Doble presencia femenina: cómo conciliar el trabajo y el cuidado de la familia En América Latina, actualmente hay cerca de 100 millones de mujeres en el mundo del trabajo. Esta positiva inclusión permite un mayor ingreso económico por hogar, pero trae consigo una problemática para el género denominada “doble presencia”. Esto ocurre cuando las mujeres, además de sus responsabilidades en el trabajo, deben asumir la carga que implican las labores domésticas. E l siglo XXI ha estado marcado por un cambio de paradigma social, cultural y económico, en el que se ha diversificado el concepto de familia, aumentando sostenidamente aquellas monoparentales. Se comienzan a manifestar nuevos fenómenos socioculturales. Por una parte, se puede observar que hay hombres que después de una separación deciden hacerse cargo de los hijos y de las labores domésticas. Y por otro lado, una sostenida y masiva incorporación de las mujeres a la fuerza laboral. De hecho, de acuerdo a cifras entregadas por la OIT y PNUD, entre 1990 y 2008, la participación laboral femenina en Sudamérica aumentó del 32% al 53%, lo que constituye niveles inéditos en esta materia. La inclusión masiva del género femenino a la fuerza de trabajo ha provocado efectos positivos en la generación de riqueza de los países, el bienestar de los hogares y la disminución de la pobreza. Sin embargo, esta evolución no ha traído consigo un cambio en la redistribución de la carga de tareas domésticas. Tampoco ha provocado un aumento significativo en la provisión de servicios públicos en apoyo a estas tareas, ni se ha logrado reorganizar la vida social. El rol preponderante que cumplen las mujeres en el trabajo doméstico, se vincula a otras desventajas e inequidades de género que las afectan en el mundo del trabajo: • Mayor dificultad para insertarse en un trabajo: aunque en alza, la tasa de empleo femenina está por debajo de la masculina. • Menores oportunidades: los puestos de trabajo para mujeres y sus posibilidades de ascender siguen siendo más restringidos para ellas. • Menores ingresos: persiste una menor valoración económica de ocupaciones tradicionalmente femeninas y menor remuneración de las mujeres respecto a los hombres en iguales puestos de trabajo. • Mayor informalidad: una significativa proporción de las mujeres ocupa puestos en el trabajo informal, por lo que no cuenta con la protección social necesaria. fundación científica y tecnológica achs www.fucyt.cl La realidad de las trabajadoras chilenas Además de la carga laboral diaria, la mayoría de las mujeres trabajadoras en Chile, se ven obligadas a atender responsabilidades domésticas que incluyen las tareas del hogar y el cuidado y solución de problemas de sus hijos u otros familiares. Es lo que se conoce como la “doble presencia”, ya que la mujer debe rendir en el ámbito laboral y en el familiar. Esta carga adicional, genera un impacto en el trabajo de la mujer, pero también en su vida social, ya que se ve mermada al intentar conciliar las responsabilidades familiares y laborales. La Primera Encuesta Nacional de Empleo, Trabajo, Salud y Calidad de Vida desarrollada por el Ministerio de Salud, la Dirección del Trabajo y el Instituto de Seguridad Laboral durante los años 2009 y 2010, arrojó cifras claves en cuanto a los conflictos que ha debido enfrentar el género femenino al integrarse activamente a la fuerza laboral en Chile. El estudio señala que un 41.2% de las mujeres se hace cargo casi por completo de las tareas domésticas, contrastando fuertemente con el 7.4% de los hombres que indicaron encontrarse en la misma situación. Cabe destacar, que esta realidad se vuelve mucho más visible en los sectores de menor ingreso económico, ya que aquellas mujeres que han alcanzado mayor nivel de estudios, por lo general cuentan con apoyo externo (servicio doméstico) para la realización de estas tareas, lo que aliviana la carga de trabajo doméstico. En relación a lo anterior, en una gran cantidad de hogares es la mujer quien resuelve la diversidad de problemas o necesidades familiares. Al ser consultadas por la frecuencia con la que deben dejar sus trabajos para solucionar un problema