Aspectos de la problematica de las tierras secas

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EL AGUA EN IBEROAMÉRICA
Aspectos de la problemática de las tierras secas
EL AGUA EN IBEROAMÉRICA
Aspectos de la problemática de las tierras secas
Editores
Alicia Fernández Cirelli
Elena Abraham
Publicado por:
CYTED XVII
Aprovechamiento y Gestión de los Recursos Hídricos
PROGRAMA IBEROAMERICANO
DE CIENCIA Y TECNOLOGÍA
PARA EL DESARROLLO
2003
Indice
ASPECTOS DE LA PROBLEMÁTICA DE LAS TIERRAS SECAS
La Serie: “El agua en Iberoamérica”.......................................................................7
Prólogo...............................................................................................................9
1- Hacia el uso sustentable del agua en las tierras secas de Iberoamérica ....................11
E. Abraham y A. Fernández Cirelli
Panorama Argentino
2- Mendoza y el uso del agua..................................................................................17
E. Torres, E. Abraham, E. Montaña, M. Salomon, I. Torres, S. Urbina y M. Fusari
3- Relación entre las actividades agropecuarias y la escasez de agua en la
Provincia de Santiago del Estero (Argentina) .........................................................35
C. Moscuzza, A. Pérez Carrera, J. Garaicoechea y A. Fernández Cirelli
Panorama Brasileño
4- Brasil um país de terras secas: Problemática, Dimensão e alternativas de
tecnologias apropriadas para o semi-árido.............................................................55
H. Peixoto da Silva, S. de Morais Andrade
Panorama Chileno
5- Descripción de la situación del agua en Chile.........................................................65
A. León Stewart
Panorama Costarricense
6- Situación de los recursos hídricos en los países del istmo centroamericano ...............73
M. Campos y O. Lücke
Panorama Cubano
7- Situación medio ambiental de los recursos hídricos en el ecosistema
Sabana – Camaguey ..........................................................................................95
B. Lora Borrero
Panorama Ecuatoriano
8- Indicadores y tecnologías apropiadas de uso sustentable del agua en
las tierras secas de iberoamérica. Condiciones actuales del Ecuador .......................105
R. Galárraga Sanchez
Panorama Peruano
9- Agua y tierras secas del Perú. Una aproximación..................................................119
J. Torres Guevara
5
Panorama Portugués
10- Indicadores de desempenho de sistemas hídricos e de sistemas de rega ...............131
L. Santos Pereira
ANEXOS
11- Anexo 1: Grupos de investigación participantes en el proyecto.............................141
12- Anexo 2: CYTED-XVII: Cooperación Científico-Tecnológica Iberoamericana.
Una herramienta útil para aportar soluciones a la compleja problemática del agua ...145
A. Fernández Cirelli
6
LA SERIE “EL AGUA EN IBEROAMÉRICA”
Esta serie de publicaciones CYTED ha sido gestada como producto de diversas acciones
del Subprograma XVII: Aprovechamiento y Gestión de Recursos Hídricos, que inició sus
actividades en el año 2000.
A lo largo de sus distintos volúmenes, el objetivo de esta Serie es encarar la problemática
del agua en la región, desde diferentes ópticas y atendiendo a mostrar las realidades de los
distintos países, mediante el aporte de sus especialistas, en un enfoque interdisciplinario y
cooperativo.
Considerando prioritario atender a la vinculación entre los centros de investigación y
desarrollo y los organismos de gestión del recurso hídrico, la Serie apunta a facilitar la
difusión de información y a conectar a los generadores del conocimiento, entre sí y con los
responsables de la gestión, y por lo tanto de las alternativas de manejo y aprovechamiento
del recurso.
La Serie consta de los siguientes volúmenes:
Vol 1: “Acuíferos, lagos y embalses”
ISBN 987-43-2546-1
Alicia Fernández Cirelli (Ed). Noviembre 2000
Vol 2: “Funciones de los humedales: Calidad de vida y agua segura”
ISBN 9876-43-3591-2
Alicia Fernández Cirelli (Ed). Julio 2001
Vol 3: “De la limnología a la gestión en Sudamérica”
ISBN 987-43-5079-2
Alicia Fernández Cirelli y Guillermo Chalar Marquisá (Eds). Octubre 2002
Vol 4: “De la escasez a la desertificación”
ISBN 987-43-5080-6
Alicia Fernández Cirelli y Elena Abraham (Eds). Octubre 2002
Vol 5: “Aportes para la integración entre los organismos de gestión y los centros
de investigación”
ISBN 987-43-5908-0
Alicia Fernández Cirelli (Ed). Abril 2003
En esta oportunidad, se presentan en forma simultánea los tres nuevos volúmenes de la
Serie:
Vol 6: “Aspectos de la problemática urbana”
ISBN 987-43-6505-6
Alicia Fernández Cirelli y Cecilia Di Risio (Eds). Octubre 2003
Vol 7: “Tópicos Básicos y Estudios de Caso”
ISBN 987-43-6506-4
Alicia Fernández Cirelli y Miquel Salgot (Eds). Octubre 2003
Vol 8: “Aspectos de la problemática de las Tierras Secas”
ISBN 987-43-6507-2
Alicia Fernández Cirelli y Elena Abraham (Eds). Octubre 2003
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PROLOGO DE LOS EDITORES
En este volumen de “El Agua en Iberoamérica” se reúnen los trabajos que fueron
presentados y discutidos en la Reunión Técnica para la elaboración del proyecto:
Indicadores y tecnologías apropiadas de uso sustentable en las tieras secas de
Iberoamérica, realizada en Buenos Aires, Argentina, en abril de 2003.
En Iberoamérica todos los países poseen en mayor o menor extensión tierras secas, con
un alto porcentaje de habitantes. Sin embargo, es difícil hacer un análisis simplificado sobre
esta problemática debido a las diferentes situaciones socioeconómicas, políticas, étnicas y
ecológicas. Durante el ”II Seminario Internacional CYTED-XVII: Un enfoque integrado para
la gestión sustentable del agua. Experiencias en regiones semiáridas”, se puso de manifiesto
la necesidad de la integración de conocimientos y la importancia de una gestión integrada
y participativa del agua para que su escasez no dé lugar a la desertificación. Este fue el
punto de partida para que un conjunto de especialistas de varios países de la región, en
forma interdisciplinaria, decidieran abordar integralmente el problema a través de un
proyecto CYTED.
Este proyecto pretende identificar indicadores y tecnologías apropiadas para poner en
valor las experiencias en el uso sustentable del agua que se han desarrollado en los distintos
ecosistemas y sociedades de las tierras secas de Iberoamérica. Los resultados que se
obtengan serán de utilidad para los tomadores de decisión facilitando la gestión apropiada
del agua en las distintas regiones de sus respectivos países.
En el caso de Argentina, se han seleccionado dos áreas de piloto para poder aplicar y
validar los indicadores consensuados por el conjunto de los grupos de investigación: el caso
de Mendoza y el de Santiago del Estero. Como primer paso, se describe la situación de
ambas provincias, tanto desde el punto de vista edafoclimático como socioeconómico,
relevándose las fuentes de agua superficiales y subterráneas con que cuenta cada una de
ellas.
En el caso de Brasil, se presenta un panorama de la dimensión del problema y las
alternativas que se presentan en la región del semiárido, en el nordeste del país.
En el caso de Chile, se presenta una visión de la disponibilidad de agua en las distintas
regiones del país, identificando las regiones áridas y semiáridas donde la variabilidad del
recurso es aún más evidente que en otras zonas. Se describe la demanda para diferentes
usos, el marco legal imperante y las potencialidades del sistema científico-tecnológico.
En el caso de Costa Rica se realiza un esfuerzo por presentar un panorama del uso y
gestión del agua en todos los países de centroamérica, logrando un diagnóstico detallado de
la situación en cada país
En el caso de Cuba, se describe el ecosistema Sabana-Camaguey, donde la sequía es un
problema prioritario para el estado, destacándose la disponibilidad de recursos hídricos, su
calidad, los procesos degradativos y aquellas actividades antrópicas que más afectan la
escasez de agua.
En el caso de Ecuador, se presenta un panorama general de las condiciones de las zonas
secas del país, las causas de su deterioro y los conflictos de uso del agua.
En el caso del Perú se reflexiona sobre la situación general de los recursos hídricos,
enfatizando la importancia de la recuperación de usos y tecnologías tradicionales.
En el caso de Portugal, se realiza una revisión de los conceptos de indicadores de
desempeño para sistemas hídricos, enfocado en los sistemas de riego, pero bajo la
9
perspectiva de una aplicación más amplia. Se discuten los conceptos de uso y consumo,
usos beneficiosos y no beneficiosos, de perdidas y desperdicios, fracción consumida y no
consumida, reutilizable y no reutilizable, concluyendo que el mejoramiento en el uso del
agua pasa por minimizar los consumos no benéficos y las fracciones no consumidas y no
reutilizables.
Estos estudios de caso evidencian problemas comunes y específicos, cuya identificación
y ponderación a través de indicadores permitirá su comparación. El relevamiento y la
selección de las tecnologías más apropiadas en cada caso será la base de recomendaciones
útiles y extrapolables a otras regiones.
Los editores agradecen a los autores de los trabajos la participación en este volumen de
“El agua en Iberoamérica” y al CYTED por haber permitido el intercambio fructífero de
especialistas de varios países con amplia experiencia en la generación de conocimientos y
la gestión del agua en las tierras secas.
Esperamos que este material sea de utilidad en nuestra región para lograr un mejor
aprovechamiento y gestión del agua.
Alicia Fernández Cirelli
Elena Abraham
10
HACIA EL USO SUSTENTABLE DEL AGUA
EN LAS TIERRAS SECAS DE IBEROAMÉRICA
Elena Abraham* y Alicia Fernández Cirelli**
*IADIZA, Mendoza
**Centro de Estudios Transdisciplinarios del Agua
e-mail: [email protected]
Resumen
Las tierras secas constituyen una cuarta parte del territorio de América Latina y el Caribe,
donde la variabilidad climática y las actividades humanas causan el problema ambiental más
serio: la desertificación. No puede pensarse en una gestión sustentable de las tierras secas
sin tener en cuenta un manejo integrado de los recursos hídricos. Estas premisas han
servido de base para el Proyecto CYTED-XVII-1: Indicadores y tecnologías apropiadas de
uso sustentable del agua en las tierras secas de Iberoamérica, que tiene como objetivo
identificar indicadores y tecnologías apropiadas para poner en valor las experiencias en el
uso sustentable del agua que se han desarrollado en los diferentes ecosistemas y
sociedades de las tierras secas de Iberoamérica.
Palabras clave: tierras secas, indicadores, tecnologías apropiadas, uso sustentable del
agua
Tierras secas: la otra realidad de Iberoamérica
Una cuarta parte del territorio de América Latina y El Caribe (20.553.000 km2) está
conformado por tierras secas, contrastando la tan difundida imagen de una región verde,
cubierta por pluviselvas, bosques, sabanas y pastizales.
Las tierras secas, según la definición adoptada por la UNCCD (Convención Internacional
de Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación y la Sequía) comprenden las regiones
áridas, semiáridas y subhúmedas secas –excluidas las regiones polares y subpolares- en las
cuales el coeficiente de precipitación anual en relación con la evapotranspiración potencial,
se extiende entre 0,05 y 0,65.
El problema ambiental por excelencia que afecta a las tierras secas es la desertificación,
causada por la variabilidad climática y por las actividades humanas. La desertificación
ocurre porque los ecosistemas de tierras secas son sumamente vulnerables a la
sobreexplotación y el aprovechamiento inadecuado de la tierra. La pobreza, la inestabilidad
política, la deforestación, el pastoreo excesivo y las prácticas deficientes de riego reducen
la productividad de la tierra y contribuyen al aumento de la pobreza. A su vez la pobreza y
la presión sobre los recursos originan la degradación de muchas de esas tierras secas. De
los 465 millones de habitantes con que cuenta América Latina y el Caribe, unos 110 millones
viven por debajo de la línea de pobreza.
A pesar de la extensión de las tierras secas en América Latina es esencialmente difícil
simplificar los análisis sobre desertificación, dado la alta diversidad de situaciones
socioeconómicas, políticas, étnicas y ecológicas que se presentan.
Los desiertos latinoamericanos de la costa del Pacífico se extienden desde el sur del
Ecuador a lo largo de toda la costa peruana y hasta el norte de Chile. Penetran en el
continente a través de la gran cordillera andina, desplegándose en los altiplanos secos a
altitudes entre 3.000 y 4.500 metros. Estos cubren extensas zonas de Perú, Bolivia, Chile y
Argentina. Al este de los Andes una amplia región árida se extiende desde las estribaciones
septentrionales del Chaco en Paraguay hasta Patagonia, en el sur de Argentina. El noreste
brasileño incluye zonas semiáridas dominadas por la sabana tropical, conformando sólo el
11
18% del territorio de este extenso país, pero con una población afectada de 18,5 millones
de personas. La mayor parte de México es árida y semiárida, sobre todo en el norte. Los
Estados del Caribe también comprenden tierras secas. Cuba es el país que presenta el
mayor porcentaje y afectación, pero prácticamente todos los estados insulares, sobre todo
Haití, República Dominicana y Jamaica están amenazados en mayor o en menor grado por
la fragilidad de sus ecosistemas y la alta presión sobre los recursos. En numerosos pequeños
estados insulares del Caribe oriental se está intensificando la degradación de tierras por
problemas de erosión y falta de agua.
De los 20,18 millones de km2 que conforman la superficie total de América Latina y El
Caribe, 5,27 millones de km2 (26% del territorio) son tierras secas donde el índice de aridez
indica que las precipitaciones son inferiores a la evapotranspiración potencial. El 70% de
estas tierras secas presentan vulnerabilidad y distintos grados de desertificación. Aquí viven
aproximadamente 68,1 millones de habitantes, de los cuales 24 millones se localizan en
regiones seriamente afectadas por desertificación, con una superficie aproximada de 18
millones de km2.
La lucha contra la desertificación es imprescindible para garantizar la productividad a
largo plazo de estas tierras secas. Muchos esfuerzos han fracasado por la utilización de
enfoques parciales, sin tener en cuenta la complejidad y múltiples relaciones causa-efecto
del problema. Reconociendo la necesidad de establecer enfoques integrados se destaca la
importancia del estudio del agua en los procesos de desertificación
Tierras secas, desertificación y recursos hídricos. Un abordaje integrado
La sequía es un fenómeno que ocurre en forma natural en las tierras secas, y que se
produce cuando la precipitación es significativamente inferior a los niveles normalmente
registrados, produciendo desequilibrios hidrológicos severos que afectan en forma adversa
los sistemas de producción de recursos agrícolas. Cuando la capacidad productiva de las
tierras secas no está afectada por la desertificación, estas tienen la capacidad de
recuperarse rápidamente después de las sequías o de períodos secos prolongados. Por el
contrario, si ya han sido afectadas como consecuencia de una explotación excesiva
(sobrecultivo, pastoreo excesivo, deforestación, mal manejo de los recursos hídricos, etc.)
tienden a perder rápidamente su productividad biológica y económica, afectando seriamente
los suministros de agua y alimentos y generando pobreza y migración. La sequía y la
desertificación están asociadas con la disminución de los niveles hídricos de los acuíferos
superficiales y subterráneos, afectando la cantidad y calidad de los abastecimientos de agua
dulce.
Por ello no puede pensarse en una gestión sustentable de las tierras secas sin tener en
cuenta el manejo integrado de los recursos hídricos. Por otra parte, los problemas
relacionados con el agua están generando tensiones políticas en muchos lugares del mundo.
El manejo del agua se constituye pues en un aspecto fundamental de la lucha contra la
desertificación, que empieza con el conocimiento del recurso que compone la oferta, su
regulación y la demanda. Es necesario trabajar este aspecto en un marco general de
planificación y ordenamiento ambiental, considerando el recurso hídrico como uno más
–aunque estratégico- dentro de un sistema ambiental. Aunque el perfil básico de la
utilización del agua y los problemas que se generan varían de una región a otra, los
componentes básicos son los mismos.
Siguiendo los conceptos de José Llamas (1987), sabio amigo, precursor e incansable
luchador, es bien conocido que la gestión de un recurso es tributaria del conocimiento que
de él se tiene. En el agua esta afirmación cobra grandes dimensiones, dado que si se la
utiliza sin conocer sus posibilidades de autorecuperación y renovación pasa de ser un
recurso renovable a uno limitado y vulnerable. Este conocimiento debe extenderse sobre su
12
volumen total o disponible, su calidad, su variabilidad en el tiempo y en el espacio, sus
efectos sobre el medio ambiente próximo o remoto, sus limitaciones nacionales o regionales
y su comportamiento. Sin estos conocimientos, la gestión del agua carece de previsión y la
planificación se convierte en una peligrosa ilusión, con más incertidumbres que certezas. Los
problemas causados por el agua bajo su aspecto recurso (escasez, contaminación y mala
calidad, variabilidad en el tiempo y en el espacio, etc.) o como agente dinámico
(inundaciones, erosión, sedimentación, etc.) son interdependientes, no debiendo ser
tratados separadamente. Esto aumentaría exponencialmente el peligro de fragmentar las
soluciones y alejarse de una verdadera política integrada del agua.
Sin embargo, esta interdependencia no es evidente ni para los científicos, ni para los
administradores, ni para los usuarios, y lo que es peor, tampoco lo es para los
planificadores. Sólo advertimos los efectos, sin visualizar las verdaderas causas que generan
esta fragmentación. Con frecuencia, una situación crítica - una sequía, por ejemplo- es en
definitiva el final de un proceso creado por el agua como agente dinámico y por la
desproporción entre la oferta y la demanda en sistemas frágiles. Su causa inmediata es la
escasez propia de la variabilidad del sistema, pero las remotas normalmente se encuentran
en un uso abusivo de los recursos, tales como desmonte y deforestación masivas,
sobrepastoreo, canalizaciones injustificadas, prácticas agrícolas no sustentables que utilizan
los grupos humanos en estas regiones para subsistir (en definitiva, los agentes de
desertificación más generalizados). Estas acciones conducen a un punto común: la
alteración del ciclo hidrológico a través de la disminución de los flujos disponibles, tanto
superficiales como subterráneos. Es así como el mal manejo del recurso hídrico produce
algunos de los más importantes procesos de desertificación, que es un fenómeno mucho
más complejo, donde la sequía es sólo uno de los componentes, y no el determinante de los
procesos de degradación, pérdida de productividad y pobreza. La variabilidad de la
precipitación a corto y mediana plazo ha de ser aceptada como una restricción natural
fundamental a la que se ha de adaptar la vida humana. Hacer frente a esa variabilidad para
asegurar una producción de alimentos suficiente y sostenida es el desafío.
Conscientes de este reto y de la interdependencia en la generación de conocimientos y
su aplicación en la gestión, como resultado de la celebración del Seminario “II Seminario
Internacional CYTED-XVII. Un Enfoque Integrado para la Gestión Sustentable del Agua.
Experiencias en regiones semiáridas” se han iniciado las acciones del proyecto CYTED
“Indicadores y tecnologías apropiadas de uso sustentable del agua en las tierras secas de
Iberoamérica”. Las primeras contribuciones de este proyecto, que se incluyen en este libro,
representan un esfuerzo conjunto de 8 países para abordar integralmente el fenómeno,
incluyendo entre los ejes temáticos la relación entre los recursos hídricos y la desertificación
y promoviendo la participación de todos los actores: desde científicos hasta administradores
y usuarios.
Hacia el uso sustentable del agua en las tierras secas de Iberoamérica
El proyecto “Indicadores y tecnologías apropiadas para el uso sustentable del agua en las
tierras secas de Iberoamérica” busca obtener- en un marco participativo- una visión
integrada del recurso agua, partiendo de la premisa de que ésta es un bien estratégico que
condiciona la dinámica y el desarrollo de las tierras secas. Se consideran las ofertas y las
demandas, los usos urbanos y los rurales, las seguridades e inseguridades de los sistemas
de aprovisionamiento y los escenarios posibles, valorando la influencia de los procesos
naturales y los antrópicos, con énfasis en las condiciones socioeconómicas, políticas e
institucionales que condicionan el uso y gestión del agua. Con esta información se ha
iniciado el procedimiento de elaboración de una serie de indicadores que permitirán el
intercambio fluido entre los distintos países que participan, la comparación entre escenarios
y el planteo de recomendaciones dirigidas a los tomadores de decisión y usuarios, para el
uso sustentable del agua en las tierras secas de Iberoamérica.
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Este proyecto pretende identificar indicadores y tecnologías apropiadas para poner en
valor las experiencias en el uso sustentable del agua que se han desarrollado en los distintos
ecosistemas y sociedades de las tierras secas de Iberoamérica. Participan grupos de trabajo
de Argentina, Brasil, Cuba, Chile, Perú, Ecuador, Costa Rica y Portugal. Desde el
conocimiento de semejanzas y diferencias encontradas en las áreas piloto seleccionadas en
los ocho países participantes, se podrán recomendar aquellas con mejores resultados para
el diseño de las estrategias de uso sustentable del agua mejor adaptadas a cada región.
Son objetivos del proyecto:
1. Promover el intercambio científico-técnico para conocer y articular las experiencias
nacionales en Iberoamérica en el uso sustentable del agua en tierras secas, maximizando
su replicabilidad y transferencia.
2. Favorecer la discusión de las alternativas de uso y de las técnicas más apropiadas
identificadas en el contexto de cada caso y país seleccionado, que presenten la capacidad
de ser mejoradas con poca inversión de infraestructura y recursos financieros, alto impacto,
posibilidad de replicación y adopción por los distintos actores, especialmente por los
gestores del agua y las comunidades rurales.
3. Identificar una serie de indicadores que adviertan sobre el grado de conocimiento e
implementación a nivel de cuencas hídricas, de las mejores técnicas para aumentar la oferta
de agua, y responder a las demandas en las tierras secas de Iberoamérica.
4. Desarrollar estrategias para la implementación y adopción de las técnicas más
eficientes en cada región, que contribuyan a modificar las políticas institucionales hacia un
uso de los recursos con mayor equidad social.
Los grupos de investigación, que participan en el proyecto (Anexo 1), son
interdisciplinarios (ingenieros agrónomos, civiles, hidráulicos, rurales, veterinarios,
biólogos, meteorólogos, químicos, geólogos, geógrafos y sociólogos, con especializaciones
en ecología de zonas áridas, manejo de agua y suelos, agua subterránea, hidrología, y
calidad de aguas). Son grupos consolidados y han demostrado su capacidad de generalizar
y obtener conclusiones viables, realizando trabajos relevantes en diferentes aspectos que
hacen a la temática del proyecto tales como: modelos, requerimiento de agua para
cosechas, influencias del cambio climático global en la disponibilidad del agua y las
actividades productivas, gestión del agua en relación a la salud humana, calidad de agua
para distintos usos, interacciones entre aspectos ambientales y socioeconómicos en temas
de regadío, impactos de la agricultura en el agua subterránea, herramientas para la
mitigación de la sequía, lucha contra la desertificación.
Por otra parte, todos los grupos participantes han desarrollado acciones de transferencia
a las comunidades y a los gestores del recurso en sus respectivos países y manifiestan un
alto grado de compromiso con el logro de una mayor equidad social en el aprovechamiento
y uso de un recurso limitado como el agua.
La metodología adoptada para este proyecto implica: a) La generación y adecuación de
indicadores apropiados que contemplen aspectos ambientales, sociales y económicos que
garanticen el desarrollo sustentable de las tierras secas, su aplicación a áreas piloto y su reelaboración en función de los resultados obtenidos; b) El análisis de las tecnologías usadas,
la ponderación de sus efectos en los indicadores utilizados y la posibilidad de su mejora.
Dentro de cada país se ha procedido a seleccionar áreas demostrativas como estudios de
caso que evidencien problemas comunes y específicos, que permitan ser identificados y
ponderados a través de indicadores para facilitar su comparación entre los distintos países
participantes. Se considera adecuado adoptar el criterio de cuenca como unidad de análisis,
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siempre y cuando se considere para el estudio el contexto regional como área marco de
referencia. Esto determinará la escala de trabajo a adoptar en cada caso de estudio, en cada
país.
Se parte de la definición de criterios para la selección de indicadores (confiables,
sencillos, fáciles de cuantificar, sensibles al proceso, pertinentes, de bajo costo, fáciles de
representar, accesibles, replicables). Es fundamental lograr el acuerdo y el consenso de
todos los grupos involucrados en los casos de estudio para manejar o para operativizar los
mismos indicadores en distintas áreas y comprobar si cumplen con los criterios de selección
para luego aplicarlos y validarlos en cada caso de estudio, junto con la identificación y
selección de las tecnologías apropiadas del uso del agua.
La información obtenida permitirá ofrecer a los tomadores de decisiones un conjunto de
indicadores para gestionar acertadamente los recursos hídricos existentes en las distintas
regiones de sus respectivos países, considerando el conjunto de usuarios actuales y
potenciales de las tierras secas con el objetivo de mejorar el manejo sustentable del agua
y del ambiente, priorizando criterios de equidad social.
Conclusiones
La identificación y desarrollo de una serie de indicadores que adviertan sobre el grado de
aplicación de las técnicas más beneficiosas en cada región, para aumentar la oferta de agua
y optimizar la demanda, colaborarán en lograr un mejor conocimiento del recurso y un uso
más eficiente y equitativo de los recursos hídricos disponibles.
La metodología de trabajo, a partir de un análisis integrado de oferta – demanda –
planificación y gestión de los recursos hídricos, con la incorporación de la serie de
indicadores, proporcionará una herramienta rigurosa, desde el punto de vista científico y
válida para la gestión del agua, como también para la obtención, comparación y recopilación
de resultados entre los países participantes y que podrá ser extrapolada a cuencas dentro
de cada país y/o a los restantes países de Iberoamérica.
Los resultados que se logren a través de este proyecto serán de utilidad para los gestores
del recurso y los tomadores de decisiones. Se pretende contribuir a un manejo racional y
equitativo para optimizar el uso del agua y la mitigación de los procesos de desertificación
que sufren vastas zonas de Iberoamérica.
REFERENCIAS
Abraham, E. M., 1995. "Metodología para el estudio integrado de los procesos de
desertificación. Aporte para el conocimiento de sus causas y evolución”. En: V Curso
“Desertificación y Desarrollo Sustentable en América Latina y El Caribe”. FAO, PNUMA,
CPCA. Montecillo, México, 67-80.
Abraham, E. M (2002), “Lucha contra la desertificación en las tierras secas de Argentina. El
caso de Mendoza”. En: A. FERNANDEZ CIRELLI y E. M. ABRAHAM (Editores). El agua en
Iberoamérica. De la escasez a la desertificación. Buenos Aires, Cooperación Iberoamericana
CYTED Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el desarrollo, 27-44.
CCD/PNUMA, 1995. Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación
en los países afectados por sequía grave o desertificación, en particular en África. Texto con
anexos. Suiza, 71p.
A. Fernández Cirelli y A. Volpedo (2003), “Las tierras de Iberoamérica”.
15
El agua en Iberoamérica. Eds. A. Fernandez Cirelli y E. Abraham. CYTED-XVII. 5-32. ISBN
987 43 5080-6
Llamas, J. (1987), “Risk of Drought and Future Water requirements on a Regional Scale”.
Water Resource Development, vol. 3, Nº 4.
16
MENDOZA Y EL USO DEL AGUA
Eduardo Torres, Elena Abraham, Elma Montaña, Mario Salomón, Laura Torres,
Silvia Urbina y María Fusari.
IADIZA C.C. 507-(5500)-Mendoza, Argentina
e-mail: [email protected]
Resumen
En el marco de las tendencias hacia la escasez de agua dulce de buena calidad y con
objetivos orientados al uso más eficiente de los recursos hídricos y a la preservación de las
fuentes de agua dulce, el artículo plantea la necesidad de desarrollar procesos sistemáticos
que comprendan: (1) el conocimiento adecuado del recurso hídrico existente y disponible, (2)
de los requerimientos de agua de las distintas actividades que se desarrollan en cada una de
las cuencas y (3) la compatibilización entre oferta y demanda con una visión de futuro.
Sobre la base de experiencias desarrolladas por el LaDyOT (IADIZA) en Mendoza, el
trabajo analiza aspectos naturales y culturales del aprovechamiento de los recursos hídricos
superficiales y subterráneos de esas tierras secas del centro-oeste argentino y sugiere
indicadores para el desarrollo del proceso metodológico enunciado. Propone asimismo el
diseño y adopción por parte de los países de Iberoamérica de indicadores compartidos de uso
del agua que posibilitarían la comparación de las distintas situaciones presentes y facilitarían
el avance hacia procesos integrales y articulados de gestión de los recursos hídricos.
Posteriormente, el artículo expone los fuertes vínculos entre recursos hídricos y
ordenamiento territorial en las tierras secas y la necesidad de reafirmar el rol del Estado
como planificador del uso de los recursos hídricos y del desarrollo territorial en el marco de
objetivos de equidad. A partir de allí, se ahonda en la noción de “seguridad” respecto al
acceso al agua como factor necesario al desarrollo sustentable de estos territorios.
Palabras clave: agua, Iberoamérica, indicadores, equidad social.
Summary
Within tendencies towards good quality water shortage and seeking for a more efficient
use of hydric resources, the article raises the necessity to develop systematic processes that
include: (1) suitable knowledge of the hydric resources, existing and available, (2) suitable
knowledge of the water requirements coming from the different activities taking place in the
basins and (3) supply and demand balance within a sustainable vision.
Based on experiences developed by LaDyOT (IADIZA) in Mendoza, a dry land of centerwest Argentine, the work analyzes natural and cultural aspects of the use of superficial and
underground hydric resources. It suggests indicators for the development of the enunciated
methodological process. Thinking on Ibero-American countries, it also proposes the design
and adoption of shared indicators of use of water that would make possible the comparison
of the different present situations and would facilitate the advance towards integral and
articulated processes of management of hydric resources.
The article also presents the strong bonds between hydric resources and regional
planning in dry lands. It emphasizes the necessity of a strong State involved in planning the
use of hydric resources and territorial development. From this point, it goes deep in the
“safety” notion applied to the access to the water as a factor of sustainable development in
these arid territories.
Key words: water, Ibero-America, indicators, social equity
17
Introducción
Como es conocido, el agua dulce escaseará cada vez más en el planeta debido
fundamentalmente a dos causas: aumento de población y contaminación de fuentes
actuales de agua dulce. Respecto a la segunda causa es necesario conocer cuáles son las
disponibilidades actuales de agua dulce y las situaciones que se presentan en cada país
respecto al manejo de las fuentes y sus sistema de distribución y administración. Es
necesario contar con indicadores que permitan advertir cuales son, y sobre todo cuales
serán, las ofertas y las demandas de agua en las distintas regiones de Iberoamérica1. Para
ello debemos ponernos de acuerdo en cuales son esos indicadores, para que luego cada país
los aplique en su ámbito y se pueda llegar a hablar un idioma hídrico común en toda
Iberoamérica.
Diagnóstico
El diagnóstico indicado anteriormente vale para todos los países de Iberoamérica, pero
tiene marcada significación en los territorios comprendidos en las amplias zonas áridas y
semiáridas. En el caso de Iberoamérica, cuyo territorio tiene una superficie total de 2.053,4
millones de ha2, las tierras secas ocupan una superficie de 543 millones de ha3 de las cuales
se encuentran afectadas por desertificación 360 milones de ha. En estas últimas el efecto
de las causas enunciadas será mayor.
En el caso de Argentina que tiene un territorio continental de 276,7 millones de ha, las
zonas áridas y semiáridas ocupan el 75% del territorio (207,5 millones de ha), de las cuales,
según datos del PAN (1999), 60 millones de ha están en proceso de desertificación marcado
a severo.
Dentro de Argentina se toma el caso de la provincia de Mendoza como representativo de
la situación que se presenta en las zonas áridas y semiáridas, con un marcado déficit natural
de agua.
En esta provincia Argentina, donde sólo el 2% de su superficie está irrigada artificialmente
y por lo tanto bajo uso intensivo, se evidencia la necesidad de lograr un uso mas eficiente de
los recursos hídricos y de preservar las fuentes de agua dulce.
La pregunta es: ¿Es posible lograr esos objetivos?.., y la respuesta es: ¡Sí!, pero para ello
se deben cumplir antes varias etapas.
La primera de ellas se refiere a conocer cual es el recurso hídrico existente, vale decir
cual es la oferta de agua en cada una de las cuencas que componen su territorio. Esta oferta
de agua debe conocerse tanto a nivel del agua superficial como a nivel del agua
subterránea, con lo cual se desea evidenciar la oferta conjunta de agua.
La segunda etapa a cumplir apunta a conocer cuales son los requerimientos de agua de
las distintas actividades que se desarrollan en cada una de las cuencas, vale decir cual es
la demanda de agua. Los distintos pasos que componen esta etapa se cumplen a través de
censos de población, relevamiento de industrias, medición de consumos, estimación de los
desarrollos futuros, etc. Se tiene por lo tanto un panorama bastante acertado de las
demandas. Sobre la legitimidad social de estas demandas volveremos en un paso posterior
de este trabajo.
La tercer etapa se refiere a compatibilizar, con una visión a futuro, la oferta con la
demanda. Aquí están comprendidos los programas para lograr un uso más eficiente de los
recursos hídricos, lograr el tan ansiado uso conjunto de los recursos hídricos superficiales y
subterráneos y los referidos a la conservación y preservación de las fuentes de agua dulce.
18
Pretender cumplir estas tres etapas exige desarrollar toda una metodología de
evaluación, donde la identificación de indicadores y su medición a través de los años resulta
imprescindible a los fines de comprobar que las acciones que se desarrollen, basadas en las
recomendaciones a las que se pueda arribar con motivo de la implementación del proyecto
conjunto, apuntan en la dirección correcta.
Indicadores
Considerando que un indicador es un atributo que permite sintetizar y operar un proceso
de medición sobre una realidad, se intentará establecer un conjunto de indicadores líderes
que resulten sensibles y representativos en la escala de la provincia de Mendoza.
En materia de recursos hídricos surge un primer grupo de indicadores básicos, el primero
se refiere a si existen o no registros de variables meteorológicas. Si estos registros existen
es posible calcular un segundo indicador, el déficit hídrico general de una zona o una cuenca,
relacionando la Precipitación (P) y la Evapotranspiración Potencial (ETP). Para el cálculo de
la ETP se puede utilizar alguno de los métodos corrientes tales como Penman, Thornthwaite,
Turc, Papadakis o Le Houerou. El más sencillo de aplicar es el correspondiente a Le Houerou4
1989, ya que solo es necesario multiplicar la temperatura media anual (t) por el coeficiente
68,64.
En toda la provincia de Mendoza impera el clima árido o semiárido, con precipitaciones
altamente variables en el tiempo y el espacio, que van de 100 mm/año en el norte a 450
mm/año en el sur, y hacia el oeste, en las montañas, registros de hasta 600 mm/año,
existiendo curvas isohietas que cubren todo el territorio provincial. Otro tanto ocurre con los
registros de temperaturas, existiendo curvas isotermas que cubren toda la provincia.
Ambas variables han sido registradas en general en todo el territorio nacional, ha través
de estaciones meteorológicas operadas por el Servicio Meteorológico Nacional y/o por entes
provinciales, por lo que se cuenta con datos suficientes para el trazado de curvas isohietas
e isotermas. Ha sido posible entonces calcular el déficit hídrico que se presenta en todo el
territorio nacional y también confeccionar mapas como el de zonas bioclimáticas de
Argentina5 y el de zonas áridas de Mendoza (Figuras 1 y 2).
Indicadores básicos sugeridos
Registros meteorológicos
Déficit hídrico = P/ETP
Agua superficial
Sí
Sí
No
No
Caudales Permanentes.
Los cursos de agua en la provincia de Mendoza tienen régimen nival, vale decir que
presentan mayores caudales en verano, en concordancia con el aumento de las
temperaturas y por lo tanto con la fusión de la nieve y de los glaciares, y menores caudales
en invierno. Las precipitaciones en forma de lluvia que se producen en las partes altas de
las cuencas tienen poca influencia sobre los caudales de los ríos.
Como se ha señalado Mendoza es una región semiárida, con precipitación media anual
de 200 mm. Si se compara esta cifra con los 700 a 800 mm/año que son necesarios para
desarrollar el principal cultivo mendocino: la vid, se entiende por qué se han realizado
grandes inversiones en materia de obras de infraestructura hídrica, ya sean diques de
embalse, diques derivadores, canales, compartos, pozos para extracción de agua
subterránea y obras de arte en general.
19
Con esa finalidad se analizará a continuación la situación que se plantea en cada río de
curso permanente cuyas aguas son aprovechadas -Mendoza, Tunuyán, Diamante, Atuel y
Malargue-. Todos ellos cuentan con obras para el embalse de sus aguas, y/o con diques
derivadores para riego. Además todos estos ríos están relacionados con embalses
subterráneos de los que se extrae agua subterránea para complementar las dotaciones
superficiales (Figura 3).
Al río Tunuyán se lo considera dividido en dos sectores, el río Tunuyán Superior y el río
Tunuyán Inferior, siendo el punto de división el embalse Carrizal. El río Tunuyán Superior
riega el oasis del Valle de Uco, en cambio el río Tunuyán Inferior riega, junto con el río
Mendoza, el oasis Norte. El río Tunuyán Superior, mientras transita por el Valle de Uco,
colecta agua de sus afluentes y drena agua subterránea del embalse subterráneo del Valle
de Uco, vale decir que el derrame de este río a la salida de la Precordillera (542 hm3) es
menor que a la salida del Valle de Uco (1.065 hm3).
• Río Mendoza
El río Mendoza aforado en Cacheuta tiene un derrame anual de 1.601,19 hm3 y su curso
es regulado por el embalse Potrerillos, recientemente inaugurado, con una capacidad de
almacenamiento de 420 hm3. Aguas abajo se encuentra el dique derivador Cipolletti, con
capacidad de derivación de 80 m3/s. De este último se desprende una importante red de
canales primarios y secundarios con la finalidad de arrimar agua a los cultivos y a los otros
usos: agua potable, uso industrial y urbano. La red de canales tiene una longitud de 4.910
km, encontrándose impermeabilizada sólo el 2% de la misma6. Esto último significa un
grave problema a resolver en el futuro inmediato debido principalmente a la necesidad de
controlar las recargas al embalse subterráneo Norte de la provincia. Esas recargas se verán
incrementadas significativamente por el escurrimiento de aguas claras por la red de canales
sin impermeabilizar, como consecuencia de la entrada en funcionamiento del embalse
Potrerillos.
• Río Tunuyán Inferior
El río Tunuyán inferior tiene un derrame anual de 1.065 hm3 -medido a la salida del
embalse Carrizal- y cuenta con ese embalse, que tiene una capacidad de 385 hm3, para la
regulación de las aguas. Dispone aguas abajo del dique derivador Tiburcio Benegas que
tiene una capacidad de derivación de 60 m3/s, y del dique derivador Phillips. A partir de
estos diques derivadores nace una red de canales primarios y secundarios de 1.570 km de
extensión, de los cuales solo está revestido el 10%. Esta situación ha generado
inconvenientes ya que al aumentar las recargas al sistema subterráneo han ascendido los
niveles freáticos de aguas subterráneas, fenómeno que continuará hasta que se logre el
equilibrio entre las recargas de agua al subsuelo y las descargas.
Ambas situaciones planteadas, la del río Mendoza y del río Tunuyán inferior están
enlazadas por la naturaleza, ya que las áreas urbanas y rurales servidas por ambos ríos se
asientan sobre el embalse subterráneo norte de la provincia de Mendoza7 que tiene una
extensión de 22.800 km2 y una reserva total de agua subterránea de 228.000 hm3. Existen
aproximadamente 12.800 perforaciones para extraer agua subterránea de este embalse, ya
sea en áreas urbanas, para abastecimiento poblacional, o en áreas rurales, para
complementar las entregas superficiales cuando éstas no alcanzan, o proveer de agua en
forma exclusiva cuando las redes de canales no llegan a las propiedades. Vale decir que su
existencia y explotación ha servido para mantener o ampliar los usos del agua en la zona.
Esta situación pone de manifiesto la importancia que tiene el mantener la calidad del agua
subterránea, situación que desde hace un tiempo se ve comprometida seriamente por la
existencia de pozos rotos o mal construidos que desmejoran la calidad de esas aguas. Este
grave problema ya se ha planteado en innumerables artículos y publicaciones científicas y
aún no se soluciona. Esta se logrará cuando se haga una explotación organizada del agua
subterránea, a través de baterías de pozos de bombeo estratégicamente ubicadas en la
cuenca y continuamente monitoreadas, a fin de evitar o disminuir las explotaciones
20
atomizadas, sin control, que son las responsables de la contaminación. En otras palabras,
este fenómeno de contaminación paulatina que sufren los acuíferos de esta cuenca norte de
agua subterránea sólo se solucionará cuando se concreten medidas de control de las
explotaciones y se cambie el sistema actual atomizado y anárquico por otro concentrado y
con control por parte de los organismos específicos. El objetivo es lograr el uso conjunto de
las aguas superficiales y subterráneas, tema muy tratado y discutido pero aún no logrado.
Fuera de la zona cultivada, en el desierto, se explota agua subterránea en todos los
puestos y caseríos a través de pozos balde - o “pozos indios”- y ramblones, para bebida de
la población y el abrevado del ganado. Los pozos balde tienen una profundidad de 10 a 20
m, dependiendo de la profundidad del nivel freático del agua subterránea. Los caudales
extraídos son muy pequeños ya que los sistemas de extracción consisten generalmente en
mangas o baldes operados manualmente. Esta fuente de aprovisionamiento brinda la
seguridad que se necesita en el desierto, imprescindible para el mantenimiento de los
asentamientos.
• Río Tunuyán Superior
El río Tunuyán Superior tiene un derrame anual de 542 hm3, medido en el dique derivador
de Valle de Uco, y no cuenta con ningún dique para el embalse de sus aguas, pero tiene en
su cuenca los diques derivadores para riego de: Valle de Uco con capacidad de derivación
de 15 m3/seg; Aguanda, sobre el arroyo homónimo que es afluente del río Tunuyán Superior,
con capacidad de derivación de 4 m3/s; Yaucha, sobre el arroyo Yaucha, también afluente
del Tunuyán Superior, con capacidad de derivación de 4 m3/s y Las Tunas, sobre el arroyo
del mismo nombre y también afluente del Tunuyán Superior, con capacidad de derivación de
5 m3/s. De los diques derivadores se desprende una red de 2.680 km de canales primarios
y secundarios, de los cuales sólo se encuentra impermeabilizada el 9%. El sistema
superficial se encuentra relacionado con el sistema subterráneo constituido por el embalse
subterráneo del Valle de Uco, que cubre una superficie de 3.200 km2 y tiene una reserva
total de agua subterránea de 96.000 hm3. En esta cuenca las infiltraciones que se producen
pasan a recargar el sistema subterráneo, que cuando supera su capacidad de
almacenamiento, transfiere agua a los arroyos efluentes del embalse subterráneo, que son
tributarios del río Tunuyán Superior en su parte baja - Claro, Caroca, Guiñazú, Guajardino,
etc - y por ende aumentan su caudal a la salida de la cuenca. Este fenómeno se advierte al
comparar los derrames anuales del río Tunuyán Superior, con los del río Tunuyán Inferior
(1.065 hm3), vale decir que el río Tunuyán colecta aguas al pasar por la cuenca Centro. En
la cuenca hidrogeológica del Valle de Uco existen aproximadamente 1.900 perforaciones
construidas para extraer agua subterránea. Muchas de esas perforaciones, debido a la
excelente calidad química y muy baja salinidad de las aguas que extraen, son utilizadas en
plantas para el envasado de agua, que luego es distribuida para su venta en distintos puntos
del País.
• Río Diamante
Con las aguas de este río y la del Atuel, más la subterránea que se explota del embalse
subterráneo Sur a través de 2.800 pozos, se abastecen las áreas urbanas y rurales de San
Rafael y General Alvear.
El embalse subterráneo Sur tiene una extensión de 13.500 km2 y una reserva total de
agua subterránea de 135.000 hm3
Sobre el río Diamante, que tiene un derrame anual de 1.169 hm3, se encuentran los
embalses de Agua del Toro (370 hm3), Los Reyunos (244 hm3) y El Tigre (7 hm3), actuando
el primero como embalse de acumulación de agua y el segundo y tercero como contra
embalses, a los fines de maximizar la generación hidroeléctrica y resolver las demandas
para riego y agua potable. Aguas debajo de Los Reyunos se encuentran los diques
derivadores para riego Galileo Vitali y Vidalino, con capacidades de derivación de 60 m3/s y
21
4 m3/s respectivamente, de los cuales se desprende una red de canales de 2.480 km, de los
cuales solo está impermeabilizado el 6%.
