Notas sobre el proceso a Xavier Vinader

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Les decisions judi cia ls
preses en el cas V inader són
o bjecte d' anà lisi per part de
Mercedes García Ara n,
professora de Dret Penal de la
Universitat de Barce lona.
En completa el dossier una
crono logia completa dels
fets que han envoltat el judici i
condemna del periodista Xavier
Vinader.
Notas sobre
el proceso a
Xavier Vinader
La decisión judicial recaída en el
proceso seguido contra el periodista
Xavier Vinader ha planteado una serie
de cuestiones suficientemente
comentadas ya por juristas,
editorialistas o, simplemente,
int eresados en la materia. Lo cierto es
que el razonamiento mantenido en las
distintas resoluciones (sentencias de
la Audiencia Nacional, del Tribunal
Supremo y del Tribunal Constitucional)
apuntan hacia un amplísimo ambito
de responsabilidad para los que se
dedic<1n a la información: cualquier
resultado previsible para quien la
emita y que pueda ser vinculado
causa lmente a ésta, puede serie
imputado como delito imprudente.
Ello ha motivado una amplia
reacción de distintos sectores sociales
solicitando la concesión de una
medida de gracia para el condenado,
que en estos momentos se encuentra
a disposic ión judicial en espera de
que se produzca. Por lo tanto es
quizas una buena ocasión para
reflexionar sobre los distintos hitos de
todo el proceso y para analizar los
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datos que se presentan en la situación
actual.
1.- Las sentencias de la Audiencia
Nacional y del Tribunal Supremo.
Lo que motivó en su momento
mayor número de com entarios fue la
sentencia de la Audiencia Nacional en
la que se condenaba a Xavier Vinader
como responsab le en concepto de
autor de un delito de imprudenc ia
temeraria profesiona l con resultada de
dos asesinatos y graves daños a un
grupo de personas y familias, a la
pena de siete años de prisión mayor,
a las de suspensió n de todo cargo
público, profesión, oficio, y derecho
de sufragio durante el tiempo de la
condena, así como a satisfacer en
concepto de responsab ilidad civil
derivada de dicho delito, la cantidad
de veinte millones de pesetas; por
insolvenci a del procesado se
condenaba a Ediciones Zeta como
responsab le civil subsidiaria a
satisfacer la menciona da suma.
El razonamie nto seguido por el
Tribunal sentencia dor se fundamen tó
en los siguientes hechos probados
que figuran como tales en la
sentencia: el también procesado Ros
Frutos proporcion ó a Vinader datos e
informacio nes sobre personas
residentes en el País Vasco, alegando
que estaban implicadas en acciones
terroristas e integradas en grupos de
extrema de_recha. Se añade que
Vinader, "que en ning.ún momento
tuvo cabal conocimie nto de la
veracidad o incerteza de las
informacio nes que Ros le
surninistra ba" no se preocupó de
indagar dichos extremos y "conscien te
de que su publicació n podia suponer
gran riesgo contra la identidad de las
personas a que se referían e
indiferente ante el mal o males que
pudieran sufri r" plasmó dichas
informacio nes por escrito, apareciend o
en la revista " lnteNiu".
Entre los hechos probados figuran
los datos publicado s y se afirma que
"como consecuen cia directa e
inmediata de la publicidad dada a los
hechos ya referidos... , personas no
identificad as pero pertenecie ntes a
ETA dieron muerte a Jesús Garcia
Garcia y Alfredo Ramos Vazquez.
Para la Audiencia Nacional los
hechos son constitutiv os de un delito
de imprudenc ia profesiona l temeraria,
0
regulado en el artículo 565, 1.0 y 5.
la
de
reza
del Código Penal que
siguiente forma: "El que por
imprudenc ia temeraria ejecutare un
hecho que, si mediare malicia,
constituiri a delito, sera castigada con
la pena de prisión menor". "Cuando
se produjere muerte o lesiones graves
a consecuen cia de imperícia o
negligenc ia profesiona l, se impondra
en su grado maximo las penas
señaladas en este articulo. Dichas
penas se podran elevar en uno o dos
grados a juicio del Tribunal cuando el
mal causado fuere de extrema
gravedad" . Ese aumento a la pena
superior fue utilizado por el Tribunal
puesto que el maximo de la pena de
prisión menor es de seis años, pero
sin mencionar se la fundamen tación
en la extrema gravedad del mal.
