J o RGE S A E N ZOL A R T'E~ DELITOS CONTRA LA HACIENDA PUBLICA' r.rulleres de Edicione4 Colombin. BOgotl\ - MCMttVI Este Libro Fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango Del Banco De la República, Colombia JORGE o TOS E CONTRA LA HACIENDA TESIS PARA Taneres SAENZOLARTS PUBLICA EL DOCTORADO de Ediciones Colombia. Bogotá - MCMXXVI Este Libro Fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango Del Banco De la República, Colombia Cole,io Mjy,r de Nuestra Sellor. dol Rosarlo.-Facultad de Jurla- prudencla..-AlIo 274 del Colegio. Rector: MONSEÑOR RAFAEL MAItU CARlL\SQUILLA Vicerrector: DOCTOR JENAIW .I1MENEZ Secretario: SEÑOR EH:\ESTO Presidente lI1EHIZALDE DURAN de 'l'cRif.: DOCTOR JOSE ANTO:\IO MONTALVO Examinadores: EL rUESlDENTE DOCTOR Jl'AN DI~ TESIS C. TRUJILLO AHHOYO Este Libro Fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango Del Banco De la República, Colombia A Homenaje MIS PADRES de lIJlDor y gratitud A MIS HERMANOS Testimonio de afe<:to ".,A MONSEÑOR RAFAEL A quien admiro MARIA CARRASQUILLA por su deuda Este Libro Fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango Del Banco De la República, Colombia Bogotá. 23 de octubre de 1926 Señor Rector del Colegio Mayor de Nuestra Rosario-E. L. c. Señora del Ilustrísimo y revetenl1ísimo señor: Tengo el honor de dar concepto a Vuestra Señoría so~ bre el trabajo que. para teais' de grado. presenta el señor Jorge Sáenz Olarte, quien ha cumplido ya con todos los demás deberes reglamentarios y hecho los estudios que se requieren para obtener el título de doctor en Jurispru~ dencia de nuestro Claustro. Versa aquel opúsculo sobre el tema de Derecho Pe~ nal de delitos contra la hacienda pública. Contiene unas nociones preliminares sobre el delito en general y sobre los bienes de la hacienda pública. también en general; estu· dia luégo las diferentes formas y los distintos modos de delitos contra la hacienda pública. en general y a la luz de la ley penal colombiana; y afronta el problema re fe· rente a la comprobación técnica de cierta clase de delitos contra la hacienda pública . Me place declarar que esta tesis revela en su autor la preparación suficiente para que se le confiera el título a que aspira, pues toda ella y en especial la última parte a que he aludido, demuestra una versación que sería deseable en todos los encargados de administrar justicia. Estas razones me autorizan para informaros de modo favorable a la tesis del señor Sáenz. Del señor Rector respetuoso amigo y muy adicto discípulo, J. A. Montalvo Este Libro Fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango Del Banco De la República, Colombia PARn: PRtIMERA Nociones genel'ales CAPITULO I Nopló"". general del delito La vida social exige la conservación de un orden ético, de una norma moral a la cual los asociados ajusten el ejercicio de su actividad, de tal suerte que cada uno ejercite sus derechos sin menoscabo del derecho de los demás. 'Mientras ese orden jurídico se conserve, la vida de la comunidad marcha sin tropiezo; pero cuando el individuo penetra en el campo del ajeno derecho. violándolo, trastorna el orden y produce el desequilibrio entre el derecho y el deber, lo que constituye el delito, según el célebre concepto de los maestros clásicos: '~EI delito es la negación del derecho." Todas las escuelas penales han aceptado como verdadero este concepto fundamental; pero cada una ha definido a su manera el delito, inspirándose en los diferentes principios que profesan. Benthan dijo que el delito es "todo acto productivo de mál o tendiente a producirlo," definición que no puede aceptarse porque hay muchos actos que producen mál. como los de un loco que mata y roba, que en manera alguna pueden calificarse de delic· tuosos . Los que afirman que el delito es el acto contrario a la moral, tampoco están en lo cierto, porque los pecados son la negación de la moral. y sin embargo, a nadie se le ha ocurrido tenerlos per se, como delitos. Otros han pensado que toda violación de la leyes Este Libro Fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango Del Banco De la República, Colombia lO delictuosa, sin pensar en que todos los actos violatorios de las leyes civiles son ilí<:itos, pero no delictuos08, -por" que son susceptibles de reparación civil. No carecen las anteriores definiciones degn fondo de verdad, pero adolecen del defecto de conterfer mú del definido: es indudable que el delito es un aeto productivo de mál, y no es menos cierto que es <:ontrario al orden ético; pero no basta eso sólo para _considerarlo como tál. Nadie puede dudar tampoco d~ que el delito sea ur. acto violatorio de ley positiva, porqut! la leyes la promulgación del derecho, y un derecho no promulgado no pl.&edeser deredío perfecto. Además, el delito es esencialmente un hecho antisocial, y';o podría la sociedad defenderse contra él si no dispusiela de los medios de conocerlo claramente, conocimiento que sólo puede adquirir cuando encaja el presunto delito en las disposiciones legales ·preestablecidas. Sin embargo, no basta que tal hecho se halle prohibido por la ley; es menester, además, que tenga asignada una pena, porque siempre se le ha reconocido al poder 'social la fac~ltad de castigar los hechos que en <:ada época se han considerado como delictuosos; y si la sociedad ·ha prohibido un hecho sin sancionarlo con una una pena, es parque no lo considera como delito. :Por otra parte, solamente el hombre es el sujeto activo de la transgresión del derecho, y por consiguiente el delito tiene que ser un hecho del hombre. Entre los actos que el hombre ejecuta se distinguen tres clases: actos comunes con los brutos, como las funciones fisiológi<:as; actos llamados de hombl"ey propios del sér humano, pero que no implican conocimiento y voluntad, como hablar dormido; y finalmente, actos hwnanos, que son aquellos que se ejecutan con plena voluntad y conocimiento del fin. Sólo estos últimos actos pueden ser delictuosos, porque úni<:amente en ellos obra la personalidad humana completa, y se sahe que sólo del hombre, cuando obra como tál, se puede predicar el derecho. Sentados estos principios, se puede ya definir el delito diciendo que es el "acto de la individualidad humana Este Libro Fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango Del Banco De la República, Colombia 11 intrínsecamente con una pena" ilegítimo y sancionado por el legislador (1). CAPITULO Nooión general de II HacÍollnda Pública En la evolución que al través de los tiempos ha sufrido la vida económica del hombre en relación con sus se· mejantes, se pueden marcar varias etapas, según el au· mento constante de las necesidades. En los primitivos tiempos. cuando la única manifes· tadón de la vida social-"era la familia, y las necesidades de esa pequeña agrupación eran muy limitadas, los gastos necesarios a la satisfacción de aquéllas se hacían del pa· trimonio familiar. formado por los esfuerzos individuales y colocado bajo la suprema autoridad del pater familias. Los gastos comunes a la familia y aquellos que eran re· queridos para satisfacer necesidades puramente individuales. se hacían del patrimonio colectiv-o. Vienen más tarde el Clan y la Tribu. Aparece enton· ces con una mayor claridad el concepto de la propiedad privada, las necesidades de cada individuo se satisfacían con el fruto de su trabajo, y las distintas familias de que se componía el conglomerado social disponían a sU anta· jo de los bienes adquiridos por ellas. Pero en aquel estado semisalvaje, las guerras eran muy frecuentes entre unas tribus y otras, y era indispenlla· ble a cada una de ellas defenderse para no perecer. De aquí nace la primera y más importante de las necesida· des colectivas: la defensa. Sin embargo, para la satisfac· ción de esa necesidad no se disponía de un patrimonio común, y correspondía a cada individuo cooperar a ella como soldado mantenido y armado con el producto de sus bienes privados. No aparece todavía el patrimonio social destinado a (l \ Doctor Jo~~ Antonio Mont¡¡!