• Río Atuel
Sobre el río Atuel, que tiene un derrame anual de 1.095 hm3, se han construido los
embalses de Nihuil (260 hm3) y Valle Grande (160 hm3), actuando este último como contra
embalse del primero. Sobre el lecho del río y entre ambos diques señalados se han
construido las centrales hidroeléctricas de pasada Nihuil I, Nihuil II, Nihuil III y Nihuil IV. El
conjunto permite maximizar los aprovechamientos hidroeléctricos y abastecer las
necesidades de uso público, agua potable y de riego. Aguas abajo se encuentra el dique
derivador de Rincón del Indio, del que nace una red de canales de 540 km de longitud, de
los cuales se encuentra impermeabilizada solo en 6% de la misma.
• Río Malargüe
El río Malargüe tiene un derrame anual de 305 hm3 y no tiene en su curso ningún embalse
para el almacenamiento de sus aguas. Cuenta sin embargo, a la salida de la cordillera con
el dique derivador Malargüe, que tiene una capacidad de derivación de 5 m3/s, de donde
nace una red de canales de 90 km de extensión, que no se encuentra impermeabilizada.
Con las aguas de este río y la que se extrae del embalse subterráneo de Malargüe a
través de 800 pozos, se abastece a la ciudad de Malargüe y al área cultivada adyacente,
caracterizada por los cultivos de papas para semilla.
Se explota agua subterránea para complementar las entregas superficiales o para
abastecer completamente los usos para agua potable, uso industrial y uso agrícola.
El embalse subterráneo de Malargüe tiene una extensión de 7.000 km2 y almacena un
volumen de agua subterránea de 70.000 hm3, que denota la importancia del mismo como
fuente segura para el abastecimiento de agua.
En la cuenca de Malargüe se encuentra la Reserva Faunística Laguna de Llancanelo, creda
por Decreto N° 9 del año 1980. Esta Reserva ha sido declarada además Sitio Ramsar, como
humedal de importancia mundial. Esta laguna se recarga principalmente con parte de las
aguas del río Malargüe, más la subterránea proveniente de las infiltraciones de los ríos
Salado y Atuel (en la zona de Las Juntas) y la de los arroyos Manzano y Chacay (a la salida
de la cordillera). Vale decir que a la laguna de Llancanelo convergen tanto escurrimientos
superficiales como subterráneos.
• Ríos Grande y Barrancas
Los caudales de los ríos Grande y Barrancas, afluentes del río Colorado, forman parte del
Convenio Interjurisdiccional por las aguas de la cuenca del río Colorado (COIRCO) a través
del cual a la provincia de Mendoza le ha correspondido un caudal de 34 m3/seg a retirar del
río Grande. Si bien en su momento la empresa Agua y Energía Eléctrica de la Nación y mas
recientemente la provincia de Mendoza han realizado estudios con la finalidad de concretar
el trasvase de ese caudal a la cuenca del río Atuel, aún la obra no se concreta y la provincia
de Mendoza no hace uso de ese importante caudal de agua que posibilitaría la ampliación
de la superficie cultivada en los departamentos de Malargüe, San Rafael y General Alvear.
Teniendo en cuenta los caudales medios anuales de los ríos de la provincia de Mendoza,
la concreción de la obra de trasvase tendría los efectos de sumar un río más a la realidad
hídrica provincial. Detalle de los ríos de la provincia (Figura 4):
La calidad de las aguas superficiales
Los cursos permanentes de agua en la provincia de Mendoza tienen régimen nival, vale
decir que presentan mayores caudales en verano, en concordancia con el aumento de las
22
temperaturas y por lo tanto con la fusión de la nieve y de los glaciares y menores caudales
en invierno.
Estas variaciones estacionales en los caudales actúan directamente sobre el carácter
químico de las aguas de los ríos. En el caso de la salinidad total, ésta es mayor en invierno
que en verano.
Las características químicas del agua superficial8 se presentan predominantemente
cálcica sulfatada y eventualmente cálcica sódica, con pH que varían entre valores de 7,0 a
8,1, mientras que la salinidad varía según la época del año, entre 588 a 1520 µΩ/cm. Esto
determina que la aptitud del agua para diferentes usos se clasifiquen (teniendo en cuenta
únicamente la conductividad eléctrica del agua) como de peligrosidad salina moderada (C2)
a peligrosidad salina mediana (C3) lo que implica ciertas restricciones en cuanto a su uso.
Caudales temporarios
Existe una densa red de cursos superficiales que sólo conducen agua durante las lluvias.
Algunos nacen en las zonas elevadas - áreas de cordillera y cerros - donde la inclinación de
las formaciones superan el 1% de pendiente y otros nacen en las zonas de llanuras, donde
las pendientes no superan el 1%. En ambos casos la circulación del agua es consecuencia
de que la tasa de precipitación supera a la tasa de infiltración. Las características de las
formaciones rocosas de las áreas de alimentación y circulación y el caudal de la corriente
de agua determina la carga sólida de la misma.
En algunos casos los cauces efímeros pierden su caudal por infiltración y evaporación
antes de alcanzar un curso de agua permanente y en otros casos estos caudales
temporarios pasan a engrosar los caudales permanentes de ríos y arroyos. En las áreas de
elevadas pendientes se potencian los procesos de erosión y transporte y en las áreas de baja
pendiente tienen preponderancia los procesos de sedimentación.
En las zonas de llanura existe una práctica medianamente implementada por los
pobladores que consiste en conducir esas corrientes efímeras hacia zonas topográficamente
bajas, donde el agua se acumula y es utilizada para bebida de los propios pobladores y los
animales.
No existe una práctica generalizada de aprovechar las corrientes efímeras en las zonas
de cordillera y cerros a través de cierres o tapones en los cursos. Esto puede ser debido a
que las obras de este tipo que se han construido han sido erosionadas por el agua de alguna
intensa tormenta y se ha perdido el trabajo realizado. Esto podría corregirse con un diseño
adecuado del cierre del cauce, que posibilite el desvío de las aguas que excedan la capacidad
del vaso, actuando a modo de aliviadero de la obra.
Los caudales de los cursos temporarios dependen del área de la cuenca de alimentación,
de la intensidad y duración de la precipitación y de las características de los suelos y
cobertura vegetal. Cuando el área de alimentación es grande, con suelos de baja o nula
permeabilidad, con pendientes mayores al 1% y escasa vegetación, están dadas las
condiciones para que las precipitaciones, por pequeñas que sean, induzcan escurrimientos
de importancia. Por el contrario si en la superficie de las cuencas de alimentación
predominan los suelos con elevada permeabilidad, baja pendiente y elevada cobertura
vegetal, tendrá mayor magnitud la infiltración del agua en el subsuelo.
Las características químicas de las aguas de esas corrientes temporarias dependen de las
rocas que forman la superficie de la cuenca y de los procesos antrópicos que se hayan
desarrollado en sus superficies.
23
Agua potable
Si bien todo el territorio de la provincia de Mendoza está clasificado como zona árida o
semiárida, el volumen de agua potable que consume cada habitante en el principal centro
urbano, el Gran Mendoza, no condice con aquella clasificación.
Según los registros aportados por la empresa que tiene la concesión de ese servicio9
Obras Sanitarias Mendoza, el consumo en la época estival llega a 450 litros por día y por
persona, y en la época de invierno es de 350 litros por persona y por día. Estas cifras están
muy por encima de las recomendadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) que
indica que un consumo normal, para una zona como la del Gran Mendoza es de 250 litros
por persona y por día para la época estival.
Sin lugar a dudas, este es un aspecto a resolver en el futuro inmediato ya que la
población del Gran Mendoza continuará aumentando y las fuentes de agua dulce tienen una
disponibilidad acotada.
Relación oferta/demanda de agua superficial
A modo de aproximación a un balance hídrico de la provincia se puede indicar que el
déficit de abastecimiento10 de agua que tienen los derechos en uso en la provincia es de 380
hm3. Esta cifra surge de confrontar la demanda total de agua para todos los usos con los
derrames medios posibles de distribuir.
El oasis irrigado que tiene el mayor déficit es el del norte de la provincia, en donde los
caudales superficiales son complementados con volúmenes muy importantes de agua
subterránea. La extracción anual de agua subterránea en este oasis es de aproximadamente
350 hm3 y se realiza principalmente en los períodos de primavera y verano. Vale como
ejemplo lo ocurrido en el año 1971, de intensa sequía, en donde el reservorio subterráneo
Norte aportó 900 hm3 de agua dulce.
Al considerar como déficit lo que aporta el sistema subterráneo pone de manifiesto que
el uso conjunto de recursos hídricos superficiales y subterráneos no se considera como
esquema básico de aprovechamiento, situación que se señala como errónea ya que el
recurso hídrico es uno solo, sin importar que se encuentre en superficie o en el subsuelo.
Según datos publicados en medios de comunicación de la provincia de Mendoza11, la
eficiencia global en el uso del agua para riego, en el oasis Norte, está en el orden del 35%,
cifra que por si misma indica que los sistemas de distribución y de uso del agua en las
propiedades deben ser estudiados y mejorados.
Reuso de aguas superficiales
Los efluentes cloacales e industriales que se generan en los oasis irrigados, si son
tratados convenientemente, se convierten en una fuente de agua superficial para el riego
de cultivos restringidos especiales. De esta forma se están solucionando dos problemas al
mismo tiempo, por un lado los efluentes en sí mismo, que si no son tratados
convenientemente y reusados en irrigación, se convierten en una fuente permanente de
contaminación de cauces superficiales o de reservorios subterráneos, por otro lado al
permitir el reuso de esos efluentes se está proveyendo de agua para los cultivos
seleccionados.
Esta práctica12 se desarrolla en la provincia de Mendoza y gracias a ella se dispone de
recurso hídrico para regar 9.039 ha, distribuidas en las cuencas de los ríos Tunuyán Inferior,
Tunuyán Superior, Mendoza y Diamante.
24
Reuso de aguas de riego
Las aguas de riego, una vez que han sido utilizadas en sus destinos iniciales, pueden
producir sobrantes que salen del ámbito de la propiedad. Esta es un agua que no se ha
infiltrado y por lo tanto mantiene las características químicas del agua de riego.
Otro caso distinto es cuando las aguas de riego se infiltran, colman la capacidad de
campo de los terrenos y producen un flujo de aguas subterráneas correspondiente al nivel
freático. Si este nivel freático está a poca profundidad produce los consabidos problemas de
salinización de la superficie de los terrenos –salitre- y el ahogo de las plantas. El remedio
para esta situación es construir redes de drenaje para bajar ese nivel freático y producir a
su vez la evacuación de esas aguas fuera de los límites de las áreas cultivadas. Estos
drenajes por lo general tienen una salinidad elevada, compatible con las sales que han
incorporado en su recorrido por el subsuelo.
Ambas situaciones pueden llegar a sumar sus efectos dando por resultado un caudal de
agua que puede ser reutilizado en la agricultura, siempre y cuando los cultivos acepten la
salinidad del agua resultante.
En el caso del oasis Norte de la provincia se ha estimado que los caudales
correspondientes a colectores y drenajes13 que salen del área cultivada son del orden de los
45,68 hm3 al año. Esta agua escurre hacia el confín de la cuenca y vierte al sistema lagunar
del río Mendoza.
Agua subterránea
En la provincia de Mendoza las investigaciones del agua subterránea comienzan
ordenadamente a fines de la década del 60’, a través del “Programa de las Naciones Unidas
para el Desarrollo” y de la participación de un grupo de profesionales argentinos que
actuaron como contraparte en cada una de las disciplinas de trabajo. A partir de allí los
estudios realizados por organismos nacionales y provinciales han puesto de manifiesto la
existencia de un gran volumen de agua dulce almacenado en los terrenos permeables del
subsuelo en forma de agua subterránea. Esta agua subterránea se extrae para cubrir los
déficit de agua superficial en los años de sequía en los oasis irrigados y constituye la única
fuente de abastecimiento de agua en las zonas de desierto.
A través de estudios geológicos e hidrogeológicos se han logrado identificar los grandes
reservorios de agua subterránea, calculando las áreas que abarcan, como así también
conocer los espesores saturados y los coeficientes de almacenamiento. Todo esto ha
permitido calcular los volúmenes de agua almacenados en las formaciones permeables
correspondientes a los grandes embalses subterráneos de la provincia14, que ocupan el
49,31% de su territorio. Se ha calculado que el volumen total de agua almacenada es del
orden de los 701.000 hm3. A los fines prácticos, compatibles con su extracción para
irrigación y bebida, ese volumen se reduce a 21.323 hm3, considerando este último valor
como el representativo del volumen de agua subterránea almacenado en el subsuelo que se
puede extraer fácilmente, a través de sencillas obras de captación.
El reservorio que tiene la mayor explotación es el que corresponde al embalse
subterráneo Norte, siendo posiblemente ésta la razón por la cual es el más estudiado. Tanto
los niveles estáticos del agua subterránea como la calidad química del agua son
monitoreados, en general, dos veces al año, lo que ha permitido obtener registros de las
variaciones que han experimentado ambos parámetros a través del tiempo. Esas mediciones
comienzan a fines de la década del 60´ y con algunas interrupciones se continúan aún en
el presente.
25
En este embalse subterráneo Norte, en las zonas de acuíferos semiconfinados y
confinados, se han logrado identificar tres niveles principales de extracción de agua
subterránea, en correspondencia con tres niveles del subsuelo donde se ubican los paquetes
sedimentarios más permeables. La profundidad de estos tres niveles cambia dentro de la
cuenca en correspondencia con los cambios debidos a los procesos que los han generado.
Los niveles identificados en general se ubican, el primero entre 60 y 120 m de profundidad,
el segundo entre 150 y 200 m de profundidad y el tercero entre 240 y 350 m. Existe un
permanente cambio de pozos que explotan los niveles primero y segundo por otros que
pasan a explotar el tercer nivel, ya que existe una continua salinización de los primeros
niveles por fallas en los pozos debidas a roturas de las cañerías de aislación o deficientes
cementaciones entre acuíferos de muy distintas calidades de agua. Como es dable esperar
los pozos son más costosos a medida que son más profundos, por lo que los usuarios sólo
profundizan sus explotaciones a medida que la calidad de las aguas que extraen de los
niveles primero y segundo se hacen inapropiadas para los usos requeridos. Se van
abandonando los niveles primero y segundo para pasar a explotar el tercero. Esta situación
hace que se pierdan grandes volúmenes de agua subterránea dulce.
En el resto de los embalses subterráneos de la provincia, que presentan condiciones
hidrogeológicas similares al embalse Norte, pero que son mucho menos explotados, no se
han definido distintos niveles de extracción del agua subterránea.
Reservas totales y económicamente explotables de agua subterránea en la
provincia de Mendoza (figura 5)
En los oasis bajo riego artificial los pozos para extraer agua subterránea en general son
construidos con máquinas de perforar y se encuentran entubados con cañerías de acero y
filtros estratégicamente ubicados y extraen caudales entre 50 y 300 m3/h, a profundidades
que van de los 80 a 300 m. En las llanuras desérticas se explota agua subterránea mediante
pozos balde o pozos indios construidos con técnicas ancestrales y los caudales extraídos son
muy pequeños, del orden de 0,2 a 3 m3/día, a profundidades que van de 10 a 20 m.
Se advierte la importancia que tiene la reserva de agua dulce, almacenada en los
acuíferos subterráneos, al compararla con la capacidad total de almacenamiento de agua de
los embalses superficiales (Nihüil, Valle Grande, Agua del Toro, Los Reyunos, Carrizal,
Potrerillos) que es sólo de 1.800 hm3.
Existen varias causas por las que se pierde agua subterránea dulce, dos de ellas son muy
importantes, se pueden remediar, y demandan urgente solución. La primera se refiere a que
una proporción cercana al 35% de los pozos que explotan agua subterránea se encuentran
fuera de servicio debido a distintas causas, entre las que se destaca su abandono por
salinización del agua que producen. Esa salinización proviene de la comunicación que se ha
establecido entre los distintos acuíferos debido a fallas en la construcción de los pozos o por
roturas por corrosión de sus cañerías de aislación. La comunicación puede ser por dentro de
las cañerías (roturas por corrosión) o por los espacios anulares (inexistencia o fallas en las
cementaciones de aislación).
Lo más lamentable es que esa comunicación produce un flujo continuo de agua
subterránea entre los distintos acuíferos, que tienen distintos potenciales hidráulicos, se
encuentren o no los pozos en producción. Si no están en producción la dirección del flujo de
agua será desde los acuíferos más profundos hacia los más superficiales. Por el contrario,
si los pozos están bombeando, vale decir extrayendo agua del subsuelo, la dirección es
desde los acuíferos no explotados hacia el que está siendo explotado. Lógicamente, las
diferencias entre los potenciales hidráulicos se incrementan al bombearse los pozos, siendo
por esta causa aún mayores los volúmenes de agua que se transfieren entre los distintos
acuíferos.
26
Debido a esa comunicación se están salinizando paulatinamente acuíferos de agua dulce,
que hasta hace poco tiempo se explotaban para irrigar cultivos y para provisión de agua
potable.
Esta circunstancia está produciendo una pérdida de fuentes de agua dulce que no podrán
disponerse en el futuro, salvo que se tomen urgentes medidas para reducir al mínimo
posible el número de pozos en producción y se controle que los mismos estén bien
construidos y no permitan la comunicación entre distintos niveles acuíferos.
La segunda causa se refiere a la falta de coordinación en las explotaciones de los
embalses superficiales y los subterráneos.
En el año 1971, de intensa sequía, el reservorio subterráneo Norte aportó 900 hm3 de
agua dulce, que sirvieron para suplementar los escasos derrames de los ríos Mendoza y
Tunuyán inferior. En un año de condiciones climáticas medias este reservorio aporta un
volumen promedio de 350 hm3 de agua, que se utiliza para irrigar los cultivos, uso industrial
y provisión de agua potable.
Todos los embalses subterráneos están relacionados naturalmente con cursos de agua
sobre los que existen embalses superficiales. Esta relación es la que permite proyectar su
operación coordinada, con el fin de aprovechar al máximo sus posibilidades de regulación,
para guardar agua en los años hidrológicamente ricos y explotarla en forma conjunta y
planificada en los años de sequía.
Ambas circunstancias, la comunicación entre acuíferos y la falta de coordinación en la
explotación de los embalses, redundan en una pérdida de agua dulce que debe ser
remediada lo más pronto posible.
La Gestión
El Departamento General de Irrigación
La gestión de los recursos hídricos en Mendoza15 se encuentra muy dispersa, si bien es el
Departamento General de Irrigación (DGI) el administrador mayorista de los recursos
hídricos y generador de la política hídrica en la Provincia, en la realidad su responsabilidad
se encuentra muy dispersa debido a la cantidad de organismos que superponen sus
funciones. Es así que en temas ambientales existe la Subsecretaría de Medio Ambiente en
el Ministerio de Ambiente y Obras Públicas que tiene competencias en temas vinculados con
el agua, de igual forma los Municipios tienen oficinas en los que se controla el ambiente y
la calidad del agua, además existe otro ente oficial denominado Ente Provincial del Agua y
del Saneamiento (EPAS) que también incursiona en la calidad. Esta situación le reduce
competencias al DGI y esto se pone en evidencias en la falta de una política ambiental
coordinada que se implemente a nivel provincial y que ponga orden en los vicios de la
oferta, demanda y contaminación del recurso hídrico.
Esta situación se produce debido a que la provincia de Mendoza posee una ley de aguas
del año 1884 que fue una copia de la ley de aguas de España del año 1879.
Lamentablemente hasta el presente no hubo en esta ley, tal como sucedió en España, una
debida actualización lo que ha provocado una verdadera anarquía en la administración del
recurso. Mendoza en la actualidad posee una ley para una sociedad colonial agrícola en un
momento en que la sociedad es más compleja y con una organización urbano-industrialagrícola que no existía en la época que se sancionó la Ley de Aguas. Esta situación ha traído
como consecuencia la imposibilidad de mantener la calidad del agua dentro de las pautas
modernas y por ello se están produciendo fuertes impactos que a la larga traerán como
consecuencia la disminución del volumen de agua a disposición de los habitantes locales y
una fuerte disminución de las posibilidades de desarrollo económico en la región.
27
Indicadores sugeridos:
a) Para la caracterización de las cuencas
Densidad de corrientes = n° de cauces permanentes y no permanentes/área
Densidad de drenaje = longitud de los cauces perm y no permanentes/área
Pendiente cauce principal = Dif altura puntos extremos/long del cauce
Tiempo en que circula agua por el cauce: perennes, efímeros o intermitentes
Por su posición topográfica o edad geológica: montaña (juveniles), transición (maduros),
planicie (viejos)
b) Para la caracterización de los cuerpos de agua
Aguas en movimiento
Aguas estancadas
c) Para la caracterización de la cantidad de agua disponible
Existencia de redes de minitoreo en operación
Variaciones en el balance hídrico superficial
Variaciones en el balance hídrico subterráneo
Variaciones en los cuerpos de agua (lagos, lagunas, embalses, humedales)
d) Para la caracterización de la calidad de las aguas
Existencia de redes de minitoreo en operación
Variaciones en la salinidad (conductividad eléctrica, µΩ/cm)
Contaminación: inorgánica u orgánica, natural o antrópica
e) Para la caracterización del uso y administración del agua
Río – Embalse regulador
Río – Embalse derivador para riego
Río – Área asociada cultivada
Río – Agua potable
Río – Uso industrial
Río – Recarga embalse subterráneo asociado
Río – Embalse subterráneo – Uso conjunto
Río – Administración
Río – Manejo por cuenca
f) Para la caracterización del uso del agua en los oasis irrigados
Agua potable
Consumo medio por habitante
Políticas para aumento de eficiencias
Tratamiento de efluentes
Agua para uso industrial
Volúmenes disponibles por actividad industrial
Circuito cerrado o abierto
Tratamiento de efluentes
Agua para riego
Sistemas de riego
Riego a manto
Riego por goteo
Riego presurizado
Políticas para el aumento de las eficiencias
Reuso de sobrantes
Si
Si
Si
Si
Si
Si
Si
Si
Si
g) Para la caracterización del uso del agua fuera de los oasis irrigados
Sistemas de captación
pozos balde
28
No
No
No
No
No
No
No
No
No
ramblones
represas
Destino del agua
Tratamientos de potabilización
h) Tecnologías Alternativas
Cámaras porosas
Captación de aguas de lluvia
Captación del rocío por condensadores
Perlas para forestación con riego inicial
Diques en subálveos
Las seguridades vs. las inseguridades
El agua es un recurso que debe ser preservado en todo el planeta. Esta afirmación toma
marcada significación en el caso de las tierras secas, en donde el agua es un recurso
estratégico que debe ser manejado con equidad social.
Una de las misiones más importantes del Estado es la de planificar, con visión a futuro,
el desarrollo del territorio, para lo cual –y en el caso de las tierras secas es imprescindiblese debe planificar el uso del agua. Esta debe ser la gran política que desvele a los dirigentes,
para lograr brindar seguridad a los pobladores y conseguir el desarrollo económico de la
sociedad.
Tal como lo señala el Dr. César Magnani en uno de sus escritos, citando un concepto del
filósofo inglés Bertrand Russell “Un país carente de políticas, se asemeja a un hombre que
camina mirándose los pies, sabe quizás donde pisa, pero no hacia donde se dirige...”. Las
políticas en materia de recursos hídricos deben señalar caminos posibles de transitar, con el
objeto de lograr una mejor calidad de vida de todos sus habitantes, basadas en las
seguridades que ofrece la naturaleza y en la inteligencia de sus habitantes.
Como es sabido, las precipitaciones en las tierras secas son escasas, altamente variables
en el tiempo y el espacio y no alcanzan para sustentar las actividades de sus pobladores,
situación que se advierte fácilmente en el caso de la agricultura. Vale decir que las
precipitaciones no ofrecen las seguridades imprescindibles para el desarrollo de las
actividades humanas. Es por eso que el hombre ideó técnicas para el aprovechamiento del
agua de sus ríos, sabiendo de antemano que los caudales de esos ríos también eran escasos
y variables.
Si se aceptan como razonables los cómputos efectuados sobre la existencia de agua en
el planeta16, que señalan que del total de agua sólo el 3% corresponde a agua dulce y de
ese porcentaje el 1% corresponde a agua dulce superficial de fácil acceso, mientras que las
existencias de agua subterránea son del 20%, se comprende por qué el agua subterránea
ofrece las seguridades que no brindan otras fuentes.
En el caso de la provincia de Mendoza se ha indicado que los grandes reservorios
subterráneos cubren el 49,31% de su superficie y almacenan un volumen de 701.000 hm3
de agua dulce. Todo esto frente a caudales muy variables y pequeños de sus ríos, a una
capacidad de todos los embalses superficiales de tan sólo 1.800 hm3 y a valores de
precipitación muy por debajo de los necesarios para el desarrollo de cultivos de alto valor.
Esto está indicando que el agua subterránea es y será la fuente segura para el
abastecimiento de agua para usos urbanos, industriales, ganaderos, mineros, agrícolas y de
recreación, sin pensar que ésta sola fuente pueda sustentar todos esos usos, pero sí está
29
indicando que explotada en conjunto con los recursos superficiales brinda la seguridad
necesaria que necesitan los distintos aprovechamientos.
REFERENCIAS
CIA, 2002. The World Factbook. En : www.cia.gov/cia/publications/factbook/index.html
Chambuleyron, J., 2001. Plan Estratégico de Mendoza 2010. Oferta Hídrica.
Departamento General de Irrigación de la Provincia de Mendoza, 2002. Reuso Agrícola de
Efluentes Cloacales e Industriales.
Departamento General de Irrigación de la Provincia de Mendoza. Obras y Proyectos, 1997 –
2001. Infraestructura Hidráulica Básica
Le Huerou, H.N. 1989, Classification écoclimatique des zones aride (s.l.) de L´Afrique du
Nord. Ecología Mediterránea,. XV (3/4): 95-144
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Subterráneas en el Noroeste Argentino. Estudio preliminar de las aguas subterráneas de la
cuenca inferior del río Mendoza. Informe Técnico N° 4. Preparado para el Gobierno de la
Argentina por las Naciones Unidas. Nueva York. 167 pp. más ilustraciones.
Roig, F. A., González Loyarte, M. M., Abraham, E. M., Méndez, E., Roig, V. G. y Martínez
Carretero, E. 1991. World Atlas of Desertification. United Nations Environmental Programe.
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subterráneas (Andrés Sauquillo Herráiz, Director). Universidad Politécnica de Valencia.
España.
Torres, E. y J. Zambrano, 2000. Hidrogeología de la provincia de Mendoza. En: Argentina:
Recursos y Problemas Ambientales de la Zona Arida. 1º Parte: Pcias. de Mendoza, San Juan
y La Rioja Tomo I: Caracterización Ambiental (E. M. Abraham y F. Rodríguez Martínez, Ed.),
GTZ, IDR (Univ. Granada), IADIZA, SDSyPA. Bs.As., pp. 49-58.
Torres, E., A. Alvarez y L. Torres, 1992. Evaluación del recuso hídrico del sistema lagunar
del río Mendoza. Lavalle. Consejo de Investigaciones de la UNC.
UNEP, 1990. The Assessment of Global Desertification: Status and Methodology. Nairobi, 1517 feb., 61p.
UNESCO, 1997. Research Guide to the Arid Lands of the World. En: www.unesco.org.uy
Notas
1
2
3
4
Superficie de todos los países de Iberoamérica: Sur América, Centro América, Islas del Caribe y
México
Fuente: Torres, Eduardo(2003) Cálculo elaborado en base a datos de: Research Guide to the Arid
Lands of the World.UNESCO(1997);CIA-The World Factbook 2002.
UNEP, 1990. The Assessment of Global Desertification: Status and Methodology. Nairobi, 15-17 feb.,
61p.
Le Huerou, H.N. Classification écoclimatique des zones aride (s.l.) de L´Afrique du Nord. Ecología
Mediterránea,XV (3/4): 95-144
30
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
15
16
World Atlas of Desertificatión. United Nations Environmental Programe. 1992. Pag 50 Argentine
Bioclimatic Zones y Aridit zones in Mendoza (index P/PET)
Fuente: Departamento General de Irrigación. Año 2002
Argentina: Recursos y Problemas Ambientales de la Zona Arida. TomoI. pag. 56. Hidrogeología. E
Torres,Zambrano J. 2000
Plan Estratégico de Mendoza 2010.Oferta Hídrica. Chambouleirón J. 2001
Diario Los Andes, 23/03/2003
Plan Estratégico de Mendoza 2010.Oferta Hídrica. Chambouleirón J. 2001
Diario Los Andes, 23/03/2003
Departamento General de Irrigación de la Provincia de Mendoza. Reuso Agrícola de Efluentes
Cloacales e Industriales. 2002
Evaluación del recuso hídrico del sistema lagunar del río Mendoza. Lavalle. E Torres, Alvarez A,
Torres M L.CIUNC.1992
Argentina, recursos y problemas ambientales de la zona árida. Tomo I. Hidrogeología. Torres, E; J.
Zambrano 2000
Plan Estratégico de Mendoza 2010.Oferta Hídrica. Chambouleirón J. 2001
Atlas of the environment 1990
FIGURAS
Figura 1. Tierras secas de Argentina
Fuente: Roig, Aaaf.., González Loyarte, M. M., Abraham, E. M., Méndez, E., Roig, V. G. Y Martínez Carretero, E. 1991.
31
Figura 2: Zonas de aridez en Mendoza (índice de aridez = precipitación / evapotranspiración
potencial)
Fuente: Roig, F. A., Gonzalez, L., Abraham, E. M., Mendez, E., Roig, V. G. y Martinez E., C. (1991)
Figura 3. Oasis artificiales bajo riego.
Fuente: LaDyOT, 2003
32
Figura 4: Detalle de los ríos de la provincia
Río y estación de aforo
Derrame anual (hm3)
Módulo (m3/seg)
Mendoza en Cacheuta
1.601,19
50,77
Tunuyán Superior en Valle de Uco
542,00
17,19
Tunuyán Inferior en Carrizal
1.065
33,77
Diamante en La Jaula
1.183,83
37,54
Atuel en La Angostura
1.090,59
34,58
Malargüe en La Barda
260,07
8,25
Subtotal
5.742,68
182,10
Grande en La Gotera
3.344,37
106,05
Barrancas en Puente Barrancas
1.103
35,0
Fuente: División Hidrología, Departamento General de Irrigación. Estadísticas Hidrológicas 1994, Secretaría de
Energía de la Nación
Figura 5: Reservas totales y económicamente explotables de agua subterránea en la
provincia de Mendoza
Cuenca
Superficie
(km2)
Yalguaraz
Uspallata
Valle medio río Tunuyán
Malargüe
Río Colorado
Región ríos Mendoza-Tunuyán
Región ríos Tunuyán-Diamante
Región ríos Diamante-Atuel
Región Sur
TOTALES
150
180
3.200
7.000
1.750
22.800
16.800
13.500
9.000
74.380
Espesor
saturado
(m)
50
200
100
100
100
100
100
100
25
33
Coefic.
Almacenamiento
0,10
0,10
0,15
0,10
0,01
0,10
0,10
0,10
0,10
Reservas
Totales (hm3)
750
1.000
96.000
70.000
1.750
228.000
168.000
135.000
500
701.000
Económ.
Explotables (hm3)
45
60
4.800
2.100
18
6.480
3.360
4.050
50
21.323
34
RELACIÓN ENTRE LAS ACTIVIDADES AGROPECUARIAS Y LA ESCASEZ DE AGUA
EN LA PROVINCIA DE SANTIAGO DEL ESTERO (ARGENTINA)
Carlos Moscuzza; Alejo Pérez Carrera; Juana Garaicoechea y Alicia Fernández
Cirelli
Centro de Estudios Transdisciplinarios del Agua.
Facultad de Ciencias Veterinarias.
Universidad de Buenos Aires.
Av Chorroarín 280 (C1427CWO).
TE: 54-11-4524-8484.
e-mail: [email protected]
Resumen
La provincia de Santiago del Estero, ubicada en la región noroeste de la República
Argentina, presenta gran variabilidad climática, siendo el área centro - oeste de
características semiáridas, mientras que la zona oriental puede considerarse subhúmeda.
El promedio anual de precipitaciones es de 575 mm, pero la marcada estacionalidad de
las lluvias durante el período estival, condiciona el aprovechamiento del agua para los
distintos usos.
En la región, la silvicultura, la ganadería y la agricultura son las actividades productivas
más importantes. Estas actividades se han desarrollado utilizando los recursos naturales en
forma no sustentable produciendo un gran impacto ambiental y social reflejado en el
abandono de las zonas degradadas y en los procesos migratorios que se dan en la provincia.
En este trabajo se han identificado las zonas de la provincia con mayor deterioro
ambiental, vinculando las actividades productivas con el ciclo hidrológico debido a que la
escasez de agua condiciona el desarrollo de estas actividades, pero a su vez, las prácticas
productivas no sustentables inciden negativamente en la disponibilidad del recurso hídrico.
Palabras clave: escasez de agua, Santiago del Estero, silvicultura, agricultura, ganadería,
prácticas no sustentables, demografía.
Summary
Santiago del Estero province, located in the northwest region of Argentine, presents great
climatic variability with semi-arid characteristics in the center-west area, and sub humid
characteristics in the eastern zone. Mean annual precipitation averages 575 mm, but
seasonal rains during summer, condition the utilization of this resource. In the region,
forestry, livestock and agriculture are the most important productive activities that have
been developed using natural resources in a no sustainable way with great environmental
and social impact.
In this work, the areas of the province with greater environmental impact have been
identified, relating the productive activities with the hydrological cycle. Water scarcity
conditions the development of productive activities and, nonsustainable productive practices
also affect the availability of the hydric resource.
Key words: water scarcity, Santiago del Estero, forestry, agriculture, livestock, no
sustainable practices, demography.
35
Introducción
Las zonas áridas y semiáridas representan el 75% del territorio de la República
Argentina. En ellas habitan 9 millones de personas, que representan el 30% de la población
total. Estas zonas son la Puna, la Prepuna, el Chaco, el centro - oeste y la Patagonia. Cada
una de ellas presenta características productivas distintivas, pero la ganadería es, en
general, la actividad económica predominante. Los sistemas productivos están organizados
en minifundios y en latifundios, dependiendo de la región. En las regiones del Chaco y del
centro - oeste la agricultura es la actividad más importante, por lo que en muchos casos,
con el objetivo de aumentar la productividad de las tierras, se han aplicado técnicas
inadecuadas de riego. Estas técnicas generaron problemas de salinización y sodificación de
suelos en el 40% de la superficie (584.049 ha) (INTA, 1992). En la Patagonia, las pérdidas
y deterioro del suelo se deben prácticamente a la introducción del ganado ovino y al
sobrepastoreo.
La provincia de Santiago del Estero está situada en la región chaqueña. En ella, la
variabilidad climática y las actividades agropecuarias y forestales no sustentables han
intensificado los procesos de degradación ambiental y la desertificación, con reducción o
pérdida de la productividad del suelo, con un importante impacto negativo sobre el
desarrollo económico y social, altamente condicionado por la cantidad, calidad y distribución
de sus recursos naturales. Esta provincia ha sido ubicada, de acuerdo a su situación
socioeconómica, en el puesto número 21 sobre un total de 24 jurisdicciones de nuestro país;
sólo las provincias de Formosa, Catamarca y Jujuy se encuentran por debajo según los
índices considerados (López Murphy y Moskovitz).
La Convención Internacional de las Naciones Unidas de Lucha Contra la Desertificación y
la Sequía (UN CCD) define la desertificación como “la degradación de las tierras en zonas
áridas, semiáridas y subhúmedas secas resultante de diversos factores tales como las
variaciones climáticas y las actividades humanas”. Los procesos de desertificación son
complejos, sus principales causas son la deforestación, el sobrepastoreo y las prácticas
inadecuadas de cultivo (CCD/PNUMA, 1995). El sobrepastoreo y la deforestación destruyen
la vegetación protectora del suelo en las regiones áridas y semiáridas, favoreciendo la
erosión hídrica y eólica y disminuyendo la fertilidad por pérdida de los estratos superiores.
Las prácticas agrícolas no sustentables eliminan los nutrientes del suelo, salinizándolo,
desecándolo, compactándolo o sellando su superficie y provocando la acumulación de
sustancias tóxicas. Estas diversas formas de degradación ecológica y perturbación socio
económica derivan de una combinación de: las condiciones climáticas adversas, en
particular las graves sequías recurrentes, la inherente fragilidad ecológica del sistema de
recursos de las tierras secas y la explotación humana, que sobrecarga la capacidad natural
del ecosistema, y que propicia el descuido y abandono de la tierra y la migración de los
pobladores.
La deforestación, el sobrepastoreo y las prácticas inadecuadas de cultivo son también
causas que producen la mayor alteración del ciclo hidrológico, a través de la disminución de
los caudales disponibles y el deterioro de la calidad del agua. En las tierras secas, por su
vulnerabilidad, y por lo imprescindible del agua como factor de desarrollo y calidad de vida,
la relación oferta - demanda debe ser cuidadosamente analizada. La conservación y el
manejo del agua están relacionados con la eficiencia en su uso y el deterioro de su calidad,
incide en su disponibilidad. La sobreexplotación del recurso, allí donde es escaso,
generalmente destinado a actividades agropecuarias, provoca la salinización de suelos con
pérdidas de la productividad y trae como consecuencia el éxodo rural. Por eso es importante
la evaluación de los condicionantes naturales y la presión antrópica, valorando la
recuperación de los conocimientos tradicionales, generando o adaptando tecnologías
adecuadas y priorizando la participación de la población en el manejo del recurso
(Fernández Cirelli y Abraham, 2002).
36
En Santiago del Estero, la evaluación estratégica de los principales impactos ambientales
y socioeconómicos es de vital importancia para la preservación del medio y el desarrollo de
la provincia. Una herramienta eficaz es el uso de indicadores que permitan una completa
descripción de los principales problemas ambientales imperantes, identificando su
relevancia, para el desarrollo de futuras acciones correctivas y mitigadoras. Es necesario
para ello conocer el diagnóstico de la situación y la disponibilidad de información.
La silvicultura, la agricultura y la ganadería, son las principales actividades productivas
de la provincia. En este trabajo se ha relevado la información existente para identificar las
zonas de mayor deterioro ambiental y las actividades humanas que alteran en mayor
medida el equilibrio natural de los ecosistemas y el ciclo hidrológico. La escasez de agua
condiciona el desarrollo de las actividades agropecuarias pero, a su vez, las prácticas
inadecuadas de manejo inciden negativamente en la disponibilidad del recurso.
La provincia de Santiago del Estero
Santiago del Estero posee una superficie de 145.690 km2, siendo la décima provincia en
extensión de la República Argentina. Se encuentra ubicada entre los 25º 35´ y los 30º 41´
de latitud sur y entre los 61º 34´ y los 65º 34´ de longitud oeste -(Figura 1). Limita al norte
con las provincias de Salta y Chaco, al este, con Santa Fe y Chaco, al sur, con la provincia
de Córdoba; y al oeste, con Tucumán y Catamarca. Está dividida administrativamente en 27
departamentos (Figura 1).
Características físicas
El clima de Santiago del Estero es cálido y corresponde con el de las regiones
subtropicales, por estar situada entre las isotermas de 20º C y 22º C.
La influencia alternativa del clima de regiones circundantes (Selva Tucumano-Boliviana,
Monte Occidental, Llanura Pampeana y Selva Misionera) provocan en el área centro-oeste
de la provincia gran variabilidad climática, con una característica predominante de
semiaridez, basándose en el balance hidrológico. Sin embargo, el clima de la parte oriental
de la provincia puede considerarse de tipo subhúmedo.
Se distingue una estación lluviosa, de octubre a marzo, con altas temperaturas (media
entre 26º C y 28º C), y otra seca, desde abril a septiembre, con temperaturas menores
(media entre 15º C y 20º C). La temperatura media anual provincial es de 21,5º C, con
máximas de hasta 45º C (enero) y mínimas de -5º C (julio). La diferencia entre la máxima
y la mínima diaria oscila entre 5º C y 15º C.
Las precipitaciones en la provincia de Santiago del Estero disminuyen en sentido este a
oeste, con un promedio anual de 575 mm. Sin embargo, aproximadamente un 85% del total
anual se concentra en el período estival, con 30 días de lluvia, con una media estival de 380
mm.
Los vientos dominantes en la provincia son los del norte, en verano y del sur, que
representan casi la totalidad de los vientos reinantes, en invierno. Los más beneficiosos son
los del sur, porque provocan lluvias del tipo frontal (Bolleta, et al, 1989).
Su territorio es una planicie que presenta una pequeña inclinación en dirección
noroeste-sureste, interrumpida por los ríos que corren en sentido diagonal y por elevaciones
ubicadas en la zona sur, oeste y noroeste; donde se registran las mayores altitudes
provinciales, que no superan los 300 m de altura (sierras de Guasayán, Sumampa y
Ambargasta).
37
Los tipos, características y propiedades de los principales grupos de suelos de la
provincia, permiten ubicarla, considerando el factor relieve, dentro del sistema de sierras y
planicies.
Los suelos de la parte oriental de la planicie santiagueña, originados a partir de
materiales loésicos y aluviales, presentan moderado desarrollo, con horizontes orgánicos
relativamente espesos. Dentro de los sistemas fluviales de los Ríos Salado y Dulce se
observa una gama de suelos que va desde minerales hasta hidromórficos.
En el sudoeste de la provincia, zona de salinas, los suelos salitrosos no permiten el
crecimiento y el desarrollo de ningún tipo de vegetación.
Hacia el oeste, con la disminución de las precipitaciones, los suelos presentan menor
desarrollo, con muy bajos tenores de materia orgánica. Las planicies occidentales son
definidamente áridas (Moscatelli, 1990).
Los ríos de Santiago del Estero presentan una gran variabilidad tanto en su caudal como
en las posibilidades de aprovechamiento. Los más importantes son: Dulce, Salado,
Horcones, Urueña, y Albigasta (Figura 6).
Características socioeconómicas
La provincia cuenta con una población de 806.347 habitantes (INDEC, 2001). Los
departamentos de Río Hondo, Capital y La Banda, agrupan la mitad de la población de la
provincia (Figura 2).
La distribución de la población por sexo y edades permite apreciar que, en las edades
activas (entre los 20 y 45 años), es donde más se advierten los efectos de las migraciones.
La población de la provincia es joven, dado que el 44% de la misma tiene menos de 14 años.
Pero la interpretación correcta de este hecho debe tener en cuenta no solamente la
existencia de una natalidad alta, sino también la disminución relativa de los restantes
grupos de edades por factores migratorios.
Sólo un 43,3% de la población es urbana, distribuida en 17 centros, lo que constituye un
bajo porcentaje en relación al nacional (89,3%; INDEC, 2001). La población rural, presenta
un alto índice de dispersión en la mayor parte del territorio de la provincia, habitando
pequeños núcleos, que en su mayoría oscilan entre los 300 y 1.000 habitantes.
Silvicultura
La provincia de Santiago del Estero es apta para la actividad forestal, con dos tipos de
bosques productivos: maderables, proveedores de madera para carpintería; y combustibles,
que proveen leña y carbón vegetal.
Las especies más explotadas son: quebracho colorado (Schinopsis lorentzii) y quebracho
blanco (Aspidosperma quebracho blanco). Además, se extraen especies de menor valor
como el algarrobo (Phaseolus vulgaris), el mistol (Ziziphus mistol Griseb) y el chañar
(Geoffroea decorticans).
El rendimiento que alcanza este monte, en las zonas de mayor superficie de bosque
virgen y semivirgen, considerando un rodal de 500 ha, con 100 ha de obras, es de 7 m3/ha,
para las especies de quebracho colorado y quebracho blanco. Para el resto de las especies,
el rendimiento oscila entre 18 y 20 m3/ha.
La provincia posee sólo 3.000 ha de bosques implantados (salicáceas, eucaliptos y
paraíso). Sin embargo, existen superficies potenciales con aptitud forestal en áreas de riego
38
y de secano, en las que se pueden realizar plantaciones en cortinas o macizos, con especies
de elevado valor económico, ya sea de madera dura o blanda.
Agricultura
Con excepción de las áreas de salinas, el suelo de la provincia de Santiago del Estero es
relativamente fértil y apto para diferentes tipos de cultivos, que se desarrollan en sistemas
agrícolas bajo riego y de secano.