Veamos cuales son los argumento s
necesarios para establecer la
responsab ilidad por imP.rudencia en
nuestro derecho. El delito imprudent e
se caracteriza por el hecho de que el
autor no quiere producir el resultada,
como ocurre en los delitos dolorosos ;
sin embargo, infringe una norma de
cuidado, y se comporta
negligente mente, sin obseNar las
precaucion es que son exigibles en su
actuación y como consecuen cia de
esta inobseNan cia, produce el
·- ..
resultado; por ejemplo, quien conduce
a velocidad excesiva por un centro
urbano y sin respetar las señales de
trafico, atropellan do y matando a una
persona, si no ha querido causar su
muerte, pero si su conducta se
considera contraria al cuidado debido
y causante del resultado puede ser
castigado como responsab le de un
homicidio imprudent e, siéndole de
aplicación lo dispuesto en el primer
parrafo del artícu lo 565 ya transcrito,
puesto en relación con el artículo
407 del Código penal en el que se
establece que "El que matare a otro
sera castigado como homicida" . Ello
quiere decir que la tipificació n
-descripc ión legal- del delito
imprudent e en nuestro Código supone
poner en relación el concepto de
'ïmpruden cia" en sus distintas formas,
del artículo 565 con la descripció n de
la conducta dolosa correspon diente;
en nuestro ejemplo, con el artícul o
407. Dicho en otras palabras, el
homicidio imprudent e supone ejecutar
una muerte (matar en el artículo 407),
sin quererlo directame nte, sino por
haber infringido una norma de cuidado.
Pero vayamos por partes:
la imputació n de un delito de
imprudenc ia al procesado en el caso
que nos ocupa, supondría
evidentem ente demostrar esos dos
ejes fundamen tales de la
responsab ilidad por imprudenc ia: la
inobservan cia del cuidado debido y la
causación de l resultado producida por
esa inobseNan cia.
a) La infracción de la norma de
cuida do.
Este es un concepto fundamen tal
para decidir si una conducta es o no
"impruden te" en el sentido en que
utiliza este término el artículo 565,
puesto que su contenido no queda ahí
definido sino que debe concretars e a
partir de lo que socialmen te se
considera "im prudente" .
La norma de cuidado supone en
primer lugar que quien actúa debe
prever el peligro de su acción y por lo
tanto, el resultado debe ser previsible;
en segundo lugar, la norma de
cuidado obliga a comportar se
adecuadam ente respecto a ese peligro
que se advierte y a actuar
prudentem ente. Sin embargo, a la
hora de· formular estos juicios hay que
tener presente que la vida social
actual admite unos ciertos marge11es
de riesgo de determinad as actividades,
dentro de los cuales es "prudente "
actuar, es decir, se admiten ciertas
acciones peligrosas . Este concepte de
"riesgo permitido" juega como límite
para la valoración del cuidado (1 ).
Trasladan do estas considera ciones
a la conducta de Vinader habría que
establecer que el resultado era
previsible, que debió preverlo y
consecuen temente omitir la reacción
peligrosa.
A este respecto, el séptimo motivo
de recurso presentad o por la defensa
de Vinader ante el Tribunal Supremo
aduce que el resultado no era
previsible objetivam ente puesto que
ni siquiera lo fue para las autoridade s
gubernativ as ni judiciales que, de
haberlo previsto, habrían
proporcion ada protección o procedido
al secuestro de la publicació n.
Sin entrar aquí en tal hipótes is, lo
cierto es que en muchas ocasiones ·
puede derivarse peligro para personas
sobre las que se publican
informacio nes en los medios de
comunicac ión: desde el conocimie nto
de su domicilio hasta su pertenenc ia
(1) Mir Puig. 5. Lecciones de Derecho Penal.
Barcelona, 1983. p. 79.
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a un determinada ambito de la vida
social, pueden ser utilizados por
terceros para ocasionar males en su
persona o bienes. De no admitirse
aquí un cierto margen de riesgo
permitido cabría atribuir a los medios
de comunicación responsabilida d por
todos los perjuicios ocasionados por
quienes obtuvieran información a
través de los mismos.
