Derechos humanos, Derechos indivisibles La pobreza, una cuestión de derechos humanos 17 de octubre de 2008 DOCUMENTO PÚBLICO Fecha: 17/10/08 SECRETARIADO ESTATAL. FERNANDO VI, 8, 1º IZDA. 28004 MADRID Telf.: + 34 91 310 12 77 Fax: + 34 91 319 53 34 E-mail: [email protected] Web: www.es.amnesty.org ÍNDICE 1. Introducción................................................................................................................5 2. Contextos en los que los incumplimientos de los Estados en materia de derechos generan mayor pobreza ...................................................................................7 2.1. Impactos de la falta de protección de la población civil en situaciones de conflicto ......... 7 2.2. La discriminación en el acceso a derechos: causa y consecuencia de la pobreza .......... 8 2.3. Hábitat de la pobreza ...................................................................................................... 10 2.4. Vulneraciones de los derechos humanos en nombre del desarrollo............................... 12 2.5. Pobreza, violencia e impunidad ...................................................................................... 13 2.6. Mayor vulnerabilidad de las personas que viven en la pobreza durante las crisis globales de derechos humanos; crisis alimentaria y la pandemia del VIH/SIDA ...................................... 14 2.7. 3. Represión de defensores y defensoras de derechos económicos, sociales y culturales 15 Acceso a la justicia en el contexto de la pobreza..................................................17 Amnistía Internacional Sección Española – Octubre 2008 3 Índice: xxxxxxxxxxxxx – Amnistía Internacional – Sección Española – Abril 2008 4 DERECHOS HUMANOS, DERECHOS INDIVISIBLES La pobreza, una cuestión de derechos humanos 1. Introducción Después de que el 17 de octubre de 1987, el Movimiento Internacional ATD Cuarto Mundo consiguiese movilizar a 100.000 personas en París para homenajear a las víctimas de la extrema pobreza, la violencia y el hambre, la Asamblea General de Naciones Unidas reconoció en 1992 esta fecha como el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza. Amnistía Internacional desea denunciar en el marco de la celebración de este Día Internacional que millones de personas de todo el mundo carecen de acceso a los recursos, la seguridad y la autonomía necesarios para vivir con dignidad. Sólo mediante el respeto de los derechos humanos podrá hacerse realidad la dignidad humana universal. Actualmente, las violaciones de derechos humanos siguen agudizando y perpetuando la pobreza. La pobreza no hace referencia únicamente a la falta de ingresos. Es el resultado de decisiones que toman Gobiernos, empresas, y otros actores que obligan a mil millones de personas, de las cuales, la mayoría son mujeres y menores, a vivir en condiciones de insalubridad intolerables, sin acceso a agua potable, saneamiento, atención médica, seguridad o educación. Frecuentemente se hace caso omiso de las personas que viven en la pobreza, o se les niega un foro en el que puedan hacerse oír, dificultando aun más la posibilidad de exigir responsabilidades a quienes menoscaban sus derechos. La pobreza es una situación que tiene que ver con los derechos humanos: los abusos y violaciones de los derechos agravan la situación de pobreza y, a su vez, la pobreza conduce a nuevas violaciones y abusos de derechos humanos. Los derechos humanos, TODOS los derechos humanos, son indivisibles. El disfrute o la negación de los derechos económicos, sociales y culturales (DESC) va unido al disfrute o la negación de los derechos civiles y políticos. Sólo desde esta perspectiva se podrá entender y hacer frente a la pobreza. En algunas regiones, como Asia y Oceanía, todavía no se ha logrado la difícil empresa de equiparar la expansión económica desenfrenada con la potenciación de los DESC de los sectores más desfavorecidos de la región. Gran parte de Europa y Asia Occidental ha crecido en prosperidad, pero no se benefician de ella las personas excluidas de los derechos económicos y sociales debido al racismo o a otras formas de discriminación. Mientras, en África, los persistentes conflictos armados tuvieron consecuencias devastadoras para los derechos humanos y los desplazamientos forzados y las muertes por hambrunas y enfermedades relacionadas con los conflictos, continuaron a gran escala. Sin embargo, no todo son malas noticias, ya que en los últimos años se ha producido un activismo mundial sin precedentes en favor de una responsabilidad global para con la justicia y la erradicación de la pobreza. 