de las vidrieras. Sin embargo,
durante los siglos XIV y XV la pintura de los Primitivos Italianos y de los Primitivos
Flamencos revolucionó el concepto de la imagen medieval (desarrollo de la
tridimensionalidad, claroscuro, temática más humana, etc.). Algunos autores
consideran a estas muestras pictóricas como los primeros precedentes del arte del
Renacimiento.
Pintura del Trecento o del Estilo Italogótico (Primitivos Italianos)
El Estilo Italogótico nace en Italia y se produce durante el siglo XIV. Es un período
en el que empiezan a emerger las ciudades-estado italianas que protagonizarán el
Renacimiento a partir del siglo XV (Florencia, Siena, etc.). Se trata de zonas urbanas y
muy ricas en las que los pintores desarrollan una técnica muy elaborada y enormes
innovaciones desde el punto de vista formal.
El Trecento se puede considerar el precedente más temprano del Arte del
Renacimiento. Un signo de esto es que por primera vez desde la Antigüedad
empezamos a conocer perfectamente la vida y obras de los artistas que lo
protagonizaron. Esto es signo de que el oficio de artista supera la barrera del mero
artesano y se empieza a idealizar y valorar. (Por ejemplo, las leyendas sobre la vida de
Giotto que nos transmite Vasari).
Técnicas y materiales: los pintores italianos del siglo XIV centraron sus
realizaciones en la pintura mural al fresco. Hay que tener en cuenta que mientras las
catedrales góticas del resto de Europa se cubren de vidrieras, en las iglesias góticas
italianas domina el muro sobre el vano. Aparte de la pintura mural tenemos que citar
la pintura al temple sobre tabla.
Soporte: como ya hemos dicho, en el caso de la pintura al fresco tenemos que
citar los muros y bóvedas de las iglesias. La pintura al temple se realiza sobre retablos,
trípticos y polípticos, también se da la pintura de caballete sobre tabla.
Temática: los temas son religiosos como ocurre en el resto de la pintura
medieval, pero también se pintan ciertos temas profanos. La temática es muy variada,
aunque en Italia tenemos que destacar los temas sobre la vida de San Francisco de
Asís, el santo italiano del siglo XIII que propugnó una religión más sencilla y humana y
que la Iglesia se despojara de sus riquezas. Otro tema muy frecuente es el de la
Madonna en Majestad (Virgen entronizada con el niño rodeada de ángeles y de
santos), tema de influencia bizantina y tradición románica, aunque gana en humanidad
y naturalismo. También son muy habituales los temas profanos algo que encaja con la
nueva visión del mundo que tiene el Temprano Renacimiento.
Elementos formales:
Dominio del dibujo sobre el color: el dibujo se asemeja al de la Pintura FrancoGótica, sin embargo va ganando en madurez y precisión.
El color se empieza a modular en intensidad gracias al desarrollo del claroscuro.
Con ello se consigue dar efecto de volumen y tridimensionalidad. Los colores son
normalmente apagados, sobre todo en la pintura al fresco, y son algo más saturados y
brillantes en la pintura al temple.
Se tiende a enfatizar el volumen y corporeidad de las figuras, especialmente de
las figuras humanas. Dichos volúmenes son a menudo rotundos pues se inspiran en
formas geométricas como ocurre en las pinturas de Giotto.
La luz es difusa pues ilumina toda la escena por igual, también se utiliza para
crear volumen en los objetos mediante el claroscuro.
Existe la intención de crear la sensación de profundidad, pero ésta está limitada
al primer plano de la escena como si una cortina o un fondo dorado ocultara el paisaje.
Los primitivos italianos no conocen aún las leyes de la perspectiva, pero intuyen
la idea de las líneas de fuga oblicuas. Para enfatizar la sensación de profundidad a
veces se valen de arquitecturas, alineamiento de personajes, a la manera como lo
hacían los romanos.
