I DOÑANA TRAIL MARATON (SEVILLA – EL ROCÍO)

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I DOÑANA TRAIL MARATON (SEVILLA – EL ROCÍO) La verdad es que hacer el Camino de El Rocío siempre es algo que había tenido en la cabeza, aunque no en el ambiente de carretas, Hermandades y demás y no se me había ocurrido que se pudiese realizar en cualquier momento del año, así que cuando vi el anuncio de la I DoñanaTrailMaraton, no dudé en apuntarme. Finalmente por temas logísticos mi mujer e hijos no pueden acompañarme, así que el viernes después de muchos preparativos durante la semana, cojo el Cercanías a Atocha y el AVE en dirección a Sevilla, esperando que los paros de Renfe no me retrasen en la llegada. Tengo una ilusión enorme, muchas ganas de disfrutar, y lo enfoco como algo más que un reto deportivo, por el significado que tiene el Camino para mí, tanto desde un punto de vista religioso, como de sensaciones y recuerdos. Mi hermana, que vive en Sevilla, va a buscarme a la estación, y tras comer y descansar un poco voy a buscar el dorsal. ¡Ya queda menos! Vuelta a casa, últimas compras (plátanos, pistachos, isotónica) y vuelta a la calle Laraña a escuchar la charla técnica. La charla es buena, aunque se nota que es la primera edición, quejas por las tallas de las camisetas, dudas por lo que habrá en los avituallamientos, peticiones de que no ensuciemos el Parque de Doñana (triste que haya que recordar esas cosas…), pero bueno, bien en general. ¡Espaguetis y a dormir, que el despertador suena a las 5:30! Pastel energético, plátano, más espaguetis, revisión de porta bidones (compeed, toallitas, calcetines, geles, barritas, pistachos, agua, isotónica, móvil, plan de carrera…), decisión de camiseta de tirantes visto el buen día que se espera, y ¡a Puerta Jerez! ¡Qué nervios! Estoy allí sobre las 7:25h, amaneciendo y el speaker ya está animando a los que vamos llegando. Pienso en los pobres que hayan pagado un dineral por alojarse en el hotel Alfonso XIII y a esas horas se despierten con semejante jaleo… Pasamos el control de chips, y ¡salida! ¡Ya se pasan los nervios y empieza el disfrute! Mi hermana ha salido a hacer su running matinal hacia Puerta Jerez para así ver la salida, y me va a acompañar en los primeros minutos, hace la foto de salida y empezamos a correr. ¡Menos mal que la salida es neutralizada! ¡Menudo ritmo lleva todo el mundo, al llegar al Puente de San Telmo ya voy el último, con el coche escoba pisándome los talones! Son muchos kilómetros y se trata de pasarlo bien y disfrutar el paisaje y el recorrido, así que calma. Voy charlando tranquilamente con mi hermana, que al llegar al Parque de los Príncipes se da la vuelta, y quedamos en vernos en la meta. Recorrido urbano, ajuste del porta bidones que va un poco suelto y cogiendo un ritmo que me permita ir cómodo, buscando tierra en lugar de asfalto, y mirando al resto de corredores por si de repente aparece alguien conocido o alguna camiseta reconocible de otra carrera. Ya llegamos al puente de hierro donde se acaba el tramo neutralizado, muy bonito el paso por el Guadalquivir, y el monumento del Sagrado Corazón de San Juan de Aznalfarache. Seguimos por asfalto, andando las cuestas arriba, y trotando los llanos. Al llegar a Tomares mando el primer “whatsup” a la familia. Todo bien, no debe quedar mucho para el avituallamiento de El Zaudín, y efectivamente llego enseguida, relleno bidones de agua, y a coger el camino de tierra. Llamo a mi mujer, todo bien, 18’ mejor que el horario previsto, he tomado un gel, tiempo excelente para correr. El camino de tierra que cogemos está bien, mucha gente en bici tanto de la organización como ajenos a ella, todos animando cuando te adelantan o te cruzas con ellos, y la verdad es que se pasa muy rápido el tiempo y ya llega el siguiente avituallamiento, éste con isotónica, relleno los bidones, estiro un poco gemelos y cuádriceps. En