Sin embargo, donde el razonamiento
mantenido por la sentencia nos
parece mas confusa es allí donde
hace referencia a la falta de pruebas
acerca de la veracidad de las
informaciones publicadas sobre las
mis mas.
Se menc iona en primer lugar que
Vinader no "tuvo conocimiento de la
veracidad o incerteza de las
informaciones que Ros le
suministraba ... sin que aquél (Vinader)
se preocupara cumplidamente de
indagar dichos extremos" y mas
adelante se afirma: " En el presente
proceso no se han aportada por las
defensas de los acusados y de la
declarada responsabilida d civil
subsidiaria alguna prueba suficiente
tendente a acreditar la veracidad de
las actuaciones delictivas q'ue en los
artículos citados se imputan a las
personas que en ellos se mencionan".
Aunque no aparezca expresamente
que esa falta de comprobación forma
parte de la conducta imprudente, la
insistencia en este dato nos obliga a
manifestar que, a nuestro juicio, lo
cuidadoso o imprudente de la acción
de Vinader debe referirse
exclusivamente a la publicación de
los datos, con independencia de que
éstos fueran verdaderos o falsos. De
lo contrario, podría pensarse que la
veracidad de los mismos hubiera
disminuido o anulado el caracter
imprudente de la conducta: que
publicar las actuaciones delictivas de
alguien y producir la intervención
vengativa de terceros es algo
respetuoso con la norma de cuidada.
b). La relación de causalidad.
Hemos visto que la decisión acerca
del caracter imprudente de la acción
de Vinader esta sometida a baremos
muy amplios que en su momento
entendieron los recurrentes, no estaban
justificades suficientement e en su
aplicación. Llegados a la comprobación
de lo que hemos establecido como
segundo eje fundamental de los
delitos de imprudencia con resultada
-la relación de causalidad entre
conducta imprudente y resultada- de
lo que se trata es de establecer si la
vinculación causal entre uno y otro
elemento es suficiente como para
establecer la responsabilidad penal. (2).
El problema de la atribución de
responsabilidad por un resultada no
se reduce, sin embargo, a la conexión
factica de los hechos sino que requiere
ademas la valoración jurídica de esa
conexión. No podemos detenernos
aquí en los conceptos de causalidad e
imputación objetiva de los resultados,
tema que hoy ocupa a gran número
de penalistas; sin embargo, queremos
reseñar que en la responsabilida d por
imprudencia es requisito ineludible
establecer con certeza que la acción
imprudente ha causada el resultada
no buscada intencionadam ente: si el
paciente en una operación quirúrgica
fallece y el anestesista ha actuada
imprudentemen te, es necesario probar
que la muerte se ha producido por tal
actuación y no por causas distintas,
para considerar su responsabilida d
respecto al resultada causada.
(2) Jescheck, H. H. Tratado de Derecho Penal,
11. Traducción Mir Puig-Muñoz Conde.
Barcelona, BOSCH. 1981, p. 804.
En este punto hay que reconocer
que los hechos probados en el
proceso a Vinader no proporciona n
seguridad al respecto. La sentencia
de la Audiencia Nacional considera
suficienteme nte probado que "como
consecuenc ia directa e inmediata " de
la publicidad dada a los hechos ...
personas no identificada s, pero
pertenecien tes al grupo organizado y
armado ETA" produjeron los resultados
conocidos.
Para establecer esa consecuenc ia
"directa e inmediata" sería necesario
probar en primer lugar, que sin la
publicación de los datos no se
hubieran producido las muertes y que
los autores de las mismas, actuaron
sobre la base de esa información. Sin
embargo, el Tribunal reconoce que las
personas pertenecien tes a ETA no han
sido ni siquiera identificadas y frente
a la alegación de la defensa de que
los hechos publicados en "Interviu"
eran públicos y notorios en Baracaldo
y zonas colindantes. recuerda ·que
tales extremos no han sido acreditados,
pero añade que considera probado
que no podían ser datos conocidos
"toda vez que la inmensa mayoría de
ellos, aun en el supuesto dudoso de
su íntegra o parcia l veracidad, son
evidenteme nte por su propia esencia
Y procedimien tos utilizados para
obtenerlos, clandestino s y secretos y
lo mas que pudieran conocer de ellos
los vecinos de Baraca ldo y sus
alrededores sería la afiliación
ideológica de alguna de las personas
mencionada s en dichos reportajes, o
parciales actividades de alguna de
elias, meramente sospechada s".
