Guía de Varietales Una de las grandes diferencias entre unos vinos y otros radica en las uvas con las que se han elaborado ya que en las pieles de las uvas se generan la mayoría de los aromas y sabores de un vino. A continuación encontrará información sobre las principales variedades de uvas o cepajes utilizadas en Mendoza para vinificar y/o elaborar mostos y jugos, codificadas por el I.N.V. a través de las resoluciones C.24/00 y C.23/01 : Variedades Blancas Pedro Giménez Torrontés Chardonnay Sauvignon Blanc Voignier Chenin Blanc Semillón Traminer Ugni Blanc Variedades Tintas Malbec Cabernet Sauvignon Cabernet Franc Bonarda Tempranillo Merlot Pinot Noir Sangiovese Syrah Variedades Blancas: Pedro Giménez: Sabía Ud. que el varietal más plantado en la Argentina es el Pedro Giménez? Según los datos del Instituto Nacional de Vitivinicultura (I.N.V.) en la Argentina hay más de 18.863,90 Has. de viñedos en producción. Es el Varietal más plantado de la Argentina. Sí, hay más hectáreas plantadas de Pedro Giménez que de Bonarda (12.367,40 Has.) o de Malbec (10.534,40 Has.). Pero lo extraño de esto es que el Pedro Giménez es una de las variedades menos conocidas para los consumidores del país, ya que usualmente se utilizaba este varietal para elaborar vinos de corte o Champañas. A la vista presenta colores dorado-verdosos, aroma a frutas blancas muy marcado. Es untuoso, muy suave y ameno al tomarlo. Nos invita a seguir bebiéndolo. El INTA ha declarado que la cepa que se cultiva en nuestro país con ese nombre no es la misma que se cultiva en otros países. Difícilmente se la utiliza para varietales. Es una de las uvas más abundantes en la provincia San Juan y la provincia de Mendoza siendo conocida como la Blanca temprana de Almería. Se la utiliza para vino común y como base para los vinos denominados en nuestro país tipo Jerez y Manzanilla que en su lugar de origen se realizan con la cepa Palomino, inexistente aquí. Su importancia en Cuyo es grande. Casi cerca de la mitad del área con uvas blancas de vinificar en Mendoza está cultivada con esta variedad y en San Juan sobrepasa el 20%. Produce la mayor parte de los vinos comunes blancos. Torrontés: Quizá sea la cepa más distintiva de nuestros vinos -incluyendo blancos y tintos-, ya que Argentina es prácticamente el único país que la produce y por la cual nos identifican en el mundo. Existen tres tipos: riojana, sanjuanina y mendocina. Con la variedad riojana, la más representativa, se elaboran los Torrontés de Cafayate (Salta) y; por supuesto, los riojanos. Los vinos elaborados a partir de esta cepa han obtenido numerosos galardones a nivel internacional. Su sabor, tan diferente al de otros blancos, ha seducido a los catadores de muchos países. Cuando disfrute un Torrontés, preste atención porque seguramente aparecerán recuerdos de cáscara de naranja, olores de ananá, durazno y un toque de miel. Algunos Torrontés pueden regalar aromas de manzanilla. En la boca, se destaca su parentesco con los moscateles y el durazno blanco. Su frescura, vivacidad y exuberancia aromática lo convierten en un vino ideal como aperitivo. En las góndolas pueden encontrarse espumantes elaborados con esta variedad con burbujas seductoras y exuberantes; y vinos del tipo "cosecha tardía", elaborados con las uvas sobremaduras, ideales para inventar novedosas combinaciones. Actualmente se considera a este cepaje exclusivo de la Argentina, siendo su origen remoto español (La Rioja, España) donde hoy casi no se lo conoce ni cultiva. Como varietal da un blanco muy aromático, de paladar silvestre a veces con un leve retrogusto amargo. Existen con el nombre de Torrontés, por designio oficial, tres cepajes bien diferentes: el Torrontés Riojano, el Torrontés Sanjuanino y el Torrontés Mendocino. Para complicar aún más las cosas ni el Torrontés Mendocino ni el Torrontés Sanjuanino están relacionados con las zonas geográficas a las que aluden. El Torrontés Mendocino es conocido en Mendoza por los nombres de Chichera o Palet, siendo en Rio Negro llamado Folle Blanche o Loca Blanca. El Torrontés Sanjuanino es conocido como Moscatel Romano, y posee las características típicas de los moscateles. Es entonces el Torrontés Riojano el auténtico Torrontés, con él se elaboran los Torrontés de Cafayate, Salta