familiar, un 41.5% señaló que debe hacerlo siempre y casi siempre, en contraste con el 28.3% de los hombres. Algo similar ocurre con el cuidado de niños pequeños, adultos mayores, enfermos minusválidos o crónicos. Las mujeres son las que asumen con mayor frecuencia este rol con un 43.1%, diferencia significativa con los hombres que lo hacen en un 21.3% de los casos. Esta responsabilidad, se concentra sobre todo en grupos de trabajadoras de entre 25 y 44 años. 1. Dificultad para proporcionar atención adecuada a niños, adultos mayores y enfermos: El estudio explica que cuando la mujer llega a su casa, se siente cansada y abrumada, ya que debe continuar trabajando en las labores del hogar. Por lo tanto, no logra satisfacer completamente los requerimientos de los hijos o de los enfermos, lo que genera aún más frustración. 2. Dificultad para delegar/compartir tareas y menor participación de los hombres en la crianza activa de los hijos, lo que perjudica sus lazos afectivos: Es posible que algunas mujeres prefieran realizar el tra- Las empresas pueden implementar, como parte de sus políticas, algunas medidas para apoyar la conciliación de la vida laboral y familiar de sus trabajadoras y trabajadores, propiciando una distribución equitativa de las tareas en los hogares conformados por parejas y aliviando el conflicto de rol de los trabajadores (hombres o mujeres) de hogares monoparentales. acción 1 Los efectos de la sobrecarga doméstica en las mujeres y el núcleo familiar La sobrecarga de trabajo se manifiesta en la calidad de vida de las mujeres. La Encuesta Nacional de Empleo estimó que casi un 23% de las mujeres no puede hacer uso de su tiempo libre como lo desea. La principal razón es que deben realizar actividades domésticas o familiares. Otros antecedentes los aporta el informe “Trabajo y Familia: Hacia nuevas formas de conciliación con corresponsabilidad social”, elaborado por el PNUD y la OIT, que plantea las consecuencias negativas que trae consigo la distribución desequilibrada del trabajo doméstico, al interior de las familia. Al respecto, menciona que cuando las mujeres viven la doble presencia, se producen tres fenómenos: Medidas conciliatorias que pueden implementar las organizaciones bajo de la casa de forma autónoma, sin la ayuda de sus parejas, con el objetivo de sentir que tienen el control de la situación. Esto ocurre generalmente de forma inconsciente, pero perjudica la cercanía de los hombres con la crianza de los niños y fomenta la sobrecarga de trabajo en las mujeres. 3. Omisión de la figura masculina en la vida cotidiana de los hijos e hijas, lo que deriva de lo señalado en el punto anterior. Los niños tienen madres fuertes y que se hacen cargo de todo en el hogar, en desmedro de los papás, que aparecen como figuras más lejanas y distantes. Estos roles tan marcados, podrían afectar el desarrollo de los pequeños en el futuro. El conflicto cotidiano que enfrenta la mayor parte de las mujeres al tratar de cumplir con sus responsabilidades familiares y laborales puede afectar negativamente no sólo su desempeño laboral (menor productividad por doble presencia), sino también su calidad de vida y sus relaciones familiares. Desde esta perspectiva, el tema deja de ser un asunto privado que sólo atañe a las trabajadoras y se convierte en una problemática social que debe ser abordada y atendida con mayor profundidad por las organizaciones privadas y públicas. Fundación científica y tecnológica achs Jornada flexible. Resultados positivos o muy positivos en: Gestión productiva, satisfacción laboral, clima organizacional y calidad de vida. acción 2 Capacitación en horario laboral. Resultados positivos o muy positivos en: Gestión productiva y calidad de vida. acción 3 Convenios o pagos de salas cuna (más allá de lo dispuesto por la ley). Resultados positivos o muy positivos en: Gestión productiva, satisfacción laboral, calidad de vida y clima organizacional. acción 4 Permisos laborales para la atención de necesidades familiares. Resultados positivos o muy positivos en: Gestión productiva, satisfacción laboral, clima organizacional y gestión productiva. www.fucyt.cl