Trabajo infantil y migración en el Valle de San Quintín, Baja

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López Limón, Mercedes Gema
“Trabajo infantil y migración en el Valle de San Quintín, Baja California”
Foro Invisibilidad y conciencia: Migración interna de niñas y niños jornaleros agrícolas en México
26 y 27 de septiembre del 2002
TRABAJO INFANTIL Y MIGRACIÓN
EN EL VALLE DE SAN QUINTÍN, BAJA CALIFORNIA
Mercedes Gema López Limón1
Resumen
L
a fuerza de trabajo jornalera migrante, en su mayoría de origen indígena
oaxaqueño, constituye un componente fundamental en la producción de
uno de los más importantes emporios agrícolas del país, el Valle de San
Quintín, en Baja California, dedicado principalmente a los cultivos de hortalizas de
exportación, y cuenta con una fuerte composición infantil. Existen dos causas
esenciales en el trabajo infantil jornalero: una, el empobrecimiento de las familias
campesinas con el deterioro creciente de sus condiciones de vida y de trabajo,
que obliga a que más miembros aporten al exiguo presupuesto del hogar, y la
otra, la existencia de un mercado laboral demandante de esta fuerza de trabajo
barata y desreglamentada que complementa la adulta; juntas, propician la
incorporación prematura al mercado laboral de miles de niñas y niños; sus
condiciones de trabajo y riesgos laborales determinan su presente y su futuro.
Los productores locales, asociados a compañías comercializadoras de Estados
Unidos, exportan al extenso mercado interno de ese país, así como a la Unión
Europea, Japón o Canadá. Así que, aunque parezca a simple vista el trabajo
infantil un fenómeno local aislado, está relacionado con procesos de más amplia
dimensión, que tienen que ver con las políticas de libre comercio y globalización.
1
Instituto de Investigaciones Sociales, Universidad Autónoma de Baja California.
Š1Š
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Por lo tanto, para comprenderlo a cabalidad debemos analizarlo en este punto del
mercado mundial que es el valle, como un proceso social.
Introducción
Si analizamos el trabajo infantil en este momento histórico en que las relaciones
capitalistas de producción se encuentran en decadencia, cuando se impulsa por
dondequiera el trabajo desreglamentado sometido a la libre explotación con la
flexibilidad laboral, que individualiza contratos, horarios y salarios; es de notar
que crece en un contexto de privatización de todos los aspectos de la vida social:
tierras, salud, educación, seguridad social, servicios públicos en general, para
lograr la reducción del costo del trabajo.2 Este contexto provoca contradicciones
que trastocan toda lógica, mientras millones de adultos no tienen empleo, y los
que aún lo tienen, viven en la incertidumbre y pobreza crecientes, existen
millones de niñas y niños trabajando.3
El trabajo infantil jornalero agrícola en los cultivos de exportación en el Valle
de San Quintín, aunque parecería un fenómeno local aislado, se encuentra
asociado a procesos de más amplia dimensión, ligados a las políticas de libre
comercio y a la globalización, en relación directa con las políticas gubernamentales
hacia el campo, que en los últimos años han favorecido claramente a la agricultura
de exportación, lo que ha propiciado las migraciones internas y externas de la
población. Es en este sector, el más dinámico de la economía agrícola, donde
trabajan en México más de un millón de niñas y niños jornaleros –varios miles de
ellos en Baja California–, beneficiando a las compañías comercializadoras de Estados
Unidos y sus socios locales en el competido mercado internacional. El trabajo infantil
es producto del deterioro de las condiciones de vida y trabajo de las familias
2
Según los ordenamientos de las instituciones financieras internacionales, todo debe privatizarse. Sí, todo,
menos las pérdidas, en especial si son del capital financiero, como en Estados Unidos, o Japón o en México, con
el rescate bancario o Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa). El gobierno, para aportarle 100 mil
millones de dólares, recortó diferentes áreas del gasto social, lo que ha repercutido en una mayor pobreza de la
población, campo fértil para el trabajo infantil.
3
M. Gema López Limón. El trabajo infantil: fruto amargo del capital. Impresora San Andrés. Mexicali, BC, 1998.
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campesinas, crece en un mercado laboral ávido de fuerza de trabajo barata que no
respeta legislación laboral alguna, en este punto concreto del mercado mundial que
es el valle.
El trabajo infantil, reconocido ya como reproductor de pobreza, repercute
no sólo en los destinos personales de esta niñez, disminuyendo así o anulando
sus posibilidades de desarrollo, sino en el destino regional mismo y en el de
México como nación. Su casi inexorable expulsión de la escuela es la continua
descalificación de la fuerza de trabajo de las nuevas generaciones ¿Es inevitable?
