Estándar peninsular: prestigio manifiesto y la opinión de

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Estándar peninsular: prestigio manifiesto y la opinión de
alumnos universitarios
Lic. Rubén Vásquez Gómez
Universidad Autónoma de Baja California
[email protected]
Dra. Rosio del Carmen Molina Landeros (Cordinadora)
Universidad Autónoma de Baja California
[email protected]
Línea temática: Lengua, cultura y sociedad
Resumen:
Históricamente se ha reconocido como español de prestigio aquel dictaminado por la Real
Academia de la Lengua Española, que tradicionalmente ha usado el español de Madrid,
Toledo y Burgos como modelos a seguir (Alvar, 1986). Cambios en la demografía y
perspectiva del lenguaje han resultado en una visión diferente sobre el prestigio. El estudio
realizado como parte del presente trabajo viene a apoyar la descripción de un español
pluricéntrico (Oesterreicher, 2002), donde ya no hay un solo modelo de lo socialmente
aceptado como correcto, sino varios centros de irradiación.
La presente ponencia surge como resultado de un sondeo a estudiantes
universitarios sobre cuestiones de seguridad lingüística, normatividad y prestigio
manifiesto respecto al uso de la lengua española, como respuesta a las preguntas de opinión
¿Quién habla correcto? ¿Dónde se habla correctamente?
Palabras clave: Norma lingüística, prestigio manifiesto.
Introducción
En la diversidad radica la riqueza. El grueso de la riqueza lingüística se encuentra en grupos
pequeños vulnerables a desaparecer o ser asimilados (como ha sido el caso de los irlandeses
del norte de Irlanda que cambiaron su lengua, por razones históricas de corte políticoeconómico al inglés, Hickey, 2010, p. 151), el habla de estos pueblos generalmente será
juzgado como de no prestigio. “Ha sido estimado que alrededor del sesenta por ciento de la
población del mundo contemporáneo es multilingüe” (Richards &Rodgers, 1986, p. 1), lo
cual, en cierta forma, indica que el ser humano por naturaleza puede aprender a manejar
varios códigos lingüísticos. Sin embargo la opinión del purista parece atentar en contra a
toda esta diversidad. Para el purista la diversidad no es riqueza, justo como lo afirman los
adeptos a la filosofía de la supremacía aria, pues así como los supremacistas buscar
perpetuar una raza pura, los puristas pecan de querer superponer una norma ajena a las
múltiples realidades sociales. Aunque históricamente se ha volteado a la antigua metrópoli
en búsqueda de la respuesta, esta al final de cuentas viene, como dicen los antiguos monjes
vedas, desde dentro de uno mismo.
Desarrollo
Detrás de un pensamiento monocentrista se encuentra una gran falacia recurrente, a la cual
designaré como la falacia de la óptima calidad radica en el origen. Esta es un mecanismo
recurrente en conversaciones sobre lo correcto al hablar. Nos encontramos con opiniones
como la siguiente: “…si hablamos de cómo se debe decir tenemos que fijarnos en como lo
dicen los españoles, porque de ahí es la lengua” (Tomada de un joven de 22 que ha residido
toda su vida en Tijuana, con formación universitaria en el área de ingeniería con español
como lengua materna, 2012, comunicación personal). Sin embargo el argumento del origen
no parece ser fuerte en todas las áreas, por ejemplo: los mejores futbolistas no son
necesariamente ingleses, los mejores dobladores de papel no son chinos, los mejores
jugadores olímpicos no son griegos, etc. Sin embargo, este argumento parece ser
omniscientemente válido al momento de hablar del lengua española, y parece en ocasiones
ser irrefutable.
Existen grandes beneficios detrás de la estandarización, pueden parecer tan buenos
estos beneficios que una parte de la población se ha dado a la tarea de validar esta
estandarización entre la población, pero uno no debe olvidar que al final de cuentas cada
región tiene autonomía lingüística desde una perspectiva fáctica, aunque puede ser delegada
por los académicos o los líderes lingüísticos regionales de una forma manifiesta, a manera
de sumisión (sumisión en el sentido de desplazar lo propio en pro de lo ajeno). Esta
sumisión parte desde una perspectiva o político-académica o literaria al momento de
intentar ser adscrito a una norma culta ajena. Este desplazamiento de lenguas vernáculas
ante una forma superior fue vivido en la Francia revolucionaria, donde el cuestionario de
Gregorio buscaba identificar las diferencias entre el francés de París y las variantes
regionales, para saber que cambiar, i. e. cómo atacar al patois (De Certea, Julia &Revel,
2002, pp. 49-50), antes de continuar, es necesario entender el significado de patois de
acuerdo a la Encyclopédie, ouDictionnaireraisoné des sciences, des arts et des métiers, de
1778, donde se describe como “el ‘mal’ que corrompe al francés” (p. 50). Este momento, a
la par del restablecimiento de la AcadémieFrançais, marca la aparición de una política
francesa hacia el monocentrismo que se vive hasta la fecha (Judge, 2007, pp. 20-22).
