Lo que impide el crecimeinto de la iglesia

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Factores que impiden el crecimiento
de la iglesia
Hechos 6:1-7
Por: Juan Ramón Chávez
Introducción
E
starán de acuerdo conmigo en que todo lo que está vivo tiene por naturaleza crecer. El
crecimiento lo vemos por todos lados. Por ejemplo: Los animales crecen, las plantas
crecen, los seres humanos crecen y la iglesia siendo un organismo vivo está obligada a
crecer. El crecimiento es común en todo ser viviente. Alguien dijo que: “Es una ley de vida
que, donde no hay crecimiento hay defunción”. Sin embargo, debemos aceptar que crecer no
siempre resulta fácil. A veces crecer duele, a veces crecer se dificulta. Lo es en la vida humana
y lo es en la vida de la iglesia. Y hablando de la iglesia, existen algunos impedimentos que
hacen que la iglesia no crezca ni se desarrolle. De allí que hablaremos de algunos factores que
impiden el crecimiento de la iglesia.
I). Impide falta de predicación del evangelio.
A. La iglesia ha descuidado el mandamiento directo de Cristo.
La misión de predicar el evangelio a los que están lejos del Señor fue encomendada de
forma personal y directa por Jesucristo. Jesús quería que los suyos predicaran su palabra. Y
para que quedara claro lo dijo de varias maneras y en diferentes ocasiones. Por ejemplo
dijo:
“Venid en pos de mí, y haré que seáis pescadores de hombres” (Marcos 1:17).
“id, y haced discípulos a todas las naciones” (Mateo 28:19)
“Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” (Marcos 16:15)
“…y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la
tierra” (Hechos 1:8).
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Jesús quería que los suyos predicaran el evangelio a las almas perdidas a fin de que
pudieran ser salvadas. Jesús confía en su iglesia para esta misión. Pablo también escribió
sobre esa misión: “para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por
medio de la iglesia” (Efesios 3:10). La iglesia es la única institución autorizada por Dios
para predicar el evangelio. Jesús no mando que las naciones fueran a la iglesia, mando que
la iglesia fuera a las naciones. Pero la iglesia del siglo XXI se ha quedado dormida. Ha
descuidado su principal misión por estar tan involucrada en las cosas de este mundo.
Satanás ha desviado nuestros sentidos para no darnos cuenta de la realidad que vive la
iglesia (2 Corintios 11:3).
B. La iglesia ha dejado de involucrar en la gran comisión.
Algunas iglesias han dicho que predicar el evangelio a la gente, ya no está vigente para los
cristianos del siglo XXI. Ahora como ya está el Nuevo Testamento, ahora cada persona
debe leerlo y así buscar la iglesia. Otras iglesias le han dejado todo el trabajo al predicador.
Dicen: “para eso le pagan”, “que él tiene mayor conocimiento”, “Que él tiene todo el
tiempo”. Este tipo de mentalidad ha hecho que las iglesias dejen de crecer.
El crecimiento extraordinario de la iglesia en el primer siglo, se debió, al involucramiento
de cada miembro de la iglesia en la obra evangelística. El libro de los Hechos dice:
“Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron
llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios” (Hechos 4:31).
“Y Saulo consentía en su muerte. En aquel día hubo una gran persecución contra la iglesia
que estaba en Jerusalén; y todos fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria,
salvo los apóstoles…Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el
evangelio” (Hechos 8:1,4).
“Ahora bien, los que habían sido esparcidos a causa de la persecución que hubo con
motivo de Esteban, pasaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, no hablando a nadie la
palabra, sino sólo a los judíos. 20 Pero había entre ellos unos varones de Chipre y de
Cirene, los cuales, cuando entraron en Antioquía, hablaron también a los griegos,
anunciando el evangelio del Señor Jesús. 21 Y la mano del Señor estaba con ellos, y gran
número creyó y se convirtió al Señor” (Hechos 11:19-21)
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Pedro le dijo a la iglesia: “Más vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación
santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de
las tinieblas a su luz admirable” (1 Pedro 2:9)
En el primer siglo todos hacían obra personal. Cada miembro de la iglesia se convirtió en
un sembrador y la cosecha fue abundante. Cada uno de ellos formo un puente de acceso a
Cristo. Mientras la iglesia sea la iglesia que Cristo edifico y mientras este en este mundo,
seguirá predicando el evangelio a los perdidos. Porque es la iglesia la que debe ofrecer la
oportunidad de salvación a las almas perdidas. Porque quizás sea la última oportunidad que
tengan. Ellos no lo saben, pero nosotros sí. No hay otro mensaje tan importante y tan
urgente como el evangelio y la iglesia tiene el deber de compartirlo. Solo así habrá
crecimiento espiritual y numérico.
