C O M U N I C A C I O N E S O R A L E S SESIÓN DE INTESTINO DELGADO Y COLON Dra. Constanza Ciriza de los Ríos Hospital 12 de Octubre · Madrid Incontinencia fecal, una consulta cada vez más frecuente Introducción: definición y prevalencia L a incontinencia fecal (IF) es una de las discapacidades físicas más devastadoras con un profundo impacto en la calidad de vida (1). Aunque no hay consenso en la definición, se acepta que la pérdida involuntaria de materia fecal durante al menos un mes es necesario para establecer el diagnóstico (1). No obstante, el término IF se utiliza con frecuencia en el caso de incontinencia a gases. La IF funcional se incluye dentro de los trastornos ano rectales según los criterios Roma III(2) (tabla 1). Es importante diferenciar si el paciente presenta IF de urgencia o pasiva. La IF de urgencia es la pérdida de materia fecal a pesar de intentos activos de retener el contenido intestinal. Por el contrario, la IF pasiva es la pérdida inconsciente de materia fecal. La IF es una patología muy frecuente y su prevalencia varía dependiendo de la población estudiada, de forma que en personas institucionalizadas la prevalencia alcanza el 45% (3). Sin embargo, la ausencia de una herramienta validada para establecer el diagnóstico de IF en la comunidad y la falta de consenso en la definición hacen que no se pueda investigar de forma rigurosa la prevalencia, por lo que existe gran variabilidad entre 9.6 y 24% (1,4). Aunque siempre se ha considerado que las mujeres tienen más riesgo de desarrollar IF que los hombres, la prevalencia en los hombres es similar a la de las mujeres, particularmente a edades más avanzadas (5). Sin embargo, las mujeres suelen consultar más el problema. Por lo tanto, la IF aumenta con la edad pero existe en todos los grupos de edad y en ambos sexos. Anatomía y fisiología ano-rectal La defecación y la continencia anal son dos funciones trascendentales del aparato digestivo íntimamente relacionadas. Para que ambas se lleven a cabo de manera satisfactoria deben de reunirse una serie de condicionamientos anatómicos y fisiológicos que permitan la transformación del contenido intestinal en heces formadas, un adecuado transporte del colon hasta el recto, que éste tenga una correcta capacidad de reservorio y que se desencadene el deseo defecatorio a través de los mecanismos sensitivos y reflejos. Además, el mecanismo esfinteriano requiere de la capacidad de discriminar entre contenido sólido, líquido o gas. Toda esta actividad con mecanismos involuntarios y otros conscientes es muy compleja(6). La encrucijada ano-rectal está constituida por el recto, el canal anal y los músculos esfinterianos que lo rodean. El esfínter anal interno (EAI) representa un engrosamiento de los 3-4 cm. finales de la capa circular (fibra muscular lisa) de la musculatura rectal. La musculatura estriada está formada por el esfínter anal externo (EAE) y el músculo elevador del ano. El músculo puborrectal es el componente más importante del elevador del ano, ya que es responsable del ángulo ano-rectal mediante su contracción tónica constante (7,8). Las presiones generadas por el EAI y el EAE son fundamentales para mantener la continencia. El EAI es el responsable principal del cierre del canal anal en reposo. El EAE proporciona el control voluntario de la defecación originando la presión de máxima contracción voluntaria (6). Semana de las Enfermedades Digestivas 30 SED 2012 · Bilbao, 2 al 5 de junio de 2012 C O M U N I C A C I O N E S O R A L E S La inervación del complejo esfinteriano depende tanto de la inervación simpática como parasimpática. El nervio pudendo inerva al EAE y al