El Plan Marshall y La Organización Europea de Cooperación

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2.3 EL PLAN MARSHALL Y LA ORGANIZACIÓN EUROPEA DE COOPERACIÓN
ECONÓMICA
Los primeros dos años de la posguerra estuvieron dominados, en un primer momento, por la
ayuda humanitaria. Había que atender a decenas de millones de heridos, prisioneros y desplazados, a
poblaciones devastadas y a naciones desorganizadas. Las nuevas administraciones en los territorios
liberados del control nazi, con la ayuda de los ejércitos aliados y de la organización de las Naciones
Unidas para la Ayuda y la Rehabilitación (UNRRA) concentraron su atención inicial en estas tareas
urgentes, de supervivencia. Progresivamente, la desorganización y el caos se fueron superando. La acción
colectiva también se fue normalizando, y los países europeos fueron realizando elecciones y configurando
un nuevo mapa político.
Cuando cesaron las hostilidades, los acuerdos de Préstamo y Arriendo se terminaron, pero pronto se vio
claramente que Estados Unidos se vería obligado a proporcionar ayuda a la Europa herida por la pobreza. Así
desde julio de 1945, Norteamérica empezó a facilitar ayuda a Europa a través de varias organizaciones, sobre
todo la Administración de las Naciones Unidas para Ayuda y Rehabilitación, y a principios de 1948 se habían
distribuido unos 25.000 millones de dólares por todo el continente, incluyendo Europa oriental.
El verano de 1947, los Estados Unidos lanzó la propuesta de un gran plan de ayuda para la
reconstrucción de Europa.
Ayudas enviadas a Europa, 1942-1952 (miles de millones de dólares)
Dólares al poder
Porcentaje de
adquisitivo de 1948
Estados Unidos
44,6
62
98
1943-47
4,0
5
72
1945-48
16,3
20
100
1948-52
12,5
12
100
Periodo
Dólares corrientes
Lend-Lease
1942-45
UNRRA
Interin Aid-GARIOA
ERP- Plan
Marshall
Total
99
Europa occidental no registró en 1947 ningún empeoramiento de su situación económica en
comparación a 1946, bien al contrario, aceleró su ritmo de recuperación. De hecho, el único signo
preocupante era el de su balanza comercial con Estados Unidos. En lugar de seguir la pauta de reducción
del déficit comercial de 1946, todos los países europeos se lanzaron, en los primeros meses de 1947, a
una alocada carrera de importación de bienes de capital procedentes de Estados Unidos. Toda Europa se
había embarcado en ambiciosos programas de modernización productiva para mejorar sus niveles de
1
competitividad.
El problema residía en que, como dichas importaciones eran muy superiores a la capacidad de
pago de los países europeos, la alta demanda europea tendría que ajustarse, quizás pronto y bruscamente.
La incertidumbre que ello implicó para la economía norteamericana, al evocar la tan temida recesión
posbélica constituye la raíz del plan de ayuda. Washington sintió la imperiosa necesidad de buscar
fórmulas para mantener el excepcional nivel de exportaciones y, por ende, de actividad y empleo que la
economía americana había alcanzado gracias a la guerra.
Marshall Plan Chronology, 1947-1951
June 5
1947 Secretary George Marshall’s speech, Harvard University
June 27-July 2
1947
July 12-September 22 1947
Anglo-French- Soviet conference (Paris), answer to the Marshall speech, breakdown with
the Soviets
Economic Cooperation conference of Paris, report by the sixteenth European countries on
the Aid program, 22 billions $ during 4 years asked
October 5
1947 Creation of the Kominform
November 6
1947 Harriman Report is issued
December 17
1947
March 17
1948 Brussels pact between Belgium, Netherlands, Luxemburg, France en Greta-Britain
March 21
1948 Signature of the protocol for a custom Union by France and Italy
April 3
1948
April 16
1948 Creation of OEEC, Robert Marjolin general secretary
June 23
1948 Berlin crisis: blockade of the western zone in Berlin
June 28
1948
October 16
1948 Creation of the first European multilateral payment system by the OEEC
October 22
1948 Zhdanov calls on Communists to undermine Marshall Plan
January 7
1949 Resignation of Secretary G. Marshall, Dean Acheson in charge
March 3
1949
Signature of the interim Aid program Act to Europe, $509 millions for France, Italy and
Austria
Signature by Truman of the Foreign Aid Act of 1948 , first year of the Marshall Aid (April
1948 to June 1949)
Signature of the French and American agreement upon the Marshall Aid. Each country
member of the Marshall plan has to sign such an agreement
Attempt of French an British for building a European Long Term Plan in order to
reconstruct the European economy. Failure
2
Signature of the North Atlantic Treaty at Washington August 1949 Coming into force of
April 4
1949
October 31
1949
December 29
1949 Liberalization of 50% of the inter-European private trade
June 23
1950 Korean war
September 19
1950 Creation of the European Payment Union (EPU)
February 1st
1951 Liberalization of 75% of the inter-European private trade
October 10
1951
December 31
1951 Marshall Plan officially ends
the Embargo lists against Communist countries
ECA Administrator Paul Hoffman’s Speech to OEEC (Paris) on Western European
integration
Approval by President Truman of the Mutual Security Act ending of the Marshall Plan and
creating the Mutual Security Program
El reconocimiento de la ineficacia relativa del programa de ayuda fue un factor que propició un
cambio de política en 1947.