C. La iglesia ha dejado de tener compasión por las almas.
A la iglesia le ha dejado de afectar que las almas vivan en ignorancia, engaño, superstición
y maldad. Que vivan sin Cristo, sin esperanza y sin Dios en el mundo (Efesios 2:12). Han
cerrado sus ojos y su corazón para no ver ni sentir. Es Jesús quien ve con dolor la condición
espiritual del alma. En una ocasión: “salió Jesús y vio una gran multitud, y tuvo compasión
de ellos, porque eran como ovejas que no tenían pastor; y comenzó a enseñarles muchas
cosas” (Marcos 6:34). Jesús no solo tuvo compasión de las multitudes, sino también de las
personas particulares, allí está la mujer samaritana (Juan 4:1-42) Un alma sin Cristo es
digna de lastima, de compasión. Pero la compasión para que sea verdadera, tiene que
traducirse en acciones. La compasión que es pasiva que se queda solo contemplando, no es
compasión. La verdadera compasión preside la obra evangelística “porque el amor de Dios
ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado”
(Romanos 5:5).
No hay tarea más noble y que hace tanto bien, como compartir el evangelio. Pablo dijo:
“Porque los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría; 23 pero nosotros
predicamos a Cristo crucificado…” (1 Corintios 1:22-23) Según Pablo, la predicación es
superior a las señales y la sabiduría de este mundo. Por eso predicar, se convierte en el
mayor privilegio que como cristianos tenemos.
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Pablo enseño una gran verdad: “Todo lo que el hombre siembre eso segara” (Gálatas 6:7).
Este es un principio que rige la vida del sembrador. Si no se siembra la semilla, no habrá
cosecha. Si no se predica no hay crecimiento. Lucas enseña también ese principio: Hechos
6:7 “Y crecía la palabra del Señor, y el número de los discípulos se multiplicaba
grandemente en Jerusalén; también muchos de los sacerdotes obedecían a la fe”. Mientras
crezcan quienes prediquen la palabra del Señor, crecerá el número de lo que se conviertan
al Señor. Y allí estará el crecimiento.
II). Impide el miedo a crecer.
Miedo a los desafíos que puedan presentarse al crecer.
A. Miedo del predicador
Muchas veces la iglesia no crece porque el predicador no quiere que crezca. Tiene miedo
de perder su posición de liderazgo con nueva membresía. Tienen miedo y no quiere sentirse
amenazado de jóvenes o adultos que puedan tener mayor capacidad que él. Porque él quiere
ser el único que use el pulpito. Que predique en bodas y funerales. Que dirija cantos y
oraciones. Piensa que un solo predicador en la congregación es suficiente y que debe ser el.
Piensa que tiene los 8 talentos que el Señor repartió entre 3 (Mateo 25:14-17).
Así que los nuevos conversos que llegan, son relegados a ser cristianos de banca.
Dispuestos a obedecerle. Y si no, los corre. Los acusa de problemáticos. Esta clase de
predicadores se vuelven los Diótrefes (2 Juan) modernos que optan por elegir el poder, en
lugar del respeto. Y cuando los nuevos conversos se cansan de no tener oportunidad de
desarrollo se van al mundo o se van a otra iglesia. Porque el predicador no quiso entender
que, la gente apoya al que respetan no al que se impone.
Todo predicador debe entender que, puede ser buen expositor, pero quizás no buen
maestro. Que puede ser bueno en temas de parejas, pero quizás no en temas de juventud.
