La responsabilidad de los padres por los ilícitos de sus hijos La participación de niños y adolescentes en hechos delictivos no es un fenómeno limitado a los sectores carenciados. Los padres de cualquier condición socioeconómica son responsables penal y civilmente por los delitos de sus hijos. E n Uruguay, los padres tienen responsabilidad penal y civil con respecto a los actos ilegales cometidos por sus hijos. El Código Penal señala “El que omitiere el cumplimiento de los deberes de asistencia inherentes a la patria potestad poniendo en peligro la salud moral o intelectual del hijo menor, será castigado con tres meses de prisión a cuatro años de penitenciaría”. Y el Código Civil describe varias conductas que ocasionan la pérdida de la patria potestad, entre otras, “… si por abandono de sus deberes, pudieren comprometer la salud, la seguridad o la moralidad de sus hijos, aún cuando esos hechos no cayeren bajo la ley penal”. Pese a su larga vigencia, estas normas han sido poco utilizadas por la justicia de familia. Es inusual encontrar situaciones donde se examina la conducta de los padres en la crianza de sus hijos y menos frecuente aún hallar fallos judiciales que les quiten la patria potestad. La justicia penal y la justicia civil son autónomas entre sí, pero las pruebas de cada proceso y los fundamentos del juez en su sentencia, constituyen un antecedente importante. La pérdida de la patria potestad El Código Civil uruguayo, prevé que el padre o la madre pueden solicitar la pérdida de la patria potestad, pero también pueden hacerlo otros parientes, lo que sucede en la mayoría de los casos. Además, el Ministerio Público o el INAU siempre pueden actuar para promoverla. La ley establece las causales que determinan la pérdida de la patria potestad y exige pruebas contundentes. La duración del proceso suele ser bastante larga y, muchas veces, el menor ya es adulto cuando se dicta la sentencia. Solamente en casos excepcionales se dan pronunciamientos a favor de quitar la patria potestad, ya que la conducta de los padres debe ser grave e implicar en los hechos un abandono absoluto de sus hijos. Por ejemplo, los Tribunales de Familia han señalado: “…el legislador exigió un elemento subjetivo (culpabilidad como sinónimo de negligencia o desinterés u olvido total por la integridad plena de los hijos, no siendo relevante el incumplimiento más o menos irregular con la mayor o menor dedicación o afecto… ”; “…la pérdida de la patria potestad constituye indudablemente una sanción gravísima para el progenitor a quien se demanda, pero lo que debe analizarse fundamentalmente cuando se decide sobre tal cuestión son las consecuencias que una eventual decisión favorable a la parte actora puede acarrear para el/la menor hijo/a de las partes”. Por su parte, la Suprema Corte de Justicia señala que se exige en algunos casos: “comprobado en forma irrefragable el abandono culpable de los deberes inherentes a su condición, durante un año…”. Los jueces se resisten a fallar en contra de los padres, incluso si éstos actúan lesionando los intereses del menor y solamente lo hacen ante una situación de desidia o abandono absoluto. Los fallos jurisprudenciales no son ajenos a lo que sucede en la sociedad. Las carencias del INAU en la protección de estos menores y las deficiencias del sistema carcelario - que dista mucho de corregir y encausar a los padres si éstos van a prisión -, son factores que Laura Araujo [email protected] pesan a la hora de tomar una decisión. No se han adoptado medidas preventivas para evitar esta situación extrema, ni se han propuesto formas alternativas de corrección de los padres como, por ejemplo, la realización de tareas comunitarias. Frente a la primera infracción del menor a su cargo sería indispensable el seguimiento y apoyo institucional a la familia. El Estado como co-responsable Los padres no son los únicos responsables; el Estado está obligado a asegurar una efectiva protección de los derechos de los niños y los adolescentes, el Código de la Niñez y Adolescencia (C.N.A) señala: “La efectividad y protección de los derechos de los niños y adolescentes es prioritariamente de los padres …, sin perjuicio de la corresponsabilidad de la familia, la comunidad y el Estado (…) el Estado deberá actuar preceptivamente, desarrollando todas las actividades integrativas, complementarias o supletorias que sean necesarias para garantizar adecuadamente el goce y ejercicio de los derechos de los niños y adolescentes”. Entre los cometidos del INAU se encuentra “Realizar todas aquellas actividades que tengan por finalidad prevenir el abandono material o moral y la conducta antisocial de los menores”. Junto a la familia, entonces, el Estado es responsable de los menores que cometen actos delictivos. Debe prevenir activamente la participación de menores en actos delictivos, establecer programas de seguimiento y formación de vínculos familiares y hacerse cargo de aquellos menores cuyos padres pierden la patria potestad. n