Pero el cambio estuvo probablemente más condicionado por el giro de los acontecimientos políticos:
* la política expansionista de la Unión Soviética

el endurecimiento en su relación con Alemania: bloqueo de Berlín (junio 1948-mayo
1949) y creación de la RFA y de la RDA

Guerra civil en Grecia, 1946-1949

en febrero de 1948, los comunistas tomaban en Checoslovaquia las riendas del
poder tras un golpe de Estado.
* el temor a disturbios sociales y políticos y la amenaza de los regímenes comunistas en el Oeste jugaron
un papel nada despreciable en la confección del nuevo programa de ayuda.
Cuando se anunció la nueva oferta en junio de 1947, por el secretario de Estado George Marshall, se vio
claramente que, por razones políticas, se limitaría principalmente a Europa occidental. Además, se condicionó la
ayuda a las naciones receptoras a que éstas cooperasen con el fin de asegurar que la ayuda fuera utilizada del
modo más efectivo posible.
Los fondos tenían que ser administrados, por parte de Estados Unidos, a través de la Administración de
Cooperación Económica, mientras que por el lado europeo 16 naciones se unieron para formar la Organización
Europea de Cooperación Económica (OECE), a la que correspondía la tarea de estimar las necesidades nacionales
y distribuir la ayuda entre sus miembros.
3
Organismos responsables
Estados Unidos
Europa
Administración de Cooperación Económica
Organización Europea de Cooperación Económica
Entre abril de 1948 y junio de 1951, el gobierno estadounidense proporcionó a los países de
Europa occidental, con la excepción de España (que la solicitó y no la obtuvo) y Finlandia (que no la
solicitó), ayuda por importe de más de 13.000 millones de dólares de la época.
Dicha ayuda constituyó la esencia del Programa de Recuperación de Europa (ERP) que
conocemos como Plan Marshall en homenaje a quien dio a conocer el proyecto en su forma embrionaria,
el entonces secretario de Estado, el general Marshall, en un discurso en Harvard, el 5 de junio de 1947.
En conjunto, los fondos del programa fueron bien administrados. Mientras que en el primer año,
aproximadamente, una parte considerable de la ayuda se necesitó para la compra de alimentos, más
adelante los fondos fueron empleados para materias primas y para la reconstrucción de la capacidad
productiva. En conjunto, Estados Unidos pagó 13.365 millones de dólares por las mercancías requeridas
por las 16 naciones del ERP, de los que 5.539 millones fueron para productos alimentarios y agrícolas,
6.167 para mercancías industriales y el resto en otros servicios.
Los Estados receptores de la ayuda, clasificados de mayor a menor cuantía, y la proporción que
ésta representó sobre el PNB de 1950, para poder apreciar mejor su impacto relativo. Los países más
beneficiados fueron algunos de los pequeños, como Grecia, Austria y Holanda. El resto (grandes y
pequeños) obtuvieron recursos correspondientes, aproximadamente, a una proporción que variaba entre el
5 y el 10 % de su PNB de 1950. Sólo destaca por arriba Irlanda, pese a ser neutral, y Portugal y Suecia,
precisamente por el hecho de haberlo sido.
4
Distribución de los fondos del Programa de Reconstrucción de Europa
entre los países adheridos, de abril de 1948 a junio de 1951
Millones de dólares,
Porcentaje sobre el
Porcentaje sobre el
1948-1951
total de la ayuda
PNB de 1950
Reino Unido
2713,6
24,0
7,2
Francia
2401,0
21,2
9,2
Alemania (RF.)
1297,3
11,5
5,1
Italia
1297,3
11,5
8,5
Holanda
977,7
8,6
17,2
Austria
560,8
5,0
20,3
Bélgica y Luxemburgo
546,6
4,8
9,8
Grecia
515,1
4,6
27,7
Dinamarca
256,9
2,3
8,5
Noruega
231,7
2,0
7,8
Irlanda
146,2
1,3
12,0
Turquía
144,7
1,3
-
Suecia
118,5
1,0
1,8
Portugal
50,5
0,4
2,8
Trieste
33,4
0,3
-
Islandia
23,7
0,2
-
11314,7
100,0
Total
El total no incluye los fletes ni los gastos administrativos ni la ayuda humanitaria anterior al inicio del ERP ni los fondos
asignados a instituciones multilaterales como la UEP. Una vez incluidos alcanzan los 13.000 millones mencionados en el texto.
El Plan Marshall se repartió entre los países participantes básicamente según la renta per cápita.