Algunos elementos sobre la región del Valle de San Quintín
Está formada por una serie de localidades establecidas teniendo como eje la
Carretera Transpeninsular, punto de interrelación de la vida económica y urbana;
se ubica en el Municipio de Ensenada, en el estado de Baja California; fronterizo
con Estados Unidos; tiene una extensión de 36,941 kilómetros cuadrados, situada
entre el paralelo 31 y el 28. La actividad económica principal es la agricultura de
tecnología moderna, la actividad comercial, y además del inicio de actividades
como la acuacultura y el turismo en el complejo lagunar.4
Son 47 mil hectáreas de cultivo, siendo los principales el tomate vara y
suelo, col de Bruselas, chile, fresa, calabacita y pepino; la parte norte es la zona
más productiva por la disponibilidad de agua y las características del suelo; hay
más de 30 alternativas de cultivos, predominando (95 por ciento) tomate y fresa,
Existe además floricultura para exportación, pesca ribereña con abundante
potencial de especies, producción acuícola, sobre todo ostión, potencial turístico
pero sin política adecuada de desarrollo y áreas naturales.5
Hay grandes empresarios horticultores con una organización compleja:
secciones administrativas, de laboratorio y empaque, transporte y maquinaria y las
áreas de los grandes campos de cultivo; algunas empresas siembran hasta mil
4
Esquema de desarrollo urbano Valle de San Quintín. Versión abreviada. Gobierno del Estado de Baja California.
Secretaría de Asentamientos Humanos y Obras Públicas. 1996 ¿?
5
Ibid.
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hectáreas de hortalizas. Están unidos a compañías comercializadoras de Estados
Unidos y esta producción exige una demanda efectiva con alto poder de compra,
fuertes inversiones, una rápida y eficiente comercialización (la vida perecedera de
no más de dos semanas de las hortalizas implica grandes riesgos), y una zona
agrícola con condiciones, agua disponible, recursos técnicos y agricultores con
experiencia productiva en cultivos muy comerciales.6
Las grandes empresas agrícolas de San Quintín (de ocho a diez) concentran a
través de contratos de arrendamiento con los ejidatarios, las mejores tierras de la
región con disponibilidad de riego. Se invierte fuertemente en infraestructura de
riego y cultivo; existe una integración de cadenas productivas que van desde el
desarrollo de semillas, infraestructura de riego, maquinización, adquisición de
insumos, y que llegan hasta el procesamiento industrial, almacenaje, transporte y
comercialización de los productos, con inserción en el mercado internacional.7
El aspecto social. La población
Valle de San Quintín históricamente ha sostenido una elevada demanda de fuerza
de trabajo que llega en flujos migratorios de diversos lugares del país, que tiene
su origen en los estados de Sinaloa, Sonora, Jalisco, Michoacán, el Distrito
Federal y principalmente Oaxaca; de los grupos étnicos de ese estado, la mayoría
son mixtecos, siguiéndole en importancia los zapotecos, triquis, tarascos y otros.
La contratación de la fuerza de trabajo migrante se inició en los años cincuenta y
se incrementó en los sesenta, inicialmente con trabajadores “enganchados” en
Sinaloa, en las plantaciones hortícolas de Culiacán.8 Como se sabe, es la falta de
fuentes de trabajo en sus lugares de origen y la ausencia de apoyo por parte de los
6
Ruth Rama, citada por Martha Stamatis. Agricultura e inversión extranjera en el Valle de Mexicali: la
producción de hortalizas de exportación. Tesis de maestría. Universidad de Chapingo, 1992.
7
Programa de Desarrollo Regional de San Quintín, Baja California. Comisión Coordinadora para el Desarrollo
Regional de San Quintín. Gobierno del Estado de Baja California, México, 1991. citado por Lourdes Sánchez en
Jornaleros agrícolas. Niños jornaleros den el Valle de San Quintín, Baja California. Coordinación de Lourdes
Sánchez. Programa Nacional de Solidaridad y Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia. México, 1994.
8
Esquema de desarrollo urbano de Valle de San Quintín, op. cit.
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gobiernos a los ejidatarios y trabajadores agrícolas lo que los obliga a migrar a
estas tierras.
La población es de 65 mil habitantes concentrados en dos delegaciones en
su mayoría (60 por ciento): la de Vicente Guerrero y la de San Quintín. Su
crecimiento poblacional es de 11.5 por ciento anual (aunque se detectan cambios
recientes), lo que ha ocasionado un crecimiento anárquico de asentamientos
urbanos carentes de servicios públicos básicos, como agua potable y alcantarillado,
con irregularidad de predios urbanos que produce especulación. El número de
trabajadores agrícolas varía en el año de 30 mil a siete mil entre abril y octubre
dependiendo de la estación, tipo de cultivo y labores, en septiembre pueden ser
17 mil y en noviembre de cuatro mil a cinco mil.9
En la encuesta del estudio de Sedesol-UNICEF se asienta que sólo en el
26.2 por ciento de los casos el jefe de familia habla español únicamente. La
mayor parte de las mujeres que migran son madres y más del 50 por ciento de
ellas es jornalera, el 75 por ciento tiene entre 20 y 40 años. Los niños, entre los
pocos meses y los seis años están separados de sus madres por 10 o 12 horas
diarias, quedando al cuidado de una hermana (o) mayor o quedan al cuidado de
otras mujeres del campamento a quienes se paga a veces hasta la mitad del
salario de la jornalera (no hay guarderías en número suficiente) o se quedan
encerrados en la casa, lo que causa accidentes y muertes infantiles. Según la
encuesta, sólo 12 por ciento de estas madres indígenas sabe leer y escribir. Las
familias migrantes se enfrentan a dos serios problemas; el desarraigo y la
adaptación, y su vida en esta región es radicalmente distinta de su lugar de
origen. Esto es más grave en el grupo de migrantes asentados, a partir de su
aceptación del no regreso a la tierra de origen.
