La otra Nicaragua en la costa del Atlántico La otra Nicaragua en la

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La otra Nicaragua en la costa del Atlántico
Sobre las causas de controversias y
enfrentamientos durante la época
electoral en la costa del este
El viernes, 4 de abril 2008, la
situación en Bilwi se agrava. Bilwi es
el nombre indígena del lugar que se
llama Puerto Cabezas en castellano,
una ciudad portuaria en la costa este
y sede del gobierno de la RAAN
(Región Autónoma del Atlántico
Norte).
Alrededor
de
300
simpatizantes
de
dos
grupos
rivalizantes dentro del partido
Yátama, el partido del grupo étnico de
los misquitos, se arman y pasan por
las calles produciendo destrucción:
queman carros, maltratan a la gente
a patadas con tubos de metal y
cuchillos. Suenan tiros y dos personas
caen heridas de gravedad, uno con
un tiro en el pecho, el otro con uno en
la cabeza. Después de horas enteras
se calma la situación, cuando
unidades especiales de la policia
nacional toman sus puestos en toda
la ciudad.
Los desmanes estallan a causa de la
exigencia del Consejo Supremo
Electoral, dominado por el Frente
Sandinista (FSLN), de posponer de
noviembre 2008 a abril 2009 las
elecciones comunales en los tres
centros de la Región Autónoma del
Atlántico Norte (RAAN) Bilwi, Waspám
y
Prinzapolka.
Supuestamente,
después de las destrucciones del
huracán ‘Felix’ en otoño del año
pasado, ya no existen las condiciones
técnicas necesarias. Desde las
elecciones presidenciales del 2006,
dos personajes importantes del
Yátama, Brooklyn Rivera y Steadman
Fagoth, están unidos con Ortega por
medio de un pacto. Por esto, una
parte pro-sandinista del Yátama
apoya las exigencias del Consejo
Supremo Electoral. Para la mayoría de
los simpatizantes del Yátama, esto
significa como una traición de la
causa de los misquitos, y el conflicto
entre las dos partes de la
organización
estalla
en
enfrentamientos sangrientos el día
que unos miembros del Yátama,
aliados al FSLN, se manifiestan con
gestos de amenaza en contra de una
delegación
de
la
oposición
parlamentaria, que había llegado de
Managua para comprobar en el lugar,
que las elecciones en la RAAN sí se
pueden realizar en la fecha prevista.
La explosión de la violencia recuerda
a los conflictos que ya se habían
pensado superados desde hacía
tiempos, cuando en los años 80 la
región del Atlántico era escena de
conflictos armados entre sandinistas
y los ‘contras’ financiados por los
EE.UU. Pero al lado de los contras
también participaron grupos étnicos
como los Yátama en esa guerra
latente por años.
El conflicto entre los sandinistas de la
región del Pacífico y la población
indígena de la Costa Atlántica
después de la caída de la dictadura
en 1979, fue, por un lado
el
resultado de las raíces y el desarrollo
histórico completamente diferentes
de la Nicaragua pacífica y atlántica, y
por otro una consecuencia de la
incapacidad
del
movimiento
sandinista de analizar y entender
correctamente la situación de la
población en el Atlántico. La huida de
las empresas estadounidenses sobre
todo de Bilwi, posiblemente jugó un
rol determinante en la postura, desde
el principio negativa, hacia los
sandinistas: Mucha gente perdió su
trabajo y su base de la vida. Ante el
telón de la ‘guerra fría’ y las
actividades antisandinistas de los
EE.UU. en la región, el conflicto se
convirtió en un enfrentamiento
armado. La guerra de los sandinistas
en contra de la población indígena de
la Costa Atlántica estaba en
contradicción abierta con la imagen
del FSLN como movimiento de
liberación revolucionario. Entonces,
este hecho fue instrumentalizado por
parte de la administración Reagan
para su propaganda anticomunista.
Aunque las acusaciones de crímenes
de parte de los sandinistas en la
población civil eran exageradas en
cuanto a su cantidad - y está probado
que se trabajaba con medios
probatorios falsificados - quedan en
pie hechos indudables. Por ejemplo,
los sandinistas mandaron encarcelar
a toda la cúpula del movimiento
indigenista MISURASATA y con ello
disolvieron la organización. Asimismo
queda fuera de duda que sacaron a la
fuerza decenas de miles de misquitos
de sus pueblos a orillas del Río Coco
en la frontera con Honduras, donde
también operaba la contra.
Cuando, al fin, el gobierno sandinista
empezó a entender el carácter
diferente del conflicto con la contra y
con la población indígena, emprendió
un proceso para solucionarlo que
condujo a la proclamación de la ley
de autonomía de 1987. La ley definía
Nicaragua como nación multiétnica y
postulaba la creación de las dos
regiones, hoy en día autónomas,
RAAN (Región Autónoma del Atlántico
Norte) y RAAS (Región Autónoma del
Atlántico Sur) con sus propios
parlamentos y gobiernos. Esto quiere
decir que desde el principio, el
movimiento autonomista no tenía
como meta la separación de las
regiones de la cosata atlántica de la
región de la cosata del Pacífico de
Nicaragua, sino, al contrario, su
integración dentro de una nación
multiétnica.
Sin embargo, hoy despues de 18
años de las primeras elecciones
paraslmentarias regionales en el año
1990, la administración autónoma de
las regiones Atlánticas todavía se ve
muy limitada en cuanto a volumen y
contenido y parece más una meta a
alcanzar que una realidad.
Esto se debe fundamentalmente a las
grandes
diferencias
de
las
condiciones y el desarrollo histórico
posterior de las dos partes de
Nicaragua.