La tendencia general de la agricultura provincial indica una recuperación del sector que
tiene su origen en la ampliación de la superficie sembrada (principalmente) y en la
tecnificación incorporada en algunos rubros.
Las zonas de agricultura bajo riego son:
A) El Sistema del Río Dulce: abarca aproximadamente 290.000 ha, comprendidas en los
departamentos de La Banda, Robles, Silípica, Sarmiento y Loreto (Figura 1).
La base productiva está compuesta por cultivos frutihortícolas, de gran importancia
dentro del país. Los principales son: melón, cebolla, batata, sandía, tomate, zapallo,
lechuga, y con menor relevancia, algodón, alfalfa, trigo, maíz, sorgo y pasturas.
Desde el punto de vista agrícola, la región es económicamente activa, pero no puede
extender su superficie cultivada ya que la cantidad de agua utilizada para riego es limitada.
La unidad económica está determinada en 25 ha.
B) Zona de Riego del Río Salado: en esta área (Departamentos Figueroa, Avellaneda y
Taboada) (Figura 1) se explota una superficie que alcanza las 19.000 ha y la cantidad de
agua disponible permite asegurar el desarrollo de cultivos como algodón, alfalfa y maíz.
C) Zona de Riego del Río Horcones y Urueña: los ríos del área (Departamento Pellegrini)
(Figura 1) se caracterizan por ser estacionarios, esto quiere decir que sólo tienen caudales
aprovechables en períodos cortos, que la mayoría de las veces, favorecen a los cultivos
estivales. Los principales cultivos de esta zona son el poroto y el garbanzo; en la actualidad
se observa un importante aumento en el cultivo de soja. La superficie en explotación bajo
riego se calcula en unas 4.000 ha.
D) Subzona de riego con aguas surgentes (120 - 450 m de profundidad): abarca parte de
los Departamentos de Pellegrini, Jiménez, La Banda y Río Hondo (Figura 1).
Las unidades de producción se caracterizan por ocupar más de 100 ha. Los sistemas de
irrigación tradicionales fueron las acequias, aunque en la actualidad predominan los equipos
de riego por aspersión.
Los principales cultivos son: soja, sorgo granífero, girasol, comino y cultivos forrajeros.
Las zonas de agricultura de secano comprenden la región sudeste de la provincia (límite
con Santa Fe), en los Departamentos de Rivadavia, Taboada y Aguirre, y parte de la zona
norte, Departamentos de Alberdi, Moreno e Ibarra (Figura 1).
En las zonas con precipitaciones estivales, nos encontramos con sorgo forrajero y
granífero, además se cultiva maíz, girasol y cultivos forrajeros.
Las zonas que tienen menor precipitación es donde encontramos los cultivos de doble
propósito. El sorgo granífero es un buen ejemplo, cuando se encuentra con buenas
condiciones climáticas y precipitaciones adecuadas, se cosecha; pero si en cambio las lluvias
39
son escasas o inoportunas, el rendimiento del sorgo es muy bajo y sólo se utiliza como
pastura para el ganado.
Ganadería
Santiago del Estero es la provincia con mayor desarrollo de la ganadería de la Región
Noroeste de Argentina, ya que cuenta con el 50% del stock ganadero regional. El desarrollo
de esta explotación, determina que sea la región con las mejores posibilidades pecuarias,
luego de la Región Pampeana. En el año 2002 el stock bovino ascendía a 1.056.043 cabezas,
que representaban el 1,4% del total del país (Censo Nacional Agropecuario).
Los departamentos con mayor existencia de vacunos son: Moreno, Copo, Rivadavia, Gral.
Taboada, Alberdi y Belgrano, cuya existencia bovina representa el 50% del total de la
provincia.
La ganadería santiagueña responde a las características de la zona semiárida, con ganado
criollo adaptado a las condiciones climáticas, mejorado genéticamente con la introducción
de razas europeas (Aberdeen Angus y, en menor medida, Hereford, Shorthon, y Holstein).
En los últimos veinte años se incorporaron razas índicas puras y sintéticas, de probada
resistencia y capacidad de adaptación (Brahman, Brahford y Brangus).
Un problema que a menudo reviste gravedad es el déficit, en cantidad y calidad, de agua
para bebida. La época más crítica es el final del invierno y comienzo de la primavera. Los
productores ganaderos solucionan este problema con obras de conducción y almacenaje de
aguas superficiales y perforaciones para extracción de agua subterránea.
En gran parte de la superficie dedicada a la ganadería en zonas de secano, se realiza la
explotación de cría y recría sobre campos naturales con monte, llegando hasta un 10% las
pasturas cultivadas y rastrojos de cultivo, en los que también se realiza engorde. En zonas
de riego, la actividad ganadera que se realiza es la de engorde.
En Santiago del Estero la producción lechera se concentra en los Departamentos de
Rivadavia y Belgrano por influencia de la cuenca lechera del noroeste de Santa Fe, y en
menor medida en la zona de riego del río Dulce cuya producción cubre sólo el 20% del
consumo total de las ciudades de Santiago del Estero y La Banda.
La ganadería caprina se distribuye en forma uniforme y dispersa en toda la provincia sin
una concentración territorial definida. Son sistemas de producción familiares que utilizan el
recurso forrajero nativo como fuente de alimentación.
Industria
En Santiago del Estero predominan las empresas familiares unipersonales, con
producción tradicional-artesanal y escaso avance tecnológico. La industria se encuentra
localizada en los departamentos Capital y La Banda, en los cuales se radican 530
establecimientos con 4.000 obreros. En el departamento Choya, zona calífera, se asientan
otros 105 establecimientos, que ocupan a unas 800 personas. En general, los
establecimientos industriales son pequeños, sólo 193 del total, poseen más de cinco
personas ocupadas. Los principales rubros son: conservas de hortalizas, algodón hidrófilo,
fábricas de mosaicos, hilanderías de algodón, maderas y carpintería de obra, caños y
accesorios sanitarios de hormigón.
La escasez de agua
El agua como recurso natural presenta en Santiago del Estero un panorama variable, a
través de los contrastes hidrológicos existentes. Casi toda la provincia presenta condiciones
40
de aridez o semiaridez, aunque dispone de un área de influencia de los ríos Dulce y Salado
con abundancia de agua superficial y subterránea que supera los rigores del déficit hídrico.
En otras regiones se cuenta únicamente con provisión de agua de lluvia durante cuatro
meses al año. Por lo tanto la actividad humana se asocia a los sectores donde el agua es
más abundante y está regularmente distribuida.
Los recursos hídricos superficiales y subterráneos provienen de las precipitaciones,
(78.400 hectómetros3/año; sobre un territorio provincial de 136.351 km2) en las respectivas
cuencas de la provincia y de las limítrofes. Las aguas superficiales de los ríos concentrados
en la denominada mesopotamia santiagueña, representan unos 5.000 hm3/año.
Las aguas subterráneas, están contenidas en acuíferos freáticos y artesianos, con
calidades que varían desde aptas a inaptas para todo uso. Los acuíferos de carácter
interprovincial, que proceden de Salta y Catamarca, son de particular importancia puesto
que son fuente de extracción de los mayores volúmenes de agua de buena calidad para la
provincia, ubicados en la zona oeste, ocupan el 17% (23.000 km2) de la superficie provincial
(Gastaminza, et al, 1998).
La estacionalidad de las lluvias y la evapotranspiración inciden fuertemente en la
disponibilidad de agua.
La estación seca (junio a octubre) es la época crítica por la carencia de humedad en el
suelo debido a la escasez de lluvias, con una máxima pluviométrica de 120 mm y una
mínima que oscila alrededor de los 55 mm con un promedio de 78 mm y 8,5 días de lluvia
en el período.
En la temporada de lluvia, la oferta supera a la demanda, sin embargo, este período es
coincidente con el de altas temperaturas lo que favorece la evapotranspiración. Como
ejemplo puede observarse que, en los meses de verano, el déficit hídrico es importante en
Monte Quemado (Copo) y Frías (Choya), siendo menor en Selva, localidad situada en el
Departamento Rivadavia (Figura 3, a, b, c).
Se han realizado obras hidráulicas para permitir el aumento de la oferta de agua
(embalses, canalizaciones, etc). Los principales embalses de la provincia son: Río Hondo,
Desbastadero y Cuchi Paso.
Toda obra de ingeniería sobre un río, afecta de alguna forma sus propiedades físicas,
químicas y biológicas. Las obras de contención de agua son aprovechadas para la producción
de energía hidroeléctrica, consumo humano, regulación del caudal, pesca, riego y
recreación. Sin embargo, se generan consecuencias negativas pues la segmentación de un
río afecta el libre flujo de sus componentes impidiendo por ejemplo, migraciones de especies
a lo largo del mismo. Los canales tienen un efecto de menor envergadura que los grandes
diques, pero su impacto ambiental no debe despreciarse. La construcción de diques trae
también como consecuencia cambios biológicos: eliminación de especies migratorias al no
poder atravesar el dique río arriba; desaparición de especies que aprovechan las planicies
de inundación del río; aumento de la densidad de macrófitas debido a la estabilización del
flujo; reducción en la diversidad de microhábitats, con la consecuente merma de
biodiversidad y crecimiento poblacional de aquellas especies favorecidas por las nuevas
condiciones imperantes.
La cuenca Salí–Dulce comprende un 74% de la superficie de la provincia de Tucumán y
un 3,3% de la provincia de Santiago del Estero. Cuenta con 3 diques importantes: Embalse
Celestino Gelsi en Tucumán, Embalse de Río Hondo, entre Tucumán y Santiago del Estero y
el Dique Los Quiroga, en las cercanías de la ciudad de Santiago del Estero. Este último
inaugurado en 1950, controla un sistema de irrigación de 122.000 ha y el Embalse de Río
41
Hondo, inaugurado en 1967, fue realizado con el propósito de evitar las crecidas estivales y
proveer de agua en la época seca al Dique Los Quiroga. El Embalse Río Hondo, constituye
una barrera para las especies que necesitan migrar río arriba para desovar (Marcos Mirande,
2001) y debido al aporte de nutrientes de la cuenca de drenaje presenta un alto grado de
eutrofización (Gastaminza et al, 1998).
La eficiencia global del sistema de riego del Río Dulce se estima en un 36% (Prieto et al,
1994) ya que presenta una salinidad baja a media, atribuible a la aplicación de láminas
excesivas de riego y signos de eutrofización evidenciados en la presencia de malezas
acuáticas debido al uso de fertilizantes en las áreas agrícolas, mayormente en los canales
de riego, debido a su baja velocidad de flujo y a la falta de mantenimiento. En el Río Salado
la peligrosidad salina es media a alta y su variabilidad depende de la época del año.
Debido a la presencia de sales en el agua de riego, se estarían incorporando al suelo más
de 6 ton de sales ha/año en el área del Río Dulce y casi el doble en el Río Salado. La
consecuencia de ello es la acumulación del exceso de agua y sales en la napa freática y el
revestimiento salino de los suelos.
La degradación de ecosistemas por actividades antrópicas
La cubierta forestal de los ecosistemas naturales estables actúa como cubierta protectora
al interceptar las radiaciones solares y disminuir la velocidad del viento. Cualquier alteración
de esta cubierta, altera los parámetros citados y consecuentemente produce variaciones en
la humedad relativa, temperatura del aire y del suelo y la evapotranspiración potencial.
En el Parque Chaqueño seco, en cuya extensión está comprendida la provincia de
Santiago del Estero, el desmonte, la introducción de cultivos de ciclo anual y la actividad
ganadera inciden en la degradación de los ecosistemas (Figura 4).
Explotación forestal no sustentable
A principios del siglo XX, la provincia contaba con un patrimonio forestal de 10.000.000
ha, que se redujeron a 1.700.000 ha como consecuencia de la tala irracional. Tal
devastación estuvo vinculada a la expansión del ferrocarril, a causa del gran consumo de
maderas duras destinadas a durmientes y postes para alambrados, con aumento en la
erosión del suelo y con el consiguiente empobrecimiento de la provincia.
Desde principios del siglo pasado la actividad forestal ha sido netamente extractiva, sin
dar lugar a la innovación tecnológica y la especialización. En varias regiones, la modalidad
depredatoria, basada en la tala de árboles (caso exclusivo del quebracho) sin reposición, ha
reducido el valor forestal, sin liberar la tierra para la agricultura. La superficie original, de
aproximadamente 10 millones de ha, fue disminuyendo por la expansión agrícola, los
incendios forestales y el crecimiento de las áreas urbanas. Esto no fue acompañado por un
aumento de la superficie cultivada y se han destruido cerca de un millón de hectáreas,
reduciendo el área boscosa casi un 70%. Actualmente, la superficie de bosques productivos
y en regeneración, en toda la provincia es de 2.800.000 ha (Mariot, 1998; Guaglianone,
2001).
Desde el punto de vista forestal, el bosque es un capital que genera una renta, cuya
extracción racional permitiría que el capital se mantenga sin pérdidas en el tiempo. La
extracción de una mayor cantidad de madera que la que el crecimiento produce, llevará a
su eventual desaparición; para evitarlo, la superficie forestal debe ser lo suficientemente
grande como para cubrir las necesidades de la industria sin afectar la masa boscosa. La
instalación de industrias locales que aumenten el valor agregado del producto permitirá
alcanzar la rentabilidad deseada con un consumo menor de madera en bruto.
42
Casas y Michelena, 1983, evaluaron las consecuencias del desmonte y habilitación de
tierras para la agricultura, identificando los procesos degradatorios que afectan a los suelos
y el impacto de cada uno de ellos (Figura 7).
La intensa actividad extractiva de especies forestales de mayor talla y valor condujo a la
degradación del bosque natural con la arbustización de los estratos bajos. Con la utilización
de maquinaria pesada y métodos de desmonte que producen la alteración del suelo, se
modificó la distribución de la materia orgánica, de los nutrientes y de la biomasa en los
horizontes superficiales, alterando las propiedades físicas y químicas del mismo. (Hassink,
1993; Bardgett, 1999).
La temperatura de un suelo desmontado supera por 6º a 9º C a la temperatura de un
suelo con cobertura boscosa (Casas y Mon, 1983). La quema posterior del material leñoso
residual intensificó el proceso de desertificación al influir sobre la acción del viento y la
escorrentía superficial manifestándose a través de erosión eólica e hídrica.
Prácticas agrícolas no sustentables
La tendencia del desarrollo agrícola en Santiago del Estero, se ha dado por la ampliación
de la superficie cultivable, sin la búsqueda definida del aumento de los rindes en las tierras
tradicionalmente cultivables. Este tipo de estrategia, ha sido muchas veces,
económicamente rentable, pero trajo como consecuencia la sobreexplotación de los suelos,
que, junto con la salinización producida por un manejo deficiente del riego, han favorecido
la desertificación de extensas zonas de la provincia.
El laboreo del suelo destinado a los cultivos anuales se efectúa mediante tecnologías
incorporadas desde la Pampa Húmeda produciendo, en una zona expuesta a fuertes vientos
calientes, la alteración de la estructura del suelo y la erosión eólica del mismo.
Esta conversión del bosque nativo a tierras de uso agropecuario con cultivos anuales, con
prácticas de manejo no conservacionistas, producen un marcado descenso de la materia
orgánica (Bremer, 1995; Albanesi, 1999).
Prácticas ganaderas no sustentables
Hasta fines de la década del 70, las prácticas ganaderas de pastoreo sin apotreramiento,
condujeron a la destrucción de los renovales de las especies arbóreas forestales principales
y a la expansión de elementos arbustivos invasores, en los 80, la subasta pública de tierras
fiscales y la autorización del desmonte con fines agropecuarios, modificó las explotaciones
ganaderas, degradando aún más el ecosistema.
Una práctica habitual, realizada a fines del invierno, es la quema de los campos de
pastoreo para favorecer los rebrotes primaverales. Las altas temperaturas que sufre el suelo
durante la quema, provocan alteraciones en la microflora y microfauna del mismo (Albanesi,
1999). Estudios realizados por Lorenz, et al (1994), indican que las diferencias encontradas
entre ambientes sometidos al impacto repetido del fuego y ambientes de suelo virgen, sin
desmonte, son las siguientes:
a) Incremento de la densidad aparente en el horizonte A y disminución de la proporción de
macro poros.
b) Disminución del contenido de materia orgánica en el horizonte A.
c) Pérdida de reservas de materia orgánica en todo el perfil.
Este tipo de manejo irracional ha llevado a la pérdida de la cobertura forestal,
aumentando la erosión eólica que junto con el sobrepastoreo, han destruido en extensas
regiones la estructura del suelo. Por otra parte, el pisoteo y la compactación del suelo,
43
disminuyen la tasa de infiltración, alterando su capacidad de almacenamiento e
incrementando la escorrentía superficial con la consecuente erosión hídrica.
La actividad caprina está radicada generalmente en zonas degradadas, aumentado aún
más el proceso de desertificación, a través de los hábitos de consumo de esta especie.
La consecuencia final de estas prácticas es el abandono de los campos.
Las actividades agropecuarias y la escasez de agua
El Departamento de Gestión Económica de la Casa de Santiago del Estero (1996) ha
dividido a la provincia en distintas zonas productivas de acuerdo con las actividades
agropecuarias y forestales de la región (Figura 5). Esta división fue realizada considerando
los Departamentos provinciales, con lo cual cada zona no es homogénea. En función de la
información recabada se ha analizado en cada zona el desarrollo de las actividades
agropecuarias y su relación con la escasez de agua.
La zona 1 corresponde a los departamentos de Copo y Alberdi, siendo este último de muy
baja densidad poblacional (Figura 2). El déficit hídrico es significativo (Monte Quemado,
(Figura 3 b) y la sobreexplotación del bosque natural ha causado desequilibrios en el
ecosistema. Sin embargo, en esta zona, permanecen áreas circunscriptas donde se
conservan bosques productivos. En las zonas ralas o desmontadas se desarrolla ganadería,
fundamentalmente cría sobre campo natural.
La zona 2 corresponde a los departamentos de Pellegrini y Jiménez, de densidad
poblacional baja (Figura 2). Se realiza agricultura bajo riego (Río Horcones, Río Urueña y
aguas surgentes) en una extensión de aproximadamente 4.000 ha, pero los caudales de los
ríos son aprovechables en períodos cortos. Por otra parte, hay una tendencia a la
disminución de la agricultura bajo riego como consecuencia de procesos de salinización y
pérdida de la fertilidad de los suelos.
En el oeste de ambos departamentos se ha incrementado el cultivo de soja en secano.
La práctica de monocultivo anual y el manejo inapropiado del agua para riego son las
principales causas de deterioro ambiental en la zona.
La zona 3 está integrada por los departamentos de Río Hondo, Guasayán y Choya. Es una
región más densamente poblada, especialmente el Departamento de Río Hondo, por su
importancia turística (Figura 2). En esta zona es importante la agricultura bajo riego con
extracción de agua subterránea. El desarrollo de áreas de cultivo de secano se ve limitada
por la escasez de lluvias. El déficit hídrico de la zona es notorio (Frías, Figura 3 a).
En el departamento de Guasayán, los incendios forestales, han transformado el bosque
nativo en pastizales menos productivos.
El deterioro de las aguas superficiales en esta zona se debe fundamentalmente a la
intensificación de la agricultura, que además causa mayor presión sobre un recurso muy
escaso para la población de esta zona. El embalse de Río Hondo ha sufrido un importante
deterioro principalmente a raíz de los procesos de eutrofización y colmatación, que han
reducido su volumen en un 24% (Mariot et al, 1999).
Los departamentos que conforman la zona 4 son Atamisqui, Ojo de Agua, Quebracho y
Salavina (Figura 2). Es la segunda en importancia ganadera. Las prácticas ganaderas, con
quema de montes y pastizales para estimular el rebrote, y el sobrepastoreo, han producido
un marcado deterioro del ambiente, especialmente en zonas de producción de ganado
caprino.
44
La zona 5 incluye los departamentos de Mitre, Moreno, Ibarra, Rivadavia, Aguirre,
Belgrano y Taboada. La densidad poblacional de esta zona va de 0 a 10 hab/km2 (Figura 2).
Considerando los Censos Nacionales de 1991 y 2001, puede notarse que en el
departamento de Mitre la población ha disminuido en los últimos 10 años, mientras que en
Rivadavia se ha mantenido estable.
En esta zona, el índice de sequía de Palmer se incrementa de este a oeste existiendo
riesgo climático de desertificación. La pérdida de cobertura vegetal producida por el
desmonte con fines agropecuarios promueve la pérdida de agua del suelo por
evapotranspiración, intensificando el proceso de desertificación (Bolleta, 2001).
Dentro de esta zona, los departamentos de Rivadavia y Belgrano poseen las mejores
condiciones climáticas ya que cuentan con las mayores precipitaciones y no presentan
déficit hídrico de Marzo a Mayo (Selva, Figura 3 c). En esta región se ha desarrollado la
producción lechera de Santiago del Estero, principalmente por expansión de la cuenca
lechera noroeste de la provincia de Santa Fe.
La actividad agrícola de la zona está representada por cultivos extensivos en áreas de
secano. En una pequeña zona del departamento de Taboada se realiza agricultura bajo
riego, a partir de la cuenca del Río Salado.
La zona 6 está integrada por los departamentos de Figueroa, La Banda, Robles, Capital,
Sarmiento, San Martín, Avellaneda, Loreto y Silípica. Es la zona más densamente poblada,
principalmente en las ciudades de La Banda y Santiago del Estero, donde el sector público
es el empleador más importante (Figura 2).
El área del Río Dulce, la más importante zona bajo riego de la provincia, comprende los
departamentos de La Banda, Robles, Silípica, Sarmiento y Loreto. Es una región
económicamente activa, pero la baja disponibilidad de agua limita la expansión de la
superficie agrícola.
En esta zona la horticultura tiene mayor desarrollo por la cercanía de los principales
centros de consumo. Esta actividad requiere de fertilizantes y plaguicidas, potencial fuente
de contaminación de aguas.
En el Río Dulce se observa la proliferación de malezas acuáticas por aporte excesivo de
nutrientes (eutrofización).
La salinización de los suelos, por el uso de aguas de alto tenor salino para riego, trae
como consecuencia la inutilización de tierras productivas. Los mayores problemas son la
salinización de suelos y agua y los procesos de eutrofización en aguas superficiales.
El manejo no sustentable del agua para riego y la persistencia de explotaciones agrícolas
sin rotaciones ganaderas, son las principales causas de deterioro ambiental en esta zona.
Gran parte del territorio provincial (Zonas 1, 3 y 5) se ve afectado por la baja
disponibilidad de agua en cantidad y calidad adecuada, lo que condiciona el desarrollo
demográfico, ya que existen poblaciones cuya provisión de agua es de aproximadamente 10
L/hab./día, muy por debajo de los 40 L/hab./día recomendado por la Organización Mundial
de la Salud (OMS).
Conclusiones
• Coexisten en la provincia diferentes zonas climáticas, siendo el área centro-oeste
semiárida, mientras que la parte oriental puede considerarse subhúmeda.
45
• El promedio anual de precipitaciones (575 mm), supera los 500 mm, que es el promedio
por debajo del cual se considera a una región como tierra seca (zonas áridas, semiáridas,
desiertos).
• La estacionalidad de las lluvias es un escollo para el aprovechamiento del recurso. La
estación lluviosa (de octubre a marzo) coincide con el período de mayores temperaturas
(media 26º - 28º C), siendo diciembre, enero y febrero los meses de mayor déficit hídrico.
• Los suelos de la parte oriental presentan horizontes orgánicos relativamente espesos,
siendo la zona comprendida entre los ríos Salado y Dulce la de mayor fertilidad. La zona
occidental tiene menor desarrollo de suelos y la zona más crítica es el sudoeste que
presenta suelos salitrosos.
• La mayor parte de la población es rural o habita pequeños núcleos urbanos de menos de
2.000 habitantes.
• La distribución de la población por sexo y edades evidencia el proceso migratorio que sufre
la provincia.
• La explotación no sustentable del recurso forestal producida por el incremento en el
consumo de madera y la ampliación de la frontera agrícola - ganadera de la provincia, ha
reducido, desde principios de siglo pasado, casi el 70% de los bosques productivos.
• Las principales actividades productivas son las agropecuarias. La agricultura de secano
ocupa la mayor extensión. Las zonas bajo riego muestran signos de salinización de suelos,
principalmente en la zona del Río Salado.
• La provincia es apta para la cría de ganado vacuno, estando limitadas las actividades de
engorde por la calidad y cantidad del recurso forrajero. Es la provincia de mayor actividad
ganadera del Noroeste argentino, si bien el stock bovino no es significativo respecto del
total del país.
• El ganado caprino, ampliamente distribuido en toda la provincia, es el segundo en
importancia. Se trata de explotaciones de subsistencia que utilizan como fuente de
alimentación del ganado, al monte nativo. El hábito de consumo de esta especie, que
preda sobre los rebrotes, retarda la renovación del bosque nativo.
• La escasez de agua en extensas regiones de Santiago del Estero demanda una adecuada
planificación y gestión de los recursos hídricos, que permita el desarrollo socio económico
provincial.
• La sobreexplotación de los recursos naturales del área ha producido modificaciones en el
ambiente, incrementando la degradación del ecosistema e influyendo en los cambios de
las sucesiones ecológicas (aumento poblacional de especies arbustivas invasoras).
• El deterioro ambiental en las zonas productivas analizadas se debe principalmente a:
Zona 1: sobreexplotación de bosques.
Zona 2: manejo inadecuado de la agricultura.
Zona 3: intensificación de la agricultura.
Zona 4: manejo inadecuado de la ganadería.
Zona 5: riesgo potencial de deterioro por actividades agropecuarias.
Zona 6: manejo no sustentable del agua para riego y falta de rotación
agrícola-ganadera.
46
Estos procesos se dan en mayor o menor medida en todas las zonas ya que se ha tomado
como unidad de análisis, cada jurisdicción. Por otra parte, las condiciones de déficit hídrico
no son las mismas aún dentro de una misma zona productiva.
• El marco general para la formulación de acciones correctivas o mitigadoras que permitan
el desarrollo sustentable de la provincia debiera contemplar sus realidades socioculturales:
dispersión de la población rural, precariedad de la tenencia de la tierra, mayor
conocimiento de la dinámica de los ecosistemas chaqueños semiáridos, desarrollo de
infraestructura para facilitar las comunicaciones y desarrollo y transferencia de tecnologías
apropiadas, por ejemplo, de reuso de efluentes.
• La escasez de agua limita el desarrollo de los sistemas productivos, pero a su vez, las
prácticas inadecuadas de manejo de las actividades agropecuarias agravan este problema.
La selección de indicadores de fácil medición que contemplen la calidad y cantidad del
recurso agua (déficit hídrico, modificación de caudales, salinización, eutrofización), los
índices productivos de las actividades agropecuarias (rindes, hectáreas bajo riego, carga
animal, porcentaje de parición) y sociales (migraciones) permitirá el seguimiento de la
evolución de la relación oferta-demanda. Sobre esta base podrán formularse estrategias
de uso sustentable del agua que permitan el desarrollo de esta provincia y la mejora de
la calidad de vida de sus habitantes.
FIGURAS
Figura 1.
47
Figura 2.
48
Figura 3. Evapotranspiración.
A
B
Frias
(mm) 180
160
160
140
140
Déficit
565 mm/año
120
100
80
80
60
60
40
40
20
20
J
c
A
S
O
N
D
E
F
M
Déficit
633 mm/año
120
100
0
Monte Quemado
(mm) 180
0
A M J
(metros)
J
A
S
O
N
D
E
F
M
A M J
(metros)
Selva
(mm) 180
160
140
Déficit
214 mm/año
120
Precipitación en milímetros
100
Evaporación potencial
80
Deficiencia de agua
60
40
20
0
J
A
S
O
N
D
E
F
M
A M J
(metros)
49
Figura 4. Distintas vías de degradación del bosque natural por la actividad de la
explotación forestal irracional y agropecuaria (Boletta, 2001).
USO DE LA TIERRA
Explotación forestal
(obrajes) Extracción
continua de árboles para:
Durmientes.
Vigas.
Postes.
Rodrigones.
Varillas.
Leña.
Carbón.
Uso ganadero dentro del
bosque y en abras
naturales (bovinos y
caprinos):
Quemas reiteradas.
Sobrecarga animal (suelo
desnudo y compactado)
Erosión hídrica.
Desmontes (actividad
agropecuaria en gran
escala): Extracción de
cobertura vegetal original.
Decapitación del suelo
durante el desmonte.
Erosión eólica.
Encostramiento.
Manchoneo.
Disminución de
rendimientos.
Densificación de capa
DEGRADACIÓN DEL BOSQUE NATURAL
Bosque degradado, con
recuperación a largo plazo.
Suelo denudado y
abandonado, con invasión
de especies arbustivas.
50
Campos abandonados, con
pérdida de capacidad
productiva.
Figura 5. Distintas zonas de produccción agrícola - ganadera de Santiago del
Estero
Zona 1 (Forestal-ganadera): Explotaciones con grandes superficies, forestal, ganadería 2da actividad
(12% del total de cabezas).
Zona 2 (Agrícola): Explotaciones entre 500 y 1000 ha. Producción de leguminosas. Actividad forestal:
carbón vegetal y leña. Ganadería: 7% del total.
Zona 3 (Agrícola-ganadera): Explotaciones de hasta 1000 ha. Agricultura: riego intensivo en zona de
Río Hondo. Actividad forestal: carbón vegetal y leña. Ganadería: 5% del total.
Zona 4 (Ganadera): Cría y recría bovina (18% del total de cabezas). Caprinos y ovinos (menor escala)
Zona 5 (Ganadero-Agrícola): Algodón: incremento significativo del área sembrada. Ganadería (50%
del Stock provincial). Cuenca lechera provincial.
Zona 6 (Agrícola-ganadera): Bajo riego. Horticultura y algodón. Ganadería: 8% del total de cabezas.
Fuente: Departamento de Gestión Económica. Casa de Santiago del Estero, 1996.
51
Figura 7: Ríos de Santiago del Estero.
Fuente: Adaptado de Gastaminza et al, 1998.
Río
DULCE
Recorrido
provincial
450 km
Origen
Desembocadura
Laguna de Mar
Chiquita, Córdoba
Santa Fe
Río Salado
(Depto. Pellegrini,
Santiago del Estero)
Salinas de San Bernardo,
Santiago del Estero
Depto Pellegrini,
Santiago del Estero
SALADO
HORCONES
600 km
50 km
Límite entre Salta
y Tucumán
Salta
Salta
ALBIGASTA
16 km
Catamarca
URUEÑA
10 km
Límite entre Salta
y Tucumán
Aporte anual
a la prov.
3274 hm3/año
400 hm3/año
124 hm3/año
67 hm3/año
10 hm3/año
Figura 8. Procesos de alteración del suelo y rendimientos de cultivos en tierras
desmontadas y habilitadas a la producción.
Fuente: Casas, R. y Michelena R. 1983.
Procesos de alteración del suelo,
crecimiento y/o rendimiento del cultivo
Encostramiento
Manchoneo
Erosión hídrica
Disminución de rendimiento
Densificación de la capa arable
Porcentaje en los casos analizados
30%
23%
18%
12%
7%
REFERENCIAS
Albanesi, A.; Suarez E; Anriquez, A y Ledesma, R., 1999. Potencial de Mineralización de
carbono como indicador de la calidad de suelos en el Centro Este de Santiago del Estero,
Argentina. The Gibraltar Ornithological and Natural History Society , Gibraltar. VI: 133-144.
Bardgett, R.D., Denton, C.S. and Cook, R., 1999 Below-ground herbivory promotes soil
nutrient transfer and root growth in grassland. Ecology Letters, 2: 357 - 360.
Bolleta, P. 2001. Utilización de información agrometeorológica y satelital para la evaluación
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53
54
BRASIL UM PAÍS DE TERRAS SECAS: PROBLEMÁTICA, DIMENSÃO E
ALTERNATIVAS DE TECNOLOGIAS APROPRIADAS PARA O SEMI-ÁRIDO.
Heraldo Peixoto da Silva* e Semara de Morais Andrade**
*Universidade Federal da Bahia - DEA / NEHMA. Rua do Geremoabo s/n. Instituto de
Geociências, sala 104 - B. CEP: 40.170-290. Salvador - BA
**Universidade Federal da Bahia - IGEO / NEHMA. Rua do Geremoabo, s/n. Instituto de
Geocências, sala 104 - B. CEP: 40.170-290. Salvador - BA
Resumo
A aridez e/ou semi-aridez são condições climáticas e ambientais naturais que podem
ser estabelecidas ou agravadas por ações antrópicas ou naturais, em escala geológica de
tempo. Observando-se a extensão e ocorrência de zonas áridas e semi-áridas no globo
terrestre, constata-se que, pelo menos, 49 países apresentam situações de ocorrência de
terras secas em seus territórios, somando um percentual total global de 55% das terras
do planeta. Neste contexto serão analisadas a dimensão, a problemática e aspectos da
gestão da água em condições de escassez, focando a região semi-árida do Brasil.
Palavras-chave: terras secas, escassez, água, semi-aridez, gestão.
Summary
The dryness and/or half-dryness are natural climatic and environmental conditions that
can be established or be aggravated by anthropogenic or natural actions, in geologic scale
of time. Observing the extension and occurrence of arid and semi-arid zones in the globe,
is evident that at least 49 countries present situations of dry land occurrence in its
territories, comprising a total of 55% of the planet land. In this context, it will be analized
the dimension, the problems and the aspects of the management of water scarcity
conditions, focusing on the semi-arid region of Brazil.
Keywords: dry lands, scarcity, water, half-dryness, management.
Introdução
Uma análise espacial global em escala de território mundial permite observar que a
ocorrência de terras secas, devido a condições climáticas marcadas por regimes de escassez
de precipitação, implicando déficit hídrico, são muito mais frequentes que se possa imaginar.
Regiões extremamente secas e moderadamente secas são condições ambientais que
ocorrem com freqüência significativa em todo planeta.
Observando-se a extensão e ocorrência de zonas áridas e semi-áridas em escala
planetária (figura 1), constata-se que, pelo menos, 49 países apresentam situações de
ocorrência de terras secas em seus territórios, somando um percentual total global de 55%
das terras do planeta. Neste contexto, será analisada a dimensão, a problemática e aspectos
da gestão da água em situação de escassez, focando a região semi-árida do Brasil.
Existem muitos países, incluindo o Brasil, onde as condições climáticas semi-áridas
e/ou áridas se constituem em grave poblema e/ou limitação ao desenvolvimento e bem
estar social, condicionando centenas de milhares de famílias a uma situação de risco
social, refletido nos baixos índices de desenvolvimento humano (IDH). Dentre elas, estão
a maioria dos 25 milhões de habitantes do semi-árido brasileiro. Com extensão territorial
quase equivalente à Europa, o Brasil possui uma vasta área inserida no chamado
polígono das secas, onde água é um recurso escasso, sem garantia de atendimento
seguro para as demandas de usos múltiplos.
55
Assim, o Brasil, país das florestas úmidas tropicais e rios exuberantes como a região da
Amazônia, do Pantanal, das Cataratas do Iguaçu, da Mata Atlântica e outros biomas
importantes, pode também ser considerado um país de terras secas, com grandes
limitações para o desenvolvimento equânime das distintas regiões.
Por outro lado, existem países que lograram desenvolver tecnologias apropriadas para a
convivência, a gestão da escassez de água e o uso dos recursos naturais, internalizando na
consciência do cidadão a necessidade de conviver adequadamente com esta realidade
climática e, inclusive, estrategicamente, apropriar-se das vantagens econômicas favorecidas
pelas características edafo-climáticas do ambiente das terras secas, adotando e combinando
arranjos produtivos apropriados, agregando valor aos produtos gerados.
Metodologia
Através de recopilação de informações será apresentada, em escala de abrangência
territorial, uma síntese sobre a problemática das regiões semi-áridas do Brasil e como
estudos de caso dois exemplos característicos de situações no Estado da Bahia, situado
na região Nordeste do Brasil.
A ênfase da abordagem focará os principais fatores condicionantes da problemática da
escassez da água, com destaque para o regime pluviométrico irregular, a natureza geológica
das rochas, na maioria cristalinas, as altas taxas de evaporação condicionadas pela natureza
magmatérmica do clima, a dinâmica hidrológica intermitente dos rios e a falta de políticas
estratégicas de desenvolvimento científico e tecnológico dirigidas ao desenvolvimento de
tecnologias apropriadas de convivência com as condições ambientais do semi-árido.
Resultados e discussão
As terras secas do Brasil estão situadas na parte nordeste do país e abrange quase
900.000 km2, aproximadamente 13% do território nacional (Figura 2). Trata-se de extensão
territorial equivalente à superfície da França e Alemanha somadas. As condições climáticas
semi-áridas associadas, historicamente, à falta de uma política comprometida e eficaz,
dirigida ao desenvolvimento de tecnologias adaptadas e estratégias para o uso equânime e
sustentável dos recursos naturais, com destaque para os recursos água e solo, têm
contribuído para a manutenção e aumento das desigualdades, afetando um significativo
contingente da população, pela exclusão social e pobreza.
O clima predominante nas regiões de terras secas do Brasil se caracteriza pela irregularidade
sazonal do regime de precipitações (entradas de água no ambiente semi-árido) e elevado índice
de evaporação (saída de água do ambiente semi-árido), resultando num balanço hídrico
deficitário, implicando escassez severa de recursos hídricos, com todas as conseqüências e
riscos ambientais e sociais, condicionados pela falta de garantia de estoques/cotas de água
“segura”, enquanto bem público de valor econômico indispensável à sobrevivência e ao
desenvolvimento humano, cujo acesso deve ser equânime para todos.
Uma das mais marcantes características da dinâmica hidrológica de regiões semi-áridas é o
regime temporário (intermitente) de quase a totalidade dos cursos d’água. Inúmeros rios e
córregos disponibilizam vazões não permanentes durante todo o ano hidrológico, requerendo
uma estratégia de estocagem, proteção e conservação da água disponível. Assim é evidente a
necessidade de um modelo eficiente de gestão das demandas, o desenvolvimento, a validação,
a difusão e adoção de tecnologias apropriadas e identificação de indicadores validados que
sirvam de apoio à decisão para orientar o uso eficiente e sustentável dos recursos hídricos.
A vegetação natural adaptada às terras secas é denominada Caatinga, cobertura vegetal
arbustiva e arbórea, pouco densa, marcada pela presença de muitas espécies de cactáceas,
com arquitetura e fisiologia adaptadas às condições do semi-árido.
56
Pesquisas arqueológicas permitem concluir que o início da ocupação das zonas semiáridas do Brasil, com os primeiros sinais ou indícios de atividade humana, datam de 52.000
anos. Nesta época, especula-se que a região estava coberta por uma floresta tropical. Com
o fim da última época glacial, há 9.000 anos, a então região úmida se transformou na zona
semi-árida de terras secas de hoje (www.irpaa.org.br/ebookbr/).
A problemática do semi-árido, de suas limitações, induz a pensar que seja
exclusivamente devido à irregularidade do regime e escassez de chuvas. A precipitação
é um, dentre vários fatores que definem o ecossistema regional. A saída de água do
ambiente através das elevadas taxas de evaporação é um condicionante do clima que
tem papel fundamental na regulação da possibilidade de estocagem de água, por
mecanismos naturais e/ou artificiais, nas terras secas do semi-árido. Segundo Campos e
Lima (2002), embora a causa primária das secas seja atribuída à insuficiência ou
irregularidade do regime das precipitações pluviométricas, existe uma seqüência de
causas e efeitos que condicionam vários e diferentes tipos de secas.
Segundo Lisboa (1913), citado por Campos e Lima (2002), o fenômeno das secas deve
ser tratado em todas as suas dimensões: a geográfica, a climatológica, a geológica, a
botânica, as tecnologias apropriadas e a sócio-economia.
Em continuação, apresenta-se estudos de casos de regiões semi-áridas representativas
do Estado da Bahia, no Nordeste Brasileiro.
Estudo de caso I:
Bacia hidrográfica do Rio São Francisco -Juazeiro-Bahia-Brasil
Figura 3 apresenta índices pluviométricos do regime de precipitação característico de
zona de terra seca (semi-árida) no município de Juazeiro, Estado da Bahia.
A caracterização do ano hidrológico expresso através da média plurianual situa o
munícipio de Juazeiro na condição de um dos lugares mais secos do semi-árido do Estado
da Bahia, com uma média de 505 mm de chuva por ano, distribuídos de forma irregular no
tempo e no espaço. Isto significa que nunca se sabe, com probabilidade segura, a
freqüência de ocorrência de precipitações abundantes e/ou secas severas.
A análise das séries históricas de registros de quantidades anuais de chuvas revelam
a irregularidade na distribuição dos índices pluviométricos. Um estudo de riscos revela
que o ano 1986/87, com 467 mm de precipitação, foi um ano catastrófico para a
agricultura, pois quase a totalidade da precipitação se concentrou no mês de março. Nos
anos de 1993/94 também observam-se índices pluviométricos extremamente reduzidos.
(www.irpaa.org.br/ebookbr).
Figura 4 demonstra o comportamento da freqüência de ocorrência irregular das
precipitações, com sazonalidade interanual entre os meses, mas também nos anos entre si.
Nas terras secas do semi-árido do Brasil é possível e frequente registros de extremos de
1.000 mm a 185 mm de volumes precipitados em um ano hidrológico.
Uma análise criteriosa visando identificar tecnologias estratégicas de estocagem e uso da
água permite visualizar, nos valores dos índices de precipitação apresentados figura 4, que
a somatória dos totais pluviométricos dos vários anos considerados resulta em um volume
global precipitado, que permite inferir que existe déficit hídrico apenas relativo.
A solução da gestão das demandas, frente às disponibilidades reduzidas e não regularizadas
no tempo e no espaço, requer a adoção de um modelo eficaz de planejamento estratégico e
nova cultura de convivência/sobrevivência apropriada ao ambiente semi-árido. O modelo de
57
gestão da escassez de água deve prever a aplicação de conhecimentos necessários sobre a
dinâmica dos ecossistemas de zonas secas e das tecnologias apropriadas para captação,
estocagem e conservação da quantidade e qualidade das águas precipitadas em anos de
abundantes aportes pluviométricos, formando significativos estoques reguladores, protegidos
da evaporação, para garantir disponibilidade hídrica segura, em anos de escassez de chuvas.
A posição geográfica do semi-árido do Brasil o situa próximo do equador, condicionando
a região a receber alta incidência de radiação solar, altas temperaturas durante o ano,
ventos fortes e baixa umidade relativa do ar. Estes condicionantes climáticos implicam
elevadas taxas de evaporação potencial, da magnitude de aproximadamente 3.000
mm/ano ou 3 metros de altura. Por isto, existem regiões secas com índices pluviométricos
iguais e até inferiores aos registrados no semi-árido do Brasil, porém com taxa média de
evaporação significativamente menor, onde a severidade das secas e escassez da água
não se constituem em um problema sério, a exemplo de Paris 660 mm, Berlim 529 mm,
Córdoba-Espanha 600 mm, como de média anual.
Figura 5 expressa a relação entre precipitação e evaporação para a região de JuazeiroBahia-Brasil. A área entre as linhas representa o déficit hídrico. O aporte ou entrada de
água no ambiente, por eventos de chuvas, é de aproximadamente 500 mm em média,
enquanto que as condições climáticas favorecem potencialmente a saída de água por
evaporação da ordem de até 3.000 mm. Nos anos em que se registram freqüências de
ocorrências de índices pluviométricos acima da média, o balanço hídrico pode ser mais
equilibrado, especialmente no mês de março. Porém, a disponibilidade excedente tem
duração de apenas alguns dias ou semanas.
Estudo de caso II :
Bacia hidrográfica dos Rios Verde/Jacaré-Bahia-Brasil.
O ano hidrológico na bacia hidrográfica objeto do estudo está condicionado pelo regime
pluviométrico que se caracteriza por apresentar um período de chuvas mais intenso de
novembro a março, podendo ocorrer chuva nos meses de abril e outubro, variando entre 40
mm a 50 mm/mês, em termos médios.
De maio a setembro, os índices de precipitação são insignificantes variando em média de 4
a 14 mm/mês, sendo que o mês de agosto apresenta o menor índice médio de precipitação,
da ordem de 4,3 mm. O total de volume precipitado médio anual é da ordem de 700,6 mm.