Que puede ser bueno en organizar eventos, pero quizás no como promotor. No puede ser
bueno en todas las áreas. Debe entender que la iglesia necesita de diferentes talentos.
Necesita recordar que la iglesia sigue siendo la iglesia de Cristo (Mateo 16:18) que Él
nunca ha renunciado a ella. Que nosotros solo somos servidores. Y que como Pablo
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debemos capacitar a otros a servir: “Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto
encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros”. (2 Timoteo
2:2). Cuando el predicador haga su trabajo serán más los ojos para ver a los perdidos. Serán
más las manos para trabajar, serán más los pies para llevar el evangelio. Y como resultado
habrá crecimiento espiritual y numérico.
B. Miedo de la iglesia.
Muchas veces la iglesia tiene miedo al desafío que representa en crecimiento de la iglesia.
Por ejemplo: Miedo de tener que ampliar el edificio. Pues eso significara destinar más
recursos a la construcción de un nuevo edificio. Además si el edificio es muy antiguo,
piensan que es casi un sacrilegio ampliarlo o modificarlo. Porque algunos piensan que es
casi un patrimonio de la humanidad.
Pero Pablo dice que Dios “no habita en templos hechos por manos humanas, 25 ni es
honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien da a todos
vida y aliento y todas las cosas” (Hechos 17:24-25) Además, si no se quiere ampliar, se
puede construir otro.
El miedo de perder su pureza admitiendo a personas que no se sabe de dónde vienen ni que
costumbres traigan. Aunque parezca extraño existen iglesias así. Que se sienten incomodas
si asisten a sus reuniones visitantes con tatuajes, hombres con aretes, o piercing, con
peinados llamativos, etc. Son iglesias que no permiten que Cristo haga la transformación de
estas personas porque no las quieren en sus iglesias. Tienen como Jonás una visión muy
estrecha y exclusiva que no se interesan por la salvación de los paganos (Jonás 4:10-11). Es
cierto que la iglesia es como una isla de santidad en un océano de pecado, pero debe abrir
sus fronteras para otras personas puedan adquirirla.
Dios necesita a una iglesia que esté dispuesta a interactuar con cualquier persona. Pablo es
el ejemplo: “Por lo cual, siendo libre de todos, me he hecho siervo de todos para ganar a
mayor número. 20 Me he hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos; a los que
están sujetos a la ley (aunque yo no esté sujeto a la ley) como sujeto a la ley, para ganar a
los que están sujetos a la ley; 21 a los que están sin ley, como si yo estuviera sin ley (no
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estando yo sin ley de Dios, sino bajo la ley de Cristo), para ganar a los que están sin ley.
22 Me he hecho débil a los débiles, para ganar a los débiles; a todos me he hecho de todo,
para que de todos modos salve a algunos. 23 Y esto hago por causa del evangelio, para
hacerme copartícipe de él” (1 Corintios 9:19-23)
Sin comprometer los principios bíblicos, Pablo estaba dispuesto a ir tan lejos como fuese
necesario a fin de entrar en el mundo de otros y conducirlos a la salvación.
El miedo a futuros problemas. Especialmente cuando leen Hechos 6:1 que dice: “En
aquellos días, como creciera el número de los discípulos, hubo murmuración de los
griegos contra los hebreos, de que las viudas de aquéllos eran desatendidas en la
distribución diaria”. Es cierto que el crecimiento produce problemas. Pero como vemos en
el contexto, los problemas son oportunidades para aprender soluciones y adquirir
experiencia que de otra manera no podríamos. Cuando hay problemas se desarrollan más
ministerios y salen a la luz hermanos con dones que les capacita para ellos. Cuando una
iglesia no tiene problemas de crecimiento aumentan sus posibilidades de morir.
El localismo estanca a la iglesia y estará en peligro de desaparecer, sino aprender a ver más
allá de sus horizontes cercanos. Y la razón es porque no se está identificando con el
evangelio de Cristo que no tiene fronteras.
III). Impide los conflictos internos.