\'o. Confert'uci:ls de Derl'cho Penal. Este Libro Fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango Del Banco De la República, Colombia 12 eatiafacer necesidades de orden colectivo, y cada vez que se presenta una de ellas se acude a los bienes individuales. Más tarde aparece el régimen de los reyes y ~n él un patrimonio poderoso puesto en manos del soberanb para a,tender al fallBto de la corte y a la satisfacción de algunas necesidades de la colectividad. iEran, pues, uno solo el. patrimonio colectivo y el patrimonio "de príncipe. Pero a poco fueron separándose. y más ta~de el rey sólo disponía a su arbitrio de los hiénes reales. en tanto que los públrcos caían bajo la direcci6n y manejo de cámaras es' pedales, pero conservando el usuf.ructo y administración para el soberano. Un poco desi>ués. los dos patrimonios ae separan por completo. y ,los parlamentos se encargan del manejo de los caudales públicos. A medida que fue avanzando la civilización. las neceaidades colectivas aumentaron de manera extraordinaria: las vías de comunicación. la instrucción pública, el fomento de las industrias. la institución de un ejército permanente y otras nwchas necesidades de diverso orden. hicieron imprescin<lible la formación de un cuantiosopatrimonio común. que ya no quiso dejarse en manos de los reyes por temor de que sirviera a intereses personales. en perjuicio del fin trascendental a que. por su naturaleza. estaba destinado. Hoy día, todas las naciones civilizadas poseen un patrimonio 'Con el cua,1atienden a la satisfacción de sus necesidades. Ese patrimonio colectivo, ese conjunto de bienes materiales. es lo que constituye la Hadenda Pública. El doctor Estel;>an Jaramillo. en su tratado de Ciencia Fiscal, la define así: "Hacienda Pública es el conjunto de bienes materiales de que disponen los que gobiernan las entidades políticas para atender a la satisfacción de las necesidades colectiva.' (1). tI) Obra citada, p:ígina 3. Este Libro Fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango Del Banco De la República, Colombia 13 PARTE SEGlJNDA CAPITULO Diferentes formas de delincuencIa 1 contra la Hacienda Pública l. El patrimonio público de un Estado puede ser lesionado por los particulares, es decir, por aquellos que. no siendo empleados de la Nación, atentan contra él. En este caso la Hacienda Pública se asimila a la propiedad privada, y quien la lesiona incurre en las sanciones que el Código Penal establece para los delitos contra la propie· dad ajena. Bajo este aspecto la Hacienda Nacional o pú· blica es susceptible de estafa. robo. hurto y todos aque· 1105 delitos que de una manera u otra atacan la propiedad individual. El hecho de que 108 bienes estafados, robados o hurtados sean del p8ltrimonio público, no especifica el delito. que seguirá siendo una estafa, un robo, un hurto o un daño en propiedad ajena. y nada más. Y si el artículo 803 del Código Penal aumenta en una sexta parte la pena para los que cometan tales delitos en caudales públi. cos, es sólo en consideración al fin importantísimo a que se destinan. Por otra parte. como el erario nacional es más atractivo, porque el sujeto pasivo del perjuicio es menos aparente e inmediato a los ojos del delincuente. ea necesario rodearlo de mayores seguridades, intimidando con una pena mayor a quienes puedan atentar contra él. De suerte que un particular que roba al erario, no com«;te el delito específico contra la Hacienda Públi<:a. 1I. El patrimonio público puede también ser lesio· nado por un acto dclictuoso Itometido por un fundonario público que no tenga el carácter de empleado de manejo. o que, aun ten¡éndolo. no perjudique los caudales o efectos colocados bajo su custodia, sino otros. En este caso. como en el anterior. el delito no dejará de ser común. por más que en él concurran dos circunstancias Este Libro Fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango Del Banco De la República, Colombia 14 agravantes: la una personal y material la otra. La primera es el hecho de ser empleado público el sujeto aGtivo del de~to. Esta circunstancia agravante está consignada en nuestro código penal cuando dice en su artículo 111: "En todo delito se tendrán por circunstancias agravan\es. además de las que exprese la ley en sus casos respectivos, las siguientes: " .... 4a. La mayor ilustración y dignidad del delincuente. y sus mayores o'hligaciones. para con la sociedad o con las personas contra quienes delinquiere." La segunda circunstancia agravante, es decir, la material, consiste en que el delito tenga por objeto bienes del erario. El artículo 803 del Código Penal lo consigna al aumentar en una sexta parte la pena para aquellos delitos cuyo objeto sea el erario. !Estas dos circunstancias agravantes dan lugar a un aumento de pena. pero no alcanzan a especificar el delito, el que seguirá siendo un delito común. ¡nI. Finalmente. la Hacienda Pública puede ser perjudicada precisamente por quien está encargado de cuidarla, administrarla o recaudar sus rentas. Cuando un empleado de manejo perjudica los caudales o ·bienes que está encargado de manejar, ya utilizándolos para sí, ya malversándolos. o de cualquiera otra manera, comete el delito específico contra la Hacienda Rública, que nuestro Código Penal castiga con penas distintas de aquellas que asigna a los delitos comunes contra la propiedad ajena. ¡El Estado entrega los bienes del erario a los funcionarios que han de manejarlo. haciendo plena confianza en ellos. y cuando, abusando de las funciones que le han sido asignadas. uno de esos empleados perjudica los bienes a él confiados, traiciona la confianza que el Estado tuvo al nombrarlo. y merece un castigo especial. iEste abuso de confianza. cometido por un empleado público, y la circunstancia de tener por objeto bienes del patrimonio nacional. son los elementos que especifican el delito contra la Hacienda !Bública. Es menester, pues. como ya se dijo, que el acto delictuoso sea cometido por un empleado público de mane- Este Libro Fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango Del Banco De la República, Colombia 15 jo. y que el objeto del delito sean los bienes na'CÍonales que dicho funcionario esté encargado de administrar; sin estas circunstancias no habrá delito contra la Hacienda I\íblica. Así. si el Presidente de la República entra una noche a la Tesorería General con violencia y sustrae un millón de pesos. cometerá un robo cuantioso y merecerá la pena correspondiente a su delito. agravada en conSId'eración a la dignidad de que está investido y al objeto de su robo; pero en manera alguna será reo del delito específico de peculado. porque su acto criminoso no tiene por objeto bienes que están bajo su inmediata dependencia y cuidado. CAPITULO Diferent.es clases de delitos 11 contra la Hacienda Pública Al tenor del título 9.