A caracterização climatológica da área de estudo foi efetuada com base em dados da Estação
Meteorológica de Irecê, referentes a séries históricas de 1944/1994, constante no estudo de
BARBOSA (1998). De acordo com a classificação climática de Köppen, o clima predominante na
área de estudos é o Bsw”h’ (clima muito quente e semi-árido, tipo estepe) (BAHIA, 1995).
A marcante variabilidade espacial e temporal da distribuição pluviométrica associada aos
baixos volumes precipitados anuais e altas taxas de evaporação sobre a bacia, são os
principais fatores condicionantes do clima semi-árido com escassez de recursos hídricos,
caracterizada por uma acentuada redução dos índices pluviométricos durante os meses de
maio a setembro, na parte central da bacia, e de junho a setembro no setor norte.
Embora uma acentuada redução do total sazonal das precipitações ocorrentes na
bacia possa afetar os critérios de outorga, de gestão das demandas de recursos hídricos
e do manejo da irrigação, pode-se afirmar que são de fato as variabilidades espacial e
temporal das chuvas na escala de tempo intra-sazonal que afetam diretamente a
sociedade de forma mais contundente.
58
Por exemplo, um ano no qual os totais pluviométricos sobre uma região superem a média
climatológica pode, assim mesmo, representar um ano com severas restrições para a
agricultura e ser excelente para a estocagem de água. Desta forma, a variabilidade intrasazonal da pluviometria é informação de extrema relevância para o planejamento
estratégico da gestão dos recursos hídricos da região, associado aos condicionantes do meio
físico da bacia de formação hidrogeológica cárstica.
Mesmo em anos nos quais os totais pluviométricos mensais são próximos à média
histórica, a distribuição temporal das chuvas pode afetar substancialmente, tanto a oferta
dos recursos hídricos quanto os riscos para o conjunto de usuários. A alta variabilidade das
chuvas observada na bacia dos rios Verde/Jacaré, durante o ano, é fator determinante e
decisório para quantificar, entre outros, as demandas hídricas para irrigação dos diversos
cultivos para evitar conflitos entre usos múltiplos e usuários.
O estudo de séries históricas de índices pluviométricos de longo prazo, na bacia dos rios
Verde/Jacaré, revela uma média anual de aproximadamente 630 mm e desvios padrões de
25%, índice que caracteriza esta região como semi-árida, inserida no polígono das secas.
A análise da série temporal média das precipitações (mm) e sua tendência entre os anos de
1911 e 1983, observados na bacia dos rios Verde/Jacaré, demonstram que, em todo período
de observações, as precipitações não foram inferiores a 300 mm e nem tão pouco superaram
os 1.200 mm. Estes ciclos representam o comportamento climático nos limites da bacia, em
particular, essa dinâmica parece estar associada a eventos El Niño/Oscilação Sul (ENSO), o qual
ocorre com período de retorno ou freqüência de ocorrência de quatro e/ou sete anos, sendo
sua intensidade variável, conforme se apresenta figura 6 (Rodrigues e Silva, 2002).
Figura 6 apresenta a síntese do estudo das séries temporais médias das precipitações (mm)
e sua tendência de longo prazo de distribuição areal na bacia dos rios Verde/Jacaré, entre 1911
e 1983. A linha média indica a tendência obtida pelo método dos mínimos quadrados.
Embora o fenômeno El Niño ocorra no Pacífico, seu efeito afeta todo planeta. A ocorrência
de quatro eventos de El Niño considerados fortes (1918, 1932, 1959 e 1982) estão indicados
figura 6. Contudo, outros eventos de escassez de chuvas são evidentes. Anos de chuvas
abundantes se alternam com anos de menor ocorrência de índices pluviométricos, de maneira
compensatória para os valores médios que caracterizam o clima da bacia.
Os altos índices de dispersão da precipitação correspondem a outra característica das
chuvas no semi-árido. O desvio padrão médio anual apresenta um valor de 154 mm, sendo
quase 25% do valor médio anual das precipitações que é de 626,9 mm. A linha de tendência
apresentada figura 6 foi obtida através do método dos mínimos quadrados, onde X
representa o tempo em anos.
A curva de tendência descreve uma oscilação das precipitações entre 1911 e 1983,
seguida de uma estabilização durante a década de 50. Esta descrição pode obedecer a duas
interpretações: uma corresponde ao ciclo de longo prazo próprio do fenomeno El Niño; e a
outra, uma manifestação de mudanças nas precipitações, principalmente, influenciado por
ação antrópica, supressão da vegetação nativa na região.
O estudo revela a existência de zonas de totais médios acima de 800 mm, consideradas
áreas chuvosas, nas regiões mais altas da bacia, próximas aos divisores de águas. Nos
demais setores da bacia, esses totais médios são inferiores a 700 mm/ano, principalmente
em sua parte central, onde os valores não superam 600 mm/ano.
A marcha anual da precipitação média na bacia evidencia a existência de uma “estação
chuvosa”, ou seja, um certo período do ano em que as chuvas são mais abundantes, e, por
conseqüência, uma “estação seca” bem definida.
59
A principal estação chuvosa da bacia está compreendida entre os meses de novembro a
fevereiro, com o pico de chuva em dezembro. E a segunda estação abrange os meses de
dezembro a março, com o pico em março. A permanência dos sistemas frontais é o principal
mecanismo causador de precipitação.
A análise do regime pluviométrico permite concluir que as variações sazonais (mensais e
anuais) afetam todas as variáveis meteorológicas que, em geral, são interdependentes e se
constituem em informação valiosa para o planejamento estratégico da agricultura irrigada,
permitindo a visualização de um balanço hídrico detalhado, harmonizando ofertas,
demandas e mitigando riscos de conflitos e prejuízos econômicos e ambientais.
O estudo do regime de precipitações apresentado, associado às series hístóricas de
vazões do Rio Verde, permitiu a definição de um modelo hidrológico de apoio à gestão
das águas escassas, baseado numa função de equilíbrio entre disponibilidades hídricas e
diferentes níveis de garantias, para o atendimento de demandas. O modelo é ferramenta
com recursos para permitir quantificar o risco admissível e as vazões máximas que
poderão ser outorgadas (Llamas,2002).
A partir de uma amostra de vazões correspondente a uma série histórica de 22 anos,
observou-se que a capacidade de permanência de volumes outorgáveis são reduzidas, então a
função assintótica de distribuição de Gumbel I, para valores mínimos, foi escolhida e aplicada.
Figura 7 y 8 apresenta as curvas correspondentes a três níveis de garantia (95%, 90%
e 80%). O prolongamento e união
das extremidades superiores destas curvas se
constituem em uma envolvente que expressa o limite superior da capacidade de utilização
integral dos recursos hídricos da bacia a montante da estação fluviométrica (Llamas,2002).
Conclusões
O desenvolvimento de modelagem hidrológica integrada, considerando as águas superficiais
e subterrâneas, o conhecimento da distribuição dos regimes de chuva, da intensidade da
evaporação são requisitos básicos para orientar a identificação e/ou desenvolvimento de
tecnologias apropriadas e arranjos produtivos adequados às terras secas do semi-árido.
Outras medidas mitigadoras das adversidades da escassez de água remetem a técnicas de
coleta e estocagem de água, como impluvios, reservatórios com operação estrategicamente
otimizada, cisternas, barragens subterrâneas, barragens com geometria que proteja o corpo
d’água da evaporação, etc. A transformação de água, via irrigação, em forragens estocadas
como feno e silos para alimentação de animais, a adoção de sistemas de irrigação localizados
de alta eficiência, o uso da cobertura morta nos solos cultivados para reduzir a evaporação, a
adoção das práticas de manejo e conservação de solo e da água nos sistemas de cultivos,
mudanças na cultura de uso da água evitando o uso perdulário, o desenvolvimento de
variedades de plantas com arquitetura e fisiologia adaptadas às terras secas, a dessalinização
de águas salinas e o reuso. Neste sentido, vários grupos de pesquisadores e gestores públicos
vêm trabalhando nas zonas secas do Brasil.
60
FIGURAS
Figura 1. Áreas de limtação hídrica no mundo
Fonte: Desertification: exploding The Myth, D, S, G, Tomas N, J Middleson (John Wiley Sons, 1994)
Figura 2. Precipitação anual no Nordeste Brasileiro.
Fonte: SCMISTEK, H. Água no semi-árido brasileiro. http://www.irpaa.org.br
61
Figura 3. Irregularidade das precipitações mensais
Fonte: SCMISTEK, H. Água no semi-árido brasileiro. http://www.irpaa.org.br
62
Figura 4. Irregularidade das chuvas na comparação dos anos.
Fonte: SCMISTEK, H. Água no semi-árido brasileiro. http://www.irpaa.org.br
Figura 5. Valores médios de 84 a 99 em Juazeiro – Bahia-Brasil.
Fonte: SCMISTEK, H. Água no semi-árido brasileiro. http://www.irpaa.org.br
Figura 6. Série temporal média das precipitações (mm), efeitos do fenômeno el
niño.
Fonte: RODRIGUES e SILVA,. Relatório final de consultoria do Subprojeto 1.5, 2002.
63
Figura 7. Curva do volume requerido para garantir vazões mensais com vários
níveis de probabilidade. Estação Rio Verde nº 47236000
Fonte: LLAMAS, J. Relatório final de consultoria do Subprojeto 1.5, 2002.
Figura 8. Curvas de disponibilidade máxima mensal e da vazão máxima mensal
garantida. Estação Rio Verde nº 47236000
Fonte: LLAMAS, J. Relatório final de consultoria do Subprojeto 1.5, 2002.
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64
DESCRIPCIÓN DE LA SITUACIÓN DEL AGUA EN CHILE
Alejandro León Stewart
Departamento de Ciencias Ambientales
y Recursos Naturales Renovables
Facultad de Ciencias Agrícolas
Universidad de Chile
Santa Rosa 11.315, La Pintana
Santiago de Chile - Chile
e-mail: [email protected]
Resumen
Chile presenta una gran diversidad de climas, y ello hace que el abastecimiento de agua
sea también variable: en la zona al norte de Santiago la situación se prevée compleja. Entre
la frontera con Perú hasta alrededor de las inmediaciones de Santiago se encuentran las
regiones hiperárida, árida y semiárida de Chile, en las que existe en la actualidad un alto
consumo de agua por parte de la minería, la agricultura, y la población y un bajo nivel de
precipitaciones. Los escenarios futuros que plantean el crecimiento poblacional, el desarrollo
económico y el resguardo medioambiental generan importantes desafíos en términos de la
formulación de políticas para la creación tanto de las condiciones legales como de
instrumentos económicos que promuevan la conservación y el uso más eficaz de este
recurso escaso. Hay aquí también un gran desafío para la investigación científica.
Este artículo muestra, en una apretada síntesis, la situación actual y futura en Chile en
términos de abastecimiento y usos del agua, el marco jurídico que regula las transacciones
en el mercado de derechos de agua, y los centros de investigación relacionados al tema.
Palabras clave: fuentes y usos de agua, zonas áridas, crecimiento demográfico y
económico, investigación.
Summary
Chile has a great variety of climates, which make water supply in the country highly
variable. The area north of Santiago thus faces a complex future scenario. The territory
between the Peru - Chile borderline and Santiago encompasses the hyper arid, arid, and
semiarid regions, in which there is a high water consumption by mining companies,
agriculture, and the population and low supply due to scarce precipitation. Increased future
demand due to population growth, economic development, and environmental protection
pose important challenges to policymakers in terms of creating the legal framework as well
as the adequate economic instruments to promote water conservation. This represents a
challenge for scientific research as well.
This paper attempts to briefly characterize the current and future situation in Chile in
terms of water supply and demand, the legal framework regulating the market transactions
of water rights, and some of the research centers related to water.
Key words: water sources and use, arid zones, population and economic growth, research.
Introducción
La conservación del agua en las zonas hiperáridas, áridas, y semiáridas representa un
gran desafío para los formuladores de políticas, los investigadores científicos, y a la sociedad
en su conjunto. En el caso chileno, los escenarios futuros indican que la situación tenderá a
hacerse más restrictiva dados el cambio climático que parece avanzar en la dirección de una
menor precipitación en estas áreas, el crecimiento poblacional, el desarrollo económico y la
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necesidad de preservar el medioambiente. Estos factores incrementarán las posibilidades de
conflictos futuros en torno al agua entre actores que competirán por su propiedad y uso. Por
ello, el desafío para los investigadores científicos es importante, no solamente desde el
punto de vista de las ciencias biofísicas sino también desde las sociales, incluyendo el
derecho y la economía.
Metodología
Este artículo constituye una apretada síntesis de la situación actual y futura del agua en
Chile. En su elaboración se consultaron fuentes bibliográficas que analizan los pormenores
de la situación chilena desde el punto de vista de las fuentes y usos del agua, como también
aquellas que describen la situación legal, especialmente en términos del calendario
esperable para lograr algunas modificaciones al código de aguas de 1981 por parte del
Congreso Nacional.
Resultados y Discusión
La distribución espacial y temporal del recurso hídrico en Chile es muy variada ya que,
por ejemplo, la Región I con más precipitaciones anuales (3.263 mm) supera en más de 70
veces a la de menor precipitación (44,5 mm). Esto se refleja en la gran variabilidad que
presentan los registros entre las estaciones meteorológicas ubicadas en diferentes latitudes
a lo largo del territorio (Figura 1, que muestra que la precipitación aumenta de norte a sur).
En cuanto a la variabilidad temporal, en la zona del Altiplano (Regiones I y II) las
precipitaciones se producen durante el periodo diciembre-abril, mientras que la zona central
(Regiones III a VIII) el clima es mediterráneo, con precipitaciones durante el otoño e
invierno (abril-septiembre) y la zona sur y austral (Regiones IX a XII) reciben
precipitaciones que se distribuyen durante todo el año.
A pesar de que exista tan alta pluviometría anual en las zonas sur y austral de Chile, la
disponibilidad de agua en otras áreas del país es limitada, ya que actualmente la demanda
(consuntiva y no consuntiva) supera a la oferta en toda la zona comprendida entre la
frontera norte con Perú y la Región Metropolitana (que corresponde a la zona hiperárida,
árida y semiárida). Así, la situación actual se caracteriza porque la disponibilidad de agua
por habitante es muy diferente entre las regiones ubicadas de Santiago al norte, y aquellas
ubicadas desde Santiago al sur; entre ambas macrozonas hay diferencias en la
disponibilidad de agua per capita del orden de 800:1 (Figura 2). Por esta razón, se prevé
que los conflictos se incrementarán producto del crecimiento de la población, del
crecimiento económico y de las mayores demandas por la conservación del ambiente. La
Dirección General de Aguas estima que durante el período 1992-2017 las demandas
domésticas, industriales y mineras se duplicarán, mientras que en el sector agrícola el
aumento será del veinte por ciento (El Mercurio, 2003). Este escenario hace que la
investigación relacionada a temas de agua en Chile sea de la mayor relevancia.
En el país la disponibilidad promedio alcanzaba -en el año 1992- a los 5.475 m3/hab/año,
no obstante que hacia el norte de Santiago la disponibilidad es menor a 1.000 m3/hab/año.
Más aún, en algunos lugares del área nortina se dispone solamente de 500 m3/hab/año, que
es un umbral considerado internacionalmente muy restrictivo para el desarrollo económico
(Universidad de Chile, 2000). Además, dado el aumento en el consumo de agua por
diferentes sectores productivos es fácil predecir fuertes presiones sobre este recurso en
algunas regiones, lo que sólo podrá ser compensado por mejoramientos en la gestión y por
la aplicación de instrumentos orientados a mejorar la asignación del recurso entre sus
diferentes usos. Analicemos a continuación algunos sectores desde el punto de vista del
consumo del recurso.
El uso del agua en el país al año 1999 alcanzaba a un valor aproximado a los 2000 m3/s
de caudal continuo, de los cuales el 67,8 % corresponde a usos hidroeléctricos, es decir a
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usos no consuntivos, mientras que el 32,2 % corresponde a usos consuntivos. Entre los usos
consuntivos el riego presenta el 84,5 % con un caudal medio de 546 m3/s. El uso doméstico
equivale al 4,4 % de los usos consuntivos, con unos 35 m3/s, y es utilizado para dar
abastecimiento al 98 % de la población urbana y aproximadamente al 80 % de la población
rural concentrada. Los usos mineros e industriales representan el 11 % del uso consuntivo
total. En relación con la industria, algunas estimaciones indican que en la actualidad se usan
alrededor de 30m3/s (caudal medio anual) en la industria y la minería, lo que implica un
caudal de captación de 67 m3/hab/año. En Estados Unidos esta cifra es de 153 m3/hab/año
(Brown, 1997; citado por Universidad de Chile, 2000), lo que indica que si el crecimiento
industrial futuro en Chile fuese importante, el consumo del sector podría llegar a duplicarse
(Universidad de Chile).
Por regiones, el riego es el mayor destino consuntivo entre las regiones IV y X, mientras
que en las regiones extremas (II, III, XI y XII), la minería es la principal actividad
consumidora de agua. En cuanto al primer uso, el riego, existen unos 2 millones de
hectáreas económicamente regables entre las Regiones I y la XI. De ellas, sólo 1,2 millones
cuentan con riego permanente, mientras que 600 mil tienen riego eventual. La habilitación
de embalses, canales de regadío y otras obras han permitido aumentar la superficie regada.
A partir de la década de los 90 una gran cantidad de obras de infraestructura de riego ha
aumentado la seguridad en el riego e incorporado nuevas hectáreas a la producción. Existen
proyectos de inversión que aumentarán la superficie regada durante la primera década del
siglo XXI (MIDEPLAN, 1998). No obstante la mayor inversión en obras de riego, pueden
producirse algunas externalidades negativas en el medio ambiente. El riego puede
efectivamente producir aumentos en la concentración de sales en las capas superficiales del
suelo e incorporar diversos agroquímicos al ciclo hidrológico, derivados del uso masivo de
fertilizantes y pesticidas, además de que prácticas no adecuadas de riego producen erosión.
Estos son aspectos relevantes que también deben ser abordados por la investigación
científica ya que no han sido suficientemente desarrollados.
Un dato relevante para la zona árida a semiárida de Chile lo constituye la relación oferta
versus demanda. De la Región Metropolitana al norte la demanda supera al caudal
disponible; se logra cubrir la demanda a través del uso reiterado que se hace del recurso
(ver recuadro en Figura 3), que en esta zona se estima que llega a cuatro veces. Lo
contrario sucede en las regiones del sur de Santiago en donde las demandas son en general
satisfechas por la oferta y por lo tanto el agua puede ser utilizada en una ocasión.
Marco Jurídico
El marco jurídico que regula la gestión del agua está definido por el Código de Aguas de
1981 más algunos otros textos legales que regulan los vertidos, el fomento al riego, y la
generación de energía, entre otros. La dimensión ambiental, tal como la mantención de un
caudal mínimo ecológico, se incorpora mediante la promulgación de la Ley de Bases del
Medio Ambiente de 1994.
Algunos de los conceptos básicos que define el Código de Aguas y que determinan la
forma cómo se administran los recursos hídricos son los siguientes:
• El agua es un bien nacional de uso público: su dominio pertenece a la nación.
• Es posible conceder derechos de aprovechamiento de agua a los particulares; el titular de
un derecho de aprovechamiento puede usar, gozar, y disponer de él y, así como con
cualquier bien susceptible de apropiación privada, tiene protección jurídica. Es decir, es un
derecho real.
• Este derecho es un bien principal, no accesorio a la tierra o industria para la que pudiese
haber estado destinado. En consecuencia, se puede transar libremente, lo que enfatiza la
dimensión económica del recurso.
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• El Estado desempeña un rol subsidiario, orientando su acción a las tareas normativas y
reguladoras, promoviendo la equidad social, y fomentando y desarrollando aquellas áreas
que los privados no pueden asumir.
Una de las limitaciones del sistema actual es que la casi totalidad de los derechos se
encuentran completamente asignados a los actuales usuarios. Una medida que persigue un
mejoramiento de la situación actual es la modificación al Código de Aguas (una iniciativa
que está en el Parlamento desde hace diez años). El principal objetivo de la modificación es
lograr que las aguas se destinen a proyectos productivos y asegurar que los caudales
solicitados sean los que efectivamente se necesitan por los particulares. El principal cambio
apunta al cobro de una patente a quienes no utilicen sus derechos de agua. Hoy, los
propietarios no tienen obligación de utilizarla, lo que implica que otros usuarios tampoco
pueden aprovecharlos. Ello se traduce en una gran cantidad de caudales no utilizados. Se
estima que el 80% de los derechos no consuntivos no se usan. Esta situación se da
especialmente en la agricultura de la Región VIII hacia el sur, ya que en zonas de más al
norte sí se utilizan (El Mercurio, 2003). El valor de la patente por no uso será diferenciado
según usos consuntivos y no consuntivos, como también de acuerdo a la ubicación
geográfica.
El segundo cambio importante se refiere al uso del agua que podrán ser solicitados en el
futuro. Hoy, el Estado debe otorgarlos a quien los pida, sin importar el uso. Se pretende
constituir derechos por caudales para los cuales exista justificación, y la autoridad estará
facultada para denegar solicitudes de caudales no fundamentados. Se pretende incorporar
consideraciones ambientales, como el caudal mínimo ecológico, y otorgar personalidad
jurídica a las comunidades de agua (El Mercurio, 2003).
Acceso al agua
El Código de Aguas se ha mostrado eficiente desde el punto de vista del fomento de la
inversión en proyectos productivos asociados a la explotación de recursos naturales, y se
observa la realización de muy significativas inversiones en algunos sectores para mejorar la
eficiencia de aprovechamiento y para explotar las aguas subterráneas (Peña, citado por
Dourojeanni y Jouravlev 1999). Sin embargo, ello no ha redundado en una mayor eficiencia
a nivel predial. En general, el funcionamiento del mercado ha posibilitado el uso de aguas
en actividades económicamente más rentables. Un ejemplo es el de cuencas cuyo recurso
hídrico se destinaba a usos agrícolas, que se traspasan al uso de la minería o el del
abastecimiento de la población urbana (Vergara, citado por Dourojeanni y Jouravlev, 1999).
Aún cuando existen claras ventajas derivadas del funcionamiento del mercado de
derechos de agua, es necesario reconocer algunas de sus limitaciones. Un ejemplo es el de
la zona semiárida de la república, en donde muchas familias dependen de la explotación
caprina y del empleo (permanente y/o temporal) en la industria frutícola. Estas familias
vendieron sus derechos de agua en el pasado a fin de mejorar su nivel de vida. A la larga,
esto produjo la acumulación de derechos en manos de aquellos con mayor capacidad
financiera. Así, se ha configurado un desigual acceso al agua que está regido por las fuerzas
del mercado, que han condenado a los menos afortunados a la dependencia económica.
Variabilidad y cambio climático
Se ha observado en el país, específicamente en la zona árida a semiárida, una
disminución sostenida de la precipitación anual desde fines del siglo XIX. Adicionalmente,
los modelos de circulación atmosférica predicen cambios en el nivel de precipitaciones más
intensos que los observados hasta ahora. Ello podría significar, además, un aumento de
eventos extremos (inundaciones y sequías) interanuales, que aumentarían la vulnerabilidad
de los sistemas productivos y sociales.
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Investigación
La investigación sobre temas relacionados al agua se ha realizado históricamente en las
universidades e institutos de investigación, con financiamiento nacional e internacional. Ésta
ha abarcado gran número de ámbitos, que van desde la ingeniería civil, la ingeniería forestal
y la agronomía, hasta la hidrobiología y los estudios ambientales. Desgraciadamente, no
existe una sistematización de los trabajos desarrollados, lo cual determina que no se cuente
con grandes líneas referenciales acerca de las investigaciones ejecutadas.
Actualmente existe un grupo de estudio que está formado por investigadores del
Departamento de Ciencias Ambientales y Recursos Naturales Renovables de la Universidad
de Chile, en materias referidas a agricultura, e impactos de la variabilidad y el cambio
climático. Más específicamente, este grupo ha desarrollado diversos proyectos de
investigación en la región semiárida de Chile que se relaciona con los impactos sociales y
económicos de la sequía en sistemas agrícolas comunitarios, y con el desarrollo de una
metodología que permita medir la vulnerabilidad social a la sequía. También se ha
investigado sobre la capacidad de respuesta de las instituciones públicas para incorporar al
proceso de toma de decisiones la información científica derivada de los pronósticos
estacionales de clima. Estos últimos se prevén como una herramienta eficaz para mejorar
la capacidad de respuesta del sector público y así disminuir la vulnerabilidad de los
agricultores a la sequía, un fenómeno recurrente en esta zona. Además, se ha investigado
el impacto (evaluado a través del uso de series temporales de imágenes satelitales) que
sobre la cobertura vegetal han tenido los regímenes privado y comunitario de tenencia de
la tierra. Otras unidades de esta Universidad, tal como el Departamento de Geofísica de la
Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas, han desarrollado investigación en climatología,
física de nubes, caudales ecológicos, entre otros temas.
En la Universidad de Talca existen estudios en hidrología de superficie, hidrología forestal
y regadíos. En la Universidad Católica de Chile destacan grupos de investigadores ligados a
la hidráulica fluvial y la hidrología estadística y estocástica. En la Universidad Austral de
Chile, se posee una importante experiencia en limnología. El Centro EULA - Chile,
dependiente de la Universidad de Concepción, ha realizado una serie de estudios
relacionados principalmente con la VIII Región del país, como también sobre el impacto
ambiental de los canales de riego sobre la fauna de peces de sistemas fluviales, sobre
biodiversidad fitoplanctónica en el sistema de lagos del sur de Chile, etc.
Recientemente se han formado dos centros regionales de investigación que tienen que
ver con las zonas áridas. Estos centros son financiados por el CONICYT, el respectivo
Gobierno Regional y, al menos en uno de los casos, por las Universidades involucradas
(CONICYT, 2003). Efectivamente, se han involucrado universidades como también otras
organizaciones locales (tales como el Instituto de Investigaciones Agropecuarias, INIA). Uno
de ellos es el “Centro de Investigaciones del Hombre en el Desierto: Integrando pasado y
presente,” que involucra a las Universidades de Tarapacá y Arturo Prat, y se ubica en la
Región I. En este grupo hay una fuerte presencia de investigadores de las Ciencias Sociales.
El segundo caso es el del “Centro de Estudios Avanzados de Zonas Áridas” (CEAZA),
conformado por las Universidades de La Serena, Católica del Norte y el INIA. Uno de los
objetivos de corto plazo de este centro es estudiar el ciclo hidrológico en el semiárido.
Ambos centros han sido creados en el transcurso del 2003, de manera que se espera que
produzcan resultados científicos en el futuro inmediato.
Durante el 2002 se creó también en Chile el Centro Internacional del Agua para las Zonas
Áridas y Semiáridas de América Latina y el Caribe (CAZALAC). Este es uno de los cinco
centros existentes en el ámbito internacional destinado a investigar y promover acciones en
materia de recursos hídricos en estas zonas geográficas. Este centro tiene su sede en la
ciudad de La Serena, y cuenta con el financiamiento del International Hydrological Program
(PHI) de UNESCO y el Gobierno de Flandes. Una de sus actividades ha sido, por ejemplo,
69
organizar talleres que involucran la participación de expertos internacionales para promover
el uso racional del agua (UNESCO, 2003).
Desde el punto de vista de las agencias gubernamentales, el organismo que ha
desarrollado investigaciones en el plano de los recursos hídricos ha sido la Dirección General
de Aguas. Asimismo, la fuente de financiamiento de investigación científica, Fondo Nacional
de Desarrollo Científico y Tecnológico, sólo en el año 1999 incorporó la disciplina de
hidrología al sistema de Concursos Nacionales de Proyectos, lo cual demuestra que no ha
existido una política de investigación en el caso de los recursos hídricos.
Conclusión
El aumento poblacional y el crecimiento económico de los sectores minero, industrial y
agrícola asociados al problema del cambio climático expresado en menores precipitaciones
en ciertas latitudes generarán una mayor demanda por agua. Este escenario hará que el
agua aparezca como un tema prioritario en la agenda de la investigación científica en Chile
durante gran parte del siglo XXI.
Afortunadamente en el año 2003 han comenzado a aparecer algunas iniciativas
orientadas hacia la investigación interdisciplinaria de este complejo tema. Y sin duda esta
es una orientación correcta puesto que los problemas de acceso y uso adecuado de este
recurso no se solucionan solamente con medidas y diseños ingenieriles adecuados. Estamos
frente a un problema causado por el hombre y que afecta a la sociedad, por lo que las
soluciones han de venir desde la ciencia en su sentido más amplio. De ahí que la
colaboración internacional que se ha propuesto a través del mecanismo de la CYTED
constituye un esfuerzo encomiable para países en vías de desarrollo.
Notas
Chile está dividido, administrativamente, en trece regiones, numeradas de Norte a Sur, a
excepción de la número 13, que corresponde a la Región Metropolitana, que se ubica en el
centro de la República, y en donde se encuentra la capital, Santiago de Chile.
1
FIGURAS
Figura 1. Distribución espacial de la precipitación anual media según latitud.
Fuente: Balance hídrico de Chile. Dirección General de Aguas, 1987.
70
Figura 2. Disponibilidad de agua por habitante (I a X Región).
Fuente: Dirección General de Aguas, 1999.
Figura 3. Disponibilidad y demanda de agua por Región (1993).
Fuente: Dirección General de Aguas, 1999.
71
REFERENCIAS
CONICYT, 2003. Centros Regionales. Información disponible en www.conicyt.cl/regionales.
[Consulta 17 Agosto de 2003].
Dourojeanni, A. y A. Jouravlev, 1999. El código de aguas de Chile: entre la ideología y la
realidad. Serie Recursos Naturales e Infraestructura – CEPAL.
El Mercurio, 2003. Chile: el agua dulce tiene un futuro salado. Edición impresa del
23/3/2003.
Mideplan, 1998. Cuencas Hidrográficas en Chile: diagnóstico y proyectos. IBSN 956-746333-6, Inscripción Nº. 103.342. Impresiones Andros, Santiago de Chile.
UNESCO, 2003. Newsletter. Información disponible en
www.UNESCO.cl/newsletter_unesco_santiago/ingles/newsletter_february_2003.htm.
[Consulta 17 de Agosto de 2003]
Universidad de Chile, 2000. Informe País: Estado del Medio Ambiente en Chile – 1999.
Colección Sociedad, Estado y Políticas Públicas. LOM Ediciones.
72
SITUACIÓN DE LOS RECURSOS HÍDRICOS EN LOS
PAÍSES DEL ISTMO CENTROAMERICANO
Max Campos* y Oscar Lücke**
*Comité Regional de Recursos Hidráulicos del Sistema de la Integración Centroamericana.
Dirección Postal: Aptdo. 1527-1200 San José, Costa Rica
Tel. (506) 296 4641 Fax (506) 296-0047
e-mail: [email protected]
**Universidad de Costa Rica, Escuela de Geografía. Comité Regional de Recursos
Hidráulicos del Sistema de la Integración Centroamericana.
Apartado Postal: 569-2070 San José, Costa Rica
Fax (506) 280-0270 Tel. (506) 253-0991
Resumen
El artículo es editado para la Asociación Mundial del Agua (GWP), concretamente para
su Comité Técnico para Centroamérica. El propósito del trabajo es el de hacer una
recopilación de la información sobre los recursos hídricos existentes en la región
centroamericana de manera que el lector pueda llegar a sus propias conclusiones sobre
el estado de los recursos hídricos en la citada región. Se hace referencia a los
compromisos políticos regionales en la materia como la “Carta Centroamericana del Agua
y la Alianza para el Desarrollo Sostenible (ALIDES)”, principios y políticas, así como sobre
la institucionalidad regional existente. Se toma como referente para resaltar la
importancia de este recurso en la región, una breve síntesis de los recursos hídricos
disponibles per capita por año por país. Centroamérica cuenta con una disponibilidad de
31.064 metros cúbicos de agua per capita en el año 1999. Posteriormente se procede a
describir la ubicación geográfica, el clima, la demografía, indicadores económicos y de
desarrollo sostenible y la situación general de los recursos hídricos por cada uno de los
países de la región desde Belice hasta Panamá.
Palabras clave: Centroamérica, Agua, Recursos Hídricos, Principios, Políticas
Summary
The present article has been prepared for the GWP (Global Water Project/Program?), and
more specifically for its Technical Committee for Central America. The purpose of the work is to
gather information on the hydric resources of Central America, so that the reader of the paper
can reach his own conclusions regarding the hydric resources in the region. The regional
political agreements are referred to as the “Central American Water Chart” and the “Alliance for
the Sustainable Development (ALIDES)”; principles and policies as well as institutional
development are also mentioned. A brief report on the water availability per capita/year in each
country is taken as a reference for assessing the importance of this resource in the region. (In
1999, Central America had a water availability of 31,064 m3 per capita.) Afterward, there is a
description of the geographical situation, climate, demography, economical indicators,
sustainable development indicators, and general situation of the water resources for each
country of the region, from Belize to Panama.
Key words: Central America, water, hydric resources, principles, policies.
Principios y políticas sobre recursos hídricos1
Existe una clara conciencia en Centroamérica sobre la importancia de adoptar una serie
de principios rectores, surgidos de importantes foros internacionales como resultado de una
amplia sistematización de experiencias (figura 1).
73
Compromisos regionales en Centroamérica
Los países de la región han manifestado su interés en reestructurar su sector de recursos
hídricos. Una indicación de esto se presenta en el documento de la Alianza para el Desarrollo
Sostenible (ALIDES)2, la cual establece una serie de objetivos y compromisos políticos,
económicos, sociales, culturales y ambientales en apoyo al futuro común de los países
centroamericanos. El “Compromiso 39” con relación al agua expresa:
Compromiso 39. Agua:
Priorizar la formulación de políticas y legislación sobre manejo y conservación de los
recursos hídricos que incluyan, entre otras cosas, el ordenamiento jurídico e
institucional, mecanismos de coordinación entre las distintas autoridades encargadas del
manejo y administración del recurso, tanto para consumo humano, como para riego y
generación de electricidad; instruyendo a nuestras autoridades correspondientes la
implementación de este compromiso.
Por su parte, la “Carta Centroamericana del Agua”, emitida por el Parlamento
Centroamericano (PARLACEN) y redactada como resolución del Taller sobre la Gestión
Integrada de los Recursos Hídricos del Istmo Centroamericano en 1994 (PARLACEN et. al.,
1994)3, entre otros recomienda:
• Considerar el agua como germen de vida, fuente de paz y desarrollo y bien de dominio
público con valor económico.
• Utilizar los recursos hídricos en forma eficiente, lógica, múltiple, secuencial, justa,
equitativa y coordinada, garantizando a su vez un proceso gradual que asegure la
conservación, preservación y acrecentamiento de su calidad.
• Ver el Agua como el quehacer de un sector único, que considere los intereses de todos los
actores involucrados y no como el de subsectores aislados actuando por interés propio y
sin coordinación.
En Mayo de 1996, la Conferencia sobre: “Evaluación y estrategias de gestión de
Recursos Hídricos en América Latina y el Caribe”, tuvo como objetivo explorar estrategias
que permitan a las entidades nacionales de recursos hídricos desempeñar un papel
protagónico en el desarrollo nacional y regional de América Latina y el Caribe (BID y
OMM, 1996)4.
Durante la Cumbre de Panamá, 1997, los Presidentes Centroamericanos se pronunciaron
sobre el tema del agua:
“En cumplimiento del compromiso 39 de la ALIDES, reconocemos el trabajo que han
desarrollado las instancias regionales relacionadas con el tema del agua para lograr una
coordinación más efectiva sobre estos aspectos; que con el apoyo de estas instituciones
nuestras autoridades nacionales relacionadas con el manejo, conservación y tratamiento
de este valioso recurso, inicien la revisión final en un plazo no mayor de 90 días, y
aprobar un Plan de Acción Regional”.
Con el apoyo de la Organización para los Estados Americanos (OEA), el Banco
Interamericano de Desarrollo (BID), la Agencia Danesa para el Desarrollo Internacional,
entre otros, instituciones regionales como: la Comisión Centroamericana de Ambiente y
Desarrollo (CCAD) y el Comité Regional de Recursos Hidráulicos (CRRH) y el Comité
Coordinador Regional de Instituciones de Agua Potable y Saneamiento (CAPRE),
pudieron cumplir con el mandato de la Cumbre de Panamá mediante el desarrollo de un
proceso de consulta y amplia participación que culmina con el Taller de Presentación de
Resultados del Plan Regional del Agua (PACADIRH), celebrado en Managua, Nicaragua,
en junio de 1999 (SICA, 2000).
74
Durante la XX Cumbre de Presidentes Centroamericanos el PACADIRH es incluido
dentro del “Marco Estratégico para la Reducción de la Vulnerabilidad del Istmo
Centroamericano”5 y se instruye al Sistema de la Integración Centroamericana (SICA),
atender las recomendaciones expresadas en el Plan. Con el fin de iniciar la
implementación del PACADIRH, el SICA establece la organización recomendada en el
documento creando una estructura de tres niveles de amplia participación regional
(figuras 2A y 2B).
Situación a nivel nacional
Belice
Ubicación geográfica
Belice está ubicado en la costa noreste de Centroamérica entre México (en el norte),
Guatemala (en el sur y oeste) y el Mar Caribe (en el este). Tiene un área terrestre de
aproximadamente 23.000 km2 y el 18,4% del país está cubierto de agua. La figura 3 resume
los datos estadísticos del país.
Clima
El clima de Belice es subtropical húmedo, caracterizado por una temperatura
promedio entre los 20 y 31° C , una humedad del 80% y una precipitación anual que
oscila entre los 1.500 mm en la zona norte del país y 4.600 en la zona sur. Se definen
una época con menor lluvia de febrero a mayo y una época lluviosa el resto del año,
alcanzándose un máximo en julio. Las tormentas tropicales y huracanes afectan el
territorio con una frecuencia media de una vez cada cinco años, causando inundaciones
y daños considerables a la agricultura y la infraestructura física (Arteaga, 1994).
Demografía
La población de Belice, es de aproximadamente 247.000 habitantes. La tasa de crecimiento
poblacional es de 3,4% al año, la densidad poblacional es de 11 personas por km2, y para 1999
la tasa de fertilidad total fue de 3,5 niños por mujer (Banco Mundial, 2001).
Indicadores económicos y de desarrollo sostenible
El Ingreso Nacional Bruto (GNI) per capita de Belice es de US$ 2.730, y su economía
creció en 1999 en un 4,5% (GDP) (Banco Mundial, 2001). La tasa de inflación de Belice para
1999 fue de -1,2% y la tasa de desempleo fue del 12,8%.
El área agrícola de Belice corresponde a un 6,1% del área total, 3,4% de éstas bajo riego
y la contribución de este sector a su economía es de 19% GDP, 1999. Las exportaciones de
bienes y servicios se han reducido desde 1990: 63,8% GDP, 1998: 50% GDP y 1999: 48,8%
GDP. Asimismo, sus importaciones muestran oscilaciones: en 1990, 61,6% GDP, 1998,
57,2% GDP y 1999, 58,4% GDP.
Belice cuenta con 13.000 km2, de bosque (aproximadamente 59,1% del área total) y se
encuentra bajo alguna forma de protección cerca del 21% de su territorio. Su tasa de
deforestación para 1999 fue de 2,3%.
Situación de los recursos hídricos
Belice y Panamá son los países Centroamericanos con mayor capital per capita en
materia de recursos hídricos. La posición geográfica sobre el Caribe Centroamericano de
Belice (barlovento) hace que las condiciones climáticas le permitan alcanzar 64.817 m3
per capita, convirtiéndolo en uno de los países con mayor capital hídrico del mundo,
75
solamente superado por los países africanos del Sub-Sahara. De todo este capital hídrico
Belice toma únicamente un 0,6% para usos domésticos, industriales y agrícolas.
En cuanto al potencial hidroeléctrico de Belice, éste está circunscrito a las posibilidades
que presentan los ríos que se forman en la montañas Mayas, ya que el resto del territorio
es bastante plano (Arteaga, 1994).
El consumo de agua potable en Belice ha crecido por un 115% en los últimos 10 años,
desde 550.115.000 galones en 1980 a 1.180.644.000 galones en 1999. La tasa de aumento
promedio en el consumo es de 8,9% por año. El acceso de la población urbana a fuentes de
agua mejorada es 83%, en año 2000. Asimismo, el acceso de la población urbana a
sistemas de saneamiento es 59%, 2000 (Banco Mundial, 2001, citando a la Organización
Mundial de la Salud).
Belice cuenta con 16 cuencas principales. El agua potable es extraída de ríos, pozos,
acuíferos y aguas superficiales. Métodos para la “potabilización” del agua incluyen la
clorinación, filtración y ósmosis inversa, entre otros.
Guatemala
Descripción
Guatemala, con una superficie de aproximadamente 109.000 km2, se encuentra al norte
del Istmo Centroamericano, sus tres cuartas partes son de orografía montañosa, cuyos
orígenes se inician con la continuación de la Sierra Madre desde territorio mexicano, la cual
se bifurca en dos cadenas montañosas. La primera en dirección noreste formando la Sierra
de los Cuchumatanes, La Sierra de Chamá, la Sierra de Santa Cruz y Sierra de las Minas.
La segunda la forma la Sierra Madre la cual se extiende a lo largo del litoral pacífico. La
Sierra Madre también forma el Altiplano Central con valles intermontanos y constituye la
divisoria de aguas continentales (Arteaga, 1994).
Guatemala está definido por diez provincias fisiográficas: Llanura Costera del Pacífico,
Pendiente Volcánica Reciente, Cadena Volcánica, Tierras Altas Cristalinas, Tierras Altas
Sedimentarias, Depresión de Izabal y del Montagua, Planicie Baja Interior de Petén, Cinturón
Plegado del Lacandón, Plataforma de Yucatán y Llanura Costera del Caribe. Además, cuenta con
33 volcanes, varios de ellos activos. La figura 4 resume los datos estadísticos del país.
Clima
Los niveles climáticos se pueden dividir de 0-600 m para clima caliente y temperaturas
medias de 23º a 26° C, de 600-1.800 m para clima templado con temperaturas medias de
l8º a 23° C y arriba de 1.800 m las tierras frías con temperaturas entre l0º y 17° C. La
precipitación se presenta de mayo a octubre con variaciones desde 500 mm para la zona
nororiental del país, hasta más de 5.000 mm en la zona norte (Arteaga, 1994).
Demografía
La población de Guatemala es aproximadamente 11.000.000 de habitantes con un
crecimiento anual del 2,6% y una densidad de población de 102 habitantes por km2. La tasa
de fertilidad para 1999 fue de 4,5 nacimientos por mujer y la vida promedio de los
guatemaltecos ha aumentado de 61 años en 1990 a 65 en 1999 (Banco Mundial, 2001).
Indicadores económicos y de desarrollo sostenible
El Ingreso Nacional Bruto (GNI) per capita de Guatemala es de US$ 1.680, con un
crecimiento anual de su economía del 3,6% del GDP, 1999.
76
El área agrícola de Guatemala corresponde al 41,6% de su territorio total, y 6,6% de esta
área agrícola se encuentra bajo riego. El aporte económico del sector alcanza un 23% del GDP,
1999. Otros sectores importantes son: comercios 24.6%, industria manufacturera 13,8%,
transporte, almacenamiento y comunicaciones 8,8% y la administración pública 7,4%.
Las exportaciones de bienes y servicios se han reducido del 21%, 1990 al 19%, 1999.
Sus importaciones de bienes y servicios han aumentado del 24,8%, 1990 a 27,4%, 1999.
El principal producto de exportación es el café con el 28,3% del total, le sigue el azúcar
15,2%, banano 9,2% y el cardamomo 2,8%.
La riqueza y diversidad de los ecosistemas del país claramente se reflejan en la expresión
vegetal y su paisaje, el cual en pocos kilómetros varía de coníferas y latifoliadas de climas
templados a una vegetación tropical latifoliada en las tierras bajas. Guatemala cuenta con
29.000 km2 de bosque, aproximadamente el 26,3% de su territorio. El 16,8% de éste se
encuentra bajo algún tipo de protección y la tasa de deforestación para 1999 fue de 1,7%.
Situación de los recursos hídricos
La configuración orográfica divide el territorio guatemalteco en las vertientes del Pacífico
y Atlántico, dividiéndose esta última en las vertientes del Golfo de México y del Caribe. La
vertiente del Pacífico tiene un 19% de la escorrentía total, la Vertiente del Atlántico con un
34% y la Vertiente del Golfo de México con un 47% de la escorrentía total media anual. El
río más caudaloso es el Usumacita, le siguen el San Pedro, Pasión, Salinas y Chixoy en la
Vertiente del Golfo de México; el Montagua, el Cahabón en la Vertiente del Atlántico y Paz,
Nahualate y Coyolate en la Vertiente del Pacífico. En Guatemala también existen más de 300
lagos y lagunas, siendo los más grandes el Lago de Izabal (590 km2) y el Lago Atitlán (126
km2) (Arteaga, 1994).