5 Este documento presenta ejemplos concretos en diferentes países que sirven para ilustrar cómo la pobreza va asociada a la vulneración e incumplimiento por parte de algunos Estados de sus obligaciones internacionales de derechos humanos.1 Desafortunadamente, no son casos aislados: son modelos que se repiten con demasiada frecuencia en otras partes del mundo. Cuando se cumplen 60 años de la Declaración Universal de Derechos Humanos tenemos la oportunidad de reforzar el compromiso de respetar, proteger y cumplir todos los derechos humanos y exigir a los Estados que cumplan con las obligaciones contraídas hace ya seis décadas. Algunas cifras de la pobreza Mientras que el 20% de la población mundial detenta el 90% de las riquezas, más de 1.000 millones de seres humanos viven con menos de un dólar al día, y 2.800 millones, es decir, cerca de la mitad de la población mundial, viven con menos de 2 dólares al día. 448 millones de niños y niñas sufren desnutrición y en África subsahariana, una persona de cada tres sufre hambre crónica. Un niño de cada cinco no tiene acceso a la educación primaria y 876 millones de adultos son analfabetos, de los cuales dos tercios son mujeres. El 80% de las personas refugiadas son mujeres y niños. Cada día, 30.000 niños de menos de 5 años mueren de enfermedades que podrían haber sido evitadas y en los países en desarrollo, un niño de cada diez no llegará a cumplir los 5 años. Más de 500.000 mujeres mueren cada año durante el embarazo o en el parto. 42 millones de personas viven con el VIH/SIDA, de las cuales 39 millones viven en países en desarrollo. En África Subsahariana es la principal causa de fallecimiento y en 2020, algunos países africanos podrían haber perdido la cuarta parte de su población activa por el virus. Más de 1.000 millones de personas no tienen acceso a agua salubre y en África Subsahariana, cerca de la mitad de la población no tiene acceso al agua potable. 2.400 millones de personas se ven privadas de instalaciones sanitarias satisfactorias. Fuente: Programa de Desarrollo Humano de Naciones Unidas. Marzo 2007 1 La fuente utilizada para elaborar este documento ha sido principalmente el Informe Anual 2008 de Amnistía Internacional. El Estado de los derechos humanos en el mundo. También se recoge información de documentos de Amnistía Internacional del 2008. 6 2. Contextos en los que los incumplimientos de los Estados en materia de derechos generan mayor pobreza La pobreza no es una fatalidad, ni un fenómeno natural. La pobreza puede definirse como la privación continua o crónica de los recursos, la capacidad, las opciones, la seguridad y el poder necesarios para disfrutar de un nivel de vida adecuado y de otros derechos civiles, culturales, económicos, políticos y sociales.2 Obviamente, no se puede afirmar que toda privación constituya una violación de derechos humanos. En este apartado se recogen situaciones concretas documentadas por Amnistía Internacional en las que los Estados han incumplido sus obligaciones internacionales de derechos humanos y se visibilizan las consecuencias devastadoras que tienen esas decisiones políticas en las vidas de millones de personas. 2.1. Impactos de la falta de protección de la población civil en situaciones de conflicto A pesar de que en los últimos años ha disminuido el número de los conflictos armados, las principales víctimas son civiles, mujeres y menores, que frecuentemente forman parte de comunidades pobres y marginadas. Además, los conflictos empujan cada año a cientos de miles de personas a abandonar sus hogares en busca de protección. Muchas de ellas no reciben ni siquiera ayuda humanitaria adecuada. Además de las numerosas víctimas mortales que se cobran los conflictos, el contexto de aumento del desempleo, la desmantelación de los servicios básicos de salud, y el saldo de millones de personas desplazadas internas y refugiadas que se ven forzadas a abandonar sus medios de subsistencia y sus fuentes de ingreso no hace sino incrementar de forma dramática la situación previa de vulnerabilidad de la población civil. En Colombia la población civil es la más castigada por el largo conflicto interno, especialmente las comunidades indígenas, afrodescendientes y campesinas, muchas de las cuales viven en tierras de interés económico para las partes beligerantes. El número de personas desplazadas internamente desde 1985 se sitúa entre tres y cuatro millones. Tanto los paramilitares como la guerrilla siguen reclutando a menores de edad y todas las partes del conflicto continúan sometiendo a mujeres y niñas a abusos sexuales y otras formas de violencia. Después de más de cinco años de conflicto en Irak, la mayoría de la población civil sufre a causa de la falta de alimentos, alojamiento, agua y servicios sanitarios, educación, servicios de salud y puestos de trabajo. Se estima que ocho millones de iraquíes, casi un tercio de la población, necesitan ayuda de emergencia. Según el ACNUR, desde la invasión dirigida por Estados Unidos en marzo de 2003 se han visto desplazadas dentro y fuera del país alrededor de 4,7 millones de personas, y para muchas de ellas la situación es desesperada. Además, hay 2 millones de personas refugiadas, la mayoría en Siria y Jordania, de las cuales un elevado número tienen dificultades para sobrevivir, se les prohíbe trabajar y no pueden pagar el alquiler de las casas, comprar alimentos suficientes para sí mismas y sus familias ni conseguir atención médica. Estos países, desbordados por tal afluencia masiva, han empezado a imponer condiciones que restringen nuevas llegadas. 