Politicas Publicas y Rol de las Universidades Estatales

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LAS POLÍTICAS PÚBLICAS Y EL ROL DE LAS UNIVERSIDADES ESTATALES.
Discurso del Vicerrector Académico, Hector Gaete Feres, con ocasión del lanzamiento del
Programa de Políticas Públicas y Ciudadanía de la Universidad del Biobio.
UBB Concepción, jueves 05 de agosto de 2004, Auditorio Facultad de Ingeniería; 10,00 hrs.
Saludos:
- A nuestros alumnos, académicos y funcionarios.
- Al profesor Andrés Iacobelli, Director del Programa de Políticas Públicas y Ciudadanía de la Pontificia Universidad
Católica de Chile.
- Estimadas Amigas y Amigos de la UBB.
-Gracias a todos por acompañarnos y compartir este importante momento.
En estas reflexiones incorporaremos cuatro aspectos que nos parecen relevantes y que
configuran el contexto explicativo del porqué la Universidad del Biobio creó este Programa de
Políticas Publicas y Ciudadanía:
v uno, el modelo económico vigente y su tensión con el Rol del Estado.
v dos, el papel de las Políticas Publicas y su tensión entre el nivel Nacional y el Local-Regional.
v tres, los impactos sociales gruesos en Chile, y
v cuatro, El Rol de la Universidad Estatal en las Políticas Públicas.
Chile hoy se destaca, y se le reconoce en el ámbito mundial, por ser una de las
economías más abiertas y por exhibir altas tasas de crecimiento económico1. Esta economía se
rige por un modelo caracterizado por el libre juego de bienes y servicios en un marco en que los
factores
de producción operan también con amplia libertad teniendo al mercado como su
principal asignador de recursos y al Estado ejerciendo un rol regulador amplio y principalmente
subsidiario respecto del papel central que se le asigna al sector privado (también se le ha
denominado: modelo neoliberal, ortodoxo o monetarista, “el mayor ejemplo de ortodoxia de los
últimos treinta años” (Ricardo Efrench-Davis).
Por otra parte, hay aspectos esenciales de la vida en sociedad, como la economía, que
tienen expresión y/o impacto social, territorial, medioambiental, etc.; y que los poderes públicos
del Estado, en tanto la Nación jurídicamente organizada, deben intentar producir, prevenir o
mitigar según los casos por cuanto afectan a esa misma sociedad o parte importante de ella.
1
7,0% promedio en los 90; 4,2% el 2000; 3,7% proyectado al 2004. El mayor crecimiento en Latinoamérica y uno de los cinco países con mayor crecimiento
en el mundo. (Banco Central, 2003)
1
Por lo mismo, las políticas públicas, la legislación y la planificación constituyen instrumentos del
Estado en su dimensión orientadora y/o reguladora, inscritos en su actuación ex-ante, que
intentan prevenir resultados no deseados provenientes tanto del estilo de desarrollo que se
impulse como del tipo de proceso de producción de bienes y servicios y su materialización.
Sin embargo estos dos aspectos, modelo económico y rol del
Estado, suelen ser
planteados como incompatibles o contrapuestos cuando, en realidad, si se revisa el
funcionamiento específico de la economía de mercado en los distintos países es posible
verificar que no hay tal incompatibilidad con el diseño de políticas a través de los poderes
públicos. Lo ejemplifican los propios casos de Alemania, los Estados Unidos y los países del
sudeste asiático que tanto admiramos, en donde los mercados están fuertemente acotados con
regulaciones y orientaciones que, en su conjunto, además de evitar los impactos no deseados
sobre la sociedad, generan un marco que facilita el funcionamiento del propio mercado.
De hecho una de las claves esenciales para el funcionamiento de la economía es la
oportuna implementación de lineamientos de política pública porque clarifican el marco de
acción para los distintos actores y, por otra parte, desde el Estado se viabiliza, al menos
potencialmente, un resultado hacia un desarrollo más equilibrado, más equitativo y más
integrador.
La necesidad de contar con las ventajas de un mercado libre y, a su vez, con los marcos
de certezas esenciales en el desarrollo territorial, medioambiental y socioeconómico, con el
objetivo de mejorar la calidad vida y las oportunidades de las personas; abren espacio para
buscar su compatibilidad y complementariedad. En realidad mercado y políticas públicas
pueden ser vistos nítidamente como caras de una misma moneda. No hay países ni regiones en
que cada una de ellas se encuentren en estado puro y por lo mismo el punto esencial será
siempre la búsqueda de la mejor dosificación entre cuánto Estado y cuánto Mercado, en el
contexto de un país específico.
