Cuba: algunos desafíos del color

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Cuba: algunos desafíos del color (1)
Esteban Morales • Cuba
A MODO DE INTRODUCCIÓN.
El tema racial, probablemente sea él más complejo, “desconocido” y
difícil de nuestra realidad social. Ningún asunto provoca tanta
inquietud, preocupación y recelo.
No es difícil encontrar personas que no desean escuchar nada sobre
el tema y que soslayan hacer comentario alguno cuando del
problema racial se trata.
El tema racial esta íntimamente vinculado a otros, tales como: la
economía, los derechos humanos, la desigualdad, la equidad, la
justicia social, la marginalidad y la discriminación religiosa, entre
otros.
Las potencialidades del tema son muy complejas. Depende de
quienes lo manejen y los objetivos con que lo hagan. Su arista
negativa viene dada por el alto componente potencial de división
social que posee. Su lado positivo, esta íntimamente vinculado a la
búsqueda de la integralidad cultural y social y a la lucha por la
verdadera unidad nacional.
Sin embargo, hasta ahora, al tema racial se le ha tratado, casi
siempre, mas bajo el temor de provocar la división social, que por
sus componentes positivos. Razón por la cual, la atención que se le
ha prestado, hasta hoy, se ha caracterizado mas por el silencio y
haberlo diferido continuamente, dentro del devenir histórico del país,
que por afrontarlo para su definitiva solución.
La reacción ante el tema racial, no admite una segura predicción de
los comportamientos personales ante el mismo. Resulta ser él más
soslayado y esquivado de nuestra realidad social. Muchos lo
consideran como inexistente, o algo sobre lo cual no vale la pena
hablar. Las reacciones personales ante el tema cubren una amplia
gama de actitudes, que transitan desde la ingenuidad, la honesta
ignorancia, el desconocimiento, la resistencia, la aceptación, el temor,
la reticencia, el cinismo y la impotencia, hasta la cobardía.
Respecto al tema existen opiniones y enfoques diferentes, con
frecuencia diametralmente opuestos. Estas
opiniones se tornan
divergentes en problemas tales como: si existe o no la marginalidad
de negros y mestizos; si las religiones de origen africano han sido
discriminadas o no; si se mantiene una hegemonía de la cultura
llamada blanca o no; si existe o no-racismo. Aunque todo parece
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indicar, que las mayores divergencias están alrededor de sí el tema
racial existe como tal o no.
Lamentablemente, después de haber devenido en un tabú, a
principios de los años sesenta, tenemos hoy, en nuestro país, un
gran atraso en el tratamiento del tema racial, tanto en el orden
intelectual, como científico y político. Una parte importante de
nuestra intelectualidad, ni siquiera lo menciona en sus enfoques
actuales sobre la realidad social y cultural de la nación cubana. Lo
cual refleja sin duda la existencia de concepciones diferentes, acerca
de en que momento histórico del proceso de consolidación de la
nación nos encontramos.
Consideramos, que hay que acabar de aceptar, que a todos los que
hoy somos cubanos, no nos correspondió el mismo lugar dentro del
proceso de formación de la nación. Resultando imprescindible tomar
en consideración las diferencias aportadas por los distintos puntos de
partida, para lograr asumir una actitud realista ante la existencia de
los grupos raciales, las desigualdades sociales y la problemática racial
en la Cuba de hoy.
Cuando el tema racial sale a relucir, generalmente, ello se produce
en forma hiriente, de reprobación o de reclamo de los “dolientes”,
por haberlo mantenido en silencio. Dolientes
que
pueden
pertenecer a cualquiera de los grupos raciales que componen
actualmente la población cubana, pues durante estos mas de 45
años la revolución ha logrado generar en nuestro pueblo, una ética
antidiscriminatoria.
Se pensaba, al triunfo de la Revolución, que el tema racial se
solucionaría, sin embargo, reemerge ahora, con la virulencia
propia de los problemas, que dados como resueltos, realmente no lo
están. Provocando sorpresas, disgustos y no pocas resistencias a su
aceptación. Por ello, resurge también en medio de un cierto
“complejo de culpa”, que limita su abierto reconocimiento; algo
similar a lo ocurrido, al principio, con la prostitucion, pero de manera
más dramática y contradictoria.
