Veinte años del programa de Escuelas taller, Casas de oficios y

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Veinte años del programa
de Escuelas taller, Casas de oficios
y Taller de empleo.
(Reflexiones para el futuro)
ELÍAS AMOR BRAVO*
E
l programa de Escuelas Taller y
Casas de Oficios, creado en 1985 y
posteriormente ampliado a Talleres
de empleo en 1999, es un modo efectivo y adecuado de atender la interrelación que existe
entre formación y puesto de trabajo en una
economía dinámica.
Tras veinte años de existencia continuada,
las evidencias confirman que estamos ante
un programa eficaz, que ha superado con creces los cambios en el ciclo económico a lo largo de ese período de tiempo, y que se ha adaptado con éxito a la nueva composición sociodemográfica de la población activa, sin que se
introduzcan modificaciones sensibles en su
estructura de funcionamiento.
1. ANTECEDENTES Y RASGOS
GENERALES
El que comenzó como un programa experimental para atender las necesidades de inte-
* Director. Fundación Servicio Valenciano de Empleo.
gración en el mercado laboral de los más jóvenes ha mostrado, a lo largo de su existencia,
una gran eficacia en la orientación hacia
colectivos con especiales dificultades de
inserción laboral, de modo que su dimensión
ha experimentado cambios sin que ello
suponga pérdida de efectividad.
Conviene recordar que en sus orígenes, el
programa tuvo que afrontar tasas de desempleo entre los jóvenes de 16 a 19 años de edad,
superiores al 50% de los activos, en un
momento en que los cambios introducidos por
la LOGSE no eran plenamente perceptibles
sobre el sistema. La entrada al mercado laboral tras la finalización de los estudios de graduado escolar, a los 14 años, y el escaso
impacto profesionalizador de la antigua FP
de primer y segundo grado, generaban una
perniciosa situación de desempleo entre los
mas jóvenes, atrapados por la exigencia de
experiencia en los empleos y la escasez de
éstos en plena crisis de la economía española,
arrastrada desde finales de los años 70.
Inicialmente, el programa, dentro de la
gestión del Ministerio de Trabajo y Asuntos
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sociales, tuvo un crecimiento sostenido tanto
del número de proyectos como de los presupuestos asignados. La organización territorial del Ministerio iba creando departamentos
especializados en el seguimiento y control de
los distintos proyectos, aunque la responsabilidad de adjudicación seguía estando en
manos de la Administración central y los
delegados gubernamentales. En esta etapa,
estamos ante un programa relativamente
poco conocido, complejo de acceder, y limitado
por sus exigencias a entes locales dispuestos
a embarcarse en una empresa compleja. No
en vano, los técnicos consumían buena parte
de su tiempo dedicándose a convencer a los
entes promotores a participar en las convocatorias a fin de ejecutar los presupuestos crecientes asignados.
Posteriormente, el traspaso de competencias del programa de Escuelas taller, casas de
oficios y taller de empleo a las Comunidades
autónomas, a finales de la década de los años
90, ha servido para mejorar el grado de conocimiento del mismo por los usuarios potenciales, acercando el programa a los usuarios y
beneficiarios, ampliando en muchos casos el
número de actuaciones y el presupuesto atendido, así como el carácter de las obras de
interés social que se pueden realizar por
medio de este programa. En ese sentido, la
mayor proximidad a los ciudadanos de la gestión descentralizada que compete a los
gobiernos regionales, ha servido para alcanzar una mayor adecuación a las necesidades
específicas de los entes promotores, a la vez
que se produce una mayor cercanía y relación
con los entes gestores.
Actualmente, veinte años después de su
creación, nos adentramos en una nueva etapa
en la que será necesario promover la transferencia de tecnología, procesos y métodos de
unas Comunidades autónomas a otras, y de
España a otros países que deseen hacer frente a problemas similares con el mismo tipo de
instrumento. Se necesitan para esta nueva
etapa foros de intercambio de experiencias y
buenas prácticas que orienten a los gestores
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hacia nuevos campos, y a los responsables de
los organismos concedentes a mejorar la gestión. Se requiere dotar al programa de unas
nuevas señas de identidad que modernicen
su personalidad, sin pérdida de la que ha sido
su imagen tradicional. En suma, en esta nueva sociedad de la comunicación y de la información, ha llegado un momento muy especial
para el programa de Escuelas taller, Casas de
oficios y Taller de empleo que lo sitúe en la
vanguardia de los sistemas de formación e
inserción laboral. Este documento quiere servir para orientar algunas de estas ideas de
futuro.
2. ASPECTOS BÁSICOS DEL PROGRAMA
El diseño del programa es sencillo. Se basa
en la complementariedad de un programa de
formación profesional ocupacional conducente al certificado de profesionalidad, con un
plan de empleo de interés social, directamente relacionado con la especialidad formativa
adquirida. De ese modo, un alumno que finaliza la etapa de escolaridad obligatoria, a lo
largo de dos años en una Escuela taller puede
adquirir una formación en albañilería, por
ejemplo, que le permite acceder a trabajos de
un cierto nivel de complejidad en la obra, pero
y aquí está lo más relevante, la experiencia la
adquiere en un proyecto concreto, que debe
ser ejecutado y para el que se destinan recursos, en una propiedad de carácter público. A
través de esta secuencia, el alumno puede
observar cómo los conocimientos teóricos y
las competencias adquiridas tienen su traslación directa a la práctica real de trabajo y
producción, lo que genera una dinámica positiva en el mismo proceso de aprendizaje continuo.
El programa comprende los proyectos de
Escuelas taller, casas de oficios y taller de
empleo, a los que se añaden las Unidades de
Promoción de Desarrollo. Vale la pena pasar
revista a los aspectos característicos de cada
uno de ellos.
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La Escuela taller es un proyecto subvencionado por la autoridad laboral, que combina una actuación formativa y de trabajo en
entorno real durante un período de dos años.
Las casas de oficios y taller de empleo tratan
de conseguir el mismo objetivo en un solo año.
Los tres están integrados por módulos asociados a cada una de las especialidades que se
deben acometer para la ejecución final del
proyecto para el que se solicita la correspondiente subvención.
Es decir, en función de las características
del proyecto, se definen las especialidades
formativas que se van a realizar. Cada módulo está integrado por ocho alumnos, lo que
ofrece una ratio de las más bajas del sistema
educativo y formativo. Los participantes en
Escuelas taller y casas de oficios como alumnos trabajadores son jóvenes que finalizan la
escolaridad obligatoria a los 16 años, y pueden incorporarse hasta los 25 años, siempre
que carezcan de experiencia previa, por cuanto el tipo de contrato que se les realiza a la
finalización del período de aprendizaje se
basa en el contrato de formación. En el caso
del taller de empleo, los alumnos trabajadores son personas mayores de 25 años, con dificultades de acceso al mercado laboral y pasan
a ser contratados desde el inicio del proyecto
por el ente promotor.
2.1. Los docentes
Al frente de cada módulo formativo se
sitúa un monitor/a, un especialista en la ocupación profesional correspondiente, que se
encarga de impartir la formación, así como de
asegurar mediante el trabajo en entorno real
que se alcancen los objetivos materiales del
proyecto. Aunque el requisito de titulación ha
sido referido en muchas ocasiones como un
determinante en los procesos de selección de
monitores, el programa consigue la flexibilidad de la administración laboral, y permite
seleccionar profesionales con experiencia
acreditada, tanto en el sector de actividad
como en otros programas similares de formación.
De ese modo, a personas sin titulación
académica media o superior, que en el sistema educativo no podrían participar como
docentes, de acuerdo con los requisitos de
acceso a la función pública, el programa de
Escuelas taller, Casas de oficios y Taller de
empleo les facilita, sobre todo si acreditan
experiencia y los cursos de formación de formadores que se realizan periódicamente por
las administraciones competentes, la realización de actividad docente. La atención a las
técnicas pedagógicas de los monitores es fundamental. En ese sentido, sería deseable la
constitución de unidades de apoyo metodológicas con funciones similares a las que
desempeñan los CEFIRES en el ámbito educativo, que pudieran intercambiar experiencias con éstos, y que tuvieran como finalidad
prestar la máxima atención a la formación
continua de profesores y monitores, adaptando sus conocimientos a los cambios en los procesos productivos y las técnicas de enseñanza.
En mi opinión, la participación de profesionales conocedores del oficio y de las condiciones reales de trabajo en la actividad es uno de
los aspectos que suponen un éxito para los
objetivos del programa y está en el origen de
su capacidad para garantizar la inserción
laboral de los alumnos y el conocimiento de
las técnicas. Los monitores no solo facilitan a
los jóvenes una orientación profesional acorde con su conocimiento de la realidad del mercado, sino que en muchos casos, les sirven
como referencias en la búsqueda del empleo,
actuando como eficaces agentes de inserción
laboral de los jóvenes alumnos. Este papel es
importante, y sin embargo, merece una
mayor atención por parte de los poderes
públicos. De hecho, es una de las áreas de
investigación más atractivas desde el punto
de vista del inicio y formación de carreras
profesionales de los jóvenes que participan en
la Escuela. Y si bien este papel es conocido y
produce resultados altamente positivos en
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Escuelas taller y Casas de oficios, la prescripción en el caso de los talleres de empleo es
muy limitada. Quizás aquí también existe un
ámbito relevante de estudio para determinar
cómo podría producirse y en qué condiciones,
la incorporación al mercado laboral de los
alumnos trabajadores del taller de empleo
con la propuesta de los monitores.
Los monitores se seleccionan para cada
uno de los módulos, pero en el proyecto también se da entrada a un profesor de apoyo o
educación compensatoria, que tiene un papel
fundamental para conseguir no sólo el objetivo de inserción laboral, sino de inserción educativa que muchas Escuelas taller plantean
sobre los alumnos, permitiéndoles finalizar
los estudios si no los han completado, o proporcionándoles medios para el acceso a los
ciclos de grado medio y superior de la formación profesional inicial o reglada. El profesor
de compensatoria ha ido adquiriendo una
gran importancia en los últimos años, como
consecuencia del aumento de alumnos en
Escuelas taller que no consiguen finalizar la
escolaridad obligatoria y que se plantean
obtener el título de graduado ESO en los dos
años que dura el proyecto en el que participan.
Los nuevos diseños del Sistema Nacional
de Cualificaciones –que prevé la puesta en
marcha de mecanismos de evaluación, reconocimiento y acreditación de la competencia–
supone para los monitores del programa de
Escuelas Taller, Casas de oficios y Taller de
empleo una oportunidad de aportar sus conocimientos y capacidades para participar,
debidamente acreditados, en este proceso,
siendo éste uno de sus principales puntos
fuertes.