El relato factico que acabamos de
reproducir originó el primer motivo de
recurso de la defensa de Vinader en
el sentido de que no existió claridad
suficiente en los hechos probados
para estimar la presencia del nexo
causal. Efectivamen te. se considera
probado que los datos sobre las
víctimas no podían ser conocidos por
su esencia clandestina, lo cual hay
que reconocer que sólo demuestra la
aptitud de los hechos ,:>ara ser
conocidos pero no el hecho de que
no lo fueran, y a renglón seguido, se
admite que là filiación ideológica de
las víctimas podía ser conocida en
Baraca ldo sin precisarse si ello hubiera
podido ser suficiente como para
motivar la acción de ETA.
En definitiva. el problema se centra
en la dificultad probatoria del nexo
causal, tal y como en otras ocasiones
ha exigido la propia jurisprudenc ia del
Tribunal Supremo: demostrand o que
la conducta ha sido conditio sine
qua non del resultado.
Hay que recordar aquí que el
artículo 1 del Código Penal define a los
delitos como las "acciones u
omisiones dolosas o culposas
penadas por la l ey". Luego, tant o la
acción imprudente como el resultado
de muerte tienen que estar presentes
y en la relación adecuada como para
poder encuadrarse en la "acción
culposa penada por la ley" que se
recoge en el artículo 565 ya citado y
puesto en relación con el tipo delictivo
cuyo resultado se ha producido.
Luego, la conducta de Vinader debería
equivaler a "matar por imprudencia "
con todos los requisitos que hemos
visto. Pero ese "matar por imprudencia"
sólo es imaginable relacionando el
art. 565 con el homicidio del artículo
407 en el que simplement e se exige
"matar a o tro" .
En cambio, la calificación de la
Audiencia Nacional es de imprudencia
con resultado de dos asesinatos. El
tipo de asesinato (art. 406 del C.
Penal) incluye una serie de
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circunstanci as. alguna de las cuales
debe concurrir: alevosía, precio,
inundación, incendio, veneno,
explosiva, premeditaci ón o
ensañamien to, cuya propia esencia
impide la conexión con una conducta
imprudente por tratarse de actividades
ineludibleme nte dolosas (motivo
noveno del recurso de casación).
Luego, difícilmente pueden
ejecutarse por imprudencia , conforme
a la definición que proporciona el
articulo 565 y difícilmente puede
mantenerse que la imprudencia con
resultado de asesinato sea una ··acción
culposa penada por la ley".
No nos detendremo s en otros
motives del recurso presentada ante
el Tribunal Supremo, algunes de los
cuales requieren mayor precisión
procesal, como la predetermin ación
del fallo en los hechos probados o la
responsabili dad por delito distinto del
que era objeto de la acusación y nos
limitaremos a comentar alguno de los
considerand os de la sentencia del
Tribunal Supremo, en la que se
desestimó el recurso presentada por
la defensa de Vinader.
Requiere especial atención el
razonamien to por el cual ei'Tribunal
Supremo renuncia expresamen te a
probar con certeza si la vinculación
causal entre la conducta imprudente y
los resultades existe: "es una
pretensión utópica el pretender
establecer la relación de causa lidad
entre una determinada conducta y un
resultada lesivo con certeza
matematica, dado que es improbable
por las propias limitaciones humanas,
por lo que hay que contentarse con el
resultada que se obtenga de la
investigació n hecha aplicando las
reglas de la experiencia o de las ideas
y conviccione s aceptadas por la
generalidad de las gentes".