El capital hídrico de Guatemala es de 12.121 m3 per capita y su extracción para usos
domésticos, industriales y agrícolas es del 0,9%. El acceso de la población urbana a fuentes
de agua mejorada es del 97%, 2000. Asimismo, el acceso de la población urbana a sistemas
de saneamiento es del 98% para el 2000 (Banco Mundial, 2001, citando a la Organización
Mundial de la Salud, 2000).
Existen 27 sistemas de riego público o construidos por el Gobierno que cubren 16.000 ha
(20%). Asimismo, 64.000 ha (80%) son regadas por sistemas privados; el potencial de
tierras a irrigar es de 2.500.000 hectáreas.
El consumo eléctrico per capita, según datos de 1998, es de 322 kW/h. La capacidad
eléctrica instalada es de 1.030 MW, que cubren esencialmente la ciudad capital y las áreas
urbanas del país. El mayor generador de electricidad es la hidroeléctrica Chixoy y el
potencial hidroeléctrico del país se sitúa en 10.891 MW.
Guatemala no cuenta con una Ley General de Agua; la propiedad la regula la Constitución
Política (1985), el Código Civil (1966) y la Ley de expropiación (1845). Los usos son
regulados por diversas leyes sectoriales; así el Instituto de Fomento Municipal -INFOM- es
el ente rector del Agua Potable y Saneamiento a nivel nacional. El Ministerio de Agricultura,
Ganadería y Alimentación -MAGA- es el ente rector de la política hídrica (riego y recursos
hidrobiológicos) con excepción del agua potable y saneamiento e hidroeléctrico, el cual es
regulado por el Instituto Nacional de Electrificación -INDE-.
La Dirección de Vigilancia y Control del Ministerio de Salud Pública vela porque los
proyectos cumplan con las normas de saneamiento exigidas y porque sea implementado un
programa de vigilancia de la calidad del agua en todo el país. Además vela por la calidad de
las aguas la Comisión Nacional del Medio Ambiente -CONAMA-. La protección de bosques
productores de agua la tiene a su cargo el Consejo Nacional de Áreas Protegidas -CONAP-.
77
La investigación sobre agua subterránea la ha efectuado el Instituto Nacional de
Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (INSIVUMEH), el INFOM y la Agencia de
Cooperación Internacional de Japón (JICA).
El riesgo de cada una de las 38 cuencas del país ha sido recientemente estimado a partir
de conjugar las amenazas naturales, definidas por la recurrencia de los fenómenos naturales
y la vulnerabilidad ambiental, económica y social.
En resumen, el sistema actual de uso y aprovechamiento del agua está agotado: no hay
ley de aguas, la rectoría está en el sector agrícola, los demás sectores se rigen por sus
propias normas, la cobertura de agua para consumo humano es baja, hay conflicto de uso
entre comunidades (agua para consumo humano) y regantes; un bajo aprovechamiento del
potencial de agua para riego e hidroelectricidad. Sin embargo, hay cierto consenso en
reformar el sistema actual, así uno que promueva el manejo integrado de los recursos
hídricos, a través de la definición de una política y de un organismo rector, independiente
de los sectores, con una activa participación de todos los usuarios.
Honduras
Descripción
Con 112.000 km2, Honduras es un país montañoso en casi todo su territorio, con
excepción de la zona costera norte del Mar Caribe y una fracción que drena hacia el Golfo
de Fonseca en el Océano Pacífico. Se identifican tres regiones: las tierras altas, por arriba
de los 600 msnm con valles intermontanos (80% del territorio); los valles comprendidos
entre los 150 msnm y 600 msnm (16%), y el resto áreas planas con poca pendiente en sus
valles costeros (Valle del Sula y otros al norte y hacia el Pacífico el Valle de Nacaome)
(Arteaga, 1994). La figura 5 resume los datos estadísticos del país.
Clima
Por su posición geográfica, Honduras posee un clima tropical. La orografía del territorio
hondureño juega un papel muy importante en la diversificación del clima, ya que al
interactuar con la circulación general de la atmósfera producen regímenes de lluvias
distintos en la vertiente del Caribe, la vertiente del Pacífico y la zona central intermontana
(Pastrana, 1976, citado por Argeñal, 2000).
En el litoral del Caribe llueve durante casi todo el año. Durante los meses de noviembre
a marzo inclusive, esta porción del territorio es invadida por frentes fríos los cuales producen
cantidades importantes de lluvia (temporales) y temperaturas bajas. Las zonas
intermontanas tienen un clima con un régimen de precipitación que presenta dos estaciones
bien definidas, una estación lluviosa (mayo-octubre) y otra seca (diciembre-marzo). De
igual forma que el régimen de la precipitación, el régimen térmico está determinado por la
orografía del territorio y los fenómenos meteorológicos. La zona más caliente de Honduras
es la región del litoral Pacífico, tal es el caso de Choluteca, donde en ocasiones, las
temperaturas máximas absolutas alcanzan valores mayores a los 40° C durante los últimos
meses de la estación seca. La zona más fría es la región occidental donde las temperaturas
mínimas alcanzan valores menores a los 5° C, especialmente sobre las partes altas de las
sierras de El Merendón, Puca Opalaca y Celaque, especialmente cuando los frentes fríos
alcanzan el territorio Hondureño en los meses de diciembre a marzo inclusive.
Demografía
La población de Honduras es aproximadamente 6.000.000 de habitantes con un
crecimiento anual del 2,7% y una densidad de población de 56 habitantes por km2. La tasa
de fertilidad para 1999 fue de 4 nacimientos por mujer y la vida promedio de los
Hondureños ha aumentado de 67 años en 1990 a 70 en 1999 (Banco Mundial, 2001).
78
Indicadores económicos y de desarrollo sostenible
El Ingreso Nacional Bruto (GNI) per capita de Honduras es de US$ 760. Su economía a
variado de 0,1% GDP, 1990 a 2,9% GDP, 1998 y - 1,9% GDP, 1999. Este último indicador
está severamente influenciado por el efecto económico que produjo el huracán Mitch en
octubre de 1998.
El área agrícola de Honduras corresponde al 32% de su territorio total, y 3,7% de esta
área agrícola se encuentra bajo riego. El aporte económico del sector alcanza un 16% del
GDP, 1999. Las exportaciones de bienes y servicios han aumentado del 36,4%, 1990 al
42,9%, 1999. De igual forma, sus importaciones de bienes y servicios han aumentado del
39,8%, 1990 al 56,7%, 1999.
Honduras cuenta con 54.000 km2 de bosque, aproximadamente el 48,1% de su territorio.
El 6% de éste se encuentra bajo algún tipo de protección y la tasa de deforestación para
1999 era de 1%.
Situación de los recursos hídricos
El capital hídrico de Honduras es de 15.211 m3 per capita y su extracción para usos
domésticos, industriales y agrícolas es de 1.6%. El acceso de la población urbana a fuentes
de agua mejorada es del 97% para el 2000. Asimismo, el acceso de la población urbana a
sistemas de saneamiento es del 94% para el 2000 (Banco Mundial, 2001, citando a la
Organización Mundial de la Salud, 2000).
Hidrográficamente el territorio se ha dividido en 19 cuencas principales entre las que se
incluyen las transnacionales que comparte con Guatemala, El Salvador y Nicaragua. Las
mayores desaguan hacia el Mar Caribe, destacando las cuencas del Río Ulúa con 22.817 km2 y
con caudales medios anuales del orden de los 360 m3/s; el Río Patuca con 23.898 km2 y 407
m3/s, y el Río Aguán con 10.266 km2 y 182 m3/s. Hacia el Golfo de Fonseca el río Choluteca con
7.580 km2 y 84 m3/s. Las cuencas que desaguan hacia el Pacífico son las de mayor degradación
y menor riqueza hídrica y representan el 12% del territorio nacional (Arteaga, 1994).
El marco jurídico e institucional de los recursos hídricos en Honduras se está
reestructurando. Se pretende fomentar la participación de los usuarios, especialmente a
través de un tipo de organización que considere la cuenca como la unidad de gestión del
recurso. Asimismo, se iniciará la administración integral de las cuencas hidrográficas con
mayores problemas, tal es el caso de los ríos Choluteca, Chamelecón, Cangrejal y Ulúa.
Las metas y prioridades de Honduras en cuanto al recurso hídrico contemplan la
construcción de proyectos de riego que cubran aproximadamente 16 mil hectáreas. Se
promoverá y estimulará al sector privado para que desarrolle la infraestructura secundaria,
terciaria y productiva en los grandes y pequeños proyectos de riego, con incentivos de
crédito a largo plazo, asistencia técnica efectiva y seguridad de la inversión. Además se
apoyarán los proyectos de microriego y agua potable bajo la modalidad de co-participación
Comunidad-Gobierno, los cuales serán administrados por los usuarios.
Se aumentará en 3.6 millones de metros cúbicos la capacidad del embalse de la
Concepción para abastecer una población de 153.000 habitantes de los sectores urbano
marginal. También se desarrollará un proyecto de ampliación de subcolectores en zonas de
barrios marginales de la ciudad capital.
Se promoverán las políticas y metas siguientes: Plan Maestro de Riego y Drenaje, con un
horizonte de 25 años para incorporar a la agricultura de riego 30.000 hectáreas, acorde con
las necesidades de aumento de la producción agrícola para consumo interno para la
exportación y para desarrollar los recursos hídricos en áreas que se requiera menos inversión.
79
En cuanto al marco legal, existe una propuesta de la Secretaría de Recursos Naturales y
Ambiente para actualizar la Ley de Aguas, la cual marcará una moderna y actual base legal,
técnica e institucional para el manejo integrado de los recursos hídricos.
El Salvador
Descripción
El Salvador con 21.000 km2, se divide orográficamente en tres regiones: norte
montañoso (1.200-2.700 msnm) con valles estrechos y cañadas, la Meseta Central con
valles y altiplanos (800-1.200 msnm) y la región costera del litoral pacífico (0-800 msnm).
La figura 6 resume los datos estadísticos del país.
Clima
En el norte montañoso las temperaturas medias oscilan entre los 10 y 16° C, sobre la
Meseta Central las temperaturas son del orden de los 19 a 22° C, y en la región costera del
litoral Pacífico el clima es más caluroso y húmedo con temperaturas entre los 22 y 28° C.
La precipitación media del país es de 1.180 mm por año, la cual varía entre los 1.500 mm
sobre la zona plana costera y los 2.800 mm anuales en la región norte montañosa. Durante
el año se manifiesta una estación seca de noviembre a abril y una estación lluviosa de mayo
a octubre. En El Salvador el 3% de la lluvia caída corresponde al período seco y el 97% del
total se concentra en la estación lluviosa.
Demografía
La población de El Salvador es aproximadamente 6.000.000 de habitantes con un
crecimiento anual del 2% y una densidad de población de 297 habitantes por km2. La tasa
de fertilidad para 1999 fue de 3,2 nacimientos por mujer y la vida promedio de los
salvadoreños ha aumentado de 66 años en 1990 a 70 en 1999 (Banco Mundial, 2001).
Indicadores económicos y de desarrollo sostenible
El Ingreso Nacional Bruto (GNI) per capita de El Salvador es de US$ 1.920. Su economía
a variado de 4,8% GDP, 1990 a 3,5% GDP, 1998 y 3,4% GDP, 1999.
El área agrícola de El Salvador corresponde al 77,4% de su territorio total, y 4,4% de
esta área agrícola se encuentra bajo riego. El aporte económico del sector alcanza un 10%
del GDP, 1999. Las exportaciones de bienes y servicios han aumentado del 18,6%, 1990 al
24,8%, 1999. De igual forma sus importaciones de bienes y servicios han aumentado del
31,2%, 1990 al 36,9%, 1999.
El Salvador cuenta con 1.000 km2 de bosque, aproximadamente el 5,8% de su territorio.
El 0,3% de este se encuentra bajo algún tipo de protección y la tasa de deforestación para
1999 era de 4,6 %.
Situación de los recursos hídricos
El capital hídrico de El Salvador es de 2.876 m3 per capita y su extracción para usos
domésticos, industriales y agrícolas es de 4,1%. El acceso de la población urbana a
fuentes de agua mejorada es del 88%, 2000. Asimismo, el acceso de la población urbana
a sistemas de saneamiento es del 88%, 2000 (Banco Mundial, 2001, citando a la
Organización Mundial de la Salud, 2000).
Hidrográficamente tributa por completo sobre la vertiente del océano Pacífico y se le
puede dividir en 10 pequeños sistemas, de los cuales el mayor y más importante está
80
representado por la cuenca del Río Lempa con 10.000 km2 que abarca el 49% de todo el
territorio. Le siguen en tamaño las cuencas de los ríos Grande de San Miguel con 2.250
km2, río Jiboa con 1.717 km2, río Goascorán con 1.316 km2 (fracción nacional fronteriza
con Honduras), el Río Paz que comparte con Guatemala con 958 km2, fracción nacional.
Los embalses artificiales de los proyectos hidroeléctricos de Cerrón Grande, 5 de
Noviembre y l5 de Septiembre, todos sobre el cauce del Río Lempa, el cual constituye la
riqueza hídrica (72% del total nacional) y energética principal del país. Se estima que el
volumen de escurrimiento territorial equivale a los 18 millones de m3 por año, que
representan el 33% del total medio de lluvia caída. (Arteaga, 1994).
Considerando los límites físicos de las cuencas hidrográficas, el área de las cuencas
transfronterizas representa casi el 50% más del área del territorio nacional y lo que en
términos de caudal llega a representar el 34% de la disponibilidad de agua a nivel
nacional. Aproximadamente el 28% del agua que corre por el Río Lempa, proviene de
Honduras y Guatemala, y que el 34% de toda la disponibilidad de agua de El Salvador
se genera en ambos países.
La falta de tratamiento de las aguas residuales domésticas, así como las industriales y
agroindustriales, incide en la calidad de la fuente de agua más importante del país, el Río
Lempa. Además, la posición geográfica y el recorrido hacia el mar del río facilitan que la
contaminación que se concentra en él se pueda distribuir a lo largo y ancho del territorio.
Una de las acciones primordiales, y que es determinante en el desarrollo futuro de los
recursos hídricos de El Salvador, es la disminución de los contaminantes procedentes de los
diferentes usos del agua, reduciendo de esta forma la posibilidad de que el agua sea usado como
vehículo transmisor de enfermedades de origen hídrico como el cólera, diarreas, etc., las cuales
que representan un porcentaje bastante alto de las causas de mortalidad infantil en el país.
Gestión de los Recursos Hídricos
En El Salvador no puede hablarse de un proceso de gestión del recurso hídrico, más bien lo
que ha ocurrido es una explotación de los mismos con un sesgo sectorialista, lo cual es natural
ya que las ventajas económicas, sociales y políticas determinan en gran medida el interés de
los gobiernos por impulsar y organizar instituciones en los sectores o subsectores. A este hecho
se puede agregar el esquema o modelo de desarrollo de los Recursos Naturales Renovables que
imperó en los años 50-60, donde el manejo y desarrollo de los mismos era centralizado.
Actualmente se ha propuesto una política sobre recursos hídricos cuyo objetivo general
es lograr una disponibilidad equitativa y un aprovechamiento sustentable de los recursos
hídricos, a través del manejo ambiental sostenible de su oferta nacional, atendiendo los
requerimientos sociales y económicos en sus aspectos de calidad, cantidad y distribución.
Específicamente se pretende lograr una disponibilidad eficiente, propiciando un
desarrollo sustentable de los recursos hídricos, mediante el apoyo a un sistema de
gestión integral, sustentado en el conocimiento de la ocurrencia y uso del agua, tanto en
cantidad como en calidad, promoviendo y facilitando la participación de los usuarios
privados y comunitarios del agua en su planificación, desarrollo y administración, dando
la valoración económica adecuada al recurso.
Además, es necesario garantizar la protección de los cuerpos de agua, zonas acuíferas y
de recarga, por medio de la reglamentación necesaria que promueva el respeto a su
conservación, facilitando el manejo de cuencas con énfasis en el manejo de los suelos y la
cobertura vegetal, así como facilitando la investigación, la transferencia de tecnología para
el manejo de los recursos, la información y el conocimiento de los mismos. Esta política
debe también lograr el aprovechamiento sostenible e implantar y consolidar una reforma
organizacional e institucional del sector.
81
Nicaragua
Descripción
Nicaragua con una superficie de aproximadamente 130.000 km2 es el país más extenso
de Centroamérica y se encuentra en el centro geográfico del Istmo. La figura 7 resume los
datos estadísticos del país.
Su orografía lo divide en tres regiones: la del Pacífico con 38.700 km2, es un territorio de
cuencas pequeñas y ríos de corto recorrido, donde se concentra la mayor densidad de población.
La región Central con 42.400 km2 incluye mesetas escalonadas, forma las partes media y alta de
las cuencas más grandes de los ríos que drenan al Mar Caribe, y la región Atlántica con 46.600
km2 hacia donde escurre el mayor volumen de los recursos hídricos superficiales.
Clima
La vertiente del Pacífico es donde las precipitaciones van de los 500 mm a los 1.000 mn
anuales, drenan 220 m3/s (4%), mientras hacia el Atlántico o Mar Caribe donde las lluvias
medias son en promedio 4.000 mm por año, escurren 5.300 m3/s (96%), marcando un gran
desbalance de aguas superficiales en ambas vertientes.
Demografía
La población de Nicaragua es de aproximadamente 5.000.000 de habitantes con un
crecimiento anual del 2,6% y una densidad de población de 41 habitantes por km2. La tasa
de fertilidad para 1999 fue de 3,6 nacimientos por mujer y la vida promedio de los
guatemaltecos ha aumentado de 64 años en 1990 a 69 en 1999 (Banco Mundial, 2001).
Indicadores económicos y de desarrollo sostenible
El Ingreso Nacional Bruto (GNI) per capita de Nicaragua es de US$ 410, con un
crecimiento anual de su economía del 7% del GDP, 1999.
El área agrícola de Nicaragua corresponde al 62,3% de su territorio total, y 3,2% de esta área
agrícola se encuentra bajo riego. El aporte económico del sector alcanza un 32% del GDP, 1999.
Las exportaciones de bienes y servicios han aumentado del 24,9%, 1990 al 33,6%, 1999. Sus
importaciones de bienes y servicios también han aumentado del 46,3%, 1990 a 88,7%, 1999.
Nicaragua cuenta con 33.000 km2 de bosque, aproximadamente el 27% de su territorio.
El 7,5% de éste se encuentra bajo algún tipo de protección y la tasa de deforestación para
1990-2000 fue de 3%.
Situación de los recursos hídricos
El capital hídrico de Nicaragua es de 38.668 m3 per capita y su extracción para usos
domésticos, industriales y agrícolas es del 0,7%. El acceso de la población urbana a fuentes
de agua es del 95%, 2000. Asimismo, el acceso de la población urbana a sistemas de
saneamiento es del 96%, según datos del 2000 (Banco Mundial, 2001, citando a la
Organización Mundial de la Salud, 2000).
Hidrográficamente el país está dividido en 21 cuencas, de las cuales 8 drenan hacia el
Pacífico (10% del territorio) y 13 al Atlántico (90% del territorio). La cuenca del Río Coco con
24.476 km2 se comparte con Honduras (21%) y la cuenca del Río San Juan con 41.870 km2,
con Costa Rica (32%). Son los ríos más caudalosos e importantes y ambos drenan hacia el Mar
Caribe. Les siguen en importancia los ríos Prinzapolka, Grande de Matagalpa y Río Escondido,
82
cuyas cuencas son del orden 11.000 km2, el resto del sistema hidrográfico está constituido por
cuencas menores a los 3.000 km2, que drenan hacia el Pacífico (Arteaga, 1994).
La generación hidroeléctrica en Nicaragua representa el 25,6% de la generación total de
energía, siendo el consumo per capita de 281kW/h, según datos de Banco Mundial de 1998. El
enorme capital hídrico de Nicaragua, particularmente en su vertiente Caribe hace que su
potencial de energía hidroeléctrica ascienda a los 1.767 MW, actualmente la potencia instalada
no supera el 6% de dicho potencial.
Existe un área potencial de 700.000 ha de tierras irrigables por debajo de la cota de los
100 msnm, hoy día se está irrigando unas 30.000 ha, las cuales representan solamente un
4% del área potencial.
En cuanto al marco institucional de los recursos hídricos en Nicaragua se puede decir que
las funciones del uso y manejo del agua son competencias y atribuciones de un marco
institucional existente, al cual le son conferidas mediante un conjunto de leyes; es así, que
los distintos ministerios y entes autónomos del Estado cumplen con sus mandatos
establecidos en sus leyes creadoras, leyes orgánicas, y otras leyes especiales relacionadas
con los recursos hídricos.
A pesar de disponer en Nicaragua de un Plan de Acción para el Manejo Integral del
Agua (PARH), el Gobierno aún no ha iniciado su implementación, de manera que, no se
cuenta con la Ley General del Agua aprobada y tampoco se ha establecido la Autoridad
del Agua que se encargue de aplicar dicha ley, de modo, que en el corto y mediano plazo,
se puedan implementar todas las acciones propuestas en el PARH, las cuales
indefectiblemente, conllevarán en el largo plazo, a un manejo racional y sostenible del
recurso. Con base en lo anterior, se puede afirmar que el país todavía continúa en un
manejo fraccionado y carente de coordinación.
En cuanto al marco legislativo, la Constitución Política de Nicaragua establece que los
recursos naturales son patrimonio del Estado y que éste tiene la obligación de preservarlos
y conservarlos. La propia Constitución consigna que el Estado puede celebrar contratos de
explotación racional de los recursos naturales, cuando así lo requiera el interés nacional. El
precepto anterior confirma el papel del Estado como custodio o administrador de los
recursos hídricos nacionales
En otro contexto, el Código Civil vigente, promulgado anterior a los preceptos modernos
sobre el manejo integral de las aguas, contiene normas que la reconocen como un bien público,
pero sujeto a determinadas reglas relacionadas con la propiedad privada de la tierra. El Código
Civil consagra el derecho al uso por parte de todas las personas que lo necesiten, prohíbe la
variación de los cursos de las corrientes, establece el derecho a la servidumbre y reconoce el
derecho a transportar el agua a través de predios propiedad de terceros.
En 1996, entró en vigor la Ley General del Ambiente y los Recursos Naturales, la cual
confirma el dominio público de las aguas, en esa misma ley se establecen las bases para la
administración de los recursos hídricos bajo el principio de autorización previa al uso,
remitiendo a una ley especial (Ley General del Agua), todo lo relativo a su implementación
y la definición de la autoridad competente.
En Nicaragua falta una política nacional hídrica que marque el rumbo hacia una gestión
integral ha originado la actual degradación de los cuerpos de agua más importantes del país,
tanto superficiales como subterráneos, asimismo, prevalecen sin solución numerosos
conflictos entre pequeños y grandes usuarios. Ante esta problemática y en la búsqueda de
una salida, la Comisión Nacional de Recursos Hídricos (CNRH) gestionó, monitoreó y
controló la elaboración del PARH, dentro del cual se preparó una propuesta de Política
Nacional de los Recursos Hídricos. Esta propuesta define los grandes objetivos que en un
83
largo plazo conllevarían al uso y manejo sostenible del agua y por otro lado, establece los
lineamientos de estrategias que deban aplicarse para lograr dichos objetivos.
Recientemente ha sido aprobada la Ley de Organización, Competencia y Procedimientos
del Poder Ejecutivo cuyas propuestas transformarán sustancialmente el aparato estatal. En
materia de aguas se establecen mecanismos regulatorios que le atribuyen un valor
económico al recurso por su uso, como si fuese un insumo más de los procesos de
producción en los que se hace presente. Y, en cuanto se refiere al Anteproyecto de la Ley
General de Aguas elaborada por el PARH, ésta se encuentra en un proceso de revisión en el
seno de la CNRH, para luego ser sometida a la consideración de la Asamblea Nacional para
su posterior aprobación.
Costa Rica
Descripción
El territorio de Costa Rica con aproximadamente 51.000 km2 está dividido en dos
vertientes, Caribe y Pacífico, por la Cordillera de Guanacaste, la Cordillera Central y la
Cordillera de Talamanca. La figura 8 resume los datos estadísticos del país.
Clima
La vertiente del Pacífico tiene dos estaciones climáticas bien definidas, una época lluviosa
de mayo a noviembre y donde octubre es el mes de máxima precipitación, y una estación
seca de diciembre a abril. La vertiente del Caribe se caracteriza por tener una estación
lluviosa casi durante todo el año, siendo diciembre el mes de máximas precipitaciones. En
esta región el índice de humedad es positivo y no acusa déficit de agua pues aún en los
meses más secos se tienen promedios de lluvia hasta de 200 mm (Arteaga, 1994).
Demografía
La población de Costa Rica es aproximadamente 4.000.000 de habitantes con un
crecimiento anual del 1,8% y una densidad de población de 70 habitantes por km2. La tasa
de fertilidad para 1999 fue de 2,5 nacimientos por mujer y la vida promedio de los
costarricenses es de 77 años para el año 1999 (Banco Mundial, 2001).
Indicadores económicos y de desarrollo sostenible
El Ingreso Nacional Bruto (GNI) per capita de Costa Rica es el más alto del Istmo con
US$ 3.570. Su economía a crecido de 3,6% GDP, 1990 a 8% GDP, 1999.
El área agrícola de Costa Rica corresponde al 55,7% de su territorio total, y 25% de
esta área agrícola se encuentra bajo riego, ubicándose principalmente a lo largo de las
regiones con mayor déficit hídrico. Lo anterior contribuye a reducir las pérdidas durante
épocas de sequía severa. El aporte del sector a la economía del país alcanza un 11% del
GDP, 1999. Las exportaciones de bienes y servicios han aumentado del 34,6%, 1990 al
53,7%, 1999. Las importaciones de bienes y servicios han variado entre 41,4% en 1990,
50,9% en 1998 y 47,2% en 1999.
Costa Rica cuenta con 20.000 km2 de bosque, aproximadamente el 38,5% de su
territorio. El 14,2% de éste se encuentra bajo algún tipo de protección y la tasa de
deforestación para 1999 era de 0,8%.
84
Situación de los recursos hídricos
El capital hídrico de Costa Rica es de 31.318 m3 per capita y su extracción para usos
domésticos, industriales y agrícolas es de 5,1%. El acceso de la población urbana a
fuentes de agua mejorada es del 98%, 2000. Asimismo, el acceso de la población urbana
a sistemas de saneamiento es del 98%, 2000 (Banco Mundial, 2001, citando a la
Organización Mundial de la Salud, 2000).
Hidrográficamente el país está dividido en 34 cuencas, de las cuales la mitad
desaguan hacia el Pacífico y 17 hacia el Caribe, 10 en forma directa y 7 a través del Río
San Juan, fronterizo con Nicaragua. Los ríos más caudalosos son los de la vertiente del
Caribe. Los del Pacífico experimentan mayores descensos durante los meses sin lluvias.
De esta forma, el mayor porcentaje de la disponibilidad hídrica territorial se ubica en la
vertiente Caribe, donde las cuencas más importantes de esta vertiente son las de los ríos
Sapoá - Zapote, Frío, San Carlos y Sarapiquí, tributarias del Río San Juan, y las del
Tortuguero, Reventazón, Pacuaré, y Chirripó y Sixaola (en la frontera con Panamá) que
desaguan frente en el Caribe. En la vertiente Pacífico destacan las cuencas de los ríos:
Tempisque, el Bebedero, Grande de Térraba y Grande de Tárcoles (Arteaga, 1994).
En general se puede decir que para el sector hídrico nacional los principales problemas son:
• Visión no integrada del manejo del recurso. Cada institución trata de desarrollar sus
competencias.
• Un marco legal fragmentado y obsoleto.
• Utilización del recurso sin aplicar un concepto de solidaridad entre usuarios.
• No existe un conocimiento real de la situación del agua en el país. No existiendo la base
del conocimiento real sobre la disponibilidad hídrica nacional (cantidad y calidad).
• El recurso hídrico no ha sido valorado adecuadamente.
• Competencia de actividades productivas por el recurso en perjuicio de la disponibilidad de agua.
• Demanda de agua creciente.
• No existen políticas tendientes a la regulación al cambio de uso de la tierra.
En cuanto a las políticas de los recursos hídricos el Plan Nacional de Desarrollo 1998 2002, contempla el siguiente objetivo estratégico: “Garantizar la protección del recurso
hídrico para el suministro de agua suficiente y de calidad en las diferentes actividades del
desarrollo nacional”. Para ello, plantea tres políticas específicas con una serie de programas
y acciones generales, a saber:
1. Ordenamiento y planificación del uso del agua para el desarrollo nacional.
• Fortalecimiento de la Dirección Nacional de Aguas del Ministerio de Ambiente y Energía
(MINAE), como ente rector de la planificación y fiscalización del recurso hídrico nacional.
• Establecer el Plan Nacional de Ordenamiento del recurso hídrico.
• Formular la estrategia nacional del manejo y uso del recurso hídrico.
• Realización y cumplimiento de estudios de impacto ambiental en los proyectos públicos y
privados de utilización del recurso hídrico.
• Fortalecer las iniciativas interinstitucionales y de la sociedad civil en el manejo y la
planificación integral de cuencas hidrográficas.
• Desarrollar el Programa Nacional de Inversión, Recolección y Tratamiento de Aguas
Negras o Residuales.
2. Incorporar los costos de protección del recurso agua en el valor de los servicios y bienes
producidos.
• Profundizar los estudios ambientales y económicos que determinen el valor real del
recurso agua.
85
• Incorporar el valor real del agua en las tarifas de bienes y servicios producidos y
suministrados por las instituciones públicas.
• Interiorizar el costo del deterioro ambiental que se genera con la producción de bienes y
servicios, donde se utiliza el recurso agua.
3. Promover el ordenamiento y el uso de aguas marinas.
• Elaboración del Plan de Ordenamiento para el uso de las aguas marinas y protección de
ecosistemas.
• Plan de ordenamiento y rehabilitación del Golfo de Nicoya.
• Plan de ordenamiento y manejo del Golfo Dulce.
Asimismo, se pretende continuar con el control y minimización de la contaminación del
agua de los ríos, controlando la descarga de efluentes, tarea a desarrollar por el Ministerio
de Salud en coordinación con ICAA, involucrando dentro de este proceso a las
municipalidades y a las empresas privadas.
Panamá
Descripción
Panamá con una extensión territorial de 76.000 km2 ocupa la franja territorial más
angosta del Istmo Centroamericano. Su configuración orográfica la forma la cordillera que
se inicia en el Volcán Chiriquí (3.475 msnm), y atraviesa el país longitudinalmente de oeste
a este hasta la provincia oriental del Darién en la frontera con Colombia, donde con el
nombre de Cordillera de San Blas, se aproxima a las costas del Mar Caribe. La cordillera
forma la divisoria de aguas entre las vertientes del Caribe hacia el norte, y la del Pacífico
hacia el sur (Arteaga, 1994). La figura 9 resume los datos estadísticos del país.
Clima
El territorio panameño no es afectado directamente por las tormentas tropicales y
huracanes que se forman en el Atlántico, pero está fuertemente influenciado por los
desplazamientos de la Zona de Convergencia Intertropical, que da origen a las altas
precipitaciones anuales y consecuentes ríos caudalosos y a la considerable riqueza
hídrica que dispone Panamá (lluvias anuales de hasta 5.000 mm en la región central y
6.000 mm en la Península Valiente, hasta 7.000 mm y nueve meses de lluvias en las
Provincias de Bocas del Toro y Chiriquí, fronterizas con Costa Rica. Al extremo oriental
en la Provincia del Darién la precipitación supera los 4.000 mm.
Los climas clasificados como tropicales húmedos a muy húmedo y seco, predominan en
las planicies bajas, y en las tierras altas, el clima templado húmedo a muy húmedo. En la
Provincia de Coclé y la Península de Azuero (zona conocida como el Arco Seco) se presenta
el clima tropical seco con precipitaciones inferiores a 1.500 mm anuales imprimiéndole la
característica seca a esta región, con escasez de recursos en aguas superficiales y
subterráneas en comparación con la abundancia que prevalece en el resto del país.
Demografía
La población de Panamá es aproximadamente 3.000.000 de habitantes con un
crecimiento anual del 1,7% y una densidad de población de 38 habitantes por km2. La tasa
de fertilidad para 1999 fue de 2,5 nacimientos por mujer y la vida promedio de los
panameños es de 74 años para el año 1999 (Banco Mundial, 2001).
86
Indicadores económicos y de desarrollo sostenible
El Ingreso Nacional Bruto (GNI) per capita de Panamá de US$ 3.080. Su economía a variado
de un 8,1% GDP en 1990 a un 4,4% en 1998 hasta un 3% en 1999 (Banco Mundial 2001).
El área agrícola de Panamá corresponde al 28,6 % de su territorio total, y 4,9 % de esta
área agrícola se encuentra bajo riego. El aporte del sector a la economía del país alcanza
un 7% del GDP, 1999, siendo Panamá el país en Centroamérica que menos depende de la
agricultura como base económica. Las exportaciones de bienes y servicios han disminuido
del 38,4% en 1990 al 32,9% en 1999. Las importaciones de bienes y servicios han variado
del 33,8 % en 1990, al 41,8 en 1998 y al 41,4% en 1999.
Panamá cuenta con 29.000 km2 de bosque, aproximadamente el 38,6% de su territorio.
El 19,1% de éste se encuentra bajo algún tipo de protección y la tasa de deforestación para
1999 era de 1,6%.
Vale destacar que los bosques proveen grandes servicios en la regulación de la
evaporación del agua, en los procesos de recarga de los acuíferos, en el control de los
vientos, de la erosión y sedimentación y en el mantenimiento de la temperatura
ambiente. En nuestros bosques del trópico húmedo, un 25% del agua de lluvia se queda
en las copas de los árboles, el 15% se evapora, un 25% corre por la superficie y el 35%
va a los acuíferos, que son las reservas de los períodos climáticos secos; en cambio en
las zonas deforestadas el 40% del agua se evapora, el 50% se va por las superficies y
sólo un 10% va a los acuíferos. De acuerdo con la Dra. Ligia Herrera (CATHALAC) “la
cobertura de bosques del país pasó del 93% del territorio hacia el año 1800, al 70%
cerca de 1947, para reducirse a entre un 38 y un 45 por ciento hacia 1980, estimándose
pérdidas de 50.000 hectáreas de bosque por año, a cuenta en lo fundamental de la
expansión de las fronteras agrícolas”.
Situación de los recursos hídricos
El capital hídrico de Panamá al igual que Belice es uno de los más ricos del mundo, éste es
de aproximadamente 52.437 m3 per capita y su extracción para usos domésticos, industriales
y agrícolas es de 1,1%. El acceso de la población urbana a fuentes de agua mejorada es del
88%, 2000. Asimismo, el acceso de la población urbana a sistemas de saneamiento es del 99%,
2000 (Banco Mundial, 2001, citando a la Organización Mundial de la Salud, 2000).
La República de Panamá cuenta con 52 cuencas hidrográficas, de las cuales dos son
compartidas con los países vecinos de Costa Rica y Colombia. La cordillera que es
divisoria de aguas entre las vertientes del Caribe hacia el norte, y la del Pacífico hacia el
sur hace que la región Caribe sea más estrecha. Aquí se distribuyen 150 ríos de
pequeñas cuencas y cauces de corto recorrido, por ejemplo: el Río Sixaola (fronterizo
con Costa Rica), el Río Changinola (2.991 km2), y el Río Chagras (3.315 km2) que
alimenta al Lago Gatún, éste último de importancia para el funcionamiento del Canal de
Panamá. La vertiente del Pacífico comprende un territorio más amplio que el Caribe y
está integrada por más de 330 ríos que desembocan hacia los golfos de Chiriquí y
Panamá entre los que se incluyen 8 cuyas cuencas son mayores de 2.000 km2 y la del
Río Tuira con 10.664 km2, la más extensa del país.
Para hablar de la situación hídrica en Panamá hay que partir de referirse a las
relaciones entre el agua, el ambiente y el desarrollo en el país. A lo largo de la historia,
la sociedad panameña ha estado dominada por el régimen de la pluvioagricultura. Según
el arqueólogo Richard Cooke, hay importantes demostraciones de haber existido la
agricultura especializada (o sea de pocas especies sembradas en cantidades
apreciables), en algunas comunidades ubicadas en vegas de los ríos y lagos y en valles
intermontanos, tales como Cerro Punta, Chitra, El Valle de Antón y Cerro Azul. Sin lugar
87
a dudas esta economía agraria de riego natural estuvo favorecida por las condiciones
climáticas resultantes de la posición geográfica de Panamá -ubicada como está en la
zona de convergencia intertropical- y de su configuración orográfica. En las cordilleras
no escaseó nunca la precipitación; y los densos bosques, ricos en biodiversidad y con
una extensa cobertura sobre las laderas en las altas cuencas, eran unos extraordinarios
administradores naturales del recurso hídrico ante la significativa inclinación del relieve
de nuestro territorio continental.
A partir de las ultimas décadas del período colonial, el régimen agrario de la
pluvioagricultura transitó aceleradamente en el tiempo hacia un desajuste crítico, sobrellevado
por las estructuras de explotación extensiva de la tierra que logran por un lado, deteriorar la
alta productividad del suelo y por el otro, desorganizar la administración natural del agua sin
alcanzar entre tanto su reemplazo por un nuevo sistema de administración artificial, para la
racionalización del recurso. Las cifras actuales son contundentes al respecto: del total de
tierras potencialmente irrigables, solamente un 14,8% están bajo riego controlado en la
República y éstas las integran casi en su totalidad las tierras en explotación de las bananeras,
los ingenios azucareros y unas 6.000 ha en producción de arroz.
En el campo energético, Panamá tiene un potencial hidroenergético de 12.000 Gw/h y
sólo un 10,7% está utilizado. Se ha venido ampliando continuamente la base de producción
termoeléctrica, con las respectivas implicaciones en consumo de combustibles fósiles de
mayor impacto ambiental. El consumo per capita de electricidad es de 1.211 kW/h, 1998
(Banco Mundial 2001).
En cuanto a la disponibilidad de información hidrometeorológica, en Panamá existe
información mensual de precipitación, temperatura y caudal, recabada en las principales
instituciones que se encargan de éstos registros como lo son la actual Empresa de
Transmisión Eléctrica S.A. (ETESA), la Autoridad del Canal de Panamá (ACP) y la Autoridad
Nacional del Ambiente (ANAM).
El Centro de Investigaciones Hidráulicas e Hidrotécnicas de la Universidad Tecnológica
de Panamá, con el apoyo de la UNESCO, realizó durante los años 1988-89, el Balance
Hídrico del Istmo de Panamá. En esta iniciativa colaboró el Departamento de
Hidrometeorología del Instituto de Recursos Hidráulicos y Electrificación (IRHE), hoy
ETESA. Para este trabajo se utilizó la metodología de la guía publicada por
UNESCO/ROSTLAC en el año de 1982, trabajando el período comprendido entre 1965 1982. Los mapas nacionales se presentaron a escala 1:250.000 y el mapa regional a
escala 1:2.000.000. Sin embargo, hoy día la actualización de la evaluación de los
Recursos Hídricos en Panamá resulta una tarea urgente, pues la red hidrometeorológica
actual del país no cubre a cabalidad aquellas regiones en donde empiezan a presentarse
conflictos por el recurso agua (arco seco del país).
En el marco institucional, la Autoridad Nacional del Ambiente (ANAM), es la institución
responsable de otorgar los permisos para el uso del agua en el país. A su vez, tanto el
Ministerio de Salud, como el de Agricultura tienen ingerencia en la construcción de pozos
para explotación de aguas subterráneas. El Instituto de Acueductos y Alcantarillados
Nacionales (IDAAN), es la entidad responsable del suministro de agua potable y
recolección de aguas servidas en las principales ciudades del país. La generación de
energía hidroeléctrica está bajo la tutela de la actual Empresa de Transmisión Eléctrica
S.A. (ETESA), A su vez, el manejo de las aguas de la cuenca del Canal de Panamá es
responsabilidad de la Autoridad del Canal de Panamá (ACP).
Notas
1
SICA (CRRH, CCAD, CAPRE, DANIDA), 2000. Plan Centroamericano para el Manejo
Integrado de los Recursos Hídricos (PACADIRH).
88
2
3
4
5
ALIDES: Es una estrategia nacional y regional, orientada a hacer del Istmo
Centroamericano una región de paz, libertad, democracia y desarrollo (Rodríguez y Salas,
1995, Alides, 1994).
Parlamento Centroamericano (PARLACEN), UNICEF, CRRH, CAPRE, CIUDAGUA,
Guatemala, 1994. Taller sobre la Gestión Integrada del Recurso Hídrico del Istmo
Centroamericano.
OMM, BID, San José, Costa Rica, 1996: Conferencia sobre evaluación y estrategias de
gestión de recursos hídricos en América Latina y el Caribe.
SICA, 1998. XX Cumbre de Presidentes Centroamericanos, Secretaría General, Sistema de
la Integración Centroamericana, Guatemala.
FIGURAS
Figura 1. Principios de la Conferencia Internacional del Agua y Medio Ambiente,
Dublín, Irlanda, 1992.
Principios de Dublín:
• El agua dulce es un recurso finito y vulnerable, esencial para la vida, para
el desarrollo y para el medio ambiente;
• El desarrollo y gestión del agua debe basarse en un enfoque
participativo involucrando a los usuarios, planificadores y tomadores
de decisión a todos los niveles, tomando las decisiones al nivel más
bajo posible que sea el adecuado;
• La mujer juega un papel central en la provisión, gestión y
salvaguarda del agua;
• El agua tiene un valor económico en todos sus usos competitivos y
debe ser reconocida como un bien económico.
Fuente: Conferencia Internacional del Agua y Medio Ambiente, Dublín, 1992.
Figura 2A. Estructura organizativa para la implementación del PACADIRH.
DIRECCION GENERAL DEL SICA
Secretario General-Directores
Generales de Economía-Ambiente y Social
GRUPO CONSULTIVO DEL AGUA
CRRH – CAPRE – CCAD –
CORECA/CAC –CEPREDENAC – CEAC
SECRETARIA GRUPO CONSUTIVO DEL AGUA
Comité Regional Recursos Hidráulicos (CRRH)
Fuente: Plan Centroamericano para el Manejo Integrado de los Recursos Hídricos, 2000
89
Figura 2B. Indicadores básicos de los países Centroamericanos y de la región.
Países
Guatemala
Honduras
Belice
Nicaragua
El Salvador
Costa Rica
Panamá
América Central
Población
Crecimiento
Población
Área (km2)
(GNI/cap.)
Ingreso nac.
bruto per
cap. (US$)
Recursos Hídricos
disponibles per
capita (1999)
(m3/capita)
11.000.000
6.000.000
247.000
5.000.000
6.000.000
4.000.000
3.000.000
35.247.000
2.6%
2.7%
3.4%
2.6%
2.0%
1.8%
1.7%
2.4%
109.000
112.000
23.000
130.000
21.000
51.000
76.000
522.000
1.680
760
2.730
410
1.920
3.570
3.080
2021.4
12.121
15.211
64.817
38.668
2.876
31.318
52.437
31.064
Fuente: Banco Mundial, 2000.
Figura 3. Estadísticas de Belice.
Superficie: 23.000 km2
Población: 247.000 habitantes
Crecimiento población: 3,4%
GNI/per capita: US$ 2.730
Recursos hídricos per capita (1999): 64.817 m3/capita
Extracción total de agua (% del Rec. Hídrico): 0.6%
Acceso de la población urbana a fuente mejorada de agua (año 2000): 83%.
Acceso de la población urbana al sistema de saneamiento (año 2000): 59%.
Área agrícola (% del área total): 6,1%.
Contribución agrícola a economía (% GDP - 1999): 19%.
Área agrícola bajo riego: 3,4 % del total agrícola
Áreas protegidas (% área total): 21%
Área cubierta de bosque (% área total, 1999): 13.000 km2, 59,1%.
Emisiones de CO2 per capita (Toneladas métricas/per cap.): 1,7 (1998)
Fuente: Banco Mundial, 2001.
90
Figura 4. Estadísticas de Guatemala.