2.2. La dirección y gestión
Al frente de la Escuela, Casa de oficios o
Taller de empleo aparece un director/a que es
el responsable de la gestión del proyecto en
los aspectos organizativos, económicos, de
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ejecución, académicos y de relación con el
ente promotor. El director debe tener titulación superior y experiencia acreditada en gestión. Para salvar esta limitación, los organismos competentes han ido impulsando programas de formación en dirección de programas
de Escuelas taller, Casas de oficios y Taller de
empleo. El director tiene también un papel
fundamental en las relaciones entre el ente
promotor y la Administración laboral que
otorga la subvención, aunque su contrato lo
formaliza el primero y ahí queda establecido
su vínculo jerárquico y administrativo. Esa
posición de doble dependencia orgánica y funcional es un elemento fundamental que exige
a estos profesionales una competencia relacional de ámbito superior para evitar conflictos o contratiempos, muchas veces innecesarios. Para asistir en las labores administrativas, las Escuelas taller pueden contratar personal auxiliar de gestión, así como en aquellos casos en los que el número de módulos
sea muy elevado, la figura de un coordinador
de formación, cuyas retribuciones pueden ir a
cargo del ente promotor, por ejemplo.
El director cuenta para la ejecución de sus
tareas con un referente básico que es el proyecto. Salirse de este ámbito supone tener
problemas de todo tipo. No cumplir el proyecto representa devolver parte de la subvención. Por ello, debe implicarse intensamente
en la comprensión, planificación y control de
las actuaciones a realizar. La colaboración de
los monitores resulta fundamental para ello.
El calendario laboral del Ayuntamiento, las
condiciones laborales, la representación de
los trabajadores, la organización política,
todos estos aspectos deben ser tenidos en
cuenta, así como los eventuales permisos de
obra, autorizaciones y restantes documentos
administrativos vinculados al proyecto. El
director debe familiarizarse rápidamente con
el proyecto, porque en muchas ocasiones,
aquél suele ser contratado sin haber participado en la elaboración del proyecto. Éste suele ser preparado por los servicios técnicos
municipales, en aquellos casos en los que se
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tenga que ejecutar obra, y el director salvo
casos muy concretos, entra en el proyecto a
partir de un proceso de selección una vez
aprobada la subvención. El director debe
tomar las riendas del proyecto cuanto antes y
fijar muy bien el marco de la colaboración
interna y externa.
La etapa de aprendizaje de contenidos teóricos en la Escuela taller se extiende a lo largo de seis meses, en los que los alumnos perciben una beca que cubre su asistencia a las
jornadas de clase que suelen ser por las
mañanas, con un horario que tiene como objetivo alcanzar en ese período de tiempo las
horas y la estructura modular del certificado
de profesionalidad correspondiente. En el
caso de las casas de oficios y el taller de
empleo, la etapa formativa es sólo de tres
meses, con beca en el primer caso, y con el
sueldo en su totalidad en el caso del taller de
empleo, si bien en este caso, la práctica laboral suele ser mas intensa desde el principio,
toda vez que muchas de las personas que participan en los proyectos ya poseen experiencia suficiente para las tareas a realizar.
La organización del aprendizaje en la
Escuela taller exige que el ente promotor
aporte aulas o una sede en la que los alumnos
puedan participar en las clases en cada uno
de los módulos a los que han sido adscritos.
De igual modo, hay que proporcionar las instalaciones en las que se van a realizar los cursos profesionales, como los talleres de electricidad, fontanería o los medios necesarios y los
materiales intermedios utilizados para las
prácticas. La subvención que se concede con
el proyecto cubre buena parte de los materiales, pero en ocasiones, los entes promotores
deben realizar inversiones complementarias.
Esto es especialmente importante en los
módulos de alfabetización informática que se
exigen en los programas formativos a los
alumnos.
En los últimos años, se ha venido cuestionando la calidad de las instalaciones puestas
a disposición del programa por los entes pro-
motores y su adecuación a las exigencias de
entorno de los certificados de profesionalidad.
Los técnicos de la autoridad laboral se encargan con sus visitas de inspección de realizar la
correspondiente evaluación de las instalaciones. Este es un punto a discutir. Ciertamente,
los entes promotores realizan esfuerzos
importantes por poner a disposición de la etapa de formación teórica los mejores medios
para conseguir los objetivos pedagógicos, pero
el resultado final dista mucho de ser ideal. La
oferta formativa pública –institutos de secundaria o institutos de formación profesional
inicial– que depende de las entidades locales,
se queda muchas veces infrautilizada, a pesar
de que cuenta con los medios más adecuados
para la formación. Por otra parte, esta posibilidad no está abierta por los eventuales problemas derivados de la doble subvención, y es
que el órgano que concede la ayuda no puede
destinarla a su propia entidad. Dicho de otro
modo, es preciso realizar ajustes en este
ámbito para que los entes promotores puedan
poner a disposición del programa las instalaciones y equipamientos más adecuados. La
posibilidad de recurrir a convenios o acuerdos
abre un espacio para ello que no se ha trabajado de forma suficiente.
El control de asistencia es obligatorio en
todos los casos, y la experiencia confirma que
no suelen producirse casos de faltas injustificadas. Desde el principio, los problemas de
ausencias o faltas injustificadas que dominaban la etapa escolar, desaparecen en la
Escuela taller y el alumno se implica al máximo. Algunas Escuelas instalan sistemas de
fichaje de asistencia tomados directamente
de la experiencia laboral real, lo que también
aporta un elemento de motivación a los alumnos. Lo cierto es que en esta etapa primera
formativa se producen bajas de alumnos,
sobre todo en Escuelas taller, lo que permite
ir incorporando a otros que quedaron en lista
de espera. En cualquier caso, el ente promotor debe tener claro que no debe incorporar
alumnos, salvo que cuenten con la experiencia correspondiente, a partir de determinada
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fecha, para conseguir la máxima homogeneidad de los grupos.
En la etapa formativa, las Escuelas programan actividades de visita o contacto con
otros proyectos como complemento del aprendizaje. Esta es una práctica muy recomendada que permite a los alumnos abrir sus espacios de contraste y observar cómo actúan
otros jóvenes en entornos similares.
Al finalizar la etapa formativa, los alumnos que pertenecen a los distintos módulos
acometen el proyecto real de obra a realizar.
Aquí pueden aparecer problemas de coordinación, cuando los alumnos de electricidad,
por ejemplo, tienen que esperar a que los del
módulo de albañilería finalicen el enlucido de
una pared, por ejemplo, para que finalmente
entren los pintores. Organizar estas tareas
no supone una complejidad para los monitores, acostumbrados a las tareas en entornos
reales de trabajo, lo difícil es ajustarlo a la
práctica laboral de unos jóvenes que acceden
a estos conocimientos por primera vez, con
sus dudas y dificultades. Ahí reside el éxito
de las Escuelas taller. En estos casos, sobre
todo desde la perspectiva del ente promotor,
se producen las primeras tensiones, cuando
se observa que el ritmo del proyecto no funciona a la velocidad prevista. Muchas son las
estrategias para dar solución a este tipo de
problemas. En cualquier caso, la Escuela tiene su ritmo, y cualquier intento de romperlo
solo puede traer consigo dificultades. La
observación, por ejemplo, de la normativa de
seguridad laboral es un elemento fundamental que tiene un notable potencial formativo
para los alumnos en esta fase, y que en modo
alguno, se debe descuidar.
Sin duda, son muchas las críticas recibidas
por el programa a lo largo de su existencia. Se
le achaca, entre otros, su elevado coste relativo, comparado con el resto de programas de
políticas activas de empleo y formación. Es
cierto; el programa, en el caso de los Talleres
de empleo, se convierte en una opción de muy
elevado coste no siempre justificado en térmi-
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nos de inserción. Los talleres, en la medida
que se encuentran formados por personas que
pertenecen a los colectivos con mayores dificultades de inserción en el mercado laboral,
presentan los resultados más bajos en este
indicador. Sin embargo, las Escuelas taller, y
en menor medida las casas de oficios, representan una combinación de calidad formativa, inserción laboral y coste, que no se observa en otros programas de políticas activas, y
por ello, el coste de oportunidad para este tipo
de políticas justifica su mantenimiento y
extensión.
De igual modo, se le atribuye un cierto sesgo clientelar, sobre todo, cuando se plantea su
uso de forma inadecuada por las corporaciones locales. Se ha observado, sobre todo en los
proyectos de taller de empleo, que determinadas personas en desempleo con dificultades
reales de acceso al mercado de trabajo permanecen fieles a la continuidad de los proyectos,
a pesar de que el objetivo de los mismos es
facilitarles un puesto de trabajo en la iniciativa privada. Sin embargo, para estos colectivos, las condiciones laborales que ofrecen los
talleres de empleo suponen una ventaja con
respecto a las que se obtienen en la empresa
privada, de modo que les resulta más atractivo participar en varios talleres de empleo de
forma consecutiva, muchas veces en localidades o entes promotores distintos. La introducción de mecanismos de control en los procesos
de selección de los candidatos por los servicios públicos de empleo, aunque suponga una
reforma de los mismos, es una garantía de
máxima participación de las personas que
tienen verdaderas dificultades para acceder
al mercado laboral.
Incluso, algunos han acusado al programa
de ser una competencia desleal para determinadas empresas pequeñas y profesionales
que desarrollan sus actividades en mercados
de ámbito territorial reducido. En efecto,
determinados proyectos de obra son ejecutados por los entes promotores gracias a la subvención de la Escuela taller, la casa de oficios
o el taller de empleo que se complementa con
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la aportación obligatoria a realizar, y esta
acción supone restar al mercado una obra
que, en caso alternativo, podría ser ejecutada
por una de estas empresas de ámbito local. La
realidad confirma que en muchas ocasiones
muchos entes promotores compaginan el proyecto de la Escuela taller con la actividad de
este tipo de empresas, lo que termina siendo
positivo en términos de inserción laboral
para los alumnos que participan en la Escuela.
A pesar de estos argumentos, y de otros
muchos que se pueden omitir, el programa de
Escuelas taller, Casas de oficios y Talleres de
empleo es una alternativa eficaz y adecuada
para facilitar el aprendizaje profesional y la
inserción en el mercado de trabajo.
2.3. La memoria del proyecto
Es el documento en que se plasma el proyecto a realizar que, necesariamente, tiene
que tener un interés social. La memoria está
compuesta por una serie de elementos.
Además de la denominación y datos de
identificación del proyecto, se realiza una
detallada descripción de la obra o servicio que
se pretenda acometer. En los casos necesarios, la memoria deberá ir acompañada del
proyecto básico firmado por el técnico competente, y su contenido habrá de incluir los planos generales y el presupuesto correspondiente. Además, se incluye el plan formativo
de la Escuela taller, casa de oficios o taller de
empleo por especialidades y de acuerdo con
su relación con el proyecto a desarrollar.
