El delincuente común En buena medida, la actividad delictiva de aquellos que son señalados de ser unos delincuentes comunes, se encuentra concentrada en los derechos a la propiedad privada y la salud pública, en especial se observa en el tráfico y consumo de drogas. Es la delincuencia más representativa, aquélla que más explica la presencia de los presos en las cárceles y, en definitiva, la que llena de información las estadísticas delictivas. Por supuesto, hay otro tipo de infracciones penales en nuestros anuarios y en las instituciones vinculadas a la aplicación de la ley, pero su número es más escaso, y muchas veces su proceder resulta más complejo para ser descrito en este comentario. Pero en los últimos años se han hecho avances importantes en la investigación Científico Criminal.A pesar de que los delitos contra la propiedad pueden ser algunas veces muy violentos, como cuando se perpetra un robo a mano armada, o con disparos de arma de fuego a víctimas o usuarios del banco, lo cierto del caso es que no es la constante. Ya que el objetivo de la acción antisocial es lograr dinero en efectivo en forma rápida y sin peligro de ser atrapado, o bien, el obtener otros objetos de gran valor en forma inmediata. La violencia aquí es un medio, no el fin de la transgresión penal. Esto es justamente lo opuesto de lo que pretende alguien que maltrata a su esposa, o que mata a su vecino en su pueblo por una venganza pendiente que se remonta a muchos años atrás. Es justo reconocer, sin embargo, que a veces la distinción dista de ser clara. Es el caso del ladrón de bancos que no duda en matar a los testigos para que no puedan identificarlo, cuando quizás esa circunstancia podía haberse evitado. De ahí que en este capítulo empleamos el concepto de común, para subrayar el carácter no profesional de la violencia, su empleo como mera asistencia a un acto delictivo, sin que alcance nunca el papel protagonista de la escena del crimen. Tal escena, usualmente, implica delitos como el hurto, el robo con violencia o intimidación y el robo con fuerza en las cosas. Las víctimas usualmente son los propietarios de coches, los supermercados y tiendas, los bancos y farmacias.- La carrera delictiva del delincuente común. Algunos autores, como Hirschi y Gottfredson (1988) afirman que el concepto de carrera delictiva no es adecuado para estudiar la delincuencia, y fundamentan esta afirmación en una distinción interesante, a saber, la que separa el concepto de Criminalidad del de Delito. La criminalidad es un aspecto de la personalidad del individuo: Se refiere a las diferencias estables entre los individuos en la tendencia a cometer actos delictivos, mientras que los delitos son eventos circunscritos de corta duración, que presuponen un peculiar conjunto de condiciones necesarias, como la actividad, la oportunidad, los posibles adversarios, las víctimas y los bienes. La expresión delincuencia, a juicio de estos autores, es un término especialmente desafortunado porque no permite que distingamos con facilidad esos conceptos; tal y como se suele usar, asume ambos sentidos, algunas veces refiriéndose a un acto y otras veces a las personas que lo llevan a cabo, hayan cometido o no actos delictivos. Tal y como nosotros los empleamos, delito designa un acto delictivo, mientras que, criminalidad se refiere a la tendencia característica de un individuo a participar o abstenerse de hacerlo en actos delictivos. De este modo, los autores desautorizan el empleo del concepto de carrera delictiva porque, al igual que lo que ocurre con el concepto de delincuencia, tampoco distingue entre los delitos y los delincuentes del modo en que ellos lo hacen, simplemente, los investigadores de las carreras delictivas estudian a los delincuentes a través de los delitos que van cometiendo, sin valorar la tendencia criminógena que puedan albergar. Más bien un sujeto es más delincuente si comete más delitos, y se supone que la capacidad criminógena del sujeto disminuye si sus delitos van siendo cada vez menos frecuentes o graves. Pero para los autores son los delitos los que cambian con la edad, la criminalidad es relativamente constante a través de toda la vida del individuo. Los delitos que puede cometer el sujeto dependen de más cosas que de su tendencia delictiva, intervienen factores como la disponibilidad de armas o la accesibilidad de las víctimas. Las teorías criminológicas y los programas de prevención debería comprender esta fundamental distinción de lo contrario tienen pocas