Gabriel Rojo Canciones, sonidos y lo que sigue 1 Para mi amada Angie, Para que sigas descubriendo mundos nuevos “Canciones, Sonidos y lo que Sigue” Copyright 2014 Gabriel Alejandro Rojo E-mail: [email protected] 2 INTRODUCCIÓN I know that hearts were loving Long before I was here And I'm not the first to ever cry In my bed or in my beer There were songs before there was radio Of love that stays and love that goes They were writing meloncholy tunes And tearful words that rhyme Before my time Before my time (Johnny Cash- “Before My Time”) En éste, uno de los últimos temas que Johnny Cash escribió en su vida, el legendario cantante reflexiona sobre la universalidad y atemporalidad de las temáticas de las canciones. No podría estar más en lo cierto: las canciones, efectivamente, han sido siempre un componente esencial de la forma en que los seres humanos interpretan al mundo. Pero las canciones que escuchamos hoy día, sin embargo, no son sólo fruto de la tradición que venimos heredando desde hace siglos, sino también de los avances tecnológicos y las nuevas formas de encarar al sonido desarrolladas en gran parte durante los 60s y los 70s. El mundo del Pop y el Rock toma constantemente ideas de la música experimental de vanguardia y las canaliza en formatos más accesibles que terminan cautivando a millones de oyentes alrededor del mundo, mientras que el mundo de la música Avant-Garde contemporánea a su vez se ve irremediablemente transformado por estas formas de música popular. El objetivo de este libro es dejar en evidencia esta constante ida y vuelta entre el mundo del Pop y el mundo de la música experimental mediante 53 biografías de artistas esenciales en ambos campos. Cada 3 artículo se puede leer en forma independiente, pero tomados en conjunto narran una especie de historia de la música contemporánea, empezando por los representantes más vigentes de la canción en su estado más puro (en la sección “Canciones”), siguiendo con los vanguardistas que mediante sus filosofías y el uso creativo de la tecnología cambiaron la forma de hacer y entender la música (en “Sonidos”) y culminando con los artistas enormemente exitosos que continuaron con la tradición de las canciones pero renovándola al incorporar los elementos introducidos por la vanguardia (en “Canciones y Sonidos”). Cada vez que estos elementos se aplican al siempre cambiante contexto Pop/Rock, inevitablemente se vuelven a transformar y redefinir, lo cual termina influenciando nuevamente a los pioneros. Si bien la estructura del libro es lineal, el proceso es más bien un círculo de retroalimentación constante. Para finalizar, la sección “Lo que sigue” incluye a un puñado de artistas que continúa llevando a la música por caminos insospechados y difíciles de clasificar. Toda clasificación, justamente, tiene sus limitaciones, por lo que la inclusión de un artista en una sección u otra no es siempre infalible. Si bien, por ejemplo, Cash es pura canción, Tom Waits e incluso Leonard Cohen han sido notables experimentadores sonoros, y hasta Bob Dylan entró en una etapa Ambient durante su colaboración con el productor Daniel Lanois. Vale la pena destacar también que la lista de artistas presentada aquí no es exhaustiva. Hay muchos artistas esenciales aparte de los cubiertos aquí (algunos, como los Beatles, ya cuentan con infinidad de volúmenes reseñándolos), pero lo que sí es seguro que es que cada uno de los que sí fueron incluídos tiene un lugar, ya sea enorme o discreto, en el progreso de la música. Quizás la figura que conecta en cierta forma a toda la variedad aquí incluída es la de Brian Eno. El compositor, cantante y prácticamente filósofo inglés es extremadamente particular por pertenecer genuniamente tanto al mundo de la vanguardia experimental como al mundo del Pop, un ejemplo viviente de la idea principal de este 4 libro. En una entrevista con el brillante periodista Paul Morley (famoso por sus reseñas musicales altamente poéticas) publicada por The Guardian en el 2010, el mismo Eno explica la forma en que tomó lo mejor de ambos mundos: “(…) estaba interesado en las ideas experimentales de Cornelius Cardew, John Cage y Gavin Bryars, pero también en la música Pop. El Pop se centraba totalmente en los resultados y en el feedback. El lado experimental estaba más interesado en el proceso que en el resultado real – los resultados simplemente ocurrían y generalmente había muy poco control sobre los mismos, y muy poco feedback. Tomemos por ejemplo a Steve Reich. Fue un