puborrectal (8), aunque la inervación de este ha sido objeto de controversia. El sistema nervioso intrínseco recibe información del sistema nervioso simpático y parasimpático que modulan su actividad. La relajación del EAI con la distensión depende del plexo mientérico mediada fundamentalmente por el óxido nítrico. Etiología y factores de riesgo La IF se puede atribuir a la alteración de cualquiera de los mecanismos requeridos para mantener la continencia: función esfinteriana, sensibilidad rectal, adecuada capacidad rectal y complianza, tránsito colónico, consistencia de las heces y factores neurológicos y cognitivos. Por lo tanto, la etiología de la IF suele ser multifactorial e incluye causas diversas (8) (tabla 2). Sin embargo, hay una serie de factores de riesgo especialmente interesantes, ya que se pueden prevenir y son potencialmente modificables o tratables. Entre ellos, la alteración del ritmo intestinal, de tal forma que la diarrea o los pacientes con síndrome de intestino irritable tienen más riesgo de desarrollar IF que los controles sanos (9). La colecistectomía previa es un factor de riesgo independiente para el desarrollo de IF y el mecanismo subyacente es la diarrea secundaria a la alteración en la fisiología de los ácidos biliares (9,10). Cada vez tiene mayor interés la posible contribución del prolapso rectal interno u oculto (PRI). Su presencia indicaría debilidad del suelo pélvico. En estudios recientes se ha demostrado que la prevalencia y severidad del PRI es mayor en pacientes con IF que en controles sanos. El mecanismo por el cual el PRI contribuye a la IF no está claro, pero se ha observado un descenso creciente y significativo de la presión de reposo del EAI al aumentar el PRI, contribuyendo posiblemente a la IF pasiva. Otros posibles mecanismos son el reflejo inhibitorio inapropiado o el manchado después de la defecación por un vaciamiento incompleto de la ampolla rectal (11). La presencia de incontinencia urinaria de esfuerzo también indicaría debilidad del suelo pélvico. El tabaquismo produce un efecto deletéreo en la continencia. Como posible mecanismo se han implicado la acción directa de la nicotina en el tránsito colónico y en la complianza rectal (9). El efecto de la ingesta de fibra en la continencia es objeto de análisis. Un estudio reciente considera la posibilidad de que un bajo consumo de fibra pueda predisponer a la IF (12). La obesidad y el sobrepeso son factores de riesgo para la IF, probablemente por el aumento secundario de la presión intra-abdominal y la debilidad del suelo pélvico. En cualquier caso, no se sabe si la reducción de peso una vez instaurada la IF puede mejorar los síntomas (13,14). Algunos fármacos pueden alterar la función cognitiva y/o la frecuencia y forma de las deposiciones, como los fármacos que actúan a nivel del SNC, laxantes, o procinéticos (15). Diagnóstico El adecuado estudio de los pacientes con IF debe incluir una historia clínica completa. Los cuestionarios específicos sobre síntomas concretos son útiles, ya que los pacientes no suelen querer detallar su problema por vergüenza (16). Para objetivar el cambio en la consistencia de las heces se utilizan escalas descriptivas visuales como la escala de Bristol. Evaluación de la gravedad de la IF. Los sistemas para evaluar la gravedad son muy útiles para clasificar a un paciente, pero sobre todo, para objetivar los cambios después del tratamiento. Se han propuesto varias escalas, siendo una de las más utilizadas la de Wexner (tabla 3) (8). Semana de las Enfermedades Digestivas 31 SED 2012 · Bilbao, 2 al 5 de junio de 2012 C O M U N I C A C I O N E S O R A L E S Evaluación