Nadie puede negar que hay o habrá conflictos en la iglesia del Señor. En el capítulo 6 de
hechos vemos el primer conflicto interno de la iglesia. Que si no se hubiera atendido a tiempo,
hubiera resultado en una división entre los cristianos hebreos y los cristianos griegos. Nadie de
nosotros queremos los conflictos. Pero son una realidad en la iglesia que afecta el crecimiento
espiritual y numérico de ella. Quiero darles dos ejemplos:
A. El caso del debate en la iglesia de Jerusalén.
En el libro de los hechos en el capítulo 15 nosotros vemos un conflicto doctrinal que
involucro a una congregación. Que detuvo la labor evangelística. Pablo y Bernabé estaban
llenos de emoción después de regresar de su primer viaje misionero, de que Dios “había
abierto la puerta de la fe a los gentiles” (Hechos 14:27). Estableciendo iglesias en
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Antioquia de Pisidia, Iconio, Listra y Derbe. Y estaban listos para empezar el segundo
viaje. Pero su emoción duraría muy poco, porque unos cristianos que no habían entendido
la doctrina de Cristo, estaban diciendo que esos gentiles no eran salvos, porque necesitaban
ser circuncidados y guardar la ley de Moisés (Hechos 15:1,5). De tal manera que fue
necesario parar la obra evangelística para poder ir a Jerusalén a entrevistarse con los
apóstoles que eran la máxima autoridad en la iglesia, para que determinaran el asunto.
Cuando surgen conflictos en la iglesia primero uno debe determinar la naturaleza de los
conflictos. Si es doctrinal, no debemos ceder “para que la verdad del evangelio
permaneciese con vosotros” (Gálatas 2:5). Si es cuestión de opinión, debemos seguir “lo
que contribuye a la paz y a la mutua edificación” (Romanos 14:19). Según mi experiencia
los mayores conflictos en el interior de la iglesia son por cuestiones de opinión, orgullos o
sentimientos heridos, etc. sin embargo esos conflictos menguan el ánimo y la actividad de
la iglesia y por obvias razones su crecimiento.
B. El caso del dictador Diótrefes.
Juan dice: “Yo he escrito a la iglesia; pero Diótrefes, al cual le gusta tener el primer lugar
entre ellos, no nos recibe. 10 Por esta causa, si yo fuere, recordaré las obras que hace
parloteando con palabras malignas contra nosotros; y no contento con estas cosas, no
recibe a los hermanos, y a los que quieren recibirlos se lo prohíbe, y los expulsa de la
iglesia” (3 Juan 9-10).
Diótrefes estaba obstaculizando la obra de Cristo, impidió que la iglesia recibiera una carta
de Juan, estaba hablando mal de Juan, no recibía a los evangelistas, prohibía a los hermanos
de la iglesia que los recibieran y a quienes los recibían en contra de la voluntad de él, los
expulsaba de la iglesia. Un hombre así, no deja crecer la iglesia.
Lamentablemente Diótrefes ha tenido muchos representantes hasta el día de hoy en las
iglesias. Gente ambiciosa del poder, calumniadora, indiferente y autoritaria. Son de la clase
de gente que no entran ni dejan entrar. Esta clase de conflictos afectan el crecimiento de la
iglesia. Porque los que están adentro se quieren ir y los que están afuera al ver esto no
quieren entrar.
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Todos los que formamos la iglesia necesitamos hacer algo positivo para cuando surjan los
conflictos. Hay tres formas básicas de responder a un conflicto: escapando, atacando o
contribuyendo a la paz. Y Pablo nos dice como: “sino que siguiendo la verdad en amor,
crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo” (Efesios 4:15)
La verdad es la base sobre la cual crecer y el amor es el clima que hace crecer. Así como
las plantas necesitan un clima apropiado para crecer como agua y sol, así también los
cristianos. Verdad sin amor seria rígido, cruel. Amor sin verdad sería una mentira. Algo
insípido. Unidos los dos, contribuyen a un crecimiento sano. La verdad nunca debe ser
sacrificada por amor. Pero si mantenida por amor y práctica en amor. Cuando formemos un
clima apropiado los de afuera entraran y los de adentro no se saldrán.