compositor importante para mí debido a sus primeras obras y su manera de hacer que los músicos tocaran una pieza cada uno a velocidades distintas para que se terminaran saliendo de sincronización. Pero cuando tiene que grabar una pieza suya, como por ejemplo “Drumming”, usa baterías orquestales tocadas en forma rídiga y mal grabadas. No aprendió nada de la historia de la música grabada. ¿Por qué no mirar a lo que el mundo del Pop hace con la grabación, o sea, generar sonidos increíbles con grandes músicos que realmente sienten lo que tocan? Es porque en el mundo de Reich no había feedback de verdad. En ese mundo lo que les interesaba era el mero diagrama de la pieza, la música existía únicamente como indicador de un tipo de proceso (…) Como oyente que se crió escuchando música Pop, a mí me interesan los resultados (…) Así que quería juntar a los dos lados. Me gustaban los procesos y sistemas del mundo experimental y la actitud y el efecto que había en el Pop, quería que las ideas fueran seductoras pero también los resultados.” Y, en efecto, Eno tomó las ideas de los compositores Minimalistas como Steve Reich y Philip Glass y las llevó al contexto del Rock, moldeando el sonido de algunos de sus artistas más representativos: David Bowie, U2, Talking Heads. Hasta el día de hoy no ha sido reemplazado como catalizador creativo de las grandes bandas, y sigue dándole forma al futuro mediante su trabajo con Coldplay. Artistas tan diversos y de distintas generaciones como The Orb, R.E.M. o Death Cab for Cutie toman como referencia su trabajo, 5 mientras que por su parte Eno se nutre de géneros tradicionales como el góspel o el country. El ciclo se completó cuando el mismo Philip Glass compuso una sinfonía basada en temas instrumentales de Eno y Bowie. Estos son apenas algunos de los ejemplos de la influencia mutua entre el mundo experimental y el mundo del Pop detallados a lo largo de libro, que incluyen también la integración entre música Electrónica y Clásica realizada primero por Klaus Schulze y luego por Daft Punk, el uso de arpegios Minimalistas en lo que es quizás el disco de Rock más exitoso de todos los tiempos (The Dark Side of the Moon de Pink Floyd) y luego en un irresistible contexto Dance por The Orb, y finalmente la reciente combinación entre sintetizadores y elementos de canción tradicional Americana realizada por The Killers. Estos artistas y tantos más nos han mostrado que las posibilidades son infinitas. Las descripciones a lo largo de libro, desafortunadamente, no son del todo objetivas ya que, como bien señaló la filósofa Ayn Rand (19051982), todavía carecemos de un vocabulario objetivo válido para referirnos a la música. Aun así, Rand intentó describir la forma en que la percibimos y el efecto que nos genera. Según ella, la música es esencialmente diferente a otras artes (por ejemplo, la literatura o el cine) por el orden en que el ser humano la experimenta. Con las otras artes, uno primero percibe la obra (ya sea un libro, una película o una pintura) y luego trata de entenderla conceptualmente, lo cual lleva posteriormente a una evaluación de la misma (conforme con los valores de cada uno) y finalmente a una emoción. Con la música, por otra parte, obviamente se sigue empezando por la percepción, pero la reacción emocional se produce antes del entendimiento conceptual y evaluación. Es como si uno reconociera en forma instantánea y subconsciente sus valores y sentimientos más profundos expresados en forma de pieza musical. Esta apreciación emocional está intrínsecamente ligada a la experiencia de vida de cada oyente y por eso es muy difícil (por lo 6 menos con las herramientas conceptuales con las que contamos actualmente) analizarla en forma objetiva. Es por esto, justamente, por lo que la reseña musical puede llegar a cobrar tanta importancia. El reseñador expresa en palabras los sentimientos que la música le generó. Si el lector se siente identificado, tanto positiva o negativamente, puede llegar a descubrir música que le es afín, música relacionada con la que ya sabe que le gusta, o bien evitar perder tiempo en algo que ya sabe que no le interesará de ninguna forma. Por más que nuestras herramientas sean limitadas, mientras más intentemos poner en palabras nuestros sentimientos y apreciaciones, y los motivos por los cuales creemos que llegamos a ellos, más entenderemos sobre nosotros mismos y sobre la obra de los artistas que nos fascinan. Debido a esto, entender las raíces e influencias de la música popular, y descubrir las infinitas conexiones entre sus muchísimos exponentes puede llegar a ser una valiosa ayuda en el emocionante proceso de encontrar más cosas que nos gusten y entender por qué. Quizás este libro realice un aporte, por más pequeño que sea, a estos valiosos objetivos. 