Soslayar el tema durante tanto tiempo, deviene actualmente en un
gran reto para la unidad de la nación cubana. Porque la unidad
nacional, entre otros caminos, se tiene que lograr sobre la base del
consenso dentro de la sociedad civil. Por lo que para que el
consenso social logrado sea real, no puede existir tema alguno que
la sociedad no pueda debatir abiertamente, para tratar de hallarle
solución. De lo contrario, se puede caer en la demagogia del slogan
republicano, de que “todos somos iguales “, cuando aun no es
verdad, haciéndose necesario recorrer todavía un largo camino,
para que ello deje de ser un deseo o una declaración de principios,
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para pasar a convertirse en una realidad. No todos los cubanos
somos iguales, llegamos desde diferentes puntos de partida
económicos, culturales y geográficos a la formación de la nación y es
necesario reconocer esa diferencia, es decir, partir de
las
desigualdades existentes para alcanzar la verdadera igualdad. La
igualdad es el proyecto, la desigualdad es aquello con lo que nos
tropezamos todos los días.
Nuestra sociedad es sin lugar a dudas multirracial, más bien
multicolor, pero resta mucho aun por avanzar, para que esa
multicoloridad, que no es un simple problema de matices epiteliales,
domine en todos los ámbitos de nuestra vida social.
No tratándose tampoco de un simple problema de representatividad
numérica de blancos, negros y mestizos, en diferentes posiciones. Si
no de terminar de asumirnos todos como lo que somos y lograr
compartir el poder en igualdad de condiciones. Tal distribución de
poder aparece con mucha fuerza, porque no todos los grupos
raciales están en condiciones de imponerse de manera ponderada,
para lograr los equilibrios de una sociedad realmente multirracial.
Tema que reconozcamos existe, siempre se identificara con
asuntos que afectan a algún sector de la sociedad. No tratarlos, es
dejar brechas a la inconformidad social y a su aprovechamiento por
parte de los enemigos del proyecto social de la Revolución.
La raza o el color de la piel, son un fuerte fundamento histórico de
las diferencias socioeconómicas en Cuba. Raza o color de la piel,
estructura de clase y género se dan la mano dentro de la historia
de la nación cubana. Los europeos, en particular españoles, que
llegaron con credenciales de blancos( y así se quedaron), vinieron a
la Isla como colonizadores, por voluntad propia, para hacerse de
un proyecto de vida que no pocas veces realizaron. Los negros,
fueron cazados o comprados en las costas de Africa y traídos como
esclavos en los barcos negreros, después revisados en la plaza
publica, vendidos como animales de trabajo, y eso determino el
lugar que ocuparon, desde el principio, tanto ellos como sus
descendientes, dentro de la sociedad cubana, colonial primero y
republicana después.
Con los africanos llegados bajo la forma de esclavos a Cuba, ni
siquiera es posible hablar de la “... migración de un grupo étnico,
pues esta noción de grupo no se daba en las condiciones del tráfico
de esclavos...”
“Luego entonces, la influencia que los negros esclavos tuvieron en la
formación de la cultura y la nación cubana, no puede ser entendida
al margen del tipo de traumatismos que genero en los negros
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esclavos y sus descendientes, él haber llegado a Cuba abrupta y
violentamente, trasplantados de su medio natural y social y del tipo
psicológico que tal fenómeno genero”.
Se trata de una tragedia muy difícil de superar, aun y cuando para las
actuales generaciones de negros y mestizos sea solo un lejano
recuerdo trasmitido. Por lo que entonces “... todas las supervivencias
de la cultura africana deben considerarse siempre a partir de las
condiciones sociales y sicológicas del hombre africano “.
Muchas personas aun hoy, pueden experimentar cierta tristeza al
recordar que sus antepasados tuvieron que sufrir el fenómeno de la
trata y la esclavitud.