de la calidad de vida. La IF afecta de forma dramática a la calidad de vida de los pacientes, por lo que es necesario cuantificar este aspecto. El cuestionario específico Fecal Incontinence Quality of Life Questionnaire (FIQL) evalúa los efectos de la IF en la calidad de vida (17) y ha sido validada en su versión española (18). Otros factores como la edad, el tipo y la frecuencia de la IF, la co-morbilidad o el antecedente quirúrgico ano-rectal también son importantes en el deterioro de la calidad de vida (19). Examen ano-rectal. Es imprescindible, ya que aporta información acerca de la existencia de impactación fecal, de las presiones esfinterianas y del descenso del suelo pélvico. Es sensible y específico en identificar el tono normal del canal anal y la disinergia del suelo pélvico (20,21). Pruebas diagnósticas. La Manometría ano-rectal es el método diagnóstico más establecido. Permite evaluar la función esfinteriana, las vías nerviosas, el mecanismo de defecación, la sensibilidad ano rectal y las características elásticas musculares rectales (complianza). Los sistemas de manometría de alta resolución pueden aumentar el rendimiento diagnóstico (22). La Ecografía endoanal es la prueba diagnóstica más importante en la evaluación de la IF. Proporciona una evaluación del grosor y de la integridad estructural de los esfínteres (8), aunque la interpretación de las imágenes del EAE es mas subjetiva y operador-dependiente. La ecografía tridimensional permite valorar con mayor precisión defectos y atrofia del EAE (23). La Latencia del nervio pudendo (LNP) ayuda a distinguir si la debilidad muscular del EAE es debida a una lesión del músculo o del nervio (8). Una latencia prolongada del nervio sugiere neuropatía pudenda. No es una técnica recomendada de forma rutinaria en la evaluación de la IF. La electromiografía (EMG) permite evaluar de forma más certera la función esfínteriana. Recientemente se ha desarrollado la EMG de superficie, pero se necesitan más estudios para verificar su utilidad en el diagnóstico del daño neurogénico del EAE. La Defecografía es una técnica radiológica dinámica, sencilla y que proporciona información anatómica y funcional ano-rectal, siendo útil para excluir defecación obstructiva. Una de sus principales limitaciones es la variabilidad inter-observador. La RMN dinámica proporciona una información más detallada de las estructuras pélvicas pero está por determinar si supondrá un cambio en el manejo de los pacientes con IF (20). Tratamiento El objetivo del tratamiento es restaurar la continencia y mejorar la calidad de vida. Debido a la pluralidad de causas implicadas en la IF el tratamiento debe ser lo más individualizado posible. TRATAMIENTO MÉDICO Medidas higiénico-dietéticas. Las medidas de apoyo en el tratamiento de la IF incluyen cambios dietéticos, en la ingesta de líquidos y en el estilo de vida. La utilización de medidas de contención como pañales o compresas puede ayudar al paciente a evitar el aislamiento social. Otra opción es el uso de obturadores anales, aunque no suelen ser bien tolerados. Tratamiento farmacológico. Los suplementos de fibra pueden ser útiles para aumentar la consistencia y volumen de las heces. El tratamiento farmacológico de la IF se puede dividir en 3 grupos: agentes anti diarreicos (loperamida o difenoxilato), agentes que aumentan el tono del EAI (gel de fenilefrina, valproato sódico y loperamida) y laxantes. Semana de las Enfermedades Digestivas 32 SED 2012 · Bilbao, 2 al 5 de junio de 2012 C O M U N I C A C I O N E S O R A L E S Estudios recientes con clonidina transdérmica ha demostrado que este fármaco disminuye el número