En la época más demandante de mano de obra, la población flotante en la
delegación Vicente Guerrero es de un 40.5 por ciento (22 082) y el 59.5 restante
(32 493) en la delegación San Quintín. Se estima que llegan hasta 40 mil
9
Estas cifras se están modificando por los graves problemas con el agua que afectan la región y por la
instalación de invernaderos, que requieren menor fuerza de trabajo, pero más calificada.
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jornaleros agrícolas en época de cosecha, y las mujeres son un 40 por ciento,
mientras que la población de menos de 15 años asciende al 33 por ciento. A fines
de octubre y principios de noviembre, los 18 mil indígenas migrantes se van a
Sinaloa, a veces de allí a Sonora y luego regresan a Baja California. Por la
cosecha del tomate, los mayores flujos migratorios se dan de mayo a agosto. En
las zonas más densamente pobladas, la población económicamente activa (PEA)
se dedica a actividades primarias, principalmente a la agricultura en un 51.44 por
ciento, le sigue la actividad terciara de servicios y comercio con un 36.85 y en
actividades secundarias, empacadoras o agroindustria, un 11.70 por ciento.
La sobreexplotación de la familia jornalera y el trabajo infantil
Las relaciones laborales son de una gran explotación, el mismo estudio oficial
citado menciona los contratos de trabajo diarios y que el cheque semanal se
entrega sólo a cambio del talón anterior, para evitar que se acumulen pruebas
que han trabajado más de tres meses continuos, lo que les daría derecho a gozar
de base, según la Ley Federal del Trabajo. Según el estudio oficial (SAHOPE,
1996), las condiciones de vida y trabajo en San Quintín son muy difíciles, se ha
fomentado la concentración de la riqueza, y es la zona más marginada del
estado. Son relaciones laborales desreglamentadas, es decir, no se aplica la ley
laboral, lo que produce problemas y conflictos. Las familias jornaleras con sus
hijos(as), sus salarios miserables y pésimas condiciones de trabajo, ayudan a la
“competitividad” internacional en los precios de los productos agrícolas que se
exportan al inmenso mercado interno estadounidense, así como a Japón, Canadá
o la Unión Europea.
En este sector moderno de la agricultura capitalista ligada a los mercados
de exportación es donde están las familias enteras trabajando en el valle,
principalmente en el tomate y la fresa en labores de recolección, parte del
proceso de producción previo al empaque y de ahí a los mercados externos.
Precisamente en la etapa en la cual no se utiliza el trabajo mecanizado, sino que
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las tareas son manuales por excelencia, por largas horas, de una monotonía
agotadora nada atractiva ni estimulante para el desarrollo físico e intelectual de
los menores. Esta fase del cultivo contrasta bastante con otras donde se utilizan
los mayores adelantos de la tecnología moderna agrícola en la nivelación de la
tierra con rayos láser previa a la siembra, en el riego y el cuidado de las plantas.
Es claro que los bajos salarios que se pagan a esta fuerza de trabajo posterga la
introducción de maquinaria; ...en el modo de producción capitalista la máquina
no tiene como finalidad ahorrar la fuerza de trabajo, sino salario,10 y es la
escasez de obreros agrícolas y sus exigencias laborales lo que impulsa el
desarrollo de la industria de maquinaria agrícola.
La organización del trabajo agrícola es tal que, para que la familia pueda
sobrevivir, es necesario el trabajo infantil tan duro y prolongado como el de sus
padres; en muchos lugares se condiciona el empleo de los adultos a la participación
de los hijos, lo que propicia que sean analfabetas o deserten de la escuela. Los que
ya tienen una relación laboral directa aparecen en las listas de los jornaleros por
su nombre y, por supuesto, no se especifica que son menores; hay quienes
asisten unos días a la escuela y otros a los campos de modo irregular.
Por otra parte, la gran acumulación de capital (máquinas, silos, etc.) en el
agro estadunidense y los mayores costos del trabajo generan dificultades
crecientes para obtener beneficios, de ahí la necesidad de exportar capital al valle
donde las actividades están menos maquinizadas, y la masa de plusvalía que
puede extraerse es mayor por el bajo costo del trabajo. Así restablece su tasa de
ganancia (el agua y la tierra cuestan menos también) y de paso contribuye a
deprimir salarios en Estados Unidos.
