Deber del funcionario público de denun

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JURISPRUDENCIA PENAL
DEBER DEL FUNCIONARIO PÚBLICO DE DENUNCIAR
IRREGULARIDADES AUNQUE SE REFIERAN A LA VIDA PRIVADA
Querella por injurias y difamación de M.B.V. contra S.B.M.
Expediente No.00-000106-016-PE
Resolución No.2001-725 de las 9:25 horas del 20 de setiembre de 2001
Tribunal de Casación Penal, Segundo Circuito Judicial de San José,
Goicoechea
La Dirección Jurídica Corporativa, por requerimiento de la Gerencia División
Médica, ejerció la defensa del señor S.B.M., funcionario del Hospital San Juan de
Dios, ante la querella interpuesta por la señora M.B.V., exfuncionaria de ese mismo
centro hospitalario.
La señora B.V., quien fungió como subadministradora, interpuso esta querella
al considerarse afectada por las afirmaciones hechas por el señor B. ante su jefatura
inmediata, sea la Licda. M.C., administradora de ese Hospital. Mediante oficio
SIM-405-99 del 27 de agosto de 1999, el señor B. detalló la relación existente entre
la querellante y el señor C.M.O., funcionario de Ingeniería y Mantenimiento que se
desempeñaba bajo sus órdenes.
Según lo manifestado por el señor B. en el oficio citado, la señora B. favoreció al
señor M. al nombrarlo como asistente del Servicio de Ingeniería y Mantenimiento
apenas unos días antes de que él asumiera la Jefatura de este servicio, aún sin
contar con los requisitos necesarios. Además de darle apoyo excesivo en su labor
a pesar del incumplimiento por parte del señor M. de sus obligaciones laborales.
Señala, además, en su oficio, los constantes comentarios hechos por el señor M. de
una supuesta relación de carácter sexual con la señora B.
A partir de esta denuncia, se inició un procedimiento administrativo en contra
de la señora B. que devino en su despido sin responsabilidad patronal.
En sede penal, la señora B. acusa al señor B. de los delitos de injurias y difamación; y asegura que lo expuesto por él en el oficio arriba citado y en su declaración
brindada ante el Órgano Director del Procedimiento, fueron causa de un evidente
daño moral que afectó no solo su ámbito laboral sino también el familiar.
Mediante sentencia No.199-2001, dictada por la Jueza de Juicio del Tribunal
Penal del Primer Circuito Judicial de San José, a las 16:00 horas del 15 de febrero
de 2001, se declaró parcialmente con lugar la querella. Según criterio de la Jueza,
el señor B. incurrió en un delito de difamación al detallar en su oficio del 27 de
agosto de 1999 la relación existente entre la querellante y el señor M. Según
indica la Juzgadora, si la intención del querellado era motivar la suspensión de los
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nombramientos del señor M., era innecesario indicar hechos (cuya base eran tan
solo “chismes”) respecto de la relación de este funcionario con la señora M.B.:
[...] es obvio que si el querellado tenía en mente el justificar la no prorrogabilidad de un
nombramiento, bien pudo hacerlo, pero sin tener que referirse a “CHISMES”, en donde
sin ningún reparo se involucró a una persona, porque aunque sea cierto, como bien se
acreditó, que un subalterno de su departamento se dedicó a jactarse de una supuesta
relación amorosa, con el único fin de hacer evidente su falso concepto de lo que se
entiende por ser hombre, amén de proporcionar un tema más de conversación entre
sus amigos, lo anterior, no le otorgaba ningún derecho al querellado para retomar esos
“CHISMES”darlos como ciertos y trasladarlos por tinta y papel a otras personas, a fin
de justificar una gestión meramente administrativa [...]
Según la juzgadora “para que se configure el delito de difamación, basta incluso con un dolo eventual, en donde lo que interesa no es ciertamente la ¢intención
de querer¢ del querellado, sino el conocimiento que éste pueda tener del sentido
y significado de sus palabras”. Señala, además, la Juzgadora que el señor B. “se
extralimitó en sus comentarios”.
Respecto del segundo delito de difamación, es criterio de la Juzgadora que este
delito “como cometido durante el desarrollo de la declaración del querellado en
sede administrativa, el tribunal estima que en la especie no se está ante otro delito
independiente [...] y es que si analizamos correctamente esas actas que constan en
el expediente, arribamos a la conclusión de que aunque el querellado en esa oportunidad se refirió a los comentarios que en su momento le hiciera C.M., respecto
a la Licda B.; en sede administrativa, fue ante la solicitud de uno de los miembros
integrantes del órgano encargado de la investigación disciplinaria que relató algunos aspectos más (...) así que no podemos afirmar que se trata de dos acciones
independientes, sino que ésta es continuidad de la acción emprendida el 27 de
agosto de 1999 [...]”.
Y, respecto de los delitos de injurias reclamados, es criterio de la Juzgadora que
en este caso no se configuran, pues es requisito esencial “la presencia de la parte
ofendida, quien debió recibir en forma directa, o por medio de una comunicación
dirigida a ella, las ofensas que se considera le lesionan”.
Por lo expuesto, se condena al señor B. por el delito de difamación, cuya pena es
de “sesenta días multa a razón de seis mil colones el día para un total de trescientos
sesenta mil colones”.
En la acción civil resarcitoria se condena al señor B. a pagar la suma de cinco
millones de colones por daño moral, además de costas procesales y personales y
los intereses legales.
Ante el evidente error material al declarar con lugar la querella, la Dirección
Jurídica Corporativa interpone recurso de casación, el cual es acogido por el
Tribunal de Casación Penal del Segundo Circuito Judicial de San José, en sentencia
No.2001-725 de las 9:25 horas del 20 de setiembre de 2001. Se alegó ante el Tribunal
de Casación, que los hechos denunciados en este proceso no configuran delito; tal
criterio fue acogido por el Tribunal de Casación quien destacó la obligación de los
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funcionarios públicos de denunciar cualquier irregularidad que atente contra el
servicio público:
[...] Ha sido criterio reiterado de esta cámara, que en tratándose de funcionarios públicos están en el deber de denunciar a sus superiores u órganos competentes, cualquier
irregularidad que pueda afectar el servicio o la función, aunque se toque el honor y
decoro ajenos [...] no encuentra esta cámara desvinculación alguna entre el comportamiento de M. y las injerencias en que habría incurrido B. en la dependencia a cargo del
imputado, antes por el contrario, hacer gala de la relación con la querellante significaba
para M. una forma de garantizarse libertad por encima de su jefe y aquí acusado, por lo
que está en relación de causalidad con la actitud de B. Es claro que B., como responsable
de una función pública, debe denunciar cualquier presión o irregularidad que interfiera
con la eficiencia y eficacia del servicio bajo su atención; pretender que los funcionarios
y servidores públicos cumplan con ese deber, pero a la vez que se les prive o limite de
informar de la manera más amplia posible los actos que interfieran su cometido, sería
un absurdo insostenible. Todo lo contrario, se reitera, en tratándose de funciones públicas, la denuncia de hechos incluso de la esfera privada del funcionario, como son sus
relaciones íntimas –siempre que exista causalidad con actos de corrupción o desmejora
de los servicios públicos- debe hacerse con la mayor amplitud; ese es un deber de todos
los funcionarios y servidores y es un derecho de cualquier ciudadano. De no ser así, se
entraría al imperio de la corrupción pública. Por ello no se encuentra delito en la acción
desplegada por B. [...]
Por lo expuesto se revoca la sentencia apelada y se absuelve de responsabilidad
a don S.B.
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