Gran parte del dinero se destinó a los grandes grupos industriales, puesto que se pensaba que su
regeneración era esencial para la reconstrucción europea. Además, el reparto según la renta por cápita era
una manera indirecta de ayudar a los Aliados, dejando menos para los países del Eje o los neutrales. La
tabla siguiente muestra la cantidad de ayuda por país y año.
5
Distribución de los fondos del Programa de Reconstrucción de Europa
entre los países adheridos, de abril de 1948 a junio de 1951(en millones de dólares)
País
1948-49
1949-50
1950-51
Total
Alemania Occidental
510
438
500
1448
Austria
232
166
70
488
195
222
360
777
Dinamarca
103
87
195
385
Francia
1085
691
520
2296
Grecia
175
156
45
366
Irlanda
88
45
—
133
Islandia
6
22
15
43
Italia y Trieste
594
405
205
1204
Noruega
82
90
200
372
Países Bajos
471
302
355
1128
Portugal
—
—
70
70
1316
921
1060
3297
39
48
260
347
Bélgica y
Reino Unido
Suecia
Luxemburgo
6
Objetivos
Político: evitar que los países de la Europa Occidental se
convirtiesen en economías socialistas por la vía electoral
para ello había que eliminar los argumentos económicos
a la izquierda europea
Económico: evitar una posible recesión de la economía
norteamericana por falta de mercados para sus
productos
Resultados
1. Se freno el expansionismo de la URSS en Europa
2. Estados Unidos líder de las democracias de libre
mercado
1. Reconstrucción europea rapidísima y una reactivación
económica espectacular pero de forma desigual
2. Fuerte dependencia tecnológica, económica y
financiera de Europa respecto de los Estados Unidos
Es difícil estimar el impacto del programa con alguna precisión, pero está claro que, sin ayuda, el
proceso de recuperación europeo se habría visto gravemente dificultado.
El problema crítico era la escasez europea de divisas con las que comprar las importaciones que
tanto se necesitaban, y en este aspecto la ayuda fue decisiva para capacitar a los países de la OECE para
cubrir sus déficits exteriores.
En el caso de Alemania, por ejemplo, el 57 % de las importaciones de este país entre 1947 y
1949 fueron financiadas por medio de la ayuda exterior. Es verdad que en el año en que se alcanzó la
cifra máxima (1948-1949), las entregas totales en concepto de ayuda ascendieron a menos del 5 % de la
renta nacional de Alemania, mientras que la inversión correspondiente equivalía al 9 % de la inversión
bruta (1950). Pero como contribución a los recursos totales, por encima y por debajo de las exigencias
mínimas, las cantidades implicadas son impresionantes, y en una época crítica proporcionaron recursos
de una clase que Alemania se habría visto obligada a obtener.
Además, el impacto cualitativo de estos incrementos adicionales fue importante, especialmente
en términos de la reconstrucción de las industrias básicas.
7
Aumento de la renta nacional entre 1948 y 1952 (1948=100)
Austria
143
Bélgica
115
Dinamarca
117
Francia
133
República Federal Alemana
167
Grecia
114
Irlanda
112
Italia
134
Holanda
117
Noruega
117
Portugal
111
Suecia
115
Gran Bretaña
110
8
Indice de la producción industrial y agrícola en Europa entre 1947 y 1951 (1937/38 =100)
Producción industrial
Producción agrícola
1947
1949
1951
1947
1949
1951
Austria
56
123
166
70
74
98
Bélgica
106
122
143
84
93
111
Dinamarca
123
142
162
97
97
126
Finlandia
117
142
177
75
106
115
Francia
92
118
134
82
95
108
Irlanda
122
151
176
100
96
106
Italia
86
101
138
85
97
109
Holanda
95
126
145
87
104
123
Noruega
115
140
158
98
101
118
Portugal
112
112
125
99
95
102
España
127
120
147
88
80
86
Suecia
141
157
171
104
109
113
Gran Bretaña
115
137
155
117
122
130
9
Distribución de los fondos del Programa de
Reconstrucción de Europa, 1948-1951
Porcentaje sobre el total de la ayuda
Aumento de la renta nacional
entre 1948 y 1952 (1948=100)
Reino Unido
24,0
110
Francia
21,2
133
Alemania (RF.)
11,5
167
Italia
11,5
134
Holanda
8,6
117
Austria
5,0
143
Bélgica y Luxemburgo
4,8
115
Grecia
4,6
114
Dinamarca
2,3
117
Noruega
2,0
117
Irlanda
1,3
112
Suecia
1,0
115
Portugal
0,4
111
El Plan Marshall tenía como objetivo financiar, durante un máximo de cuatro años, aquellas
importaciones que Europa parecía necesitar y que excedían su capacidad de pago. A cambio, Europa se
comprometía, una vez culminada su recuperación posbélica, a iniciar sin dilación el proceso de
liberalización comercial al que obligaba el compromiso aceptado en 1944 en Bretton Woods.