2 Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de Naciones Unidas. Declaración sobre la pobreza y el Paco Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, febrero 2001. 7 En el contexto del conflicto entre Israel y los Territorios Palestinos Ocupados, las restricciones a la libertad de circulación impuestas por el Ejército israelí generan pobreza y desempleo en la población palestina y dificultan su acceso a los centros de educación y salud. Los cierres prolongados de los pasos fronterizos constituyen un castigo colectivo cuyos efectos sufren sobre todo los sectores más vulnerables: la población infantil y las personas mayores o enfermas. En 2008, la decisión de Israel de bloquear todo suministro de combustible a la Franja de Gaza ha provocado una situación de emergencia pública. La escasez de electricidad y el combustible, ha tenido consecuencias desastrosas para la salud y el bienestar de una población que ya se enfrentaba a un suministro deficiente de agua potable y limpia para consumo e higiene personal y al tratamiento inadecuado de aguas residuales y basuras. Por otra parte, el Ejército israelí continúa demoliendo viviendas y otros bienes palestinos, al tiempo que construye la valla/muro en los territorios palestinos de Cisjordania. Mientras, centenares de miles de refugiados palestinos en Líbano sufren discriminación en el acceso al empleo, los servicios sanitarios, la seguridad social, la educación y la vivienda. Afganistán, la región sudanesa de Darfur, Somalia o Sri Lanka son otros ejemplos de conflictos activos que agravan la situación de pobreza de la población civil. A menudo las personas refugiadas o desplazadas internas viven en precarios campamentos hasta mucho después de concluir los conflictos que las obligaron a huir. Es el caso de los kosovares en Macedonia, de los centroafricanos en Chad y Camerún, de los desplazados internos en Chechenia, Timor Oriental, República Democrática del Congo, Uganda o Azerbaiyán. Incluso después de retornar, se siguen registrando violaciones de derechos humanos: en BosniaHerzegovina las personas retornadas pertenecientes a minorías sufren discriminación, mientras que los ruandeses retornados a la fuerza desde Uganda temen por su vida y seguridad. 2.2. La discriminación en el acceso a derechos: causa y consecuencia de la pobreza La discriminación por parte de los Estados de amplios sectores de la población suele estar estrechamente vinculada con situaciones de pobreza, en las que confluyen la violencia y los abusos. Estas personas tropiezan con obstáculos mayores a la hora de obtener justicia. Actualmente al menos 23 países mantienen leyes que discriminan a las mujeres, al menos 15 países tienen leyes que discriminan a los migrantes y al menos 14 disponen de legislación que discrimina a las minorías. Además de esto, en la práctica totalidad de los Estados se producen prácticas discriminatorias que dificultan si no impiden, el acceso a los derechos a los colectivos que se encuentran en situación de mayor vulnerabilidad, incrementando sus posibilidades de experimentar la pobreza. Hoy día existen numerosos ejemplos de discriminación por razón de género, de identidad étnica, religiosa o lingüística, opinión política y la dirigida contra las personas migrantes. En Haití, el país más pobre del hemisferio occidental, las mujeres sufren discriminación y violencia generalizadas en todos los aspectos de la vida pública y privada, una situación que se ve agravada por la falta de acceso a la justicia. Las niñas son las más expuestas a la violencia y al hostigamiento de carácter sexual. En las zonas rurales, las autoridades judiciales ejercen presiones sobre las sobrevivientes de violación para que acepten acuerdos económicos con los violadores en vez de tramitar los delitos. 