de episodios de IF y los síntomas en mujeres con IF de urgencia (24). TERAPIA FÍSICA Y BIOFEEDBACK (BF) Las técnicas de BF hacen reaccionar al paciente sobre el proceso fisiológico subconsciente utilizando técnicas visuales o auditivas. El BF además de reforzar el tono del EAE, permite mejorar la sensibilidad rectal y la respuesta del EAE a la distensión rectal con balón. La eficacia del BF ha demostrado resultados contradictorios, sin conseguir mejor respuesta que el tratamiento conservador (25), pero con buena respuesta clínica en un subgrupo de pacientes específicamente seleccionados (26). El BF es una técnica inocua, barata y con una eficacia global del 70% en candidatos a dicho tratamiento. El BF guiado por EMG combinado con estimulación eléctrica anal puede ser un tratamiento prometedor (27). CIRUGÍA Hay dos formas de tratamiento quirúrgico de la IF: reparación directa del defecto esfinteriano y aumento del mecanismo esfinteriano (tabla 4). Intervenciones quirúrgicas. La esfinteroplastia es la técnica de elección cuando existen defectos esfinterianos (secundarios a daño obstétrico o iatrogénico) consiguiendo una mejoría inicial en el 60-80% de los pacientes, aunque los resultados a largo plazo no son tan satisfactorios(28, 29). Inyección de agentes en el esfínter. Se han utilizado sustancias como silicona, colágeno o ácido hialurónico (NASHA Dx) para aumentar el tono del canal anal con gran variabilidad en los resultados. El tratamiento con NASHA Dx es superior al placebo en la reducción de los episodios de IF (30), aunque se ha cuestionado la relevancia clínica de estos resultados. Neuroestimulación de las raíces sacras. Consiste en la estimulación eléctrica de las raíces sacras mediante la colocación de un electrodo en el plexo sacro, aunque el mecanismo de acción en la IF no está claro (31). Este tratamiento está indicado en pacientes con IF neurogénica, esfínteres intactos o fracaso en la reparación esfinteriana y contraindicado si existe pérdida muscular perianal significativa (29). Se ha señalado una mejoría clínica de la IF consiguiendo un porcentaje de buena respuesta (reducción del 50% en los episodios de IF) del 85% (4). Se han descrito complicaciones en el 13% como dolor, migración del electrodo, infección superficial y ruptura del sistema. Neuromodulación tibial posterior (NMTP). Se utiliza la estimulación eléctrica del punto tibial posterior, mediante un electrodo percutáneo y un electrodo de superficie que se coloca a nivel del calcáneo. Existe también la posibilidad de realizar la estimulación a nivel transcutáneo. La NMTP logra que, en forma retrógrada, se estimulen las raíces del plexo sacro. Aunque es una técnica prometedora, la mayoría de los estudios prospectivos son no controlados, en los que se ha mostrado mejoría sintomática subjetiva en el 60-80% de los pacientes y mejoría significativa de la calidad de vida (32). Neoesfínter. Está indicado en defectos morfológicos importantes. Graciloplastia dinámica y Esfínter artificial. En estudios recientes se ha comparado el esfínter artificial (ABS) con el esfínter magnético anal (MAS). Este último es menos invasivo que el ABS pero se necesitan estudios randomizados y controlados que confirmen los hallazgos preliminares (33). Semana de las Enfermedades Digestivas 33 SED 2012 · Bilbao, 2 al 5 de junio de 2012 C O M U N I C A C I O N E S O R A L E S Radiofrecuencia. Produce lesiones térmicas en la capa muscular provocando estenosis en el proceso de cicatrización. Se ha utilizado en pacientes con IF refractaria. Aunque se ha obtenido una modesta mejoría de la IF , su utilidad clínica está por determinar (34). Conclusión