Para el rápido fortalecimiento económico regional, el gobierno norteamericano no sólo financió la
exportación de bienes hacia Europa occidental sino que realizó dos acciones decisivas para el futuro
económico de Europa en su conjunto:
1º eliminó el techo productivo impuesto a Alemania tras la guerra. Esta medida facilitó la
normalización productiva de toda la fábrica europea occidental tan dependiente históricamente de las
exportaciones alemanas, pero conllevó la división de Alemania y, por ende, del continente europeo.
2º autorizó a los gobiernos europeos a desplegar, con carácter temporal, sistemas preferenciales
para fortalecer el comercio intraeuropeo. La discriminación hacia países terceros era temporal y
finalizaría con el Plan Marshall. De haber funcionado en su diseño original, el resultado del Plan Marshall
habría sido una Europa que acatara plenamente el sistema de Bretton Woods o, lo que es lo mismo, la decidida apertura de los mercados europeos a la competencia de los productores más eficientes del mundo:
los originarios del área del dólar.
El resultado, en cambio, no estaba en el guión original. Los europeos financiaron aún más
generosamente aquellas políticas de reconstrucción que cada uno de ellos había diseñado en su día por
10
consenso, impidiendo que los americanos las modificasen, siquiera un ápice. Además, una vez abierta la
caja de los truenos, idearon la manera de mantener la discriminación hacia el resto del mundo más allá del
horizonte temporal del Plan Marshall, de hecho, hasta hoy. Así, el Plan Marshall no sólo dividió el
continente europeo en dos, sino que alentó el desacato del conjunto de Europa occidental al firme
compromiso de apertura generalizada a la competencia internacional que había aceptado, no sin mucho
pesar, en 1944.
11
Mitos acerca del Plan Marshall
El presidente norteamericano, Bill Clinton, y líderes europeos se reunieron la semana pasada para celebrar
el 50º aniversario del Plan Marshall, y para decirnos cómo la iniciativa estadounidense facilitó la recuperación
económica de la Europa de la posguerra. No sólo se le acredita al programa de ayuda de 13 mil millones de
dólares (alrededor de 87 mil millones en dólares actuales) con generar la prosperidad europea; aparentemente éste
ayudó a promover el capitalismo, fortaleció la economía de los Estados Unidos, y fue motivado por razones de
seguridad y humanitarias. La última edición de Foreign Affairs conmemora el plan como "un programa de ayuda
gubernamental que funcionó, para provecho de los donantes al igual que de los beneficiarios."
El plan ha atraído tanta admiración a través de los años que no existe casi ningún rincón del mundo -sea
éste Rusia, Africa, Europa del Este, las barriadas de América, el sector granjero de Estados Unidos, el Medio
Oriente, o el que usted nombre- para el cual los políticos no hayan propuesto un Plan Marshall para resolver los
problemas existentes. Los programas de ayuda externa, los cuales el plan ha ayudado a instituir como una
característica permanente de la política exterior de los Estados Unidos, pueden haber producido resultados
lamentables por más de cuatro décadas, pero el Plan Marshall todavía dispone de un desmedido respeto.
Una mirada más de cerca a los efectos de la ayuda de los Estados Unidos a la Europa de la posguerra revela
que mucho del prestigio del Plan Marshall está construido en mitos.
Un estudio del economista de la George Mason University, Tyler Cowen, concluyó que el rápido
crecimiento económico en los países ocupados por Alemania durante la guerra ocurrió "independientemente del
momento y del alcance de la ayuda del Plan Marshall." En Alemania Occidental -el país citado con mayor
frecuencia como un éxito del plan a causa del posterior "milagro alemán"- la recuperación económica comenzó
antes de que comenzara a fluir la ayuda. De hecho, coincidió con la eliminación, por parte de Ludwing Erhard, de
una extensa cantidad de restricciones que la Comisión de Control de los Aliados había fijado sobre el comercio, la
producción, los precios, y la distribución. Prácticamente en todos los países anteriormente controlados por los
nazis, el crecimiento no se reanudó hasta que estos severos sistemas de control económico fueron removidos. La
llegada de los fondos del Plan Marshall no se correlaciona con la reanudación del crecimiento. En un análisis de la
economía de Alemania Occidental de 1945 a 1951, el economista alemán Werner Abelshauser concluyó que "la
12
ayuda externa no fue crucial en el comienzo de la recuperación o para que ésta continuara."
La recuperación económica de Francia, Italia y Bélgica, según Cowen, es anterior a la ayuda de Estados
Unidos. De hecho, Bélgica, el país que adoptó antes que ningún otro una política económica de libre mercado,
después de su liberación en 1944, experimentó así la recuperación más rápida, evitando la severa escasez de
vivienda y de alimentos que sufrió el resto del continente europeo.
