Si queremos realmente tomar en serio la Responsabilidad Social

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EN TORNO A LA NECESIDAD DE HERRAMIENTAS DE GESTIÓN DE LA
RESPONSABILIDAD SOCIAL UNIVERSITARIA
François Vallaeys
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Si queremos realmente tomar en serio la Responsabilidad Social Universitaria como una
política de gestión universitaria global y eficaz, y no sólo como un conjunto de actividades
marginales de filantropía y declaraciones de buenas intenciones, es imprescindible empezar
a producir herramientas de gestión de la Responsabilidad Social en el sector de la
educación superior. Estas herramientas deben de permitir:
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La medición de las actuaciones en RS de las Universidades
El autodiagnóstico institucional y la planificación de procesos de mejora continua
La elaboración de reportes que cumplan con requisitos estandarizados
La divulgación de estos resultados para la evaluación y comparación del desempeño
de las Universidades entre sí.
La participación de las partes interesadas internas y externas a la Universidad en la
gestión y estrategias de mejoramiento de las instituciones de educación superior.
Al reflexionar acerca de la gestión socialmente responsables de la Universidad, se puede
contribuir además al mejoramiento significativo de la relación entre los objetivos sociales
de la Universidad, tal como ella los piensa, y las demandas reales de su entorno, al permitir
que los actores sociales externos entren en diálogo continuo con los actores universitarios y
tengan un papel que jugar en la definición de los objetivos, las temáticas y los métodos de
la enseñanza superior. Acabar con una institución universitaria que suele darle la espalda a
la sociedad es también un poderoso argumento a favor de la producción de herramientas de
gestión de la Responsabilidad Social Universitaria, con claros indicadores de desempeño,
puesto que los reportes de Responsabilidad Social implican la obligación de rendir cuentas
a los diversos grupos de interés ligados a la Universidad a través de una información
externa creíble y deseada por la sociedad.Hasta ahora, las Universidades han tenido poco
interés en hacer pública y transparente su gestión y sus procesos académicos. La
“autonomía universitaria” y el carácter de elite intelectual y científico del gremio
universitario, han permitido sin querer crear barreras eficaces, sostenidas por el prejuicio de
que “los que saben no tienen porqué ser controlados por los que no saben”, impidiendo que
la sociedad civil pueda ejercitar una verdadera vigilancia ciudadana frente a las
Universidades. Si los colegios disponen en general de Asociaciones de Padres de Familia,
que permiten en cierta medida tal vigilancia, las Universidades, ellas, se encuentran muy
libres frente a las “partes interesadas” de la sociedad civil, incluso frente a los mismos
estudiantes que tienen poco que opinar en la definición de los objetivos educativos de las
carreras que cursan. En ese sentido, es sintomático de que la Universidad suela definir su
vínculo social en términos de “proyección” y “extensión”: es ella misma que se proyecta
hacia su entorno, siendo ella el sujeto de la iniciativa, siguiendo así teniendo el poder y
control exclusivo en su “participación social”. De repente, es tiempo de que la sociedad
civil, a su vez, se vaya “proyectando” hacia la Universidad. De repente, es tiempo que la
Universidad se deje proyectar por los demás actores sociales.
Para estos fines, para incluir en las políticas universitarias el enfoque de la Responsabilidad
Social, creemos que es conveniente aprovechar el momento histórico actual, que ofrece una
gran oportunidad a través de dos procesos:
•
El auge de la Responsabilidad Social de las Organizaciones que se da a nivel
mundial como consecuencia de la globalización y necesidad de información creíble,
estandarizada y comparable acerca del desempeño de las organizaciones. Ha
permitido la creación de muchas herramientas de gestión que se trata de aprovechar.
•
La necesidad de consenso internacional en materia de educación superior que se
encarna en procesos de acreditación y estandarización de las currículas en todo el
mundo. Crea una corriente favorable para que las Universidades se pongan de
acuerdo juntas acerca de qué significa ser una Universidad.
Si sabemos convencernos de la legitimidad de una política seria de Responsabilidad Social
Universitaria en América Latina y el mundo, estas dos corrientes de la globalización
pueden ayudarnos a avanzar rápidamente hacia la construcción de normas y estándares de
Responsabilidad Social Universitaria 1 . Los esfuerzos del presente material para construir
indicadores de Responsabilidad Social Universitaria deben de ser considerados como una
humilde y pionera contribución a esta tarea global, junto a otras iniciativas 2 , puesto que,
por definición, la constitución de estándares de calidad para la Responsabilidad Social
Universitaria no puede ser sino el resultado de una amplia investigación y amplio consenso
por parte de múltiples actores universitarios y no universitarios.
1
El esfuerzo actual en torno a la construcción de una norma ISO 26000 aplicable para cualquier tipo de
organización va en ese sentido.
2
Varias iniciativas de búsqueda de indicadores de Responsabilidad Social Universitaria empiezan a germinar,
por ejemplo en la Universidad Castilla La Mancha, la Universidad Autónoma de Chihuahua, la Red chilena
Universidad Construye País, la Pontificia Universidad Católica del Perú.
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