establece: “ …Al día siguiente de que venza el plazo a

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“PRUEBA EN CONTRARIO”
PRESUNCION ESTABLECIDA EN EL ARTICULO 26 DE LA LEY DE
CONCURSOS MERCANTILES
PLANTEAMIENTO
En el último párrafo del artículo 26 de la Ley de Concursos Mercantiles se
establece: “ …Al día siguiente de que venza el plazo a que se refiere el
primer párrafo de este artículo sin que el Comerciante haya presentado su
contestación, el juez deberá certificar este hecho declarando precluido el
derecho del Comerciante para contestar y se continuará con el procedimiento.
La falta de contestación en tiempo hará presumir, salvo prueba en
contrario, como ciertos los hechos contenidos en la demanda que sean
determinantes para la declaración de concurso mercantil. El juez deberá
dictar sentencia declarando el concurso mercantil dentro de los cinco días
siguientes”.
De la lectura del párrafo transcrito se han derivado las siguientes
interrogantes: ¿cuál es el momento procesal oportuno en que, en su caso,
las pruebas en contrario habrán de aportarse por el comerciante?, ¿cuáles
son esos medios de prueba que, en su caso, de acuerdo con el citado
artículo, deberán considerarse?
ANÁLISIS
Para llegar a la solución de esas interrogantes debemos, por un lado,
identificar cuáles son los medios de prueba que en general admite la Ley de
Concursos Mercantiles y por otro, conforme a las disposiciones de la propia
ley, establecer cuál es el momento procesal en que deben ser aportados.
El acreedor demandante de acuerdo con el artículo 23 de la Ley de
Concursos Mercantiles podrá aportar como pruebas los documentos que
demuestren que tiene esa calidad, así como aquellas tendientes a demostrar
su acción. Por su parte, el comerciante demandado, de acuerdo con el
artículo 27 de la propia Ley, podrá ofrecer como medio de prueba, además
de la documental, la opinión de expertos formulada por escrito y todas
aquellas que directamente puedan desvirtuar el supuesto del artículo 10 de
esa ley. Por último, del contenido del artículo 22 se desprende que otro
medio de prueba que deberá considerar el juez es el dictamen que, en su
caso, rinda el visitador.
La oportunidad o momento procesal en que deberán ofrecerse las pruebas,
de acuerdo con lo establecido al respecto por la Ley de Concursos
Mercantiles es, para el demandante, según lo dispuesto por el mencionado
artículo 23, precisamente en el momento de presentar la demanda, con las
salvedades que menciona la propia disposición legal. En caso de que su
contrario dé contestación a la demanda, el juez dará vista con ese escrito al
acreedor demandante, para que haga manifestaciones al respecto, y en esa
oportunidad, simultáneamente podrá ofrecer pruebas contra las excepciones
alegadas por el comerciante, según lo dispuesto por el artículo 26 de la ley
en cita. Por lo que toca al comerciante demandado, el numeral 27 de dicha
ley expresa que es precisamente al dar contestación a la demanda, el
momento oportuno para que ofrezca sus pruebas. Por último, en caso de
que la sentencia que niegue o declare el concurso mercantil sea impugnada
a través del recurso de apelación que prevé la propia ley en el artículo 49, las
pruebas que, en su caso, propongan el recurrente y la parte contraria,
deberán ofrecerlas, el primero, en el escrito en que se interponga el recurso
de apelación, y el segundo, en el escrito en que conteste los agravios
argumentados por el apelante.
Ninguna de las oportunidades a que se ha hecho referencia es susceptible
de aplicarse en el caso en análisis, cuando el comerciante omita dar
contestación a la demanda, pues en esta situación sólo aparecerán en el
expediente las pruebas aportadas por el demandante como anexos de su
demanda, pues no habrá escritos ni de contestación ni de desahogo de vista
acerca de la contestación; tampoco habrá dictamen del visitador, dado que
conforme al trámite previsto para el caso, a continuación debe dictarse
sentencia; y las pruebas a que se refiere el trámite de apelación,
naturalmente corresponden a una etapa que es posterior al dictado de la
sentencia.
Sin embargo, provoca el cuestionamiento que hemos formulado, la inserción
en la redacción del artículo 26 en comento, de la frase “salvo prueba en
contrario”, la cual puede interpretarse como referencia a la apelación, pues
ya vimos que durante el trámite de ésta se desahogan pruebas y es posterior
a la sentencia que debe dictarse inmediatamente, como consecuencia de la
falta de contestación oportuna.
A diferencia de la anterior interpretación, podemos explicar la inserción de
esa frase atendiendo a la naturaleza de la presunción referida en el
mencionado numeral 26.
El concepto de presunción se establece en el artículo 1277 del Código de
Comercio: “Presunción es la consecuencia que la ley o el juez deducen de un
hecho conocido para averiguar la verdad de otro desconocido; la primera se
llama legal y la segunda humana”. Al respecto se puntualiza en el artículo
1276: “Hay presunción legal: I. Cuando la ley la establece expresamente; II.