La entrada masiva de mujeres y niños de ambos sexos en el campo en
relaciones salariales bajo contrato o convenidas, se explica por dos factores
decisivos: la crisis económica que obliga a trabajar a más miembros de la familia
para aumentar el magro presupuesto, y la existencia de un mercado laboral
capitalista que está demandando imperiosamente una mayor cantidad de
10
Karl Kautsky. La cuestión agraria. Ed. Siglo XXI. México, 1984, p. 45.
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jornaleros en los cultivos hortícolas y que por las características propias de la
mano de obra femenina e infantil, pueden desplazar en algunas áreas a los
varones adultos.11 Al volverse parte del conjunto de asalariados, mujeres y niños
presionan a la baja los salarios de los trabajadores hombres adultos. La presión
de los empresarios por los trabajadores infantiles se pone en evidencia, por
ejemplo, se sabe de casos en que cuando las madres son jefes de familia, obligan
a sus hijos a trabajar, pues para adquirir y mantener el derecho a habitar un
campamento, se requiere que al menos un familiar del trabajador labore también
en el campo agrícola, de ahí que en ese tipo de hogares hay más presión sobre
los niños para incorporarse al trabajo. La familia migrante en el valle tiene en
promedio 6.6 miembros, semejante a la familia campesina tradicional. Los
migrantes son en su mayoría de edad más productiva, la franja más expandida
de edad es de 15 a 20 años.
El trabajo infantil en la agricultura moderna ligada
al libre comercio en el Valle de San Quintín
Aunque en Estados Unidos los empresarios declaran no saber nada del trabajo
infantil en nuestros campos, que ellos contratan la producción con los
productores mexicanos y nada más (subcontratación), la realidad es que sí están
enterados, pues acostumbran visitar el valle para supervisar la producción. Por
ejemplo, los funcionarios de las compañías Fresh Choice o Muranaka Farms –que
siembran cebollín en el estado– no quieren sentirse involucrados en lo del trabajo
infantil, en que los salarios y la condiciones de trabajo sean tales que la gente
necesite llevar a sus hijos a trabajar, dice el periodista David Bacon, (en
entrevista telefónica 16 de mayo de 1996). Y el libre comercio fomenta esta
situación: por ejemplo, al firmarse el Tratado de Libre Comercio, la empresa
Boscovich de Oxnard, California cambió su producción de cebolla verde, de
11
Antonieta Barrón. “¿Los niños jornaleros tienen derecho a la escuela?”. Memorias del Foro y Taller
Interinstitucional “Trabajo Infantil y Educación”. Coordinación: M. Gema López Limón. UNICEF, UABC, UPN,
SEDESOL. Mexicali, B.C., México, 1994, p. 96.
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Riverside, en el mismo estado, al Valle de Mexicali en Baja California.12 Es decir,
la fuerza de trabajo infantil les es absolutamente necesaria para acrecentar la
tasa de ganancia, controlar el mercado de trabajo a su favor y mantener los
salarios a la baja.
Niñas y niños trabajan en labores de siembra y cuidado de las plantas y
principalmente en la recolección, parte del proceso de producción previo al
empaque y de ahí a los mercados externos, precisamente en la etapa en la cual
no se utiliza el trabajo mecanizado, sino que las tareas son manuales por
excelencia, por largas horas, de una monotonía agotadora nada atractiva ni
estimulante para el desarrollo físico e intelectual de los menores. El estudio de
Sedesol-UNICEF (1992) estima en más de cuatro mil las niñas y niños en la época
de cosecha y que hay una cierta fluctuación en la contratación de los menores
respecto al mercado (otra ventaja para el patrón). Laboran ahí porque es el
trabajo más disponible y ya hay gente de su familia, además, no se necesita
calificación especial, pues rápido se aprenden las tareas.
La tarea cotidiana
Desde las tres de la madrugada se inicia el ajetreo en los hogares, entre las seis
o seis y media esperan los camiones a los jornaleros a la entrada de los
campamentos para salir a los campos. La jornada depende de las necesidades del
patrón, de los requerimiento del mercado para ese día. El clima es variable, frío
intenso en la mañana, fuertes vientos todo el día y sol que cae a plomo. Producen
fatiga, dolores de cabeza y mareos. La incertidumbre y disputa por lograr un
espacio en la contratación, que se realiza día por día, como una negociación entre
particulares, jornalero y patrón, “no una relación laboral sancionada jurídicamente”.
Igual gran parte de los niños debe a diario renegociar su contratación y aguardar su
selección; lo puede hacer por sí mismo hablando con el mayordomo o el
cuadrillero, o a través de los padres. Los niños de las colonias, por su
12
David Bacon.“How global economy promotes child labor”, Pacific News Service. Ca. May 28-31, 1996.