El espacio es intencionadamente limitado. El espectador se encuentra fuera de
ese espacio que, a su vez se limita a la escena pintada. No se sugiere la idea de espacio
ilimitado e infinito fuera del cuadro. A veces se recurre incluso a arcaísmos como el de
los fondos dorados que actúan de pantalla o telón de fondo.
Frente a las composiciones rígidamente simétricas de la Edad Media, a menudo
se recurre a composiciones más creativas, que centran la atención de la escena en un
punto que no es el eje axial del cuadro. Así Giotto es muy innovador en sus
composiciones basadas en la repetición de figuras humanas, figuras geométricas,
proporciones matemáticas e incluso en los juegos de miradas entre los personajes.
Valoración Estética y Funcionalidad: los primitivos italianos desarrollan un arte
aparentemente ingenuo y narrativo, que a primera vista nos parece arcaico, muy
similar al de las pinturas Franco-góticas, sin embargo, su arte es cada vez más natural y
realista, especialmente en el tratamiento de la figura humana. Llama la atención el
fuerte contraste que se produce en la pintura de Giotto: una gran preocupación por la
proporción, anatomía, volumetría e incluso gestualidad de los personajes; una
despreocupación casi total por el paisaje, el cielo, etc. La pintura de Giotto es
intensamente humanista, el ser humano es el protagonista (este antropocentrismo
anuncia el Renacimiento). Sus escenas religiosas están cargadas de dramatismo (son
famosos los logrados gestos de los personajes mediante los ojos rasgados).
En la Escuela de Florencia destaca Giotto (1226-1337) que realizó los Frescos de
la Capilla degli Scrovegni en la Arena de Padua (1303-1305). Estos frescos murales que
recorren los muros de la capilla están organizados en ciclos, estableciendo un
paralelismo entre la vida de la Virgen y la Vida de Cristo. Así entre los paneles más
interesantes se encuentran: la Anunciación a Santa Ana, el encuentro de San Joaquín y
Santa Ana, la Huída a Egipto, el Santo Entierro y el Noli me tangere.
También destaca la decoración de la Iglesia de Asís, con imágenes de la vida de
San Francisco y la decoración de la Capilla Bardi de la Santa Croce en Florencia con la
representación de la muerte de San Francisco. Mucho más arcaizante es la Madonna
de Ognissanti de los Uffizi de Florencia. Giotto es el gran genio del Trecento,
posiblemente el pintor más innovador de su tiempo.
Otros pintores italianos del Trecento son los de la Escuela de Siena: Duccio da
Buoninsegna que realizó la Maestá de la Catedral de Siena, Simone Martín que pintó la
Anunciación de los Uffizzi y los Hermanos Lorenzetti que pintaron los Efectos del Buen
Gobierno en el Palazzo Comunale de Siena.
Con motivo del traslado de la Corte Papal a Avignon en el siglo XIV, algunos
pintores italianos como Simone Martíni viajaron a Francia. De este modo se mezclaron
las características del Estilo Franco-Gótico con los avances conseguidos por los
Primitivos Italianos. De este modo nació el Estilo Gótico Internacional que dominó la
pintura europea entre fines del siglo XIV y principios del siglo XV. Una de las
manifestaciones más impresionantes de este estilo son las miniaturas de los libros de
horas. Por ejemplo Las Muy Ricas Horas del Duque de Berry de los Hermanos
Limburgo.
La pintura de los primitivos flamencos (siglo XV)
La pintura de los primitivos flamencos surge en torno a los dominios de los
Duques de Borgoña en Flandes (actual Bélgica), una de las zonas más urbanizadas de
Europa. El tercer Duque de Borgoña, Felipe el Bueno y su Canciller Rolin fueron los
mecenas de Jean Van Eyck y de Roger Van der Weyden en torno a 1430. Desde el
punto de vista pictórico la pintura de los primitivos flamencos significa un
impresionante avance técnico y formal frente al Gótico Internacional.
Hacia 1435, los Hermanos Van Eyck desarrollaron la técnica de la pintura al óleo y
un estilo de un impresionante realismo y habilidad técnica.