Superficie: 109.000 km2
Población: 11.000.000 habitantes
Crecimiento población: 2,6%
GNI/per capita: US$1.680
Recursos hídricos per capita (1999): 12.121 m3/capita
Extracción total de agua (% del Rec. Hídrico): 0,9 %
Acceso de la población urbana a fuente mejorada de agua (año 2000): 97%
Acceso de la población urbana al sistema de saneamiento (año 2000): 98%
Área agrícola (% del área total): 41,6%.
Contribución agrícola a economía (% GDP - 1999): 23%.
Área agrícola bajo riego: 6.6% del total agrícola
Areas protegidas (% área total): 16,8%
Área cubierta de bosque (% área total, 1999): 29.000 km2, 26,3%.
Consumo eléctrico per capita: 322 kW/h (1998)
Emisiones de CO2 per capita (Toneladas métricas/per cap.): 0,8 (1998)
Fuente: Banco Mundial, 2000.
Figura 5. Estadísticas de Honduras.
Superficie: 112.000 km2
Población: 6.000.000 habitantes
Crecimiento población: 2,7%
GNI/per capita: US$ 760
Recursos hídricos per capita (1999): 15.211 m3/capita
Extracción total de agua (% del Rec. Hídrico): 1,6%
Acceso de la población urbana a fuente mejorada de agua (año 2000): 97%
Acceso de la población urbana al sistema de saneamiento (año 2000): 94%
Contribución agrícola a economía (% GDP - 1999): 16%
Área agrícola bajo riego: 3,7% del total agrícola
Areas protegidas (% área total): 6,0 %
Area cubierta de bosque (% área total, 1999): 54.000 km2, 48,1 %.
Consumo eléctrico per capita: 446 kW/h (1998)
Emisiones de CO2 per capita (Toneladas métricas/per cap.): 0,8 (1998)
Fuente: Banco Mundial, 2000.
91
Figura 6. Estadísticas de El Salvador.
Superficie: 21.000 km2
Población: 6.000.000 habitantes
Crecimiento población: 2,0%
GNI/per capita: US$ 1.920
Recursos hídricos per capita (1999): 2.876 m3/capita
Extracción total de agua (% del Rec. Hídrico): 4,1 %
Acceso de la población urbana a fuente mejorada de agua (año 2000): 88%
Acceso de la población urbana al sistema de saneamiento (año 2000): 88%
Área agrícola (% del área total): 77,4%.
Contribución agrícola a economía (% GDP - 1999): 10%
Área agrícola bajo riego: 4,4 % del total agrícola
Áreas protegidas (% área total): 0,3%
Área cubierta de bosque (% área total, 2000): 1.000 km2, 4.6%
Consumo eléctrico per capita: 559 kW/h (1998)
Emisiones de CO2 per capita (Toneladas métricas/per cap.): 0,6 (1990)
Fuente: Banco Mundial, 2000.
Figura 7. Estadísticas de Nicaragua.
Superficie: 130.000 km2
Población: 5.000.000 habitantes
Crecimiento población: 2,6%
GNI/per capita: US$ 410
Recursos hídricos per capita (1999): 38.668 m3/capita
Extracción total de agua (% del Rec. Hídrico): 0,7%
Acceso de la población urbana a fuente mejorada de agua (año 2000): 95%
Acceso de la población urbana al sistema de saneamiento (año2000): 96%
Área agrícola (% del área total): 62,3%
Contribución agrícola a economía (% GDP - 1999): 32%
Área agrícola bajo riego: 3,2% del total agrícola
Áreas protegidas (% área total): 7,5%
Área cubierta de bosque (% área total, 2000): 33.000 km2 (2000), 27%
Consumo eléctrico per capita: 281 kW/h (1998)
Emisiones de CO2 per capita (Toneladas métricas/per cap.): 0,8 (1990)
Fuente: Banco Mundial, 2000.
92
Figura 8. Estadísticas de Costa Rica.
Superficie: 51.000 km2
Población: 4.000.000 habitantes
Crecimiento población: 1,8%
GNI/per capita: US$ 3.570
Recursos hídricos per capita (1999): 31.318 m3/capita
Extracción total de agua (% del Rec. Hídrico): 5,1%
Acceso de la población urbana a fuente mejorada de agua (año 2000): 98%
Acceso de la población urbana al sistema de saneamiento (año 2000): 98%
Área agrícola (% del área total): 55,7%.
Contribución agrícola a economía (% GDP - 1999): 11%.
Área agrícola bajo riego: 25% del total agrícola
Áreas protegidas (% área total): 14,2 % (1999)
Área cubierta de bosque (% área total): 20.000 km2 (2000), 38,5%.
Consumo eléctrico per capita: 1.450 kW/h (1998)
Emisiones de CO2 per capita (Toneladas métricas/per cap.): 1,6 (1998)
Fuente: Banco Mundial, 2000.
Figura 9. Estadísticas de Panamá.
Superficie: 76.000 km2
Población: 3.000.000 habitantes
Crecimiento población: 1,7%
GNI/per capita: US$ 3.080
Recursos hídricos per capita (1999): 52.437 m2/capita
Extracción total de agua (% del Rec. Hídrico): 1,1%
Acceso de la población urbana a fuente mejorada de agua (año 2000): 88%
Acceso de la población urbana al sistema de saneamiento (año 2000): 99%
Área agrícola (% del área total): 28,6%
Contribución agrícola a economía (% GDP-1999): 7%
Área agrícola bajo riego: 4,9% del total agrícola
Áreas protegidas (% área total): 19,1 % (1999)
Área cubierta de bosque (% área total): 29.000 km2 (2000), 38,6%
Consumo eléctrico per capita: 1.211 kW/h (1998)
Emisiones de CO2 per capita (Toneladas métricas/per cap.): 2,9 (1998)
Fuente: Banco Mundial, 2000.
93
REFERENCIAS
Alides, 1994. Alianza para el Desarrollo Sostenible.
Arteaga, O., 1994. Infraestructura administrativa y de datos básicos para la planificación de
recursos hídricos en el Istmo Centroamericano. Organización Meteorológica Mundial (OMM),
Comité Regional Recursos Hidráulicos (CRRH).
Banco Mundial, 2001. The Little Green Data Book, Washington D.C.
Banco Mundial, 2001. The Little Data Book, Washington D.C.
OMM, BID, 1996. Conferencia sobre evaluación y estrategias de gestión de recursos hídricos
en América Latina y el Caribe. San José, Costa Rica.
Parlamento Centroamericano (PARLACEN), UNICEF, CRRH, CAPRE, CIUDAGUA, 1994. Taller
sobre la Gestión Integrada del Recurso Hídrico del Istmo Centroamericano, Guatemala.
Rodríguez y Salas, 1995, ALIDES, 1994. Primera Reunión Plenaria.
Rodríguez, J. y A., SALAS, 1995. Primera Reunión Plenaria, Alianza para el desarrollo
sostenible, los recursos naturales, biodiversidad y legislación ambiental. Panamá.
SICA, 1998. XX Cumbre de Presidentes Centroamericanos, Secretaría General, Sistema de
la Integración Centroamericana, Guatemala.
SICA (CRRH, CCAD, CAPRE, DANIDA), 2000. Plan Centroamericano para el Manejo
Integrado de los Recursos Hídricos (PACADIRH).
94
SITUACIÓN MEDIO AMBIENTAL DE LOS RECURSOS HÍDRICOS
EN EL ECOSISTEMA SABANA – CAMAGUEY
Bernardo Lora Borrero
Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos
Humbolt 106, Esq. P, Vedado
Ciudad Habana
Cuba Cp 10400
Telfax: (537) 8783138
e-mail: [email protected]
Resumen
La lucha contra la desertificación y la sequía tiene una alta prioridad para el estado
cubano, por su significación e implicaciones en asuntos claves como la alimentación, suelos,
agua, aire, bosques y el manejo de cuencas hidrográficas. Prevenir y controlar las causas
que contribuyen al desarrollo de los procesos conducentes hacia la desertificación mediante
la aplicación de medidas prácticas necesarias y suficientes que permitan detener y revertir
dichos procesos, mitigar los efectos de la sequía y contribuir al desarrollo sostenible de
zonas afectadas con el propósito de elevar la calidad de vida de todos sus pobladores, es el
objetivo fundamental del estado cubano.
Los procesos conducentes a la desertificación que más inciden en Cuba son la erosión, la
salinidad, la compactación y la pérdida de fertilidad de los suelos. El factor antrópico ha
desencadenado estos procesos, a través de la deforestación, cambio de uso de los suelos,
sobre-explotación de suelos, mal manejo del agua, de las tecnologías del riego y el uso de
tecnologías inapropiadas entre otras, permitiendo identificar los ecosistemas más afectados.
La desertificación, es el resultado del desarrollo y la combinación de los procesos
degradativos mencionados anteriormente. En el diagnóstico presentado es notable el
comportamiento de las sequías que han duplicado su frecuencia de aparición en los últimos
20 años.
Algunos resultados de importancia adoptados por el estado cubano para mitigar los
efectos de la desertificación y la sequía:
1. Sistema de alerta temprana de la sequía agrícola, el cual generó una metodología
aplicable en todo el territorio nacional, con énfasis en las zonas afectadas.
2. Sistema de información, monitoreo y tecnologías integrales para preservar los suelos de
la salinidad geológica y marina.
3. Otros resultados abordan los impactos del cambio climático y las medidas adoptadas, las
cuales ofrecen información suficiente para el manejo integral de los ecosistemas
semiáridos.
Palabras clave: desertificación, sequía, prevención, control, diagnóstico, resultados, Cuba.
Summary
The battle against desertification and dry season is high priority for the Cuban
government; due to its meaning and implications in some important subjects such as
alimentation, ground the watersheds. Preventing and controlling the causes that contribute
to develop the process of desertification by means of practical measures that allow to stop
and to revent this process, to mitigate the effects of dry season and to contribute to the
development of affected zones with the purpose of raising the life quality of the inhabitants,
is the main objective at Cuban government.
95
The most common leading processes of desertification in Cuba are: erosion, salinity,
compactness and the loss of fertility of the ground.
The antropic factor has brought about these processes by means of deforest, changes of
the use of grounds, over exploitation of grounds, bad use of water and the technologic of
irrigation.
Desertification is the result of the development and the combination of the processes
already mentioned.
The diagnostic presented assures that in the last twenty years, the dry seasons have
duplicated its frequency.
Some important results taken by the Cuban government to mitigate the effects of
desertification and dry seasons:
1. System of soon alert of the agricultural dry season, which territory, emphasizing in the
affected zones.
2. System of information, advising and integral technologies to presence the grounds
against geological and sea salinity
3. Other results approach the impacts of climatic changes and the adopted measures which
give enough information to manipulate the semiarid ecosystems.
Key words: desertification, dry season, prevention, control, diagnosis, results, Cuba.
Introducción
El agua es el componente principal de la materia viva, constituye entre el 50 y 90% de
la masa de los organismos vivos, es la única sustancia que existe a temperaturas ordinarias
en los tres estados: sólido, líquido y gaseoso. A su vez, el agua es el elemento clave en el
desarrollo socioeconómico; su demanda se incrementa con el crecimiento de la población,
el desarrollo de la industria, la agricultura y el turismo.
Es necesaria una acertada política de uso y aprovechamiento de los recursos hídricos, de
forma tal que satisfagan las crecientes necesidades de desarrollo nacional, en concordancia
con los principios de sustentabilidad, de la preservación de la calidad de vida y del medio
ambiente.
Sin embargo, en la Estrategia Nacional Ambiental de Cuba se declara como uno de los
principales problemas ambientales la contaminación de las aguas terrestres y marinas. Se
entiende por contaminación, la incorporación de materias extrañas al agua, como
microorganismos, productos químicos, residuos industriales o de otro tipo, así como de
aguas residuales.
El ecosistema Sabana-Camagüey posee componentes bióticos y abióticos fuertemente
interconectados. La contaminación originada en las cuencas hidrográficas, así como el
represamiento realizado, ha afectado la biodiversidad (incluidos los recursos pesqueros) en
áreas de pastos marinos. Esta influencia causa afectaciones a los arrecifes coralinos al
saturarse el poder amortiguador de las lagunas. Por otra parte la alteración de las
características del agua ha causado impacto al medio terrestre al provocar la mortalidad de
manglares en cayos y costas de la Isla Principal. Los cuerpos de agua interiores están
formados a manera de bahías conectadas entre sí, de modo que los cambios de una tienen
influencia sobre las otras. Los manglares retienen los contaminantes y los sedimentos
evitando que vayan a parar al mar, afectando a pastos marinos y arrecifes coralinos.
96
Caracterización físico - geográfica
Situación geográfica
El Archipiélago Sabana - Camagüey, ocupa el litoral Norte de las provincias Matanzas,
Villa Clara, Sancti Spiritus, Ciego de Avila y Camagüey incluida la plataforma marina y su
cayería, teniendo una extensión de 75.000 km2 (Figura 1).
Clima
El clima es tropical estacionalmente húmedo, con influencia marítima y rasgos de
semicontinentalidad (Iñiguez y Mateo, 1980). Esto concuerda con los resultados de otras
clasificaciones, como la de Köppen (modificado), que le asigna a la mayor parte del país el
tipo Aw (cálido tropical con estación lluviosa en el verano).
Por su situación geográfica, se encuentra situada en una latitud muy cercana al Trópico
de Cáncer, lo cual condiciona la recepción de altos valores de radiación solar y determina el
carácter cálido de su clima. Sin embargo, también se halla en una posición singular, en la
frontera entre la zona de circulación tropical y extratropical, recibiendo la influencia de
ambas con carácter estacional. Los eventos meteorológicos más importantes son los
ciclones, frentes fríos y sures.
Geología
Dentro del gran cinturón plegado de las Antillas Mayores, esta región se caracteriza por
presentar una estructura geológica sumamente compleja debido a la superposición de
secuencias rocosas formadas en diferentes ambientes geodinámicos. La gran variabilidad
geológica y su ubicación en la zona tropical han posibilitado la formación de yacimientos
minerales de muy diverso tipo, tanto metálicos como no metálicos; endógenos como
exógenos así como yacimientos de petróleo y gas.
Relieve
El relieve está condicionado por su posición en la zona de interacción de las placas de
América del Norte y del Caribe, por su ubicación en el borde septentrional de la zona de los
bosques tropicales periódicamente húmedos y por la influencia de las oscilaciones
paleoclimáticas del Cuaternario. Ello determina la heterogeneidad, la complejidad, el
carácter y el desarrollo de sus elementos morfoestructurales y culturales. Predomina el
relieve de llanura en un 75% del territorio, seguido por alturas bajas. Existiendo un
porcentaje de áreas que ocupan los humedales.
Recursos naturales climáticos
Esta región dispone de elevadas sumas anuales de radiación solar global. La marcha de
este elemento a través del año muestra los máximos en abril y los mínimos en diciembre y
enero.
La insolación, por su parte, también alcanza altos valores, con sumas anuales de
aproximadamente 2.900 horas–luz en las costas e inferiores a las 2.500 horas–luz en las
zonas altas del ecosistema. Los valores medios anuales de la temperatura oscilan entre los
24 y los 26° C en las llanuras.
El elemento climático que más varía en la región es la lluvia. El acumulado medio anual
de la lluvia en el territorio oscila entre los 600 y 1.600 mm al año, correspondiendo los
acumulados más bajos a los cayos. El año se divide en dos períodos estacionales, el lluvioso
(de mayo a octubre) y el poco lluvioso (de noviembre a abril). Una zona con registros
97
relativamente bajos de lluvia es la costa norte de Camagüey. Aunque la variabilidad de la
lluvia es mayor en el período poco lluvioso, el impacto socioeconómico de la irregularidad
de la lluvia en la temporada lluviosa es mucho más importante.
La humedad relativa es normalmente alta, con valores por encima del 60%. Los máximos
diarios ocurren a la salida del sol (en ocasiones que llegan a ser superior al 95%). Los
mínimos, al mediodía, se ubican en las costas; disminuyendo hasta aproximadamente 60%
en el interior del territorio. Los meses más húmedos son septiembre y octubre y los menos
húmedos son abril y marzo.
El viento predominante es del Este, girando del NE al E de mayo a octubre, y pueden
rotar al SE en caso de retraimiento del centro anticiclónico oceánico. De noviembre a abril
los rumbos más frecuentes son del primer cuadrante, debido a la afectación de los
organismos propios de la circulación invernal. Las velocidades máximas del viento se deben
al paso de frentes fríos, ciclones extratropicales, tormentas locales severas, ciclones
tropicales y otros, sobre el país o por sus inmediaciones.
En cuanto a la presión atmosférica, la influencia anticiclónica prevalece durante todo el
año, reflejando valores más elevados y mayores gradientes de presión en los meses de
invierno, y más bajos en verano.
La evaporación es elevada en este territorio, en promedio asciende a 2.100 mm/año. Las
magnitudes más bajas de este importante componente del balance hídrico corresponden a
las regiones altas (Sierra de Cubitas, en Camagüey; alturas del Noreste de Las Villas y
alturas de Limonar). El cálculo de los índices de aridez climáticos ha revelado la existencia
de núcleos semiáridos en las costas de Camagüey, fundamentalmente.
Recursos hídricos
La configuración alargada y estrecha así como la posición longitudinal de la región,
condicionan la peculiaridad de su red fluvial. Los ríos están dispuestos en la vertiente Norte
y generados desde un parteaguas central situado a todo lo largo del territorio cubano. Entre
sus características fundamentales están la dimensión limitada de sus cuencas, el poco
caudal y la dirección de las corrientes del parteaguas central hacia el Norte.
Régimen hidrológico
Este régimen es muy fluctuante y espacialmente heterogéneo, ocurriendo cambios
locales abruptos esporádicamente causados por eventos meteorológicos. En los cayos y
lagunas no sólo es determinado por el escaso intercambio agua dulce-océano, sino también
por la cantidad de obstáculos geográficos (cayos, puntas, bancos) y la poca profundidad,
que raramente excede los 4 metros; añadiéndose a esto un régimen de precipitaciones por
debajo del observado en el resto del territorio nacional, y especialmente bajo en las zonas
del litoral y del archipiélago.
Salinidad
Los valores de salinidad salvo algunas excepciones tienden a ser notables,
frecuentemente superiores a los oceánicos. Tal es así, que en las lagunas la salinidad es
mucho mayor en las cercanías de la costa principal que hacia el océano.
Hidroquímica
Los parámetros hidroquímicos presentan una marcada variabilidad espacial, sobre todo
las sales nutrientes, que exhibieron patrones de distribución horizontal caracterizados por
fuertes gradientes de concentración.
98
Hidrogeología
El ecosistema presenta particularidades propias en cuanto a la presencia de las aguas
subterráneas, a los ciclos de reposición natural de los recursos de éstas y al peculiar
conjunto de procesos que controlan su composición química y calidad; todo lo cual
proporciona propiedades hidroquímicas y un régimen de explotación muy singular. Este
ecosistema está formado por acuíferos cársicos con patrones de porosidad de composición
carbonatada, cubiertos por sedimentos aluviales y palustres. En sentido general, las aguas
subterráneas del archipiélago son de composición carbonatado-cársico y clorurado-sódica,
con mineralización muy alta debido a la influencia de la instrucción marina. Las aguas
subterráneas dulces generalmente se encuentran formando una lámina delgada a nivel del
mar. No está totalmente clara la relación del archipiélago Sabana-Camagüey con las
estructuras y unidades hidrológicas de tierra firme de las provincias que la conforman.
Abasto de agua
En los cayos del Ecosistema Sabana-Camagüey (ESC) no existen potenciales de
suministro de agua natural potable, por lo que se han proyectado soluciones de abasto que
utilizan fuentes en tierra firme. En la actualidad, para la zona de desarrollo turístico el
abasto se realiza mediante una estación de bombeo con una batería de tres pozos de 79 L/s
cada uno localizados en Morón, un tanque elevado de 10.000 m3 a la entrada del predraplén
que conduce a la cayería y tres tanques en los cayos Turiguanó, Coco y Guillermo y una
extensa red de distribución de 127 km.
Tratamiento de residuales líquidos
Esta red de infraestructura técnica tiene prevista la utilización de diferentes medios de
tratamiento, de acuerdo con las características de los cayos y la magnitud de desarrollo
socioeconómico proyectado. Es fundamental para ello, el monitoreo de los tratamientos
previstos debido a la fragilidad del ecosistema de la cayería; siendo recomendable vigilar la
capacidad de los medios de tratamientos para no sobrepasarlos.
Ríos y embalses
Los ríos más importantes que desembocan directamente al mar son Caña, Sagua la
Grande, Sagua la Chica, Jatibonico del Norte, Chambas, La Yana, Caonao, Máximo y
Saramaguacán. En las islas y cayos del archipiélago está ausente la red de drenaje
superficial. Se destacan también las lagunas de La Leche y La Redonda, ambas represadas.
Existen en el territorio 32 embalses, con más de 27 hm3 de capacidad total y otros 18 más
pequeños con 9 millones más. Dichos embalses tienen sus efectos en la salinización de los
cuerpos de agua interiores y al Oeste de la Bahía de Buena Vista (Río Chambas y Laguna
La Leche), Bahía de Los Perros (Laguna La Redonda) y Bahía Jigüey (Río Caonao).
Contaminación por residuales
Se señala la existencia de un alto número de fuentes contaminantes de diversos
orígenes: industrial (33%), agropecuaria (25%) y doméstico (42%). La situación actual de
dichas fuentes reflejan que un alto porcentaje de las mismas no poseen sistemas de
tratamiento y que las que funcionan lo hacen de manera deficiente. Esta contaminación
incide directamente en la calidad de las aguas para el riego, por lo que los suelos del
territorio resultan también afectados.
Procesos degradativos
En el país se han identificado 4 de las principales causas que mundialmente conducen al
desarrollo de la desertificación: mal manejo del agua de riego, tecnologías de manejo de
99
tierras mal empleadas, manejo inadecuado de la ganadería y la deforestación. El uso del
recurso agua, su aplicación a suelos sobre humedecidos o en zonas de drenaje deficiente,
así como la utilización de aguas ricas en sales, ha desencadenado un proceso activo de
salinización en diferentes regiones del país.
Los procesos de degradación más importantes que se desarrollan en Cuba, son la
erosión, la salinidad y la degradación de la cubierta vegetal. Otros procesos y condiciones
edafoclimáticas, actúan conjuntamente en las áreas propensas e intensifican la evolución
hacia la aridez. Las áreas afectadas por la desertificación ocupan preferentemente las
llanuras costeras del país (ubicadas entre las alturas de 5 y 40 msnm). Generalmente, la
valoración de sequías se refiere a la ausencia de lluvias, lo cual no expresa la sequía edáfica
que en las condiciones de Cuba es más severa y nociva a los efectos de mejoramiento, uso
y conservación de los suelos.
En cuanto a la salinidad y/o sodicidad se ha incrementado debido a la mala selección de
áreas para el riego y deficiencias constructivas en obras hidráulica, redes viales y redes de
canales. También a causa del riego con agua cuyos tenores salinos estaban por encima de
lo permisible para el suelo y cultivo en cuestión, por excesivas normas de riego (sin el
consecuente sistema de drenaje necesario); todo lo cual, provocó la elevación del manto
freático a niveles que afectaban la zona de desarrollo radicular (Figura 2).
En los territorios de Ciego de Ávila y Camagüey, han incidido más el uso del agua de mala
calidad, incluyendo la de pozos alcanzados por la penetración marina. El mal drenaje se ha
incrementado por la eliminación de los cauces naturales en áreas buldoceadas, construcción
de carreteras y caminos sin una adecuada planificación y carencias de las obras de fábricas
necesarias, ejecución de sistemas riego sin las obras de evacuación requerida, y
construcción de drenajes parciales sin un estudio integral de la cuenca.
Sequía
En la segunda mitad del siglo XX el clima en Cuba ha transitado hacia condiciones que
están caracterizadas por el incremento de la temperatura superficial del aire y una mayor
influencia del evento El Niño/Oscilación del Sur (ENOS); pudiendo apreciarse, por una parte,
el aumento de la frecuencia e intensidad de eventos de sequías moderadas y severas dentro
del período lluvioso del año y, por otra, el incremento de la proporción de totales de lluvia
en invierno o período seco.
Estudios realizados sobre la sequía en Cuba en el período 1931-1990, utilizando un
número importante de estaciones pluviométricas de referencia, revelaron que la frecuencia
de años con déficit moderados y severos en los acumulados de las lluvias, se duplicaron en
el treintenio 1961-1990 en relación con el treintenio 1931-1960, lo que redujo el período de
retorno de este perjudicial fenómeno de 5 a 2,5 años, con un aumento simultáneo de su
persistencia. La frecuencia de los años con déficit severos experimentó un aumento aún más
considerable entre ambos períodos, pasando de una a cuatro veces cada 25 años.
En la década de los años 60, también se observó el mayor número de provincias
afectadas. Dos casos interesantes son los años hidrológicos 1992-1993 y 1997-1998, donde
se apreció un notable contraste entre las abundantes precipitaciones que tuvieron lugar en
los meses del período poco lluvioso (noviembre-abril) y los intensos procesos de sequía de
corto período que afectaron al país en meses del período lluvioso (mayo-octubre).
Estos elementos, ponen de manifiesto la urgente necesidad de que en Cuba se preste
cuidadosa atención a los reiterados y nocivos eventos de sequía, que combinados con altas
tasas de evaporación originan el agotamiento de los suelos y la disminución de las reservas
de agua subterráneas. En ocasiones incluso, las fuertes tensiones ejercidas sobre la
vegetación y el clima en general, se agravan mucho más, cuando la sequía es interrumpida
100
por episodios de lluvias torrenciales que son causantes de intensos procesos erosivos en los
suelos que para entonces presentan una pobre cubierta vegetativa y un alto drenaje
superficial.
El fenómeno de la sequía, que por sí mismo genera consecuencias muy perjudiciales
sobre numerosas actividades socio-económicas, conjuntamente a otros procesos antrópicos,
contribuye a que en amplias zonas costeras y tierras secas de nuestro país, se experimenten
significativos síntomas de desertificación.
Existen subzonas que se dedican fundamentalmente a actividades agrícolas y forestales,
en las áreas más degradadas predominan los forestales y pastos para la ganadería bovina
ya que la caprina es muy pobre. En las áreas de mejores suelos se cultivan: viandas,
hortalizas, caña de azúcar, cultivos de secano, excepto pequeñas áreas de hortalizas y
viandas con riegos en función de las disponibilidades de agua en pequeñas presas que se
han construido con este fin (Figura 3).
Problemas que más afectan los recursos hídricos
Los indicadores que se adopten para monitorear el desarrollo de la desertificación y la
sequía, así como el progreso de las acciones que se ejecuten, deben ser cuantitativos y
fáciles de medir. Sobre la base de un estudio en zonas de ambiente seco que comprende 24
indicadores, se trabaja en la selección de aquellos de mejor ajuste a las condiciones
cubanas. Catorce de ellos, están relacionados con el clima, 2 con la vegetación, 6 con las
condiciones edáficas, 1 con el agua y 1 con las condiciones sociales. Estos índices deben ser
validados en el ambiente espacio temporal y determinarse los límites de clase según la
intensidad (ligera, moderada, grave y muy grave). En tanto se cuente con tales resultados,
se emplean los siguientes (Fuentes generadoras de contaminación de las aguas):
Agricultura
• Manejo inadecuado de agroquímicos, que luego de ser arrastrados por las aguas se
infiltran, contaminando las aguas superficiales y subterráneas.
• Aguas negras procedentes de cochiqueras y vaquerías.
• Aumento de la colmatación de los ríos y embalses producto del inadecuado laboreo de
los suelos o producto de los procesos erosivos.
• Bajas eficiencias de riego.
• Empleo de normas de riego inadecuadas.
• Entrega de agua no controlada, no existe hidrometría.
• Bajo nivel técnico en la base.
• Inadecuado control de la explotación.
• Deficiente nivelación de suelos.
• Deterioro de los equipos de riego.
• Inadecuada preparación de suelos.
• Dimensionamiento incorrecto de canales, acequias y surcos.
• Carencia o deficiente sistema de drenaje.
• Morosa incorporación de los adelantos de la ciencia y la técnica.
• Falta de entrenamiento y superación técnica del personal de riego.
• Inestabilidad del personal.
Industria
Sistemas de tratamiento de residuales existentes insuficientes e ineficientes en su
mayoría debido a las siguientes causas:
• No se ejecutaron según lo proyectado faltando elementos del sistema.
101
• No reciben mantenimiento, desconociéndose en ocasiones por parte de los propietarios
su existencia.
• No utilización del efluente final, como es el caso de los azucareros, realizando
vertimientos al medio.
• Nivel de aprovechamiento de los residuales muy bajo, por no tener las condiciones creadas.
• Derrame de petróleo por negligencia en unos casos y en otros por falta de tecnología.
Asentamientos Urbanos
• Insuficiencia en los sistemas de alcantarillados, que responden sólo a una parte de la
población, mientras que el resto no posee sistemas para evacuar sus residuales,
provocando desbordamiento de fosas, por otra parte en estos lugares los residuales
domésticos están contaminando constantemente las fuentes de abastos subterráneas
y superficiales.
Los efectos de la contaminación del agua incluyen los que afectan a la salud humana. La
presencia de nitratos en el agua produce enfermedades que pueden llegar a ser fatales para
la vida humana si no se atiende rápidamente, sobre todo a la población infantil.
Otro aspecto que es necesario tener en consideración es el peligro potencial que para las
fuentes de agua representaría el no mantener un control de las aguas residuales que se
generan en los diferentes focos contaminantes (domésticos, industriales y agropecuarios)
así como las dificultades que se presentan en algunos casos con el tratamiento y disposición
de esta agua las cuales poseen en ocasiones amplias posibilidades para su utilización
después de un tratamiento, de esta forma se beneficiaria igualmente el ecosistema costero.
Constituye un problema importante el desconocimiento de las potencialidades que
poseen las aguas residuales para su utilización, sin embargo aún estamos a tiempo de
corregir esta dificultad, con el correcto tratamiento de esta agua y su utilización con las
cuales se aportan al suelo cantidades apreciables de nutrientes al suelo.
Medidas adoptadas por el estado cubano para mitigar los efectos de la
desertificación y la sequía:
1. Mecanismos de monitoreo, diagnóstico temprano y medidas de respuestas que permiten
aplicar oportunamente los planes de contingencias oportunos.
2. El servicio hidrológico ha establecido un sistema de vigilancia hidrológica a partir de los
niveles de fuentes de aguas, embalses y mantos friáticos, durante la fase de alerta y
diariamente durante la fase de alarma.
3. Varias medidas agrotécnicas complementan en la agricultura estos esfuerzos. La
agricultura urbana ha mitigado el efecto de la sequía sobre las producciones agrícolas
tradicionales al crear huertos intensivos y organopónicos con bajos niveles de consumo
de agua.
4. Establecimiento de franjas hidroreguladoras, protectoras de los embalses de agua.
5. La experiencia de las fincas forestales integrales, con alto componente social y
económico.
6. Reducción de la carga contaminante como factor de degradación, producto del reuso de
los residuales líquidos de la industria azucarera fundamentalmente.
7. Consolidación de la educación ambiental en el sistema de educación y en otros
organismos del país.
8. Medidas legislativas principales adoptadas:
• Ley Nº 81 de 1997 de Medio Ambiente,
• Ley Nº 85 de 1998, Ley Forestal y su decreto Nº 26 de 1998.
• Decreto Ley Nº 212 de Gestión de Zonas Costera.
102
Conclusiones
El estado cubano a pesar de las dificultades que enfrenta como pequeño estado insular,
dispensa una alta prioridad a lucha contra la desertificación y al fenómeno de la sequía.
El programa nacional de Lucha Contra la Desertificación y la Sequía responde así mismo
al cumplimiento de los compromisos internacionales contraídos durante la Cumbre de
Desarrollo Sostenible y en particular con la Convención de las Naciones Unidas.
La sensibilidad ciudadana es un objetivo de suma importancia y de actuación
permanente.
Los recursos humanos capacitados con que cuenta Cuba, están a disposición de la
Cooperación Sur - Sur.
FIGURAS
Figura 1. Área aproximada del Ecosistema Sabana – Camagüey.
Figura 2. Área afectada por la salinidad (miles de ha) en las provincias que forman
parte del Ecosistema del archipiélago Sabana - Camagüey.
Provincia
Matanzas
Villa Clara
Sancti Spíritus
Ciego de Avila
Camagüey
Débilmente
salino
4,2
51,0
53,5
31,2
61,9
Medianamente
salino
12,0
7,9
26,0
14,1
32,5
Fuertemente
salino
1,2
5,4
17,8
19,8
41,0
Fuente: MINAGRI, 1985.
103
Muy
fuertemente
salino
0
16,9
2,7
12,0
10,7
Total Área
agrícola
afectada
17,4
81,2
100,0
77,1
146,1
(%)
2,7
13,4
20,8
15,4
11,5
Figura 3. Subzonas edafoclimáticas donde pueden afectarse los ecosistemas hacia
la aridez.
Denominación
Área costera de la llanura norte Villa Clara
–Sancti Spiritus
Península de Hicacos
Extensión(km2)
1123,55
Localización / provincias
Villa Clara, Sancti Spiritus
18,72
Matanzas
Fuente: MINAGRI, 1997.
REFERENCIAS
CITMA, 2002. Segundo informe Nacional Comité de Revisión e Implementación de la
Convección de las Naciones Unidas de Lucha Contra la Desertificación y la Sequía, 4/2002,
Cuba.
Proyecto GEF/PNUD, CUB/92/G31, 1997. Protección de la Biodiversidad y establecimiento
de un desarrollo sostenible en el ecosistema Sabana - Camaguey. Cuba.
IGEO-ICGC-ACC, 1989. Nuevo Atlas Nacional de Cuba, Cuba. IGEO-ICGC-ACC.
Grupo Hidráulico Nacional del DAP, 1975. Memoria de Investigaciones hidrometeorológicas
de Embalses, Cuba.
INRH, 1992. Principales embalses de Cuba, Cuba, Pueblo y Educación.
Ionin, A. S.; Pavlidis, S. y R. Delgado, 1972. Geomorfología de las zonas litorales de la costa
norte de Cuba. En procesos de erosión y métodos de investigación de las zonas litorales
marinas. Moscú, Nauka
AMA, CITMA, 1998. Situación ambiental cubana. Cuba, AMA, CITMA.
104
INDICADORES Y TECNOLOGÍAS APROPIADAS DE USO SUSTENTABLE
DEL AGUA EN LAS TIERRAS SECAS DE IBEROAMÉRICA.
CONDICIONES ACTUALES DEL ECUADOR
Remigio Galárraga-Sánchez
Departamento de Ciencias del Agua
Escuela Politécnica Nacional
Apartado Postal 17-01-2759
Quito, ECUADOR
e-mail: [email protected]
Resumen
El Ecuador, dada su ubicación geográfica y su configuración orográfica presenta
particularidades que hacen que muchas zonas del país sean proclives a la desertificación. Las
actividades humanas han jugado un papel importante en el uso desordenado del territorio lo
que ha acelerado aún más el proceso de desertificación en el país. Muchos organismos
descentralizados están hechos cargo de la administración del agua, los cuales en muchos de los
casos no reciben el apoyo estatal necesario para hacer sustentable el manejo del agua.
Palabras clave: Ecuador, desertificación, administración del agua.
Summary
Ecuador for its geographical location and its orographic configuration presents unique
characteristics that makes of the country suitable for desertification. Human activities have
played an important role in the disorderly use of the land that accelerated the desertification
problem in the country. Many decentralized institutions are in charge of water administration
many of which do not receive appropriate attention from the central government for a
sustainable water management.
Key words: Ecuador, desertification, water administration.
Antecedentes
El problema de la desertificación en el Ecuador es reconocido como uno de los problemas
ambientales más importantes en los últimos años. La deforestación, la desordenada ocupación
del territorio, el uso inadecuado del suelo, y el empleo de prácticas agropecuarias no
sustentables, ha provocado la erosión agresiva del suelo y el deterioro de las propiedades físicas
y químicas del suelo, las cuales están íntimamente relacionadas a las condiciones
socioeconómicas de la población, conjuntamente con factores climáticos extremos, que
constituyen las principales causas de la desertificación en el Ecuador (Cazar y Vergara, 2003).
Lugo (1995) identifica que el 4% del territorio nacional del Ecuador está sujeto a procesos
de desertificación, lo que constituye aproximadamente 1.100.000 de hectáreas. Esta situación
es más importante en la región costera del Ecuador, pero en la región Interandina o Sierra, el
problema es generalizado, especialmente debido al uso inadecuado del suelo, inadecuadas
prácticas agrícolas y el sobre pastoreo de zonas de montaña cada vez más altas. Este fenómeno
no es perceptible en la región Amazónica ecuatoriana y poco se conoce de la región Insular de
Galápagos. Sin embargo, se conoce que existen problemas de degradación del suelo y flora (por
tala de árboles, principalmente), y éstos han repercutido en la pérdida de biodiversidad.
El INAMHI (1995), y el MAG/OEA (1990) han determinado la ubicación de las zonas
más secas en el Ecuador, las cuales aparentemente tienen visos de tendencia a la
desertificación, las cuales son zonas en las provincias de Loja, El Oro, Guayas y Manabí,
Figura 1. En términos generales se puede decir que casi el 50% del territorio ecuatoriano
105
tiene problemas relacionados con la erosión, deforestación (2,3% anual), malas
prácticas agrícolas, altas densidades poblacionales, que han puesto en peligro de
sequedad y desertificación amplios sectores del Ecuador.
Ante estas circunstancias, el problema de suministro de agua para desarrollar actividades
económicas importantes, se ve disminuida considerablemente y se entra en un círculo
vicioso de falta de agua, degradación del medio ambiente, agudización de la pobreza, y así
sucesivamente. Muchos lugares en el Ecuador han sido afectados por este espiral de sucesos
que perturban el medio ambiente y afectan a las disponibilidades de agua.
El Proceso de Desertificación en el Ecuador
El problema de la desertificación, el aparecimiento de zonas secas, y la disminución de
caudales en los ríos en el Ecuador, no es un problema nuevo. Desde hace décadas, las
condiciones inapropiadas de uso del suelo, las malas prácticas agrícolas, la tala de bosques
nativos para aprovechar la madera como combustible o para la construcción, han hecho que
los problemas de sequedad del suelo, salinización del mismo, y por último la desertificación,
se vaya extendiendo cada día más. Las principales causas de estos problemas son:
Erosión
La erosión es el principal aspecto de degradación de los suelos en el Ecuador.
Aproximadamente el 50% del territorio nacional está afectado por este problema, de los cuales,
el 15% de estas tierras están ubicados en el callejón interandino, y el restante 35% en las
partes montañosas de las cordilleras, tanto en las estribaciones de la Cordillera Occidental hacia
el Pacífico, como de las de la Cordillera Oriental, hacia la Amazonía Ecuatoriana.
Este problema es más agresivo en la Sierra, debido lógicamente al relieve montañoso y
escarpado, la diversidad de microclimas, y por ser suelos que están siendo ocupados para
la agricultura, que debido a las malas prácticas empleadas por el hombre, hace que la
erosión sea acelerada y muy dañina.
La provincia de Loja, en el sur del Ecuador, es el territorio más afectado, con un área
erosionada de 5.212 km2, y unos 3.790 km2 en pleno proceso de erosión, en el cual están
incluidos unos 672 km2 en la provincia costera de El Oro y en la provincia de Zamora
Chinchipe en la Amazonía Ecuatoriana (INEFAN, 1995).
Deforestación
En la actualidad la deforestación es uno de los mayores impactos ambientales que
está sufriendo el Ecuador, producto de la agresiva tala de bosques. Los bosques son los
protectores del suelo de condiciones extremas de frío, viento, agua, aridez, favorecen la
agricultura al permitir las precipitaciones, fijan el terreno y regulan el régimen hídrico en
las cuencas hidrográficas.
El Ecuador se encuentra entre los 10 países con la más alta tasa de deforestación (2,3%).
Según el Ministerio de Agricultura y Ganadería (1994), la deforestación estimada es de
100.000 ha anuales.
Variabilidad climática
Estudios de cambios climáticos en nuestro país, han dado la pauta de que existen
procesos naturales que evidencian una disminución de la precipitación, un aumento de la
temperatura, lo que ha evidenciado la presencia de sequía en varias zonas del Ecuador, se
ha acentuado la erosión y todo esto lleva a pensar que se está presentando con fuerza la
desertificación, en varias partes del país.
106
Desertificación
La desertificación es la disminución o destrucción del potencial biológico de la tierra,
ocasionada por la utilización indiscriminada de los recursos naturales. En el Ecuador esta
desertización, originada aparentemente por los cambios climáticos, ha dado origen a los
desiertos tropicales. En la zona de la Costa, además de estos cambios climáticos, las
corrientes marítimas y la acción del hombre han influido de manera alarmante en el
avance del mismo. La disminución de las lluvias por este fenómeno en los últimos 50
años, ha hecho que los desiertos avancen y no sólo en el frente árido sino también en
los frentes húmedos (INEFAN, 1997).
Sequía
Se ha determinado que en el Ecuador el área más propensa a la sequía es toda la franja
litoral del Pacífico cercana al océano (excepto la mayor parte del extremo norte), la cual
incluye las provincias de Manabí, Guayas, El Oro y el extremo occidental de Loja. También
hay que hablar de los núcleos secos y bajos del callejón interandino, que va desde la
provincia de Imbabura hasta la de la provincia de Loja.
Se tiene dos tipos de sequías, la meteorológica y la agronómica. La sequía meteorológica
es un fenómeno que se da por la disminución de la precipitación hasta en un 50% de lo
normal, en un período determinado y la agronómica causada precisamente por la
disminución de la precipitación, que provoca en los cultivos o plantas la marchites, variable
que puede llegar a permanente.
La disminución de la producción de cultivos llegando a veces a la pérdida total de éstos,
es el efecto más evidente de las sequías, lo que conlleva a decrecer los ingresos de estas
actividades, finalizando con problemas sociales y económicos como las migraciones, sean
temporales o permanentes, y una crisis alimentaria general.
Deterioro de las cuencas hidrográficas
Las cuencas hidrográficas son ecosistemas que se ven afectados por las actividades
humanas y por los fenómenos naturales. Su comportamiento hidrológico se altera por la
deforestación y las formas inadecuadas de uso de suelo, lo que genera una erosión dinámica
que a la vez aumenta aceleradamente el volumen muerto de las presas existentes, como es
el caso de Paute. El mal manejo de las cuencas hidrográficas, ha generado desarticulación
de los sistemas productivos tradicionales en las partes medias y altas de las mismas.
Ocupación del territorio
El crecimiento poblacional excesivo existente en los últimos 30 años ha dado como
resultado la presión exagerada de toda esta población sobre ciertas áreas, en especial el
suelo, hasta llegar al agotamiento de los recursos, por el mismo hecho de satisfacer sus
necesidades. Análogamente se está observando el cambio brusco de uso de suelo en los
valles interandinos hacia la ganadería, que ha desplazado la población e incorporado al uso
agrícola las áreas de declive, así como también grandes áreas de la zona costera y de la
amazonía destinadas a la producción de los bienes para la exportación que ha desplazado
los cultivos destinados al consumo interno.
Este proceso permite la colonización a áreas definidas como nuevas fronteras
agrícolas, las mismas, luego de su aprovechamiento, son abandonadas lo que permite el
desarrollo de la desertificación.
107
Administración y Gestión del agua en Zonas Secas
Problemática del agua en zonas secas
El agua, más que cualquier otro de los elementos naturales existentes en una cuenca
hidrográfica, está sometida a una problemática tanto en su uso, en su manejo
administrativo y legal, en las metodologías y técnicas empleadas para su uso y disposición,
en los impactos ambientales posteriores a su uso, como el impacto negativo sobre otros
recursos naturales, y además de aquellos efectos no tomados en cuenta en su uso o
manejo, que afectan directamente a su desarrollo.
Conflictos de uso
La disponibilidad de agua en el Ecuador en la actualidad, puede ser considerada como
más que satisfactoria con relación a la media mundial, dado el volumen de agua estimado
de 430.000 hm3 (sin considerar las Islas Galápagos) por año, la cual está dividida en
115.000 hm3 por año para la vertiente del Pacífico y de 315.000 hm3 por año para la
vertiente del Amazonas, lo que supone, en la actualidad de un volumen por habitante
(asumiendo una población de 11.500.000) por año de 37.391 m3, cantidad que sobrepasa
en mucho a la media mundial de 10.800 m3 por habitante por año. En base a estos datos,
pudiéramos considerar que la situación del país es excelente; sin embargo, dada la
naturaleza de la distribución espacial y temporal tanto de la precipitación como de los
caudales, esta aparente abundancia de agua, pasa a ser crítica en algunos rincones de la
patria, por sus particularidades orográficas, climáticas e hidrológicas.
