MI PROYECTO DE VIDA Área: Ciencias Sociales Actividad: 5 Grado: Noveno Información complementaria Todo proyecto de vida debe partir de la situación concreta de la persona. Cuando fijamos una dirección a nuestra vida, debemos ser realistas, poner dedicación, fuerza de voluntad, disciplina y sacrificio para alcanzar lo que nos proponemos. No lograr la meta no significa que la persona sea incapaz de hacerlo; pero es importante seguir siempre siga adelante a pesar de las dificultades. Pensar en desarrollarnos en cada etapa de la vida supone reflexionar sobre cómo queremos vernos en el futuro, considerando que la personalidad humana integra diversas esferas. Por tanto, todo proyecto de vida debe permitirnos visualizar nuestras aspiraciones para cada uno de esos ámbitos, que son básicamente, la comunicación y los afectos, el ámbito educativo y laboral, la ciudadanía y la proyección sociocomunitaria y la sexualidad y la vida reproductiva. Poder desarrollarnos en cada uno de estos ámbitos conforme a nuestras propias aspiraciones nos produce seguridad, crecimiento, armonía. Por eso no podemos permitir que el destino defina al azar cosas tan importantes para nosotros como quién va a ser nuestra pareja, qué tipo de profesión u oficio vamos a desempeñar en la vida o dónde y con qué tipo de personas vamos a convivir. Esas son cosas trascendentes que todos queremos decidir y hacer a nuestra manera. Un aspecto fundamental a decidir es el tipo de vida afectiva o personal que deseamos. Esto supone preguntarnos cómo y con quiénes vamos a vivir, y reflexionar si deseamos formar una familia y cuándo, o si queremos vivir en soledad o en comunidad con otras personas y por qué. Cada alternativa implica requisitos y responsabilidades que debemos considerar, por ejemplo, decidir formar una familia no es una tarea sencilla: el solo hecho de convivir con una pareja supone conciliar dos maneras de ser, dos perspectivas de vida diferentes, y encauzarlas en una sola. Esto supone una gran responsabilidad y compromiso, que no solo requiere tenerse un gran amor, sino también pensar en dónde se va a vivir, cómo se resolverán las necesidades económicas, cómo se compartirán las responsabilidades y las decisiones, cuántos hijos se quiere tener, etc. En fin, exige reflexionar bien las cosas, establecer reglas claras y crear un clima de confianza y solidaridad entre la pareja. Otra pregunta importante es a qué nos queremos dedicar, en qué quisiéramos trabajar. La respuesta podría ser repetir el esquema de vida que ya tiene la familia (la tradición familiar), o aspirar a alternativas nuevas, una forma de superación de las actuales condiciones de vida, pero que también suponen mayor exigencia en cuanto a preparación y formación profesional. La duda sobre qué vamos a estudiar nos resalta especialmente al concluir un ciclo de estudios (la primaria, el ciclo básico o el bachillerato). Responderla puede requerir de ayuda profesional, pero también podemos hacer mucho por tomar buenas decisiones; no se puede dejar a la casualidad la elección del trabajo o profesión futura. La orientación vocacional y profesional nos puede ayudar a saber qué tipo de trabajo somos capaces de desempeñar y los estudios que requiere. Es necesario descubrir la vocación, informarse sobre la profesión que nos gusta y cuáles son las posibilidades reales de estudio y empleo posterior. También se puede planificar el número y el momento de tener hijos, lo que supone convenirlo con la pareja para cuando mejor convenga. Eso permitirá terminar los estudios, divertirse como jóvenes y posponer la paternidad y maternidad hasta el momento más adecuado, sin frustrar las aspiraciones de formación profesional.