Es cierto que en supuestos de
procesos causales complejos es difícil
establecer con precisión matematica
absoluta la relación de causalidad
entre una determinada condición y el
resultada. Por ello se han propuesto
numerosas teorías que confluyen en
la combinación del dato factico con el
criterio juríd ico de imputación del
resultada y que en ocasiones acuden
también a esas ··reglas de
convivencia " e "ideas y conviccione s
aceptadas". Pero lo anterior no
supone que no deba probarse la
mín ima conexión causal como para
fundamenta r la responsabili dad. En el
caso que nos ocupa hubiera sido
necesario, al menos, demostrar que
los autores de las muertes obtuvieron
la información de lnteNiu y que sin
ella no las hubieran producido. Con
independen cia de que ese sólo dato
no hubiera bastado para fundamenta r
la responsabili dad por imprudencia ,
era en todo caso, imprescindib le.
2.- La libertad de expresión, de
información y la sentencia del
Tribunal Constitucion al.
Los motives por lo que se interpuso
el recurso de amparo ante el Tribunal
Constitucion al se refieren a dos
bloques de cuestiones: infracción del
articulo 24 de la Constitución por
haberse producido indefensión y
haberse violado la presunción de
inocencia, todo lo cual afecta a los
derechos de Vinader como procesado
y en segundo Jugar, se alega infracción
del artículo 20.1 a) y d) de la
Constitución , donde se reconocen y
protegen los derechos a expresar y
difundir libremente los pensamiento s.
ideas y opiniones mediante cualquier
medio (libertad de expresión) y a
comunicar o recibir libremente
información veraz por cualquier medio
de difusión (derecho a la información) ,
-.
'•
cuya posible vulneración afecta a
derechos fundamentales de los que
es titular todo ciudadano.
Nos detendremos especialmente en
la cuestión de la presunción de
inocencia. Este es un derecho
fundamental que consiste, a grandes
rasgos. en lo siguiente: en el caso de
existir una acusac ión contra un
ciudadano, el Estado esta obligado a
demostrar su culpabilidad sin poder
daria por supuesta (presumiria) y
obligar al acusado a destruir esa
presunción de culpabilidad. Ello se
resume diciendo que el Estado
soporta la "carga de la prueba" de la
culpabilidad y en tanto no lo consigue,
el acusado es considerada (se
presume) inocente. Tal derecho se
completa con el que tienen el
acusado a no declarar contra sí
mismo y a no confesarse culpable
(art. 24,2 de la Constitución),
precisamente porque la carga de la
prueba de la culpabilidad y de los
datos que, como la relación de
causalidad, la fundamentan,
corresponde al Estado.
Evidentemente. todo ello esta
relacionada con lo que se considera
valido como prueba. Al recurrir en
amparo, se entendió que el
razonamiento por el cual tanto la
Audiencia Nacional como el Tribunal
Supremo consideraba probada la
relación de causalidad era insuficiente
como base probatoria.
El T. Constitucional entiende aquí
que "es común opinión que la
determinación del nexo causal ha de
inspirarse en la valoración de las
circunstancias y condiciones que el
buen sentido señale al examinar cada
caso como índice de responsabilidad
dentro del innumero y multiforme
encadenamiento de causas y efectos.
En este sentido ... es admisible que
una cierta situación de hecho
corresponde según la experiencia a
un curso causal típico y determinado,
pudiéndose considerar que la causa
tijada ha producido cierto resultado y
que la alegació 1 puede tenerse por
proba da".
En cualquier caso. el Tribunal
Constitucional entiende que se trata
de una valoración de las pruebas
presentadas que no puede entrar a
valorar de nuevo por exceder de sus
posibilidades ya que en la solución
del recurso de amparo sólo puede
atenderse a la violación del derecho o
libertad individual de que se trate, sin
entrar de nuevo en los hechos que
dieron lugar al proceso. es decir, en
el fondo del asunto (art. 44,1,b de la
Ley Organica del Tribuna l
Constitucional).
Según esto, por lo tanto, el Tribunal
Constitucional sólo concede amparo
por violación de la presunción de
inocencia cuando se condena sin
pruebas, pero no cuando determinados
hechos han sido valorados como
pruebas por el Tribunal sentenciador.
puesto que para considerarlas
inexistentes debería entrar en esa
valoración.
