116 A lfonso Daza González Ciertas instituciones propias del derecho procesal penal se elevaron a rango constitucional, como el principio de la doble instancia, el derecho al debido proceso, el non bis in idem, las cuales son fundamentales a la hora de llevar una causa contra algún ciudadano y han de ser respetadas por encima de cualquier circunstancia. Es característica esencial del Estado constitucional de derecho que su sistema jurídico penal se funde en principios generales orientados a garantizar la protección del ciudadano frente al ejercicio del poder del Estado. Por eso el principio de defensa cumple un papel protagónico dentro del proceso penal, al posibilitar la existencia del equilibrio jurídico entre el ciudadano y el Estado, y las garantías adquieren sentido y actualidad al evitar la arbitrariedad e inseguridad que podría provocar este último durante el ejercicio del ius puniendi, en la búsqueda de la verdad y el interés general en detrimento de los intereses del individuo. Es más, no basta con la existencia de la garantía del derecho de defensa, sino que debe darse, además, la posibilidad de obtener un servicio gratuito y eficiente que haga realidad el principio, al facilitar el acceso a la justicia. La anterior no es más que la perspectiva político criminal desde el punto de vista principialista, que encuentra su concreción en la defensa pública y en el respeto y observancia de las garantías procesales por parte de los operadores de justicia. Sobre este aspecto, Juan Bustos R amírez expresa: “…En definitiva, perspectiva político-criminal significa determinación de los principios básicos de un derecho penal democrático, dilucidación de su contenido, pero desafío político-criminal significa entender que todo principio es sólo un programa de acción y requiere por ello de implementación en una realidad concreta, la nuestra latinoamericana, con el objetivo de establecer algo diferente al derecho penal como decía R adbruch, por lo menos un derecho penal más humano, esto es, únicamente de los hombres y para los hombres”149. La mayoría de las constituciones latinoamericanas recogen estos principios, al igual que lo hace la normativa internacional sobre derechos humanos, como en el caso del artículo 10 de la Declaración Universal de Juan Bustos Ramírez. Perspectivas y desafíos de la política criminal en Latinoamérica. [en línea] [consultado 19 ene. 2010]. Disponible en: <http://www.unifr.ch/ddp1/derechopenal/ articulos/a_20080521_38.pdf > 149