EUNICE Y LOIDA: EJEMPLO CRISTIANO EN LA EDUCACIÓN DE

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EUNICE Y LOIDA:
EJEMPLO CRISTIANO EN LA EDUCACIÓN
DE LOS HIJOS
2 Timoteo 1:5; 3:14-17; Hechos 16:1-3
Por Nadia Blum,
San Leopoldo, RS .1
EUNICE Y LOIDA
Eunice, cuyo nombre significa bendecida con la victoria, hija de Loida, era una
mujer judía que se casó con un griego, y con él tuvo un hijo llamado Timoteo. Vivía en
la ciudad de Listra, que quedaba en la provincia romana de Galacia, donde hoy es
Turquía. No sabemos el nombre de los esposos de esas dos mujeres, tal vez hasta fueran
viudas cuando el apóstol Pablo las conoció en Listra. Posiblemente, en el primer viaje
misionero de Pablo y Bernabé a la ciudad de Listra, Eunice y Loida deber haber tenido
el conocimiento de Jesús como el Mesías prometido y se convirtieron en cristianas. El
nombre de esas dos mujeres no puede quedar separado, más no por ser madre e hija,
sino por causa de la fe común que compartían y por la educación cristiana de su hijo y
nieto Timoteo.
El nombre de estas mujeres aparece una única vez en la Biblia. A pesar de eso, se
convirtieron en un modelo para la educación de los hijos. La fe de esas dos mujeres
llamó la atención del apóstol Pablo, de tal manera que él le escribe a Timoteo que tenga
presente la fe de ellas, como leemos en 2 Timoteo 1:5: “Trayendo a la memoria la fe no
fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida y en tu madre Eunice, y
estoy seguro que en ti también”. Loida, mujer temerosa de Dios, colocó a Dios en
primer lugar en su vida, transmitiendo las Sagradas Escrituras, su amor, sus valores y su
fe su hija Eunice, que a su vez educó a su hijo Timoteo en el camino del Señor. Ese
amor por el Señor, de madre a hija, con toda seguridad sirvió de testimonio en la
educación de Timoteo. Eunice debe haber enfrentado dificultades por haberse casado
con un incrédulo, un griego, que no era judío. Mas a pesar de eso enseñó a su hijo
Timoteo desde muy temprano la verdadera doctrina de las Sagradas Escrituras. Loida y
Eunice seguían la orientación bíblica de instruir a Timoteo en el camino que se debe
andar, según relata Proverbios 22:6: “Instruye al niño en su camino, y ni aun de viejo se
apartará de él.”
TIMOTEO
Timoteo desde niño recibió la mejor de las educaciones: la educación en la
Palabra de Dios. El apóstol Pablo también tuvo un papel fundamental en la educación
de Timoteo, pero la educación cristiana dada por su madre Eunice y por su abuela Loida
fue una base sólida en su vida, de tal manera que hasta el apóstol Pablo reconoce y
escribe: “Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién
has aprendido y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te
pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús” (2 Ti. 3:14-15).
El joven Timoteo se tornó un siervo fiel de Cristo por la influencia de los buenos
ejemplos de fe y de vida cristiana de su madre y de su abuela.
1
Liga de Servas Luteranas do Brasil (LSLB). (2012). Lígue-se v. 15: Mulheres da Bíblia. Porto Alegre:
Editora Concórdia, pp. 49-52. Rev. Adrián Correnti (trad.), IELPA.
LA EDUCACIÓN CRISTIANA DE LOS HIJOS HOY
Nuestro ejemplo, ya sea negativo o positivo, tiene influencia sobre nuestros hijos.
Vemos entonces la importancia de colocar a Dios en primer lugar en nuestra vida para
entonces tener una influencia positiva sobre la educación cristiana de nuestros hijos y
nietos. En Proverbios 1:8 dice: “Escucha, hijo mío, la instrucción de tu padre y no
abandones la enseñanza de tu madre”; y también en Proverbios 6:20-23: “20 Guarda,
hijo mío, el mandamiento de tu padre y no abandones la enseñanza de tu madre. 21
Átalos siempre a tu corazón, enlázalos a tu cuello. 22 Te guiarán cuando camines, te
guardarán cuando duermas y hablarán contigo cuando despiertes. 23 Porque el
mandamiento es lámpara, la enseñanza es luz, y camino de vida son las reprensiones
que te instruyen”.
Queda claro, para nosotros como madres y abuelas, que recibimos de Dios la
responsabilidad de enseñar a nuestros hijos y nietos la Palabra de Dios. Dios nos dice en
su palabra que debemos amarlo de todo corazón, y que esa Palabra divina que están en
nuestro corazón debemos enseñar y repetir constantemente a nuestros hijos en casa,
andando por el camino, al acostarse y al levantarse: 4 “Oye, Israel: Jehová, nuestro
Dios, Jehová uno es. 5 "Amarás a Jehová, tu Dios, de todo tu corazón, de toda tu alma
y con todas tus fuerzas. 6 "Estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu
corazón. 7 Se las repetirás a tus hijos, y les hablarás de ellas estando en tu casa y
andando por el camino, al acostarte y cuando te levantes. 8 Las atarás como una señal
en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; 9 las escribirás en los postes de tu
casa y en tus puertas” (Dt. 6:4-9).
Necesitamos aprovechar cada oportunidad para contar las maravillosa historia de
Jesús, nuestro Salvador, y también para orar con y por nuestros hijos y nietos.
Que Dios en su infinita gracia nos dé sabiduría y una fe inamovible, para que
nuestro ejemplo podamos ser una influencia positiva en nuestros hijos para que vivan en
la disciplina y amonestación del Señor. Y que así un día podamos todos encontrarnos en
la mansión celestial junto con nuestro Salvador Jesús, que dio su vida en rescate de
todos.
“La mejor inversión que una madre puede hacer por sus hijos
es darles una educación pura, sana y cristiana”. (Emerson Zielke).
REFLEXIÓN
Enumere algunas maneras mediante las que podemos ser de influencia positiva en
la vida de nuestros hijos y nietos en cuanto a la educación cristiana se refiere.
Aquí van algunas sugerencias:
1) Cuénteles historias bíblicas.
2) Ore con ellos y por ellos.
3) Enséñeles oraciones básicas para el momento de la comida, al levantarse y
acostarse, para momentos de dolor y aflicción, para agradecer.
4) Enséñeles los Diez Mandamientos, el Padrenuestro, el Credo, y la Bendición
del Señor.
5) Cante junto con ellos himnos y cánticos de nuestro cancionero e himnario.
6) Enséñeles a ofrendar regularmente al Señor, explicando la motivación (el
amor de Dios) y el por qué ofertar (la misión de Dios de salvar al prójimo
necesitado o perdido).
7) Presénteles y regáleles una Biblia, libros devocionales, CDs y videos
cristianos.
8) Llévelos al culto dominical con regularidad.
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