Legitima defensa preventiva y las relaciones internacionales (Nota1) por Alberto Vázquez Ramos (Nota2) Vamos a enfocar el tema desde el aspecto de la legítima defensa y la llamada “legítima defensa preventiva” o “guerra preventiva”, pero previamente quisiera hacer un comentario a lo expresado por la Dra. MOYA DOMINGUEZ con referencia a que estamos asistiendo al nacimiento de un nuevo imperio mundial y, en mi opinión, al intento de fragmentar a la Unión Europea, a la OTAN y a introducir una grave crisis en las Naciones Unidas. Frente a esto como bien dijera la Dra. MOYA DOMINGUEZ se despierta la opinión pública mundial, que responde en forma globalizada y unívoca en muchas capitales del mundo. Esto nos brinda la esperanza de que este imperio unilateral que se quiere construir tampoco sea tan fuerte como para hacer lo que quiera. ¿Por qué lo digo? Porque precisamente en su propia organización económica regional, que es el NAFTA, hemos tenido el gesto magnífico de México en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que, haciendo honor a su vieja tradición independiente y uniendo sus principios a su interés nacional, se opuso a votar a favor de la resolución que autorizaría la guerra preventiva, no cayendo en un mercantilismo espúreo o dejándose sobornar con la promesa de legalizar a sus inmigrantes. No hay que olvidar que el 80% de las exportaciones de México son a los Estados Unidos y hay que recordar también la posición del otro socio del NAFTA: Canadá también se opuso a la guerra preventiva. Con este gesto de México (quien perdió la mitad de su territorio en una guerra con los EEUU) se ha puesto una valla. Esto repercute también en Europa, en Rusia y en los demás miembros del Consejo de Seguridad de la ONU. Es decir, EEUU no quiso llegar a una votación en ese órgano porque sabía que sólo contaría con el voto afirmativo de los tres estados de las Azores (EEUU, Gran Bretaña y España) y de un pequeño estado como Bulgaria. Entonces no quiso correr con ese papelón internacional y ahora le hecha la culpa a Francia, como si el posible veto de Francia en forma unilateral hubiera impedido adoptar la resolución. De comenzar las hostilidades en forma unilateral y sin la autorización del Consejo de Seguridad, este órgano debería emitir una resolución ordenando el alto el fuego o declarar la invasión de un estado soberano como Irak como un acto de agresión. En ese caso sí seguramente los Estados Unidos y Gran Bretaña como miembros permanentes del Consejo de Seguridad ejercerían su derecho de veto. Obviamente dudo que la ONU emita esas resoluciones, sobre todo porque ya se está hablando por parte de los teóricos que construyen este nuevo imperio, que la ONU debe tener un papel solamente humanitario y que controle solamente algunos aspectos de la reconstrucción de Irak. Estamos frente a la construcción de un imperio y una respuesta contraria globalizada. Entraríamos en la primera guerra globalizada, que al igual que la primera guerra mundial nace con un símbolo, que fue la muerte del primer ministro serbio. Es un nuevo Sarajevo. Todo está lleno de símbolos, al decir de Henry KISSINGER el atentado de las Torres gemelas del 11 de septiembre fue un nuevo Pearl Harbour. Es inimaginable lo que viene ahora, probablemente grandes matanzas y un caos en toda la región. Se abre una nueva perspectiva geopolítica. Por ejemplo, Turquía se opone a permitir la invasión a través de su territorio, porque teme que se construya un nuevo estado Kurdo en su frontera de producirse una guerra civil en Irak. Rusia se opone porque no se resigna a que EEUU controle el petróleo de Irak y porque tiene en su territorio más de treinta millones de musulmanes. Pero el objetivo de esta guerra no es solamente, ni principalmente, el control del petróleo de Irak, sino también extender la hegemonía norteamericana, debilitar y dividir a la Unión Europea, buscar una solución al problema de la guerra en Medio Oriente que salvaguarde el interés del Estado de Israel y construir un