Leccion: 5 Metas y Objetivos Que los discípulos entiendan

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Leccion: 5
“Rodear, dar vueltas, gritar y subir” (segunda Parte)

Lectura: Josué 6: 1-20
Metas y Objetivos
Que los discípulos entiendan:
 Que es el tiempo de enfocarse en conquistar su tierra (familia, hijos, economía, etc.).
 Que aprendamos a ponerles limite a nuestras adversidades.
 A hablarle a nuestros problemas con la autoridad que nos ha dado Dios.
Actividad Introductoria
Repase brevemente los puntos más destacados de la lección anterior para poner a sus discípulos
nuevamente en el tema.
Desarrollo de la lección:
El séptimo día
Cuando hayan construido quienes son daréis siete vueltas, y ¿Que significa dar vueltas?, ¿Que hace el
perro antes de echarse?, marca, gira, como “acomodando el polvo”, y luego se echa, pues marca su límite,
marca su territorio, el lugar del dominio, el lugar donde nadie puede entrar, y si no pase usted en bicicleta
por donde él está y va a ver cómo sale enloquecido detrás suyo tratando de morderle el talón. Y la gente
no se da cuenta que está cuidando su límite, lo ha marcado, lo ha delimitado ha establecido el lugar de su
dominio, donde estará, donde se echará, es su propiedad, es su territorio.
La Biblia habla de límites y propiedad “Ensancha tu territorio”. Isaías 54 dice: “Extiende las cortinas de
tu habitación, las estacas sean corridas, te extenderás a derecha y a izquierda...” Apocalipsis dice: “Ví
un ángel que tomó un cordel y se fue a medir el mundo”. Una vez que se hayan mostrado a Jericó,
marcaréis el límite de vuestra posesión. ¿Qué límite ha marcado usted a la adversidad? Porque hay gente
que se ve invadida por las crisis, no solamente por un elemento satánico, sino por una cuestión de actitud,
de alguien que sí se ha mostrado como un hijo de Dios, pero que no ha sabido marcar el límite. La
adversidad avanza cuando alguien no le sabe poner el límite. Hay muchas crisis de diferente color, causas,
y origen, y muchas de ellas avanzan en aquellos que no saben colocarle el límite.
Siempre me admiró David, pues él vivió una crisis terrible, producto de su pecado, y como consecuencia
por haber fornicado con la mujer ajena, y haber matado a su marido; el castigo divino cayó sobre aquél
hijo, fruto del vientre de aquella mujer. Causa: Pecado, castigo por desobediencia, el resultado fue una
enfermedad agónica sobre el niño y un dolor sobre el corazón de David, que le llevó a hacer duelo con
cilicio. El cilicio era como una grasa colorada, y arriba se colocaban cenizas y carbón y una ropa como de
arpillera, de tal manera que se forma como una lija, y el hombre comenzaba a fregarse hasta sangrar todo
el cuerpo; la crisis lo estaba matando por su culpa, por su pecado, y por su rebelión, pero le puso límite.
Cuando le anunciaron la muerte de su hijo se levantó, se vistió de realeza, y salió con ropas reales. La
gente no entendía nada, pues creían que allí debería empezar el duelo, pero el que ya llevaba días y días
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de duelo, entendió que allí había terminado su duelo. Y David dijo: “-Aquí se acabó, he purgado mi
corazón y mi alma, por culpa de mi pecado he ofendido a Dios, he pagado con tristeza y con amargura
la consecuencia de mi pecado, pero aquí ha terminado. Mi hijo ya no volverá”, y siguió reinando con
sus ropas de realeza a su pueblo. Un hombre que sufrió por su culpa pero que supo marcar el límite de su
adversidad. Hay distintas crisis, y de muchas somos culpables, pero debemos saber marcarles el límite.
Siete vueltas, marcarán el límite de su posesión.
El grito
“Gritará a gran voz”. Yo entiendo que cuando Dios creó el universo lo creó con el estruendo de su voz,
porque cuando Dios habla no habla despacio; su voz es tan potente, tan fuerte, que cuando Isaías entró
en la dimensión de gloria, lo primero que recibió fue la voz; el detalle no eran solo los ángeles y el mar de
cristal delante del altar, el detalle que sobresale es la voz “Los quiciales de las puertas se estremecían
con la voz del que hablaba”.