° del libro segundo de nuestro Código Penal. que trata de los delitos contra la Hacienda Pública. se pueden dividir éstos en cuatro clases: 1) Malversación de caudales públicos; 2) Delito de mala administración; 3) Especulaciones que no implican malversación ni apropiación fraudulenta. pero que se consideran como ilícitas; y 4) Las culpas. I. Malversación. Cometen este delito los empleados de manejo que hagan uso de [os c~udales o bienes de la nación en provecho propio. o que empleen dichos fondos para atender a otros gastos públicos diferentes de aquellos para los cuales estén destinados. o que de una manera u otra faciliten los fraudes contra el erario. 11. Mala administración. :Los empleados o funcionarios encargados de la administración de la Hacienda Nacional incurren en el delito de mala administración cuando ejecutan actos que. Este Libro Fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango Del Banco De la República, Colombia 16 sin consistir en malversación, ocasionan perJuIcIOS ados caudales o hienes de la Nación, ya sean éstos causados por operaciones indebidas ejecutadas a sabiendas, ya por descuidos voluntarios. Puede ser también delito de esta clase la omisión o retardo en el cohro o recaudación de cualesquiera intereses de la Hacienda Nacional. Asímismo, los empleados de manejo que no lIevaren las cuentas con las formalidades establecidas e~ la ley, o que no las presenten dentro del término que las leyes les conceden para tal er~to, cometen un delito de ~ala administración . .--- 11I. Especulaciones ilicitas. En esta clase de delitos contra la Hacienda Pública encajan todos aquellos actos con los cuales los empleados públicos, abusando 4e sus funciones, procuran su personal provecho, ya dembrando 108 pagos que tienen obligación de hacer o ret~iendo los efectos que debieran vender al público, ta~hién con el objeto de beneficiarse, en perjuicio de los dFmás; ya interviniendo con parcialidad en los remates a su cargo, para favorecer a determinados licitadores, etc. ' 'IV••.••• culpas. Finalmente, contra la Hacienda Pública se pueden cometer delitos culpas os cuando un empleado de manejo o administración. por negligencia o descuido. causa un perjuicio a los caudales o bienes que administra o maneja. 'Elementos conatitutivos de estos delitos. 1) Que tengan por objeto hienes o caudales públicos; 2) Que sean cometidos por empleado público de ma- nejo; 3) Que los bienes objeto del delito estén o hayan estado en manos del funcionario por razón de sus funciones; y 4) Que el delito esté expresamente determinado en Este Libro Fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango Del Banco De la República, Colombia ,7 la ley, porque. de lo contrario. no sería delito. ni se le podría aplicar la pena asignada a otro delito semejante, porque en materias penales la interpretación análoga ea perfeetamente inaceptable. El Código Penal. al decir del doctor Luis Rueda Concha (1). es, en cierto modo, una promesa: la de que el juez no traspasará sus límites. Sujeto activo del :delito contra 'la HaciendaPúblka. Como se ha dicho. el sujeto activo de este delito no puede ser sino un empleado público de manejo, ya per~ tenezca a la administración activa o a la pasiva del T eaoro nacional. El Código Fiscal en su artículo 247 enumera los empleados nacionales encargados del manejo activo del Erario; dice así: ''Son recaudadores encargados de la inmeq.iata administración activa del Tesoro, bajo la 8U~ prema autoridad del Gobierno: a) El Tesorero General de la República; b) Los administradores de aduanas; c) Los administradores de salinas; d) Los administradores de correos y telégrafos; e) Los cónsules; y f) En general, todos los empleados a cuyo cargo co~ rre la percepción de productos de los expresados genéri~ camente en el artículo 5.9" Los empleados nacionales en cuyas manos está la administración pasiva del T eaoro, se llaman genéricamente pagadores ,y son aquellos que, en cada ramo, están encargados de pagar los créditos y obligaciones en contra del Estado. Estos son. pues, los empleados públicos que pueden ser sujetos activos del delito que se estudia. Sin embar~ go, hay, además, algunos casos en Que los particulares se asimilan a los empleados de manejo en cuanto a la responsabilidad en que pueden incurrir por el extravío, malversación, etc., de efectos o caudales confiados a su cuidado por el Estado. Nuestro Código Penal acepta esta doctrina y la consagra en el artículo 483, que dice: (1) Alp¡.:ato preRentaUo ante In C.)rtp Suprema de J\IIlticia. Este Libro Fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango Del Banco De la República, Colombia 18 "Para los efectos de este capítulo y ello., los comisionados. depositarios o personas particulares responsableá" con arreglo a dichos capítulos, se 'Consideran como empleados públicos." Esta doctrina. a la luz de los principios que informan el DereCho Penal. es perfectamente inaceptable. Objeto del delito .contra la H¡acienda Pública. Uno de los elementos constitutiyos de este delito con· .iste, como ya se vio, en que tenga por objeto bienes o caudales pÚblicos. Es necesario. pues, saber cuáles son estos bienes o caudales. El Código Fiscal divide la Hacienda Nacional en bie· nes fiscales y Tesoro Nacional. Los primeros son aque· Uos que se encuentran enumerados en el artículo 202 de la Constitución Naciona~ y además. las minas de cobre, carbón, hierro, azufre. ~petróleo, asfalto. etc .• depósitos de guano y otros ab,onos (sin perjuicio de los derechos adquiridos sobre ellos"llor personas naturales y jurídicas) ; y los demás bienes ..que por cualquier título pertenezcan al Estado. y los que éste adquiera conforme a derecho (1). El artículo 5.° del mismo Código dice de qué se com· pone el Tesoro Nacional: "El Tesoro Nacional se campo· ne del dinero que ingrese a las oficinas nacionales, a cual-quier título. y especialmente del producto de lo siguiente: a) Los bienes nacionales; b) Los servicios nacionales, como los de correos y telégrafos; e) Los impuestos; d) Los aprovechamientos y reintegros; y e) Los arbitrios fiscales y las operaciones de crédito ... Todos estos bienes. tanto los fiscales como los del Tesoro Nacional, pueden ser objeto de las distintas da· ses de delitos contra la Hacienda Pública. Pero hay, además. algunos bienes que, sin ser caudales o fondos públi(1) Articulo 4,0 Este Libro Fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango Del Banco De la República, Colombia 19 cos, se asimilan a ellos, correo y que malversación, particulares por con su extravío, digo Penal Pública. considera Así correos que por lación ci6n cometido el artículo del todo correo, legal con como lo dice o parte nuestro del IX del nuestro Código Consagra litos contra teniendo por metidos fiere tro la Hacienda por objeto ¡as personas la recaudación El capítulo e~tudio. Litro caso de ocupen que gide asimi. en abierta oposi- penal. 