Desde 1886, en que fue oficialmente abolida la esclavitud, han
pasado solo 124 años. Apenas algunas generaciones; poco tiempo
aun para olvidar semejante genocidio. Pero mucho menos aun, si
consideramos que fue solo a partir de 1959, que la dirección
política revolucionaria cubana reconoció como una lacra
el
problema de la discriminación racial, el crimen de la trata y se
comenzaron
a tomar medidas al respecto. Aun menos, si
consideramos, que 50 años después, el racismo y la discriminación
racial son todavía asuntos no resueltos dentro de la sociedad
cubana.
Por lo que todo vestigio de estereotipos raciales, prejuicio racial,
discriminación y racismo, actúan negativamente sobre una memoria
histórica, que tiende a recordar el problema y lo ve reflejado en
los problemas que aun no están resueltos.
El llamado blanco se identifico siempre con la riqueza, el control de
la economía, el privilegio, la cultura dominante, el poder. El negro,
por su parte, se identifica siempre con la brutal explotación, la
pobreza, el desamparo, las culturas sojuzgadas y discriminadas,
la ausencia de poder. Lastres que aun no han sido superados y
que todo parece indicar, determinadas fuerzas dentro de nuestro
ambiente social, aun pretenden perpetuar y reproducir.
No es posible entonces, dentro de Cuba, en cualquier análisis que se
haga de la realidad social, soslayar la existencia de los grupos
raciales y del color de la piel en particular, detrás de lo cual se
esconden siglos de explotación y degradación moral. Algo que solo
un análisis socioeconómico, no bastaría para caracterizarlo. Porque
encierra también componentes socioeconómicos, políticos, culturales,
antropológicos y sicológicos.
A pesar de que resulta evidente hoy, para casi todos los
intelectuales cubanos, que la masiva importación de esclavos hacia
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Cuba,
para mantener
el sistema de producción esclavista
imperante en la Isla, desempeño un papel determinante en la
formación de la sociedad, la nación cubana y su cultura, aun se
debe avanzar mucho todavía en el reconocimiento explicito del papel,
que esa masa de esclavos primero y personas libres después,
desempeñaron en la formación de la nación.
Esa insuficiencia se manifiesta claramente cuando nos detenemos a
observar como esta claramente recogido en nuestra historia escrita
y en nuestra cultura, el componente europeo, español en
particular.No así el componente negro y mestizo, de manera
insuficientemente reflejado.
Existen todavía en nuestros días, además de lastres y deficiencias
insuperadas, un fenómeno de reproducción y soporte
de los
estereotipos raciales, los prejuicios, la discriminación racial y el
racismo, que la sociedad cubana en su imperfección, es aun capaz
de reproducir y que continúan afectando seriamente la situación de
negros y mestizos en la Cuba actual. Dificultándoles ocupar el lugar
que les corresponde en la sociedad cubana de hoy.
Entre tales problemas, podemos
importantes, como los siguientes:
mencionar
algunos
muy
1- La historia de Cuba, escrita, continua siendo en lo fundamental,
una historia hegemónicamente blanca. Existiendo aun muy poco de
su contenido que exprese el papel desempeñado por los esclavos,
la población negra y mestiza.
2- Las culturas “negras” que vinieron de Africa, son casi solo
recogidas, en la mayoría de la bibliografía, como religión, como
folklore; casi nunca como filosofía, cultura, como cosmogonía y
pensamiento, existiendo pocas excepciones importantes al respecto.
3-A pesar de los esfuerzos realizados la literatura y la intelectualidad
africana son prácticamente desconocidas en Cuba.
4- Se sabe muy poco de la historia de esos negros y mestizos que
tomaron en masa muchos oficios, empleos y se asentaron en ellos,
durante los siglos XVIII y XIX, generando, particularmente en La
Habana, una cierta clase media.
4- La familia negra o mestiza y sus redes de parentesco, están casi
ausentes de nuestra historia escrita, también con muy pocas y
honrosas excepciones.