8 Otros ejemplos son los homicidios de mujeres pobres en México y Guatemala, el difícil acceso a la educación de las niñas en Afganistán, la discriminación de las mujeres migrantes en situación irregular víctimas de violencia en España y en el Reino Unido, la trata de mujeres en Mongolia, y la violencia sexual contra las mujeres en muchos países de África y contra las mujeres indígenas en Estados Unidos. Se han registrado casos de discriminación por motivo de identidad étnica, religiosa o lingüística contra la etnia hmong en Laos, los pigmeos en la República del Congo, los kurdos en Siria, la etnia de los montagnard en Vietnam, los hinduistas en Malaisia, los bahaíes en Egipto, las poblaciones indígenas y afrodescendientes en toda América, los rusófonos en Letonia. En Europa, la discriminación contra la comunidad romaní está muy extendida atrapando a muchos romaníes en un círculo de marginación y pobreza. En Eslovaquia la segregación persistente de los niños y niñas romaníes en el sistema educativo constituye una violación de su derecho a la educación y les margina de cara al futuro. Muchos romaníes carecen de acceso a instalaciones sanitarias, suministro de agua, gas y electricidad. Sus asentamientos suelen estar separados físicamente del pueblo o la ciudad principal y los servicios de transporte público son escasos y caros. Situaciones parecidas, se registran en Bosnia-Herzegovina, Bulgaria, Croacia, Macedonia, Montenegro, República Checa, Rumania, Hungría, Italia, Grecia o Serbia. Por otra parte, en Zimbabue, se ha documentado desde el año 2000 la discriminación por opinión política en el acceso a la alimentación, utilizando la distribución de alimentos que realiza la Junta de Comercialización de Cereales como herramienta política del Gobierno contra la oposición. Las capas más pobres de la población son las más afectadas por este tipo de medidas, que aumenta su exposición a enfermedades mortales, ya que la suspensión afecta a proyectos de agua y salubridad. En la llamada “Frontera “Sur” de Europa se suceden las violaciones de derechos humanos de las personas migrantes. © AI En la llamada “Frontera Sur” de Europa, se suceden las violaciones de los derechos humanos de las personas migrantes. Marruecos ha detenido y expulsado de forma colectiva a miles de personas entre las que había refugiados y solicitantes de asilo. En ocasiones se les ha abandonado en la frontera con Argelia, sin alimentos ni agua suficientes y se han registrado varios casos de muertes de migrantes por disparos de las fuerzas de seguridad marroquíes. Mientras, España impide el acceso a migrantes y solicitantes de asilo mediante procesos llevados a cabo en centros extraterritoriales en condiciones que no se ajustan a las normas internacionales. Por otra parte, persisten las situaciones de discriminación, racismo y xenofobia contra ciudadnos extranjeros y miembros de minorías étnicas en la sociedad española. 9 Otros países de Europa como Dinamarca, Malta, Grecia, Francia, Chipre, Italia, Suiza y Suecia violan los derechos de los migrantes. Además, la Unión Europea aprobó el pasado 18 de junio una Directiva que permitirá a los Estados miembro detener a personas migrantes que no han cometido ningún delito durante un periodo de hasta 18 meses. Además de sufrir este régimen de sanciones, la población inmigrante sufre una discriminación en el acceso a derechos que impide que disfruten de un nivel de vida digno. Así, por ejemplo en Dinamarca, las personas que no han vivido de modo permanente durante al menos 7 de los últimos 8 años, no tienen derecho a solicitar las prestaciones sociales habituales y solo se les permitía recibir el llamado “subsidio inicial”. También se han documentado repatriaciones de migrantes norcoreanos desde China, malos tratos a migrantes en México, Libia y Jordania, ataques xenófobos contra solicitantes de asilo en Sudáfrica y Ucrania, y explotación de migrantes en Qatar y Kuwait. 2.3. Hábitat de la pobreza En Ángola se han llevado a cabo desalojos forzosos desde el año 2005. Muchas familias desalojadas no han recibido ningún tipo de compensación. © AI En ciudades de todo el mundo familias enteras son desalojadas de sus casas a la fuerza para dar cabida a proyectos urbanísticos. A menudo, los Gobiernos no les indemnizan ni les proporcionan alojamiento alternativo; en muchas ocasiones la policía o fuerzas de seguridad privada hacen uso excesivo de la fuerza causando muertes, lesiones y destrucción de bienes. En Angola, se han llevado a cabo desalojos forzosos desde 2005. En julio de 2007 la empresa constructora Jardim do Éden inició el desalojo forzoso de centenares de familias y la demolición de sus casas en el barrio Iraque de Luanda. El objetivo es construir un complejo de viviendas de lujo. Las familias desalojadas no han recibido ni viviendas alternativas ni indemnizaciones. En noviembre de 2007, dos reporteros que informaban sobre los desalojos fueron agredidos por miembros de una empresa de seguridad privada y la policía militar los tuvo detenidos durante más de tres horas. El crecimiento económico de China lleva aparejadas tensiones sociales, un mayor empobrecimiento de algunas poblaciones rurales y la degradación del medio ambiente. A pesar de las abiertas protestas de los agricultores, las autoridades siguieron adelante con los desalojos forzosos para dejar paso a los proyectos de remodelación urbana que sirvieron de base a los Juegos Olímpicos de Pekín. El Centro por el Derecho a la