Es notorio el caso de algunas provincias ecuatorianas, donde la escasez de agua es
alarmante. Tal es el caso de Loja, la que ha obligado a una migración hacia otros lugares de
la patria. También tenemos el caso de Manabí, la cual debido a una de las sequías de los años
60, dio lugar al aparecimiento del CRM. También es importante mencionar el caso de la parte
occidental de la península de Santa Elena en Guayas y la costa de Manabí, en la cual los niveles
de precipitación son inferiores a los 150 mm por año, lo cual acarrea la aparición de un
cinturón de “pobreza hídrica” ya que la regulación anual no sobrepasa el 25% del agua
disponible. Es por eso que las economías de muchas regiones del país no se desarrollan ya
que mayoritariamente dependen del agua para sus actividades, principalmente la agrícola y
ganadera, y han sufrido estancamientos por décadas, como el caso de Manabí, que siendo una
zona agrícola muy rica, en las décadas de los 70 y 80 no ha despegado por un inadecuado
sistema de distribución de agua y de gestión de búsqueda de nuevas fuentes de agua.
Además el nivel de desarrollo de una comunidad, medido como un buen nivel de
abastecimiento de agua potable, es crítico en algunas regiones del país, como el caso de
Manabí también.
Varios son los conflictos que aparecen como consecuencia del uso del agua en las cuencas
en el país. A pesar de que no existe documentación sobre los conflictos en el uso del agua,
estos aparecen desde el momento mismo que fluye en los cursos naturales, en las divisiones
para uso en riego, en la captación de agua para agua potable o hidroelectricidad, entre otros.
Entre los conflictos de uso se destacan los conflictos por cantidad, denominándose así a
aquellos originados en la carencia (déficit) de agua para satisfacer las necesidades de todos
los peticionarios del agua en una localización específica de captación de agua. Esto es
especialmente grave en aquellas zonas del país en el cual el déficit de agua es grande.
El Anexo 8 del Plan Nacional de los Recursos Hidráulicos del Ecuador de 1989, claramente
identifica la solución al problema de déficit de agua en las cuencas deficitarias del país. Así
es el caso de las cuencas consideradas deficitarias, pero con abundancia de aguas
sobrantes. Además identifica las cuencas que quizá representan las más conflictivas en
108
cuanto a la satisfacción de las demandas totales. Para el primer caso, identifica a las
siguientes cuencas como deficitarias con abundancia de aguas sobrantes, en las cuales,
estas cuencas se convierten en distribuidoras de caudales excedentes, pero de aquellos
caudales que esta cuenca a su vez recibe. Tal es el caso de la cuenca del Guayas, la cual
podría, y como en realidad puede, trasladar caudales hacia zonas deficitarias como la
Península de Santa Elena. La cuenca del río Esmeraldas podría transferir grandes caudales
excedentes hacia la cuenca del río Guayas. Otro ejemplo está en la cuenca del río Pastaza,
que puede aportar volúmenes considerables a las cuencas de los ríos Chimbo o Chanchán.
En cuanto a las cuencas deficitarias que no mantienen recursos sobrantes, estas son las
cuencas o sistemas hidrográficos que tienen balances hídricos deficitarios a futuro, con
sobrantes mínimos. La solución que se plantea para estos casos es el de los trasvases desde
otras cuencas, sin dejar de lado otras soluciones, como podría ser la conservación del agua,
principalmente. Los casos mencionados para esta situación son: cuencas del Muisne,
Cojimíes, Jama, Chone, Portoviejo, Jipijapa, Zapotal, Taura, Balao y Arenillas -Zarumillas.
A nivel internacional también debería considerarse el análisis integral de la cuencas
binacionales, principalmente las del Catamayo-Chira y del Puyando-Túmbez, con Perú; y
las cuencas en la frontera norte con Colombia, como es el caso de la experiencia de los
ríos San Miguel y Putumayo.
La administración del agua en general
La difícil situación económica del Ecuador en la década de 1980 hizo que los gobiernos
de turno reconsideren su papel en el manejo y gestión del agua, amen de las otras
responsabilidades que como Gobierno tienen. Los gobiernos han replanteado sus tareas
específicas de trabajo para reorientar el gasto público hacia medidas de austeridad fiscal
y para incrementar la eficiencia y cobertura de los servicios públicos bajo su
responsabilidad. En ese contexto han venido trabajando en la descentralización de
funciones, la participación cada vez más activa del sector privado en áreas que
tradicionalmente fueron de responsabilidad del Estado (hidroelectricidad, vías, agua
potable, riego), y la utilización de instrumentos económicos. Es importante en este
sentido y relacionado con el agua, el papel que el Consejo Nacional de Recursos Hídricos
ha tomado como ente encargado de la formulación de las políticas, la administración y
la planificación de los recursos hídricos.
La gestión del agua en el Ecuador tiende a compatibilizar los diferentes usos y
competencias para lograr una administración eficiente del agua y en general de los recursos
naturales de las cuencas hidrográficas, a fin de proteger la calidad del agua y prevenir los
efectos de fenómenos hidrometeorológicos extremos.
Lo descripto anteriormente, pone de manifiesto el problema de las condiciones físicas de
muchas zonas del Ecuador y concomitantemente con ello la del suministro de agua en
muchas zonas del país. Se ha mencionado que la zona litoral del Ecuador tiene grandes
áreas que varían de secas a desérticas y por lo tanto los volúmenes de agua existentes en
dichas áreas son insuficientes para cubrir las necesidades humanas. El problema se ve
magnificado, si se toma en cuenta que muchas zonas tienen niveles de precipitación tan
bajas como 250 mm de lluvia anual, como en el caso de la Península de Santa Elena, en la
Provincia del Guayas. En otras partes de la misma costa, los meses de baja o ninguna
precipitación alcanzan los 7 meses, y por lo tanto los caudales de muchos de los ríos durante
estas épocas son insuficientes para satisfacer los diferentes usos.
Otras zonas del país han tenido problemas de suministro de agua en la década de los
60, acompañado de malas prácticas agrícolas, cuando el período seco prolongado
propició la movilidad de grandes conglomerados humanos de las provincias de Loja y
109
Manabí hacia la Región Amazónica y de esa forma se han generado polos de desarrollo
desorganizado en zonas ecológicamente frágiles.
La gestión del agua ante estas circunstancias ha sido circunstancial y no definida como
una política de estado. A fin de disminuir los graves efectos de falta de agua, las
instituciones públicas de alto nivel crearon instituciones regionales para el manejo del agua
en dichas zonas y aparecen las corporaciones regionales de desarrollo, las cuales tuvieron
fines específicos que cumplir; en algunos casos, únicamente para satisfacer necesidades de
riego, otras para agua potable, hidroelectricidad, o control de inundaciones. Aparecen así
las siguientes corporaciones regionales:
CEDEGE (Comisión de Estudios para el Desarrollo de la Cuenca del Río Guayas) fue
creada en 1965 y es una agencia pública semi autónoma adscrita al Ministerio de
Agricultura y Ganadería (MAG) y a la Presidencia. Tiene su sede en Guayaquil, cuenta
con fondos propios y está regulada por un directorio. Fue creada para desarrollar
estudios para el desarrollo de la cuenca del río Guayas, pero en 1970 la jurisdicción de
CEDEGE se expandió para incluir a la Península de Santa Elena. En 1972 se le dio
autoridad para diseñar y desarrollar proyectos y en 1979 se le dio responsabilidad para
llevar a cabo el proyecto de propósito múltiple Jaime Roldós Aguilera (conocido como el
proyecto Daule-Peripa) que fortaleció su función de planificación regional y mejoró la
coordinación interinstitucional.
Con el proyecto Daule Peripa y el de Santa Elena en pleno funcionamiento, CEDEGE
contará con más de 100.000 ha regables, pero estos proyectos se desarrollan por etapas.
En la primera fase, que se inició en 1990, estaban programadas regarse 17.000 ha. El saldo
restante se ejecutaría en fases posteriores. Con la desaparición del INERHI, el campo de
acción del CEDEGE se amplió a aquellos proyectos que esta fenecida institución tenía en la
Provincia Bolívar, con los proyectos tales como: Vinchoa, San Lorenzo, Santa Fe. Esto ha
repercutido en que estos proyectos no tengan la atención debida y prácticamente estén
abandonados, con poco personal y presupuesto para su operación y mantenimiento.
CREA (Centro de Reconversión Económica del Austro), La Corporación para el desarrollo
de la región de las provincias de Azuay, Cañar y Morona Santiago, Centro de Reconversión
Económica de las Provincias del Azuay, Cañar y Morona Santiago, fue creada en 1958, es
una agencia pública semi autónoma adscrita al Ministerio de Agricultura y Ganadería. Es una
entidad legal con presupuesto propio y establecido en la Cuenca. Antes de la desaparición
del INERHI, trabajaba con ésta en la mejora de la administración y manejo de las cuencas
hidrográficas y la mejor utilización de los recursos hidráulicos.
PREDESUR (Subcomisión Ecuatoriana de la Comisión Mixta Ecuatoriano-Peruana para el
Aprovechamiento de las Cuencas Hidrográficas Binacionales Puyando - Túmbez y Catamayo
- Chira). PREDESUR existe como una entidad legal independiente; es un elemento de la
Dirección Ejecutiva de la Subcomisión Ecuatoriana para el Desarrollo de la Cuenca de los
ríos Puyando -Túmbez y Catamayo - Chira. La Dirección Ejecutiva fue creada en 1972 con
presupuesto propio, sujetándose al compromiso bilateral de 1971 con el Perú. El acuerdo
Bilateral exigía el establecimiento de subcomisiones en los 2 países para explotar los
recursos hídricos binacionales de las cuencas binacionales. La Dirección Ejecutiva estableció
PREDESUR en 1975 y es legalmente responsable de esta Institución.
La principal intervención de PREDESUR en riego fue el proyecto Puyando -Túmbez que
incluye la represa de Tahuín. El proyecto de la represa fue transferido al INERHI luego de
que la represa estaba concluida en un 60%. Cuando se complete el proyecto
Puyando-Túmbez (incluyendo 2 represas más), se regarán cerca de 70.000 ha en el
Ecuador. Otro proyecto más pequeño de 6.000 ha (Zapotillo Alto) también se encuentra en
estudio.
110
CRM (Centro de Rehabilitación de Manabí). La Corporación para el desarrollo de la
provincia de Manabí (CRM), fue creado en 1962 como consecuencia de una severa sequía
que ocasionó condiciones de emergencia en ese año en Manabí. Es una agencia pública
semiautónoma, adscrita al Ministerio de Agricultura y Ganadería. Tiene su propio
presupuesto, está ubicada en Portoviejo y tiene jurisdicción únicamente sobre la Provincia
de Manabí, región con un régimen climático seco.
El CRM se ha enfocado principalmente al agua potable, con muy poca intervención en riego.
Proyecta expandir su participación en riego con la construcción del proyecto de uso múltiple
Carrizal - Chone y con la rehabilitación del proyecto de propósito múltiple, Poza - Honda. Estos
y varios proyectos más pequeños añadirán cerca de 31.000 ha adicionales bajo riego. El CRM
también proyecta traer agua del reservorio del Daule - Peripa a la presa de La Esperanza
(como parte del proyecto Carrizal-Chone) y de allí, al reservorio de Poza Honda. Esta agua
cumplirá con las crecientes demandas urbanas de agua potable en la zona de Portoviejo y
resolverá un creciente conflicto entre agua para la agricultura y para las zonas urbanas.
Posteriormente aparecen otras corporaciones regionales, más como instituciones
encargadas del manejo de los sistemas de riego, que estuvo a su tiempo a cargo del Instituto
Ecuatoriano de Recursos Hídricos (INERHI), que como organismos descentralizados para el
manejo y gestión integral del agua. Éstas aparecen con la desaparición del INERHI y la
consecuente creación de Consejo Nacional de Recursos Hídricos: la Corporación Regional de la
Sierra Centro (CORSICEN), de las provincias de Chimborazo, Tungurahua, Cotopaxi y Pastaza,
creada conjuntamente con el CNRH. La Corporación Regional Autónoma de la Sierra Norte
(CORSINOR), de Pichincha, Imbabura, Carchi, Esmeraldas, Napo y Sucumbíos, creada
conjuntamente con el CNRH. La Corporación Autónoma de Desarrollo Regional de El Oro
(CODELORO), de la provincia de El Oro, excepto el manejo de la Cuenca Binacional Puyando
-Túmbez, a cargo de PREDESUR y creada conjuntamente con el CNRH. Últimamente es creada
CODERECH (Corporación Regional de Desarrollo de la Provincia de Chimborazo), quitando a
CORSICEN la administración de esta provincia. Por último para 1999 aparece CODERECO, una
corporación que tiene jurisdicción sobre la Provincia de Cotopaxi.
El uso y manejo adecuado del agua, es de vital importancia en el manejo integral de
los recursos naturales desde el punto de vista sustentable. Es por eso que, para entender
los mecanismos de uso y manejo del agua, esto tiene que ser entendido desde la
perspectiva del máximo organismo rector del agua en el Ecuador, cual es el Consejo
Nacional de Recursos Hídricos (CNRH), para lo cual hacemos algunas reflexiones en
cuanto a su naturaleza, fines y objetivos.
Todos estos organismos descentralizados dependen de alguna manera de las políticas
generadas en el CONSEJO NACIONAL DE RECURSOS HÍDRICOS, el cual fue establecido
mediante Decreto Ejecutivo 2224, publicado en el Registro Oficial Nº 558 de 28 de octubre
de 1994, con modificaciones en el Decreto Ejecutivo 2.526, publicado en el Registro Oficial
637 de 20 de febrero de 1995, en reemplazo del Instituto Ecuatoriano de Recursos
Hidráulicos, como un cuerpo colegiado multisectorial, de derecho público, con personería
jurídica y autonomía administrativa y financiera.
La función fundamental del CNRH es la de formular y determinar las políticas del Sector
de Aguas en el Ecuador, y le da un papel fundamental en la priorización de inversiones en
proyectos del sector público, pero principalmente en el sector riego. Además, desde el punto
de vista de este proyecto, le da un rol importante en el manejo de cuencas.
La gestión del agua en zonas secas
Como se mencionó anteriormente, la satisfacción de las necesidades de agua en el
Ecuador no ha tenido una estructura y política orgánica y planificada, sino que ha sido
111
coyuntural, proveniente de grandes catástrofes que han afectado a grandes zonas
productivas del país, especialmente en la zona costera y en la parte sur del país.
Todas las corporaciones regionales han trabajado en la construcción de obras
hidráulicas de envergadura para balancear los desequilibrios temporales y espaciales de
la precipitación y escurrimiento superficiales en el suministro de agua. Muchas de estas
obras son presas y trasvases principalmente. Las principales obras que han ayudado a la
gestión del agua en zonas secas de Ecuador son:
CEDEGE
Presa Daule Peripa
Se considera tanto obras civiles como el plan de manejo ambiental con un costo de
operación y mantenimiento de 2.140.700.000,00 de sucres (el cambio actual de dólares a
sucres es de US$ 1 por S/. 25.000). La presa cuesta en operación 6.695.800.000,00 de
sucres. Estos valores son los requeridos por la institución para el año 1998.
Sistema de Riego y Drenaje Babahoyo.
Es un área para sembrado de arroz, en dos cosechas anuales y ocupa un área de 3.200
ha. Se estima que puede generar 272.000.000,00 en 1998 y que la producción sería de
320.000 qm de arroz. Sin embargo se requiere de 929.000.000,00 de sucres para
mantenimiento.
Sistema de Riego del Valle del Río Daule 17.000 ha
Proyecto terminado de construir en 1994, aunque no se ha llegado al riego del área
planificada. En 1998 se espera llegar a un total de 11.000 ha y obtener una producción de
1.788.960 sacas de arroz de 200 libras. La recaudación esperada para 1997 es de
3.000.000.000 de sucres, a pesar de que lo presupuestado para una operación óptima es
de 7.859.400.000 sucres.
Sistema de Riego Phase Trasvase. Plan Hidráulico Acueducto Santa Elena.
Para 1998 el área de riego fue de 4.564 ha, distribuidas de la siguiente manera:
Canal Chongón Playas:
Chongón:
Daule:
Cerecita:
1.790 ha
478 ha
570 ha
1.726 ha
Se esperaba recaudar durante el año 2000 la cantidad de 1.950.000.000 de sucres,
aunque la cantidad requerida para su mantenimiento y operación es de 10.055.800.000 de
sucres.
Sistema de Riego Cuenca Baja
Este es un proyecto del ex-INERHI, y está constituido de los siguientes subsistemas:
1. Sistema de Riego Milagro
En la provincia del Guayas, con 10.335 ha donde se produce fundamentalmente caña de
azúcar, banano, arroz y maíz.
2. Sistema de Riego Manuel de J. Calle
112
Ubicado en las provincias de Cañar y Guayas con un área regable de 50.000 ha, de las cuales
efectivamente se riegan 22.000 ha, dedicadas al cultivo de caña de azúcar, banano.
3. Sistema de Riego Chilintomo
Ubicado en la provincia del Guayas, con un área de riego de 1.768 ha.
4. Sistema de riego San Lorenzo
Ubicado en la provincia Bolívar, con un área de riego diseñada de 400 ha, pero con 390
ha efectivas de riego de maíz, papas y trigo.
5. Sistema de Riego Vinchoa
Ubicado en la provincia Bolívar, con un área de riego diseñada de 400 ha, pero con 300
ha efectivas de riego de maíz, papas y trigo.
6. Sistema de Riego Santa Fe
Ubicado en la provincia Bolívar, con un área de riego diseñada de 900 ha, pero con 838
ha efectivas de riego de maíz, papas y trigo.
Para la operación y mantenimiento de estos proyectos se estima que se requiere un total
de 3.259.900.000 de sucres.
CRM (MANABI)
Para el año 1988 se manejaba en la Provincia de Manabí unas 13.270 ha con
infraestructura de riego, localizadas principalmente en las cuencas del Río Chone y
Portoviejo. Sin embargo, sólo el 50% de esta área estaba efectivamente servida con agua.
El resumen de los sistemas de riego se da en la figura 1.
Por tanto, el total del área regada es de 6.250 ha. Este bajo porcentaje de riego real se
puede deber a inadecuados sistemas de distribución, a ineficientes programas de operación
y mantenimiento de los sistemas de riego y a la escasez de agua para riego.
Tecnologías utilizadas
Las técnicas utilizadas en el Ecuador para el uso del agua son muy diversass y varían desde
simples taponamientos en cursos de agua, pasando por canales abiertos en tierra, canales
revestidos, túneles, acueductos, hasta grandes complejos hidráulicos compuestos de enormes
presas, con la conformación de grandes reservorios, conjuntamente con obras de captación
para diferentes usos, como puede ser para hidroelectricidad, riego, agua potable, y el uso de
obras de excedencias para control de inundaciones. Es de destacar también que, debido a la
configuración topográfica de muchas de las zonas de servicio de agua, es necesaria la
construcción de grandes obras de bombeo, las mismas que por su naturaleza, requieren de
obras especiales, tales como la construcción de reservorios especiales para colocar bombas.
Muy poco se conoce sobre las técnicas que se utilizan para conservación del agua en zonas
secas. Se conoce el esfuerzo que los gobiernos han realizado para dotar de grandes sistemas
de suministro de agua, los cuales provienen de zonas relativamente ricas en agua. Se debe por
tanto realizar esfuerzos para gestionar proyectos sobre el manejo integral no sólo del agua, sino
de los recursos naturales de las cuencas deficitarias en agua, las cuales son muchas en el país.
113
FIGURAS
Figura 1. Afectación de la desertificación en Ecuador.
provincias afectadas por la desertificación
provincias afectadas por desertificación en menor grado
provincias no afectadas
Fuente: Ministerio del Ambiente, 2000.
114
Figura 2. Sistemas de riego existentes y áreas bajo riego en 1988.
Cuenca
Sistema de Riego
Área (ha)
Sitio Captación
Área regada (ha)
Chone
Portoviejo
Portoviejo
Portoviejo
Portoviejo
Portoviejo
Portoviejo
Portoviejo
Portoviejo
Portoviejo
Chone
Portoviejo
Cantagallo
La Estancilla
La Ciénega
El Pechiche
Pasaje
Santa Ana
Mejía
Ceibal
Jagua
El Cerrito
La Guayaba
-
2.150
300
650
500
3.250
530
2.700
1570
400
300
800
70
50
R. Carrizal
R. Chico
R. Chico
R. Chico
Presa Santa Ana
R. Portoviejo
R. Portoviejo
R. Portoviejo
R, Portoviejo
R. Portoviejo
Agua Subterránea
Agua Subterránea
Agua Subterránea
1.500
270
70
40
970
410
1.270
470
250
80
800
70
50
Fuente: Plan Integral de Desarrollo de los Recursos Hídricos de la Provincia de Manabí.
(Ref. PHIMA Fase I). Elaboración: Autor.
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117
118
AGUA Y TIERRAS SECAS DEL PERÚ
UNA APROXIMACIÓN
Juan Torres Guevara
Coordinador del Centro de Investigaciones de Zonas Áridas (CIZA)
Universidad Nacional Agraria La Molina (UNALM)
Camilo Carrillo 300-A, Jesús María, Lima – Perú
e-mail: [email protected]
Resumen
Se presenta una visión panorámica de lo que es el agua en el Perú, la cual tiene toda una
construcción cultural, especialmente religiosa, y cuya tradición de uso se remonta a más de
cinco mil años. Sin embargo, todo esto se ha hecho transparente para los proyectos
contemporáneos de uso y manejo de este recurso, lo que ha conducido, junto con la no
incorporación de las especificidades de los ecosistemas áridos y semiáridos, a la generación
de procesos de desertificación.
Las tierras secas constituyen el 40% de la superficie total del Perú, reciben sólo el 2%
del agua total precipitada y sobre ellas se asienta el 90% de la población peruana, todo lo
cual lleva a pronosticar que el Perú será uno de los países que presentará una crisis hídrica
el año 2005.
La necesidad de recuperar los saberes locales que sobre el uso del agua existen, unida a
propuestas de gestión sostenible del agua como es la gestión de cuencas, podrían permitir
remontar la situación antes descrita. De igual forma, la vertebración de los diferentes
sistemas de monitoreo que sobre el comportamiento del agua existen hoy en el Perú.
Palabras clave: agua; tierras secas; monitoreo; tecnologías apropiadas
Summary
An overview about what is water in Peru, is presented. The water, in Peru, has a whole
cultural construction, religious especially, which traditional use goes back to more than five
thousand years ago. Nevertheless, all these have became invisible for all the contemporary
projects of use and management of this resource, leading, jointly with the no inclusion of
the specificities of the arid and semiarid ecosystems, to the generation of desertification
processes.
The arid lands constitute the 40% of the total surface of Peru, they only receive the 2%
of the all the water rain, and over them is settled the 90% of the Peruvian people, all of
which leads to predict that Peru will be one of the countries that will present a hydrological
crisis by the 2005 year.
The necessity to recover the actual local knowledge about the use of water, besides with
proposals of sustainable water management, like the watershed management, would allow
remounting the situation described before. In the same way, would help the integration of
the different water monitoring systems that actually exist in Peru.
Key words: water; arid lands; monitoring; appropriate technologies
119
Antecedentes
El tema del uso del agua en el Perú tiene connotaciones históricas religiosas que se
remontan a más de cinco mil años de uso. La región andina es considerada como una de las
áreas del mundo en las cuales se originó la hidráulica, muestra de ello es la existencia de
canales prehispánicos en los desiertos costeros y valles interandinos semiáridos de la sierra
peruana, además de otras tecnologías que demuestran la destreza con que se manejó este
recurso. Son ejemplos los canales de las culturas Vicús, Moche, Chimú, en la costa norte;
los canales Nazca, en la costa centro; los canales de Cajamarca, en la sierra norte;
Ayacucho, en la sierra central; y Cusco, en la sierra sur. Ejemplos de otras tecnologías son
las chacras hundidas en la costa central (Lima) y los waru waru en la sierra sur (Puno).
El agua es, además, en el Perú, todo un tema religioso por parte de las culturas andinas
precolombinas; así tenemos al Kollority, fiesta religiosa del agua realizada cada año en el
Cusco, al pie del Nevado Ocongate. Por otro lado, está la destreza en torno al manejo del
agua representada por los maestros denominados UnoKamayoc (maestros del agua) en la
cultura quechua de la sierra sur, sobre todo, y lo ya mencionado: la infraestructura de riego,
dentro de la cual destaca el sistema hidráulico de Tipón (en Cusco).
En el imaginario del hombre andino todos los elementos de la naturaleza gozaban de
vida: el viento, el mar, la luna, el sol, la Madre Tierra. Por esta razón, no podían dejar de
ver y sentir el agua como un elemento primordial en sus vidas. El culto al agua fue, pues,
compartido por todas las culturas que florecieron en los Andes.
Uno de los mitos que destaca por su relación con el agua como elemento integrador de
la cosmovisión andina es el que se desarrolla en torno a la famosa piedra de Sayhuite, en
el valle de Curahuasi, provincia de Abancay. El monolito de piedra labrada luce una gran
profusión de acequias, estanques y lagunas en todas direcciones. Éstas se alternan con
representaciones de temibles pumas y tigrillos, todos integrados en una compleja armonía
que se explicaría a través de mitos perdidos en el tiempo. No faltan en ella figuras humanas
unidas a plantas de maíz o diseños de hombres con vasos en las manos indicando alguna
ceremonia relacionada con el culto al agua. Las imágenes de camarones y renacuajos
indican la presencia imaginaria de aguas de manantiales que discurren por canales para
verterse en pozos y cisternas.
“El hombre del pasado quiso grabar y perennizar en la piedra sus creencias y relatos
míticos. Sin embargo, perdida está la palabra. La leyenda que acompañó al granito no quedó
impresa; el viento se llevó las voces, las ceremonias desaparecieron y, en Sayhuite, ahora
sólo perdura la enigmática presencia de la gran piedra” (Rostworowski, M. 1999). Hoy
existen pruebas de que existió en las culturas andinas una tradición de fabricar maquetas y
la piedra de Sayhuite es una maqueta gigantesca que representa la totalidad del sistema
hídrico de la región, convirtiéndose así en un monumento al agua (Rostworowski, M.1999).
Finalmente, podemos afirmar que cualquier política, tecnología o sistema de gestión del
agua deberá tomar en cuenta la vieja cultura que sobre el uso del agua hay en el Perú.
Las tierras secas y la población implicada
Las tierras secas en el Perú comprenden el 40% del territorio nacional, entre la costa
hiperárida y árida, y la sierra semiárida; ambas reciben tan sólo el 2% del total del agua
precipitada sobre el país y en ellas se asienta el 90% de la población nacional. Es ésta una
de las razones por la cual el Perú aparece como uno de los países del continente americano
que, después del 2025, presentará una crisis hídrica (Figura 1).
La precipitación en el región costera del sur y centro (Latitud 18° y 7° HS) es menor a
los 50 mm/año, y la costa norte (< 7° HS) presenta entre 100 y 150 mm/año, espacio que
120
es alterado cada cierto tiempo por el evento denominado El Niño, el cual cambia el escenario
natural al pasar a entre 1000 y 4000 mm en tan sólo 5-6 meses (diciembre–abril-mayo),
tal como ocurrió en los años ‘82 (diciembre)–‘83 (mayo) o la última vez en el ‘97
(diciembre)–‘98 (abril), generándose en varios casos problemas de erosión hídrica debido a
prácticas agrícolas inapropiadas, que hace que los suelos se encuentren totalmente
expuestos a este tipo de cambios bruscos de precipitación.
En el caso de los ecosistemas de montaña andinos, los paisajes naturales corresponden
a una zona entre árida y semiárida, con precipitaciones entre los 200 y 1000 mm/año
concentrada en un 70% entre los meses de diciembre y marzo, lo cual, unido a las fuertes
pendientes, crea situaciones de alto riesgo de erosión de los suelos. Las sequías son
recurrentes, justo con las inundaciones (El Niño), heladas, granizadas, generando todo un
ambiente de alta inestabilidad climática y, por lo tanto, una agricultura de alto riesgo.
Las aguas continentales en el Perú están distribuidas en 3 grandes cuencas:
• La Cuenca del Pacífico (Vertiente Occidental de los Andes): Con 52 ríos que nacen en
las partes altas de las montañas andinas y cruzan las zonas áridas e hiperáridas de la
costa, abarcando una extensión de 279.689 km2 (21,7% del territorio), generando
oasis (Figura 2) en los cuales se asienta el 65% de la población y en donde se
encuentran ciudades como las de Lima, en la cuenca del río Rímac, en la costa central,
con aproximadamente 8 millones de habitantes, constituyéndola en una de las ciudades
más grandes del mundo ubicadas en una zona hiperárida, junto con el Cairo, lo cual
nos hace predecir con facilidad una futura crisis de escasez extrema de agua (Brack y
Mendiola, 2000).
• La Cuenca del Atlántico (Valles Interandinos y Vertiente Oriental): Comprende las
denominadas regiones Sierra y Selva, abarcando 956.751 km2, es decir, el 74,5% del
territorio nacional, y en ella se asienta el 35% de la población aproximadamente (25%
en la Sierra y 10% en la Selva). (Ibidem).
• La Cuenca del Lago Titicaca (Altiplano): Con una extensión de 48.775 km2, conformada
por 12 ríos que abastecen de agua al Lago Titicaca (Ibidem), ubicado a 3800 msnm en
la llamada Meseta del Collao. En ella se asienta la ciudad de Puno y es una zona
expuesta a cambios microclimáticos bruscos, pasando de sequías a inundaciones. Es
una de las zonas más impactadas por los eventos de El Niño.
Este es, en forma resumida, el escenario hídrico del Perú, y en esta distribución tan
desigual del agua de precipitación (Costa y Sierra, 2% y Vertiente Oriental y Selva, 98%)
la Cordillera de los Andes tiene un papel modelador determinante, generando lo que se ha
dado por llamar la gran “asimetría hídrica”, con récord de aridez para un lado (Paracas,
Costa Central: 10 mm total acumulado en 20 años) y récord de precipitación para el otro
(Quince Mil, Cusco, Vertiente Oriental: con 10.000 mm/año, (Figuras 3 y 4).
El uso insostenible y sostenible del agua en el Perú
El uso del agua en el Perú es, sobre todo, agrícola (85,7%, sobre todo en la Costa),
seguido del uso para consumo humano (6,7%, de los cuales la mitad se emplea en la cuenca
del Río Rímac, en Lima); a continuación está el uso industrial (6,1%, sobre todo en la
Costa); y, finalmente, el uso minero (1,1%). También existe un uso no extractivo para
generar energía eléctrica con las grandes caídas de agua en las cordilleras.
Pero, en cuanto al uso del agua en el Perú, podemos hablar de dos momentos: uno de
uso insostenible, contemporáneo, y otro sostenible, precolombino, ambos en un escenario
climático semejante, pues, los grandes cambios en la zona se dieron hace 10.000 años y se
asume una relativa estabilidad desde entonces.
121
El uso insostenible
En el Perú, ha existido una marcada preferencia por la Costa, que ha inclinado las
inversiones, hasta ahora, en el campo de las irrigaciones, habiéndose invertido durante el
siglo XX más de 7 mil millones de dólares en proyectos hidroenergéticos; además,
solamente en la última década se invirtieron 3 mil millones de dólares en proyectos para
agua potable en las principales ciudades, sobre todo, de la Costa.
Se puede afirmar que, en la actualidad, existe un uso insostenible e inadecuado del agua,
mayormente, por parte de las actividades productivas agrarias, industriales y mineras,
principalmente, que están generando crecientes procesos de desertificación; hoy, se reconoce
que el 60% de los suelos de la Sierra están afectados por la erosión hídrica, mientras que el
40% de la superficie total de la Costa tiene problemas de salinización debido al deficiente uso
del agua de las irrigaciones. La región llamada Selva Baja también presenta problemas de
erosión hídrica, en este caso por mal drenaje, llegando a afectar a 14,7 millones de hectáreas,
que constituyen el 14,5% del área total del país (Felipe-Morales, 2000).
Por otra parte, actividades como la minería, la industria y las domésticas han
contaminado las aguas de 16 de los 53 ríos que cruzan transversalmente la costa peruana.
En la sierra se ha monitoreado la contaminación, producto principalmente de la actividad
minera, de los ríos más importantes como el Mantaro (Sierra Centro), el Santa (Sierra
Norte), Huallaga y Hualgayoc (Sierra centro-norte). En la selva la principal fuente de
contaminación de las aguas de los ríos son las actividades del narcotráfico (los insumos
utilizados), las actividades de extracción petrolífera y aurífera.
Las aguas marinas costeras tienen en la industria de harina y aceite de pescado a una de
sus principales fuentes de contaminación.
El uso sostenible
Tecnologías Tradicionales
Sin embargo, no siempre ha existido un manejo deficiente del agua y, como ya se
mencionó, fue durante la época de las culturas precolombinas que se llevaron adelante
prácticas de uso sostenible del recurso hídrico, entre las cuales destacan 3 en especial:
• Los andenes (terrazas agrícolas), son la forma más apropiada, por excelencia, de
adecuación de las tierras de ladera a la agricultura (Figura 5).
• Los camellones o waru warus, sistemas de manejo del agua en zonas planas e
inundables que consisten en surcos profundos de 0,8 a 2 m de profundidad y, entre
ellos, superficies elevadas a manera de grandes mesas de anchos que pueden oscilar
entre 1 y 10 metros. El suelo extraído en las excavaciones de los canales es usado para
formar las superficies elevadas denominadas camellones (Figura 6).
• Los sistemas agroforestales, la agroforestería constituye la estrategia más importante
para la agricultura y la ganadería de los ecosistemas de montaña andinos. Se puede
afirmar que no se puede hacer agricultura y ganadería sostenible que no se base en
especies vegetales leñosas (Figuras 7 y 8).
Las tres tuvieron que ver con el manejo eficiente del agua tomando en cuenta las
particularidades de los ecosistemas de montañas (de laderas con fuertes pendientes:
andenes y sistemas agroforestales, y grandes extensiones altiplánicas: los camellones).
Estas tecnologías aún se utilizan y constituyen una de las mejores alternativas para el uso
sostenible del agua en condiciones de montaña.
122
La organización actual y la capacitación
Es bastante aceptado, hoy, que la organización junto con la capacitación, el intercambio
de experiencias, educación y difusión, con un enfoque intercultural, sobre todo en nuestro
país, son determinantes para una gestión sostenible del agua. En nuestro medio se ha
cometido con frecuencia el error de crear nuevas organizaciones para administrar el agua,
dejando de lado las organizaciones comunales tradicionales, generando, en algunos casos,
conflictos de uso o de mandatos. Por lo tanto, es de suma importancia respetar e incorporar
a las instituciones locales tradicionales en la gestión del agua; esto ayuda mucho a
garantizar la participación de la población.
Hoy en día, el sector más organizado para administrar el agua es el sector relacionado
con las actividades agrícolas y pecuarias. Existe medio millón de usuarios organizados
dentro del sector privado (Dammert, M., abril 2001).
Para administrar el agua en las tres grandes vertientes hidrográficas del Perú (Pacífico,
Atlántico y Lago Titicaca) existe el siguiente orden institucional: Distritos de Riego, Juntas
de Usuarios y Comisión de Regantes. El Estado participa en la organización para el manejo
del agua.
De igual forma, el enfoque intercultural en el uso del agua nos puede permitir la
incorporación, desde la escuela, de todo el saber local que sobre el agua existe en las
comunidades. Cuántos proyectos hidrológicos han fracasado por no tomar en cuenta la
cultura que existía en las comunidades en torno al agua.
La gestión de cuencas
Esta propuesta implementada en varios lugares del país, en forma inicial, está dando
buenos resultados. Experiencias como las de PRONAMACHCS (Programa Nacional de Manejo
de Cuencas Hidrográficas y Conservación de Suelos) y otras de instituciones privadas, como
las ONGs, a nivel de microcuencas, nos muestran un cuadro esperanzador en cuanto al uso
sostenible del agua en condiciones de aridez y de montaña, como es el escenario en el que
se da la vida del 90% de la población peruana. Hoy, existe la propuesta de dividir el país
más que por departamentos o regiones, por cuencas; esto sería poner en primer plano el
tema del agua en el Perú.
La participación de la población, y con ella de la vieja cultura del agua, está garantizada
en una propuesta como ésta, y sería la mejor forma de hacer frente a uno de los grandes
problemas ambientales y productivos planteados para el Perú, como es la lucha contra la
desertificación.
El agua es, hoy, el elemento que puede unirnos no solamente internamente, sino también
con nuestros hermanos vecinos como son Ecuador, Colombia, Bolivia y Brasil, con quienes
especialmente compartimos el agua de la cuenca del Catamayo-Chira, del Amazonas y del
Lago Titicaca.
Indicadores e instituciones implicadas en el monitoreo
Las instituciones implicadas en el monitoreo y las tecnologías apropiadas para el uso del
recurso agua en el Perú, a nivel nacional, son el Servicio Nacional de Meteorología e
Hidrología (SENAMHI), el Instituto Nacional de Recursos Naturales (INRENA), el Programa
Nacional de Manejo de Cuencas Hidrográficas y Conservación de Suelos (PRONAMACHCS) y
redes de instituciones estatales y ONGs, como el Instituto de Promoción para la Gestión del
Agua (IPROGA), la Red Nacional de Manejo de Cuencas (REDNAMAC) y la CCTA, así como
las universidades (Universidad Nacional Agraria La Molina–UNALM, Universidad de
Piura–UDEP, Universidad Nacional de Piura-UNP, Universidad San Agustín de
123
Arequipa-UNSA). Además de las redes y ONGs regionales, así como las experiencias de las
plataformas institucionales de uso del agua surgidas en los últimos años (Plataforma del
Agua de Ayacucho–Yakunchik, GPER Inka-Cusco).
La necesidad de contar con un sistema de monitoreo e información, que permita
identificar las mejores técnicas en el uso sostenible del agua así como de indicadores
estandarizados sobre el comportamiento de este recurso resulta de suma importancia, esto
permitirá articular las experiencias existentes, así como la adopción de las técnicas más
eficientes en cada región y con ello crear condiciones favorables para la modificación de las
políticas institucionales y nacionales hacia condiciones de mayor equidad social en el reparto
y uso de este importante recurso.
Si algo resulta vital en este momento en cuanto a este sistema, es el de la integración
de los sistemas de monitoreo existentes. La dispersión y la superposición de tareas en varias
áreas constituyen el rasgo principal de los problemas en este tema.
FIGURAS
Figura 1. Países con escasez de agua y con tensión hídrica, proyección para el año
2025.
Fuente: Gardner – Outlaw y Engelman, 1997. Extraído de: Population Peports, 1998.
124
Figura 2.
Fuente: Félix Quinteros.
Figura 3.
Fuente: Elaboración propia, 1992.
125
Figura 4.
Fuente: Revista El Dorado, 1998.
Figura 5.
Fuente: Elaboración propia.
126
Figura 6.
Fuente: Clark, E. 1986.
Figura 7.
Fuente: Elaboración propia.
127
Figura 8.
Fuente: Elaboración propia, 1993.
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129
130
INDICADORES DE DESEMPENHO DE SISTEMAS HÍDRICOS
E DE SISTEMAS DE REGA
Luis S. Pereira
Centro de Estudos de Engenharia Rural, Instituto Superior de Agronomia, Universidade
Técnica de Lisboa, Tapada da Ajuda, 1349-017, Lisboa
e-mail: [email protected]
Resumo
Neste documento faz-se uma revisão de conceitos de indicadores de desempenho para
sistemas hídricos focando especialmente os sistemas de rega, visto que estes se referirem à maior
parte dos usos da água. Começa-se por discutir acerca dos conceitos de uso e consumo de água,
de usos benéficos e não benéficos e de perdas e desperdícios. Dado a profundamento destes
conceitos, são apresentados indicadores de fracção consumida e não consumida, reutilizável e não
reutilizável. Daqui se conclui que o melhoramento do uso da água passa por minimizar os
consumos não benéficos e a fracção não consumida e não reutilizável. Discute-se igualmente a
aplicação do conceito de eficiência aos sistemas hídricos bem como o de produtividade da água,
alargado a qualquer uso. Finalmente, abordam-se os indicadores de desempenho relativos à rega,
focando a uniformidade e a eficiência, e discute-se o seu significado e utilidade.
Palavras chave: uso da água, consumos benéficos, perdas, produtividade da água, eficiência.
Performance indicators for water and irrigation systems
Summary
Performance indicators for water systems, mainly for irrigation systems, are reviewed
in a perspective of their application to every water system. Concepts behind use,
consumption, loss and waste of water, as well as beneficial and non-beneficial uses are
discussed. Indicators relative to the consumed fraction and the non-consumed fractions,
reusable and non-reusable, are proposed. Following this analysis, it becomes evident
that improving the water use in water scarce regions means to minimize the nonbeneficial fraction of consumed water as well as the non-reusable fraction of the nonconsumed water. The applicability of indicators such as efficiency and water productivity
is also analyzed to water systems in general. Relative to irrigation systems, focus is on
the uniformity and efficiency indicators, which meaning and application is discussed.
Keywords: water uses, consumed water, efficiency, water productivity.
Desempenho de sistemas hídricos; usos e consumos de água
Conceitos de base
O conceito de eficiência foi introduzido por Israelsen em 1932 para relacionar a quantidade de
água consumida na produção de dada cultura com a quantidade de água mobilizada para a rega.
A ideia de melhorar o uso da água, em rega nomeadamente ficava assim reduzida a melhorar a
eficiência por se considerar que baixas eficiências significavam largas quantidades de água
perdida. Porém, a pouco e pouco, foi-se constatando que tal não era assim. Como se discute
adiante, afinal o que caracteriza um sistema de rega e, por isso, condiciona a eficiência, é a
uniformidade. Ao constatar-se que os indicadores de uniformidade tem um significado estatístico,
tornou-se possível o seu uso em projecto, nomeadamente relacionando dotações de rega e níveis
de produção com objectivos de uniformidade. Por seu lado, a eficiência tornou-se essencialmente
um indicador de gestão e do potencial de poupança de água.
131
Durante muito tempo, usou-se o conceito de eficiência como principal indicador do uso da água
em sistemas de condução e distribuição. Definiram-se assim as eficiências de transporte, de
distribuição e do projecto, ou do sistema, pelas relações entre as quantidades de água fornecidas
pelas redes, a jusante, e as quantidades fornecidas às redes, a montante. Este conceito foi,
porém, utilizado de forma menos apropriada ao considerar-se serem perdas as quantidades
representadas pelas fracções não utilizadas. De facto, em muitos casos, tais fracções são
utilizadas ou utilizáveis a jusante dos sistemas considerados e, portanto, não são perdidas.
Para muitos, os termos "uso da água" e "consumo de água" são sinónimos. Porém, de facto,
não é assim. Uso da água corresponde à mobilização de uma determinada quantidade de água
para um certo fim. Todavia, uma parte dessa água é retornada ao ambiente, no mesmo ou,
geralmente, noutro local, imediatamente ou passado algum tempo, mas raramente com a
mesma qualidade, eventualmente degradada após ter sido usada. A parte não retornada
corresponde ao consumo. Da água de boa qualidade que se recebe em nossas casas a partir
de um sistema de abastecimento – uso doméstico - a maior parte é retornada à rede de esgotos
com qualidade degradada após ter sido usada em lavagens, banhos, retretes, e só pequena
parte é consumida nos alimentos ou por evaporação. Se aquela água residual for recolhida e
tratada, poderá ser usada outra vez, porém em condições menos exigentes em termos
qualitativos do que as do primeiro uso. Se não for recolhida e tratada para outros usos é
desperdiçada e eventualmente irá degradar outros corpos de água, rios ou aquíferos situados
a jusante. Será perdida adicionada a corpos de água cuja qualidade é tal que não permita
reuso, inclusive quando escoe para os oceanos. Resumindo o que se disse, veja-se a Fig. 1.
Da mesma forma, em agricultura, a água usada é a que é mobilizada num rio, num
reservatório criado por uma barragem, ou num aquífero e a água consumida é a que se
evapora a partir do reservatório, dos canais, do solo, a que é transpirada pelas plantas
cultivadas e por outras plantas não úteis que lhe acedem, bem como a que é incorporada
no produto final. Várias outras fracções da água usada não são consumidas,
nomeadamente as que se infiltrem e percolem até aquíferos subjacentes a partir de
reservatórios, de canais e do próprio campo cultivado, ou que escoem para cursos de
água superficial por descargas dos canais ou por escoamento a partir dos campos
regados. Estas águas poderão ser usadas de novo ou ser adicionadas a corpos de água
cuja qualidade não permita o reuso.