Lo anterior se ve retroalimentado por nuestra televisión, en la que
en muy raras ocasiones, el negro o el mestizo son mostrados en el
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contexto familiar. La familia negra o mestiza cubana,
aparece en nuestra televisión.
apenas
5- Se desconoce de manera cierta la composición “racial” del Ejercito
Libertador, sin que hasta ahora exista una investigación completa
sobre el mismo. Presuponiéndose por fotografías de la época,
testimonios y otras informaciones, que estaba formado por una gran
cantidad de negros y mestizos.
6- De la mujer negra y mestiza dentro de la sociedad cubana,
durante el siglo XIX y principios del XX, e incluso hasta hoy, se
conoce muy poco aun.
Contamos
con
una
amplia
producción
literaria,
histórica,
cinematográfica, danzaría, escultórica,
cultural en general, que
reivindica la presencia africana en nuestra cultura, pero muy poco
de esa encomiable labor confronta suficientemente nuestra realidad
actual,
plagada
aun
de
estereotipos
raciales,
prejuicios,
discriminación racial y racismo.
Por todo ello, se hace necesario, en varios campos de la actividad
cultural, y de la vida cotidiana de la republica hasta hoy, investigar
a fondo y construir obras valorativas criticas, acerca de la
participación del negro y el mestizo cubano en la vida social, política
y cultural de la nación. Hace falta construir una historia social del
negro y el mestizo, prácticamente inexistente.
Esta necesaria construcción, mas arriba mencionada, responde
a que resulta indispensable aportar esa información valorativa, para
que definitivamente quede registrada en nuestra historia y se estudie
en nuestro sistema nacional de educación a todos los niveles.Para
terminar de sacar la identidad del negro y del mestizo de la oscuridad
en que la sociedad colonial y republicaba los sumio.
En fin, la necesidad de todo lo anteriormente expresado, parte de
que lo cubano subsumió al negro y al mestizo, pero dentro de un
contexto hegemónicamente blanco, por lo que de ellos en si
mismos (negros y mestizos), sabemos aun muy poco.
Que aportaron
cultura cubana
reflejado en la
mestizo a ese
escribir
el blanco europeo y el español en particular, a la
y a la formación de la nación, esta muy claramente
historia escrita; pero que aportaron el negro y el
devenir histórico, falta aun mucho por investigar,
y
sobre
todo
divulgar.
Todo ello responde, entre otros factores,
a que el llamado
“Blanqueamiento “, no solo fue una realidad dentro de la ideología
colonial y republicana, sino que se contaron con acciones políticas y
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actitudes dentro de la sociedad civil, dirigidas a que esa fuese la
dinámica de la población cubana .Ya que no era posible devolver los
negros a Africa ( aunque su propaganda existió, al negar algunos que
los negros fueran cubanos) no pocos sostenían la tesis de que el
problema se resolvería haciendo blanquear a la población negra y
mestiza. La famosa tesis de “blanquear, blanquear, blanquear, y
luego hacernos respetar “ de José A.Saco, aun se pasea por nuestros
ambientes, haciéndole una fuerte competencia a las ideas martianas
sobre la raza. En medio de la realidad existente en la Cuba de hoy, el
criterio de “adelantar la raza” y de los muchos que siendo negros no
se asumen como tales, todo parece indicar que falta un largo camino
por recorrer, para que el pensamiento de Marti sobre la raza asuma
la validez definitiva que le corresponde en la Cuba actual.
Salvo excepciones de personas muy conocidas, tal pareciera como
si la historia de Cuba (aparecida en nuestros libros) la hubiesen
hecho solo los blancos de procedencia europea. En Cuba, al parecer,
tenemos la conciencia de que tal cosa no es verdad, sino que la
historia la hemos hecho todos los que hoy somos cubanos, pero en
la practica diaria no se hace aun lo suficiente para cambiar esa
percepción discriminatoria.