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conocimiento empírico del trabajo que realiza, negocian su trabajo, son
relativamente independientes “son colonizadores subordinados a las leyes del
mercado y conforman las nuevas generaciones de proletarios del Valle”.13 Las
tareas que realizan en cada cuadrilla son las mismas por días o meses,
soportando la dureza del clima, jornadas de diez horas y media al día, sin incluir
el tiempo de traslado. Consumen su energía, su fuerza se queda en los campos
de cultivo. Algunos, los menos, regresan a las doce y media a las colonias. Las
cuadrillas son de 21 a 50 trabajadores a veces hay de niños, otras de todos
revueltos. De 191 niños encuestados, 50 por ciento están con la familia, padres o
parientes, 46.6 con personas indistintas y 3.7 sólo con niños.
Sus tareas son: “tirar cinta” (poner el alambre de sostén a la planta)
recoger plásticos, menos duro pero más peligroso porque ahí se concentran los
agroquímicos, cosechar los tomates en baldes y cargarlos al lugar indicado. Sólo
36.7 de los niños trabajadores afirmaron que lo hacían en su lugar de origen.
Otras tareas: desbrote, deshoje, hilado y pizca o cosecha, tareas más de niños.
Cosechan en promedio 33 baldes, el mínimo es 20. 40 de chile, 34 de pepino, 18
cajas de fresa, que requiere mano de obra ágil como la de mujeres y niños.
Pasar de realizar un trabajo familiar en el lugar de origen –ya sea
productivo o doméstico– a un trabajo asalariado en San Quintín, modifica de
manera importante las percepciones y valoraciones del niño y le impone, en
muchos casos, responsabilidades desmedidas.14 Existe una gran desnutrición, los
niños son delgados y de baja estatura.
El aporte económico del trabajo infantil es fundamental para la sobrevivencia
del conjunto familiar. El 24.6 por ciento iniciaron su vida laboral entre los cinco y
nueve años, 75.3 entre los 10 y 14, 76.6 por ciento tienen una trayectoria laboral
que va de uno a cuatro años; existe mayor movilidad laboral en niños de las
colonias que en los de los campamentos. Niñas y niños realizan actividades
13
14
Sánchez, op. cit., p. 44.
Ibid, p.51.
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agrícolas minuciosas, rutinarias y con gran frecuencia riesgosas, que les exigen
gran esfuerzo físico, concentración y disciplina. Dice un mayordomo:
Los niños son muy buenos para el desahije, el desbrote y el deshoje, porque
pueden ir casi sentados haciendo el trabajo, y el señor grande rinde menos porque
se cansa más, porque tiene que doblar todo su cuerpo... pero los niños son
hábiles, para todo rinden, igual que un adulto. Los niños están nuevos, la persona
mayor es más seria para trabajar, el niño juega más, pero se le encarga a los
papás para que lo cuiden en el trabajo, pero hay niños muy responsables que no lo
necesitan.15
Les pagan a la semana más o menos 40 dólares. Un poco más a niños de
las colonias que a los de campamentos. Los rancheros pagan mejor, pero utilizan
menos mano de obra y por menos tiempo. Se detectaron niños que han sido
despedidos, el 11.4 por ciento por falta de concentración en el trabajo; ocho, por
bajo rendimiento; 6.6, por menos demanda de mano de obra. Cuando el mercado
se contrae, los primeros en ser despedidos son las mujeres y los niños, y un 4.2
por ciento por rebeldía contra órdenes y disciplina del mayordomo. Vida del
jornalero, angustia por la búsqueda de un trabajo, preocupación por poder
conservarlo. De 22 albergues en el valle, sólo cuatro cuentan con electricidad.
Niñas y niños realizan actividades agrícolas minuciosas, rutinarias y con
gran frecuencia riesgosas, que les exigen gran esfuerzo físico, concentración y
disciplina. Existe una gran desnutrición, los niños son delgados y de baja
estatura.
La sobreexplotación de la familia jornalera, subsidio al capital
15
Ibid., p.56.
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El trabajo infantil queda dentro de la lógica de supervivencia del trabajador que
ya no puede sostener a su familia: Apenas trabajando todos nos alcanza para
medio vivir, nos dice el padre de dos niños, jornaleros como él.
¿Qué pasaría si los niños y niñas no cubrieran esos puestos de trabajo?
como explicábamos antes, tendría el capitalista que hacer más atractivo ese
mercado laboral con mejores salarios y condiciones contractuales con el
consiguiente gasto que incrementaría los costos de producción.
El trabajo infantil en la región: ¿tradición cultural o hambre?
El trabajo infantil tiene sus raíces en los efectos de la aplicación de los planes
impuestos por los organismos financieros internacionales, aplicados fielmente por
los gobiernos de todos los tintes políticos. A este factor de pobreza se le agrega
un mercado laboral ávido, pues los cultivos de hortalizas, flores y frutos reclaman
miles de jornales, donde niñas y niños, desde los cinco años entran obligados por
la imperiosa necesidad y complementan la mano de obra adulta para satisfacer
esa demanda creciente. Los empresarios saben que los menores les son
indispensables y aprovechan la habilidad de las manos infantiles en la producción.