nuevo imperio mundial. Todo esto es dicho en defensa de principios del derecho internacional y no en defensa del régimen de Saddam Hussein, que es indudablemente un déspota sanguinario. Por ello no se puede admitir una guerra ilegal aunque produzca resultados deseables como puede ser el fin de la tiranía de Saddam Hussein. Obviamente también está la cuestión de los recursos naturales. ¿Por qué interesan los mismos? Yo me acuerdo cuando era muy joven, en 1972 al regresar el general Perón a la Argentina, junto a la famosa frase de que el año 2000 nos encontraría unidos o dominados, expresaba que en siglo XXI se produciría la escasez de los recursos naturales, en especial la comida, el agua y las materias primas y decía que los poderosos del mundo iban a ir a buscar las materias primas en donde se encontrarán, por las buenas o por las malas. En ese entonces me parecía la irrealidad de un viejo y hoy vemos que esa profecía se está cumpliendo. Para defendernos, los países que somos objeto y no sujetos de la historia, nos queda unirnos en la integración regional y siguiendo el ejemplo de México y Chile en el Consejo de Seguridad, defender a ultranza el respeto del derecho internacional y del orden jurídico mundial. El derecho no se basa en la fuerza, es un orden social justo. Y en este caso nosotros debemos luchar por la vigencia plena del derecho, porque aunque aparentemente esta guerra queda muy lejos, esta es una guerra globalizada, sin enemigos regulares, ni teatro de la guerra definido. Ya se ha instalado como globo de ensayo que Bin Laden estuvo en América, más concretamente en la Triple Frontera. Ya semánticamente está instalada la cuestión y por eso nosotros debemos oponernos con firmeza a la instalación y aceptación de la guerra preventiva como teoría y como práctica aceptada por la comunidad internacional. Voy a dar otro ejemplo. EEUU no quiere formar parte de la Corte Penal Internacional. Se opone a eso. Y sin embargo, Bush en su discurso dijo que va a juzgar a Saddam Hussein y a todas las personas de su régimen. Pregunto: ¿Bajo qué Tribunal? Luego de estas reflexiones apasionadas, me voy a referir concretamente al tema específico del uso de la fuerza y de la guerra preventiva. La prohibición del uso de la fuerza en derecho internacional se fue gestando poco a poco, hasta lograr luego de la tragedia de la Segunda Guerra Mundial y el nacimiento de la ONU la definitiva formulación de la cuestión. Es principio de las Naciones Unidas y del derecho vigente de toda la comunidad internacional, el no uso de la fuerza, que significa el no uso de la fuerza armada. En consecuencia, el uso de la fuerza está prohibido por el derecho internacional en las relaciones entre los Estados. Este principio admite dos excepciones, ellas son: la acción coercitiva que puede ejercer las Naciones Unidas por intermedio de su órgano específico que es el Consejo de Seguridad, que como bien dijo la Dra. MOYA DOMINGUEZ en aplicación del capítulo VII de la Carta; y la legítima defensa individual o colectiva que puede ejercer un Estado en caso de ser atacado. Es la autotutela. Es el viejo derecho de defenderse para conservar lo que es propio e impedir que lo avasallen. El ejercicio de la legítima defensa queda supeditado al cumplimiento de determinadas condiciones por parte del Estado que padece un ataque armado. Unas se derivan de la costumbre internacional y son la necesidad, la proporcionalidad y la inmediatez. Las otras características derivan de su articulación con el sistema de seguridad colectiva de la Carta de la ONU y son la provisionalidad y la subsidiariedad. La necesidad significa que el uso de la fuerza sería el único medio para detener la agresión del otro Estado. La respuesta debe ser proporcional a la intensidad del ataque y debe ser inmediata al ataque armado. Todas estas notas no se dan en este caso ya que ni EEUU, ni Gran Bretaña pueden alegar un ataque armado por parte de Irak, ni un peligro inminente de sufrirlo. En realidad Irak no está en