La ayuda de los Estados Unidos, que en total nunca fue más del 5 por 100 del PIB de los países del Plan
Marshall, fue además una cantidad muy pequeña para tener un impacto financiero significativo y probablemente
causó más daño que beneficio. En Alemania Occidental, por ejemplo, las políticas de Estados Unidos ocasionaron
una pérdida neta de recursos porque las indemnizaciones y el costo de la ocupación de los Aliados alcanzó del 11
al 15 por 100 del PIB. La ayuda del Plan Marshall permitió a otros países mantener políticas que de otra manera
serían insostenibles. Por ejemplo, Austria, Grecia y otros grandes beneficiarios a nivel per capita de los fondos
estadounidenses comenzaron su recuperación a medida que la ayuda se cortó. Gran Bretaña, el mayor beneficiario
de la ayuda estadounidense, tuvo la tasa más lenta de recuperación europea en la era de la posguerra.
La iniciativa de la ayuda no favoreció al libre mercado. El sesgo intervencionista de los administradores del
Plan Marshall ayudó a arraigar la planificación económica del gobierno en muchos países europeos, un legado
contra el cual hoy día los europeos todavía luchan. A los gobiernos beneficiarios, además, se les pidió incrementar
el gasto público en un dólar por cada dólar recibido bajo el Plan Marshall, expandiendo así el sector estatal a costa
del sector privado. Los fondos del programa subsidiaron las exportaciones a Europa de compañías
norteamericanas de petróleo, de tabaco y de otros bienes en detrimento de otros países, como Grecia o Argentina,
que disfrutaban de ventajas comparativas. Como podemos ver, las consideraciones de política doméstica y la
beneficiencia corporativa no son atributos recientes de los programas de ayuda externa.
El Plan Marshall permitió a las potencias europeas mantener sus colonias imperiales. Cowen coincide: "casi
toda la ayuda del Plan Marshall a Francia en 1949-1950 fue contrarrestada por gastos militares franceses en
territorios extranjeros, especialmente en Indochina". Asimismo, Holanda utilizó los fondos de Estados Unidos para
sostener una guerra de dos años en contra de los nacionalistas anticoloniales en Indonesia. "Yo no veo cómo,"
protestó el Senador Wayne Morse, "nosotros podemos evadir la conclusión de que, en la medida en la que hemos
sido útiles a la economía holandesa bajo el Plan Marshall, hemos ayudado al gobierno holandés en sus
violaciones." Uno de los problemas de los programas de ayuda económica, el Plan Marshall incluido, es que los
13
fondos de ayuda son completamente intercambiables y se pueden utilizar para propósitos diferentes de aquéllos
para los que se distribuyen.
El Plan Marshall es todavía el programa de ayuda más venerado en la historia. Pero Europa se recuperó a
pesar de la ayuda, no a causa de ésta. Afortunadamente para Europa, el plan duró sólo cuatro años. Su
aplicabilidad a otras partes del mundo que tienen diferencias dramáticas en su economía, su historia jurídica y su
cultura, es en cualquier caso nula. El Plan Marshall y la tétrica historia de más de mil billones de dólares en
programas de ayuda de Estados Unidos que lo siguieron solamente destacan el hecho de que la prosperidad
permanente no puede ocurrir sin la libertad económica-un objetivo generalmente impedido por la "ayuda" externa.
14
Críticas al Plan Marshall
Al Plan Marshall no sólo se le atribuye la recuperación económica de la Europa de la posguerra. También
ayudó a promover el capitalismo, fortaleció la economía de Estados Unidos, y fue motivado por razones de
seguridad y humanitarias. La última edición de Foreign Affairs conmemora el plan como «un programa de ayuda
gubernamental que funcionó, para provecho de los donantes al igual que de los beneficiarios».
El plan ha atraído tanta admiración a través de los años que no existe casi ningún rincón del mundo para el
cual los políticos no hayan propuesto un Plan Marshall para resolver problemas. Los programas de ayuda externa
pueden haber producido resultados lamentables por más de cuatro décadas, pero el Plan Marshall todavía dispone
de un desmedido respeto.
Una mirada más de cerca a los efectos de la ayuda de Estados Unidos a la Europa de la posguerra revela
que mucho del prestigio del Plan Marshall está construido en mitos.
Un estudio del economista de la George Mason concluyó que el rápido crecimiento económico en los
países ocupados por Alemania durante la guerra ocurrió «independientemente del momento y del alcance de la
ayuda del Plan Marshall». En Alemania Occidental -el país citado con mayor frecuencia como un éxito del plan a
causa del posterior milagro alemán-, la recuperación económica se inició antes de que comenzara a fluir la ayuda.
De hecho, coincidió con la eliminación, por parte de Ludwing Erhard, de una extensa cantidad de restricciones que
la Comisión de Control de los Aliados había fijado sobre el comercio, la producción, los precios, y la distribución.
Prácticamente en todos los países anteriormente controlados por los nazis, el crecimiento no se reanudó hasta que
estos severos sistemas de control económico fueron removidos. La llegada de los fondos del Plan Marshall no se
correlaciona con la reanudación del crecimiento.