También se debe hacer referencia a la fecha
prevista de comienzo del proyecto así como la
duración de cada una de las fases constituyentes. El presupuesto de gastos debe expresar los costes totales máximos derivados de la
contratación de personal directivo, docente y
de apoyo, los derivados del funcionamiento y
gestión del proyecto, y los correspondientes a
la contratación de los alumnos trabajadores,
debidamente subdivididos por fases. Tam-
bién se presenta un presupuesto de los ingresos que contemple la aportación del ente promotor y de otras entidades u organismos vinculados al proyecto. La memoria debe aportar, igualmente, un informe sobre las estrategias de empleo para los beneficiarios que participan en el proyecto que se trate, así como
los datos administrativos que se corresponden con la gestión de subvenciones públicas.
Un dato muy importante, que merece
especial atención, sobre todo porque plantea
en muchas ocasiones modificaciones complejas en la resolución de la subvención, se refiere a la documentación acreditativa de la titularidad jurídica del objeto de actuación y de
su disponibilidad para la ejecución de la obra
o servicio. En el caso de una titularidad privada, se exige un escrito de cesión para uso
público en un plazo no inferior a 25 años. En
los casos de organismos públicos en general,
como Ayuntamientos, Diputaciones, consorcios, corporaciones, fundaciones y organismos autónomos vinculados, no se requiere la
aportación de documentación relativa a la
cesión, siendo suficiente la autorización de
los titulares para la realización de la Escuela
taller, casa de oficios o taller de empleo.
2.4. Niveles de inserción laboral
Su principal punto fuerte es el potencial de
inserción. No existe ningún otro programa
dentro del sistema educativo y formativo
español que tenga índices de inserción en el
mercado de trabajo tan elevados. En algunas
especialidades relacionadas con el sector de
la construcción, que son las más características del programa, la inserción alcanza el
100% de los alumnos, sobre todo, entre los
más jóvenes, que precisamente adquieren
una experiencia laboral básica para desempeñar determinados trabajos en la obra. Sin
embargo, la especialización del programa y
su apertura a nuevas especialidades en los
últimos años, como los nuevos yacimientos de
empleo, por ejemplo, ha venido a confirmar
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igualmente ese elevado potencial de inserción
laboral en ocupaciones como el cuidado geriátrico o los guías turísticos y medioambientales. Y cuando se habla de inserción, tiene sentido igualmente hacer referencia a la recuperación, sobre todo de jóvenes que han tenido
problemas de adaptación al sistema educativo, para los estudios de formación profesional
de grado medio o superior tras haber transitado por una Escuela taller. En los últimos
años, esa reinserción educativa, en un esquema de aprendizaje a lo largo de la vida, se
tiende a valorar como una toma en consideración y una mayor estima por parte del trabajador hacia la formación continua.
2.5. El aprendizaje
Cabe destacar, igualmente, la naturaleza
del proceso de aprendizaje en este programa.
La ratio profesor alumno es de las más bajas
del sistema educativo y formativo. Los módulos por especialidades se sitúan generalmente en 8 alumnos, con unos rasgos socioculturales muy similares, lo que favorece la dinámica del aprendizaje. La experiencia práctica
se combina con el acceso a conocimientos teóricos avalados por un certificado de profesionalidad. Quizás éste sea uno de los aspectos
mas controvertidos del programa ya que la
ausencia de una regulación específica para
los certificados ha sido un factor que ha limitado considerablemente el atractivo del contenido curricular. De hecho, el programa de
Escuelas taller, Casas de oficios y Talleres de
empleo arranca en su funcionamiento antes
de que se publicaran los primeros reales
decretos que regulan los certificados de profesionalidad, aunque posteriormente los programas formativos debieron adaptarse a los
mismos. Otro aspecto no menos importante
se encuentra en la imposibilidad de convalidar estudios realizados y continuar avanzando hacia otros niveles superiores del sistema
educativo, que se ha convertido en una restricción para hacer efectivo, por medio del
programa de Escuelas taller, el principio del
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aprendizaje durante toda la vida. Este aspecto qué duda cabe se verá corregido con el
actual diseño del modelo del sistema nacional
de cualificaciones profesionales, pero hasta
que se encuentre plenamente en vigor, se
mantendrá este aspecto negativo.
2.6. Eficacia en los fondos públicos
Desde el punto de vista de la gestión y destino de los fondos públicos puestos a disposición del programa, Escuelas taller, Casas de
oficios y Taller de empleo asegura una estrecha relación. La realización de una obra de utilidad social en una propiedad pública garantiza el destino social de los fondos, además de los
elementos básicos de inserción laboral o educativa. Muchos Ayuntamientos pequeños, que
carecen de recursos para acometer determinados proyectos de gran impacto social, utilizan
las Escuelas taller para actuar sobre el patrimonio o los servicios sociales, de modo que al
final, las actuaciones que se han venido impulsando a través del programa a lo largo de los
últimos años han contribuido a fomentar y
estructurar el nivel y composición del capital
social de muchas colectividades. Pocos programas de subvenciones actúan a la vez sobre
capital humano y capital social.
3. LA DINÁMICA INTERNA
Dentro de una Escuela taller, Casa de oficios o Taller de empleo se produce una dinámica humana que en un escaso período de
tiempo provoca estrechos lazos de relación
personal, profesional y de situación que se
presenta como un importante elemento de
cohesión. Por contraste con otros programas,
como el Encorp, en los que la realización de
un trabajo de interés público se concreta en la
ejecución de un contrato basado en un sueldo
y unas retribuciones durante un período de
tiempo, en Escuelas taller, Casas de oficios o
Taller de empleo, el mismo tipo de relación
laboral con el ente promotor tiene otras con-
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notaciones sociales, individuales o personales
que establecen un vínculo de pertenencia a la
Escuela, un compromiso real con el proyecto a
ejecutar y una ordenación programada de los
trabajos y de las responsabilidades que tampoco se observa en otros programas, como los
de garantía social. Los especialistas sostienen que esa unicidad y homogeneidad del
programa frente al exterior suele ser un foco
de conflicto, a la vez que un punto especialmente fuerte, por lo que corresponde a los
directores y representantes del ente promotor contribuir a que se pueda obtener beneficio positivo de ambos campos.
A lo largo de los dos años que funciona una
Escuela taller, o del año de duración de una
casa de oficios o taller de empleo, se generan
una serie de dinámicas que han sido bien
estudiadas y conocidas por los profesionales y
responsables que desempeñan sus funciones
en estos programas.
3.1. El antes del proyecto
La concepción de la oportunidad de una
Escuela taller, Casa de oficios o Taller de
empleo tiene su origen en múltiples situaciones y escenarios. No cabe duda de que los
esfuerzos realizados para divulgar el programa, cuando se produjo su traspaso a las
Comunidades autónomas, tuvieron su impacto, aumentando el número de entidades que
mostraron su interés en participar en las convocatorias anuales. Aspectos como esa transparencia y popularidad del programa se unen
a la competencia política, a la necesidad de
atender determinadas actuaciones con una
limitación de recursos por parte de muchos
Ayuntamientos, a dar respuesta a las necesidades de empleo a nivel local, a las informaciones contrastadas de experiencias satisfactorias, en fin, a una amplia gama de situaciones posibles que pueden ampliarse de forma
indefinida.
Una fuente de interés en el programa se
encuentra en el funcionamiento de las Agen-
cias de Desarrollo Local, organismos que crean
los Ayuntamientos para impulsar la actividad económica en su ámbito, y que se especializan en la captación de programas de subvenciones para atender las distintas necesidades municipales. Uno de esos ámbitos, la
formación, permite a los entes locales impulsar proyectos de Escuelas taller, Casas de oficios y Taller de empleo para atender las necesidades de formación a nivel municipal. Fruto de esta iniciativa, se concreta la actuación
a realizar que puede ir referida a la rehabilitación de un edificio de propiedad municipal
para darle un uso social, lo que suele ocurrir
con los Ayuntamientos, o a la prestación de
un determinado servicio relacionado con los
nuevos yacimientos de empleo, como sucede
con los taller de empleo que se solicitan por
entidades sin ánimo de lucro no locales, que
también participan en el programa.
Identificada la necesidad, los públicos se
seleccionan en función de las prioridades a
atender. Cuando existe un problema de
desempleo juvenil asociado a fracaso escolar,
la Escuela taller o la casa de oficios es la solución más adecuada. Cuando el problema es de
desempleo de personas de mayor edad, el
taller de empleo se convierte en el instrumento a perseguir. En cualquier caso, las Agencias disponen de información suficiente para
decidir cuál es el programa mas adecuado.
Las bolsas de trabajo, las visitas personales a
las oficinas municipales, los contactos periódicos con los responsables de los centros educativos y formativos, el estado de opinión a
nivel municipal son, entre otros, indicadores
adecuados para la detección de la necesidad.
La preparación del proyecto suele ser
encargada por el responsable político que
toma la decisión a la Agencia de Desarrollo
Local que contacta con los servicios municipales correspondientes para la elaboración de
los planos y el material técnico necesario.
Destacar el esfuerzo que realizan numerosos
entes promotores en la preparación de los
proyectos, como un elemento positivo que
permite aproximar el nivel de calidad y com-
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INFORMES Y ESTUDIOS
promiso asociado a los mismos. El proyecto,
una vez elaborado, se somete a la aprobación
del Pleno municipal y se encuentra a partir
de ese momento en condiciones de participar
en las convocatorias de subvenciones.
Las administraciones competentes regionales suelen realizar una o dos convocatorias
al año de programas. Generalmente, las
Escuelas taller se aprueban en la primera
mitad del año para facilitar la ejecución de
dos fases del presupuesto en el ejercicio
corriente, y evitar así trasladar al año
siguiente un peso excesivo del coste sobre el
presupuesto del mismo. Los talleres de
empleo y casas de oficios se aprueban en la
segunda mitad del año, para facilitar la ejecución razonable del presupuesto disponible.
El ente promotor suele realizar una presentación del proyecto a la autoridad laboral
competente, aunque la valoración del mismo
se realiza por los servicios técnicos de ésta
que determinan si la documentación es adecuada, si falta algún requisito, y si existe una
coordinación entre las actuaciones a realizar
con el tipo de especialidades y la situación del
mercado laboral en la zona, entre otros indicadores. El proyecto se evalúa y obtiene una
puntuación, entrando en las prioridades susceptibles de aprobación. Si se rechaza, se le
informa al ente promotor para que subsane
las deficiencias y vuelva a presentarlo de forma adecuada.
Al final del proceso, se cuenta con un
número de proyectos susceptibles de aprobación que superan ampliamente el volumen
del presupuesto disponible, lo que obliga a
realizar un ejercicio de asignación que respete varios criterios: eficacia, competencia,
capacidad demostrada, equidad territorial,
potencial de inserción laboral y educativa, así
como especialización. Con estos criterios, los
proyectos se elevan a la firma de la autoridad
competente, y se comunican a los entes promotores para que dispongan su inicio dentro
de los plazos establecidos al efecto.