Esta distinción sutil entre prueba y
valoración de la prueba es uno de los
aspectos difíciles de la efectividad de
la presunción de inocencia y se corre
el peligro de vaciarla de contenido si
no se traza con seguridad la frontera
entre el fondo del asunto y la
protección del derecho: siempre que
existan datos valorados como prueba,
en casos en los que realmente no se
haya probado la culpabilidad, el T.
Constitucional debería denegar el
amparo para no entrar en el fondo del
asunto.
Pero quizas los aspectos que mayor
dimensión periodística han tenido son
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lógicamen te los relativos a las
libertades de expresión e informació n.
El problema esta en que según el
articulo 20.4 de la Constituci ón, las
libertades de expresión e informació n
"tienen su límite en el respeto a los
derechos reconocid os en este Título"
(el 1: de los derechos y deberes
fundamen tal es).
Ello quiere decir que la libertad de
expresión e informació n no puede
ejercerse en detriment o de derechos
como la vida. la integridad física, la
libertad ajena, el honor, la intimidad y
el resto de derechos recogidos en el
Título I de la Constituci ón.
Consecue ntemente, si mediante la
libre expresión o informació n se
comete un delito no cabe alegar tal
derecho fundamen tal.
Por ello, lo importante en el recurso
de amparo era rechazar la
considera ción de los hechos como
delito, mediante la invocación de la
presunció n de inocencia,
fundamen talmente. Y tras negar ese
motivo de recurso. el T. Constitucio na l,
niega también la vulneració n de la
libertad de expresión e informació n
por ent ender que en su ejercicio se
han cometido hechos constitutiv os de
delito. Si no se acepta esta calificación,
aparece evidentem ente, la vulneració n
de los derechos menc ionados. Y aquí
debemos recordar lo que decíamos al
principio: con ~na condena como ésta
se crean cortapisas y limitacion es a
su ejercicio al desmesur ar la
responsab ilidad de quienes se
dedican a la informació n.
No cabe desconoce r el contexto en
el que estas resoluciones se producen:
la dramatica situación en el País
Vasco y la habitualid ad de ETA en la
utilización del terror y la venganza. De
hecho. en tales datos se basó el
Tribunal Supremo para confirmar la
prueba de la relación de causalidad
entre las informacio nes y los
asesinatos y es realmente difícil
sustraerse a tal situación en el
momento de analizar objetivam ente
los hechos. Pero si con la condena a
Vinader resultan recortadas las
posibilidad es de expresarse. de
informar y de recibir informació n, ETA
habréÍ dado un paso adelante mas en
sus propósitos liberticida s. Frente a
ellos no puede responderse recortando
las libertades sino reafirmand olas,
como hace pocos días recordaba el
ministro de Justícia, Sr. Ledesma,
ante la aprobació n de la ley de
habeas corpus tras el asesinato del
senador Enrique Casas.
Y en esa reafirmaci ón de las
libertades urge una medida política
que, sin entrar de nuevo en la
valoración de la conducta de Vinader,
clarifique ante todos los ciudadano s
que la act uación de unos asesinos no
repercute en la limitación de los
derechos fundamen tales.
3.- La concesión del indu lto.
Llegados a este punto es necesario
plantear una serie de considera ciones
en dos órdenes fundamen tales: la
naturaleza de ta l medida dentro de un
orden democrati co y las condicion es
para su adopción.
Lo primero que cabe preguntars e es
en qué medida una decisión de este
tipo formulada por el Poder Ejecutivo
supone un enfrentam iento con la
decisión judicial o una oposición a la
interpelac ión de las leyes llevada a
cabo tanto por el Tribunal Supremo
como por el Tribuna l Constituci onal.
Por esta vía, podría llegarse a
cuestiona r la oportunida d de la
medida para evitar un enfrentam iento
con el Tribunal Constituci ona l y el
Poder Judicial.
En primer Jugar hay que señalar que
sería ilusorio, hoy, creer en una
separación de poderes aséptica e
inmaculada. cuando las relaciones e
incluso las interferencias entre unos y
otros no sólo son frecuentes sino que
se encuentran en ocasiones.
institucionalizadas. Baste recordar la
figura del Fiscal General del Estado
como cargo de nombramiento del
Gobierno.