El elemento que señala Juan en la isla de Patmos es: “Oí una voz”, y Dios creó todo con el estruendo de
su voz. ¿Se imagina a Dios creando: “Sea la luz, sea la noche”, con una voz finita y sin fuerza, casi
inaudible? ¡No! Yo me imagino a Dios diciendo: “¡Sea la lumbrera, sean los frutos, sean los mares!
¡Producid!” con fuerte y potente voz, y fuimos hechos a imagen y semejanza, así que en la séptima vuelta,
una vez que se hayan mostrado quienes son y que hayan marcado el límite, luego de siete días de estar
callados; en la séptima vuelta, del séptimo día, en el día de la perfección, en el día que Dios descansó de
la obra, en el día en que el firmamento alcanzó su mayor plenitud y que la corona de la creación fue hecha,
el hombre, ese día alzareis la voz y gritaréis y los muros de Jericó caerán.
Ilustración :Usted no me va a escuchar gritar nunca, en ninguna circunstancia de mi vida, solo grito cuando
declaro la palabra, en ningún hecho de mi vida alzo la voz, pero cuando entro en la revelación, cuando
suelto la Palabra y la Promesa, cuando suelto la palabra que toma autoridad en el mundo espiritual para
crear lo que no ha sido creado, entiendo que soy imagen de Dios y suelto la voz y esa voz corre, esa voz
vuela, toma alas en el firmamento, crea lo que no ha sido creado.
Yo no me imagino a Jesús con voz baja cuando el centurión se postra y le dice: “Maestro, solo dí la Palabra
y mi criado se salvará...” ¡Treinta kilómetros de distancia! Mire si Jesús hubiera dicho: “Sé sano” con voz
suave, yo me imagino a Jesús levantando la voz y diciendo: “¡¡Criado, levántate de tu lecho y se sano!”,
con voy bien fuerte. Y dice la Biblia que a la hora que soltó la voz, el criado fue sano. Apocalipsis dice:
“Como estruendo de muchas aguas”, un temblor producido por la voz. El pastor Paul Yong gui Cho, de la
iglesia más grande de Corea (1.000.000 de miembros) dice en uno de sus libros: “Cuando oigo a mis
coreanos orar en la montaña de oración, cuando oran y cantan en el culto siento que se mueve Corea,
porque un estruendo sube hasta el cielo por la voz”.
¿Me vio afónico alguna vez?, seguro que no, porque no es lo que sale de las cuerdas vocales, es lo que
sale del espíritu. Por eso no entiendo a esa gente que está muda en el culto, que todo el mundo canta y
ellos no, que uno le tiene que decir: “¡Hable, cante, ore!”, y es una pena porque se está perdiendo una
de las autoridades y de los privilegios más grandes que el ser humano puede tener: ¡Ser la voz! Herodes
le preguntó a Juan el Bautista, ¿Quién eres?... Soy la Voz que clama en el desierto.
Subirá
“Subirá el pueblo cada uno derecho hacia adelante”. Y los muros se cayeron y la orden fue ¡súbase,
súbase arriba!. ¿Derribó la crisis? ¡Pase por arriba y siga!. Consolide lo que ha ganado, consolide lo que
ha derribado, porque hay gente que derriba la crisis pero no consolida, no toma posesión de lo derribado,
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no avanza más, se queda clavado en el logro, en la conquista, se adormece, no sigue adelante, no sigue
marchando, y con el tiempo lo que ha derribado vuelve a crecer, como la maleza en el campo, y vuelve a
hacerlo caer. Jehová fue claro en la orden, dijo: ¡Suba, derribe, posea y siga de largo!. La Palabra en el
Evangelio es: “Porque nadie poniendo la mano en el arado mira hacia atrás”; “Prosigo al blanco, no
mirando atrás, prosigo adelante para tomar al autor y consumador de todas las cosas”.
Conclusión
Rodee, muéstrese, dé vueltas, marque el límite, grite, y cuando haya derribado suba, posea, conquiste y
siga adelante a una nueva conquista (vs. 56:20)
“Entonces el pueblo gritó y los sacerdotes tocaron las bocinas y cuando el pueblo hubo oído el sonido
de las bocinas gritó con gran vocerío, y el muro se derribó, y el pueblo subió luego a la ciudad cada uno
derecho hacia adelante, y la tomaron, estaba pues Jehová, con Josué, y su nombre se divulgó por toda
la tierra”.
“Hay distintas crisis, y de muchas somos culpables,
pero debemos saber marcarles el límite”…
Apóstol Marcelo D. D’Emilio.
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