Para contestar a estas preguntas podemos analizar que la persona

Anuncio
La vida es siempre un proceso donde vamos
encontrando pistas para llegar a la madurez humana.
¿Cómo podemos saber si
estamos caminando bien en este
proceso de madurez?
¿Cómo es la persona madura
tanto espiritual como
emocionalmente?
Para contestar a estas preguntas podemos analizar que
la persona madura:
No busca lo suyo, sino el bien de su familia y su trascendencia.
No se enfada fácilmente, tiene paciencia. No protagoniza berrinches infantiles.
No es jactancioso, no se envanece. No desea siempre ser el centro
de atención.
Es discreto, íntegro. Ha adquirido sabiduría con la experiencia.
Tiene corazón de padre o de madre. Perdona a sus hijos. No guarda rencor.
No gusta de los chismes, las calumnias o malas noticias. Se goza de la verdad.
No tiene envidia. Conoce su identidad, su valor.
Sabe que en la vida hay momentos buenos y momentos malos y sabe
encararlos.
Tolera la frustración y sabe manejarla.
Sabe distanciarse sanamente de los padres.
Se preocupa por los demás, no es egoísta ni egocéntrico.
Da consuelo y ayuda a los débiles y menos afortunados.
Es un ejemplo para los demás. No solamente en palabras, sino en
hechos y en verdad.
Sabe amar y sabe manifestar su amor y su aprecio.
Para lograr avanzar en el camino de la madurez es necesario
renunciar a una serie de actuaciones en la vida:
Renuncie al derecho
de quejarse.
Renuncie al derecho
de guardar rencor.
Renuncie al deseo
de buscar
solamente lo suyo.
Renuncie al derecho
de enfadarse por
cosas insignificantes.
Renuncie a gastar
inútilmente su
dinero, su tiempo.
Renuncie al derecho
de vengarse.
Renuncie a
criticar y juzgar
a los demás.
Renuncie al derecho
de mentir o de actuar
como un hipócrita.
Renuncie a hablar
de cosas que no
edifican.
Descargar