Podemos igualmente distinguir perdas de água de desperdícios de água. No caso da agricultura
de regadio, perdas serão as águas evaporadas que não correspondem à evapotranspiração da
cultura regada e as águas adicionadas a corpos de água que não permitem reuso. De resto, as
restantes fracções ou foram consumidas para o objectivo escolhido ou regressaram à natureza de
forma que poderem ser usadas de novo, mais tarde e por outros utilizadores. Serão desperdícios
as quantidades de água que foram usadas em excesso, caso de descargas a partir dos canais ou
de excesso de água aplicada na rega. Os desperdícios conduzem quer a perdas, quer a fracções
reutilizáveis posteriormente, mas sem que se retire benefício da sua utilização.
Devemos ainda distinguir entre usos benéficos e usos não benéficos. Serão benéficos
aqueles que levam à obtenção do produto desejado – nomeadamente a evapotranspiração
da cultura - e, no caso da rega, ao controlo da salinidade do solo que exige a aplicação de
uma fracção em excesso – a fracção de lavagem – que percole através da zona radicular e
arraste os sais para profundidades que não afectem a cultura.
Indicadores relativos ao uso da água em sistemas hídricos
Adoptando estes conceitos podemos dizer que os desempenhos dos sistemas hídricos,
agrícolas e não agrícolas, grandes ou pequenos, devem ser tais que favoreçam os usos
benéficos e limitem ao máximo as perdas e os desperdícios. Igualmente, serão bons os
desempenhos que proporcionem o controlo das fracções não reutilizáveis. Tais conceitos
e indicadores, definidos na figura 2 para os usos agrícolas em regadio e na figura 3 para
132
os usos domésticos, industriais, recreacionais, paisagísticos e outros, podem resumir-se
como segue:
• A fracção consumida (FC), que consiste na fracção de água usada ou mobilizada que é
evapotranspirada pelas culturas e vegetação, se evapora, é incorporada no produto ou é
consumida como bebida ou alimento e, portanto, deixa de ser disponível após uso. Pode
exprimir-se pela relação entre a água evaporada e consumida total, QET+C, e a água
mobilizada para o uso em questão, QMOB:
FC= QET+C/QMOB (1)
• A fracção reutilizável (FR), que consiste na fracção de água usada que não sendo
consumida quando usada em dada actividade – produção, processo ou serviço - é
retornada com qualidade aceitável a águas doces superficiais ou subterrâneas não
degradadas e pode ser usada de novo. É expressa pela razão entre a quantidade de água
não consumida no sistema mas não degradada, QRU, e a quantidade mobilizada
FR=QRU/QMOB
(2)
• A fracção não reutilizável (FNR), que consiste na fracção de água usada que não sendo
consumida quando usada em dada actividade – produção, processo ou serviço - é retornada
ao ambiente com qualidade inaceitável ou é adicionada a águas superficiais ou subterrâneas
degradadas e não pode ser usada de novo. É dada pela relação entre a quantidade de água
perdida no sistema e, portanto, não reutilizável, QNR, e a quantidade mobilizada
FNR = QNR/QMOB (3)
Adoptando estes conceitos e indicadores reconhecem-se as perspectivas para o
melhor uso da água numa perspectiva de conservação do recurso e de poupança no seu
uso, com a vantagem de recorrer aos conceitos e indicadores que podem ser comuns a
sistemas agrícolas e não agrícolas. Por exemplo, o conceito de eficiência vem sendo
usado de forma muito díspar entre profissionais de rega e por outros profissionais e,
frequentemente, de forma muito desajustada das realidades. Recorrendo aos indicadores
e conceitos referidos, o conceito de eficiência fica reservado para finalidades específicas
para as quais a sua definição é precisa.
Assim, pode definir-se a eficiência de um qualquer sistema hídrico (Ef) pela razão
entre as quantidades saídas e entradas nesse sistema (expressa em %). No caso da rega
é comum o recurso da eficiência de transporte e de distribuição, que relacionam as
quantidades fornecidas a montante dessas redes com as quantidades que as mesmas
fornecem a jusante. A título indicativo, inclui-se a Figura 4 relativa a tais sistemas.
Porém, mais importante do que conhecer a eficiência é perceber como a água é usada, quais
os benefícios que se retiram do seu uso. Para o efeito, vem sendo adoptado o conceito de
produtividade da água (WP), a qual é definida pela razão entre a quantidade de produto ou
serviço produzido e a quantidade de água usada (não só a consumida) para sua obtenção. Em
termos de rega, no numerador ter-se-á a produção final ou o rendimento que a mesma
proporciona, enquanto no denominador entra a água usada na rega, consumida ou não, e água
proporcionada naturalmente, isto é, chuva, reserva de humidade do solo e ascensão capilar.
(4)
onde:
total de rega durante o ciclo vegetativo da cultura [mm]
precipitação efectiva durante o ciclo vegetativo da cultura [mm]
variação do armazenamento de água do solo durante o ciclo vegetativo da cultura [mm]
ascensão capilar acumulada durante o ciclo vegetativo da cultura [mm].
133
No caso da indústria, dos serviços ou dos usos urbanos, o produto e o seu valor serão os
específicos dos usos em questão – metros de tecido, litros de refrigerante, área lavada,
pessoas servidas, etc. – enquanto o denominador será a quantidade de água mobilizada ou
fornecida para esse fim.
Outros indicadores têm sido frequentemente utilizados em redes hidráulicas, incluindo as
de rega, para traduzir as condições de serviço da rede, tais como a fiabilidade e a equidade.
Indicadores de desempenho. Rega na parcela
Importância da análise do desempenho
A análise do desempenho dos sistemas de rega, relativos quer à parcela, quer às
redes de condução e distribuição de água, tem vindo a receber atenção continuada.
Os indicadores de desempenho foram inicialmente usados como indicadores da
qualidade de um projecto ou da qualidade da gestão de um sistema. Posteriormente, no
caso de sistemas colectivos de rega, foram considerados também como indicadores da
qualidade de serviço ou de funcionamento. Mais tarde, foram tomados ainda como
indicadores ambientais, embora de forma pouco precisa. Actualmente, dada a
capacidade oferecida pelos modelos computacionais para simular o funcionamento dos
sistemas de rega, os indicadores podem ser utilizados em projectos, para estabelecer
critérios aos que os sistemas devem ser capazes de responder.
Procura-se hoje uma relação entre os desempenhos técnicos dos sistemas de rega e os
resultados económicos que estes produzem, isto é, procura-se encontrar meios expeditos para
dar um significado económico suficientemente preciso a tais indicadores. No entanto, neste
domínio há ainda um longo caminho a percorrer. Quando há 30 anos se faziam projectos, os
critérios eram quase exclusivamente relacionados com o funcionamento hidráulico dos sistemas
e com a possibilidade de reduzir os custos de investimento. Hoje, pode recorrer-se ao CAD
(projecto assistido por computador), a sistemas periciais e a sistemas de apoio à decisão com
recurso à análise multi-critério. Para tirar proveito destas ferramentas, há que definir atributos
quantificáveis para cada solução alternativa que respondam aos objectivos do projecto. Nestas
condições, é necessário que os indicadores de desempenho possam ser interpretados no que
respeita aos impactos sobre a produção, sobre os gastos excessivos de água, sobre a poluição
por nitratos ou sobre o rendimento, por exemplo.
A nível da parcela, tem havido várias tentativas de formulação de relações entre
desempenho e rendimento. No entanto, tem sido utilizados apenas relações
polinominais, cujos parâmetros são específicos, tornando impossível generalizar os
resultados obtidos. À escala das redes de rega, a opção tem sido a de ligar o
desempenho à qualidade do serviço, isto é, à capacidade do sistema de fornecer os
caudais e pressões previstos de acordo com os calendários ou condições de fornecimento
fixados. Os correspondentes impactos económicos são muito difíceis de avaliar por
serem ligados às consequências da rega na parcela.
Assim, considerando as limitações ainda existentes, apresentamos apenas alguns
indicadores de desempenho bem provados na prática, os quais são úteis para definição
e comparação de sistemas e para os quais se conhecem interpretações minimamente
válidas em termos de impactos sobre o uso da água, a produtividade, a economia da
produção e a minimização dos impactos ambientais
O desempenho da rega na parcela pode ser avaliado através de vários indicadores
relativos a uniformidade de distribuição e a eficiência de aplicação. Os indicadores mais
importantes são apresentados nas Secções que seguem. Além destes, outros indicadores
são utilizados, conforme a finalidade e o método de rega, sendo que os principais são
referidos nos capítulos seguintes.
134
Uniformidade
A uniformidade tem como indicadores a uniformidade de distribuição (DU), o
coeficiente de uniformidade (CU) e a uniformidade estatística (Us). A uniformidade de
distribuição é definida por
DU = 100 (Zlq /Zavg)
em que
Zlq
Zavg
(5)
quantidade média [mm] infiltrada no menor quartil da área regada, o qual
corresponde à quarta parte da área regada que recebe menos água
quantidade média [mm] infiltrada na parcela.
Em rega por aspersão, as alturas infiltradas são substituídas pelas pluviometrias
observadas, enquanto em microrrega se utilizam os caudais debitados pelos emissores. O
coeficiente de uniformidade é dado por
CU
em que
alturas de água ou caudais observados [mm]
número de observações
média das observações .
(6)
segue a distribuição normal, podendo tomar a forma
(7)
onde:
desvio padrão das observações
m média das observações.
Nestas condições, pode escrever-se:
(8)
DU e CU estão relacionados entre si, podendo assumer-se as seguintes expessões
aproximadas
CU = 100 - 0.63 (100 - DU)
(9)
ou
DU = 100 - 1.59 (100 - CU)
(10)
A distribuição normal das alturas de água aplicadas a um campo regado com média m e
desvio padrão sd (Eq. 7) tem sido utilizada para projectar em aspersão, assumindo uma
dotação média D [mm] e tendo como objectivo que a percentagem pa da parcela fosse
adequadamente regada, isto é, recebesse pelo menos a quantidade D. Modernamente, o
assunto foi retomado por diversos autores, que analisaram outras funções de distribuição ou
desenvolveram metodologias de projecto em aspersão.
O coeficiente de uniformidade estatística Us [%], é definido por:
135
(11)
onde:
coeficiente de variação dos caudais fornecidos/observados,
Sq desvio padrão dos caudais observados [l h-1]
média dos caudais observados [l h-1].
Us tem sido adoptado para projecto em microrrega tomando Vq como média geométrica
dos coeficientes de variação relativos ao entupimento dos emissores, à variação de fabrico
e à variação da pressão.
Baixas uniformidades traduzem condições de excesso e de défice de infiltração em partes
da parcela motivando perdas de produção devidas ao défice, ou ao excesso, de água no
solo, e perdas de água e de fertilizantes onde a água infiltrada percola para além da zona
radicular.
Eficiência
A eficiência de aplicação define-se frequentemente pela eficiência do quartil mínimo dada
pela relação:
ea = 100 (Zr,lq/D)
(12)
em que
Zr,lq quantidade média adicionada ao armazenamento na zona radicular [mm] no quartil
mínimo da parcela
D
dotação bruta aplicada [mm].
Dada a dependência entre eficiência e condução da rega, pode ser vantajoso determinar
não a eficiência de aplicação real mas o seu valor potencial na suposição de que o sistema
pode ser mais bem gerido. Assim, a eficiência potencial do quartil mínimo, PELQ [%], que
pode ser usada para projecto e corresponde ao desempenho que o sistema pode atingir
quando a dotação requerida é aplicada na ocasião adequada, é dada por:
(13)
onde:
MAD
quantidade média infiltrada no quartil mínimo da parcela [mm] quando iguala MAD
dotação bruta aplicada [mm] quando o défice de água no solo iguala MAD
défice de água no solo consentido ("management allowed deficit") [mm].
O MAD é escolhido de acordo com a cultura, as condições ambientais e a disponibilidade
de água para rega, sendo menor do que a fracção deágua que pode ser extraída do solo
sem causar stress no caso de se pretender evitar o risco de rega insuficiente em culturas
sensíveis e maior quando há carência de água e se aceita regar em défice.
Baixas eficiências indicam que parte da água aplicada não é utilizada para a produção,
que pode ser de facto perdida se adicionada a lençóis freáticos ou águas superficiais
degradadas.
Na Figura 5 fornecem-se valores indicativos para a eficiência de aplicação para os
sistemas de rega que se abordam nos capítulos seguintes. Trata-se de valores que
pressupõem sistemas bem projectados e bem mantidos, e que, portanto, não impõem
limites a bons desempenhos de gestão.
136
Relações entre uniformidade e eficiência
Comparando as equações de definição de DU (Eq. 5) e ea (Eq. 12), verifica-se que os
numeradores de ambas se referem a alturas médias de água infiltradas na quarta parte do
campo que recebe menos água: Zlq no caso de DU e Zr,lq no caso da eficiência ea. Quanto
aos denominadores tem-se, respectivamente, Zavg e D. Como Zr,lq é a parte de Zlq que
permanece na zona radicular enquanto Zlq inclui a porção de água que percola para
camadas mais profundas de solo, tem-se
Zr,lq ≤ Zlq
(14)
Zavg ≤ D
(15)
ea ≤ DU
(16)
Por seu lado, D é a dotação bruta aplicada a toda a parcela, portanto incluindo não só a
parte que se infiltra, Zavg, mas também as fracções de água evaporada e que se escoam à
superfície, não se infiltrando. Resulta então
Consequentemente, se o numerador de ea não pode exceder o de DU e se o seu
denominador não pode ser menor do que o de DU, ter-se-á
o que indica que DU é o valor limite que pode ser atingido pela eficiência de aplicação.
Tal facto é inteiramente lógico pois, como se analisa para cada um dos métodos de rega nos
capítulos que seguem, ea depende da condução da rega, isto é, das quantidades e
oportunidades das aplicações. Deste modo, a uniformidade de distribuição funciona como o
indicador que caracteriza o sistema enquanto a eficiência de aplicação caracteriza a gestão
na dependência das limitações impostas pelo sistema.
A ideia de melhorar os regadios ou o seu desempenho reduz-se frequentemente à de
melhorar a eficiência, considerando-se que baixas eficiências significavam largas
quantidades de água perdida. Como se mostra acima, foi-se, porém, constatando que tal
não era assim e que o que caracterizava um sistema e, por isso, condicionava a eficiência,
era a sua uniformidade. Daqui resulta que o melhoramento dos regadios passa
necessariamente por melhorar o sistema conjuntamente com a sua gestão ou, por outras
palavras, que é inconsistente procurar melhorar a gestão e a eficiência sem identificar as
características limitantes do sistema e sem encontrar as respectivas soluções.
137
FIGURAS
Figura 1. Uso e consumo de água, usos benéficos, desperdícios e perdas
Figura 2. Indicadores de uso da água em regadio
Usos benéficos
Águas consumidas
Águas não consumidas
mas não reutilizáveis
Águas não consumidas
mas reutilizáveis
•
•
•
•
•
•
Usos não benéficos
•
•
ET das culturas regadas
evaporação para controlo
climático
água no produto
ET de excesso de água
do solo e de freatófitas
evaporação a partir dos
aspersores
evaporação a partir de
canais e reservatórios
Fracção consumida
•
•
fracção de lavagem
adicionada a águas
salinas
percolação para lençóis
freáticos salinos
águas de retorno e de
descargas drenando
para águas
degradadas
Fracção não reutilizável
138
•
•
fracção de lavagem
adicionada a águas
reutilizáveis
percolação para
lençóis freáticos de
boa qualidade
águas de retorno e de
descargas
reutilizáveis
Fracção reutilizável
Figura 3. Indicadores de uso da água em utilizações municipais, domésticas,
industriais, recreativas, paisagísticas e outras
Usos benéficos
Águas consumidas
Águas não consumidas
mas não reutilizáveis
Águas não consumidas
mas reutilizáveis
•
•
•
•
•
•
•
•
Usos não
benéficos
•
Água para beber e nos
alimentos e bebidas
Água incorporada em
produtos
Evaporação para controlo
da temperatura
ET da vegetação e
evaporação de lagos em
áreas de recreio
•
•
ET de vegetação não
benéfica
Evaporação de águas
desperdiçadas
Evaporação a partir de
canais e reservatórios
Fracção consumida
•
Efluentes domésticos,
urbanos, e industriais
não tratados
Efluentes de boa
qualidade lançados para
águas salinas ou
degradadas
Percolação a partir de
áreas urbanas e de lazer
para lençóis salinos
Fugas a partir de
sistemas urbanos e
industriais para lençóis
salinos e águas
degradadas
Fracção não reutilizável
•
•
•
Efluentes domésticos,
urbanos, e industriais
tratados
Caudais retornados não
degradados da geração
de energia e de controlo
da temperatura
Águas de qualidade de
percolação e de fugas
para lençóis freáticos de
boa qualidade
Fugas e descargas de
sistemas urbanos
reutilizáveis
Fracção reutilizável
Figura 4. Valores indicativos das eficiências de transporte e distribuição para
sistemas de rega bem projectados e bem mantidos
Sistemas de rega Eficiências (%)
Sistemas de transporte (redes primárias de rega)
•
•
•
condutas (tubos)
canais revestidos
canais em terra, não revestidos
95 – 100
60 – 90*
55 – 85*
Sistemas de distribuição (redes secundárias e terciárias)
•
•
•
•
•
condutas em (alta) pressão
condutas de baixa pressão
canais com capacidade > 50 l/s (grandes distribuidores)
canais com capacidade * 50 l/s (pequenos distribuidores)
95
90
80
60
–
–
–
–
100
100
95
90
Os valores mais baixos referem-se a canais com controlo por montante e regulação insuficiente.
139
Figura 5. Valores indicativos das eficiências de aplicação para sistemas de rega
bem projectados e bem mantidos
Sistemas de rega Eficiências (%)
•
Rega de gravidade com nivelamento de precisão
-
•
•
40 – 70
45 – 70
45 – 70
25 – 70*
Rega por aspersão
sistemas estacionários de cobertura total
sistemas estacionários deslocáveis manualmente
rampas com rodas
aspersores canhão com enrolador ou com cabo
rampas móveis, com pivot central
65
65
65
55
65
–
–
–
–
–
85
80
80
70
85
85
80
85
70
–
–
–
–
95
90
95
90
microrrega (rega localizada)
-
•
sulcos
faixas
canteiros
Rega de arroz, canteiros em alagamento permanente
-
•
65 – 85
70 – 85
70 – 90
Rega de gravidade tradicional
-
•
sulcos
faixas
canteiros
gotejadores, * 3 emissores por planta (pomares)
gotejadores, < 3 emissores por planta
micro-aspersores e "bubblers" (pomares)
linha contínua de emissores gota-a-gota
Os valores mais baixos referem-se a canteiros tradicionais, mal nivelados e sem adequado controlo da
lâmina de água do canteiro, enquanto os mais altos se referem a canteiros de grandes dimensões, bem
nivelados e com bom controlo da lâmina de água.
140
ANEXO 1
GRUPOS DE INVESTIGACIÓN PARTICIPANTES EN EL PROYECTO
Argentina
Torres, Eduardo
Ingeniero en Petróleo, Especialista en Agua Subterránea
LaDyOT (Laboratorio de Desertificación y Ordenamiento Territorial)
IADIZA (Instituto Argentino de Investigaciones de las Zonas Áridas)
CONICET, Universidad Nacional de Cuyo (Facultad de Ingeniería)
Av. Adrián Ruiz Leal s/n- Parque General San Martín (Casilla de Correo 507) (5500),
Mendoza, Argentina
Teléfono: 54 0261 4280080, Fax: 54 261 4287995
E-mail: [email protected]
Internet: www.3cricyt.edu.ar
Integrantes
Elena Abraham
Elma Montaña
María Torres
Silvia Urbina
María Fusari (pasante)
Mario Salomón (asociado)
Garaicoechea, Juana Cristina
Lic. Cs. Químicas, Mg. Agronegocios
Centro de Estudios Transdisciplinarios del Agua
Facultad de Ciencias Veterinarias, Universidad de Buenos Aires
Av. Chorroarín 280 (C1427CWO), Buenos Aires, Argentina
Teléfono: 54 11 45248484, Fax: 54 11 45248499
E-mail: [email protected]
Internet: www.fvet.uba.ar
Integrantes
Alicia Fernández Cirelli
Alejo Pérez Carrera
Hernán Moscuzza
Francisco José Calvo
Nahuel Schenone (pasante)
Brasil
Peixoto da Silva, Heraldo
Eng. Agronomo Dr. Em Uso e Manejo de Água e Solo
Engenharia Agrícola e Núcleo de Estudos Hidrogeológicos e do Meio Ambiente
Escola de Agronomia e Instituto de Geociências, Universidade Federal da Bahia
Instituto de Geociências -Rua Geremoabo, S/N – Campus de Ondina-UFBA (40.170-290),
Salvador – Bahia, Brasil
Teléfono: 55 71 203-8637 /55 71 203-8637, Fax: 55 71 203 - 8638
E-mail: [email protected]
Integrantes
Grupo de investigadores com formação interdisciplinar que atuam no Núcleo de Estudos
Hidrogeológicos e do Meio Ambiente-NEHMA do Instituo de Geociências da Universidade
Federal da Bahia
141
Chile
León Stewart, Alejandro
Dr. (c), Profesor Asistente
Ciencias Ambientales y Recursos Naturales Renovables
Facultad de Ciencias Agronómicas, Universidad de Chile
Santa Rosa 11315. La Pintana, Santiago, Chile
Teléfono: 56 2 6785921, Fax: 56 2 678 5929
E-mail: [email protected]
Internet: www.uchile.cl
Integrantes
Fuster Gómez, Rodrigo
Garay Flühmann, Rosa del Carmen
Aldunce Ide, Paulina Paz
De la Fuente de la Fuente, Andrés
Vargas Mesa, Ximena
Profesor Asociado, Ingeniería Civil
Ciencias Físicas y Matemáticas, Universidad de Chile
Beaucheff 850, Santiago, Chile
Teléfono: 56 2 678 4398, Fax: 56 2 6894171
E-mail: [email protected]
Costa Rica
Campos, Max
Meterólogo
Secretario Ejecutivo del Comité Regional de Recursos Hidráulicos del Sistema de la
Integración Centroamericana
Direccion Postal Aptdo. 1527-1200, San Jose, Costa Rica
Teléfono: (506) 296 4641, Fax (506) 296-0047
E-mail: [email protected]
Lücke, Oscar
Geografo
1. Profesor Universidad de Costa Rica, Escuela de Geografía
2. Director de Proyectos, Comité Regional de Recursos Hidráulicos del Sistema de la
Integración Centroamericana.
Apartado Postal: 569-2070 San Jose, Costa Rica
Fax (506) 280-0270
Teléfono: (506) 253-0991
Cuba
Lora Borrero, Bernardo
Lic. Geografía
Dirección de Cuencas Hidrográficas e Hidrología, Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos
Dirección: Humbolt # 106 Esquina P. Vedado (10400), La Habana, Cuba
Teléfono: 537- 8783138
Fax: 537- 8775936
E-mail: [email protected] / [email protected]
Integrantes
Julián Herrera, Centro de hidrología y calidad de agua
14 científicos y tecnólogos de las Direcciones Técnica provinciales implicadas
Rafael Chongo, Empresas de Aprovechamiento hidráulicos.
142
Ecuador
Galarraga Sanchez, Remigio Hernán
Ing. Civil, M.Sc., Ph.D, Ciencias del Agua (DCA)
Escuela Politécnica Nacional (EPN)
Ladrón de Guevara E11-253 (17-01-2759), Quito, Ecuador
Teléfono: 593 2 2228113, Fax: 593 2 2563077
E-mail: [email protected]
Integrantes
Laureano Andrade
Edison Heredia
Xavier Coello
Fernando
Vinicio Vergara
Carlos (INAMHI)
Mónica Delgado, MBA
Perú
Torres Guevara, Juan Jesús
MSc. (Coordinador)
Centro de Investigaciones de Zonas Áridas (CIZA)/Coordinadora de Ciencia y Tecnología en
los Andes (CCTA), Universidad Nacional Agraria La Molina
Camilo Carrillo 300-A Jesús María-Lima 11/Tizón y Bueno 481 Jesús María-Lima 11 (Lima
11), Lima, Perú
Teléfono: 51-1-4335616/ 51-1-4639269, Fax: 51-1-2614374
E-mail: [email protected] / [email protected]
Integrantes
Dora Velásquez
Tania Acuña
Luis Felipe Alvites
Aldo Cruz
Javier Monroe
Mirella Gallardo
Portugal
Santos Pereira, Luis
Centro de Estudos de Engenharia Rural, Instituto Superior de Agronomia
Tapada de Ajuda (1300), Lisboa, Portugal
Teléfono: 351 21 365 3400 / 21 362 1575, Fax: 351 21 362 1575
E-mail: [email protected]
143
144
ANEXO 2
CYTED-XVII
COOPERACIÓN CIENTÍFICO-TECNOLÓGICA IBEROAMERICANA.
UNA HERRAMIENTA ÚTIL PARA APORTAR SOLUCIONES
A LA COMPLEJA PROBLEMÁTICA DEL AGUA
Alicia Fernández Cirelli
Coordinadora Internacional CYTED XVII
Centro de Estudios Transdisciplinarios del Agua (CETA)
Avda. Chorroarín 280 - Ciudad Autónoma de Buenos Aires ARGENTINA
[email protected] - www.cyted.agua.uba.ar
El programa CYTED (Ciencia y Tecnología para el Desarrollo), programa multilateral de
cooperación científico-tecnológica de la Cumbre de Jefes de Estado Iberoamericanos,
reconociendo la importancia de la escasez del agua como uno de los desafíos cruciales de
este siglo, aprobó en noviembre de 1999, el subprograma XVII: Aprovechamiento y Gestión
de Recursos Hídricos. Este subprograma se estructuró a partir de un estudio prospectivo que
relevó la situación de la región para conocer el panorama regional que pudiera definir su
plan de acción.
El conocimiento científico y los avances tecnológicos son la base que permitirá
innovaciones en la gestión del agua que permitan superar la crisis de escasez que se
plantea. La carencia de datos relevantes es una característica bastante común en los países
de la región. Por otra parte, debe mencionarse la heterogénea calidad de la información
existente, así como en muchas casos su escasa accesibilidad. Los datos disponibles no
necesariamente son útiles para atender a las cuestiones ambientales críticas y gran parte
de ellos se refiere a aspectos cuantitativos, sin considerar los parámetros cualitativos
importantes como indicadores de sustentabilidad.
Los países de Iberoamérica constituyen una vasta unidad histórica y cultural que
involucra una gran extensión y diversidad desde el punto de vista de los recursos naturales
y medio ambiente. Esta característica es favorable para una eficaz complementación entre
sus países. El agua como parte indisoluble de los recursos naturales y el medio ambiente,
está también íntimamente relacionada en su uso y manejo a la cultura de los pueblos. Este
es el marco que posibilitará las acciones de integración, cooperación e intercambio alrededor
del siguiente objetivo general:
Integrar la infraestructura científico tecnológica existente en Iberoamérica, en el área de
los recursos hídricos, con los organismos normativos y de gestión, a fin de generar
conocimientos y diseñar estrategias que aporten el mejoramiento de la capacidad
institucional para administrar el recurso hídrico, establecer mecanismos eficaces para la
coordinación de políticas y programas y permitir un intercambio amplio de información y
experiencias, que contribuyan a la modernización y eficiencia en el uso y aprovechamiento
del agua en un marco de crecimiento orgánico y equilibrado entre los países de
Iberoamérica.
Los objetivos específicos que facilitarán su logro pueden enunciarse como:
• Propiciar la interacción entre centros de investigación y desarrollo y universidades de
la región a través de intercambio de información y experiencias y la formulación de
planes conjuntos.
• Propiciar la vinculación de los centros de investigación y desarrollo y universidades con
los organismos de planificación y gestión a través del intercambio de información y
experiencias que permita que los desarrollos alcanzados sirvan de base para una
145
planificación más eficiente y, por otra parte, las necesidades surgidas de los organismos
de gestión sirvan de base para nuevas investigaciones.
• Diseñar mecanismos para la integración de las bases de datos sobre evaluación y
manejo de cuencas hidrográficas y aprovechar los resultados exitosos para mejorar el
manejo de otras cuencas internacionales.
• Reforzar la educación sobre esta problemática para aumentar la conciencia pública y
facilitar su participación positiva en el respaldo de la implementación y el cumplimiento
de las políticas ambientales.
• Propiciar la difusión de los conocimientos alcanzados a la sociedad civil como base para
la participación pública.
• Promover la colaboración activa con las redes regionales existentes en la temática de
los recursos hídricos.
Estos objetivos se plantearon a partir del análisis FODA de la información obtenida. Como
fortalezas, podemos mencionar la existencia de centros de investigación y desarrollo
dedicados al estudio de diferentes aspectos de la problemática de los recursos hídricos en
todos los países iberoamericanos, aunque con distinto grado de desarrollo, y la relevancia
de la universidades en todos los países de la región en la generación de conocimientos y su
papel clave para lograr la integración entre disciplinas, de la investigación con la docencia y
con la normativa y la gestión.
La potencialidad observada en el desarrollo de las áreas de investigación no se condice
con las observaciones recogidas en relación a las políticas hídricas nacionales: carencia de
planes integrales para el manejo de recursos hídricos, datos parciales sobre acuíferos y
cursos hídricos, ausencia de planes a nivel de cuencas hidrográficas, falta de inserción en el
ámbito regional. La limitada capacidad para administrar las aguas, las estructuras orgánicas
fragmentarias y una planificación, gestión y conservación inadecuada de las aguas aparecen
como los problemas más críticos. El marco institucional presenta en general, dificultades
debidas a la incoherencia en las normas y en las técnicas, a la ausencia de reglamentaciones
a la legislación existente y la falta coordinación interjurisdiccional. Asimismo, resultan
insuficientes y de reducida eficacia los equipos de medición y de inspección. Esta situación
incide negativamente sobre la planificación a largo plazo de los recursos hídricos.
Surgen como evidentes las necesidades de integración entre:
• los centros de investigación y los organismos normativos y de gestión, superando la
fragmentación que impide el enfoque integral necesario para una planificación eficiente.
• la investigación y la docencia, tanto formal como informal, para acercar los
conocimientos generados a la sociedad civil promoviendo su participación en la gestión
integrada del recurso.
• las diferentes disciplinas relacionadas con los recursos hídricos, para poder abordar una
problemática compleja.
Estas interacciones y vinculaciones permitirán superar la carencia relativa de datos
accesibles y confiables de la cantidad y calidad de los recursos hídricos subterráneos y
superficiales, y contribuirán a coordinar políticas y programas en la región, a través de un
intercambio amplio de información y experiencias.
La gestión sustentable del agua trasciende los aspectos de orden técnico, es un desafío
que compromete a la sociedad en su conjunto. En este contexto, es imprescindible
146
propender a la formación de graduados universitarios de cuarto nivel altamente calificados
en el gerenciamiento de los recursos hídricos, con una visión integradora y
transdisciplinaria, capaces de interpretar el conjunto de dimensiones del conocimiento, las
tecnologías e instrumentos que se requieren.
Un análisis integral que permita una solución adecuada en términos económicos,
ambientales y sociales, requerirá la confluencia de profesionales de diferentes disciplinas y
también participación de la sociedad civil. Una estrategia útil de vinculación está basada en
la suma de esfuerzos para el logro de objetivos comunes, complementando capacidades,
que pueden generar sinergia en la interrelación, con carácter horizontal. Esta última
característica es fundamental a la hora de vincular especialistas de diferentes disciplinas o
de vincular investigadores con gestores. Un instrumento adecuado para lograr la
cooperación entre disciplinas para la generación de conocimientos, entre los centros de
investigación y los organismos de planificación y gestión son las redes. Estas permiten:
• actualizar y difundir los conocimientos científico-tecnológicos alcanzados en el tema;
• facilitar el intercambio regional de experiencias e información;
• elaborar lineamientos básicos de futuras investigaciones y desarrollos, y
• potenciar las capacidades existentes en cada una de las instituciones.
El gran desafío que enfrentan todos los países iberoamericanos es el abastecimiento de
agua en calidad y cantidad adecuada para todos sus habitantes. El agua es un recurso
multifuncional: abastecimiento humano, actividades agropecuarias, energía, transporte,
recreación. Es, por otra parte, un recurso muy escaso y además su demanda es creciente
debido al aumento poblacional y a los estilos de vida. Por lo tanto, la gestión del agua
requiere de profesionales capaces de dirimir y anticipar conflictos intrasectoriales,
intersectoriales e intergeneracionales, del uso que hagamos nosotros dependerá la
disponibilidad futura del recurso. Se necesita un enfoque integral y de ecosistema,
considerando que los recursos hídricos son parte de sistemas funcionales (como las cuencas
hidrográficas) y deben tenerse en cuenta las complejas interrelaciones entre los
componentes físicos y bióticos.
En una primera aproximación, se plantearon cuatro ejes temáticos:
• vulnerabilidad de acuíferos
• eutrofización de lagos y embalses
• potabilización y depuración de aguas
• humedales
La elección de estos ejes temáticos, que están interrelacionados, surge de la necesidad
más acuciante: el agua potable. La problemática del agua debe ser enfocada de una manera
integral y las divisiones en temas sirven para un tratamiento más eficiente, pero si se pierde
el carácter multidisciplinario y multisectorial necesario para la resolución de los problemas
de aprovechamiento y gestión de los recursos hídricos, no habremos hecho un aporte
positivo, sino que seguiremos ahondando la fragmentación que se observa actualmente.
El agua subterránea abastece a un importante número de ciudades de la región y es el recurso
más utilizado en el área rural. La explotación intensiva de los acuíferos y la susceptibilidad a la
contaminación urbana, industrial y agropecuaria inciden en la calidad del agua.
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La urbanización y la explotación agropecuaria intensiva producen aportes excesivos de
nutrientes a cuerpos lénticos como embalses y lagos, promoviendo la proliferación algal y
otros síntomas de eutrofización. Este proceso tiene un efecto adverso en la calidad del agua,
ya que grandes cantidades de plantas acuáticas causan disminución del oxígeno
hipolimniótico, aumentando la turbidez e interfiriendo en los procesos de potabilización del
agua (taponamiento de filtros). Existe también una relación entre el grado de eutrofización
y la proporción de trihalometanos formados durante la cloración del agua en el proceso de
potabilización.
La potabilización de aguas requiere de criterios de elección de métodos en función del
agua cruda a tratar, que pueden presentar diferentes tenores salinos y grados de
contaminación. La contaminación del abastecimiento del agua de bebida pone en riesgo la
salud pública, por la exposición a una variedad de sustancias como patógenos, carcinógenos
y nitratos.
Los humedales, además de servir de hábitat fundamental a una amplia variedad de
especies, brindan diversos beneficios a la sociedad. Los humedales, los lagos y los ríos son
ecosistemas relacionados entre sí, útiles para el abastecimiento del agua, la prevención de
intrusión salina, la reducción de los efectos de la erosión al mantener sedimentos, la
retención de nutrientes y la eliminación de sustancias tóxicas.
El CYTED aprobó las primeras redes temáticas, dentro del Subprograma de
Aprovechamiento y Gestión de Recursos Hídricos, a mediados de 2000. El planteo
conceptual subyacente es el de la menor alteración del ciclo hidrológico natural como una
garantía para lograr el acceso al agua a todos en la calidad y cantidad necesarias. No habrá
sustentabilidad si no se conocen y tienen en cuenta debidamente todas las fases de este
ciclo y los ciclos artificiales o antrópicos que se generan para los diferentes usos del agua y
que están necesariamente interrelacionados con áquel.
En las redes temáticas no suele haber un proyecto de investigación común, sino que los
intereses de los asociados en torno a un tema se explicitan a través de una amplia gama de
actividades, como el intercambio de información y experiencias, la creación de bases de
datos, el intercambio y movilidad de los investigadores, la formación y especialización de
recursos humanos, la capacitación y homologación metodológica, la coordinación de las
líneas de investigación, la transferencia de conocimientos y tecnologías y la generación de
proyectos conjuntos de investigación. En estas redes temáticas participan centros de
investigación, universidades, y empresas, y no están limitadas a expertos de una sola
disciplina, para poder lograr la integración necesaria.
Las primeras redes aprobadas fueron:
• Red XVII.A (2000-2004): Vulnerabilidad de acuíferos, que reúne 44 grupos de
investigación de 15 países, totalizando 274 investigadores.
• Red XVII.B (2000-2004): Eutrofización de lagos y embalses, que reúne 37 grupos de
investigación de 14 países, totalizando 244 investigadores.
El desarrollo de estas redes supone disponer de información para elaborar diagnósticos,
análisis, evaluaciones y toma de decisiones sobre dos fuentes primarias de agua dulce
cuantitativamente más importantes.
Las visiones del estado de acuíferos, lagos y embalses en los diferentes países de
Iberoamérica, que fundamentaron la necesidad de conformar estas redes temáticas se
reúnen en el primer volumen de El Agua en Iberoamérica.
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En junio de 2001, se aprobaron las redes correspondientes a los restantes ejes temáticos
que constituyen el esqueleto fundamental del subprograma:
• Red XVII.C (2001-2005): Humedales, que reúne 51 grupos de investigación de 18
países, totalizando 256 investigadores.
• Red XVII.D (2001-2005): Potabilización y depuración de aguas, que reúne 20 grupos
de investigación de 12 países, totalizando 135 investigadores.
Estas redes se conformaron a partir de reuniones de especialistas de la región, que
presentaron el panorama de sus respectivos países y coincidieron en la necesidad de
desarrollar estas redes temáticas para lograr un fluido intercambio de información y
experiencias, compartiendo éxitos y fracasos, para reforzar las perspectivas de desarrollo
regional. Los trabajos presentados y discutidos se reúnen en el segundo volumen de El
Agua en Iberoamérica: Funciones de los humedales. Calidad de vida y agua segura.
Las redes temáticas servirán de sustento a una gestión integrada y participativa, que
garantice agua en cantidad y calidad para ésta y futuras generaciones. Para un manejo
sustentable de un recurso limitado y escaso, como es el agua, deben integrarse la gestión
de la calidad con la de cantidad, la gestión del agua superficial con la del agua subterránea,
las políticas de demanda con las políticas de oferta, el manejo del suelo y la vegetación con
el manejo del agua, deben integrarse los distintos usos del agua, el tema de las
inundaciones, los sectores aguas arriba y aguas abajo.
El reconocimiento de la extensión de las tierras secas en Iberoamérica y la gran cantidad
de pobladores que ven disminuida su calidad de vida motivó la generación del:
Proyecto XVII-1 (2003-2007): Indicadores y Tecnologías apropiadas de uso sustentable
del agua en las tierras secas de Iberoamérica, en el cual participan 10 grupos de
investigación representantes de 8 países (51 investigadores).
Este proyecto, recientemente aprobado, pretende identificar indicadores y tecnologías
apropiadas para poner en valor las experiencias en el uso sustentable del agua que se han
desarrollado en los distintos ecosistemas y sociedades de las tierras secas de Iberoamérica.
Desde el conocimiento de semejanzas y diferencias encontradas en las áreas piloto
seleccionadas en los países participantes, se podrán recomendar aquellas con mejores
resultados para el diseño de las estrategias de uso sustentable del agua mejor adaptada a
cada zona, útil a los tomadores de decisión.
El aumento de las superficies cultivadas bajo riego en todos los países de la región motivó
la generación de una red temática, en colaboración con el Subprograma XIX (Tecnologías
del Sector Agropecuario).
La prepropuesta de la red XVII-E: Red Iberoamericana para la gestión del agua en
agricultura, riego y fertirriego, ha sido aprobada y ha generado múltiples adhesiones de
especialistas. Sus objetivos son la integración de: la conducción del riego con los métodos
de riego; la gestión del riego con la gestión ambiental y la economía de la producción.
Entre las nuevas iniciativas, cabe mencionar:
• Red Iberoamericana de laboratorios de calidad de agua, cuyos objetivos son: la
organización de una red activa de laboratorios de análisis de agua, para compartir
conocimientos y experiencias relacionados con la provisión de resultados sobre su
calidad, comparando indicadores, metodologías y normativas.
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• Aguas estuarinas en Iberoamérica y desarrollo sustentable, cuyos objetivos son:
Generar un espacio académico donde se actualice el estado del conocimiento entre
investigadores e instituciones de los países participantes, idenficando los principales
agentes que amenazan la reproducción de los humedales y socializando las formas de
resolución de conflictos.
• Contribución al manejo de conflictos ambientales en la gestión de humedales de
Iberoamérica, cuyo objetivo es propiciar el intercambio de resultados y conocimientos
entre las instituciones ientíficas, docentes y el sector empresarial, a fin de promover
espacios de reflexión y alternativas de solución a conflictos ambientales que se
presentan en la gestión de humedales interiores de latinoamérica.
El carácter holístico e integrador con que se concibió el CYTED-XVII se potencia a través
de los Seminarios realizados anualmente
• I Seminario CYTED –XVII. “Un enfoque integrado para la gestión sustentable del agua.
Experiencias de cooperación, Buenos aires, 26 al 28 de marzo de 2001
• II Seminario CYTED-XVII. “Un enfoque integrado para la gestión sustentable del agua.
Experiencias en regiones semiáridas”, Salvador, Brasil, 25 al 27 de marzo de 2002.
• III Seminario CYTED-XVII. “Un enfoque integrado para la gestión sustentable del agua.
Experiencias en zonas urbanas”, Toluca, México, 28 al 20 de abril de 2003
• IV Seminario CYTED-XVII. “Un enfoque integrado para la gestión sustentable del agua.
Experiencias en valoración y gestión del agua”, a realizarse en San José de Costa Rica
en marzo de 2004.
En los Seminarios, se enfatizan las experiencias de cooperación y se analizan para una
dada problemática de interés en Iberoamérica.
Por otra parte, se llevan a cabo anualmente las Jornadas Iberoamericanas sobre
“Enfoques integrados de la problemática del agua”, en colaboración con AECI y OEA. Se
realizan en los Centros de Formación de la Cooperación Española en Latinoamérica.
Las I Jornadas se llevaron a cabo en Antigua, Guatemala, en mayo de 2001; las II
Jornadas, en Cartagena, Colombia, en setiembre de 2002; las III Jornadas, en Santa Cruz
de la Sierra, Bolivia, en junio de 2003. En ellas se cumplen los objetivos de capacitación y
actualización planteados en el Subprograma, estando dirigidas tanto a generadores de
conocimiento que se desempeñan en el ámbito académico como a gestores del agua que
actúan en distintas jurisdicciones de Latinoamérica, para integrar estos actores y facilitar la
tarea de difusión de conocimientos a la sociedad civil.
Una acción complementaria surgida del CYTED-XVII es el Proyecto de Acción
Potenciadora (PAP); “Fortalecimiento de Centros de Investigación y Desarrollo para el
Manejo Integral de los Recursos Hídricos en la República Dominicana” (SEESCYT-AECICYTED). En el marco de este proyecto ya se han realizado cuatro cursos de capacitación a
cargo de integrantes del Subprograma, y se están realizando pasantías en centros de
investigación vinculados al Subprograma.
Todas estas acciones, que más allá de los conocimientos científico-técnicos que generan y
difunden sus actores, consolidan la necesidad de la gestión integrada y participativa del agua
hacen de la cooperación multilateral en el ámbito iberoamericano una herramienta útil para
abordar los problemas de escasez de agua, que son aún más críticos en las tierras secas,
donde se presentan problemas de pobreza y marginalidad, además de problemas de salud.
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Las acciones del CYTED-XVII, las publicaciones que se han editado y fundamentalmente
los resultados intangibles a través de intercambios de información y experiencias y de
conocimiento de otras situaciones con problemas análogos, de éxitos y fracasos en las
soluciones intentadas, consolidan la integración necesaria para hacer real nuestro lema de:
Agua para todos en cantidad y calidad apropiadas para éstas y futuras generaciones.
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IMPRESO EN:
Argentina, Buenos Aires, Octubre 2003
DIAGRAMACIÓN E IMPRESIÓN
Menos Es Más srl. - Av. Fco Lacroze 3280 C1426CQS Buenos Aires, Argentina
PRIMERA EDICIÓN
Octubre 2003
2003 CYTED
ISBN
987-43-6507-2
Se permite la reproducción parcial otorgando los créditos correspondientes.
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