MEJORAMIENTO 21 de Julio ¿Estás dispuesto a pagar el precio? «H E PELEADO la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, Juez justo, en aquél día” (1 Timoteo 4:7, 8). Leí acerca de Bob Ireland, quien cruzó el último lugar la línea de meta en el maratón de Nueva York de 1986, con el tiempo más largo en la historia: cuatro días, dos horas, 48 minutos y 17 segundos. Debo aclarar que Bob fue la primera persona que haya corrido un maratón con sus brazos en lugar de hacerlo con las piernas. Bob, de 40 años, perdió las piernas en Vietnam. Cuando le preguntaron por qué decidió correr un maratón, dio tres razones: 1. Para demostrar que ser un cristiano le da más sentido a la vida. 2. Para probar su condición física. 3. Para promover buena salud y valor en otros Recursos Escuela Sabática © El “éxito no está en el lugar donde comienzas –dice este singular atleta– sino en el lugar donde terminas, y yo llegué a la meta”. Causa admiración lo que personas como Bob son capaces de lograr. Esto nos induce a pensar en lo que usted y yo, con la mayoría de nuestras facultades, somos capaces de hacer, o estamos haciendo. Tal vez no corramos una maratón, pero, ¿somos capaces de levantarnos una hora más temprano cada sábado para llegar a descubrir el plan que el Cielo tiene para nosotros? ¿Somos capaces de buscar cada día la voluntad de Dios antes que cualquier cosa? ¿Tenemos valor para enfrentar las tentaciones, la indolencia, el desánimo, y salir triunfantes en nuestra carrera cristiana? Pablo escribió: “¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno sólo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. Todo aquél que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea al aire… no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismos venga a ser eliminado” (1 Corintios 9:24-27). El apóstol ciertamente no hablaba en vano. Antes de poder decir: “He acabado la carrera”, escribió: “En trabajos, más abundante; en azotes sin medida; en cárceles, más; en muertes, muchas veces… En trabajo y fatiga, en muchas vigilias, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez; sin otras cosas además, lo que sobre mí se agolpa cada día, la solicitud de todas las iglesias” (2 Corintios 11:23-28). ¿Alguien esperaba una vida fácil? Preguntémonos: ¿Qué estamos dispuestos a hacer para acabar la carrera con éxito? No queremos ser eliminados. Quiera Dios que estemos dispuestos a hacer lo que sea necesario, y al final obtengamos esa “corona incorruptible” que Dios nos tiene preparada Recursos Escuela Sabática © Mary Santibáñez