11 del Penal Código este Penal Título es decir, o caud~es a quienes de malversen. III Pública, bienes empleados es otro derecho riel Tilt!lo los la Hacienda "Los acepta, CAPITULO E:,amell giran de las encomiendas " Este Código los principios que contra 473: retengan, sufrirán ... que los dineros por tanto pueden ocasionar etc., un delito que el Có- arbitrariamente o dispongan ren como a los de- aquellos públicos, legalmente que son co- se les con- los mismos. primero es el mús importante para nues- Como los tres primeros artículos de este capítulo presentan alguna dificultad para su aplicación en ciertos casos, nos solver permitimos un problema copiarlos que íntegramente antes se ha presentado sobre Artículo 458. Los tesoreros, administradores tadores, y cualesqUIera otros empleados públicos sionados modo que administren, recaUUtn o de de re- ellos: y cono comi- cualquiera otro manejen o tengan en depósito caudales de la Hacienda Nacional, que hicieren uso de los caudales o efectos objetos para cen para las atenciones o repongan luégo d~ sus empleos para multa obtener igual con los privados, aunque de la hacienda, que sean necesarios; inhabilitación mismos a la octava caudales de que hubiere uno a dos ai'ios. y otros parte hecho no y aunque hagan 1 hasta empleos; falta se reempla- serán desde del valor o efectos privados 4 años, pagarán una de los efectos uso, y serán anestados o por Este Libro Fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango Del Banco De la República, Colombia 20 Artículo 459. Los funcionarios o empleados _públicos, expresados en el artículo anterior, que hicier~ uso de, los caudales o efectos de la Hacienda Nacional para objetos privados, y por semejante extravío hubieren dejado de cumplirse las atenciones de la misma Hacienda; en el respectivo ramo, si reponen los caudales volunta-'riamente, antes de que la falta llegue a noticia de la autoridad superior, sufrirán, además de la privación del empleo e inhabilitación desde 2 basta 8 años para obtener los mismos u otros empleos, una multa igual a una quinta parte del valor de los efectos o de la cantidad de que hubieren hecho uso, y de dos a cuatro años de prisi6n; sin perjuicio de satisfacer 108 daños ocasionados por no haberse cubierto oportunamente las atenciones públicas. Artículo 460. ti d,espués de negado el heoho a conocimiento de la autotidad superior, la Hacienda Pública se cubriere del todo de' la cantidad o efectos malversados. sufrirán la privación de empleo, multa e inhabilitación. de que habla el artíeulo anterior, y además, de 2 a 4 años de reclusión. Si el reintegro no alcanzare al total, pero sí a las dos terceras partes, s~ sufrirán la ,destitucián, inhabilitación y multa expresadaa, y de 3 a 6 años de presidio. Si el reintegro no alcanzar e a las dos tercera partes, o no lo hubiere, se sufrirán las penas dichas; pero el presidio será de 4 a 8 años. El siguiente gráfico facilita el estudio comprensivo de estos tres artículos: Este Libro Fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango Del Banco De la República, Colombia " - ~ -.:1 '8e o e .~ .! Ó •• &: ••• &: E - o c> o e o .! E 'ti c: - c; Q;' L~ o ..,. o ..., o •• ••• '» " lIS "3 z:. ••• ~ e ;:: III -.. .. CD ... III ~ e :s III !! ;: o ;¡; oS 'J: al :1 '>=." !! ~ ...••• 00 ~ •• o( 1:': '" .. '" o:;: lIS &: Q) ll. .. V> .g ¡f ;r. ;r. te <'el <'el .c c: e c: "" - ol &: Q '••" a. Lo ,:; ...; i ~ ~ '" .. ;; ¿" >. ¡: d .., L~ l- >. ] ~ Lo ,~ '" (;) ::> "O ..,. o 'h ,j ; :: = ....¡ ~ oS - .. ='..'" '" ~ ..,. O <:1 :a'-' ...• ... .. ,): ::l .;> ';i .¡:: "" !... " :r., o: ''"" Cll .. o ...,. b<l -. ~ - ~•.. ol ll. .. ..:.. <:: e Q) ~ ~ ';: :: l.: ~ ;:: e '"'G.> '<'":) ;::. lO .- o '".. = '" o:l oS < ....¡ .c :... '" ~'" '8 '" .... ~oc e ~'" - ~o o: ~ ~ '" > " .c III 0/. . ~ '7. ;L '" .:: 1:': '" ~ ~ -'" ~t: o '" ~ i. ••• --: ~ :'l ol ¡::. .. e Q> ••• ~ ~ -;~ N ~ .!::o '-' ~ ~ .". el ~ If. O O <.o "tl ri 1Il ll. iO Vo u; cD "=' ol .::l ~o ll. e .;; .. .. e ol ="': ? ~ ~ ~ oS" ~ '" u;'" '" ó ''"" ~ <= ;r. '" ~ ;¡ ¡:: ¡; r~- - ~ .; <O '"' e .c'" ...• Q; ...• III os '1' tj ...'" Q) 00 e e .:;; ci el. z:. 00 '" Q; l::l 'G> ::l :', ¡¡:; ol ;r. .o :-1 '" '1' '"o '3-" "tl ~ ::l cr C? ::l .g el CD ID 1:' ::> "1' 1 ... ~'" o:;: ...,'" :eÓ '(¿ - c:. ::l - '" ~ "f.- ;. .,. r.--: ~ ~ <.i'"' Lo - - ;i¡ .::! c: ..•.• N O I O Y S l:I 3 A ..." 't:l Q) ::s , • Y IV Este Libro Fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango Del Banco De la República, Colombia 22 Se ha presentado la duda de cuál de los artículos 458 o 460 es el aplicll!ble en el caso de un empleado de manejo que haya hecho uso de caudales públicos y reintegre las dos terceras partes antes de que hayan hecho falta pa- . ra los servicios de la Hacienda Pública. El Código Penal en los artículos 456 y 459 establece dos penas diferentes. fundadas en dos circunstancias que especifican los casos. En efecto. el artículo 452 castiga con uno a dos años de arresto el uso de los caudales públicos. cuando no han hecho falta para Iaa atenciones públicaa; y el artículo 459 impone una pena de 2 a 4 años de prisión por el uso de tales bienes. cuando han hecho falta para dichas atenciones y se hayan reintegrado antes de que la autoridad superior haya sabido el hecho. De manera qlie lo que determina la aplicación de una u otra pena es el hecho de que hagan o nó falta para las atenciones de la Hacienda. Ahora bien: el artículo 460 es el complemento lógico del 459, puesto que contempla el caso de que el reintegro se haga después del conocimiento de la autoridad superior; luego también se refiere al caso de que los caudales usados hagan falta para las atendones de la Hacienda. Además, el inciso 2.° de este ar~ulo (460) establece una pena de 3 a 6 años de presidio cuando el reintegro no es total. sino de las dos terceras partes, teniendo en cuenta. claro está, que los caudales hayan hecho falta y el reintegro parciai se haga después de llegado el hecho a la noticia de la autoridad superior. En el caso que estudiamos, se supone que los caudales no han hecho falta, y que el reintegro asciende a las dos terceras partes. El hecho de que el reintegro sea sólo de dos terceras partes, no implica la impoSIción de la pena establecida por el inciso 2.Q del artí.ulo 460, porque en él se contempla el caso de que los fondos hayan hecho falta, y en el presente caso, como se ve, se supone que no han hecho falta. Por consiguiente, se debe aplicar el artículo 458. Por otra parte, el legislador consideró de una muy especial gravedad la distinción. basada en la circunstan- Este Libro Fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango Del Banco De la República, Colombia 23 cia de no hacer falta los caudales o de haberla hecho, porque castigó ef"primer caso con t a 2 añO'Sde arresto, y el segundo con 2 a 4 años de prisión; en cambio, el he· cho del conocimiento o no conocimiento de la autoridad sólo lo distinguió para el efecto de cambiar la prisión en reclusión. Por consiguiente. consideró más grave el primer hecho que el segundo, y por tanto, cuando se presente un caso como el que estudiamos. se debe tener más en cuenta la primera circunstancia que la segunda, porque no sería razonable que el juez prestara mayor atención a una circunstancia que el legislador no ha considerado de mucha entidad, que a otra consignada en la ley como de suma importancia. Cuando el uso de los caudales públicos no se hace para objetos privados sino para otros servicios públicos d~stintos de los asignados por la ley, sólo se sufrirá la suspensión del empleo por I a 6 meses, y el empleado que así haya usado de dichos caudales será responsable de los perjuicios que sufran la Nación o los particulares (artículo 46 I ) . Pero si alguno de los delitos de que ya se ha tratado fuere cometido por un empleado público en virtud de una orden superior, serán condenados solida,iamente a las penas expresadas, tanto el ordenador como el pagador, y solamente quedará libre éste de toda responsabilidad