y de La Rioja. En la zona de Chilecito, en La Rioja, su producción se encuentra respaldada por la DOC Valles de Famatina Torrontés Riojano. Descriptores aromáticos: jazmín del país, eucalipto, algo de ruda, nuez moscada, rosa, geranio, hinojo, frutas (ananá, banana, manzana) Chardonnay: A esta variedad se la conoce como la reina de las Blancas. Medianamente productiva. Racimos compactos. Granos chicos y esféricos, amarillo ámbar en la madur ez. Es una variedad muy fina, que produce vinos blancos de gran calidad. Su cultivo se difundió de la Borgoña a todo el mundo, y constituye hoy por hoy la variedad blanca cultivada con mayor entusiasmo. La ortografía Chardonnay es de origen reciente, prácticamente se impuso durante este siglo, después de haber sido aceptada en los congresos ampelográficos. Anteriormente, el nombre de esta variedad era Chardenet , Chaudenet , o Pinot blanc. Es inevitable el paralelo entre la reina de las tintas, Cabernet Sauvignon, y la reina de las blancas, Chardonnay, no sólo porque sus reinados son reales sino porque ambas han tenido el empuje suplementario del marketing, decididamente volcado a dos variedades de gran plasticidad que fueron la base de lanzamiento del concepto de vino varietal. Además, así como de alguna manera la Cabernet evoca los vinos tintos de Burdeos, la Chardonnay se identifica con los blancos de la Borgoña. De racimo pequeño y compacto, sus variados estilos, apoyados en las diferentes zonas, puntos de madurez, sistemas de vinificación y añejamientos, son constantemente experimentados por los bodegueros. Los mejores los encontramos en las zonas de Tupungato, Maipú y en Las Paredes en San Rafael en la provincia de Mendoza. También es excelente la producción del Alto Valle de Río Negro. Se utiliza para lograr los más finos varietales blancos y suele ser la base de algunos blancos genéricos y de los más relevantes espumantes locales. Produce vinos ricos, equilibrados, con buen aroma y sabor y notable persistencia. Sus aromas se definen por similitud con manteca fresca, avellanas, almendras y pan tostados, manzana, el melón, el durazno, los cítricos y también la nuez cuando está un punto sobremadurada. Este "promedio" varía si nacieron en zonas frías, recordando entonces a peras, flores, hierbas, o en zonas cálidas, en donde limitan con las frutas sin carozo. Si a ello le sumamos las diversas posibilidades de elaboración, la posible fermentación maloláctica, el estacionamiento sobre borras, la fermentación y añejamiento en roble, la variedad abruma. Descriptores aromáticos: frutas tropicales - pera - ananás - manzana - hierbas – melón. Sauvignon Blanc: El Sauvignon Blanc es un cepaje francés que llegó a la Argentina con los inmigrantes europeos. En sus terruños originales manifiesta un característico aroma ahumado. En nuestro país, se busca una identidad propia para estos vinos, intentado expresiones aromáticas básicas como el pomelo, el eucalipto y ese toque silvestre que lo distingue. Entre sus rasgos diferenciales se destaca la equilibrada acidez, que se logra cuando la uva no es cosechada tan madura. Algunos conocedores aseguran que el Sauvignon Blanc puede presentar "pierre à fusil", que es el olor de la pólvora o el que produce la yesca al surgir la chispa que enciende el fuego. Si bien se elabora principalmente como vino joven y fresco, algunas bodegas se animan a hacerlo convivir un tiempo con la madera de roble logrando ejemplares excepcionales, que igualmente conservan su identidad. Es una variedad originaria del sudoeste francés. Además se la cultiva en el Loire y en la región de Bordeaux. Produce vinos con un sabor vegetal y un matiz ahumado muy apetecible, en Nueva Zelanda se la conoce por el nombre de Fumé Blanc. Luego de la Chardonnay es la variedad más fina. Da un vino complejo, que llena la boca y que debe ser elaborado con particular ingenio, casi con sabiduría. Durante años fue una variedad poco explotada, confundida con otras, frecuentemente con Chenin o Tocai Friulano. Gracias a un excelente trabajo de los técnicos de la Estación Regional mendocina del INTA que despertó el interés de algunos bodegueros, se cultivaron viñedos de buena calidad, así como se elaboraron vinos de interesante perfil que abren una nueva perspectiva a