132
3.2. El arranque del proyecto
El ente promotor recibe la autorización de
la administración regional competente para
iniciar el proyecto solicitado. En ocasiones, se
le pide que realice algunas modificaciones
puntuales, cuya ejecución es preceptiva para
la ejecución definitiva del mismo. En este
momento, el interlocutor sigue siendo la
Agencia de Desarrollo Local o la concejalía o
el ente de gestión del organismo que solicita
el proyecto. Todavía no se ha realizado el proceso de selección del equipo que va a formar la
Escuela taller, Casa de oficios o Taller de
empleo. Este proceso, como ya se ha descrito,
es secuencial, y viene descrito en las órdenes
de convocatorias de ayudas, con una participación conjunta del ente promotor y la autoridad concedente de la subvención. En cualquier caso, debe respetar los principios de
selección establecidos para la función pública
de capacidad, transparencia, mérito y competencia, así como en los objetivos de la política
de empleo. Generalmente, el equipo se selecciona en una o dos fases, pero en cualquier
caso, no se facilita al director o los monitores,
por ejemplo, participar en la selección de los
alumnos, lo que suele ser fuente de controversia.
La selección del director y de los monitores
se realiza, generalmente, en un primer
momento. Las bases se establecen por acuerdo del equipo mixto integrado por representantes del ente promotor y de la autoridad
competente del programa. Los requisitos de
titulación, especialidad, experiencia se establecen de acuerdo con la naturaleza del proyecto y finalmente, se configuran las puntuaciones con los resultados obtenidos en la preceptiva entrevista. Las convocatorias se
hacen públicas a través del tablón de anuncios municipal o de los medios de comunicación establecidos, o recurriendo a las oficinas
del servicio público de intermediación, se
fijan los plazos para la presentación de la
documentación y una vez cerrado el tiempo,
se procede a la valoración de los curricula en
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ELÍAS AMOR BRAVO
base a los requisitos establecidos. Este procedimiento permite elegir al candidato final así
como a una bolsa de candidatos en caso de
necesarias sustituciones. Todo este proceso
debe ser comunicado a los representantes de
los trabajadores del ente promotor.
A continuación, se eligen los alumnos que
por ser un número mayor requieren también
un tiempo más largo. Las entrevistas son
determinantes para la selección de los alumnos a partir de una somera descripción de los
objetivos a conseguir, tanto de trabajo como
de aprendizaje. También se suele crear una
lista de reserva de candidatos a alumnos para
suplir las eventuales bajas.
Al cabo de unos días desde la notificación
de la subvención queda constituido el equipo
del proyecto, considerando que éste es su inicio real.
Al principio, existe expectación entre los
participantes. Los equipos docentes y directivos suelen ser seleccionados ad hoc para la
ejecución de los proyectos, dado que al tratarse de subvenciones, éstas no permiten la consolidación de estructuras de personal en los
entes promotores. Muchas veces no se conocen entre ellos, y es la primera vez que trabajan conjuntamente. Lo más frecuente es que
se tenga alguna información de los profesionales, dado que existe un flujo bastante
intenso de comunicaciones y contactos entre
todos ellos. Salvo los que se incorporan al programa por primera vez, que reciben el apoyo
de los más antiguos, el equipo suele tener
algún grado de conocimiento. Además, como
se ha indicado, los proyectos, sobre todo los
relativos a obra, suelen ser preparados por
técnicos municipales de los servicios de urbanismo, que tienen escasa o nula relación con
los futuros responsables de la gestión del programa. Por ello, la expectación no solo se produce entre los alumnos seleccionados, sino
también entre los que van a asumir la responsabilidad de ejecutar un proyecto formativo y de obra en el que, rara vez participan en
su diseño y concreción.
Esa expectación supone que, al menos
durante unas semanas, la principal actividad
a impulsar en la Escuela sea la transmisión
de información. Tanto a los alumnos, como del
director a los monitores y profesores, como al
equipo administrativo y de apoyo, así como el
diseño de unas comunicaciones fluidas y estables con el ente promotor que respalda el proyecto. Especial atención a las relaciones con el
personal de la Agencia de Desarrollo Local,
cuando ésta ha participado en la gestión del
proyecto. En ocasiones, este proceso requiere
más tiempo, pero en esencia consiste en fijar,
lo más rápido posible, un sistema de comunicación eficaz que permita ir reduciendo esa
tensión inicial y sobre todo, los lazos de dependencia manteniendo los niveles de autonomía
que se estimen convenientes.
Es el momento de las instrucciones de funcionamiento, de la explicación de que se quiere hacer, de la entrega de la uniformidad y
ropas de trabajo, de la actuación sobre la imagen corporativa de la escuela, en definitiva,
de la puesta a punto del equipo, ya que se trata de eso, de un equipo de formación y trabajo cuya coherencia debe ser máxima. Es también un buen momento para practicar ajustes
en la composición de los módulos, y aprovechar las bajas que se producen para su sustitución por los que pasan a integrar la bolsa, y
tienen condiciones y potencial suficiente para
obtener éxito en la experiencia. Los miembros del claustro deben exponer sin límites
sus aspiraciones y facilitar la comunicación
entre ellos para conocer qué van a explicar,
con qué calendario (aunque éste pueda venir
determinado por los certificados), qué tipo de
visitas de estudio se van a realizar, qué actividades complementarias, así como el análisis detallado del perfil de los alumnos, al objeto de adoptar las medidas más adecuadas
para facilitar su integración.
Éste es un aspecto que merece especial
atención en este punto. La selección de los
alumnos por el equipo mixto se realiza
mediante criterios automáticos y transparentes que vienen señalados en la normativa del
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INFORMES Y ESTUDIOS
plan de empleo. Sin embargo, la aplicación de
estos procedimientos muchas veces no ofrece
los resultados esperados o deseados en cuanto a la composición de los grupos. En los últimos años, se ha venido observando por ejemplo, que en las Escuelas taller ha aumentado
de forma notable el número de alumnos que
no tienen la escolaridad obligatoria completa
y muestran déficit muy elevado de competencias de lecto escritura, numérica y de comprensión lectora. A comienzos del año 2000, el
porcentaje de alumnos con la ESO incompleta en Escuelas taller se situaba en torno a un
30% del total. En 2005 dicho porcentaje había
ascendido al 65%. En tales condiciones, el
papel de los profesores de compensatoria, de
apoyo ha adquirido una importancia destacada en el período de aprendizaje de contenidos,
siendo necesaria una reordenación dentro de
los módulos en función del nivel de acceso.
Ésta es una de las áreas de futuro para las
Escuelas taller, y en menor medida las casas
de oficio, dado que en estas la duración es
menor, y el trabajo que se tiene que realizar
con esos alumnos que no completan la escolaridad requiere mas tiempo. Algunos analistas observan que la experiencia de los programas de garantía social podría resultar muy
útil en este proceso de adaptación de las
Escuelas taller y casas de oficios.
La preparación de los alumnos que proceden con déficit del sistema educativo tropieza, además, con el hecho de que en muchas
ocasiones son los que mejor se adaptan al
aprendizaje del oficio profesional, de modo
que en poco tiempo, son los empleados eficaces, a pesar de que mantienen sus dificultades de aprendizaje intactas. Resolver estas
cuestiones requiere de comunicación entre
los docentes, puesto que los monitores de las
especialidades suelen apoyarse en este tipo
de alumnos que, por el contrario, son los que
necesitan una mayor atención en la compensatoria, y sin embargo, la rehuyen al comprobar su escaso éxito académico.
Y si en las Escuelas taller los déficit educativos son un factor cada vez más persistente,
134
en los Talleres de empleo ocurre lo contrario.
La composición de estos proyectos se basa en
personas mayores de 25 años en desempleo
de larga duración. Se observa que la participación de titulados superiores en carreras
que no tienen unas salidas laborales, y sobre
todo de mujeres, ha sido la nota característica desde la entrada de este programa en funcionamiento. El participante medio en un
taller de empleo es mujer, entre 30 y 40 años,
con nivel de estudios medio o medio alto, y sin
experiencia laboral anterior. Con este perfil,
la aplicación directa de las técnicas de educación compensatoria de la Escuela taller o casa
de oficios al taller de empleo es un error, por
cuanto salvo casos excepcionales, pocos participantes en estos programas se plantean
obtener el graduado de ESO, en la medida en
que disponen incluso de titulación superior.
Revisar este aspecto requiere especial atención, reforzando otros contenidos formativos
basados en las cualificaciones transversales y
los elementos de competencia profesional que
más se valoran por los empresarios a la hora
de realizar sus contrataciones.
Estos aspectos ponen de manifiesto que en
su fase inicial, los proyectos de Escuelas
taller, casas de oficios o taller de empleo plantean numerosas cuestiones problemáticas
que requieren muchas veces soluciones imaginativas y ad hoc que, gracias a la flexibilidad del programa, se pueden implementar
con éxito.
3.3. La etapa formativa
Una vez que el programa inicia su actividad, la formación se convierte en el referente
básico. Ya se ha señalado que en las Escuelas
taller, la duración de la formación se extiende
durante seis meses en los que el alumno
obtiene una beca de asistencia y debe conducir a la obtención de un certificado de profesionalidad.
Los especialistas observan que la formación en las Escuelas taller y Casas de oficios,
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ELÍAS AMOR BRAVO
en menor medida, genera una dinámica muy
positiva de integración, responsabilidad, cooperación, respeto y solidaridad entre los
alumnos que no se ponía de manifiesto en el
sistema educativo de procedencia. Los alumnos tienen la obligación de asistir y seguir con
aprovechamiento la formación teórico práctica que se imparte, y se establece como causa
de exclusión de la participación en el proyecto y pérdida del derecho a percibir la beca,
cuando se produzcan tres faltas de asistencia
no justificadas en un mes o nueve faltas de
asistencia en la fase, que alcanza 6 meses.
Incluso, no seguir con aprovechamiento las
enseñanzas, a juicio del responsable del proyecto, puede suponer igualmente causa de
exclusión. La normativa establece con rigor el
procedimiento a seguir en estos casos, si bien,
como ya se ha señalado, no suele ser frecuente llegar a este tipo de medidas.
compensatoria que ponen de manifiesto cómo
los alumnos que tenían más problemas en las
aulas en la Escuela taller se convierten en
elementos activos, que intercambian conocimientos, experiencias y fomentan el compañerismo. El papel de los monitores es esencial en esta etapa, acercando al joven al mundo laboral por la vía de los conocimientos técnicos, pero también de las experiencias personales y las habilidades que se transmiten
en directo, sobre todo cuando se acometen los
primeros trabajos prácticos. La presencia
cercana del ente promotor, su estrecha vinculación con los alumnos y el equipo de la
Escuela son un elemento fundamental sobre
todo porque se confirma así el interés en el
programa.
