Diálogo con Serpaj Primeras reflexiones sobre las libertades dispuestas por la Ley de humanización del sistema carcelario * “En este lugar maldito donde reina la tristeza no se condena al delito, se condena a la pobreza” 1 La superpoblación carcelaria generadora de un importante hacinamiento en las cárceles uruguayas y en las del continente, llegó a una cifra récord en el año 2005 de aproximadamente 7300 reclusos en todo el país. La capacidad del sistema era inferior a 3700 plazas. Esto generó una densidad de aproximadamente 200 reclusos cada 100 plazas, lo que significa un hacinamiento que debe calificarse de crítico de acuerdo a los estándares internacionales. La grave situación que atravesaba el sistema carcelario llevó al presidente de la República a declarar la “emergencia humanitaria”. En esta realidad, el Ministerio del Interior comenzó a trabajar en un proyecto que dentro de un contexto de abandono del sistema penitenciario, de violaciones sistemáticas a los derechos humanos-, culminó con la aprobación en setiembre de 2005 de la Ley de Humanización y Modernización del Sistema Carcelario . Uno de los temas que generó mayores cuestionamientos fue la creación de un régimen excepcional de libertades provisionales y anticipadas para aquellos reclusos privados de libertad al 1 de marzo de 2005, excluyendo los delitos graves, lo que generaría un número de excarcelaciones en el entorno de los 700. Desde la oposición política hasta el presidente de la época de la Suprema Corte de Justicia Dr. Gutiérrez, y sectores importantes de la ciudadanía, manifestaron su preocupación y temor por lo que afirmaron que constituiría un grave riesgo a la seguridad pública. Los primeros datos conocidos son alentadores: un número significativo de personas han recuperado su libertad y no han vuelto a delinquir; lograron salir de un sistema carcelario perverso que es una escuela del delito, con altos índices de corrupción, en cárceles que no rehabilitan ni resocializan a quienes la padecen. Desde un primer momento las actuales autoridades ministeriales manifestaron su voluntad de alterar la vergonzante realidad que heredaron. Son 647 las personas que han recuperado la libertad a principios de enero. El Complejo Penitenciario de Santiago Vázquez es el que tuvo una disminución más significativa, de 2897 a 2505 internos. En Cárcel Central el número disminuyó de 91 a 75; en Cárcel de Mujeres de 225 a 204. En el Interior la cárcel de Las Rosas (Maldonado) pasó de 312 privados de libertad a 283; en Canelones de 781 a 695; en Rivera de 230 a 200 y en Paysandú la cantidad de privados de libertad disminuyó de 222 a 185. Los datos primeros son de mediados de junio de 2005 a fines de diciembre. El nivel de reincidencia es menor al 3%, a tres meses de las primeras liberaciones. Ha sido muy importante la tarea de seguimiento realizada por los patronatos, fundamentalmente en la capital por el Patronato Nacional de Encarcelados y Liberados quien ha colaborado en pequeñas iniciativas (si bien se informó que la oferta de las empresas ha sido escasa ante su convocatoria). Son 140 los liberados que han logrado iniciar pequeños emprendimientos laborales, lo que les permite obtener ingresos e insertarse en la sociedad. Si bien el tiempo transcurrido no es suficiente para realizar una evaluación definitiva, a la fecha el grado de reincidencia ha sido casi inexistente, lo que lleva a concluir que quienes comenzaron a gozar de la libertad por el régimen excepcional de la ley, están teniendo una conducta favorable a su interés y al de la sociedad, derrotando a los alarmistas que anunciaron un caos de violencia si se otorgaban las libertades previstas por la ley. 1 Estos versos los escribió un preso en una pared de una cárcel en México * Por el Dr. Guillermo Payssé – Abogado, Coordinador del Servicio Paz y Justicia.