La IF es un trastorno frecuente en la población general y en pacientes institucionalizados con un devastador impacto en la calidad de vida. Se han establecido múltiples causas de la misma, pero los factores de riesgo, modificables y tratables como la alteración del tránsito intestinal, el prolapso rectal oculto, la dieta pobre en fibra, el sobrepeso y el tabaquismo, están cobrando mayor importancia. Las herramientas diagnósticas son cada vez más precisas pero su impacto en la evolución del paciente no está demostrado. Las opciones terapéuticas están avanzando, pero a pesar de ello, muchos pacientes no consiguen la completa continencia. Por ello, es necesario el estudio en este campo para mejorar los resultados en los pacientes. REFERENCIAS 1. Halland M, Talley NJ. Fecal incontinence: mechanisms and management. Curr Opin Gastroenterol. 2012; 28(1):57-62. 2. Drossman D. The functional gastrointestinal disorders and the Rome III process. Gastroenterology. 2006; 130: 1377-90. 3. Zutshi M, Salcedo L, Hammel J, Hull T. Anal physiology testing in fecal incontinence: is it of any value? Int J Colorectal Dis. 2010; 25(2):277-82. 4. Wexner SD, Coller JA, Devroede G, Hull T, McCallum R, Chan M, et al. Sacral nerve stimulation for fecal incontinence: results of a 120-patient prospective multicenter study. Ann Surg. 2010; 251(3):441-9. 5. Titi M, Jenkins JT, Urie A, Molloy RG. Prospective study of the diagnostic evaluation of faecal incontinence and leakage in male patients. Colorectal Dis. 2007; 9(7):647-52. 6. Bharucha AE, Fletcher JG. Recent advances in assessing anorectal structure and functions. Gastroenterology. 2007; 133(4):1069-74. 7. Fernandez-Fraga X, Azpiroz F, Malagelada JR. Significance of pelvic floor muscles in anal incontinence. Gastroenterology. 2002; 123(5):1441-50. 8. Hayden DM, Weiss EG. Fecal incontinence: etiology, evaluation, and treatment. Clin Colon Rectal Surg. 2011; 24(1):64-70. 9. Bharucha AE, Zinsmeister AR, Schleck CD, Melton LJ, 3rd. Bowel disturbances are the most important risk factors for late onset fecal incontinence: a population-based case-control study in women. Gastroenterology. 2010; 139(5):1559-66. 10. Markland AD, Goode PS, Burgio KL, Redden DT, Richter HE, Sawyer P, et al. Incidence and risk factors for fecal incontinence in black and white older adults: a population-based study. J Am Geriatr Soc. 2010; 58(7):1341-6. 11. Collinson R, Harmston C, Cunningham C, Lindsey I. The emerging role of internal rectal prolapse in the aetiology of faecal incontinence. Gastroenterol Clin Biol. 2010; 34(11):584-6. 12. Joh HK, Seong MK, Oh SW. Fecal incontinence in elderly Koreans. J Am Geriatr Soc. 2010; 58(1):116-21. 13. Markland AD, Richter HE, Burgio KL, Myers DL, Hernandez AL, Subak LL. Weight loss improves fecal incontinence severity in overweight and obese women with urinary incontinence. Int Urogynecol J. 2011; 22(9):1151-7. 14. Bharucha AE. Incontinence: an underappreciated problem in obesity and bariatric surgery. Dig Dis Sci. 2010; 55(9):2428-30. 15. Lisi DM. Fecal incontinence: possible role for drug-induced etiology. J Am Geriatr Soc. 2011; 59(1):161-2; author reply 2-3. 16. Whitehead WE, Borrud L, Goode PS, Meikle S, Mueller ER, Tuteja A, et al. Fecal incontinence in US adults: epidemiology and risk factors. Gastroenterology. 2009; 137(2):512-7, 7 e1-2. 17. Rockwood TH, Church JM, Fleshman JW, Kane RL, Mavrantonis C, Thorson AG, et al. Fecal Incontinence Quality of Life Scale: quality of life instrument for patients with fecal incontinence. Dis Colon Rectum. 