En este punto es importante preguntarse por el alcance que deben tener las discusiones
estructurales respecto de distintas posiciones relacionadas con las políticas públicas, con el
Estado y con la Economía entre otros gruesos asuntos. Sin negar que siempre han de estar
abiertas; lo que interesa estudiar, antes que las diferencias y tensiones entre los grandes
posiciones polares, es la práctica cotidiana de las políticas públicas a distintos niveles
territoriales de aplicación y sus modalidades de integración y colaboración; porque es en medio
2
de las grandes tensiones que se desenvuelve el análisis de los comportamientos políticos y
económicos codificados por las leyes y tradiciones. Análisis que contrapone, a la simplicidad y
pureza de la discusión ideológica, los imperativos de la vida cotidiana.
En esa misma dirección, la sólo búsqueda de reformas estructurales en el desarrollo,
siendo necesarias según el contexto del país que se trata, tienden a producir parálisis en la
gestión cotidiana. Para el caso Chileno actual es necesario – sin renunciar naturalmente a las
reformas radicales – llevar la discusión mucho más allá de las cuestiones del modelo
económico; extendiendo la investigación a los problemas teóricos y prácticos de la distribución
del ingreso, de la pobreza, de la exclusión de la mujer y de los adultos mayores, de la
responsabilidad social, del fortalecimiento de la ciudadanía, etc; dedicando así un nuevo interés
a las cuestiones inmediatas de la vida real. En pocas palabras, la docencia, la investigación, la
extensión y la capacitación en Políticas Publicas y Ciudadanía, en todas sus manifestaciones,
parece más necesaria hoy que nunca, dedicando a ella, sin hacer dramas ni prudentes cambios
de opinión, toda la inteligencia de los cultivadores de la disciplina, estableciendo más estrechas
relaciones vivificadoras entre esta y las disciplinas afines, interesando cada vez más a amplios
grupos al interior de las Universidades y de la opinión pública en la búsqueda de un desarrollo
más solidario, más equitativo y más integrador del país en su conjunto.
Además de la tensión Estado/Mercado en Chile es esencial, para el despliegue de las
Políticas Públicas, la consideración, en la base, de la tensión entre los niveles Central y
Regional; aunque en los inicios la centralización de las decisiones constituyera una estrategia
para la conformación del Estado Unitario a partir de la conquista española en el siglo XVI y la
posterior consolidación de la república desde inicios del siglo XIX, lo cual marcó profundamente
la cultura nacional. El diseño de las políticas públicas, dada la configuración territorial y cultural
de Chile, requiere la mirada desde las regiones como un asunto insoslayable si buscamos
realmente que aquellas sean adecuadas y eficientes.
Respecto que a la configuración del desarrollo chileno actual, por parte de estos dos
últimos componentes (neoliberalismo y centralismo), y aunque es cierto que tienden a
determinar el estilo de desarrollo posterior, sin dejar de lado el análisis y las propuestas
estructurales porque la Universidad está para “poner de revés las certidumbres”, no se trata de
acentuar la tendencia a la parálisis en la gestión cotidiana. Muy por el contrario, debemos
buscar, además, descubrir los espacios que dicha configuración deja abiertos, para el
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fortalecimiento del rol de las Políticas Públicas, ya que ni el neoliberalismo ni el centralismo son
monolíticos.
Se trata entonces de tener “sentido de propósito”. Es decir, si tenemos el propósito
podemos salir del determinismo, que tiende a configurar el par de fuerzas que representan el
neoliberalismo y el centralismo, y encontraremos esos espacios sólo si nos colocamos en la
posición de que esas Políticas públicas, en tanto instrumento bajo el control direccional del
aparato público, debe articularse con la ciudadanía, es decir, con las personas,
grupos,
instituciones y empresas en torno a una visión, a una misión y a unos valores compartidos.
Como lo diría Peter Senge, en el nivel más simple, una visión compartida es la respuesta
a la pregunta ¿Qué deseamos crear?, las visiones compartidas son imágenes que lleva la gente
de una organización/país. Crean la sensación de vínculo común que impregna la organización y
brinda coherencia a actividades dispares. Las visiones compartidas derivan su fuerza de un
interés común. Y son vitales para una organización/país inteligente, porque brinda
concentración y energías para el aprendizaje y el desarrollo.
Por otra parte, Chile se caracteriza hoy; como lo indican diversos estudios de las
Naciones Unidas, Banco Mundial y Banco Interamericano de Desarrollo; por una fuerte
segregación de los grupos sociales, como sucede con la marcada segmentación del sistema
educacional por establecimiento según nivel socioeconómico, como se expresa visiblemente en
la localización urbana de esos grupos al interior de nuestras ciudades, en la conectividad a
Internet, etc., y en el centro de todo ello está una muy mala distribución del ingreso porque el
acceso a los bienes y servicios es función de esto último.