Vivienda contra los Desalojos, con sede 10 en Ginebra, calcula que más de 1.250.000 personas se han visto desplazadas en Pekín como consecuencia de éstos. Situaciones similares de desalojos forzosos se han registrado en ciudades de Sudáfrica, Guinea Ecuatorial, Camboya, Bangladesh o República Dominicana. El hecho de vivir en el ámbito rural representa en muchas ocasiones un obstáculo casi insalvable para las comunidades pobres en su disfrute de los derechos humanos. Así, en Sudáfrica, la pobreza es una barrera para que las personas afectadas por el VIH o el SIDA, en especial las mujeres, puedan acceder a tratamientos en las zonas rurales. Esto se debe a las dificultades físicas para acceder a servicios de salud, los costes del transporte, la escasez de profesionales de la salud, la falta de acceso diario a una alimentación adecuada y las desigualdades de género. En este contexto, las mujeres sufren una triple discriminación: por su género, su condición de seropositivas y su marginación económica. El contexto de discriminación en el acceso a los derechos en el ámbito rural se reproduce en países como Albania, Perú o Yemen. Los conflictos de tierras y las usurpaciones ilegales, a menudo llevadas a cabo por empresas nacionales y multinacionales, son un foco constante de violaciones de los derechos humanos que afectan, sobre todo, a las comunidades indígenas y campesinas. En Paraguay cerca del 45% de los pueblos indígenas no cuentan con un título legal de sus tierras ancestrales y están por consiguiente expuestos a desalojos forzosos, y enfrentan un porcentaje elevado de extrema pobreza. El rápido crecimiento experimentado por algunos sectores económicos en India ha ido acompañado de polémicas medidas destinadas a la adquisición de tierras y de otros recursos para desarrollar planes empresariales y urbanísticos. Estas medidas han provocado protestas de las comunidades locales marginadas, como los indígenas adivasis, que han visto sus medios de vida amenazados. Las autoridades han hecho caso omiso de las disposiciones constitucionales al asignar a las industrias extractivas zonas ricas en recursos que ya habían sido demarcadas como lugar de residencia exclusivo de los adivasis. Con frecuencia se ha recurrido a métodos ilegales para hacer frente a las protestas y se han registrado numerosas violaciones de derechos humanos, todo ello en un clima generalizado de impunidad. Otros países donde se han registrado importantes conflictos de tierras son Argentina, Australia, Brasil, Canadá, Chile, Kenia, México, Paraguay o Vietnam. 11 2.4. Vulneraciones de los derechos humanos en nombre del desarrollo La construcción de una presa en La Parota, en el Estado de Guerrero (México) va a suponer que miles de personas, principalmente indígenas y campesinos en situación de pobreza, sean desplazados de sus tierras. En la imagen, miembros de las comunidades afectadas se manifiestan en contra de la construcción de la presa en La Parota © AI En todo el mundo encontramos casos de proyectos de desarrollo o inversión que se elaboran y realizan sin informar ni consultar a las comunidades que van a verse afectadas, lo que genera tensiones y limita el empoderamiento de estas comunidades. Muy a menudo estos proyectos implican violaciones de derechos humanos que se multiplican si los colectivos afectados presentan oposición. En México, numerosos miembros de comunidades indígenas y campesinas se oponen a proyectos como la construcción de una presa en La Parota, en el Estado de Guerrero. Las acciones del Gobierno mexicano para construir esta presa hidroeléctrica se han caracterizado por la falta de una consulta adecuada a las comunidades afectadas y por un clima de creciente tensión, violencia e intimidación. Si sigue adelante la construcción de La Parota, varios miles de personas, principalmente campesinos e indígenas en situación de pobreza, quedarían desplazadas de sus tierras. En Laos, proyectos de gran envergadura, como minas y presas, continúan recibiendo críticas por su repercusión en los medios de vida y en el medio ambiente. La Red Internacional de Ríos y la Asociación de Estudios Internacionales sobre el Agua (FIVAS), de Noruega, ha criticado la propuesta de ampliación del proyecto de la central hidroeléctrica de Theun-Hinboun en la zona central del país. Los grupos ecologistas afirman que 25.000 personas se han visto ya afectadas debido a la pérdida de tierra fértil, la disminución de los bancos de peces y el aumento de las inundaciones. En Nigeria, las fuerzas de seguridad continúan cometiendo con impunidad violaciones de derechos humanos en la región petrolífera del delta del Níger, entre otras, ejecuciones extrajudiciales, tortura y destrucción de viviendas. Mientras, los grupos radicales secuestran a trabajadores de los campos petrolíferos y a sus familiares y atacan las instalaciones petroleras. La