Ello se manifiesta en que no pocas veces en la relación, sobre
todo con el negro, asoma ese desconocimiento, bajo la forma de un
sutil temor( Miedo al Negro ) por ignorar mucho aun sobre el tipo
de persona con quien sé esta tratando. Lo cual se expresa
frecuentemente, en el trato paternalista, que algunas personas
blancas e incluso negras y mestizas, prodigan al negro o al mestizo
en sus relaciones. O cuando
expresiones, en el fondo racistas
emergen al decir: “Es negro, pero es buena persona”, “Es negro, pero
es inteligente “, “Es negro pero es honrado “.
Lo anterior, es el resultado también de lo reciente que resulta
todavía en nuestro país, la subestimación con que han sido tratadas
en nuestro ambiente social las manifestaciones de las culturas
venidas de Africa, sobre todo las religiosas. Consideradas aun por
muchos como “oscurantismo”, a pesar de que, para vergüenza de no
pocos, ellas constituyen la esencia misma de la religiosidad del
cubano, ya sea blanco, negro o mestizo.
La televisión nacional en particular, hace aun su aporte negativo
a ese no-reconocimiento y desconocimiento. De modo que incluso,
fueron abiertos dos canales educativos, y al principio,
casi sin
negros o mestizos como presentadores. Así como que aun
al
anunciar, promocionar, o reflejar alguna actividad, raras veces
negros y mestizos son tomados como modelos, o aparecen en
posiciones protagónicas.
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Una persona racista dentro de nuestra sociedad, es fuente de
contradicciones que deben ser resueltas si deseamos continuar
avanzando. Pues no son solo las contradicciones con el imperialismo
las que deben ser atendidas. El racista es también un enemigo del
proyecto social de la Revolución.
Hoy día en Cuba hay personas que comparten idénticos objetivos
clasistas, pero visiones sociales que los separan. Muchos son
machistas, racistas, discriminan a los homosexuales, y practican
otras formas de discriminación. Tratándose de contradicciones no
antagónicas, que dificultan la marcha del proyecto social, en esencia
compartido por todos, pero que aun debe ser consolidado.
Si nos remitimos al estado del tema racial dentro de nuestro
Sistema Educacional y en el
mundo académico universitario en
particular, la situación podría calificarse de bastante insatisfactoria.
Esa historia insuficiente, ya mencionada, es la que aun se estudia
en nuestras escuelas y facultades universitarias. No existen los
“Estudios Raciales “en nuestras universidades, pues apenas han
comenzado a aparecer; ni apenas se imparten sistemáticamente
tales contenidos en los
programas de pregrado
o de
postgrado.Nuestra historia nacional, no pocas veces es enfocada
como ”una sucesión interminable de hechos heroicos y de héroes
perfectos”.Dejando múltiples espacios en blanco, que son
aprovechados por los que tratan de construirnos una historia desde
fuera. Situación en la que se destaca lo que pudiera ser el
tratamiento contemporáneo de la racialidad en Cuba.
Los temas de nuestra realidad nacional no se regalan, ni se prestan ni
se venden, podemos compartirlos con personas responsables fuera
de nuestro ámbito geográfico, pero lo que si no podemos es soslayar
la responsabilidad de tratarlos nosotros mismos. Pues quienes te
dicen como fue la historia, te explican el presente y diseñan el
futuro.
Nuestra educación no podría ser calificada como racista, por
cuanto todas las personas, independientemente de su clase de
procedencia o color de la piel, tienen acceso a ella, en igualdad de
condiciones y similar tratamiento. Pero, mirando mas profundo,
observamos que los troncos formativos de nuestra nacionalidad y de
nuestra cultura no integran equilibradamente dentro del contenido
de la educación que se imparte. No comparten por igual el contenido
de nuestros planes de estudio y programas. Niños o jóvenes
cubanos, blancos, negros y mestizos, no se sientan en las aulas a
recibir una enseñanza que, por igual, los asuma como parte de una
sociedad unietnica y multirracial.
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La cuestión relativa a nuestra identidad multirracial o multicolor,
tiene que acabar de tomar su lugar dentro de la educación cubana.