Chile presenta una fuerte concentración de la riqueza en donde la diferencia entre el 5%
de ingresos mayores y el 5% menor es de 200 veces y el país está entre las dos naciones (la
otra es Brasil) con peor distribución en Latinoamérica, región del mundo con mayor desigualdad
con un índice Gini entre 0,57 y 0,58 (desde 1990 al 2003 ha subido tres centésimas) lo que es
superior al promedio de la región latinoamericana (Gini 0,54).2
2
Índice Gini: número que permite discriminar diferentes distribuciones de ingreso. Se utiliza para evaluar el grado de inequidad que existe en una sociedad. Se
descompone en tres factores que explican la desigualdad en la distribución de ingresos: el Efecto de Desigualdades Internas (EDI); el Efecto de Desigualdades
de Ingresos Medios (EDYM); y el Efecto de Superposición de Ingresos (ESY). Si Gini = 0 > Distribución perfectamente igualitaria; si Gini = 1 > Distribución
perfectamente desigual. Fuente: Fundación TERRAM, Análisis de Coyuntura Social N° 5, Dpto. Estudios, abril-agosto 2002, en www.terram.cl.
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Y esto es muy delicado porque, como sabemos, cuatro son las características
vitales de los países desarrollados: economía diversificada e integrada al mundo; modelo de
gobierno democrático con una administración y gestión descentralizadas; base de producción
científica y tecnológica propia fuertemente vinculada a la producción y; alto grado de cohesión
social.
La cohesión social se define como el grado de integración y articulación de los distintos
grupos en una sociedad y su análisis de verificación se centra en los problemas de la pobreza,
la desigualdad y la exclusión social.
Los países desarrollados han mantenido, como objetivo político, el promover un alto
grado de cohesión social; y han actuado sistemáticamente en pos de la integración de todos los
ciudadanos a las distintas dimensiones de la vida en sociedad.
Lo hacen porque su mayor inteligencia colectiva les permite darse cuenta de que el
promover la cohesión social apunta a tres dimensiones esenciales: una, se ajusta a imperativos
éticos ya que se orienta a la dignidad de las personas y a sus derechos; dos, porque potencia el
sistema político ya que fortalece la democracia y la estabilidad de los países y, tres, porque se
correlaciona bien con el funcionamiento de una economía sólida ya que busca incorporar
grandes grupos a los circuitos de la producción y el consumo.
Estamos entonces frente a un asunto de valores y, por lo mismo, siendo la educación
superior el camino más adecuado para superar la pobreza y la desigualdad, es importante
tener claridad de que al interior del sistema de instituciones, las Universidades Públicas
constituyen, por misión, una pieza clave para alcanzar niveles más adecuados de integración y
cohesión social.
Ser pieza clave significa que, si bien es cierto los elementos componentes necesarios
para lograr un determinado fin son siempre múltiples, un recurso estratégico es aquel que marca
la diferencia esencial en el logro de las metas. Es decir, es estratégico aquel recurso o elemento
que es algo más que componente, algo más que recurso necesario, algo más que parte; siendo
aquel que cualifica la meta o el resultado final y sin el cual este pierde relevancia, prestancia,
significación, calidad,
trascendencia o sentido con relación a la imagen objetivo que se
pretendía alcanzar.
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Por ejemplo, la tolerancia es algo más que un componente en la configuración de una
sociedad que quiera llamarse democrática, porque sin aquella esta se torna formal y
eufemística. La simple existencia de los medios de comunicación es un recurso necesario; pero
no suficiente ya que es la tolerancia la que permite la existencia de la prensa libre y esta se
constituye luego en un indicador de la propia sociedad democrática.
Chile se ha propuesto constitucionalmente la meta de asegurar igualdad de
oportunidades a todos sus habitantes. Como país pretendemos alcanzar la integración de cada
uno al desarrollo de la nación en su conjunto y esa integración queremos verla referida en las
distintas dimensiones que se implican: social, política, económica, tecnológica, educacional, etc.
Frente a este noble e inmenso desafío, hay a lo menos dos obstáculos claves en el
ampliamente compartido diagnóstico del estado actual de nuestro Chile. A saber:
1.- Las estructurales diferencias de inicio entre las familias y personas, dejando a gran parte de
ellas en condiciones de desventaja tal que les hace imposible acceder a la oferta democrática
del país. Por ejemplo, la participación ciudadana se ve dificultada por el bajo nivel educacional;
el acceso al empleo mejor remunerado se impide para las personas sin calificación profesional y
lo mismo ocurre con el acceso a la universidad, a la tecnología, a la cultura, a la formación de
empresa, al crédito de fomento, a los estudios de idiomas, a las posibilidades que abren la
globalización y los tratados internacionales, etc.