mayoría de los habitantes carecen de agua potable y electricidad y tienen muy pocas escuelas y centros de salud en funcionamiento y sólo una pequeña parte de la población del delta del Níger se beneficia de la riqueza petrolera. Por otra parte, en Mongolia, a pesar de las crecientes inversiones realizadas por empresas mineras internacionales, el Gobierno no estableció garantías jurídicas para la protección contra los desalojos forzosos ni para una salvaguardia adecuada de la salud, la seguridad y el medio ambiente. La contaminación del agua potable por el vertido en los ríos de los productos derivados de las actividades mineras y de prospección dañaba las fuentes de subsistencia de los pastores nómadas tradicionales, que dependían del agua de los ríos para abrevar su ganado. 12 También se han documentado violaciones de derechos humanos en nombre del desarrollo en países como Perú, Myanmar, India, o Chile. 2.5. Pobreza, violencia e impunidad Las comunidades pobres y marginadas de Brasil padecen penurias económicas y sociales. Las mujeres de estas comunidades, además, corren el peligro de ser víctimas de la violencia tanto por parte de los delincuentes como de la policía. © AI Existe una relación directamente proporcional entre el nivel de pobreza que experimenta una comunidad y el grado de violencia que sufre por parte tanto de agentes estatales como no estatales. Igualmente, los niveles de impunidad suelen ser mayores cuanto más pobres son las víctimas de esa violencia. Las comunidades pobres de Brasil están atrapadas entre las actividades de las bandas delictivas que dominan las zonas en las que están afincadas y los métodos violentos y discriminatorios empleados por la policía. Además de la violencia en sí, muchas personas de estas comunidades padecen privaciones económicas y sociales profundamente arraigadas. A causa de la falta de protección oficial, las mujeres de las comunidades marginadas corren peligro de ser víctimas de la violencia tanto por parte de los delincuentes como de la policía. Asimismo, en las comunidades dominadas por los narcotraficantes, las mujeres sufren discriminación y los efectos de la falta de acceso a servicios básicos. El sistema de justicia penal brasileño exige responsabilidades a los responsables de estos abusos y no da respuesta a un amplio abanico de violaciones de derechos humanos contra las personas recluidas en los centros penitenciarios y en los correccionales de menores, atestados y sin recursos económicos suficientes. Las mujeres son objeto de tortura y otros malos tratos en las prisiones y en los calabozos de la policía. El índice de homicidios en Jamaica es muy elevado: más de 1.500 personas fueron asesinadas en 2007. Las armas de fuego estaban al alcance de casi todo el mundo. La mayoría de las víctimas son jóvenes pertenecientes a comunidades marginadas de las zonas deprimidas de las ciudades, mientras que los responsables suelen ser miembros de bandas, si bien también hay numerosos casos de brutalidad policial. Según la Oficina de Investigaciones Especiales, la policía mató a 203 personas entre enero y septiembre de 2007. Aunque la policía asegura que los homicidios se producen como consecuencia de tiroteos con bandas de delincuentes, hay informes que indican que en muchos casos se trataría de ejecuciones extrajudiciales. 13 En julio de 2007, la policía de Jamaica hirió a un joven de 18 años, Ravin Thomas, cuando visitaba a su tía en un barrio marginal de Kingston. Ocho soldados y dos agentes de policía le dispararon al cruzarse con él mientras perseguían a un sospechoso. Cuando lo introdujeron en un vehículo de la policía para llevarlo a un hospital, sólo estaba herido en un hombro y en un brazo. Cuando su tía llegó al hospital, había muerto. Según la autopsia, el cadáver presentaba dos heridas de bala más, una en el rostro y otra en el mentón. La policía registró el incidente como un tiroteo. En Guatemala, según informes policiales, durante el año 2007 murieron de forma violenta 5.781 personas. El vicepresidente informó de que aproximadamente el 1 por ciento de todos los homicidios terminaban en condena. El Relator Especial de la ONU sobre Ejecuciones Extrajudiciales, Sumarias o Arbitrarias hizo público un informe en el que subrayó la impunidad de los homicidios y constató la implicación de la policía y de otros ciudadanos en el homicidio de personas consideradas “indeseables sociales”. Situaciones similares de violencia en el que las víctimas pertenecen a comunidades pobres se registran en países como Puerto Rico y El Salvador. 