Pues se trata de un problema que nos afecta a todos. Mientras ello
no sea así, no estaremos realmente educando para ser cubanos. O
estaremos dejando el asunto a la espontaneidad, que es peor.
Tenemos noticias, de que ya hay maestros que tratan de hacerlo,
pero no sobre la base de una explicación histórica, coherente y
argumentada que todos debemos conocer, acerca de cómo se
formo la nación que hoy tenemos en Cuba y cuales son los retos que
aun su consolidación nos plantea. Sino de un modo en que las
diferencias son introducidas, creando cierta confusión entre los
niños y llevándoles a la mente preocupaciones, fuera de un ámbito
programático y argumentado, que nunca serian capaces de
entender y mucho menos utilizar en su comportamiento social.
Apenas existen investigaciones sobre el tema racial, trabajos de
diploma, tesis de Maestría o de Doctorado. Muchas de las
investigaciones que se hacen sobre el tema, aun, por lo general,
quedan engavetadas, esperando interminablemente para ser
publicadas.
Dentro de nuestras universidades, aunque tal vez sea posible excluir
a los Institutos de Arte, la llamada cultura occidental, anglo,
blanca, aplasta o mantiene en un lugar secundario y subalterno a las
culturas de origen africano o no “blancas” en general. ¿Que impacto
puede tener esto en los estudiantes, su formación y en la
retroalimentación de tales criterios excluyentes?
Una educación con tales insuficiencias, como las señaladas, puede
contribuir a desconcientizar a los negros y mestizos, aunque también
a los blancos; es decir, a borrar en estos la conciencia de su
identidad. De lo contrario ¿cómo explicar la insuficiente conciencia
racial que existe aun en nuestra población, sobre todo, no blanca?
¿Como lucharemos contra el racismo y la discriminación racial que
aun sobrevive y nuestra sociedad aun alimenta, si carecemos de
conciencia racial?
La respuesta creemos, es bien sencilla, en nuestra educación aun
son alimentadas las tendencias al “blanqueamiento”. Dentro de una
sociedad de hegemonía blanca, aun padecemos el occidentalismo y
educamos
eludiendo mencionar el color,
con todas sus
implicaciones, enseñanzas y reconocimientos. Por
lo cual,
querámoslo o no, en la practica, ¿educamos para ser blancos?
Porque, si aun vivimos en una sociedad que conserva y alimenta
parámetros de hegemonía blanca y al educar no mencionamos el
color, ¿para qué color educamos? Resultando entonces, que no se
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excluye a negros y mestizos de las aulas, pero si se les excluye del
contenido de los programas de estudios y los planes de las
asignaturas. Aunque como expresamos, al excluir al negro,
estamos excluyendo al llamado blanco, porque esa es también su
cultura. Creyendo que con ello se
hace
un bien. Pero
lamentablemente, estamos desconociendo, que poco importa que
dos niños de color diferente sean amigos, anden de la mano en la
escuela, incluso lleguen a tener relaciones amorosas, si sentados en
el aula no reciben contenidos académicos, que por igual los asuma
y presente mutuamente como forjadores de una nación unietnica y
multirracial. Cuando crezcan, lo más probable es que cada uno tome
su camino. Podrán salir de ese experimento algunos matrimonios
interraciales, pero no habremos avanzado mucho, ni todo lo que
hubiéramos podido.
En realidad, todo ello concluye, lamentablemente, en un ambiente
social que tiende aun a trasmitir a los negros y mestizos, a todos
en general, que es mejor ser blancos.
Nuestra literatura, especialmente la científica, es muy limitada aun
en trasmitir valores que permitan a las personas, sobre todo negras
y mestizas, sentir que vivimos en una sociedad multirracial.
Se ven muchas personas blancas y no blancas, conviviendo en
nuestras ciudades, escuelas, instituciones, en la calle, compartiendo
múltiples espacios sociales y políticos, pero el ambiente social aun
no trasmite con suficiente profundidad y fuerza la educación y la
cultura de una sociedad multirracial. Porque, entre otros, quedan
aun muchas cosas básicas, que todavía no son compartidas en
igualdad de condiciones.