2.- El escaso poder adquisitivo de las grandes mayorías para acceder a un conjunto de bienes
y servicios, más allá de los de sobrevivencia,
que son necesarios como “piso” para un
desarrollo integral de las familias y personas, que les permita eliminar o corregir las desventajas
de inicio indicadas en el punto anterior.
El primero es un asunto neto de educación y el segundo es un derivado del mismo por
cuanto el ingreso es una función del nivel educacional.
Lo anterior significa que, por la especificidad de esos dos problemas estructurales, el
factor clave para avanzar en la solución lo constituye la educación por cuanto es un factor
desencadenante de la potencialidad de las personas, como ha quedado demostrado en todos
los países hoy más integrados.
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En ese contexto, ¿qué debe hacer la Universidad Estatal y Pública?
Según el Ministerio de Educación, en estricto rigor el carácter público se refiere a la
naturaleza jurídica estatal de una universidad; pero en realidad nosotros queremos entender la
Universidad Pública como institución comprometida con los principios constitucionales de
integración de las personas a la Nación; abierta a todos sin más restricciones que los requisitos
de ingreso basados en la excelencia académica; promotora del rescate, la conservación y la
promoción de la cultura como acción
clave del fortalecimiento de la identidad nacional y
regional; impulsora de la democracia como forma de organización social y no sólo como reflejo
sino como Faro de sociedad. La Universidad Estatal y Pública es un instrumento del Estado no
sólo para asegurar el acceso sino para orientar a la sociedad en tanto cerebro de su desarrollo
y, por lo mismo, nuestras instituciones deben ponerse a esa altura.
Para
alcanzar estas metas que en el país nos hemos propuesto, varios son los
componentes o recursos importantes que han de concurrir; pero para cualificar esas metas,
para que no pierdan relevancia, prestancia, significación, calidad, trascendencia o sentido con
relación a la imagen objetivo que pretendemos alcanzar, la Universidad Estatal y Pública es un
recurso estratégico.
En ese marco, el Programa Políticas Públicas y Ciudadanía de la Universidad del Bío-Bío
lo concebimos, hacia adentro, como una instancia de propuesta y coordinación de múltiples
acciones originadas en el trabajo cotidiano de distintas unidades (académicas y no académicas
de la universidad), y que se proyectan, hacia fuera, como iniciativas tendientes al
perfeccionamiento de las políticas públicas necesarias para el desarrollo de nuestra sociedad.
Hemos considerado que en la UBB están dadas las condiciones para instalar un equipo
que se agrupe bajo la denominación de Programa, como una instancia de articulación
interdisciplinaria e interunidades. El Programa es un instrumento de la Universidad,
complementario a otros fuertemente vinculados, como el Centro de Estudios Urbano Regionales
(CEUR), que intenta colaborar con los sectores públicos y privado/comunitario en sus acciones
en pos del desarrollo.
Por otro lado, la UBB es la única universidad estatal en la región que desarrolla acciones
con una orientación hacia las políticas públicas (capacita y realiza formación profesional, dicta
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carreras del área, investiga el tema, etc), la ciudadanía (investigación, participación en eventos,
etc.) y el desarrollo regional, sin embargo, es necesario que profundice su aporte precisamente,
porque se trata de una institución que debe dar cuenta a cabalidad de su condición de
Universidad Pública y del Estado. Es en este sentido que un dispositivo interno que potencie
este papel aparece como una necesidad ineludible, en vista a fortalecer su liderazgo en esta
materia.
El Programa de Políticas Publicas y Ciudadanía, será un articulador y gestor de recursos
(internos y externos a la Universidad), coordinado por un equipo asignado con experticia e
interés en el tema y regulado con un programa base de trabajo anual. Realizará acciones
dirigidas desde ambos campus, orientadas por el criterio del mejor impacto, abriendo la
participación a toda la comunidad universitaria y su entorno.
Como Visión, buscamos el Fortalecimiento de la ciudadanía como factor clave en el
diseño de políticas públicas que apunten a una efectiva descentralización y que sean
coherentes con una Estrategia de Desarrollo Regional construida por los propios actores y por
ende base del desarrollo de la sociedad en su conjunto.
En lo General, pretendemos Desarrollar un área de estudios y propuestas en políticas
públicas y ciudadanía desde la Universidad del Bío-Bío, para la Región y el País.
Finalmente, queremos agradecer el esfuerzo del grupo de académicos e investigadores
que dieron forma al Programa: Javier León, Vivianne Hasse, Nelson Garcia, Reiner Hollander,
David Oviedo, Manuel Albarrán y Cesar Moya.
Un especial reconocimiento, por su disposición y apoyo a la formación del Programa, al
Decano de nuestra Facultad de Educación y Humanidades, Don Marco Aurelio Reyes y al
Director del Departamento de Ciencias Sociales, Don Jaime Rebolledo.
A todos ustedes, muchas gracias por estar aqui.
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