Cuando la consecuencia nace inmediata y directamente de la ley”. La
presunción legal se distingue de la humana porque, según el contenido del
artículo 1279,
“hay presunción humana cuando de un hecho debidamente
probado se deduce otro que es consecuencia ordinaria de aquél”.
La presunción legal no puede existir sin norma legal expresa que la
consagre.
Cuando la presunción es legal,
debe considerarse en algunos casos,
definitivamente cierto el hecho deducido, en tanto que en otras, el hecho
deducido debe considerarse cierto sólo mientras no se aporte prueba en
contrario. Es decir, que en el primer caso, no se permite probar en contrario
del hecho presumido y por lo tanto, son concluyentes y definitivas; las
segundas sí permiten prueba en contra del hecho deducido.
Lo anterior tiene su fundamento en lo establecido por el artículo 1280 del
citado Código al señalar: “El que tiene a su favor una presunción legal sólo
está obligado a probar el hecho en que se funda la presunción” y
particularmente en lo dispuesto por el artículo 1281 del mismo ordenamiento
legal en el que se establece : “ No se admite prueba contra la presunción
legal: I. Cuando la ley lo prohibe expresamente; II. Cuando el efecto de la
presunción es anular un acto o negar una acción, salvo el caso en que la ley
haya reservado el derecho de probar”. Es decir, la ley establece presunciones
legales que sí admiten prueba en contrario y otras en que no se permite
desahogar prueba en contra, pero la autorización para aportar prueba en
contra debe establecerse expresamente en la ley, pues si ésta no hizo
reserva expresa de ese derecho,
no habrá posibilidad legal de aceptar
probanza en contrario.
De manera que, cuando en el artículo 26 de la Ley de Concursos Mercantiles
se señala, “…La falta de contestación en tiempo hará presumir, salvo prueba
en contrario, como ciertos los hechos contenidos en la demanda que sean
determinantes para la declaración de concurso mercantil…”, sólo se está
estableciendo de manera expresa la reserva del derecho de probar en contra
de lo deducido, sin que implique la apertura de otro momento especial para
aportar pruebas, sino que deberán considerarse únicamente las aportadas
por el demandante acreedor o Ministerio Público, de las cuales puedan
obtenerse elementos que desvirtúen lo deducido ( que son ciertos los
hechos contenidos en la demanda). Se reitera que estamos frente a una
presunción legal que admite prueba en contrario, la cual parte del hecho
conocido de que el comerciante no haya presentado su contestación y por lo
tanto, obliga a que se tengan como ciertos los hechos contenidos en la
demanda que sean determinantes para la declaración del concurso
mercantil, y que esta certeza subsistirá en tanto no exista prueba que
acredite lo contrario.
Además, permitir la apertura de otro momento procesal distinto al que de
manera ordinaria establece la ley, a fin de que en él el comerciante desvirtúe
los hechos que se tienen como ciertos, cuando por conducirse en rebeldía
perdió el derecho que tuvo de controvertirlos, atentaría contra el principio de
igualdad de las partes ante la ley.
Por lo tanto las pruebas en contrario que el juez estará en aptitud de apreciar
al dictar sentencia para considerar definitivamente que los hechos se tengan
como ciertos o no, en función de la presunción legal, no serán otras que las
que el demandante hubiere aportado para acreditar su acción al formular la
demanda. Para determinar si existen o no elementos que desvirtúen la
posición de certeza derivada de la presunción a que nos hemos referido, el
juez no deberá pasar por alto lo establecido en el artículo 1184 del Código
de Comercio, en el que se señala: “ El que afirma está obligado a probar. En
consecuencia, el actor debe probar su acción, y el reo sus excepciones ”. De la
misma manera que deberá atender lo señalado al respecto en el artículo 42
de la Ley de Concursos Mercantiles que en lo conducente determina: “…el
juez dictará la sentencia que corresponda …. considerando lo manifestado
probado y alegado por las partes……El juez deberá razonar las pruebas
aportadas por las partes…”. También atenderá lo que al respecto se
establece en el artículo 1298 del Código de Comercio: “ El documento que
un litigante presenta, prueba plenamente en su contra, en todas sus partes,
aunque el colitigante no lo reconozca”.
En ese orden de ideas, si el comerciante no dio contestación a la demanda,
no controvirtió los hechos de la misma y en consecuencia, no aportó medio
probatorio alguno a su favor en la oportunidad procesal que establece la ley,
no existe razón para considerar que, derivado de lo dispuesto en la última
parte del artículo 26 de la Ley de Concursos Mercantiles, exista una especial
oportunidad previa al dictado de la sentencia, para que dicho comerciante
constituido en rebeldía ofrezca pruebas en contra de la presunción legal a
que se refiere el artículo 26 de la Ley de Concursos Mercantiles, sino que, la
frase: “…salvo prueba en contrario…” contenida en ese artículo significa que
el juzgador debe tomar en cuenta al resolver, si de las pruebas que tiene a la
vista, que no son otras que las aportadas por el demandante, se desprenden
elementos contrarios a la presunción de que son ciertos los hechos de la
demanda, caso en el cual, pese a la expresada presunción, tendrá razón y
fundamento para dictar sentencia declarando improcedente la demanda.
María Esther Sandoval Salgado
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