Existe una gran diferencia entre la consideración del artista flamenco y del
primitivo italiano. Así, en contraste con la amplia documentación que tenemos sobre
Giotto, lo cual manifiesta su consideración como artista reconocido e incluso
idealizado, conocemos muy poco sobre los pintores flamencos. El pintor flamenco
suele ser considerado poco más que un hábil artesano, aunque se sabe que Jean Van
Eyck actuó como embajador del Duque de Borgoña.
Materiales y técnica: el material más utilizado es la pintura al óleo. La tradición
atribuye a los hermanos Van Eyck la invención de la técnica del óleo, mediante la
utilización de aceites de linaza y trementina. La técnica del óleo permite retocar
continuamente. Además el óleo permite practicar la técnica de la veladura, la
aplicación de sucesivas capas de color traslúcidas que permite representar un amplio
arco de tonos diferentes. Estas pastas son muy diluidas y delgadas. La técnica pictórica
es minuciosa, es muy probable que se pintara con pinceles diminutos y lentes, de
hecho, las pinceladas sólo se advierten por medio de lentes. Es también probable que
se empezaran a utilizar las cámaras oscuras aunque no hay pruebas concluyentes de
ello. Normalmente se pinta sobre tabla.
Soporte: el soporte más típico son los trípticos que se pintan para ser vistos
abiertos y cerrados, en algún caso se realizan polípticos más complejos (como el
famoso Políptico del Cordero Místico de Gante). La pintura de caballete siempre se
realiza sobre tabla.
Temática: dominan los temas religiosos, muchas veces situados en interiores
urbanos contemporáneos al pintor (anacronismo) y mezclado con temas y elementos
de la vida cotidiana. Es muy frecuente encontrar que el tema de la Anunciación ocurre
en las pinturas flamencas en el interior de una casa de la burguesía y que la Virgen
María se encuentra arrodillada rezando ante un lujoso “libro de horas”. Adquiere
mucha importancia el retrato. A menudo el retratado, que es quien ha pagado la obra,
aparece en forma de donante, arrodillado ante la virgen o los santos y actuando como
testigo de las escenas religiosas. En los cuadros aparecen muchos objetos con una gran
atención por el detalle, la minuciosidad y las calidades. Podemos decir que son
auténticos bodegones o naturalezas muertas integrados en la escena. Además, estos
objetos suelen encubrir significados simbólicos y misteriosos que requieren ser
desentrañados mediante un complejo estudio de erudición. También se da
importancia a los paisajes integrados en la obra. El paisaje se extiende por el horizonte
del cuadro y a veces se vislumbra a través de una ventana. Es un paisaje naturalista (de
un realismo de botánico) e incluso verosímil, poblado de catedrales y torres góticas,
pero completamente inventado por el pintor.
Elementos Formales
Domina el dibujo sobre el color: el dibujo es de una gran perfección técnica, se
vale de trazos abiertos y cerrados.
El color es brillante y está muy saturado por efecto del óleo. Hay una gran riqueza
cromática y se utilizan las veladuras para multiplicar las tonalidades. Nunca antes del
siglo XV se había conseguido un colorido tan intenso en la pintura.
La luz es a veces difusa y a veces direccional. La luz se utiliza para crear
corporeidad, pero también para enfatizar el realismo y las calidades y texturas de los
objetos. Con ella se crea una atmósfera densa e incluso se generan efectos similares a
los de la perspectiva aérea en el horizonte de los paisajes.
Las figuras tienen volumen, los rostros expresión y rasgos individuales (lo cual los
vincula con las esculturas de Claus Sluter), sin embargo, a veces se nos muestran
rostros convencionales, sobre todo en la representación de mujeres jóvenes (la
Virgen), o los ángeles. Las vestiduras están tratadas minuciosamente, al detalle, con
unos característicos pliegues almidonados en V.