la variedad, cuyo particular aroma y sabor permite realizar vinos altamente sofisticados. Buena zona para su cultivo ha resultado la zona alta del ría Mendoza, en especial los departamento de Luján de Cuyo, Maipú y también en al Región del Este, particularmente en Junín. Descriptores aromáticos: yesca - acero - ahumados - espárragos - hierbas - cassis - valeriana – almizcle. Viognier: El Viognier es, sin dudas, una de las variedades que encabeza este retorno de las cepas blancas. Si bien no existen en el país muchas hectáreas implantadas con esta variedad (algo más de 150 hectáreas) es un vino que sabe seducir. Su origen es francés, del Valle de Ródano, donde obtiene excelente calidad. Se caracteriza por ser un vino fresco, muy frutado, de relativa baja acidez y capaz de ofrecer vinos de alto grado alcohólico. Tiene un carácter levemente especiado, con recuerdos a durazno, damasco y peras en sus aromas. Las notas de miel marcan la identidad de este cepaje y, con atención, también se pueden descubrir los toques florales, de madreselvas o jazmines. Si lo descorcha en su juventud, pueden aparecer algunos recuerdos de pomelo y melón. Cuando las uvas llegan maduras a la bodega se consiguen vinos untuosos, ricos y complejos. Si reposa un breve período en la barrica de roble perdurará algunos añ os más. El cepaje Viognier puede variar del carácter cercano al del Riesling, como casi al del Chardonnay, dependiendo del método de producción.Cosechado maduro, da al vino un intenso aroma a melón, durazno y especias. Posee una estructura fuerte con un largo final en boca. En la provincia de San Juan se ha plantado últimamente y se han ya elaborado interesantes varietales con y sin madera. Descriptores aromáticos: con aromas intensos a frutas tropicales y frutas de carozo. Su sabor pleno es además peculiar, con un dejo untuoso, mantecoso, incluso cuando no fermenta en roble. Chenin blanc: Llamada también Pineau, Pineau de la Loire o Pineau d'Anjou, es un cepaje muy versátil: da ligeros, espumosos, semisecos vigorosos y, sobre todo, unos soberbios vinos licorosos, elaborados a partir de uvas de vendimias tardías, con una fuerte concentración de azúcar. El aroma de este vino puede recordar al damasco, el licor de limón y la miel. Es un aroma que no sorprende por su pureza sino que incita la curiosidad. Su cultivo estuvo limitado a las orillas de Loira hasta su extensión, ya en este siglo, a las nuevas regiones vinícolas, en especial California y Sudáfrica. Los sudafricanos elaboran blancos refrescantes, con aromas que recuerdan la manzana madura debido a la mayor insolación, así como semisecos y vinos dulces. En California, aunque su cultivo es más extenso que en el Loira, da vinos jóvenes, suaves, pero carentes de su perfil característico; y se nota, en general, la falta de acidez. Fuera de Francia, el clima de Nueva Zelanda se ve como el más apropiado para la variedad, sobre todo para conseguir buenos niveles de acidez. Existen estupendos varietales como los Trapiche Chenin, La Agrícola Chenin y San Telmo Chenin Blanc. También participa en genéricos donde se buscan frescos sabores frutales y buena acidez. El aroma de esta cepa recuerda al durazno. Está muy difundido en la zona de San Rafael. Su plasticidad permite también una fácil adaptación en zonas más cálidas, donde llega a notables rendimientos sin perder su carácter. Es interesante destacar que con muchísima frecuencia es utilizado entre nosotros para la elaboración de vinos espumantes, combinado con otras variedades. Se pueden detectar aromas a membrillo, tilo, clavo de olor, canela y avellana. Descriptores aromáticos: cáscara de durazno blanco - miel - melón - heno – hierbas. Semillón: Es uno de los vinos blancos más exquisitos, apreciado por su longevidad, se une a la madera tan bien como el Chardonnay, pero a diferencia de ésta es raro encontrarlo como varietal. En Francia son reconocidos los cortes de Semillón con Sauvignon Blanc que dan origen a los afamados Sauternes: vinos dulces, de rica textura, aroma a flores y brillante color dorado. En regiones frías, como Nueva Zelanda o el estado norteamericano de Washington, puede desarrollar aromas similares a los de la Sauvignon Blanc, mientras que en climas cálidos tiende a perder el carácter