probabilidades de ser realmente útiles. Lo cierto es que el concepto de carrera delictiva está siendo utilizado con profusión en la literatura criminológica actual y cada vez son más los autores que defienden su relevancia para el estudio del comportamiento criminal.El concepto de carrera delictiva se refiere a la secuencia longitudinal de los delitos cometidos por un individuo durante un período determinado de tiempo en su vida; por eso requiere la verificación de la existencia de una progresión de la actividad criminal a través de estudios, (Le Blanc, 1986). En un extremo, se halla el delincuente que sólo comete un delito, mientras que en el otro se encuentran los delincuentes de carrera, es decir, los delincuentes que cometen numerosos delitos, algunos de ellos ciertamente graves. Parece sensato afirmar que si una carrera delictiva por definición implica una progresión en el tiempo, la información derivada de los estudios longitudinales será necesaria para estudiar un fenómeno extenso como el de la carrera delictiva (Blumstein 1988). Conviene no confundir los conceptos de carrera delictiva y delincuente de carrera. El primero sólo pretende describir la secuencia de delitos durante una parte de la vida de un sujeto, y no sugiere que éste sea, necesariamente, un delincuente peligroso. Las carreras delictivas se caracterizan por un comienzo de la actividad delictiva, al final de la misma, y la duración entre ambos puntos. En el transcurso de la carrera, los criminólogos se interesan por comprender varios factores, como la tasa de delitos, el patrón empleado en cada uno de los tipos de delitos cometidos, y otras tendencias identificables con facilidad en la conducta del individuo. En este sentido, varios términos adquieren especial relevancia. Por un lado, los de prevalencia y frecuencia. La prevalencia o participación, se refiere a la proporción de miembros de una población que son delincuentes activos en un tiempo dado, y el de incidencia o frecuencia, considera la tasa anual en la que estos delincuentes activos cometen delitos, es decir, caracteriza la intensidad o la tasa de la actividad delictiva de los delincuentes en un tiempo dado (número de delitos por delincuente). Así, el primer término distingue entre delincuentes y no delincuentes, o lo que es lo mismo, cuántos individuos de una población están involucrados en actividades delictivas, y el segundo nos indica que número de delitos comete un delincuente activo en una unidad de tiempo. Y por otro, el de persistencia, que nos indica quiénes son delincuentes ocasionales y quiénes frecuentes o crónicos, y por qué ciertos individuos persisten en el delito mientras otros inhiben su implicación en actividades delictivas. Lo que interesa saber, por lo tanto, es cómo se inician, continúan y finalizan las carreras delictivas, aquí adquieren sentido los conceptos de inicio, escalación, o seriedad, especialización delictiva y desistimiento, porque puede ocurrir que en cada una de estas fases estén interviniendo factores causales distintos; es decir, las causas que pueden estar influyendo en la iniciación de un individuo en la actividad delictiva, pueden ser diferentes de las que afectan a la frecuencia con la que delinque, los tipos de delitos que realizan, o el abandono de sus actividades. En la medida que estas dimensiones de la carrera delictiva sean diferenciadas, se podrán mejorar y profundizar las explicaciones sobre el delito y la delincuencia, ofreciendo líneas preventivas que actúen sobre las constantes identificadas. Pero no hay que confundir la perspectiva de la carrera delictiva con una teoría del delito. La primera es una herramienta conceptual, una forma de estructurar y organizar el conocimiento en torno a ciertos aspectos básicos del actuar delictivamente del sujeto, con el objeto de que puedan ser mejor observados y evaluados, facilitando además su análisis cuantitativo. Además, al no considerar la delincuencia como un fenómeno unitario indiferenciado, permite distinguir a los individuos que cometen delitos, de los delitos que éstos cometen, propiciando un análisis más detallado de esos elementos en función de los tipos de delitos resultantes. Finalmente, como el concepto de carrera delictiva no hace presunciones sobre rasgos fijos del sujeto sino que evalúa la implicación en la actividad delictiva atendiendo a una pluralidad de factores, permite integrar bajo una sola teoría explicaciones dispares y de modo coherente con la evidencia empírica que poseemos. (Garrido, 1987).