En 1713 Felipe V aprobó en su constitución la iniciativa de Manuel Fernández
Pacheco, marqués de Villena, de instaurar una academia reguladora de la lengua con el
propósito de “fijar las voces y vocablos de la lengua castellana en su mayor propiedad,
elegancia y pureza [y] combatir cuanto alterara la elegancia y pureza del idioma, y de
fijarlo en el estado de plenitud alcanzado en el siglo XVI” (Real Academia de la Lengua
Española, s. a.). A partir de la institución de la Real Academia comienza una opresión
paulatina de las diferentes variantes y lenguas habladas en los territorios españoles. El lema
de “fijar las voces y vocablos […] en su mayor propiedad” significo establecer a una
variante como la suprema, y desplazar a las otras como deformaciones o corrupciones de la
lengua. Fenómenos similares ocurrieron en Francia. Desde el siglo XVIII el pueblo francés
experimentó un ataque de ser juzgado como de habla incorrecta, y como solución
pedagógica y filantrópica ante ello se le fue dictaminada una norma ajena, proveniente del
centro de irradiación político-cultural. Esta unificación del lenguaje facilitó la propagación
del manifiesto revolucionario, a costa de llevar a las otras lenguas del territorio francés al
borde de la extinción (p. 22), pues la ley del 20 de julio de 1794 declaró que "ningún
documento público debe escribirse en ninguna parte del territorio en otra lengua salvo
francés" (Wardhaugh 1987, en Judge, 2002, p. 22). Es necesario aclarar que el
desplazamiento del patois ante la norma centralista no fue un movimiento en absoluto
basado en premisas lingüísticas, sino en argumentos de mera comodidad administrativa y
de supresión de las diferencias, pues todo código lingüístico es correcto en tanto puede
englobar ideas.
Esta postura hacia un monocentrismo ha tenido sus consecuencias también en el
habla hispana. Prescribir una norma para mantener la capacidad de comunicación entre las
antiguas colonias españolas no representa una política de fomento a la comunicación, sino
una reminiscencia de dominio sociocultural por parte del antiguo centro de prestigio; es
decir, el español de Burgos, Toledo o Madrid (Alvar, 1986, p. 18), vigente todavía en las
gramáticas escritas en Latinoamérica como la de Andrés Bello, que toma el modelo
peninsular como base para su obra. Aunque desde ya hace tiempo existe una variante
propia del español mexicano divergente del español europeo incluso desde el siglo XVIII
(Baldauf& Kaplan, 2007, p. 18) muchos intentan voltear hacia el antiguo centro de
irradiación para buscar respuestas. “En cuanto al lenguaje hablado, [se] t[iene] una enorme
inseguridad: ‘¿Está bien decir onceavo? ¿No es undécimo? ¿Cómo se dice, yo fuerzo o yo
forzó? […]” (Paz Berruecos, 1974, en Crhová, 2004, p. 90). De ello se puede notar que
“mucha gente está convencida de que ‘habla mal’ el idioma y comete errores
constantemente” (Crhová, 2004, p. 91) por buscar apegarse a una norma rígida, anacrónica
y ajena a la realidad.
Afortunadamente la visión ha girado gradualmente hacia una aceptación del
evidente pluricentrismo de la lengua española, como resalta Wulf Oesterreicher (2002) al
afirmar que la realidad de la lengua ya no puede ser analizada bajo las etiquetas de
“dependencia, independencia, subordinación, desvío, etc. del español peninsular como muy
a menudo ha venido sucediendo” ( p.1). Las poblaciones latinas no deben de afrontar un
destino lingüístico como el de las otras lenguas de Francia al tratar de imitar una norma
centralista; cada población debe buscar arquetipos lingüísticos en su propio contexto y no
importar las formas y usanzas de otros lugares.
Dentro de una perspectiva sociolingüística el prestigio se divide en dos categorías
de acuerdo a la actitud de los usuarios hacia el registro. Giles y Powesland (1975, en
Hudson, 1999, p. 213) proponen la dicotomía PRESTIGIO MANIFIESTO versus PRESTIGIO
ENCUBIERTO.
El primero corresponde al habla de la clase social alta, considerado correcto,
pero frío y distante; por otro lado, el prestigio encubierto pertenece a los estratos diferentes,
locales no prestigiosos, pero con un grado de aceptación superior por acercarse más al
aspecto emocional de los hablantes. En una encuesta breve a 20 estudiantes de UABC los
resultados arrojan que no hay una variante del español particularmente saliente como
normativa.
Las primeras tres preguntas se refieren a la Real Academia Española (RAE) y sus
funciones. El 25% de los encuestados declararon no haber escuchado de la RAE, de ellos el
60% fueron hombres. Sobre las funciones de la RAE el 25% respondió que se dedica a
asignar definiciones, el 15% respondió que la RAE es un instrumento de consulta, y el 30%
restante respondió que la función de la RAE es prescribir el habla correcta, y solo un
individuo (5%) respondió que es un organismo descriptivo.
