Chile necesita echar a andar el motor exportador

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NEGOCIOS
LATERCERA Domingo 18 de octubre de 2015
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COLUMNA
Chile necesita echar a andar el motor exportador
H
a pasado inadvertida una
deprimente
previsión que
entregó el
Consejo del
Banco Central
en su última cuenta anual: medidas a precios constantes, las exportaciones de bienes y servicios
en el trienio 2014-16 crecerán un
mísero 0,2%. Este virtual estancamiento del volumen de nuestras
exportaciones marca un duro
contraste con la proyección de
10,9% que entregó en la cuenta
anual anterior para la misma variable en el trienio 2013-15. Lo
peor es que la desazón no se alivia
al excluir las exportaciones de cobre. Las expectativas son de un
aumento en la producción del mineral, lo que implica que el volumen del resto de las exportaciones, en vez de avanzar, retrocede.
Para cualquiera que le preocupe
el futuro de nuestra economía,
esta previsión es alarmante. Si se
quiere recuperar una mayor tasa
de crecimiento o al menos moderar una desaceleración, es clave
echar a andar el motor de las exportaciones. La necesidad de mo-
vilizar los recursos en esta dirección se hace evidente cuando se
considera que el motor de la inversión ya se apagó por el fin del
boom de inversiones mineras y el
desánimo causado por el actual
proceso de reformas. Y la necesidad se refuerza cuando se considera que lentamente también se
están apagando el motor del gasto
público, enfrentado a la necesidad
de mantener cuentas fiscales responsables, y el motor del consumo, en la medida en que se ralentizan la economía y los ingresos.
Había razones para esperar que
nuestra actividad exportadora
mostrara alto dinamismo. La depreciación del peso en los últimos
tres años es un fuerte estímulo. El
tipo de cambio ha aumentado
45%, desde $ 470 a $ 680 por dólar, aproximadamente. La mayor
competitividad que ello implica
para nuestras exportaciones ha
sido compensada, en parte, por la
devaluación de las monedas de
varios de nuestros competidores y
por la mayor inflación interna.
Sin embargo, aun descontando
esos efectos, los cálculos del Banco Central indican que el tipo de
cambio real ha aumentado de ma-
Por Esteban
Jadresic
* Doctor en Economía
Universidad de Harvard y
economista jefe Moneda
Asset Management.
nera importante, en torno a 15%.
La experiencia histórica ratifica
que lo esperable era un importante
resurgimiento del esfuerzo exportador. Tras la crisis asiática también hubo una fuerte depreciación
del peso y un ajuste de la estructura de la economía. Pero en esa ocasión sí hubo una respuesta relevante: en el trienio 1999-2001 el
volumen de exportaciones de bienes y servicios totales se elevó
20,9%, y excluyendo el cobre,
18,1%. Más en general, los estudios
empíricos confirman que un tipo
de cambio real más alto estimula
las exportaciones, particularmente
cuando se excluye a las mineras.
Es difícil atribuir la paralización
de las exportaciones al deterioro
en el entorno externo. El Banco
Central proyecta que el PIB de
nuestros socios comerciales, principal variable que usa para medir
la actividad externa relevante
para el país, alcanzará en el trienio 2014-16 un 3,3% anual. Esta
cifra es superior al 2,5% anual que
mostró en el trienio 1999-2001.
Asimismo, desde la perspectiva de
las dificultades para exportar a
mercados emergentes, o el acceso
a financiamiento, el actual entorno externo no es más adverso que
el que había tras la crisis asiática.
Una mejor explicación del apático desempeño exportador es el
desaliento al emprendimiento y
desarrollo de nuevos proyectos
provocado por el proceso de reformas en curso. El aliciente de un
mayor tipo de cambio no parece
estar compensando los desincentivos generados por el aumento de
los impuestos dictado por la reforma tributaria, los costos y ries-
gos adicionales que introduce la
reforma laboral y la incertidumbre por el anunciado proceso de
reforma de la Constitución. ¿Vale
realmente la pena arriesgar esfuerzos en un proyecto de exportaciones agrícolas o industriales o
de servicios turísticos en las actuales condiciones?
Las autoridades deben tomar
nota de la parálisis exportadora y
responder de manera acorde. La
responsabilidad principal es del
gobierno, que debe rectificar el
contenido de las reformas mencionadas y evaluar ajustes a su
agenda de políticas de desarrollo
productivo. El sistema político
debe preocuparse de que las iniciativas legales asociadas antepongan los intereses del país a los
intereses de organizaciones laborales o empresariales puntuales.
El Banco Central puede ayudar a
hacer un mejor diagnóstico, así
como a través de seguir absteniéndose de intervenir en el mercado cambiario y así permitir que
el valor de la moneda siga cumpliendo su rol orientador para la
reasignación de los recursos. Chile necesita echar a andar el motor
exportador.
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