Y las autoridades se prestan a la ilegalidad del trabajo infantil.
En cuanto a la creencia intencionadamente difundida por autoridades y
empresarios, de la que por desgracia a veces hacemos eco, de que son los padres
quienes exigen que se les dé trabajo a sus hijos, y el interesado cuenta de que el
trabajo infantil es una cuestión cultural, un jornalero agrícola mixteco en el Valle
de San Quintín decía tajante: Los niños trabajan por hambre, por los salarios de
hambre que tenemos, qué tradición cultural ni que nada.16 Los jornaleros
agrícolas de esa región reclaman la aplicación de la ley respecto al trabajo
infantil, pero a la vez, para hacerla posible, el mejoramiento de los salarios, las
condiciones de trabajo, la infraestructura de salud, escolar y de guarderías, la
16
Foro “Trabajo infantil y migración”. Vicente Guerrero, Valle de San Quintín, BC. Diciembre de 1995.
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impartición de justicia, entre otras cosas, en una clara comprensión de ver el
problema de manera integral, como veremos más adelante.
Las niñas y niños de San Quintín, ¿pueden no elegir
ser jornaleros de por vida?
Hay un momento en que la familia decide la incorporación de los hijos al trabajo
productivo, a sumar su trabajo al resto de la familia con el fin de salir adelante en
los problemas económicos más urgentes. Pero al mismo tiempo en ese instante:
al carecer de escuela se esfuman las posibilidades de tener un empleo mejor
remunerado y quedan atrapados en un trabajo descalificado, perpetuando la
desigualdad social. Así los padres, ¿eligen libremente la incorporación de sus
hijos al mundo del trabajo?, ¿eligen los pequeños libremente abandonar la
escuela o no ingresar a ella? Se da así lo que el investigador inglés Paul Willis
llama ...esta doble articulación contradictoria que permite que exista una
sociedad de clases bajo la forma liberal y democrática: entrar libremente bajo
unas condiciones que no son libremente elegidas.17 La división social del trabajo
es quien distribuye la mano de obra y condiciona la orientación profesional, la
cual depende de factores sociales y políticos absolutamente coercitivos. Es
determinante señalar que el peso del trabajo como organización social frente a
los individuos es de tal manera aplastante, que no cuentan los gustos, aptitudes,
inclinaciones, ni tampoco la división del trabajo por sexo. La sucesión profesional
es más de clase: de padres a hijos se pasan los oficios, sin posibilidad de no
sucesión en la mayoría de las situaciones.
17
Paul Willis. Aprendiendo a trabajar. Cómo los chicos de la clase obrera consiguen trabajos de clase obrera.
Ediciones Akal. Madrid, España, 1988, p. 140.
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Medido por generaciones, el proceso de conformación de los trabajadores
se enmarca dentro de las posibilidades reales y las expectativas que
median entre la posición de origen de la familia, de los padres y madres
generalmente, y las posibilidades y expectativas de los trabajadores en su
posición actual en el mercado del empleo. La relación construcción laboralmovilidad social en este nivel es generacional y la continuidad y ruptura de
antecedente ocupacional de los padres, se observa como herencia
ocupacional.18
En el caso de las niñas y niños hijos de jornaleros agrícolas en el Valle de
San Quintín, mientras la situación siga como hasta ahora, ellos no pueden no
elegir ser jornaleros. Cuando se toca el punto de las posibilidades que abre la
escuela para un mejor empleo, un elemento en contra es que no existe
actualmente un incentivo si se termina o no la educación primaria; es igual el
trabajo disponible si la concluye o no; como lo dice Paul Willis, el elemento
decisivo del empleo obrero no es la presión de la educación, sino la presión del
mercado de trabajo. En su perspectiva del mundo, dice Lourdes Sánchez, está
predestinado a continuar la única vida que conoce, ser jornalero agrícola.
En cuanto al ejercicio de su derecho a la educación y las posibilidades
reales de ejercerlo, un maestro bilingüe nos explicaba las precarias condiciones
de los pocos niños que asisten a su escuela (escuela que tiene todas las carencias
imaginables), la consecuencia de la falta de desayunos escolares y becas que
permitan su asistencia. Muchos niños se comen dos o tres tomates antes de
entrar a clase y dicen que ya desayunaron. Otra maestra comenta que a unos
niños les preguntaron que si cómo les gustaría que fuera su escuela, y algunas de
sus respuestas fueron: me gustaría que tuviera pizarrón; otro, que tuviera
ventanas, que hubiera gises y borrador. Un estudio gubernamental de 1996
señala que en la delegación Vicente Guerrero, de la población en edad escolar y
18
Pierre Naville, citado por Marcia Isabel Campillo López. La conformación laboral de empleados telegrafistas y
bancarios mexicanos. Orientación profesional y sentido del trabajo Un estudio comparativo. Tesis de maestría en
Sociología del Trabajo. Universidad Autónoma Metropolitana. Unidad Iztapalapa. México, 1995, p. 24.