IV). Impide los pensamientos tradicionalistas equivocados.
La iglesia desde hace años ha sido inyectada por el diablo de pensamientos que detienen su
crecimiento y por ello el propósito de Cristo. Por ejemplo:
A. El pensamiento de que “Ya somos muchos”
Algunos se han creado una idea de que unos 150 máximos 200 miembros es el “tamaño
ideal de una iglesia” Y las razones son: Porque es la cantidad con la que el predicador
puede trabajar. Porque mas ya sería un rancho. Porque de otra manera no podríamos
conocer a todos. Sin embargo, hay quienes tienen ideales menos elevados: 50, 100
miembros es lo mejor según el pensar en ellos.
Pero la pregunta es: ¿Quién ha puesto estos estándares demasiado bajos? Pues, Jesucristo
definitivamente no. Porque poner un número al tamaño ideal de una iglesia es arbitrario, es
conformista y va en contra de la naturaleza espiritual de la iglesia que Cristo edifico. Sería
tan antinatural querer detener su crecimiento como lo hacían en la antigua china cuando
vendaban los pies de las mujeres para evitar su crecimiento pensando que el pie chico era
símbolo de belleza así como un prerrequisito para encontrar esposo, que destinaban los pies
de ellas a la deformidad.
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Querer detener el crecimiento de la iglesia nos va a llevar a la deformidad y a la muerte
espiritual. Nadie puede detener lo que está destinado a crecer. El profeta Daniel hablo de
ello cuando dijo: “Entonces fueron desmenuzados también el hierro, el barro cocido, el
bronce, la plata y el oro, y fueron como tamo de las eras del verano, y se los llevó el viento
sin que de ellos quedara rastro alguno. Mas la piedra que hirió a la imagen fue hecha un
gran monte que llenó toda la tierra” (Daniel 2:35)
En el amor de Dios no hay límites. La sangre de Cristo sigue siendo efectiva para limpiar.
El Espíritu Santo quiere seguir transformando vidas y nosotros debemos cooperar con el
plan de Dios. No debemos poner límites a la asistencia a la iglesia. Nuestras puertas deben
siempre estar abiertas.
B. El pensamiento de que “Hasta aquí llega nuestra jurisdicción”.
Hay iglesias que defienden mucho lo que ellos consideran sus territorios. Creen tener
derechos exclusivos sobre cierta parte de la ciudad o sobre ciertas personas. Y están
dispuestas a entrar en debates contra los invasores. Así que, si no levanta cosecha en ese
campo que ellos consideran suyo, no van más allá. Porque eso ya no les compete. Pero una
iglesia que solo piensa en sí misma y se limita solo a los de su propio redil o a su propio
territorio se está estancando. Porque el desafío es el mundo entero. Jesús estaba consciente
de ello. Cuando Jesús estuvo en Galilea tuvo la oportunidad de quedarse allí, pues Pedro le
dijo: “Todos te buscan”. Sin embargo, Jesús “les dijo: Vamos a los lugares vecinos, para
que predique también allí; porque para esto he venido” (Marcos 1:36-38)
Siempre debemos estar dispuestos a cooperar con otras iglesias en la evangelización de las
personas. Pero todos debemos entender lo que Dios dijo a través de Ezequiel: “todas las
almas son mías” (Ezequiel 18:4) Las almas no son de nosotros, sino de Dios. Es cierto que
debemos descuidar nuestra casa. Pues Jesús nos enseñó la metodología correcta de
evangelización Hechos 1:8 “y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria,
y hasta lo último de la tierra”. Pero también es cierto que los que están lejos también
necesitan el evangelio.
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C. El pensamiento de que “Es mejor es la calidad que la cantidad”
Aunque esta frese suena muy bonito, es una frase que pretende justificar la falta de
crecimiento de la iglesia. Es una frase “calma conciencias”. Además adoptarla como lema,
desmotiva el crecimiento numérico de la iglesia. Porque predispone a la iglesia a no buscar
crecer en número. Aunque debemos estar con prometidos con la calidad o excelencia, eso
no significa que vamos descuidar el aspecto numérico de la iglesia.