La realidad es que alumnos procedentes
del fracaso académico, y desconectados de la
enseñanza obligatoria desde los 11 o 12 años,
encuentran en la Escuela taller y la casa de
oficios un marco adecuado para sentirse útiles y realizados en su aprendizaje y acercamiento al mundo laboral, por la amplia variedad de temas que se estudian, y sobre todo,
por el procedimiento empleado para acceder a
los conocimientos. Este potencial del programa es uno de sus puntos más fuertes y también más y mejor estudiados por los especialistas.
En los Talleres de empleo, donde la participación de personas de mayor edad es la nota
característica, este proceso adopta otros procedimientos, y los especialistas sostienen que
los alumnos trabajadores pasan por distintas
etapas que van desde la curiosidad hacia nuevos procedimientos, oficios u ocupaciones en
las que, hasta la fecha no se habían planteado trabajar, hasta la implicación que se deriva de la segunda oportunidad, y el deseo de
salir adelante en la vida, así como el refuerzo
de la autoestima, la consideración de la utilidad personal a nivel social y el componente de
relaciones personales y contactos, que resulta
fundamental para el acceso al mercado de
trabajo.
En esta etapa formativa, el alumno trabajador conoce determinados elementos de la
práctica laboral que son útiles: el cumplimiento de las normas, el respeto a los horarios, las pausas de trabajo, la beca (con promesa de salario al finalizar la etapa formativa), la uniformidad de trabajo, los aspectos
relativos a la protección del medio ambiente,
la prevención de riesgos laborales y la seguridad en el trabajo, la alfabetización informática, el sistema de aprendizaje esencialmente
práctico, le despiertan el interés y captan su
atención. Son frecuentes las observaciones
realizadas por los profesores de educación
El proceso de aprendizaje en la Escuela
taller y Casa de oficios se adapta al nivel de
comprensión lectora de los alumnos. La formación de grupos homogéneos, una de las claves del éxito del proceso formativo, no resulta
posible, por cuanto los módulos están predeterminados de antes, y son esencialmente
heterogéneos. Sin embargo, es importante
destacar cómo algunas Escuelas han acentuado el impacto del proceso de aprendizaje
con la elaboración de apuntes, la participación en sesiones de video práctico, o la atención al trabajo de profesionales especialistas.
Los recursos de aprendizaje de la Escuela son
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INFORMES Y ESTUDIOS
más variados que los existentes en el sistema
educativo, de modo que alumnos que tenían
dificultades para retener determinados conocimientos, consiguen evitar esas limitaciones
y mejoran notablemente sus niveles de motivación y participación.
horas de su participación. Este certificado, tal
y como se establece en la normativa, debe servir total o parcialmente para ser convalidado
por el certificado de profesionalidad de la
administración laboral.
Los profesores de educación compensatoria, que tienen más relaciones profesionales
con los profesores de los institutos de ESO de
los que proceden los alumnos de la Escuela
taller, confirman esa transformación a lo largo de las primeras semanas de funcionamiento del programa, de modo que el impacto suele ser mucho más positivo que en otras actuaciones realizadas en el espacio del centro educativo, como los Programas de Garantía
Social. La ruptura con la etapa educativa
obligatoria que ofrece la Escuela taller al
alumno con dificultades de aprendizaje es
otro aspecto que merece ser especialmente
atendido como elemento de motivación para
el conocimiento.
3.4. El trabajo en entorno real
Transcurridos los primeros meses de funcionamiento de la Escuela, se puede realizar
una evaluación inicial del alumnado por parte del claustro y de las posibilidades reales de
cada uno de ellos. Esto es así porque en la
Escuela otro aspecto de indudable interés es
el trato personalizado, que en muchas ocasiones se produce casi a nivel individual, toda
vez que el personal de la Escuela está a disposición de los alumnos de forma contínua.
Este proceso de orientación individual y a
medida es un punto especialmente atractivo,
porque sitúa al alumno de la Escuela en una
dinámica positiva de obtener provecho máximo de las informaciones que recibe y capitaliza en su propio beneficio personal. Si a ello se
añade la colaboración que suelen prestar los
servicios municipales psicopedagógicos en
algunos casos, este sistema personalizado de
información y orientación se puede ver notablemente reforzado. No conviene olvidar que,
al final del proceso, el alumno debe estar en
condiciones de recibir un certificado expedido
por la entidad promotora en el que se recoja el
contenido de su aprendizaje y la duración en
136
Finalizada la etapa de aprendizaje en aula
y entorno protegido comienza la etapa de formación en alternancia con la práctica profesional.
Es el momento en que los alumnos pueden
observar si realmente se sienten a gusto en el
desempeño real de las funciones que han
aprendido. La retribución de un salario y la
fijación de un contrato es un elemento determinante para los alumnos en esta etapa que
experimentan una creciente madurez y responsabilidad con respecto a las tareas a realizar. No suelen producirse por ello deserciones
a partir de este momento, de modo que la
experiencia muestra que los alumnos que
empiezan la fase de trabajo en entorno real
suelen finalizar la Escuela hasta el término
de la misma.
Es en esta etapa más larga –año y medio
en las Escuelas taller– cuando se debe producir el mayor número de visitas de los técnicos
de la autoridad laboral competente que van
observando las deficiencias en la ejecución
del proyecto, o por el contrario, sus puntos
fuertes. En el primer caso, el ente promotor
recibe los oportunos informes a fin de que
ajuste los resultados observados. La experiencia confirma que, salvo casos excepcionales, las intervenciones de los técnicos suelen
ir más en una línea positiva que negativa.
Lo importante en esta fase, y que es origen
de fuertes conflictos económicos, presupuestarios y judiciales, es la modificación del proyecto inicial. No conviene olvidar que la
Escuela taller, casa de oficios o taller de
empleo son proyectos que vienen avalados
por una subvención administrativa. Deben ir
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ELÍAS AMOR BRAVO
dirigidos a la consecución del proyecto. Cualquier modificación en el mismo debe ser
comunicada y autorizada. La realidad confirma que los entes promotores conocen ampliamente este pormenor, pero incluso, hasta los
más expertos, se han visto inmersos en cambios de actuación que no se solicitan y ni
mucho menos autorizan, lo que obliga a
devolver la subvención gastada en esos términos.
Suele ser frecuente que los distintos módulos de un proyecto presenten desfases en el
proceso final de ejecución, lo que obliga en
plena fase de trabajo real a tener recursos
ociosos durante un cierto espacio de tiempo.
Los entes promotores deciden entonces, para
evitar esas pausas, canalizar los trabajos del
módulo hacia una actividad que supone un
cambio de proyecto. Si esto es así, se está
incumpliendo la normativa, con las consiguientes sanciones. Es por ello muy conveniente que el director consulte a la autoridad
laboral cualquier iniciativa que se aparte del
proyecto, ya que rara vez no suele ser autorizada, en caso de producirse y tenga los requisitos mínimos de eficacia y utilidad. De igual
modo, las autoridades deben apoyarse continuamente en las informaciones que suministran los técnicos sobre el devenir de los proyectos y, en su caso, establecer procedimientos ágiles y eficaces de consulta y autorización de las eventuales modificaciones que,
bajo ningún concepto, deben suponer una
alteración total del proyecto que fue inicialmente aprobado.
Conforme avanza el proyecto y se alcancen
las distintas etapas programadas, resulta de
especial relevancia la organización de jornadas de puertas abiertas o facilitar, mediante
invitación, la visita técnica de los responsables competentes del programa. Muchas
Escuelas taller filman con película la realización del proyecto, y con ello dejan un testimonio audiovisual de la ejecución del mismo que
se acompaña a la documentación justificativa. Las Unidades de Promoción de Desarrollo
que apoyan el programa deberían ir constru-
yendo un archivo de este material audiovisual que debidamente canalizado a los entes
promotores supone una mejora del conocimiento del programa y su aplicación. Las
demostraciones con paneles, jornadas, mesas
redondas o exposiciones tienen un impacto
esencialmente local y contribuyen a afianzar
las relaciones de los ciudadanos residentes en
el municipio con la Escuela taller, a la vez que
los alumnos pueden presentar su trabajo a
otros compañeros que se interesan por participar en el programa.
3.5. La finalización del proyecto
El ajuste del trabajo realizado al proyecto
para el que se solicitó la subvención es uno de
los elementos de calidad del programa de
Escuelas taller. En las casas de oficios y talleres de empleo ese ajuste entre proyecto y obra
suele plantear mayores dificultades al tratarse de menos tiempo. Quizás por ello, los planificadores de proyectos han ido orientando
la unidad de obra programada hacia objetivos
de menor impacto real o ampliando el campo
de actuación en la medida que este tipo de
proyectos han ido ganando cuota de mercado.
Llega entonces el momento de la inauguración de la obra realizada, la entrega de
diplomas y el acto institucional en que los
alumnos y el equipo de la Escuela obtienen el
reconocimiento de las autoridades por su trabajo. Con frecuencia estos aspectos no reciben
la debida atención a pesar de su notable relevancia. Los estudios realizados en los últimos
años confirman que aquellos entes promotores que desarrollaban estos actos institucionales a la finalización de los proyectos tenían
menos dificultades para captar nuevos alumnos al comenzar el siguiente, mantenían una
mayor fidelidad con los equipos directivos y
de profesionales de la escuela y conseguían
mejores índices de inserción laboral y educativa, a la vez que presentaban los proyectos
con un mayor nivel de calidad. Por el contrario, cuando los entes promotores no presta-
REVISTA DEL MINISTERIO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES
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INFORMES Y ESTUDIOS
ban atención a los actos de clausura, contaban con menos fidelidad de los equipos,
tenían más dificultades en los procesos de
selección de alumnado, y confeccionaban proyectos que se situaban con unas valoraciones
muy bajas.
Lo cierto es que, salvo contadas excepciones, cuando los diplomas se entregan y se cierra la escuela por la finalización del proyecto,
todo parece desaparecer, y son muy pocas las
entidades que mantienen ese compromiso de
continuidad con sus propios recursos.
Durante años, los centros de iniciativa
empresarial figuraban en la convocatoria de
Escuelas taller, Casas de oficios y Taller de
empleo como una infraestructura mínima que
los entes promotores debían mantener para
garantizar una cierta continuidad desde la
finalización de un proyecto hasta la aprobación del siguiente. Cierto es que, como programa de subvenciones corrientes, las Escuelas
taller, Casas de oficios y Taller de empleo no
pueden asegurar la continuidad a los entes
promotores. Muchas veces son éstos los que no
se quieren comprometer con esa continuidad,
ya que no disponen de los fondos que deben
aportar para la cofinanciación del proyecto.