varietal. Curiosamente, la mayor extensión de cultivo de la variedad no se registra en Francia, sino en Chile, donde se suele unir a su tradicional compañera de viaje, la Sauvignon Blanc, al igual que ocurre en California, para sus vinos secos y dulces. Los mejores vinos en los que participa son dulces y alimonados en su juventud, pero adquieren con el paso de los anos un toque de caramelo y un sabor amplio; en nariz, resultan más complejos. Gran uva en el sudoeste francés, fuera de su zona originaria es complejo reproducir sus virtudes. En el caso particular del dulce Sauternes no en todos los lados es atacada por la Botrytis Cinerea o "podredumbre noble", hongo microscópico que concentra el azúcar y permite elaborar un vino de tan particular. Cepaje francés muy fino con origen en Bordeaux, interviene en el famoso Chateau d´Yquem. Durante mucho tiempo fue menospreciada en nuestro país porque se daba su nombre a cepas de baja calidad. Pero indudablemente se trataba de otra cepa o de una pésima elaboración. Su sola mención arrastra una infinidad de recuerdos: el estaño, la nostalgia del tiempo viejo, una tradición urbana. Hoy se la reconoce por la calidad de los vinos elaborados con ella. Es variedad de zonas frías. Los mejores se encuentran en la zona de Tupungato, en la provincia Mendoza y en el Alto Valle, de la provincia de Río Negro. Produce blancos secos, de buen cuerpo con aromas a acacia, limón, tilo, verbena y palta. Los mejores ejemplos son el Carrascal blanco de Weinert y el Humberto Canale del Alto Valle. Descriptores aromáticos: miel - minerales – manzana, acacia, limón, tilo, verbena y palta. Traminer: Esta cepa procede de Alsacia. Hay poca producción en el País. También llamado Gewürztraminer. Es una denominación de origen en Alsacia. La variedad otorga un vino blanco, poco ácido, muy perfumado, de aroma frutado (rosas, acacias, violetas y jazmines) como el Torrontés Riojano pero menos exacerbado. La poca expresión del cepaje en Argentina se encuentra en Tupungato, en la provincia de Mendoza y lo vinifica con excelentes resultados bodegas La Rural. Descriptores aromáticos: rosas, acacias, violetas y jazmines, junto al marcado bouquet especiado. Ugni Blanc: Se la utiliza en numerosos cortes de vinos blancos e integra el coupage de muchos vinos base para la elaboración del champaña. En Italia se la conoce como "Trebbiano", y en Francia como "Saint Emilion Blanc". En las champañas se la utiliza para levantar naturalmente el índice de acidez. Da vinos vivaces y ligeros, pero poco aromáticos. Variedades Tintas: Malbec: La uva emblemática de la Argentina. Durante muchos años el Malbec fue conocido en nuestras tierras como "la uva francesa", ya que su origen se confundía entre las variedades que importaron los inmigrantes europeos. Aunque no se conoce ciertamente el origen de su nombre, hoy el mundo está comenzando a asociar los vinos argentinos con la expresión de este cepaje rojo de gran personalidad. En las primeras décadas del siglo llegaron a implantarse en nuestro país más de 50 mil hectáreas de Malbec; hoy existen en Argentina más de 16 mil hectáreas (14.300 están en Mendoza): es el cepaje tinto más extendido. Para comparar basta señalar que en Chile, los viñedos de Malbec abarcan una superficie que ronda las 6.000 hectáreas, Francia tiene 5.300 hectáreas implantadas con esta variedad conocida allá también como Cot y Auxerroir y que se cultiva en la zona de Cahors; y en California, se destinan al Malbec unas 45 hectáreas. En su color se destaca el rojo intenso, los matices violáceos, negros y azulados. Para reconocerlo por sus aromas habrá que recordar el olor de las ciruelas muy maduras o de las mermeladas de mora o guinda. Si es un vino maduro, aparecerán las notas de carnes ahumadas, cuero y pasas de uva. En la boca, el vino se expresará en todo su esplendor; si es joven, apenas una agradable aspereza impresionará el paladar; si ya tiene algunos años, será un vino de gran complejidad. Otras pistas para reconocer un Malbec: es un tinto generoso, equilibrado y apasionado a la vez, decididamente nuestro y para el mundo. Es tiempo de descubrirlo y comprobarlo personalmente. Nacida en el sudoeste francés, donde también se lo conoce como Cot, Malbeck o Pressac, es uno de los cepajes de menor