cuando hubiere reclamado contra la orden, y el ordenador la reiterase. El artículo 643 establece una pena de multa de diez a doscientos pesos para los funcionarios públicos que a sabiendas perjudiquen el Tesoro con alguna operación indebida, siendo, además, apercibidos y haciéndose res· ponsables de los perjuicios causados. Por el artículo 465 se establece la responsabilidad de los recaudadores y se les impone la suspensión de sus empleos por 2 a 8 meses y el pago de una multa de la décima parte de lo que debieran haber cobrado, cuando no hicieren, dentro de los tres días de cumplido el plazo, las diligencias necesarias para el cobro; y cuando de esta omisión se siga la pérdida o extravío de dichos bienes. Este Libro Fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango Del Banco De la República, Colombia la pena será de la privación del empleo y el pago de 10 que se haya dejado de satisfacer. Cuando un empl.eaao encargado por la ley de ia aprobación de una fianza, aprobare una que no es legal, pagará una multa de diez a cincuenta pesos; y si por tal aprobación quedare en descubierto la Hacienda Nacional, sufrirá la privación del empleo, inhabilitación por 1 a 4 años y el pago de los perjuicios que la Nación sufra. Lo mismo le acontecerá si da posesión de algún destino sin fianza legal requerida, salvo el caso de que el empleado así posesiona-:!o sea interino (artículo 466). Tratan los Artículos 467 y 468 de los funcionarios que demoran. en provecho propio, los pagos que están obligados a hacer; y 4e aquellos que, en busca del mismo provecho, sustrae; efectos destinados a la venta pública o favorecen a ciertos compradores o facilitan el éxito a determinados licitadores en las subastas que están a cargo de dicho funcionario. Para el primer caso se fija la pena de privación del empleo y multa de cien a mil pesos; y para el segundo, la misma privación y multa de doscientos a ochocientoS pesos. El Código en sus articulos 469 a 472, inclusive, señala las penas que .deben imponerse a los empleados de manejo por las omisiones y defectos en la manera de llevar las cuentas, por no presentarlas en el plazo fijado para tal efecto. Asímismo trata de las penas asignadas a aqueUos a quienes corresponde el examen y fenecimiento de las cuentas. Termina el capítulo primero de este título con el articulo 473, que dice: "Los empleados de correos que arbitrariamente retengan, malversen u ocupen o dispongan del todo o parte de las encomiendas que giren por correo, sufrirán l'a pérdida del empleo y presidio por uno a cinco años; debiendo, además, reintegrar, con los intereses, la cantidad usurpada o el valor de la encomienda retenida o malversada. con sus intereses, en su caBO. IEn iguales penas incurrirán los mensajeros y conauctores de correos de encomiendas que cometan este delito, mientras las encomiendas estén a su cargo." Este Libro Fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango Del Banco De la República, Colombia 25 Este último artículo consagra el princIpIO de la asimilación de los dineros que los particulares giran por correo a fond os públicos, porque siendo un elemento con9titutivo del delito contra la Hacienda PÚblica el hecho de que los fondos o caudales que le sirvan de objeto sean públicos, sólo por una asimilación legal se concibe que en este título, consagrado a los delitos contra la Hacienda Pública, haya el legislador castigado un acto cuyo objeto es el dinero girado por un particular. Pero esta asimilación legal es en un todo contraria a los principios del Derecho Penal, porque la interpretación analógica que en asuntos civiles se justifica plenamente, en materia penal no puede admitirse. El doctor José Vicente Concha, al comentar este capítulo en su obra, "Tratado de Derecho Penal y Comentarios al Código Penal colombiano," dice, refiriéndose a,l artículo 458, que los comisionados de que habla tal artículo no pueden ser personas particulares, sino funcionarios públicos que obran por comisión. Se funda en el carácter mismo de las penas de privación o suspensión del empleo. Si el doctor Concha sólo quiso con su comentario explicar el sentido que el citado artículo, en con~ordancia con los demás, da a la palabra comisionados, es evidente que no tiene razón, porque la mente del legislador fue la de referirse a personas particulares cuando usó tal expresión; por eso al creer que había cometido el error de considerar como sujeto de un delito contra la Hacienda Pública a un particular, quiso enmendarlo y dictó el artículo 483, que dice "Para los efectos de este capítulo y el primero, los comisionados, depositarios o personas particulares, con arreglo a dichos capítulos, se consideran como empleados públicos:' Pero si el comentarista ha querido explicar el artículo de una manera conforme con los principios pena,les, haciendo ver que no pueden ser personas particulare3 los dichos comisionados, porque en manera alguna puede hacerse una a,similación legal en estas materias, el comentario es fundado. Este Libro Fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango Del Banco De la República, Colombia 26 Sin embaro. parece que el doctor Conoha 10 hizo en el primer sentido. como se ded~e de la razón que trae para apoyar su acerto: la calidad de la pena de privación del empleo e inhabilitación para obtenerlo. pena que sólo puede ser impuesta a un empleado pública. Con todo, pudo ser que el doctor Concha intentara explicar el artícu·lo conformemente con 1011. principios. para tratar de ocultar el error cometido por el código; pero, en todo ca80, no tuvo en cuenta el artículo 483. antes copiado. En el capítulo segundo de este título se establece que los empleados encargados-del manejo. custodia o admi· nistración de las rentas nacionales que favorecieren o encubrieren los fraudes cometidos contra ellas. sufrirán las penas impuestas a los· autores principales. y además la pérdida del empleo e inhabilitación perpetua. Si por negligencia del empleado se comete el fraude, será castigado con la pérdida del destino e inhabilitación por 6 a 12 años. El artículo 47') considera un hecho que en manera alguna puede constituír un delito contra la Hacienda Pú' blica. como lo considera el Código. una vez que lo colo' ea en este. título, que exclusivamente trata de los delitos de esta especie • Ya se sabe que uno de los elementos constitutivos del delito contra la Hacienda PÚblica es el hecho de que los caudales o efectos públicos que le sirvan de objeto estén bajo el cuidado. guarda o administración del empleado que ejecute el acto criminoso, y el artículo en cuestión castiga como delito de esta clase la protección o encubrimiento con que un funcionario público favorezca los fraudes en las rentas, de cuya dirección, manejo o resguardo no esté encargado. De suerte que, según este artículo. un empleado de correos que favorezca un fraude en la renta de licores. comete un delito contra la Hacienda Pública. Pero a la luz de los principios que informan la doctrina sobre esta clase de delftos. no puede considerarse como tál. De suerte que este artículo está fuéra de lugar, y su presencia en el título que estudiamos sólo se explica por el espíritu casuístico con que el legislador. al través de él, fue Este Libro Fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango Del Banco De la República, Colombia 21 agrupando circunstancias agravantes q~e hUbieran quedado bien en el capítulo dedicado especialmente