2000; 43(1):9-16; discussion -7. Semana de las Enfermedades Digestivas 34 SED 2012 · Bilbao, 2 al 5 de junio de 2012 C O M U N I C A C I O N E S O R A L E S 18. Minguez M, Garrigues V, Soria MJ, Andreu M, Mearin F, Clave P. Adaptation to Spanish language and validation of the fecal incontinence quality of life scale. Dis Colon Rectum. 2006; 49(4):490-9. 19. Ciriza de Los Rios C, Ruiz de Leon A, Garcia Duran F, Tomas Moros E, Carneros Martin JA, Munoz Yague T, et al. Quality of life and its association with the severity of fecal incontinence. Gastroenterol Hepatol. 2010;33(9):621-8. 20. Rao SS. Advances in diagnostic assessment of fecal incontinence and dyssynergic defecation. Clin Gastroenterol Hepatol. 2010; 8(11):910-9. 21. Tantiphlachiva K, Rao P, Attaluri A, Rao SS. Digital rectal examination is a useful tool for identifying patients with dyssynergia. Clin Gastroenterol Hepatol. 2010; 8(11):955-60. 22. Jones MP, Post J, Crowell MD. High-resolution manometry in the evaluation of anorectal disorders: a simultaneous comparison with water-perfused manometry. Am J Gastroenterol. 2007; 102(4):850-5. 23. Cazemier M, Terra MP, Stoker J, de Lange-de Klerk ES, Boeckxstaens GE, Mulder CJ, et al. Atrophy and defects detection of the external anal sphincter: comparison between three-dimensional anal endosonography and endoanal magnetic resonance imaging. Dis Colon Rectum. 2006; 49(1):20-7. 24. Bharucha AE, Seide BM, Zinsmeister AR. The effects of clonidine on symptoms and anorectal sensorimotor function in women with faecal incontinence. Aliment Pharmacol Ther. 2010; 32(5):681-8. 25. Norton C, Cody JD, Hosker G. Biofeedback and/or sphincter exercises for the treatment of faecal incontinence in adults. Cochrane Database Syst Rev. 2006;3:CD002111. 26. Lacima G, Pera M, Amador A, Escaramis G, Pique JM. Long-term results of biofeedback treatment for faecal incontinence: a comparative study with untreated controls. Colorectal Dis. 2010; 12(8):742-9. 27. Schwandner T, Konig IR, Heimerl T, Kierer W, Roblick M, Bouchard R, et al. Triple target treatment (3T) is more effective than biofeedback alone for anal incontinence: the 3T-AI study. Dis Colon Rectum. 2010; 53(7):1007-16. 28. Malouf AJ, Norton CS, Engel AF, Nicholls RJ, Kamm MA. Long-term results of overlapping anterior anal-sphincter repair for obstetric trauma. Lancet. 2000; 355(9200):260-5. 29. Paterson HM, Bartolo DC. Surgery for faecal incontinence. Scott Med J. 2010; 55(3):39-42. 30. Graf W, Mellgren A, Matzel KE, Hull T, Johansson C, Bernstein M. Efficacy of dextranomer in stabilised hyaluronic acid for treatment of faecal incontinence: a randomised, sham-controlled trial. Lancet. 2011; 377(9770):997-1003. 31. Hetzer FH. Fifteen years of sacral nerve stimulation: from an open procedure to a minimally invasive technique. Colorectal Dis. 2011; 13 Suppl 2:1-4. 32. Findlay JM, Maxwell-Armstrong C. Posterior tibial nerve stimulation and faecal incontinence: a review. Int J Colorectal Dis. 2011; 26(3):265-73. 33. Wong MT, Meurette G, Stangherlin P, Lehur PA. The magnetic anal sphincter versus the artificial bowel sphincter: a comparison of 2 treatments for fecal incontinence. Dis Colon Rectum. 2011; 54(7):773-9. 34. Ruiz D, Pinto RA, Hull TL, Efron JE, Wexner SD. Does the radiofrequency procedure for fecal incontinence improve quality of life and incontinence at 1-year follow-up? Dis Colon Rectum. 2010; 53(7):1041-6. Semana de las Enfermedades Digestivas 35 SED 2012 · Bilbao, 2 al 5 de junio de 2012 C O M U N I C A C I O N E S Semana de las Enfermedades Digestivas 36 O R A L E S SED 2012 · Bilbao, 2 al 5 de junio de 2012 C O M U N I C A C I O N E S Semana de las Enfermedades Digestivas 37 O R A L E S SED 2012 · Bilbao, 2 al 5 de junio de 2012