expresión en Bordeaux pero uno de los más cultivados en el Oeste de Francia (cerca del 2% de los cepajes tintos) donde suele formar parte del corte de los vinos. Como varietal se elabora en Cahors, pero sus características son substancialmente distintas a las del Malbec mendocino. Es la cepa tinta más extendida y característica de nuestra vitivinicultura. Aquí encontró las condiciones ecológicas ideales para su desarrollo, adaptándose particularmente bien en el departamento de Maipú, Mendoza y en particular en las localidades de Cruz de Piedra, Luján de Cuyo y Vistalba. Sus hojas son medianas, redondas; con borde aserrado en pequeños dientes. Sus granos son esféricos algo grandes, oscuros con pedúnculos a menudo rojos. Sin temor puede afirmarse que nuestro Malbec es el mejor y más personal del mundo, cualidad reconocida por los más importantes expertos. Produce un vino de buen cuerpo y color, cuyo paladar tiene un toque de rusticidad. Pero, como es normal, según las zonas, es el vino. Por ejemplo, en las regiones altas, como Vistalba, el Malbec de un vino con buena acidez, cuerpo y color, con taninos que le brindan amplia capacidad de añejamiento y conservación. Bajando el pedemonte desciende la acidez y los taninos, por lo cual el vino es más ligero y madura más rápidamente. Esta variedad tiene una larga vida en el sueldo mendocino y seguramente constituía la mayor parte, como dijimos, de lo que dio en denominarse genéricamente uva francesa. Durante mucho tiempo se la utilizó como elemento integrante de vinos de corte, combinado con Cabernet y Merlot. En realidad se seguía así la clásica línea de combinación bordelesa, que también aquí permite lograr excelentes vinos, como por ejemplo: Montchenot, Felipe Rutini, Cavas de Weinert. Sin embargo las particulares características alcanzadas en suelo argentino han llevado a privilegiar su presentación varietal como el Norton Malbec DOC, el Trapiche Malbec, Altos Las Hormigas, Catena Alta, Nieto Senetiner Malbec DOC y otros también de admirable complejidad, en cuanto a aroma s y paladar; recibieron elogios de periodistas especializados y connoisseurs como Robert Parker Jr., el inglés Robert Joseph de Wine Magazine, el francés Michel Rolland, Terry Roberts de The Wine Spectator o Frank Prial de The New York Times. De los muchos conocedores que han alabado al Malbec, nuestro cepaje emblemático que ha encontrado en Mendoza el “terroir” donde mejor expresa su potencial, rescatamos las palabras del crítico Robert Parker: “Para el año 2015, la grandeza de los vinos Argentinos elaborados en base al Malbec recibirá un gran reconocimiento. Este varietal francés, que falló miserablemente en su tierra natal Bordeaux, ha alcanzado estelares niveles de calidad en la Argentina. Tanto los deliciosos Malbecs de bajo costo como los majestuosos y profundamente complejos que se producen en las zonas elevadas obtendrán, sin duda, un lugar en el panteón de los vinos nobles para el 2015.” Robert Parker, Septiembre 2004. Descriptores aromáticos: ciruela, frutos rojos, guindas, la vainilla, como así también pueden encontrarse trufas, cuero, chocolate y café de acuerdo cuál haya sido el proceso de elaboración del vino. Cabernet Sauvignon: Conocida como "La reina de las variedades Tintas", es indomable, apasionado, fascinante. Buenas palabras para describir al Cabernet Sauvignon, un vino con el encanto de lo salvaje. Este cepaje de origen francés quedó en la historia como el "salvaje de las cavernas". Hoy, es un soberano cosmopolita, extendido en todo el mundo vitivinícola. Supo adaptarse a diferentes suelos, climas y culturas. Se deja modelar por las manos de viñateros de diversas razas y lenguas. En Argentina, ocupa más 12 mil hectáreas de las tierras bendecidas con vid. Mendoza tiene el mayor patrimonio de esta uva (9.108 hectáreas) y le sigue San Juan con 585 hectáreas. El resto se reparte en los paisajes de Río Negro, La Rioja y Salta. En la copa, este vino explica los secretos de su éxito. Una tinta roja, profunda y provocadora sale al encuentro de las miradas. Los terruños serán cómplices en la creación del color y algunos permitirán la magia del rubí hecho vino. Su reputación de salvaje es evidente en la primera inspiración. Los aromas exóticos caracterizan al Cabernet