Debemos buscar ayudar a más personas a encontrar a Cristo para que el Señor pueda
añadirlas a la iglesia (Hechos 2:47). De hecho cuando hay calidad espiritual en una iglesia,
forzosamente abra crecimiento numérico. Sera una consecuencia inevitable. Así lo presenta
la Biblia: “Entonces las iglesias tenían paz por toda Judea, Galilea y Samaria; y eran
edificadas, andando en el temor del Señor, y se acrecentaban fortalecidas por el Espíritu
Santo” (Hechos 9:31). Una cosa lleva a la otra: Hay calidad, habrá crecimiento. Si no hay
calidad será muy difícil que haya crecimiento.
V). Impide los cambios frecuentes en el liderazgo.
A. Afecta el crecimiento porque se necesita un modelo a seguir.
Aunque el predicador no es el único factor para el crecimiento de una iglesia, si forma una
parte muy importante. Lo aceptemos o no la figura del líder o de los líderes afecta mucho
en la iglesia para bien o para mal. El profeta Oseas ya había dicho que: El pueblo llega a ser
como es el sacerdote. (“Y será el pueblo como el sacerdote” Oseas 4:9) Sin embargo, Hay
predicadores que tienen por costumbre andar de iglesia en iglesia (Como chapulines) no
echando raíces en una, ni cumpliendo la meta de establecer ancianos.
Pero también hay iglesias que cambian de predicador cada año. Hay congregaciones
antiguas que operan bajo el principio de ser “propiedad” de los miembros y ellos cambian
de predicar como cambiar “camisa”. Porque no les gusta como predica. Porque quieren que
el haga todo el trabajo y al no acceder le dan las gracias y lo despiden etc. Y la que resulta
afectada es la misma iglesia. Porque el crecimiento de la iglesia se detiene. Pues tales
cambios producen dudas y crean un clima de pesimismo en la membresía de la iglesia.
Muchos de los nuevos convertidos que entraron en ese año se vuelven a ir. Y lo único que
hace la iglesia es sobrevivir.
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Pablo dijo: “Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo” (1 Corintios 11:1). Cristo es la
cabeza de la iglesia (Efesio 5:23). Y es el ideal que todos debemos tratar de alcanzar. Pero
dado que las gentes no pueden ver a Cristo, el comportamiento de los cristianos, y
especialmente de los líderes deben reflejar la vida de Jesús. Lo aceptemos o no, la gente,
especialmente la gente del mundo necesita ver un modelo a seguir. Por eso mientras
aprende a poner los ojos en Jesús lo hacen en los líderes. Por eso cuando se cambian
continuamente en las iglesias, se van.
B. Afecta el crecimiento de la iglesia porque crea inestabilidad.
Jesús enseño ese principio cuando dijo: “Entonces Jesús les dijo: Todos vosotros os
escandalizaréis de mí esta noche; porque escrito está: Heriré al pastor, y las ovejas del
rebaño serán dispersadas” (Mateo 26:31) Con estas palabras Jesús está enseñando que el
rebaño resulta afectado cuando falta el líder. Cuando se está cambiando continuamente el
liderazgo de la iglesia crea inestabilidad y refleja inestabilidad. Es una señal de que algo no
anda bien en la iglesia. Pues el líder o los líderes forman parte importante en la iglesia. La
gente necesita con quien dirigirse. Con quien pedir consejo. La iglesia necesita quien la
instruya. Por eso cada predicador cuando va a trabajar con una iglesia debe pensar quedarse
allí el mayor tiempo posible. Y la iglesia debe saber que las iglesias que llegan a crecer más
son las que tienen un liderazgo permanente.
Es muy importante que el predicador y la iglesia sepa que el propósito de la estructura de
liderazgo establecido por el Señor en Efesios 4:7-16 tiene como propósito “perfeccionar a
los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo” (4:12).
“Perfeccionar conlleva la idea de ayudar a una persona a desarrollar destrezas para el
ministerio; pero incluye más que eso, significa: moldear el carácter, la mente y el corazón
de una persona. Jesús era el Maestro del perfeccionamiento de personas para el ministerio.