Cuando ese es el caso, los centros de iniciativa
empresarial tuvieron una existencia lánguida
y por ello, terminaron desapareciendo.
La experiencia muestra que las Agencias
de Desarrollo Local son las que heredan las
competencias de seguimiento de la inserción
de los alumnos y en algunas ocasiones, se
suele mantener al director contratado hasta
la presentación del siguiente proyecto. Cualquiera de las fórmulas suele ser válida. En
otras entidades, como las fundaciones o las
asociaciones, el mantenimiento de esa infraestructura resulta más fácil, dado que el personal de estructura del organismo realiza
estas funciones. En cualquier caso, es necesario garantizar algún mecanismo que mantenga encendida la llama del programa en el
ente promotor, y aquí realmente, son éstos los
que tienen la opción.
138
3.6. El control
El control del programa de Escuela taller,
Casas de oficios y Talleres de empleo es otro
de los puntos fuertes del mismo, y aquí se
vuelve a diferenciar de los restantes programas de formación ocupacional y de empleo de
interés local. Cuando un ente promotor obtiene una subvención destinada a un proyecto,
que además se paga por anticipado y en general, sin necesidad de avales cuando se trata
de entidades locales, se genera una serie de
dinámicas positivas de autocontrol que convierten si cabe más aún en algo singular la
realización del programa y de sus elementos
distintivos. Como sostienen los especialistas,
se acentúa la singularidad y unidad del proyecto de Escuela taller, casa de oficios o taller
de empleo dentro del amplio espectro de actividades del ente promotor.
A lo largo de la vida de un proyecto, se realizan dos tipos de controles simultáneos: el
económico-financiero y el académico-formativo. Además, a la finalización del programa,
se puede realizar una evaluación de la inserción laboral a partir de las informaciones
cuantitativas (contratos) y cualitativas
(reinserción educativa) de los responsables
del programa.
El control económico del programa está
bien diseñado y se basa en las nóminas salariales asociadas a los contratos firmados con
los alumnos y el equipo directivo y docente de
la Escuela, que son fáciles de contrastar y
evaluar, y que en general suponen más del
80% del importe total de la subvención recibida. El coste de los materiales se adapta a las
cantidades que se establecen en el proyecto,
de modo que resulta muy fácil rechazar todo
aquello que excede en cantidad o volumen lo
que se establece de antemano. El hecho de
que las facturas de los entes locales vengan
visadas por los interventores del Ayuntamiento es otra garantía de control financiero.
Desde el punto de vista del control económico,
el programa es un acierto.
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ELÍAS AMOR BRAVO
El control académico se realiza a partir de
la comprobación de diversos documentos que
deben estar a disposición de los inspectores
de la autoridad competente, como son los partes de control de asistencia, la evolución de
los programas formativos, la opinión in situ
recabada a los profesionales de la Escuela,
casa de oficios o taller, y cualquier otro tipo de
información que se pueda contrastar como
apuntes, ejercicios prácticos o preguntas
abiertas a los alumnos. La realización de
encuestas de calidad es un aspecto relevante
para evaluar la marcha de los programas.
El control de la obra y del proyecto se realiza a través de la inspección in situ de las
actuaciones y de los informes y certificaciones
emitidos por los responsables municipales en
su caso. A partir de dichos documentos oficiales, así como por los informes de evaluación
de los técnicos del órgano competente, se
determina el grado de ajuste de lo realizado
al proyecto.
En el proceso de control, la figura del técnico juega un papel fundamental. Pocos programas de políticas activas se benefician tanto de la misión que desempeñan los técnicos
de control dependientes de la autoridad competente que concede las subvenciones. Estos
técnicos, con una formación aplicada en el
campo de las ciencias sociales, ejercen una
labor de control, supervisión y resolución de
los problemas que se producen en el devenir
del programa, con un sentido de anticipación
que es la principal novedad que aporta la
misión. No conviene olvidar que los proyectos
de Escuela taller, Casas de oficios y Taller de
empleo se desarrollan en el ámbito de corporaciones locales, generalmente pequeñas y
con escasos recursos, de modo que cualquier
incidente que pueda afectar sus márgenes de
funcionamiento también puede tener su traslado a la vida de la Escuela. En ocasiones, el
presupuesto asignado por la autoridad a una
Escuela viene a representar un porcentaje
superior al 50% del presupuesto total del
municipio o de la entidad pública que recibe
la subvención. Por ello, garantizar que en su
funcionamiento diario no se vea afectada la
actuación de la Escuela es una labor que los
técnicos asumen en su quehacer, convirtiéndose muchas veces en asesores del ente promotor.
3.7. La difusión
Es conocido el programa de Escuelas
taller, Casas de oficios y Talleres de empleo,
pero siguen existiendo bolsas de oscuridad
sobre todo en el ámbito de las organizaciones
intermedias.
La celebración de congresos de Escuelas
taller, Casas de oficios y Taller de empleo se
ha convertido en una apuesta firme para
garantizar la máxima difusión del programa,
a partir de una estructura de presentaciones
que abarcan la más amplia problemática educativa, laboral, de relaciones con entes promotores y autoridades laborales, y otros
aspectos de interés.
Los congresos permiten a un ente promotor divulgar al resto de entidades sus realizaciones por medio del programa y su tecnología propia, a la vez que sirve para promover
la estima de los alumnos y monitores. El
carácter itinerante de estos congresos ha servido además para comprobar la extraordinaria capacidad del programa para adaptarse a
la estructura socio productiva territorial de la
Comunidad autónoma, a la vez que se puede
contemplar de qué modo da respuesta a los
distintos retos con los mismos instrumentos.
Los ponentes presentan comunicaciones que
suelen ir referidas a su propia experiencia,
por lo que todo tiene un contenido esencialmente práctico, garantizando así elevados
índices de asistencia. En la Comunidad los
congresos celebrados en los últimos años han
contado con una participación media de 350400 personas, y gracias a ello, el número de
entidades que presentan proyectos en las distintas convocatorias se ha multiplicado por
tres desde que se produjo el traspaso de competencias en 1999.
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INFORMES Y ESTUDIOS
Sin embargo, como sucede en otros ámbitos del programa, aunque los congresos aportan ideas e innovaciones que pueden ser llevadas a la práctica y reciben el beneplácito de
los asistentes por su utilidad, es cierto que la
continuidad de los mismos no está garantizada en la medida que la voluntad política se
convierte en un elemento básico para su elaboración y puesta en marcha. Es éste otro
ámbito en el que sería interesante recurrir a
plataformas externas que asumieran como
función, entre otras, la realización de esos
congresos anuales.
en este artículo, si bien, es previsible que se
produzcan diversos ajustes como consecuencia de dos procesos que gravitan directamente sobre el mismo. De un lado, las reformas
introducidas por la Ley 5/2002 de las Cualificaciones y la Formación Profesional, y en particular la entrada en funcionamiento del Sistema Nacional de Cualificaciones Profesionales, que integra los tres subsistemas de formación profesional en un solo modelo orientado por las unidades de competencia que integran las cualificaciones pertenecientes a las
26 familias profesionales.
Queda mucho por hacer en materia de
difusión del programa. Iniciativas como reddeoficios tienen sentido a nivel estatal, pero
también se necesita una aproximación territorial a la difusión que procure una información más directa de las experiencias en una
zona concreta del territorio. Se debería
impulsar desde las UPDs este tipo de iniciativas, colaborando en la creación, puesta en
marcha y mantenimiento de un portal
autonómico de Escuelas taller en el que se
pudiera participar activamente y en el que se
obtuviera información precisa y adecuada del
devenir del programa en la Comunidad.
De otro, los cambios que se van a introducir en la normativa laboral, y que pasa esencialmente por la creación de un nuevo modelo
de formación para el empleo, que integra la
formación ocupacional y continua, y suprime
la distinción entre desempleados o empleados
a la hora de participar en los distintos programas, así como la previsible revisión del
contenido de los certificados para adaptarlos
a las cualificaciones.
Algunos entes promotores con recursos
financieros han realizado un papel relevante
en materia de difusión, pero ello contribuye
solo a mejorar el conocimiento en el ámbito
más próximo de actuación. Se hace necesario
incorporar al sistema educativo, a los institutos de enseñanza secundaria a las estrategias
de difusión para que los orientadores educativos tengan información oportuna de este instrumento de inserción laboral en su zona de
influencia.
4. RECOMENDACIONES
PARA FUTUROS GESTORES
DEL PROGRAMA
El programa de Escuelas taller, Casas de
oficios y Taller de empleo se mantendrá en el
futuro con sus rasgos principales expuestos
140
Hechas estas previsiones, cabe formular
algunas recomendaciones para los gestores
del programa, todas ellas encaminadas a conseguir que se mantengan los actuales índices
de inserción laboral y educativa, así como su
singularidad dentro del conjunto de programas de políticas activas de empleo.
4.1. Participación en programas
europeos
Hasta fechas recientes no se ha observado
una participación de las Escuelas taller,
Casas de oficios y Taller de empleo en programas europeos de intercambio como Leonardo,
y ello a pesar de que es perfectamente posible. La realización de estancias en el extranjero de contenido profesionalizador es un reto
para el programa. Algunas Agencias de Desarrollo Local están asumiendo esta función y
empiezan a solicitar proyectos Leonardo de
estas características, sobre todo, cuando los
gastos de preparación lingüística y cultural
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se empiezan a incorporar al presupuesto del
programa.
Esta es una vía relevante de futuro para el
programa que puede atraer a jóvenes dispuestos a complementar la formación recibida con una estancia en un país europeo que
les permita conocer de cerca otras técnicas y
procedimientos mas competitivos o simplemente establecer contacto con otros profesionales en el mismo ámbito de actuación. La
apuesta por este tipo de redes es una garantía
de futuro en un mercado europeo cada vez
más integrado en el que se apuesta por la
movilidad.
4.2. Integración en el sistema educativo
El actual proceso de integración de los tres
subsistemas de formación profesional supone
un reto para Escuelas taller, Casas de oficios
y Taller de empleo. Deberán adaptar los contenidos formativos a los módulos asociados a
las unidades de competencia que integran las
cualificaciones, con los que se van a elaborar
los nuevos certificados de profesionalidad. A
partir del nuevo diseño común, no tiene sentido que los institutos de enseñanza secundaria no puedan participar en los programas y
queden una vez más excluidos por meras consideraciones de gestión administrativa. Es
cierto que el alumno que finaliza la ESO no
desea volver al instituto, pero no es lo mismo
hacerlo por la mañana como repetidor, que
por la tarde con otros adultos. La disponibilidad de medios y de personal cualificado no se
debe desperdiciar por el programa.