Sauvignon y quizás el primero que descubrimos nos recuerda al pimiento verde. Este aroma es primario, es decir que viene grabado en la uva y llega al vino entrelazado de otros tantos ganados en el intenso camino de la elaboración: aceitunas, pimienta negra, frutas rojas maduras como la guinda, dulce de frutillas, mermelada de ciruelas, tal vez aromas a tabaco o chocolate, si es que ha pasado por la barrica. Cada aroma tiene una razón. Será por el sol que supo madurar bien las uvas y volverlas dulces y amables, será la madera del roble en su silenciosa alianza con el vino. Los taninos del Cabernet Sauvignon tienen gran personalidad, su presencia es acosadora, es un vino robusto, que quiere dejar su impronta, quedar en la memoria. Es uno de los tintos con más experiencia para la crianza. El racimo es "suelto", sin los granos apretados, de color azulado y se caracteriza por el sabor a cassis o, a veces, a pimiento, según las zonas y el sistema de cultivo utilizado. El vino producido es, cuando nuevo, de paladar recio y duro, con marcada acidez y taninos evidentes y ásperos. Necesita, pues, tiempo para suavizarse. Cuando madura, especialmente en buenos y nuevos toneles de roble, este carácter salvaje da paso a un vino de aroma profundo y complejo, paladar a la vez robusto y carnoso, redondo y sabroso. Su popularidad es tal que ha pasado a ser considerado como el paradigma del vino tinto con fuerza y presencia. De allí que, virtualmente, todas las bodegas argentinas cuenten con uno, ya fuere varietal o bien combinado con Merlot y Malbec. Encontramos los mejores ejemplares en las zonas de Luján de Cuyo, Perdriel, Lunlunta y Vistalba en la provincia de Mendoza. Su aroma intenso recuerda a la pimienta, cassis, frutillas y algo de regaliz. Su paladar amplio, que va desde el vigor de la juventud hasta la elegancia de la madurez, lo hace apto para acompañar diversos tipos de comidas, en especial carnes rojas. Descriptores aromáticos: pimiento verde - calahorra - cassis - pimienta negra - ahumados - cedro - tabaco - coco - aceitunas negras - mina de lápiz - chocolate - grosellas - menta - ciruelas confituras - frutillas – regaliz. Cabernet Franc: Es una variedad un tanto más rústica que la anterior, pero es muy útil en cortes, brindando intensidad y color a sus acompañantes. También tiene aromas a pimienta, frambuesa y violetas. Descriptores aromáticos: pimienta, frambuesa y violeta. Bonarda: Entre las variedades fundadoras de nuestra vitivinicultura, la Bonarda es una de las tintas más extendidas en el país. Afortunadamente, está experimentando un merecido redescubrimiento. Por muchos años, esta uva se destinó sólo a vinos de consumo doméstico y cortes y no se caracterizó por una imagen de alta calidad. Sin embargo, este cepaje está ganando terreno en mercados internacionales como varietal y también en armonía con otros cepajes. Así, junto a la nobleza de su raíz, el trabajo en el viñedo, una adecuada técnica en bodega y la capacidad de asombro a su favor, la Bonarda comienza a plantarse entre los grandes cepajes argentinos. Los que han apostado a esta uva conocen sus cualidades: es generosa en color, atractiva en matices y se precia de lucir una paleta de exuberantes rojos, violetas y negros. Las frutillas, las mermeladas de frutas rojas son los primeros aromas que se recuerdan al girar una copa de Bonarda y, con atención, también aparece una nota de moras. En la boca, no conoce de mezquindades: se presenta con dulzura, se expande y se advierten esos robustos taninos maduros que tan bien han sido cuidados desde el viñedo. Tempranillo: El Tempranillo es un símbolo de España y su nombre se debe a que es una de la variedades que madura más tempranamente. Junto con variedades como Graciana (que aporta acidez), Garnacha (que le dará alcohol) y Masuelo (que le otorga taninos), el Tempranillo integra el corte de los vinos más prestigiosos de la región española de Rioja. En Argentina se afincó en el siglo XVI y desde entonces se destinó a los vinos de consumo doméstico. Hace varios años, las bodegas argentinas han redescubierto el potencial de esta variedad que incluso ha ganado importantes medallas en los concursos más prestigiosos del mundo. Hoy existen en el país cerca de 4.400 hectáreas de este cepaje