En un análisis de la economía de Alemania Occidental de 1945 a 1951, el economista alemán Werner
Abelshauser concluyó que «la ayuda externa no fue crucial en el comienzo de la recuparación o para que ésta
continuara».
La recuperación económica de Francia, Italia y Bélgica, según Cowen, es anterior a la ayuda de Estados
Unidos. De hecho, Bélgica, el país que adoptó antes que ningún otro una política económica de libre mercado,
después de su liberación en 1944, experimentó así la recuperación más rápida, evitando la severa escasez de
vivienda
y
de
alimentos
que
sufrió
el
resto
del
continente.
La ayuda de Estados Unidos, que en total nunca fue más del 5 % del PIB de los países del Plan Marshall,
fue además una cantidad muy pequeña para tener un impacto financiero significativo y probablemente causó más
daño que beneficio. En Alemania Occidental, por ejemplo, las políticas de Estados Unidos ocasionaron una
pérdida neta de recursos porque las indemnizaciones y el costo de la ocupación de los aliados alcanzó del 11 % al
15 % del PIB. La ayuda del Plan Marshall permitió a otros países mantener políticas que de otra manera serían
insostenibles.
Por ejemplo, Austria, Grecia y otros grandes beneficiarios a nivel per capita de los fondos estadounidenses
comenzaron su recuperación a medida que la ayuda se cortó. Gran Bretaña, el mayor beneficiario de la ayuda
15
estadounidense,
tuvo
la
tasa
más
lenta
de
recuperación
europea
en
la
era
de
la
posguerra.
La iniciativa de la ayuda no favoreció al libre mercado. El sesgo intervencionista de los administradores del
Plan Marshall ayudó a arraigar la planificación económica del gobierno en muchos países europeos -un legado
contra el cual hoy día los europeos todavía luchan-. A los gobiernos beneficiarios, además, se les pidió
incrementar el gasto público en un dólar por cada dólar recibido bajo el Plan Marshall, expandiendo así el sector
estatal a costa del sector privado. Los fondos del programa subsidiaron las exportaciones a Europa de compañías
norteamericanas de petróleo, de tabaco y de otros bienes en detrimento de otros países, como Grecia o Argentina,
que disfrutaban de ventajas comparativas. Como podemos ver, las consideraciones de política doméstica y la
beneficiencia
corporativa
no
son
atributos
recientes
de
los
programas
de
ayuda
externa.
El Plan permitió a las potencias europeas mantener sus colonias. Cowen coincide: “casi toda la ayuda del
Plan a Francia en 1949-1950 fue contrarrestada por gastos militares franceses en territorios extranjeros,
especialmente en Indochina”.
El Plan Marshall es todavía el programa de ayuda más venerado en la historia. Pero Europa se recuperó a
pesar de la ayuda, no a causa de ésta. Afortunadamente para Europa, el plan duró sólo cuatro años. Su
aplicabilidad a otras partes que tienen diferencias dramáticas en su economía, su historia jurídica y su cultura, es
en cualquier caso nula. El Plan Marshall y la tétrica historia de los programas de ayuda de Estados Unidos que lo
siguieron destacan el hecho de que la prosperidad permanente no puede ocurrir sin la libertad económica -un
objetivo generalmente impedido por la ayuda externa-.
16
The Marshall Plan, 1948-1951
RITSCHL, A. (2008) "The Marshall Plan, 1948-1951". EH.Net Encyclopedia, edited by Robert Whaples.
February 10, http://eh.net/encyclopedia/article/Ritschl.Marshall.Plan
Between 1948 and 1951, the United States poured financial aiding totaling $13 billion (about $100 billion
at 2003 prices) into the economies of Western Europe. Officially termed the European Recovery Program (ERP),
the Marshall Plan was approved by Congress in the Economic Cooperation Act of April 1948. After a transitory
90-Days Recovery Program, the Marshall Plan spanned three ERP years from July 1948 to June 1951. Congress
appropriated payments to European countries in annual instalments. Most of U.S. assistance under the ERP took
the form of grants; the loan component had deliberately been kept low to avoid transfer problems. Distribution of
the ERP funds among the recipient countries and their allocation to key sectors were placed in the hands of a U.S.
board operating in Europe, the Economic Cooperation Agency (ECA). Countries would present requests for
deliveries of goods to the ECA, which evaluated and decided them according to a set scheme of priorities. Dollar
payments by the ECA for any deliveries were complemented by a system of national matching funds in the
recipient countries, called counterpart funds. Countries would pay for ERP deliveries, not in U.S. dollars but in
their own national currencies. These payments were credited to their respective counterpart funds. With a view to
the German transfer problem of the inter-war period, no attempt was made to transfer these payments into U.S.
dollars. Instead, the ECA employed these counterpart funds to channel investment into bottleneck sectors of the
respective national economies. Repayment to the U.S. of the ERP’s loan component was effected in the mid1950s.