a ellas. Trata el capítulo 3 de las personas que estando obligadas, por contrato, a suministrar víveres u otros efectos para cualquier establecimiento público, cometan fraude en el cumplimiento de su obligación. Para ellas establece ~l artículo 476 una mult~ de cien a quienientos pesos y reclusión de 2 meses a 1 año. En igual pena incurirán los que, comisionados por el Gobierno para comprar o vender algunos efectos. cometan fraude en el desempeño de su encargo (artículo 477). Pero si el fraude fuere cometido por un empleado o agente del Gobierno, asalariado por él. para hacer la provisión o suministro, o para comprar. vender, tomar o administrar por cuenta del Gobierno. sufrirá, además de las penas señaladas en el artículo 476, la inhabilitación perpetua para obtener cargos públicos (artículo 478). Finalmente. el artículo 479 señala la pena de presidio por 1 a 3 años a las perwnas antedichas que usurparen con perjuicio de la Nación una cantidad que sea o exceda de cien pesos. El último capítulo de este título está consagrado a los delitos cometidos sobre bienes departamentales o municipales, y aquellos que pertenezcan a establecimientos u obras públicas, o estén en secuestro o depósito, hechos por la autoridad competente. Las penas merecidas por estos delitos son las mismas que el código asigna a los delitos que tienen por objeto bienes nacionales. pero disminuidas en una sexta parte (artículo 486). La disminución de pena que establece este artículo es injustificable a todas luces, porque, como dice el doctor Concha: "El destino que se da a los caudale; o efedos públicos no cambia su naturaleza y carácter, ni puede influír razonablemente sobre la calidad del delito ni sobre la pena que se debe imponer. Los artículos siguientes de este capítulo señalan las mismas penas a los particulares encargados de caudales de un Departamento o Distrito que cometan alguno de los delitos enumerados en los artículos anteriores. Lo mismo Este Libro Fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango Del Banco De la República, Colombia 28 se entiende de los depositarios o secuestres de bienes embargados o secuestrados por orden de autoridad competente . El artículo 483, que ya conocemos, es el que asimila a algunas personas particulares a empleados públicos, para poder considerarlas como sujeto de delitos contra la Hacienda AúblKa. PARTE TERCERA CAPITULO IlIterdepandencla del Juicio I civil ~"pen.I, del julo(o administrativo ",'" cuentas en leneral, le Influencia sobre Julolo 'Penal Como el examen de las cuentas de un empleado de manejo suele presentarse en la forma de un verdadero juicio administrativo; como es importante definir la influencia que entre sí 'tengan recíprocamente ese juicio y el criminal que se siga'por alcance; y como el juicio y el fa·110 administrativos, pueden guardar cierta analogía con el juicio y la sentencia civiles, pero pueden también discrepar fundamentalmente de ellos, conviene examinar las relaciones qá~ h~y entre el juicio civil y el penal que versen sol:Jietel mismo punto, y estudiar también la influencia recíproca entre el fallo administrativo y el penal. :La mayor parre de los delitos producen un doble daño: uno individual, en la persona o en los bienes del ofendido, y otro social. que consiste en la perturbación de la tranquilidad pública. El individuo busca la reparación del primero de estos daños mediante el ejercicio de la acción civil, para hacerse indemnizar por los perjuicios sufridos a causa del acto eriminoso: es la defensa que contra el ofensor dej l! la sociedad a la víctima. El segundo daño o daño social, tiene su repa'I'8ción con el ejercicio de la acción penal. La sociedad. para defenderse, previene los delitos. pero, una vez que éstos se han consumado, busca la reparación del mál causado, procurando restablecer el equilibrio ético que el acto delictuoso d~squisiara. Este Libro Fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango Del Banco De la República, Colombia 29 La aCClOncivil tiene. indudablemente, una esfera más extensa que la acción penal, porque al paso que ésta sólo dice relación a la persona del delincuente, aquélla abarca, además, el patrimonio. Por otra parte. la acción penal cobija tan sólo la responsahilidad de quien cometió el delito, y en cambio, la acción civil se extiende muchaa veces a personas que. sin haber intervenido en la comisión del acto criminoso, deben, sin embargo, ser responsables de los daños causados por él. Tal sucede en el caso de la reparación de perjuicios exigida al padre de familia por los daños que ha causado un acto delictuoso de su hijo, o también cuando muere el autor del acto dañoso-único sujeto de resp~bilidad penal-y la acción civil se sigue contra sus herederos. El ejercicio de la acción civil que nace del delito, para lograr la reparación del daño individual. está en una especie de subordinación respecto de la acción pública; pero sólo en cuanto a su prosecución; y así todas las legislaciones prQcedimentales establec~n que aquélla debe mantenerse en suspenso mientras recae sobre ésta una sentencia definitiva. cuando las dos acciones no han sido conjuntamente entabladas ante el Juez de lo Criminal. porque en el caso de haberse intentado'"'el mismo juicio. se decidirán a un mismo tiempo en la sentencia definitiva. :Esta prejudiciabilidad de la materia penal en nada afecta a la acción civil, pues sólo produce una suspensión en su ejercicio. En esto no hay dificultad alguna . .El problema está en saber si la cosa juzgada en materia (Jenal es suficiente para hacer nugatoria la acción civil por los perjuicios. y al contrario, si la cosa juzgada en materia civil debe ser respetada por el Juez de 10 Criminal. Tres elementos tiene la cosa juzgada tanto en el juicio civil como en el penal: identidad de objeto, identidad de partes e identidad de causa. Examinemos si una sentencia definitiva. civil o penal, reúne la5 condiciones de cosa juzgada respecto de otra sentencia penal o civil, respectivamente. La identidad de objeto no existe entre un juicio civil Este Libro Fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango Del Banco De la República, Colombia 30 y uno penal. Ya hemos visto que la aeclon pública busca la reparación del mal social. por medio del castigo impuesto al delincuente. Este es el objeto qe la acción pe- nal. ¡Por su parte, la acción civil busca la reparación de un daño individual. Los objetos de estos dos juicios son. pues, diferentes, y por tanto de ellos no se puede predicar la identidad exigida como primer elemento de la cosa juzgada. Las partes que intervienen en los dos juicios tampoco son las mismas, porque en el penal obra la sociedad representada por el Ministerio. Búblico. y en el civil la parte que se pretende perjuqicada en sus intereses. No puede decirse que la acción' penal abarque también los perjuicios causados a la pa;te lesionada, porque si bien es cierto que el Mini$terio Público representa todos los intereses sociales. entre los cuales está la reparación del perjudicado. no representa de una manera especial a la parte civil. hasta el punto de tener calidad para defender sus intereses pecuniariolJ. Si basta que faIte alguno de los elementos de la cosa juzgada para que no pueda tenerse por tál y carezca de fuerza para iUlpedir el curso de una nueva acción. con mayor razón sucederá esto si le faltan dos de dichos elementos. como acontece en el caso que estudiamos. Pero