Este fenómeno, que resulta del todo negativo, de no ser atendido en
su profundidad y extensión, puede devenir en un serio factor de
afectación de la cohesión política lograda durante todos estos años.
Todo ello, a nuestro entender, es una de las expresiones mas serias
de la tendencia al “blanqueamiento”, que aun sobrevive en nuestra
sociedad. Aquí nuestra televisión en particular, vuelve a hacer su
aporte negativo. Somos capaces de presentar a nuestro pueblo, con
toda su coloridad en los actos políticos, pero muy mal en sus
identidades individuales y grupales.
Entonces, el hecho de que los negros cubanos, hayan tendido mas a
proclamarse como cubanos que como negros, algo que de hecho es
positivo, tiende a tener también su lado negativo. Pues proviene de
un ambiente ideológico, que ha subestimado y hasta atacado el
autoasumirse como negro o mestizo. Por lo cual, autoasumirse, que
puede ser considerado como una riqueza de nuestra cultura, se ha
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tendido a verlo mas como un fenómeno de racismo. Cuando en
realidad, no tiene nada de racista, el que negros y mestizos se
asuman como tales, al mismo tiempo que se asumen como cubanos.
Cayéndose en el error de valorar el asunto como una cuestión de
raza o color de la piel, cuando de lo que se trata, en realidad, es
de una disfuncionalidad cultural de la nación vista como un todo.
Muy poco se ha publicado en Cuba, sobre el tema racial, que
aborde su actualidad en los últimos 40 años. Lamentablemente,
las investigaciones más extensas, sobre el tema racial en Cuba,
no han sido producidas por científicos o escritores residentes en la
Isla. Varias investigaciones sobre el tema racial, realizadas con
mucho esfuerzo por el centro de Antropología de la Academia de
Ciencias de Cuba, esperan aun para ser publicadas.
En nuestra televisión y el cine, con muy pocas excepciones también,
tal pareciera como si los negros y mestizos, durante el siglo XIX,
solo hayan sido esclavos, cimarrones o miembros del Ejercito
Libertador. Prácticamente ningún cineasta se atreve a abordar el
tema racial en la contemporaneidad, o proyectándose hacia ella; y
casi sin excepción quienes se han atrevido a hacerlo, no la han
pasado muy bien Recientemente, el documental “Raza”, producido
por Eric Corvalan y patrocinado por el Centro Martin Luther King,
aun espera para ser exhibido por la televisión cubana.
Las novelas cubanas de la televisión, en la que negros o mestizos
aparezcan en posiciones protagónicas, son
prácticamente
inexistentes. Dando lugar a la opinión, bastante generalizada, de que
en Cuba, hacemos con el negro en nuestra televisión, lo que la
demagógica y racista televisión norteamericana, no se da ya el lujo
de hacer. ¿Faltan razones para tal afirmación?
Se haría demasiado largo este ensayo, por lo que preferimos listar
algunos de los problemas que aun nos afectan y que son los
siguientes:
1- La historia escrita, refleja de manera insuficiente el papel
desempeñado por negros y mestizos y por la mujer negra en
particular, en el proceso de construcción de la nación y su
cultura.
2- Las manifestaciones de racismo, que se expresan
como
fenómenos de exclusión del negro y del mestizo, sobre todo
de los primeros, en algunos espacios sociales y económicos, es
un fenómeno que debe ser combatido aun de manera mas
abierta, multilateral y sistemática.
3- La insuficiencia cultural e ignorancia presentes en no pocas
personas, que soslayan el tema racial, niegan su existencia,
asumen ante el mismo las más disímiles actitudes, o
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simplemente consideran que se trata de algo sobre lo cual no
vale la pena hablar.
4- La nueva economía, emergida en Cuba durante el denominado
“Periodo Especial” es aun muy excluyente en cuanto a la
presencia de negros y mestizas en posiciones protagónicas,
especialmente en las actividades cercanas al turista y las
posiciones de dirección.