tinto y, para placer de los consumidores, la oferta es cada vez más diversa. En Mendoza, se concentran más de 4.200 hectáreas. Sus taninos robustos son uno de los principales atractivos del Tempranillo. Esto se traduce en un vino que impresiona agradablemente la boca. Sus aromas son los de las frutas rojas maduras, las mermeladas y los toques especiados, similares a la pimienta. Es un tinto de gran estructura y esto permite una excelente convivencia con el roble para lograr un vino de guarda. Si es así, se apreciarán notas de chocolate y vainilla que lo vuelven sumamente encantador. Sus matices púrpuras y el caudal de taninos de su notable cuerpo permiten confiar en un alentador futuro para los Tempranillos argentinos. Merlot: En Argentina se da tanto en zonas cálidas como en regiones más frías. En las primeras, adquiere un notable carácter frutado aunque posiblemente no lleguen a ser vinos muy o l ngevos. En las regiones más frías y altas, como el Valle de Uco mendocino o los viñ edos patagónicos, expresa una mayor tipicidad. Su color es rojo rubí bastante intenso y con característico sabor a uvas muy maduras y pasas de uvas, alcohólico, aromático, con acidez tendiendo a baja. Cepaje muy distinguido y pariente genético del Cabernet Sauvignon. También originario del sudoeste francés, es junto con Cabernet Sauvignon la combinación clásica de los vinos bordaleses confiriéndole frutado, elegancia y redondez, adquiriendo en el Pomerol su más alta expresión, por ejemplo, en el Château Petrus. En la provincia de Mendoza no alcanzó tal calidad, probablemente porque posee poca plasticidad. Sin embargo los producidos en la parte alta del Río Mendoza, de Maipú, Cruz de Piedra, Luján de Cuyo, el valle de Uco y parte de San Rafael tienen particular valor. Otra zona privilegiada para este cepaje es el Alto Valle de la provincia de Río Negro. En términos generales los vinos elaborados con Merlot poseen un perfil similar a los Cabernet Sauvignon, pero con carácter más atenuado. Son menos ácidos y más frutados, maduran más rápidamente y finalmente casi siempre resultan más ligeros. Se utilizan frecuentemente para cortar tanto con Cabernet como con Syrah, ya que su gracia y suavidad redondean y armonizan la dura personalidad de ambos. Es de esperar gratas novedades en los Merlot de producción sanjuanina, especialmente del Valle del Pedernal. Pinot Noir: Oriundo de la Borgoña. Extendido en casi todas las zonas del mundo, a pesar de que su adaptación no es fácil. Prefiere los suelos no excesivamente fértiles y húmedos, climas templados y no excesivamente cálidos y buenas exposiciones al sol. Produce vinos de mediana intensidad, de mediana concentración tánica. Su marcado carácter frutal también desafía la capacidad de descripción de las palabras. Cerezas, fresas, grosellas, violetas, vainilla, especias, regaliz, pueden captarse entre sus aromas. En el paladar, consistencia a la vez completa, suave y alcohólica. El cuerpo va unido a la suavidad. Vinificado en blanco es junto con el Chardonnay y el Pinot Meunier, base del Champagne. La crianza en roble le aporta marcadas expresiones de vainilla, tabaco y cuero. Si se tratara de elegir una variedad capaz de producir un vino a la vez frutado y maduro, suave pero con cuerpo, distinguido, con largo recuerdo, probablemente el Pinot Noir sería el ganador. En la Borgoña francesa da algunos de los más famosos y caros vinos del mundo, pero es caprichoso y de año en año su calidad oscila fuertemente. Además tiene poquísima capacidad de adaptación fuera de su tierra natal. Se da mejor en tierras altas ya que requiere de clima frío. Lo encontramos en la zona de Tupungato de la provincia Mendoza y en la zona de Cafayate de la provincia de Salta. La fascinación de su prestigio hace que se intente una y otra vez con ella en muchas partes del mundo. En la provincia de Mendoza sus vinos son frutados, con aroma floral. Con añejamiento en buena madera adquiere un matiz tostado. Pero su característica más relevante es su capacidad de colmar el paladar sin agresividad. El creciente consumo de champaña ha incentivado pues el interés en el cultivo de esta variedad que, pese a sus dificultades, se demuestra de particular valor. Los expertos aconsejan abrir los vinos de este cepaje con 24 