2.6. Mayor vulnerabilidad de las personas que viven en la pobreza durante las crisis globales de derechos humanos; crisis alimentaria y la pandemia del VIH/SIDA La inseguridad alimentaria que sufren millones de personas son consecuencia directa de violaciones de derechos humanos. Amnistía Internacional ha documentado casos de discriminación, manipulación política de la distribución de alimentos, obstrucción de la asistencia humanitaria y otras violaciones de derechos humanos que han desembocado en una situación de hambruna masiva en países como Corea del Norte, Myanmar, Somalia, Sudán (Darfur), los Territorios Palestinos Ocupados y Zimbabue. Los Estados no han cumplido con su obligación inmediata de garantizar la disponibilidad de alimentos adecuados y el acceso a ellos con el fin de combatir el hambre y dar prioridad a las personas en situación de mayor vulnerabilidad. Es preocupante la confiscación arbitraria de alimentos y los continuos obstáculos planteados por el Gobierno de Myanmar para hacer llegar la necesaria ayuda humanitaria a cientos de miles de personas que, a consecuencia del paso del ciclón Nargis en mayo de 2008, estaban a punto de morir de hambre o de sufrir enfermedades potencialmente mortales. El Gobierno de Corea del Norte obstaculiza el acceso de observadores independientes de derechos humanos a pesar de la hambruna que azota a gran parte de la población. Sólo tras las inundaciones de agosto de 2007 se permitió el acceso de los organismos de ayuda humanitaria de la ONU. En agosto de 2007 se informó de la ejecución pública del presidente de una empresa que fue acusado de vender material de la fábrica para comprar comida destinada a los trabajadores que pasaban hambre. Estados como Camerún, Costa de Marfil, Egipto, Haití o Senegal ejercieron un uso excesivo de la fuerza en respuesta a las protestas por la escasez de alimentos. También en el caso de la crisis mundial que representa la pandemia del VIH/SIDA, las comunidades pobres tienen muchas más dificultades para acceder a los medicamentos y, en muchos casos, la fuerte incidencia de la enfermedad lleva consigo violaciones de otros derechos humanos para las poblaciones afectadas de países como Sudáfrica o Fiyi. 14 A finales de 2007 el 14 % de la población de Malawi sufría VIH/SIDA. Si bien unas 60.000 personas recibían tratamiento gratuito en hospitales públicos con antirretrovirales, la pobreza y el estigma social asociado al virus seguían obstaculizando el acceso a tratamientos. Alrededor de un millón de menores eran huérfanos a causa de muertes relacionadas con la enfermedad. En Suazilandia, más de dos tercios de la población vive en la pobreza y más de la cuarta parte es seropositiva. La pobreza, junto con el acceso limitado a una alimentación diaria adecuada, impide a las personas que viven con el VIH/SIDA acceder a servicios de salud y seguir un tratamiento. De casi un cuarto de millón de personas afectadas por el virus, sólo el 28 % de las que necesitan clínicamente tratamiento antirretroviral lo reciben. Además, los niños y niñas huérfanos sólo tienen un acceso limitado a la educación. 2.7. Represión de defensores y defensoras de derechos económicos, sociales y culturales Piedad Espinosa y Carlos Albacete Rosales son activistas medioambientales y miembros de la organización Trópico Verde. Fueron tiroteados por tres hombres no identificados en enero de 2007. © Rocío Carneros Defensores y defensoras de los derechos humanos en todo el mundo sufren cada año ataques, hostigamiento, amenazas o incluso pagan con su vida sus actividades legítimas en favor de las comunidades más desfavorecidas. En Camboya, cientos de personas han participado en protestas en defensa de sus tierras y viviendas. Las fuerzas de seguridad disolvieron varias de estas reuniones pacíficas y algunos activistas fueron encarcelados. Abogados que ofrecían asistencia letrada gratuita a los detenidos fueron acusados de instigación por sus actividades en defensa de los derechos humanos. En Guatemala, tres hombres no identificados tirotearon en enero de 2007 a los activistas medioambientales Carlos Albacete Rosales y Piedad Espinosa cuando viajaban en un taxi. Los dos activistas escaparon con heridas de menor importancia. Ambos trabajan para la organización Trópico Verde, que trabaja para proteger las reservas naturales mayas, y habían denunciado los intentos de ganaderos y presuntos narcotraficantes de apropiarse de tierras en el interior de las reservas. En toda la región americana se presentaron cargos penales falsos contra centenares de activistas y dirigentes comunitarios por intentar proteger las tierras de comunidades rurales pobres contra usurpaciones ilegales, a menudo llevadas a cabo por empresas nacionales y multinacionales. 