The Marshall Plan was by no means the first U.S. aid program for post-war Europe. Already during 19451947, the U.S. paid out substantial financial assistance to Europe under various different schemes. In total annual
amount, these payments were actually larger than the Marshall Plan itself. One key element of the Marshall Plan
was to bundle existing, rival programs in a package and to identify and iron out inconsistencies. The origin of the
Marshall Plan lay precisely in a crisis of the previous aid schemes. Extreme weather conditions in Europe in
1946/47 had disrupted an already shaky system of food rationing, exacerbated a coal and power shortage, and
threatened to slow down the pace of recovery in Western Europe. Faced with increasing doubts in Congress about
the efficiency of existing programs, the Truman administration felt the need to come up with a unifying concept.
The Marshall Plan differed from previous programs mainly in the centralized administration of aid allotments and
the strengthened link with America’s political agenda. Researchers currently agree that any effects of the Marshall
Plan must have operated through its political conditionality, far less so through its size.
The Marshall Plan also did not bring about the immediate integration of Europe into international markets.
Large external debts presented a serious obstacle to liberalization of Europe’s foreign exchange markets. A British
attempt in 1947 to lift capital controls triggered a run on Britain’s foreign exchange reserves, and was abandoned
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after six weeks. As a result, markets would not easily provide the large capital imports needed for European
reconstruction. The prospect of having to finance Europe’s so-called dollar gap out of U.S. aid indefinitely was
instrumental in shaping the Marshall Plan. During the three years of the Plan’s operation, U.S. policy temporarily
turned away from the goal of implementing the Bretton Woods system. Instead, it focused on the more modest
goal of liberalizing trade and payments within Europe. To this end, the European Payments Union (EPU) was
established in 1950. It lifted most capital controls within Europe, and combined a European fixed exchange rate
system with a first round of trade liberalization among its members (Kaplan and Schleiminger (1989)). Although
itself independent of the Marshall Plan, the EPU’s system of overdrafts and drawing rights was backed by ECA
funds. The EPU was designed to smooth Europe’s transition to full convertibility with the Bretton Woods system,
and had largely achieved this goal when it was dissolved formally in 1958 (Eichengreen (1993)).
Competing Interpretations of the Effects of the Marshall Plan
The Marshall Plan is still renowned as a showcase of successful U.S. intervention abroad. It was hailed by
contemporaries as the decisive kick that pushed Western Europe beyond the threshold of sustained recovery (e.g.,
Ellis (1950), Wallich (1982 [1955]). Later observers sympathetic to the Marshall Plan pointed to its high political
payoff and its allegedly strong multiplier effects (e.g., Arkes (1972), van der Wee (1986)). Still today, economic
folklore credits the Marshall Plan with everything that improved in Europe after the war: the restoration of decent
food supplies, the opening of supply bottlenecks in industry, and most importantly, the reconstruction of capital
equipment and housing stocks in the devastated economies of Western Europe.
Later analyses of the Marshall Plan have disagreed fundamentally with this favourable interpretation, and
have offered more sceptical views. An older literature interpreted the Marshall Plan largely as an American export
program, inspired by Keynesian fears about stagnation in the U.S. post-war economy. At times enriched with a
good dose of political Anti-Americanism, this interpretation was quick to assume that Marshall Aid primarily
served the interests of U.S. big business.
A revision to this doctrine highlighted the small relative magnitude of the Marshall Plan. U.S. assistance
hardly exceeded 2.5% of GNP of the recipient countries, and accounted for less than 20% of capital formation in
that period. The allocation of aid often seemed to follow political, not economic needs: nearly half the resources
never arrived in the disaster areas on the former European battlefields but served to buy political support in
England and France, and to fend off communist threats in various countries. Also, the overall political outcome
hardly seemed to fit with U.S. plans. Post-war Europe emerged from the Marshall Plan as a largely protectionist
bloc of countries under French leadership. Rather than integrating smoothly into the Bretton Woods system as
envisaged by the U.S., Europe seemed to work towards its own economic and financial integration. Epitomized by
the work of Milward (1984), this line of research sees France as the main winner over the U.S. in a contest over
political dominance in post-war Europe. In this perspective, Marshall Aid appears as a frustrated, economically
less-than-significant attempt to influence the course of events in Europe.
This interpretation has seen its own revision. In spite of its small contribution to aggregate output growth,
the Marshall Plan may have played a critical role in opening strategic bottlenecks in key industries. Borchardt and
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Buchheim (1991) argued that raw material imports under the Marshall Plan accelerated the recovery of West
German manufacturing. De Long and Eichengreen (1993) argued for Marshall Plan conditionality as a key
element in breaking up structural rigidities and bringing about readjustment in the recipient economies. This
perspective is a classical story about backward and forward linkages: according to it, the Marshall Plan relaxed
binding constraints in a complex input-output framework. Consequently, a purely macroeconomic perspective
would be misleading. However, as Eichengreen and Uzan (1992) pointed out, most of these effects were probably
temporary, and even their magnitude is questionable. Conditionality and the investment of counterpart funds into
strategic sectors may have accelerated the speed of Europe’s convergence back to its steady state. However, to
affect the conditional steady state itself, the Marshall Plan would have had to accomplish more than that, and solve
a cooperation problem that free markets could not easily handle.