Por otra parte, los sistemas de evaluación,
reconocimiento y acreditación de la competencia profesional asociados al nuevo Sistema Nacional de Cualificaciones tienen en los
monitores de estos programas una referencia
básica, como personas que están evaluando
continuamente el saber hacer de sus alumnos. Sobre todo, en el ámbito de los talleres de
empleo el reconocimiento de la capacidad de
evaluación de competencia de estos profesio-
nales no se debe desperdiciar, como se tuvo
ocasión de comprobar con la experiencia del
reciente proyecto ERA, impulsado desde el
Ministerio de Educación. Sería conveniente
que los responsables de los nuevos programas
de iniciación profesional en el ámbito educativo fijaran mecanismos de coordinación con
Escuelas taller y Casas de oficios, al objeto de
que se impulsaran programas comunes que
facilitaran la construcción de itinerarios de
formación y práctica laboral a lo largo de toda
la vida.
4.3. Establecer un modelo
especializado de organización
para la gestión
No cabe duda de que el programa tiene
una personalidad muy diferenciada de otros
en el ámbito laboral, y en cualquiera de las
áreas de competencia regional. Para garantizar un adecuado modelo de gestión que permita garantizar seguridad jurídica a las
actuaciones y conseguir la aceptación por
parte de los órganos de control presupuestario, este programa necesita una organización
específica integrada por técnicos con experiencia en pedagogía, orientación, planificación formativa y control académico, todo ello
aplicado a la formación profesional; y de otro,
personal técnico especialista en gestión
económica y presupuestaria.
Tanto en un caso como en otro, la adaptación de los conocimientos de partida a un programa que tiene una personalidad muy concreta y diferenciada, puede exigir un período
de adaptación. Esta organización debe
además contar, en la medida que resulte posible, con el apoyo de las Unidades de promoción del desarrollo, UPDs, previstas en la
normativa del programa y que tienen como
finalidad prestar servicios diversos de orientación, información, difusión y preparación
de proyectos de Escuelas taller, Casas de oficios y Taller de empleo para entes promotores
sin experiencia.
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Al frente de esta organización, debe situarse un profesional con experiencia en el programa, pero sobre todo, que respire esa filosofía singular que supone trabajar en el
ámbito de la transición de la escuela al mundo laboral, o en políticas formativas destinadas a personas de edad media en desempleo.
Sobre todo, debe empaparse del espíritu y de
las características sociológicas del programa,
de la posición sin duda variable que adoptan
los distintos entes promotores hacia la subvención que se concreta en el proyecto, los
fines que se atribuyen a la misma, y cómo
todo ello puede y debe encajar en el modelo de
gestión establecido.
El programa de Escuelas taller, y en
menor medida Casas de oficios y Taller de
empleo, no es estrictamente un programa de
formación profesional. Tampoco lo es de
empleo subvencionado. El carácter mixto que
posee lo hace singular y único, y por ello, es
preciso tener una capacidad de reflexión y de
adaptación para evaluar las características
del marco de relaciones con los entes promotores.
4.4. No tener prisa con los resultados
Ya se ha señalado que el potencial de
inserción laboral y educativa es el principal
activo de este programa. También se ha mencionado el impacto que tiene sobre determinadas estructuras locales de servicios públicos o la rehabilitación del patrimonio. Una
máxima que es preciso atender por los gestores, tanto desde el ente promotor, como desde
el órgano que concede las subvenciones, es
que las prisas por obtener resultados no son
la mejor consejera. Así, por ejemplo, suele ser
frecuente que las empresas que conocen los
proyectos en funcionamiento se acerquen
periódicamente y se interesen por la formación de los alumnos, en ocasiones antes de
finalizar los programas formativos. El abandono de un alumno hacia el mercado de trabajo antes de acabar el certificado, o el perío-
142
do de aprendizaje en trabajo real, no resulta
positivo a la larga, y suele ser un elemento de
inestabilidad para proyectos futuros. Los gestores y los órganos concedentes deben coincidir en que el abandono del proyecto en condiciones de incumplimiento del programa no es
una buena solución, por mucho que el empleo
esté a la vuelta de la esquina, y por ello, se
deben establecer sistemas de control que eviten esas «fugas» que, a la larga, terminan
deteriorando el potencial global de inserción
del proyecto.
De igual modo, cuando se acerca el final
del proyecto y los resultados no se ajustan al
mismo, suele producirse una situación de
tensión, que se ha descrito más arriba, y que
conduce a la contratación de una empresa
que «acelera» los trabajos de la Escuela o del
taller. Esta práctica es solo acertada en la
medida en que la empresa asume que una
parte de los alumnos trabajadores puede
pasar a engrosar la plantilla al finalizar el
proyecto, o que aporta algún tipo de tecnología o aprendizaje adicional a los alumnos,
siempre bajo el control de los monitores. En
ocasiones, los gestores y también los órganos
concedentes deben ponerse de acuerdo en que
la finalización del proyecto no resulta tan
relevante, si no va acompañada de estas previsiones de apoyo al programa.
4.5. Implicar al máximo a la sociedad
en el proyecto
El impacto que puede tener una Escuela
taller, casa de oficios o taller de empleo en un
ámbito territorial concreto guarda relación
con la dimensión del ente promotor. Es evidente, no es lo mismo un proyecto en una
gran capital, donde solo puede participar un
número reducido de alumnos en un determinado barrio, que en una pequeña localidad en
la que además, se va a atender la rehabilitación de un edificio emblemático. El impacto
en la segunda, en términos de implicación
social, es muy superior, si bien, cabe suponer
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ELÍAS AMOR BRAVO
que la lista de espera de la primera será
mucho más amplia, y los métodos de selección
del alumnado permitirán alcanzar ese objetivo de grupo homogéneo, clave para todo proceso de formación.
El programa, sin embargo, tiene tal versatilidad, que incluso, pequeños Ayuntamientos se han especializado en proyectos de
Escuela taller, por ejemplo, a pesar de no
tener suficientes jóvenes censados en su término municipal, para ofertar el proyecto a los
residentes en otras zonas próximas, con
abundante población pero que, sus entes promotores, en este caso, el Ayuntamiento, canalizaba sus recursos hacia otras actuaciones o,
simplemente, desconocía el programa de
Escuelas taller. En estos casos, la implicación
de la sociedad en el proyecto es máxima, porque el ente promotor traslada a los ciudadanos la necesidad de aprovechar el trabajo real
de la Escuela para conseguir determinados
servicios que, por la escasez de recursos del
pequeño Ayuntamiento, no se podrían obtener de otro modo. De igual modo, el Ayuntamiento de mayores dimensiones, conociendo
la especialización de su vecino en el proyecto,
ve interesante apoyar esa relación y canalizar sus recursos hacia otros programas, de
modo que llega incluso a poner un servicio
diario de transporte gratuito a los alumnos
para que puedan desplazarse a la escuela.
Este modelo de organización territorial
permite plantear Escuelas taller, Casas de
oficios o Talleres de empleo de ámbito superior al local, sin necesidad de recurrir a instituciones u organizaciones intermedias como
mancomunidades o asociaciones de Ayuntamientos a escala comarcal. El Ayuntamiento
pequeño especializado en la Escuela, por
ejemplo, incorpora en el proyecto cartas de
apoyo de los responsables municipales de su
entorno, y a cambio, recluta en el proyecto a
alumnos procedentes de esos Ayuntamientos.
Toda esta información, debidamente presentada en la documentación de solicitud, es un
baluarte muy positivo de cara a la consideración favorable de los proyectos. La experien-
cia muestra que, cuando se desarrollan proyectos de ámbito territorial superior al local,
con este procedimiento se consigue una
mayor implicación social que cuando se
financian estructuras en funcionamiento.
4.6. Investigar, investigar, investigar
El programa de Escuelas taller, Casas de
oficios y Taller de empleo proporciona un
medio controlable muy adecuado para la
investigación social en profundidad. Los
alumnos que participan en la Escuela tienen
preocupaciones, motivaciones, aspiraciones y
adquieren la experiencia profesional de forma
muy distinta a los que forman parte de un
taller de empleo. Las técnicas de investigación social, en forma de encuestas o dinámicas
de grupo, son muy adecuadas para obtener
datos cuantitativos y cualitativos resultado
del programa, sobre todo, si luego se explotan
con los paquetes estadísticos convencionales
SPSS o programas de análisis multivariable.
De igual modo, y en forma de círculos
concéntricos, tomando el equipo de la escuela
(director, administrativo, monitores, alumnos) como núcleo, presenta un gran interés,
realizar investigaciones hacia los distintos
ámbitos que se van alejando de ese núcleo. Se
puede observar cómo las opiniones, valoraciones, expectativas y resultados que se atribuyen a los proyectos cambian notablemente
conforme nos situamos en los núcleos más
alejados, y eso puede servir para orientar, por
ejemplo, estrategias de difusión, comunicación o relación social.
Existen tesis doctorales que abordan la
problemática de las Escuelas taller, Casas de
oficios y Taller de empleo, su interrelación
con otros programas de formación y empleo,
su estructura y distribución territorial, su
relación con las necesidades formativas en el
territorio, los mecanismos de funcionamiento, los sistemas de gestión, y un sinfín de
aspectos. Sin embargo, estos estudios son teóricos y se plantean más con un contenido
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académico y científico, que tiene escasa aplicación para la adopción de decisiones. Este es
el ámbito que merece una especial atención, y
que sin embargo, no recibe la inversión necesaria. Dado que el programa supone una
importante inyección de recursos que, como
ya se ha destacado tiene un alto impacto
social, se debería destinar recursos a la investigación aplicada, con fines de facilitar la
adopción de decisiones para mejorar el funcionamiento del mismo. Posiblemente,
abriendo convocatorias de este tipo, similares
a las acciones complementarias en materia
de formación continua, se podría contar en
muy poco tiempo con un arsenal de informes
de aplicación directa a la mejora continua del
programa.
4.7. Establecer mecanismos estables
de comunicación y difusión
de buenas prácticas
El programa tiene características idóneas
para promover espacios unitarios para la
difusión y el intercambio de experiencias consistentes en buenas prácticas. Para ello, lo
primero es idear, por medio de las nuevas tecnologías de la comunicación, soportes adecuados para la realización de esta tarea, y a
continuación, fijar mecanismos que incentiven las aportaciones por parte de quiénes tienen algo que decir. No hace falta insistir en
que los directores de los proyectos se mantienen en contacto continuo a través de lazos
personales e informales que, a la larga, terminan siendo los más eficaces para el intercambio de información y la solución de problemas. Sin embargo, esto no es suficiente, y
podría resultar interesante disponer medios
para asegurar que la información fluya de
forma organizada y coordinada. Al final, los
usuarios lo agradecerán, pero además, por
esta vía, se consigue una plataforma externa
de calidad que sirve para significar los avances del órgano competente en la gestión de un
programa con alto impacto social.