Escogió a doce hombres y pasó tres años con ellos, con el fin de perfeccionarlos” Por eso,
el liderazgo y la membresía de la iglesia debemos trabajar juntos “hasta que todos
lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a
la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (4:13)
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VI). Impide la falta de espiritualidad.
Se han escrito muchos libros de iglecrecimiento para enseñarnos algunos métodos efectivos
para hacer crecer la iglesia. Algunos ponen el énfasis en el evangelismo, otros en las células en
los hogares, otros en la escuela dominical. Se han dado conferencias, seminarios y se han
creado escuelas de crecimiento. Pero la pregunta sigue siendo, ¿Cómo hacer crecer la iglesia?
Todos sabemos que para todo efecto siempre hay una causa. Hablar de la falta de predicación,
del miedo, de los conflictos internos, de pensamientos equivocado, del cambio frecuente en el
liderazgo de la iglesia, etc. se está hablando solo de los síntomas. Pero la verdadera
enfermedad que impide hacer crecer la iglesia y que encierra a todos los demás factores es, la
falta de espiritualidad.
A. Sin espiritualidad no hay fruto.
Podemos culpar por la falta de crecimiento de la iglesia al donominacionalismo, podemos
culpar al predicador, a la falta de estrategias adecuadas. Pero la realidad es, que a la iglesia
le hace falta espiritualidad. Jesús dijo: “Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el
pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco
vosotros, si no permanecéis en mí. 5 Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que
permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis
hacer” (Juan 15:4-5). El crecimiento numérico y espiritual de una iglesia depende, de su
relación con el Señor. De lo unido que este a Jesucristo. Así que no se trata de aprender las
técnicas correctas de evangelización, sino de ser las personas correctas. No se puede ser
productivo lejos del Señor. Porque nadie puede dar lo que no se tiene.
B. Sin espiritualidad no hay evangelismo.
Lucas dice: “Y ellos salieron de la presencia del concilio, gozosos de haber sido tenidos
por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre. 42 Y todos los días, en el templo y
por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo” (Hechos 5:41-42). Los
apóstoles intencionalmente desobedecieron una ley ridícula que prohibía predicar a Cristo,
para obedecer a Dios. Porque cuando se tiene una convicción profunda de quien es el Señor
no se puede uno callar. No es posible detener el avance de la fe en el Jesús resucitado. Los
apóstoles evangelizaban en el templo de manera pública y en los domicilios de una manera
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privada. Pero no podían callar lo que sabían. El evangelismo está basado en el gozo de ser
parte de la causa de Cristo.
C. Sin espiritualidad no hay impacto en la sociedad.
Lucas dice: “Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las
casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, 47 alabando a Dios, y teniendo
favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser
salvos” (Hechos 2:46). La perseverancia de la iglesia en la comunión, la alegría, la
sencillez y en la alabanza, atraía a la gente a Cristo. La espiritualidad de la iglesia caía bien
a la comunidad. Exponían con sus vidas la relación que tenían con Jesucristo. La iglesia es
el instrumento de Dios para contagiar a los que están afuera. La vida de los cristianos es el
mayor impacto que ayuda en la evangelización. Lo fue ayer y lo es hoy. Pablo dice que
somos “cartas conocidas y leídas por los hombres” (2 Corintios 3:2). Por tanto, la gente
tomara una decisión a favor o en contra del evangelio, dependiendo de lo que vean en
nosotros.
Conclusión
Para que una persona pueda tener crecimiento espiritual, necesita primero nacer de nuevo.
Pero para nacer de nuevo necesita primero ser engendrado por la Palabra de Dios, e
identificarse con la muerte, la sepultura y la resurrección Jesús mediante el bautismo. De
otra manera no es posible. Y para que la iglesia pueda crecer necesita permanecer sujeta a
Cristo. Recibir sus nutrientes de él y de seguro los frutos serán abundantes. Que Dios nos
bendiga sigamos creciendo.
Juan Ramón Chávez Torres
E-mails: [email protected]
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