este tramo he tomado otro gel como estaba previsto, y voy 21’ mejor que el horario previsto. Empiezo andando y comiendo un trozo de bocata de jamón con tomate, que ya empieza a haber hambre y toca una de las etapas más largas, algo más de 12km hasta el siguiente avituallamiento. Las distancias entre corredores ya se van alargando más, y hay ratos que vas bastante solo, pasamos por zonas de olivos, cortijos, cerca de un aeródromo, por encima de una autovía que parece que se quedó a medio construir... Voy saludando a los pocos que adelanto y comentando qué tal vamos, cojo a un grupo algo más numeroso pero una parada fisiológica hace que me vuelva a quedar solo. Pasamos por una zona donde nos desvían por varios charcos enormes, y hay un camino divertido con muchos recovecos, adelanto a otro corredor que tiene molestias estomacales y va bastante fastidiado, aunque luego le veré llegar a meta muy recuperado, ¡qué alegría! Después de esa zona salimos a un camino bastante descubierto, pero se ve un pinar a lo lejos que tiene pinta de ser precioso, acelero un poco, y ¡¡¡es espectacular!!! Paro a sacar el móvil y hacer fotos, porque la verdad es que el sitio lo merece. Impresionante el pinar, muy cuidado, dan ganas de que no se acabe nunca, que gusto correr por un sitio así. A la salida está el avituallamiento, entre medias de este tramo otro gel después del bocata, y mucha agua e isotónica. Vuelvo a estirar un poco, llamada a mi mujer para confirmar horario y que todo va bien, y hacia Villamanrique de la Condesa. Mucha ilusión porque en pocos kilómetros debemos pasar el Quema, lugar que yo había escuchado en muchas sevillanas, pero que solo días antes después de ver los puntos de corte marcados por la organización fui consciente de que lo íbamos a pasar, así que busqué en google y resulta que es allí donde se bautiza a todos los peregrinos que hacen el Camino la primera vez. Igual bautizarme es demasiado, pero al menos mojar la mano lo puedo hacer… Pasamos cercade una laguna, en la que se ven muchas aves y paro a hacer una foto para luego enseñársela a mis hijos, pero la verdad en la foto no se ven… … y un poco más adelante ya está el Quema. La carrera no pasa exactamente por el vado, pero una vez que estoy allí, 10’ más o menos no tienen importancia, así que por supuesto me desvío… … aunque lo de bajar a tocar el agua me parece demasiado, así que ¡sigo el Camino! Calculo unos 4‐5 kms más hasta Villamanrique, sigo con la misma táctica, tranquilidad, andando las cuestas arriba y cuando hay que hidratarse, y trote cómodo el resto del tiempo. Cruce de carretera, entro en Villamanrique, marca del km 40, y avituallamiento. Llego con 40’ de adelanto respecto al horario previsto, y la idea es parar 25’ así que busco un sitio al sol para no quedarme frío, y la verdad es que tengo demasiada hambre, y sin ser consciente, me tomo dos sándwiches, un trozo de plátano, unos frutos secos (¡qué buena idea, en moldes de magdalenas!), otro trozo de bocata de jamón con tomate que llevaba, bebo agua e isotónica, una gominola de postre… Me cambio de calcetines, estiro, llamada avisando que todo bien, un par de fotos… y ya toca salir… Salgo andando despacito para empezar a coger ritmo, empieza a hacer calor (es la una de la tarde y hace un día espléndido), y me voy dando a cuenta de que quizás el festín del avituallamiento ha sido demasiado… Madre mía qué pesadez de estómago, y encima en tramo de unos 10km cuesta arriba constante (aunque sea muy tendido). Tomo la decisión de seguir andando al menos una hora para poder ir haciendo la digestión, y pasada esa hora ya veré si corro o no, en función de cómo me encuentre. A la salida de Villamanrique pone una señal de Hinojos 7km, pero claro, eso es por la carretera… Voy andando a buen ritmo, adelanto a unos cuantos, ya empezamos a ir un poco tocados, hablo con un grupo de 3 corredores que van juntos, adelanto a otro