144
4.8. Aprovechar los equipamientos
generados por el programa
En numerosas ocasiones, el objetivo de
rehabilitar un inmueble de titularidad pública supone al final de un programa la disponibilidad inmediata para el ente promotor de
un contenedor nuevo listo para su utilización
con fines sociales, tal y como se establece en
la constitución básica del programa. Sucede,
también con frecuencia, que el deseo inicial
del ente promotor de destinar el nuevo
inmueble a una determinada finalidad se ve
modificado por el paso del tiempo, y los cambios en las necesidades sociales. Cabe comparar el ritmo acelerado de nuestra sociedad en
la actualidad con el tiempo medio de dos o
cuatro años, que una Escuela, sin interrupciones, puede utilizar en realizar una determinada actuación completa.
Por ello, con frecuencia, los entes promotores descubren que los inmuebles que han
rehabilitado se convierten en nuevos costes
de funcionamiento más elevado, toda vez que
la demanda social obliga a darles un determinado uso con cargo al presupuesto corriente.
Los entes promotores más especializados
en el programa, desde sus orígenes, han descubierto lo interesante que puede resultar
capitalizar las rehabilitaciones de inmuebles
en beneficio de la formación de los ciudadanos. La demanda de formación a nivel local
tiende a aumentar y además, se diversifica
continuamente. Existe un espacio para el crecimiento, que se puede beneficiar de los generosos programas de subvenciones tanto en el
ámbito competencial laboral (plan FIP) como
educativo (programas de garantía social). A
partir de la organización de la formación en
estos centros, los entes promotores descubren
que no solo resulta posible financiar su funcionamiento, sino darles una clara utilidad
social.
Una línea estratégica que los entes promotores no deben desatender consiste en orientar las infraestructuras creadas hacia la for-
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ELÍAS AMOR BRAVO
mación y proponer la puesta en marcha de
programas para los trabajadores, empresarios, autónomos, y en general para toda la
sociedad, en los distintos campos de especialización más demandados por las empresas de
la zona. Pensemos en la rehabilitación de una
antigua escuela infantil que puede llegar a
ser un centro de formación especializado en
hostelería, aprovechando las instalaciones de
cocina. Éste es uno de los múltiples ejemplos
que pueden ser citados en esta línea.
De igual modo, los nuevos programas de
formación continua que permiten a las
empresas disponer de un presupuesto propio
con cargo a las cuotas satisfechas a la Seguridad Social, van a permitir a las escuelas
taller aprovechar sus instalaciones, a partir
de los correspondientes procesos de actualización y mejora, en centros de formación en
actualización de competencias para los trabajadores por las tardes, cuando las instalaciones están sin utilización. Son muchas las
pequeñas y medianas empresas, y sobre todo,
microempresas, y autónomos, que tienen dificultades para mejorar su formación con el
nuevo modelo, y a las que pueden dirigirse los
esfuerzos de los profesionales que prestan sus
servicios en el programa, introduciendo así
ese compromiso con la mejora continua que
caracteriza a todo empleado.
4.9. Apertura hacia nuevos colectivos
y segmentos del mercado laboral
El programa ha funcionado con eficacia
hacia los más jóvenes. Escuelas taller y Casas
de oficios han favorecido niveles de inserción
superiores al 75% en promedio, durante las
dos décadas de existencia, no existiendo otros
programas educativos o formativos con estos
índices de integración en el mercado de trabajo para los participantes, y además, lo que
es más importante, en la ocupación para la
que se han formado.
Los talleres de empleo, que rondan el 65%
de inserción laboral, también presentan un
resultado importante, si se tiene en cuenta la
naturaleza de los participantes en este tipo
de programas, en general, desempleados de
larga duración. Este tipo de proyectos ha permitido a los entes promotores ligar, en
muchos casos, la formación práctica de los
talleres de empleo con otras fórmulas de
empleo local subvencionado, como los contratos Encorps, lo que ha permitido ir dando
soluciones de empleabilidad a los colectivos
con mayores dificultades de acceso al mercado de trabajo. Como siempre sucede en estos
casos, la especialidad de los entes promotores
ha sido decisiva a la hora de diseñar y poner
en marcha proyectos dirigidos a colectivos de
difícil inserción en el mercado de trabajo.
En los próximos años, el programa tendrá
que dar soluciones a varios colectivos que
están a las puertas del mercado laboral y
que plantean retos al diseño de las políticas
activas. En primer lugar, los inmigrantes,
cuya dificultad idiomática y cultural supone,
en muchos casos, una barrera de entrada y
de integración social. Además, muchos proceden de un entorno laboral en el que el nivel
de competencia profesional dista mucho del
nuestro, siendo necesaria esa adaptación a
los procesos productivos de la economía
española. Es preciso ir diseñando proyectos
de mediación cultural, con la incorporación
de traductores que en los tiempos de
enseñanza compensatoria, permitan a los
que proceden de otros países y de otras culturas, obtener el máximo aprovechamiento,
no sólo de adaptar sus cualificaciones a las
demandas del tejido productivo español,
sino también sus competencias situacionales.
Otro colectivo que merece especial atención para el programa son los discapacitados.
Con respecto a los físicos, sobre todo aquellos
que tienen movilidad reducida o algún tipo de
discapacidad auditiva o visual, se han desarrollado iniciativas relevantes en los últimos
años por parte de entidades especializadas en
estos colectivos. Es de suponer que esta sensibilidad se extienda progresivamente, ya
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que la inserción laboral de los discapacitados
es un objetivo de política social que, además,
resulta alcanzable. La dificultad para trasladar a los alumnos trabajadores formados a
las empresas exigirá una modificación en el
programa para que la última etapa de trabajo real se pueda desarrollar como una FCT de
la formación profesional dentro de las empresas potencialmente interesadas en la contratación. Pero sobre todo, hacia este tipo de
colectivos se requiere ir ampliando el tipo de
especialidades que se pueden practicar con el
programa, como por ejemplo todo lo relacionado con los servicios de call center, cada vez
mas profesionalizados. Además, con los discapacitados psíquicos, el programa tiene que
hacer un esfuerzo más intenso, si cabe aún.
El diseño de estrategias formativas combinadas desde la salida de la escuela hasta la
potencial incorporación al mercado laboral
supone impulsar inicialmente programas de
garantía social, acompañados posteriormente de Escuelas taller, Casas de oficios y Taller
de empleo, asegurando que este itinerario
formativo consiga los objetivos de integración
en el mercado de trabajo. Las organizaciones
más especializadas tienen aquí una importante laboral social.
Los jóvenes internados en centros de
menores, al amparo de la Ley del Menor, tienen en este programa una solución efectiva
para su reorientación profesional durante el
tiempo en que se encuentran en estos centros,
de modo que aparece un elemento de valor
añadido positivo. Se requiere igualmente
dosis de imaginación para flexibilizar el programa y asegurar que los menores puedan
obtener los certificados con independencia de
la duración de sus etapas de internamiento,
de modo que al obtener la salida, puedan
mantener los estudios en sus zonas de residencia, si fueran diferentes, con el debido
apoyo y tutoría de los correspondientes servicios sociales. Es preciso coordinar aquí la
actuación de los proyectos para facilitar esa
incorporación de jóvenes que desean seguir y
finalizar su formación. La ventaja del progra-
146
ma de Escuela taller para estos jóvenes reside, además del salario que reciben por el trabajo, en la adquisición de un oficio profesional, y sobre todo, la creación de unos hábitos
de comportamiento socialmente responsable,
sobre todo, compartiendo la actividad con
otros y participando de un proceso integrador
por su propia naturaleza.
El programa, igualmente, tendrá que
diseñar actuaciones en los organismos penitenciarios, donde esta apuesta por la formación y el empleo de los internos supone desarrollar actuaciones innovadoras.
4.10. Garantizar una eficaz
globalización del programa
Actualmente, varios países europeos y
latinoamericanos, así como del norte de África, han podido ir impulsando proyectos de
Escuelas taller, en base a la combinación de
los presupuestos de la cooperación internacional española, a través de la AECI, y la
acción de las organizaciones no gubernamentales implicadas en estas actuaciones. Nada
que objetar. En principio, algunas de estas
entidades también han podido desarrollar su
experiencia en distintas Comunidades autónomas españolas, por lo que están en condiciones de trasladar la esencia del programa a
otros países. Sin embargo, este proceso de
globalización de una acción social tiene que
adaptarse a las características socioeconómicas de los destinatarios, y al mismo tiempo, se
tiene que basar en una metodología común
que evite contrastes negativos entre las distintas zonas en que se aplique. Quizás por
ello, la colaboración técnica entre el Ministerio de Trabajo, las Comunidades autónomas
con competencias en la materia y el Ministerio de Exteriores, a través de sus agencias de
cooperación, deberían establecer un modelo
que permitiera la ejecución del programa a
nivel internacional, como una seña de identidad específica y propia de la acción española
en materia de cooperación para el empleo. En
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ese sentido, el programa puede permitir
impulsar proyectos de codesarrollo que sirvan para que determinados colectivos de
inmigrantes –en este caso, de América Latina, por ejemplo– puedan regresar a sus países con una experiencia profesional que les
permita luego desarrollar sus proyectos de
vida allí donde nacieron. La colaboración con
las Escuelas taller que la AECI tiene dispersas por todo el continente latinoamericano
debe ser una constante en los programas a
partir de ya mismo.
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RESUMEN
148
El programa de Escuelas Taller y Casas de Oficios cumple 20 años de existencia. A lo largo
de su existencia, ha mostrado cómo se pueden aplicar, con éxito, combinaciones de programas de aprendizaje con trabajo real para jóvenes que desean aprender un oficio, alcanzando unos elevados niveles de inserción laboral. La gestión de este programa, una vez transferidas sus competencias a las Comunidades autónomas, se ha acercado a la sociedad, se
ha producido una notable ampliación en los niveles de participación, y con ello, se ha generado una imagen y proyección social que lo convierten en una referencia básica dentro de
las políticas de formación y empleo para los más jóvenes.
El artículo presta atención a las características fundamentales del programa, su diseño y
ejecución, así como los cambios que se han venido produciendo en su evolución durante
todo este tiempo. De igual modo, se proponen vías de desarrollo futuro, sobre todo en el
nuevo marco impuesto por la Ley 5/2002 de las Cualificaciones y la Formación Profesional,
que viene a integrar todos los sistemas formativos existentes. En suma, veinte años de
existencia, y un futuro prometedor, hacen que el Programa de Escuelas Taller y Casas de
Oficios se convierta en una referencia principal en las políticas de empleo de las Comunidades autónomas, impulsando aquellos cambios que resulten precisos para mejorar sus
índices de inserción laboral, y garantizar la convalidación de la formación adquirida.
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