El espacio tiene profundidad. Se desconocen las leyes de la perspectiva, pero se
crea la ilusión de una tercera dimensión por medio de líneas oblicuas, arquitecturas,
suelos embaldosados, degradación cromática y lumínica para simular la perspectiva
aérea, etc. Los paisajes tienen un horizonte alto, sin apenas cielo. El pintor se sitúa en
un punto de vista alto respecto a la escena de primer plano (influencia de las
miniaturas del Gótico Internacional), esto lo hace para representar más cómodamente
las escenas y la profundidad.
El espacio es ilimitado, se sugiere la existencia de espacio real más allá de los
márgenes del cuadro. Incluso a veces el espacio en el que se encuentra el espectador
es una “continuación” del espacio de la obra de manera que se genera la ilusión de que
el espectador está dentro de la escena. El pintor se vale para ello de diferentes
recursos (espejos, suelos que se cortan en el margen inferior de la pintura, miradas de
los personajes hacia el espectador).
Las composiciones son rígidas y a veces centradas en torno a un eje axial.
Valoración estética: la pintura de los primitivos flamencos destaca por su
perfección técnica y formal. Los pintores son auténticos maestros conocedores de su
oficio. Sin embargo, hay fuertes contradicciones entre la habilidad por representar las
calidades y la luz con un acentuado naturalismo y la incapacidad de representar la
perspectiva fielmente (a veces los errores de perspectiva son muy torpes). Los cuadros
flamencos parecen rodeados de un ambiente misterioso que encaja con su misticismo
religioso.
Hay que destacar a los hermanos Hubertus y Jean Van Eyck. Estos realizaron el
Políptico de la Adoración del Cordero Místico para la Iglesia de San Bavón de Gante. El
interior del Políptico está organizado en dos registros. El registro inferior representa la
adoración del cordero en un jardín paradisíaco realizado con una minuciosidad casi
científica. Hasta ese lugar acuden muchedumbres desde los cuatro puntos cardinales
para adorar a Cristo y su sacrificio (jueces, caballeros, santos y santas, padres de la
Iglesia, ermitaños, etc.). La escena está presidida desde el registro superior por Dios
flanqueado por San Juan y la Virgen, los ángeles músicos, Adán y Eva. Toda la
representación es muy medieval tanto en su temática y en su composición rígidamente
simétrica, pero los elementos formales de la obra indican la nueva preocupación por la
profundidad, los detalles, la sensualidad de la anatomía, elementos propios del
Renacimiento. En el exterior organizado en dos registros, se representa a los donantes
arrodillados ante la escena de la Anunciación que se desarrolla en el registro superior.
La Virgen María parece más bien una mujer rica de la burguesía flamenca que se ve
sorprendida en su hogar por el ángel de la anunciación.
Jean Van Eyck también realizó el Matrimonio Arnolfini. Este enigmático cuadro
fue interpretado por Panofsky como un contrato matrimonial en el que el pintor actúa
como testigo ("Jean Van Eyck estuvo aquí"). La promesa de matrimonio se realiza en
una habitación repleta de los elementos propios de una casa que, en este caso tienen
significados simbólicos que hay que desentrañar (el perro, las zapatillas, la manzana, la
vela encendida, etc).
La Virgen del Canciller Rolin es otra de las obras importantes de Van Eyck. En ella
Rolin, canciller de Borgoña se muestra "humildemente" arrodillado ante la Virgen,
mientras a través de la ventana aparece un paisaje ficticio. Según algunos autores, el
cuadro celebraría la gloria de Rolin al conseguir la paz con Francia en el Tratado de
Arrás. Sin embargo, se trata nuevamente de una obra llena de misterio.
Robert Campin, presunto Maestro de Flemalle realizó el Tríptico de Werl y fue
maestro de Roger Van der Weyden. Este realizó el Descendimiento del Museo del
Prado, con una composición extraordinariamente cerrada, que imita la disposición de
las esculturas en los retablos y el Juicio Final del Hospital de Beaune.
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