One such cooperation problem was a hold-up problem in labor markets, a theme recurrent also in
Eichengreen (1996). Agents in Europe’s highly cartelized labor markets had the choice between reverting to an
uncooperative equilibrium with high wage demands and low investment, or a new equilibrium with temporary
wage restraint and high investment rates. To the extent that the ECA successfully linked Marshall Plan deliveries
to wage restraint in collective bargaining, it implemented a low-wage, high-investment equilibrium. Again,
however, from a neoclassical perspective this may have affected the speed of convergence more than the steady
state itself.
There was also a bigger, international cooperation problem in whose solution the Marshall Plan was
instrumental. Germany’s financial war machinery had left behind large amounts of debts owed to the formerly
occupied countries. To this were added reparation demands that potentially dwarfed those of World War I. Any
scheme for economic recovery and cooperation in Western Europe would have to deal with these unsettled
financial consequences of World War II. At the same time, it had to address the security concerns of America’s
allies, which perceived any reconstruction of Germany beyond the necessary minimum as a future threat. All of
this implied defining a role for postwar Germany, a delicate task that had initially been left open.
The Monnet Plan for French postwar reconstruction envisioned shifting the center of European heavy
industry from Germany’s Ruhr valley to France. U.S. postwar policies were initially built on similar principles:
under the Morgenthau Plan, Germany’s heavy industry would be cut back and the German economy would be
restructured to be based on light industry and agriculture. The price of these policies consisted of continued U.S.
assistance to Europe. Coal and steel as well as machinery were shipped to Europe across the Atlantic, while
German heavy industry, a traditional exporter of such items, was operating far below capacity. Among other
things, the Marshall Plan was also a reaction to this problem of deficient German deliveries to Europe.
Diplomatic historians have long argued that German reconstruction under U.S. political aegis was the core
of the Marshall Plan (see particularly Gimbel (1976) and Hogan (1987)). Given continued U.S. military presence
in Europe, self-sustained recovery and economic cooperation could be implemented, such that U.S. deliveries to
Western Europe were substituted with German exports. Berger and Ritschl (1995) document the diplomatic armtwisting especially of France by the U.S., and interpret the Marshall Plan as a set of institutions, designed to serve
as a commitment device for economic cooperation within Europe. To implement a cooperative equilibrium, U.S.
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policies linked Marshall Aid to free trade within Europe, to an agreement over the economic reconstruction of
West Germany, and to a standstill regarding reparations and war debts as long as Germany was divided. Viewed
from this perspective, Marshall Aid and its conditionality were merely the outer shell of a program whose core
was a far wider political agenda for economic cooperation in Western Europe.
References
Arkes, Hadley. Bureaucracy, the Marshall Plan, and the National Interest. Princeton: Princeton University Press, 1972.
Berger, Helge and Albrecht Ritschl. “Germany and the Political Economy of the Marshall Plan, 1947-1952: A Re-Revisionist
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Borchardt, Knut and Christoph Buchheim. “The Marshall Plan and Key Economic Sectors: A Microeconomic Perspective.”
In The Marshall Plan and Germany, edited by Charles S. Maier and Gunter Bischof, 410-451. Oxford: Berg, 1991
De Long, J. Bradford and Barry Eichengreen. “The Marshall Plan: History's Most Successful Structural Adjustment
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Cambridge: MIT Press, 1993
Eichengreen, Barry. Reconstructing Europe's Trade and Payments: The European Payments System. Manchester: Manchester
University Press, 1993.
Eichengreen, Barry. “Institutions and Economic Growth: Europe after World War II.” In Economic Growth in Europe since
1945, edited by Nicholas Crafts and Gianni Toniolo, 38-70. Cambridge: Cambridge University Press, 1996
Eichengreen, Barry and Marc Uzan. “The Marshall Plan: Economic Effects and Implications for Eastern Europe and the
USSR.” Economic Policy 14 (1992): 14-75.
Ellis, Howard. The Economics of Freedom: The Progress and Future of Aid to Europe. New York: Harper & Row, 1950
Gimbel, John. The Origins of the Marshall Plan. Stanford: Stanford University Press, 1976
Hogan, Michael J. The Marshall Plan, Britain, and the Reconstruction of Western Europe, 1947-1952. Cambridge:
Cambridge University Press, 1987.
Kaplan, Jacob and Gunter Schleiminger. The European Payments Union: Financial Diplomacy in the 1950s. Oxford: Oxford
University Press, 1989.
Milward, Alan S. The Reconstruction of Western Europe, 1945-1951. London: Methuen, 1984.
van der Wee, Herman. Prosperity and Upheaval: The World Economy, 1945-1980. Berkeley: University of California Press,
1986.
Wallich, Henry. Mainsprings of the German Revival. New Haven: Yale University Press, 1982 (1955).
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