Las dos regiones tienen más o menos
las mismas dimensiones, por lo
menos tomando en cuenta el área de
las RAAN y RAAS actuales. Sin
embargo, la región Atlántica es
todavía casi inaccesible y mucho
menos poblada. En el interior se
encuentran selvas, ríos y ciénagas en
lugar de lagos y volcanes. En la costa
se encuentran manglares y las típicas
playas caribeñas son mas bien una
excepción.
A causa de la inaccesibilidad del
terreno y la resistencia de la
población indígena, la colonización de
Nicaragua por parte de los españoles
se dio solamente en la parte pacífica
y nunca llegó hasta las regiones de la
costa atlántica. En su lugar, los
ingleses aprovecharon y ampliaron su
zona de influencia en esta región.
Cuando la Costa Atlántica ya
pertenecía a Nicaragua, las empresas
norteamericanas como la Standard
Fruit
Company
crearon
una
infraestructura rudimentaria para sus
fines, la explotación de materias
primas. En la Costa Atlántica, los años
entre 1920 y 1979 también se
llaman ‘Company Time’; durante este
tiempo, todas las estructuras de
economía y administración estaban
en manos de estas empresas.
Junto a los españoles, también la
iglesia católica penetró en la
Nicaragua de la costa del Pacífico,
mientras que misioneros alemanes
de la iglesia morava se difundieron en
el Atlántico y ofrecían a la población
la posiblidad de una identificación
como unidad social: cada costeño
(habitante de la Costa Atlántica) era
moravo y viceversa.
Esta unidad formaba un paréntesis
para la variada composición étnica y
cultural de la población en la región
atlántica: A la par de numerosos
grupos indígenas, entre los cuales los
misquitos tienen más importancia en
cuanto a su número e historia,
también se encuentran aquí – sobre
todo en la parte sur – criollos, de
origen africano-occidental quienes al
principio como esclavos fugitivos o
liberados de otras regiones de
Centroamérica
o
del
Caribe,
encontraron su camino hacia la Costa
Atlántica de Nicaragua. Más tarde
fueron reclutados en el Caribe como
trabajadores para las empresas
norteamericanas. A parte de ellos,
hay una cantidad creciente de
migrantes mestizos de la región del
Pacifico que se instalan en la Costa
Atlántica.
En
comparación,
la
composición de la población en la
región del Pacifico es étnicamente
mas bien homogénea, las diferencias
entre los orígenes se mezclaron en la
cultura mestiza con fuerte influencia
española. Estas diferencias étnicas
frecuentemente van acompañadas de
un
racismo
más
o
menos
abiertamente pronunciado de los
nicaragüenses del Pacífico frente a
los costeños.
También existen fronteras idiomáticas
entre las dos partes: En la costa del
Pacífico el Castellano y por otro lado
el Inglés en la Costa Atlántica.
A diferencia de las estructuras
administrativas
centralizadas
heredadas de los españoles en la
región del Pacífico, hasta en los años
1980 reinaban formas organizativas
decentrales en la costa atlántica,
como redes locales de las diferentes
comunidades. La iglesia morava
formaba la única estructura que
abarcaba toda la región . Esto
significa también que la organización
de una administración autónoma
regional en las regiones atlánticas
formaba
una
novedad
sin
antecedentes.
Las regiones atlánticas de Nicaragua
se consideraron y se consideran
sobre todo bajo el punto de vista de la
explotación de los recursos naturales.
Aparte de las riquezas del subuselo
del llamado ‘Triangulo Minero’,
formado por las poblaciones de
Siuna, Rosita y Bonanza en el interior
del país, es sobre todo la madera
como materia prima la que llama la
codicia .
Según la opinión de varios costeños,
estas son las razones del gobierno
Ortega de posponer las elecciones
comunales: los negocios de materias
primas de los dirigentes políticos
necesitan todavía unos meses más
para ser concluidos.
Es muy probable que la alianza FSLN Yátama sufra una derrota electoral
muy amarga, ya que los responsables
de la población sufrida a causa de las
destrucciones del huracán Félix, sólo
prestaron muy escasa ayuda y de
forma indolente. Asi, para el pacto
FSLN-Yahama esto no solo representa
un peligro para la realización de
ciertos negocios, sino una amenaza
total a su posición de poder.
Es de poca ayuda para el proceso de
autonomía un gobierno central que
solo tiene en mente mantener su
propio poder, y que se compra el
apoyo de algunos personajes líderes
de los indígenas para lograr esta
meta. No obstante, este proceso de
autonomía
nicaragüense
es
prácticamente sin precedentes en
Latinoamérica y al inicio, en la
segunda mitad de los años 80, llamó
mucho la atención. Pero después de
1990,
ese
interés
menguó
considerablemente y la Nicaragua
atlántica siguió quedándose a la
sombra de la región del Pacífico. Por
lo menos, el proceso de autonomía
sobrevivió, a pesar de sus debilidades
y sigue teniendo un significado muy
grande: para el futuro de Nicaragua,
es indispensable la tranformación de
un estado monoétnico, marcado por
la cultura mestiza con legitimidad
limitada hacia un estado multiétnico
que represente a toda su población.
En la época de la globalización y la
democratización, también en el resto
de Latinoamérica y otras regiones del
mundo, la dimensión étnica entra en
primer plano. A esto se unen las
exigencias de partes de la población
para una identidad propia y derechos
colectivos. En esta discusión, el
experimento Nicaragua representa
una contribución muy importante –
con todas sus debilidades y fallas.
Alexander Laarmann
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