aun en el hecho del delito. que es la causa de las dos acciones. la civil y la penal. y que es el punto común de entrambos juicios. tampoco se encuentra la identidad exigida para la cosa juz.gada. Este hecho delictuoso en que. tanto la sociedad como el individuo, fundan sus acciones. es, bajo varios aspectos, diferente en orden a los dos juicios. En efecto. el juicio criminal lo persigue como dañoso para la sociedad o como violatorio de una ley penal, sin tener en cuenta los perjuicios individuales que haya causado; y si tal hecho no es calificado como violatorio de una ley penal, morirá la acción, por más dañoso y perjudicial que el hecho haya sido para un particular. Se puede. pues, presentar el caso de que una sentencia civil condene al acusado a la reparación de los Este Libro Fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango Del Banco De la República, Colombia 31 daños causados, en tanto que el juicio criminal lo absuelva por no considerar el hecho como delictuoso. En el juicio civil se persigue el hecho que ha causado un daño individual, sin que se tenga en cuenta la circunstancia de que sea más o menos socialmente dañoso o violatorio de una disposición de carácter penal. Y así nada de extraño tendría el hecho de que el Juez de 10 Crimi~ nal sentenciara al acusado por lo mismo de que fue ab~ suelto en el juicio civil. Por otra parte, el juicio penal considera de igual mo~ do el sujeto activo del delito que el proceso civil? 0, mejor dicho, la imputabilidad civil es igual a la penan El juicio civil considera al sentenciado como responsable del acto dañoso, y comó a tái, lo obliga a reparar los perjuicios causados. Una vez que se haya demostrado que el acusado es el autor del hecho, procede el juez civil a declararlo responsable del perjuicio, y por ello obli~ gado a su reparación. No sucede lo mismo con el juicio penal: en él no es suficiente que el hecho exista materialmente y que sea físicamente imputable al acusado, para deducir la respon5a,pilidad, porque ésta en materia penal es muy distinta de la civil y depende de un cúmulo de circunstancias que se refieren, ya a la persona del acusado, ya al hecho de estar condenado el acto por la ley, etc:. (1). El tratadista de Pruebas Judiciales, Nicolás Framari. no, dice a este respecto: "La diferencia de fines y de valor de las pruebas en los dos juicios lleva claramente a afirmar que la presunción juris et de jure de la verdad de la cosa juzgada civil, no puede tener en lo penal más fuerza que cualquiera otra presunción civil del mismo género" (2). (1) "La ef(\('to. sino mientras cau~a illllltltahilidlld taIll.hiliu (jlle a pfp(,to; CiOlH'S psíqui,'"," (:!) \111 penal la! iIllJlutabi1¡,lad pPI'O 1'11 es no stilo una d~ conjunto pJla \ Aliu){'na cidl !lO pOI' relación Cuello de callsa psfqui('as d"l'lflrn"¡¡IP l'Xist{'ll ic!l'nti(,i\s (·¡tado L ••gi,'¡¡ (Ip !:Is pru ••has, es l·l..•. la~·j('ll"'~ 1IIJa a n~fl1¡m¿lH, "p!:\('iÚu o sern;>jllntes de condi- Callon), ll:igill:l ::;¡O. Este Libro Fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango Del Banco De la República, Colombia 32 Las diferentes legislaciones se hallan divididas en este punto, porque al paso que la alemana, la austriaca, la brasileña y otras afirman la completa independencia de los dos juicios, puesto que desligan el juicio civil de la culpa y el dolo, otras, como la franCe5a y la italiana, fundan la responsabilidad civil sobre el dolo y la culpa, y consagran, por tanto, el principio de la dependencia en este particular. Nuestro Código sigue esta última teoría, como puede deducirse claramente del texto de los artículos 2346 y 2352 (1). Ya hemos visto que la aceión penal debe ser independiente ,de la civil, y que por tanto se puede intentar aquélla por más que ésta haya fracasado en la sentencia que le puso fin. En parte pued~ dedrse otro tanto del juicio administrativo de cuentas, porque si bien es cierto que él constituye precisamente la comprobación del delito, y que mientras no _ista esa comprobación el juicio penal ,obre nada podrá decidir, también es cierto que, terminado el examen definitivo de las cuentas, desfavorablemente para el empleado de manejo, no se puede decir que el fallo penal haya de correr la misma suerte: del hecho de lá deducción de un alcance no puede concluirse necesariamente la existencia de un fraude, apropiaclon indebida, destinación ilegal, que es lo que el Código Penal exige para que pueda considerarse el acto como criminoso. De suerte que bien puede existir la comprobación (1) Articulo 2346. no son capacesl!e ellos causados dichos cometer serán menores menore.s L()S delito di~z o culpa; responsables o dementes, de las alíos pero persona~ si a tales y lOti dementes de los a cuyo personfLS pudiera daflos cargo por estén imputárse- les negligencia. ArtrculQ danos 2352. causados indemnizadas La~ per;:¡onllil obligadall por las que de ellas dependen, sobre los biene!l causÓ el daño lo hizo diencia, capaz ., era de sin de éstas. orden' de la cometer delito a la reparación tendrán si los derecho hubiere, persona o culpa, a quien según de a ser ., si el que debfu obe- el articulo 2346. Este Libro Fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango Del Banco De la República, Colombia 33 del hecho del alcance. sin que por esto pueda decirse que en el juicio penal habrá de condenarse necesal'iamente al ólcusado. porque en el examen del presunto delito se pueden encontrar circunstancias que hagan desaparecer por completo la responsabilidad penal. En cuanto se refiere al juicio administrativo de cuentas en sus rela~iones con el penal. sería tan difícil sostener la independencia ab~oluta como la completa sujeción de un juicio a otro. En efecto. hay casos en {¡ue el juicio administrativo no puede tener influencia alguna en la finalidad del proceso penal. y otrGS en que la dependencia del segundo respecto del primero debe respetarse. i\sí. la finalización del juicio c.dmínistrativo de cuentas. con la expedición de un finiquito definitivo. no destruye la ,acción penal que nace del uso indebido que el empleado de manejo pudo haber hecho de los caudales públicos. tEn cambio. cuando se trata de un delito de malversación, o apropiación de fondos. delito que sólo puede existir cuando se deduce un alcance contra el empleado de manejo. el juicio adm:ni:,trntivo es la base necesaria ·del penal, porque mientras no se haya probado. con el examen de las cuentas. que hubo tal alcance. el Juez de lo Criminal no tendrá sobre qué decidir. En este caso el hecho que se considera como punible es el alcance. y mientras él no esté plenamente comprobado. nn se podrá imponer un' castigo por él. sin lesionar grnvemente la justicia. Por consiguiente, podemos decir que cuanNn se trate de un delito de rr.alversac;ón o apropiación. n. mejor, cuando el juicio penal haya de castigar un alcance deducido contra un empleado de manejo. el juicio de cuentas es prejudicial. y mientras éste no haya concluído. aqut-¡ no podrá terminarse. porque le falta el 'hecho comprobado sobre el cual debe decidir. L, que oigamos en el capítulo siguiente se refiere él este último caso. o sea al delito de malversación o aprop:acié,n indebida. Este Libro Fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango Del Banco De la República, Colombia 34 CAPITULO Efectos del juicio a:lminlstratlvo 11 y del juicio penal iDe varias maneras procura la 150ciedad la defensa de los caudales públicos: emplea en primer -lugar medios preventivos. como las cauciones exigidas a los empleados de manejo para asegurar el pago de posibles alcances. y las visitas :hechas a ,las oficinas. En segundo lugar, establece el juicio administrativo de cuentas; y por último, el proceso penal que deduce la responsabi,lidad e impone la pena. Las visitas hechas -por los empleados de manejo tienen por objeto prevenir los haudes que puedan cometerse contra el !Fisco. Con ellas la sociedad ejercita uno de los medios de qué; dispone para defender los caudales púb1icos. El empleado visitador examina las cuentas, hace (;:'1 arqueo de caja y practica todas las diligencias necesarias para asegurar ,la ·buena marcha de]a oficina visitada o paraha&r suspender al empleado que deba responder de las irr~ularidades que aparezcan; o también, para poner en: seguridad los saldos que se encuentren en caja. Pero la diligencia de visita, por más que haga constar hechos que claramente puedan constituír un delito, no pueden considerarse como prueba plena de él. porque tal visita no se encuentra en la tarifa legal, con ese carácter. y porque el examen de las cuentas de una oficina, hecho aisladamente, sin examinar conjuntamente ~as de las oficinas dependientes y superiores, no puede expresar tel y exactamente el estado de dichas cuentas, fidelidad y exac' titud que sólo podría obtenerse por un examen total hecho así en las oficinas superiores, como en las tributarias con un corte de cuentas, o una suspensión simultánea de las operaciones en todas ellas. No se crea. sin embargo, que las visitas fiscales carecen de todo valor respecto a la comprobación del delito. !E1,laspueden ser apreciadas como indicios más o menos . Este Libro Fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango Del Banco De la República, Colombia 35 vehementes bieran de un delito tenerlas probatorio ellas: legal la la investi;:;-ación ducidos de por criminal. Estos la responsabilidad cio pena] cido tanto, con en una Debe, cuentas por tanto bunales de visita fallarse ticia. Pero esto do el juicio que "Si es ese examen, a la penal. frase preferible definitivo Alguno apta, Por otra parte, el examen tardío, loría. como hoy se hace Hay delitos que a cualquier pueden cesitan conocimientos cesitan ser comprobados medios (1) ./. A. ~Io!ltal\"i) •. que' juriscon- dispendioso por y la Contra- ordinaria con medios ordinarios que y otros delitos de manera que alcance sino de determinadas cimientos especiales o tienen {'t)l'lp tan especiales; una delito al castigo el mismo comprobarse persona, del de un pos:ble :~ rápida Comprobación técnica y comprobación del delito sibles de completamente convincente, antes manera tri- y feliz de un conoci- lo advierte de una las para poder exinugatoria la jus- la impunidad de las cuentas, de y pueda definitivo y queda elocuente sería dedu- de nuestro~ al examen de manejo sería hacer la prueba el jui- un alcance se imponga sin esa prueba, pues el castigo inocente es un crimen social (1). sulto, pro- deducción comprobado aguardar8e es inaceptable con una penalista: ini- fiscal. quede las cuentas de un empleado ;drle rc::;por.sabilídild penal, desvirtuado de para de fallar de el examen el delito ha dicho hacer base los efectos la práctica fundamento aguardarse que de- penal. el único pues, son táles a su valor puedan sí dan en orden inaceptable diligencia para que pero ,fiscales y como y ajustar el delito, las visitas ,Es, pur el Fisco, juzgadores apreciación no demuestran ciar contra nuestros no acceno que está ne<leal personas que poseen conoautorización legal. La como \ndi"lI;·j·¡ ,le] 2.-' d" !Io\"i"11lhl'" ,u!I" lit Snprf'fIlU tIC' .JlIslici:l. Este Libro Fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango Del Banco De la República, Colombia 36 probació.n de los primeros se puede llamar ordinaria, y la de los segundos, técnica. El hecho de ,hallarse el cadáver de un .hombre, puede ser in<licio <le un delito y ser~ virde comprobación de ese mismo indicio el testimonio <le las personas que lo vieron; pero de ninguna manera podrá deducirse de ese mero hecho la existencia de un homicidio, porque para llegar a tal conclusión es necesa~ rio saber que la muerte no ocurri.ó naturalmente ni pro~ 'Vino de un accidente cualquiera. Para saber si hubo delito, es menesser apelar a una prueba pericial que venga a esclarecer las causas que motivaron la muerte, esto es, una comprobación técnica que necesita hacerse para saber si la muerte provino de un acto punible. En general, se pue<le decir que todo delito cuya exis~ ten<:ia jurídica depende de un juicio cualquiera, e3 <le comprobadón técnicá. La deducción de un alcance hecha por un visitador fiscal en la diligencia de visita, no basta para que se pue~ d<\ considerar existente el delito de malversación de caudales ptÚblicos: es menester que el examen técnico de las cuentas ponga en claro tal alcance, y este examen sólo puede ,haéÍtrse en Ia Contraloría, que es la encargada de fenecerlas y decidir si hay o nó alcance. ¡Mientras la Contraloríano haya decidido este punto, no habrá comprobación técnica que pueda darle al alcance la calidad de verdadero. Efectos del juicio administrativo de cuentas El Departamento de Contraloría, que hoy ejerce las funciones de la antigua Corte de Cuentas, es la encarga~ da, como se ha visto, del examen general de las cuentas de todos los empleados nacionales de manejo. ,M¡nucio~ Sflmente examina dichas cuentas, y segÚn los casos, extiende el ,finiquito definitivo o deduce un saldo en contra del empleado respectivo. Pero las decisiones de la Contraloría son apelables ante el Consejo <le Estado, quien en última instancia decide el asunto . .Los efectos que este juicio produce cuando ha Ilega- Este Libro Fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango Del Banco De la República, Colombia 37 do a su fin son los de definir si el empleado de manejo está a paz y salvo, según sus cuentas, con la Nación, si es acreedor o deudor de ella, y a cuánto asciende el saldo favorable o desfavorable, para ordenar el pago en el primer caso o hacer efectivo el cobro en el segundo. Como ya vimos, este juicio es la comprobación técnica de todo delito que contra la Hacienda Pública pqeda presentarse. Después de él, ya se sabe a ciencia cierta que el alcance es efectivo, y sólo así puede fallarse el juicio penal que tenga por objeto dicho alcance. T oca, pues, al juicio administrativo de cuentas la· definición de quién debe a quién y cuánto, para hacer efectivo el saldo y para dar fundamento jurídico al faBa penal que venga a decidir sobre la responsabilidad del funcionario público de manejo contra quien se haya deducido el alcance. 'Efectos de juicio penal Para declarar la responsabilidad penal e imponer la pena merecida por un acto perjudicial a la Hacienda PÚblica, viene el fallo del juicio criminal. Luégoo que se ha comprobado técnicamente el delito por medio de una decisión definitiva sobre las cuentas. sobre ese hecho cierto puede ya fallar el poder penal. El juicio penal viene a declarar si el hecho sometido a su estudio fue cometido por el aCllsado con dolo crimi. noso, y si ha de merecer, por consiguiente, un castigo. Por tanto, el efecto de ese juicio es el de imponer el castigo merecido por un hecho doloso cuya comprobación técnica aparece del fallo de cuentas. Este Libro Fue Digitalizado Por la Biblioteca Luis Ángel Arango Del Banco De la República, Colombia