5- Los principios trazados por la Dirección del País, para lograr la
existencia de un equilibrio racial en la política de cuadros,
establecidos en 1985, todavía no se cumplen.
6- La educación cubana, por su parte, aun no ha asumido la
problemática del color de la piel, como parte de la formación
científica, cultural e histórico-política, de un estudiantado que
todavía debe enfrentar dentro de la realidad social actual, la
existencia de estereotipos raciales sobre los negros y los no
blancos en general, los prejuicios raciales, la discriminación
racial y el racismo.Por lo que respecto al tema de la racialidad,
existe aun en Cuba una profunda dicotomía entre escuela y
realidad social, que afecta al desarrollo cultural y político de la
juventud principalmente.
7- Negros, blancos y mestizos, no se sientan en las aulas a recibir
contenidos que los asuma a todos, de manera igualitaria,
coherente y equilibrada, como miembros de una sociedad
unietnica y multicolor.
8- El color de la piel, no aparece abiertamente asumido como una
variable de consideración directa dentro de la política social.Es
cierto que esta ultima ataca de manera mas especifica y
directa la pobreza y la desigualdad existente, pero, la Acción
Afirmativa que se practica, aun no llega a la esencia de las
diferencias, que engendradas a partir de los distintos puntos
de partida históricos, subsisten entre los grupos raciales que
integran la población cubana actual: blancos, negros y
mestizos.
9- El discurso publico, por medio del cual se ataca la
discriminación, todavía es
insuficientemente divulgado,
presentando ciertas aristas que deben ser ampliadas. A pesar
de ello, sus formulaciones ya encierran un basamento ético
importante para debatir sobre la cuestión racial.
10- Una parte considerable de nuestra intelectualidad, ni siquiera
menciona el tema racial, no tomándolo en cuenta como un
problema a resolver. Por lo que es posible afirmar que existen
diferencias importantes, incluso entre nuestros intelectuales,
en cuanto a cual es el momento especifico del proceso de
consolidación
de la nación cubana y su cultura en que nos
encontramos.
11- Nuestra estadísticas económicas y sociales, salvo a niveles
muy agregados, ignoran hasta hoy el “Color de la Piel “, con el
consecuente posible cuestionamiento científico a la validez de
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sus conclusiones, así como la perdida de oportunidades que
ello representa, al no reflejar la verdadera obra de la
Revolución.
12- Nuestras Ciencias Sociales y Humanísticas, en particular
dentro de la Educación Superior, aun no asumen de manera
suficiente el tema racial, como algo de vital estudio e
investigación, para la mas profunda comprensión de la
sociedad cubana y el insoslayable abordaje de su
perfeccionamiento. Por lo cual, la docencia e investigación que
aun se realizan en nuestros centros
y facultades
universitarias, son insuficientes desde la perspectiva planteada

¿Se puede continuar investigando a la sociedad cubana, sin
abordar a fondo el tema racial?

¿Que consecuencias tiene para las Ciencias Sociales y
Humanísticas cubanas no investigar ampliamente y a fondo el tema
racial en Cuba?

¿Que consecuencias tiene para la realidad social cubana
actual, que no se aborde en nuestros medios y en la educación de
manera sistemática el tema racial?

¿ Que consecuencias tiene para la lucha contra el racismo y
las relaciones con los movimientos indígenas y afrodescendientes
en América Latina y el caribe, para las relaciones con Africa,
mantener el discreto silencio que sobre el tema racial aun
sobrevive?
Por fortuna, en los últimos años, la problemática racial cubana ha
recomenzado a ser abordada desde la óptica del trabajo científico y
de hecho, ya constituye un tema de atención en el quehacer de una
parte importante de la intelectualidad cubana en el campo de las
ciencias sociales y humanísticas. Lo cual es sumamente importante,
dado el atraso que aun presentamos en el tratamiento del tema,
junto a la necesidad que tiene nuestra política social de contar con
investigaciones profundas que impacten la practica política, la
política social en particular y el discurso para la batalla de ideas.
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