corredor con molestias en la rodilla… El paisaje es muy bonito y se ven carteles de Parque Natural, el sol pega mucho pero sopla una brisa agradable, y la verdad es que se me va haciendo largo, Hinojos sigue sin aparecer… y cuando aparece es el avituallamiento el que parece no llegar nunca, ¡hay que atravesar todo el pueblo! Voy soñando con una coca‐cola, pero voy dejando atrás todos los bares a la espera de llegar al avituallamiento, por fin,relleno los bidones de agua, y ya “sólo” unos 22km para el final, y se supone que cuesta abajo. Salgo del avituallamiento a las 14:35, 50’ mejor que el horario previsto (había sido muy conservador en la previsión de este tramo, por la hora y por ser cuesta arriba, así que no voy nada mal). Llamada de control, todo bien. Vuelven los pinares, y retomo el trote, zona preciosa, más arena en el camino. Este tramo es el más largo del recorrido, unos 12.5km hasta el siguiente avituallamiento, así que con calma. Al menos he podido seguir los consejos de la organización de llegar con fuerzas al km 50 para disfrutar del entorno, y me encuentro bien aunque en las piernas ya empiezan a pesar los kilómetros, por lo que el trotar cada vez se combina más con el andar. Paso el cartel del km 55, adelanto, me adelantan, todos ya con ganas de llegar, con algunos dolores, pero manteniendo la sonrisa. En un cruce de una carretera pregunto a los voluntarios y me dicen que hasta el siguiente avituallamiento quedan unos 4‐5 km, lo cual me descuadra totalmente, ya que se supone que está en el km 62 y debo andar por el km 60, pero no le doy más vueltas. Paso el km 60 y al cabo de un rato hay un mini‐avituallamiento improvisado y nos explican que lo han montado en el último momento, que algo más adelante está el avituallamiento bueno. Un poco de desconcierto, pero el agua viene bien, así que sigo adelante, y al poco rato, ¡nueva foto!un pino precioso, que al acercarme tiene una inscripción que pone “Pino de los mil duros”. Ni idea de a qué se refiere, ya lo buscaré en google. Hasta la tercera foto no consigo que salga bien, pero el resultado ¡merece la pena! Justo al lado está el avituallamiento, y nos dicen que es el km.64 más o menos. ¡Menos de 10km para la meta! No hay mucha cobertura así que no puedo dar el parte de novedades, y mientras sigo intentando llamar, paso el km 65. ¡Vamos! Me encuentro con fuerzas y la motivación por la cercanía de la meta hace que pueda trotar casi todo el rato, así que voy adelantando a unos cuantos corredores más, siempre animándonos y preguntando por si alguien pudiese necesitar algo. Los tramos con arena se hacen más difíciles, pero la verdad es que el camino es precioso, así que ¡sigo disfrutando! (aunque a ratos me pregunto si realmente estamos descendiendo como ponía el perfil…) Se supone que el Puente del Ajolí es el km 70, pero no llega nunca, qué raro… viene una señora paseando en sentido contrario que me dice que ánimo, que me quedan menos de 2 km hasta El Rocío, “¿Y el Puente del Ajolí?” ‐ le pregunto. Me responde “¡Ah! ¿Ese que he pasado es el Puente del Ajolí? Te quedan unos 500m”. ¡Puf! ¡Los 500m más largos de la historia! Creo que la señora erró un poco el cálculo ¡Pero ahí está! Un arenal nos recibe pasado el Puente, ya empieza a haber ambiente de carretas y gente, no me lo esperaba, la verdad, pero se agradece un montón, todos animando, y ¡ya se ven las primeras casas de El Rocío! Empiezo a grabar para poder enseñarle a mi mujer la entrada a El Rocío, siguen los ánimos de la gente y… una recta larga… y ya se ve la meta al fondo, aplausos desde las casas de las Hermandades y de la gente que hay cerca de la llegada, y … … y menudo anochecer que habían contratado los organizadores… En resumen, un recorrido precioso, una meta de película, una carrera para disfrutar y un montón de sensaciones y recuerdos. ¡Inolvidable! 
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