Para realizar este cometido, y siempre dependiendo del estado del

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1.1.2. CÓMO
PASAR AL ENFERMO DE LA CAMA A LA CAMILLA
Para realizar este cometido, y siempre dependiendo del
estado del paciente, debemos contar con 2 o 3 personas.
En el caso de niños pequeños o bebés, con 1 o 2 personas
como máximo, será suficiente.
La camilla se colocará siempre paralela a la cama y bien
pegada a esta, procurando que no se mueva.
Previamente, habremos retirado la sábana encimera y las
mantas hacia los pies del enfermo y habremos sacado los
bordes de la entremetida y el hule.
Una de las dos personas se colocará en el lado externo
de la camilla, en el centro, y tirará de la entremetida hacia
sí, mientras que la otra se colocará en la cabecera sujetando al enfermo por los hombros, levantándolos y acercándole a la camilla.
Una vez que el enfermo este colocado en la camilla, se
le tapa con las sábanas y mantas.
1.1.3. CÓMO
MOVER AL ENFERMO HACIA LA CABECERA
Si el enfermo puede colaborar, o se trata de niños de
corta edad, bastará con una
sola persona para moverle. El
enfermo debe ayudar flexionando las piernas y haciendo
palanca sobre los talones o
bien agarrándose a la cabecera con los brazos extendidos
y flexionándolos después.
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El Auxiliar le ayudará pasando un brazo por debajo de
los hombros y la nuca, y otro por debajo de la cintura,
como indicamos en el dibujo.
1.1.4. FORMA
DE SENTAR O INCORPORAR AL ENFERMO EN LA
CAMA
Actualmente, todas las camas hospitalarias son articuladas. Lo primero que haremos será dar vueltas a la manivela correspondiente hasta que la elevación de la cama haga
que el enfermo se encuentre cómodo y en una postura
adecuada.
Luego, levantaremos sus hombros, para lo que nos colocaremos de cara al enfermo y de lado con respecto a la
cama. El pie más cercano se coloca atrás y la mano más
lejana la pasamos por detrás de los hombros del enfermo,
balanceando el cuerpo hacia atrás, bajando las caderas verticalmente de modo que el peso pase de nuestra pierna de
delante a la de atrás, como vemos en el dibujo.
Ejemplo en página siguiente
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1.1.5. CÓMO
MOVILIZAR AL ENFERMO
Después de una larga enfermedad o de una intervención
quirúrgica no se puede levantar al enfermo de la cama de
cualquier forma.
Los primeros movimientos que realiza el paciente al
movilizarlo por primera vez son muy importantes. Es necesario, en primer lugar, sentar al paciente en el borde de la
cama de forma cuidadosa. El auxiliar debe comprender la
importancia de llevar a cabo el procedimiento de una
manera lenta y deliberada, para que el enfermo se vaya
familiarizando a cada nueva posición que vaya adoptando.
Después de este primer paso, el paciente debe sentarse
en una silla y es conveniente también que a partir de ésta
primera vez, el enfermo se levante y se siente en una silla
a intervalos en el día. Este proceso ayudará al paciente
convaleciente a recobrar las fuerzas y dará descanso y
comodidad cuando vuelva a casa.
PRECAUCIONES
QUE DEBEMOS TENER EN CUENTA
Debemos saber que estos pequeños detalles son de
suma importancia para la recuperación del enfermo. Sin
embargo, hay que tomar una serie de precauciones:
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En principio, cuando vayamos a levantar a un enfermo
por primera vez, no debemos dejarlo solo ni un momento, porque puede surgirle cualquier complicación en un
segundo. Una de las complicaciones más comunes es el
mareo; por ello es preciso no separarse del enfermo,
pues en cualquier momento nos puede necesitar.
También es preciso vigilar el pulso y el color de la piel
para prevenir cualquier posible accidente, como por
ejemplo que el paciente se caiga al suelo, debiendo
acostarlo antes de que esto ocurra.
CÓMO
COMENZAR LA DEAMBULACIÓN
Cuando el paciente esté en condiciones de empezar a
caminar después de un tiempo en la cama, lo primero
que tiene que hacer es aprender a mantener el equilibrio, primero sentado y luego de pie, y por último probará a dar pasos.
Debemos evitar, como acabamos de señalar, los riesgos
de caídas, para lo que debemos estar muy atentos sirviendo de apoyo cuando el enfermo lo necesite. El
enfermo no debe llegar a fatigarse.
Muchas veces, el enfermo necesitará dispositivos como
muletas o andadores. Es labor nuestra enseñarle y ayudarle a ejercitarse con ellos.
Cuando la persona necesite el apoyo de otra para andar
le ayudaremos pasando nuestro brazo próximo al enfermo por su cintura, mientras que el enfermo pasa su
brazo próximo por nuestros hombros. Debemos sostener siempre al enfermo por su lado más fuerte o sano.
Ejemplo en página siguiente
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1.2. HIGIENE Y ASEO DEL ENFERMO
La higiene es una suma de procesos que permite una
mejor defensa de la piel para luchar contra las enfermedades.
Sin higiene personal corporal, la enfermedad es más grave,
porque, al haber suciedad, el organismo se hace menos resistente a los agentes productores de la misma. Debemos recordar, que la suciedad hace que el enfermo se sienta incómodo,
y es fuente de infecciones, siendo los enfermos especialmente susceptibles a ellas.
Todos conocemos la sensación de relajación y bienestar
que el baño produce cuando se lleva encamado varios días.
El sudor y la suciedad, además, actúan como irritantes en
la piel, favoreciendo las excoriaciones y úlceras.
El auxiliar de enfermería es el responsable de la limpieza
del enfermo. Su papel consiste en dejar al enfermo en las
mejores condiciones de defensa posible, asegurándole una
higiene perfecta.
La higiene de la piel debe hacerse más minuciosamente
en el enfermo que en los individuos sanos, para permitir que
la piel cumpla eficazmente sus funciones, que son las
siguientes:
✔
Respiración.
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