7 Canciones “La canción es el arte de usar el lenguaje como persuasión (…) si puedo cantar, soy libre, y ninguna legislación puede detenerme” -Morrissey 8 JOHNNY CASH Cantante, guitarrista, compositor, historiador, bandido y rebelde, Johnny Cash es la personificación misma de la canción del siglo veinte. Sus transgresoras composiciones Country, sus incontables interpretaciones de canciones tradicionales (en ocasiones compiladas temáticamente en ambiciosos discos conceptuales), y sobre todo su posmoderno trabajo con el productor Rick Rubin a fin de siglo convierten a Cash en un vehículo imprescindible para entender a la canción moderna. Su inolvidable voz, inconfundible barítono capaz de transmitir con total claridad y convicción desde un lamento religioso del siglo diecinueve hasta un hit de Depeche Mode, es también el medio ideal para experimentar la amplia gama de melodías y palabras que los últimos 100 años nos han tenido para ofrecer. Los años clásicos: Sun y Columbia Cash originalmente alcanzó la fama en los 50s de la mano de Sam Phillips y su discográfica Sun Records, con la legendaria compañía de Jerry Lee Lewis, Elvis Presley, Roy Orbison y Carl Perkins, los cimientos mismos del Rock’n’Roll. Las primeras composiciones de Cash como “Cry,cry,cry” y “Hey porter” fueron tremendamente exitosas y patentaron el estilo rítmico conocido como “boom-chickaboom” por su similitud al sonido de un tren en marcha (bastante apropiado teniendo en cuenta la fascinación de Cash por los ferrocarriles), desarrollado accidentalmente por Cash y sus compañeros de banda, especialmente el guitarrista Luther Perkins, debido a sus limitaciones técnicas (Cash, en su autobiografía, apropiadamente reconoce que ésta suele ser la historia de la mayoría de los sonidos originales en la música popular.) Escuchándolos hoy, las grabaciones clásicas de Cash suenan agradables en un sentido retro, pero no siempre resulta evidente lo innovadoras y transgresoras que fueron en su momento. Si bien operó la mayor parte de su vida dentro del Country, género 9 altamente elitista que, según él mismo, rara vez acepta ideas nuevas, pocas reglas del mismo quedaron en pie tras su llegada. Ideas hoy comunes como incluir una sección de trompetas mariachi en su grandioso hit de los 60s “Ring of Fire” (escrito por su futura esposa June Carter) fueron absolutamente originales en su momento. Incluso su primer gran hit, la icónica “I walk the line”, una promesa de fidelidad a su entonces esposa Vivian Liberto durante sus períodos de gira, esconde cierto rasgo de peligro y oscuridad: después de todo, el hecho de que Cash tuviera que mantenerse constantemente a raya (“I keep a close watch on this heart of mine”) no hubiera sido necesario si no hubiese sufrido una tentación constante. Cash aprovechó su contrato con la discográfica masiva Columbia para explorar, a principios de los 60s, temas que le fascinaban en una serie de discos conceptuales donde recopiló, además de componer, multitud de canciones tradicionales sobre diversos aspectos de la cultura norteamericana. Ballads of the True West (1965) trataba, efectivamente, sobre el Oeste, mientras que Ride This Train (1960) abordaba la canción de ferrocarril, hoy casi desconocida pero que antiguamente era prácticamente un género musical por sí mismo. Algunas de las composiciones en estos discos eran altamente ambiciosas: en “The Legend of John Henry’s Hammer” (del disco de 1962 Blood, Sweat and Tears, basado en la historia de la clase trabajadora americana), Cash y June Carter adaptan y transforman la balada tradicional homónima en un épico relato de más de 8 minutos de duración, completo con sonidos atmosféricos que acompañan la narrativa. Bitter Tears (1964), centrado en los Indios Americanos, resultó tan controversial que varias emisoras de radio se rehusaron a pasar su single “The Ballad of Ira Hayes”, por lo menos hasta que Cash publicó un aviso en la revista Billboard exhortándolos a “mostrar algo de agallas.” Durante este período Cash, un ferviente cristiano, también grabó discos de canciones religiosas (cosa que originalmente le habían negado hacer cuando trabajaba en Sun debido a la poca comercialidad del género) y humorísticas (como su 10