La interpretación de los resultados indica que la presencia de la RAE en el contexto
académico es mínima entre estudiantes de UABC, y fueron los hombres quienes más
desconocen de tal organismo (aunque la muestra no es estadísticamente representativa de la
población, pero si sirve como un indicador). Una cuarta parte de la población encuestada
declaro haber escuchado de la Real Academia. Un argumento recurrente hacia la necesidad
de dicha institución radica en evitar la babelización de la lengua; si tan vital fuera su razón
de ser, ¿cómo puede llegar una porción significativa de la población al ámbito universitario
sin conocerla? La mitad de los estudiantes encuestados fueron de la facultad de idiomas en
etapa disciplinaria (de 4to semestre hasta 8vo), dato particularmente significativo, pues
significa que una porción de estudiantes del área de lenguas no tienen necesidad de
consultar a la RAE.
Otro de los datos curiosos es que el 65% de los entrevistados juzgaron al español de
Tijuana como incorrecto, por tener “demasiada influencia del inglés”, además ser afectado
por muchas muletillas, de ellos sólo el 30% del total de la población declaró sentir que el
españolcorrecto se habla en otro lugar (5% Sudamérica, del 10% Colombia, 5% Argentina,
5%Guadalajara y 5% España); el 35% restante declaró que la forma correcta de hablar no
es un asunto diatópico sino diastrático, como lo ha señalado Oesterreicher (2002, p.1), lo
cual favorece una perspectiva pluricentrista en la sociedad estudiantil de UABC. Lo que
pudiera indicar que el antiguo prestigio manifiesto del español europeo ha sido diluido en
pro de una variante de prestigio más cercana a la realidad social. Por último, el ítem 4b se
refiere a la tendencia a querer hacer crossing; es decir, imitar una variante diferente a la
propia con el fin de adscribirse una identidad diferente, (cf. Rampton, 1998 pp. 290-317),
solo 2 personas afirmaron querer imitar otra variante: la de argentina (5%) y de
sudamericana (5%); esto último puede significar que si bien otras variantes son vistas como
de prestigio, este prestigio no es un motor lo suficientemente fuerte para impulsar el
cambio. Por fortuna estos resultados arrojan una tendencia hacia la autovalidación de las
variantes regionales, de la cual la sociedad extrae una forma de prestigio que no requiere
ser exógena.
Conclusión
Prescribir para evitar la babelización de la lengua ofende en lo más profundo a la persona
promedio que aprendió a hablar y lo hizo increíblemente bien; no nos resulta extraño
observar como los padres a menudo se sorprenden de ver lo rápido y bien que aprenden los
niños. Ninguna sociedad regional en la historia de la humanidad ha sufrido de esto, la
diversificación ocurre con el distanciamiento de las poblaciones, y si un código lingüístico
diverge al grado de perder inteligibilidad, entonces las dos sociedades en las que esto
ocurre no tenían suficiente contacto; y si llegan a necesitar comunicarse, afortunadamente,
la lingüística aplicada vendrá a ayudar con maestros de lenguas o interpretes. Es
particularmente importante destacar que los estudiantes universitarios encuestados
muestran un sentir de inclusión hacia su propia variante, alejándose de la antigua idea de
una lengua monocéntrica. El antiguo impacto del español castizo en los pueblos
latinoamericanos parece ser, cada vez más y más una sombra del pasado.
Referencias:
Alvar, M. (1986). Actitud del hablante y sociolingüística. En Hombre, etnia, estado, pp. 1336. Madrid: Gredos.
Baldauf, R. B., Kaplan, R. B. (2007) Langaugeplanning&policy: LatinAmerica, vol.1:
Ecuador, Mexico and Paraguay.Toronto: MultilingualMatters LTD.
Crhová, J. (2004). Actitud hacia la lengua. Cuadernos del cec.museouabc. Mexicali, Baja
California: Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.
Hickey, R.(2010). Contact and Language shift. The handbook of langaugecontact.pp. 151169 West Sussex: Balckwell Publishing.
Hudson, R.A. (1999). La Sociolingüística. Barcelona: Anagrama.
Judge, A. (2007). Linguistic Policies and the survival of regional languages in Franca and
Britain.Eastbourne, England: Palgrave MacMillan
Oesterreicher, W. (2002). El pluricentrismo del español: el problema de los territorios
americanos. Ludwig-Maximilians-UniversitätMünchen
Rampton, B. (1998).Language Crossing and the Redefinition of Reality: Implications for
Research on Codeswitching community. enCode-switching in conversation:
Language, interaction, and identity, Auer.P. (Ed.). pp. 290-317. London and New
York: Routledge Taylor & Francis Group
Real Academia de la Lengua Española (s. a.). Breve historia, orígenes y fines. Recuperado
de
<http://www.rae.es/rae/gestores/gespub000001.nsf/voTodosporId/CEDF300E8D94
3D3FC12571360037CC94>
Richards, J. C., Rodgers, T. S. (1986). Approaches and methods in language teaching.New
York: Cambridge UniversityPress.
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