condiciones de atacar a nadie, ya que según los inspectores de la ONU ha destruido gran parte de sus misiles que apenas tenían un alcance de 150 km y no se han encontrado hasta ahora las famosas armas de destrucción masiva. Por otra parte, las notas de la legítima defensa en conjunción con la acción del sistema de seguridad colectiva, que son la provisionalidad y la subsidiariedad, tampoco se dan en este caso, al no existir un ataque armado previo de Irak. Por lo tanto, vemos que este tema de la legítima defensa, a mi modo de ver, no se puede invocar porque la institución esta referida siempre a un ataque armado previo. Pero en esta situación, el argumento esgrimido por la doctrina BUSH es la “guerra preventiva”. Pero, ¿qué cosa es una guerra preventiva? ¿Está admitida en derecho internacional? La gran mayoría de la doctrina opina que no. No se puede ejercer una acción preventiva, salvo acciones muy puntuales, sobre todo si existe la grave sospecha de movimientos de tropas en la frontera. Acá en realidad podría ser al revés, ya que Irak podría, si tuviera la fuerza necesaria, iniciar algún tipo de acción preventiva, ya que tiene en sus fronteras más de 250.000 soldados listos para el combate, pudiendo presumir que va a ser atacado. Sin embargo, parte de la doctrina anglosajona y determinados Estados occidentales sostienen que, en virtud de que el derecho consuetudinario no contempla ninguna restricción y que antes y después de la sanción de la Carta de Naciones Unidas, es lícito el recurrir a la fuerza preventivamente contra otros usos de la fuerza de menor gravedad que un ataque armado o algún peligro inminente. En este caso, se usa el eufemismo de “desarmar Estados que poseen armas de destrucción masiva” o “combatir el terrorismo internacional”. En fin, esta doctrina expresa que la prohibición del uso de la fuerza no se agota en el sistema de seguridad colectiva del art. 24 de la Carta, ni en la legítima defensa del art. 51 de la misma, sino que una interpretación más amplia del derecho consuetudinario que permitiría las guerras preventivas. Por ello, algunos Estados aún después de la vigencia de la Carta de ONU han invocado la legítima defensa preventiva escudándose en la falta de acción del Consejo de Seguridad. Es muy peligroso justificar la guerra preventiva porque podría llegarse por esta vía a sustituir el derecho internacional, que ha costado tanto construir, por la decisión de instalar un orden mundial en forma unilateral. Sin perjuicio de ello, hoy en general, hay una tendencia en la doctrina a admitir el uso de la fuerza como respuesta de un pueblo en ejercicio de su libre determinación para responder a una situación colonial. En ese caso, podría haber sido lícito el uso de la fuerza por parte de la Argentina en su intento de recuperar las Islas Malvinas, ya que está es claramente una situación colonial. También se la podría justificar en ciertos casos puntuales a los efectos de salvar vidas humanas. Se puede mencionar como ejemplo el rescate en Entebbe, cuando un comando israelí violó la soberanía de Uganda ocupando temporalmente el aeropuerto para rescatar a unos rehenes, retirándose de inmediato del territorio. Pero los iusinternacionalistas y los pueblos que integran la comunidad internacional debemos defender con firmeza el principio de no uso de la fuerza, principio consagrado como norma imperativa de derecho internacional o de ius cogens. Volviendo a las reflexiones del comienzo, creo que no será fácil la construcción del imperio, fundándose en una guerra ilegal, frente a la oposición del resto de la comunidad internacional. Los Estados Unidos, que es un pueblo con poco más de doscientos años de historia, no debe subestimar las tradiciones y culturas de otros pueblos, en muchos casos muy antiguos como el de Irak. Hay que respetar la diversidad. Esto en todo orden. Yo siempre repito que “el cosmos y el mundo es como un libro de más de cinco mil páginas y nosotros en nuestra vida no podemos leer más de 20 o 30 páginas a