15 En China, Yang Chunlin fue detenido el 6 de julio de 2007, torturado y acusado de «subversión del poder del Estado» tras haber apoyado una acción legal presentada por más de 40.000 agricultores cuyas tierras habían sido confiscadas sin indemnización. También había ayudado a recoger firmas para una petición cuyo lema era «Queremos derechos humanos, no Juegos Olímpicos». Las fuerzas de seguridad de Mauritania dispararon fuego real en noviembre de 2007 contra estudiantes de enseñanza secundaria que protestaban por la subida de los precios de los productos alimenticios. Un estudiante de 18 años, Cheikhna Uld Taleb Nava, perdió la vida debido a los disparos. En Egipto, se extendió en 2007 por todo el país la mayor oleada de huelgas registrada desde hacía decenios. Se desencadenaron, entre otros motivos, por el aumento del coste de la vida y la creciente pobreza. Las autoridades reaccionaron aumentando la represión contra sindicalistas y activistas de ONG y clausuraron una organización independiente de defensa de los derechos de los trabajadores. En Colombia, en los últimos dos decenios han muerto por homicidio más de 2.000 sindicalistas y han “desaparecido” 138. Amnistía Internacional mantiene que los sindicalistas de Colombia son blanco de ataques a causa de su papel como activistas sociales, y que los homicidios y amenazas contra ellos no son simplemente violencia común, como sostiene el Gobierno. Por otra parte, en Chile, a los miembros de la comunidad mapuche que habían participado en actividades de apoyo del derecho a la tierra de los pueblos indígenas se les aplicó la legislación antiterrorista, hecho que fue criticado por el Comité de Derechos Humanos de la ONU. 16 3. Acceso a la justicia en el contexto de la pobreza Ante el contexto de pobreza y exclusión social en el que se encuentran prisioneras millones de personas, el acceso a la justicia no deja de ser otro derecho insatisfecho. El fin último de los sistemas de justicia es el de garantizar que todas las personas queden protegidas por la ley ante los abusos cometidos por Gobiernos o actores no estatales. Sin embargo, las vulneraciones de derechos humanos en el marco de la pobreza gozan de un alto grado de impunidad, y al mismo tiempo, la gran mayoría de las personas castigadas o encarceladas por los sistemas judiciales pertenecen a sectores más desfavorecidos. En el marco de las respuestas judiciales en contextos de postconflicto, los sistemas de justicia transicional tampoco ofrecen medidas de verdad, justicia y reparación para la población que ha perdido sus hogares, sus tierras, sus medios de subsistencia y el acceso a derechos como salud o alimentación. La pobreza y la discriminación en el acceso a la justicia son dos privaciones que se potencian mutuamente. De una parte la pobreza representa una barrera para el acceso a la justicia, y la falta de acceso a ésta perpetúa la pobreza de quienes ven sus derechos desprotegidos, incrementando así su vulnerabilidad. Todas y cada una de las decisiones que generan y/o agravan vulneraciones de derechos humanos, y que exponen a millones de personas a la pobreza, deben de ser justiciables y sancionables. Es decir, los Estados deben de asumir las responsabilidades por las consecuencias negativas que puedan provocar tanto sus políticas como las actividades económicas de las empresas y otros agentes con sede en su territorio. Hacer justiciable la pobreza significa que todas las víctimas de vulneraciones de derechos humanos deben disponer de un mecanismo judicial que haga efectivo el derecho a la verdad, justicia y reparación, sin ningún tipo de discriminación y sin barreras de tipo económico ni cultural que dificulten o limiten su acceso a este derecho. Sin embargo, las víctimas de vulneraciones de derechos económicos, sociales y culturales han sufrido una discriminación mayor en el acceso a los tribunales. La actual falta de mecanismos que garanticen que las víctimas puedan exigir a través de los tribunales el cumplimiento de sus derechos y las medidas compensatorias ha generado un contexto de impunidad de las vulneraciones de los mismos. A nivel internacional, la adopción del Protocolo Facultativo al Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC) por el Consejo de Derechos Humanos constituye un paso importante para avanzar en la exigibilidad y justiciabilidad en los casos de vulneración de derechos humanos de la pobreza. No obstante, este mecanismo tan solo complementa las decisiones judiciales internas, por lo que los Estados deben de implementar recursos judiciales que protejan a la población de decisiones políticas que tengan como consecuencia una regresividad o vulneración de derechos. Para ello, los Estados deben de eliminar las barreras económicas, y culturales, incluidas las lingüísticas que alejan la justicia de los colectivos más desfavorecidos. Sólo de este modo, garantizando una mayor eficacia de las garantías de protección de derechos para las víctimas, se hará posible la promesa proclamada hace 60 años por la Declaración Universal de Derechos Humanos de un mundo en el que todas las personas disfrutan de todos los derechos humanos. Los Estados pueden hacerlo en el próximo periodo de sesiones de la Asamblea General adoptando el Protocolo Facultativo al PIDESC. 17