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mayores de 15 años (7,352), el 86.34% (6,348) es alfabeta y 13.65% (1,004)
analfabeta; en la delegación San Quintín, (11,924) el 85.26%(10167) es alfabeta
y 14.74& (1757) es analfabeta.19 No marca grado escolar, sólo alfabetización, así
que la información es muy limitada.
Una encuesta realizada por el Programa Nacional de Jornaleros Agrícolas
en 1991 encontró en 20 campamentos; un 24 por ciento de población en edad
escolar; sólo 11 de ellos ofrecían algún servicio educativo; uno únicamente con
preescolar y primaria; 10 tenían primaria incompleta en escuelas atendidas por
un solo profesor. De 210 infantes de ocho a 14 años, 14.7 por ciento iban a la
escuela, 59 por ciento no; 13.8 nunca asistió; 11.8 por ciento no respondió. Por
otra parte, nada más el 17.8 por ciento de los 140 menores con edades entre 12
y 14 años llegó a sexto grado o más, el resto no terminó la primaria. No hay
oportunidad si el trabajo del niño es indispensable y los horarios de trabajo no le
permite asistir a la escuela; algunos van unos días sí y otros no, pero en su
nueva condición de trabajador, la escuela ya no es atractiva.20
A este factor de pobreza se le agrega un mercado laboral ávido que
reclama miles de jornales. Los empresarios saben que los menores les son
indispensables, pues vienen a complementar la fuerza de trabajo adulta
insuficiente y aprovechan la habilidad de las manos infantiles en la producción.
Daños a la salud y a la vida de niñas y niños trabajadores
Uno de los peores efectos del trabajo infantil es el daño que causa a niñas y niños
en su desarrollo físico, psíquico y social, a su salud y a su vida. El ejercicio de un
trabajo repetitivo, las largas jornadas, la intensidad y monotonía del trabajo
dañan seriamente el organismo infantil, pueden deformar sus huesos y la
concentración visual dañar sus ojos; por su desnutrición son más vulnerables a
las enfermedades infecciosas y están propensos a accidentes de trabajo. La OIT
19
20
Esquema de desarrollo..., op. cit.
Sánchez, op. cit.
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señala que están expuestos a los mismos peligros que los adultos en cuanto a su
supervivencia y conservación de su integridad física, pero por sus características
anatómicas y psicológicas son más vulnerables a los riesgos; los efectos sobre su
salud pueden ser mucho más catastróficos en su caso, dañando irreversiblemente
su desarrollo físico y mental, con graves repercusiones consiguientes, más tarde,
en su vida adulta.21
Y si hablamos de riesgos, los niños y niñas trabajadores, dice la OIT, están
implicados en 12 millones de accidentes de trabajo al año, de los cuales una
media de 12 mil resultan mortales.22 Por supuesto que esta estimación es muy
baja respecto a la realidad, pues por ser ilegal su utilización, el registro de los
casos es mucho menor. Y Baja California pone su cuota. Por ejemplo, el accidente
ocurrido en el mes de julio de 1999, que causó la muerte a 13 jornaleros
agrícolas en el Valle de San Quintín, entre ellos estaban dos niños de siete y ocho
años, y hubo numerosos heridos, adultos y menores. El entonces titular de la
Dirección de Trabajo y Previsión Social (DTPS) del estado Eleazar Verástegui
Galicia hizo declaraciones, pero no mencionó nada sobre el trabajo infantil ni la
muerte de los niños. Ese accidente ha sacado a la luz todos los atropellos que
realizan cotidianamente los empresarios que mantienen a sus trabajadores en
situación semejante a la de los peones de las haciendas porfiristas: salarios muy
bajos carentes de derechos y de seguridad social. Tal cosa no sería posible sin el
beneplácito de las autoridades
No es la primera vez que ocurren accidentes o muertes que involucren a
niños y niñas trabajadoras. A mediados de 1996 se volcó un camión que
transportaba trabajadores, casi la mitad eran menores. Mientras los patrones y
las autoridades se desentendían de ellos, los jornaleros organizados tuvieron que
movilizarse para presionar y sólo así lograron que a los heridos los atendieran en
el hospital del Seguro Social. Y la muerte de varios niños jornaleros agrícolas
víctimas de los pesticidas, como declarara un funcionario de la DTPS: El año
21
Oficina Internacional del Trabajo. El trabajo infantil. Lo intolerable en el punto de mira. OIT, Ginebra, 1996,
p. 10.
22
“Un millón de muertes por accidentes de trabajo”. El Financiero. 12 de abril de 1999, México.
