Francisco José Rozada Martínez Dionisio y el turismo Bien conocemos a Dionisio de la Huerta por estos lares como “padre” y fundador de la Fiesta de las Piraguas, el Descenso Internacional del Sella, pero menos conocidas son aquellas que fueron sus otras ocupaciones, aparte de las deportivas, teatrales, etc. Fue durante nada menos que 25 años secretario de la Federación Nacional de Tenis, también Capitán del Equipo Nacional de Tenis, juez árbitro de la Copa Davis o Vicepresidente de la Federación Española de Piragüismo, entre otros cargos. Un gran deportista que recorrió medio mundo. Su amor al paisaje asturiano no tenía límites y, así, recorrió a pie todos los ríos del Principado. Culto, vitalista, soltero, catalán de nacimiento y asturiano de corazón, su padre había sido emigrante en Cuba, donde fue socio de la empresa de tejidos Huerta, Cifuentes y Cía., de La Habana. Dionisio apenas si se dedicó a su carrera de abogado y disfrutó siempre de una posición económica muy desahogada. En su etapa de promotor turístico, y concretamente entre 1935 y 1950, se dedicó a organizar hasta diecisiete viajes en lujosos yates entre Barcelona y Las Palmas. Que Dionisio fuese homenajeado en 1990 en Las Palmas por considerarle uno de los grandes descubridores de la riqueza turística de las Islas Canarias es un dato muy poco conocido. Fue un homenaje a un Dionisio ya con 91 años (falleció a los 95 el 4 de abril de 1995). En esos yates también llevaba con él a los más destacados tenistas del momento para que disputasen torneos, tanto en Canarias como en Marruecos. En Melilla llegaron a regalarle un pequeño camello que se llevó a Barcelona, y fue la mascota del Club de Tenis de Turó. Infinidad de catalanes conocieron Asturias a través de los viajes que organizaba. No se le ha valorado bastante esta faceta de promotor turístico de Asturias al creador de las Piraguas, la que acabó siendo la única fiesta de Asturias que tiene la categoría de “Interés Turístico Internacional”. En una carta original de Dionisio -de la que alguien nos ha hecho depositario este verano- se hace notar todo este amor al paisaje asturiano. Fechada en Infiesto el día 25 de agosto de 1956 y bajo el membrete “Fiesta de Las Piraguas - Tenis Club Infiesto”, Dionisio redacta con su máquina de escribir, sobre finísimo papel, todas las normas a seguir para celebrar una fiesta en El Sueve, concretamente en Pienzu. La carta se dirige a D. Antonio Victorero, de Lastres, (los hermanos Victorero hicieron una enorme fortuna con negocios de tabaquería y papelería, en México. Además, su original máquina de liar cigarrillos les dio mucho dinero. Ellos Cronista oficial de Parres Francisco José Rozada Martínez pagaron de su bolsillo -como agradecimiento por haber llegado a Lastres a salvo tras la Revolución Mexicana- el coste de la cruz original del Picu Pienzu, en 1914, hecha en madera de roble, así como la que la sustituyó en 1928, y al igual que la que ahora conocemos desde 1955. En el domicilio de los Victorero estaba el famoso nacimiento de Lastres que, en 1945, la familia cedió a los niños de la catequesis parroquial lastrina de Sta. María de Sábada). Dionisio reunió en Arriondas a los alcaldes de Piloña, Parres, Caravia y Colunga, que acordaron aprobar por unanimidad varios temas, como que “la carretera Fito-Pie de Pienzu estará señalizada con rótulos, según promesa de Jaime Vigón”, Presidente de la Diputación. Dionisio se encargaría de “bautizar la pradera del doctor Pimentel” y de que en la cruz estuviese colocada la “placa del protomártir asturiano Fray Melchor”. Los grupos de montañeros “Torrecerredo” (Gijón), “Vetusta” (Oviedo) y “Vízcares” (Infiesto) prepararon sus excursiones para el día previsto (en la carta no se especifica cual, pero se supone que sería alguno de septiembre). También los grupos llamados “Frentes de Juventudes” de varias localidades pensaban ya en pernoctar la noche antes en Pienzu. Muchos vecinos le hicieron saber que acudirían y Dionisio se ocupó de avisar a los diferentes periódicos, y dice que Hernan (así aparece escrito) “se ha encargado de aportar gaiteros y Vigón y el alcalde de Parres (que lo era Emilio Blanco Vega entre 1955-1959) pondrán las caballerías”. Nada dejaba Dionisio al azar, siempre puntual, meticuloso y con gran sentido de la organización previa de los eventos; por eso hace notar, por último, que el alcalde de Piloña “ya ha hablado con un sacerdote para que diga misa en Mergullines (para los rezagados), y también la misa junto a la Cruz”. Como detalle final anotaremos que la máquina de escribir de Dionisio ya era vieja en 1956 y se “comía” las “h”, de forma que tenía que ponerlas después él mismo a mano con una pluma estilográfica. Arriondas, 17 de agosto de 2016 Cronista oficial de Parres Francisco José Rozada Martínez Dionisio en la Cruz de Pienzu haciendo de guía. La vieja máquina de escribir de Dionisio. Cronista oficial de Parres