lo sumo y solamente las que nos han mostrado”. Por ello, hay que ser amplios y abiertos. No se puede de la noche a la mañana transformar estructuras, ni culturas que tienen miles de años. Por ello, más allá de los que dicen los medios, el conflicto en Afganistán no ha terminado y el títere que tienen en Kabul no puede controlar más allá de esa ciudad siendo custodiado por soldados norteamericanos. Para sintetizar, creo que en estos momentos debemos decirle no a la doctrina de la guerra preventiva o legítima defensa preventiva. Guerra preventiva que es una contradictio in terminis. Parecería que el atentado del 11 de septiembre justifica todo, incluso dejar de lado principios consagrados del derecho internacional. Tenemos que decir no, porque con el pretexto de guerras preventivas el día de mañana se podría justificar la invasión de cualquier Estado y sobre todo de los débiles como nosotros. Ya se ha instalado semánticamente que podríamos pagar parte de la deuda externa con territorio o con recursos naturales. Recordemos al pasar que la Argentina con sus anchos ríos y monumentales glaciares tiene una de las más grandes reservas de agua potable del mundo, cuando la escasez de este recurso será tremenda en pocas décadas. Por ello, debemos tratar de unirnos con los Estados latinoamericanos para formar un gran bloque de lucha por el respeto del derecho internacional y de la legalidad. También es importante el contexto en que se dicen las cosas. Nuestro canciller ha dicho que no vamos a participar en el conflicto pero le da de hecho entidad cuando dice que participaremos proporcionando ayuda humanitaria. Pues bien, esa ayuda hay que prestarla, pero solamente con el mandato de las Naciones Unidas, no unilateralmente. Hay que tratar que la ONU no sufra daños mayores, he incluso tratar esta vez que después de esta crisis gane reputación e influencia por el hecho de que los “pequeños miembros” del Consejo de Seguridad no han cedido frente a las presiones de los grandes. Entramos en un mundo lleno de riesgos, pero hay que mantener la esperanza en la naturaleza humana. Voy a leer una frase de un gran historiador de las religiones, el rumano Mircea ELIADE, ahora que están tan de moda los fundamentalismos, aunque creo que mayor fundamentalista que Bush no hay. Decía Mircea ELIADE “tras un largo período mitológico y un breve período histórico, nos encontramos en el umbral de un período biológico y económico. El hombre se verá reducido a la condición de termita. Me resulta imposible creer que esta fase pueda triunfar a la postre, pero por varias generaciones o acaso varios milenios los hombres vivirán como hormigas”. Este criterio económico parece justificarlo todo. Hoy escuché en la radio que Bulgaria por haber apoyado la guerra va a pasar a cobrar rápidamente. No sé qué va a pasar a cobrar. A nosotros de qué nos sirvió ir a la Guerra del Golfo, ¿Estamos mucho mejor por haber enviado las fragatas? ¿Estamos mejor que en 1991? Frente a esta situación de peligro, como respuesta, en defensa de la legalidad, del derecho, me voy a inspirar en un verso de un gran poeta de la “vieja Europa” como despectivamente la llaman los norteamericanos. Friedrich HOLDERLIN en un pasaje de su poema Patmos expresa “allí donde está el peligro crece también lo que salva”. NOTA: (1) Versión corregida por el autor de su exposición en la Mesa Redonda “La Guerra y el Petróleo”, que se desarrolló el 18 de marzo de 2003 en Salón de Conferencias del Colegio Público de Abogados de la Capital Federal. (2) Abogado. Profesor titular de Derecho Internacional Público de la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales. Profesor adjunto de Derecho Internacional Público de la Facultad de Derecho y de Relaciones Internacionales de la Universidad de Belgrano. Ex profesor adjunto de la Universidad Católica Argentina y ex profesor adjunto Interino de la Universidad de Buenos Aires en Derecho Internacional Público. Miembro titular de la Asociación Argentina de Derecho Internacional.