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pasado hubo una empresa que recién acababa de iniciar sus operaciones en
Punta Colonet y se vio envuelta en un escándalo. Resulta que ocho niños que
tenían apenas un mes de estar trabajando en esa compañía enfermaron y
murieron por problemas gastrointestinales y de las vías respiratorias. En un
principio se culpó a la empresa de esas muertes, pero luego de una investigación
se supo que los infantes venían enfermos desde Sinaloa, lugar en donde habían
laborado antes de llegar a Baja California.23 Es decir, se lavaban las manos
respecto a esas muertes. Las vidas infantiles no valen, a los empresarios cuando
más, la ley los multa por la falta de contratar menores. La impunidad de los
patrones en Baja California y en todo el país, en el atropello a la ley es realmente
pavorosa, más en este sector totalmente desreglamentado donde la Ley Federal
del Trabajo es letra muerta. Ni los funcionarios del DIF ni los diputados en el
Congreso local opinaron nada.
El trabajo infantil también causa daños a su formación psicosocial. Ningún
niño o niña renuncia voluntariamente a vivir su niñez, a formarse en la escuela
en la convivencia con seres de su misma edad e intereses. Por lo tanto, todo
trabajo infantil es trabajo forzado. Imaginemos por un momento lo que significa
el entrar de golpe en el mundo del trabajo, forzados a asumir tareas y
obligaciones propias de adultos. Y a ese desgaste que le causa el trabajo, se
suman las injusticias cotidianas que sufren como trabajadores: días después del
accidente de julio de 1999, los patrones del rancho San Miguel, de San Quintín
quedaron a deber salarios de varias semanas de los trabajadores y hubo
disturbios y plantones de protesta. En las notas periodísticas se informó de niñas
y niños entre seis y catorce años, entre los que aguardaban el pago.24
La encuesta de Sedesol descubre una relación entre tipo de enfermedades
declaradas por los niños (en los dos años anteriores) y el proceso de trabajo y
cita: enfermedades respiratorias, gripe, tos, anginas, 44 casos (28.4 por ciento);
23
“Nueva selección de jornaleros”. Javier Cruz Aguirre. Semanario Zeta del 8 al 14 de Mayo de 1998. Tijuana
BC, p. 38 A.
24
“Esperan jornaleros horas para cobrar salario en SQ”. Carlos Lima. La Crónica, 12 de Agosto de 1999.
Mexicali, BC.
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enfermedades diarreicas: dolor de estómago, diarreas, 25 casos (16 por ciento);
enfermedades eruptivas: viruela sarampión. Tres casos (3.9 por ciento). Se
encontraron también síntomas aislados como dolor de cabeza, fiebre, dolor
muscular, granos, dolor de ojos, en 21 casos (13.5 por ciento); síntomas
asociados o al mismo tiempo o en lapsos cortos, 56 casos (36.por ciento). Estos
pueden ser de intoxicación con agroquímicos, pero no hay estudios ni estadísticas
al respecto. Los síntomas asociados aparecieron más en colonias que en
albergues, con mayor frecuencia de julio a octubre más en niñas, y entre los 13 y 14
años. Las causas más frecuentes de intoxicación son: fumigación en presencia de
trabajadores, comer en surcos fumigados, ingestión de alimentos rociados con
agroquímicos y se presentan con mayor frecuencia en niños, mujeres y desnutridos.
Estamos en el proceso de planeación de una investigación interinstitucional que
tratará en uno se sus aspectos esta cuestión.
Entre los accidentes figuran las caídas del vehículo de transporte,
machucones, heridas y golpes, al mediodía dolor de cabeza, cansancio y mareos;
de seis casos de intoxicación reportados, uno comió tomate fumigado, a otro lo
roció un avión fumigador; los niños reconocen a fumigantes y fertilizantes como
dañinos. No se les dota de equipo protector, ni hay el cuidado del baño y del
cambio de ropa, a pesar de que se utilizan órgano-fosforados, productos de los
más peligrosos. Es este un problema de salud pública que ameritaría imponer
regulaciones y mayor control en uso de agroquímicos, lo que afectaría los altos
niveles de rentabilidad de los empresarios agrícolas. Un agrónomo de Sedesol
dice: si la gente conociera todos los riesgos de los agroquímicos no le entraría al
trabajo; no, no le entraría al trabajo, aunque hay mucha gente que sí, aunque lo
sepan, de todas maneras tienen que trabajar.25
Necesitamos señalar una y otra vez que a los sindicatos y organizaciones
jornaleras (en este caso) les atañe directamente este problema y que incide en
las negociaciones colectivas y en las dimensiones y variedades del desempleo y
subempleo. Que todas las limitaciones y daños que ocasiona el trabajo infantil no
25
Sánchez, op. cit., p. 103.
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sólo influye en los destinos personales de niñas y niños, hijos de la clase
trabajadora, sino en el destino mismo de las naciones, en su desarrollo
económico social, político y cultural. Su abolición debe ser una bandera para los
sindicatos y los partidos políticos y una meta para el gobierno.
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