horas de anticipación para que se oxigenen completamente y rindan un máximo de sabor. Descriptores aromáticos: cerezas, cassis, frambuesa, cuero y regaliz. Sangiovese: Es la variedad clave del vino italiano más internacional: el Chianti, y uno de los cepajes de orígenes más antiguos. Cepa típica de la región italiana de Toscana donde da origen también a los Brunello de Montalcino Es curiosa la etimología de su nombre: "sanguis jovis", que quiere decir "sangre de Júpiter". En general, esta variedad tinta luce un tono rojo púrpura que evoluciona bastante rápidamente hacia el anaranjado; con aromas muy variables (rosas, té seco o aromas que recuerdan al petróleo), pero casi siempre impregnados por un matiz terroso. Aunque pueden obtenerse vinos un poco rústicos, se caracterizan también por su elevada acidez, graduación media y no ofrecer una resistencia demasiado buena a la oxidación. Son vinos concentrados, de sabor alquitranado y puede recordar al regaliz. La variedad está presente en casi toda la Italia. Fuera de Europa, las experiencias más interesantes de aclimatación se han dado en California. En general, los elaboradores parecen estar de acuerdo sobre la conveniencia de someter a la Sangiovese a una pequeña crianza en barrica vieja para cautivar su carácter vivaz y brillante. En nuestro país se da muy bien. Solía ser confundía con la Lambrusco, error corregido por el INTA. Es una cepa muy utilizada en Argentina para elaborar vinos de corte de mediana calidad. Logra vinos frescos, sin mayor compromiso con la calidad enológica buscada por los conocedores. En los últimos tiempos se ha comenzado a elaborar vinos varietales de consumo rápido de agradable aromas frutales y florales, color rubí brillante y cuerpo liviano. Es una cepa de bajo costo y buen rendimiento por hectárea. Descriptores aromáticos: violetas. Syrah: Es la tercera variedad tinta de un triunvirato de fama en el que comparte honores con la Cabernet Sauvignon y la Pinot Noir. Aunque más escasos en número, sus mejores vinos se sitúan a la misma altura que los grandes Borgoñas y Burdeos. En el mapa, dos lugares clave para esta cepa que raramente va acompañada de otras variedades: el sello de la tradición en la zona norte del valle del Ródano (Francia) y la versión del Nuevo Mundo en tierras australianas. En ambas se escribe con el sello de unos tintos opulentos, vigorosos, con cuerpo, gran cantidad de taninos y materias colorantes, un característico aroma a violeta y especias como el clavo de olor, y ligeros toques ahumados, así como una gran capacidad de envejecimiento. Los elegantes Syrah van desde los sabores especiados, minerales y ahumados, al púrpura oscuro y aroma a violeta de los ejemplares jóvenes. El origen de la cepa podría estar en la ciudad persa de Schiraz, en el actual Irán, o bien en Siracusa (Sicilia) por las sinonimias Sirac, Syra, Sirah y Syrac. En Australia, donde es la variedad tinta más plantada, y en Sudáfrica, se lo conoce como Shiraz, y como Sirah o Syrah en el sur de Francia, en California y en Argentina, donde durante muchos años se la confundió llamándola Balsamina (o Balsemina), variedad italiana con la que se encuentra emparentada. Algunos expertos la consideran originaria de Siracusa y Piamonte, Italia. Lo encontramos en vinos famosos como el Chateauneuf-du-Pape del Hermitage. Sus vinos suelen ser untuosos, de gran intensidad de color, con textura sedosa y un atractivo dejo a especias y frutas. De prolongado recuerdo en boca. Es una variedad que ha despertado particular interés entre los productores, lo que está favoreciendo nuevas plantaciones, así como incentivando inéditas experiencias de elaboración, por ejemplo, en un estilo de vino muy ligero y fresco y no con su natural carácter sólido, lo que le abre horizontes inesperados; se puede citar como ejemplo el Syrah de Dominio Dos y el Syrah de Trapiche. Se pueden esperar importantes vinos de la variedad provenientes de la provincia de San Juan en los próximos añ os. Descriptores aromáticos: especias - clavo de olor - canela - pimienta - vainilla - higos y frutas secas - regaliz - carne de caza - cuero - grafito . menta - coco - frambuesas - zarzamora - violetas – chocolate. Fuente: www.fapes.com.ar, www.argentinewines.com, www.vinosdeargentina.com