Pero ademas. la institución del
indulto como medida de gracia del
Poder Ejecutivo es algo que ha sido
defendido desde una óptica
tradicional, formalista y respetuosa
con el esquema teóricamente perfecto
Y equilibrada de la división de
Poderes.
La ley española que regula el
de rec ho de · gracia, con oc ida como
Ley de Indulto, data de 1870, período
liberal en el que ya la Ley Organica
del Poder Judicial atribuía a los
iueces la m isma funci ón que les
confiere hoy nuestra Constitución:
iuzgar y hacer ejecutar lo juzgado (3) .
En la concepción liberal clasica. el
Poder Judicial es concebido como la
instancia separada y neutral o, en
Palabras de Montesquieu, como " la
boca que pronuncia las palabras de la
ley, seres inanimados que no pueden
moderar ni la fuerza ni el rigor de las
leyes".
Coherente con tal esquema es el
artículo 2 del Código Penal español
que obliga al Tribunal a dictar
sentencia y ejecutarla cuando " de la
rigurosa aplicación de las
disposiciones de la ley resultare
Penada una acción u omisión que a
iuicio del Tribunal no debiera serio o
la Pena fuere notablemente excesiva"
-
13) Linde Pania gua, E. Amnistia e indulto en
España. Madrid, TUCAR, 1976, p. 181 .
aunque en tal caso puede acudir al
Gobierno en solicitud de indulto. Es
una consecuencia del principi o liberal
de sometimiento a la ley, con el que
no se contradice la medida de gracia.
Encuadrable en este planteamiento
es también la parcela que se reseNa
el Poder Ejecutivo, cuya misión no
consiste en esa "rigurosa aplicación
de la ley", para ca librar los efectos
que ésta produce en casos concretos.
Por ello, la ley de indulto utiliza los
conceptos de "justicia. equidad y
utilidad pública" para la concesión de
la medida de gracia, situandolos fuera
de la literalidad de la ley.
Debe quedar claro que el presente
razonamiento no esta dirigido a
justificar una aplicación formalista de
las leyes. en la que aparezcan como
conceptos separados la interpretación
de las mismas y el "hacer justicia".
Por el contrario. la interpretación
correcta de la ley es perfectamente
posible con consideración de los
principios de equidad. conveni encia y
atención a la realidad en la que se
aplica la ley. Lo que pretendemos
afirmar es que no cabe un argumento
contrario al indulto, escudado en el
pretexto de conseNar
escrupulosamente en ese ambito
teórico en el que aparece la actual
configuración del derecho de gracia.
Pero ademas, el procedimiento a
seguir para la concesión de un indulto
adopta en nuestro país una forma
mixta de inteNención tanto del Poder
Ejecutivo como del Judicial. El indulto
tal y como esta re gulado en la ley de
1870 puede consistir en la remisión
t otal o parcia l de la pena y aunque el
artículo 112 del Código Penal sitúa a
esta institución entre las formas de
extinción de la responsabilidad penal.
ahí aparece diferenc iada respecto a la
amnistía puesto que con el indulto no
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se extingue automaticamente la
inscripción registra! de la condena,
como ocurre con ésta.
La dec isión final sobre la concesión
del indu lto corresponde al Gobierno,
aunque es sancionada por el Rey
puesto que a él corresponde el
ejerc icio del derecho de gracia (art.
62.i de la Constitución española) . .En
el otorgamiento del indulto. el
Gobierno no anula ni rec t ifica la
calificación de los hechos enjuiciados:
simplemente tiene en cuenta razones
de justíc ia o utilidad que aconsejan la
aplicación de la medida; las razones
por las cuales se han concedida
indultos son variadas y abarcan desde
las de oportunidad política hasta la
atención a la buer: a conducta o el
evitar perjuicios a la fami l ia del
condenado. En sentencia de 13 de
j ulio de 1 956 el Tribunal sentenc iador
so licitó el indulto en atención a las
circunstancias del caso y al hecho de
que el delincuente fuera ext ranjero y
hubiera pronunciada encendidas
frases de amor a España durante el
proceso.
Como consideración añadida a esta
no int erferencia del Gobierno en la
calificación j udicial. hay qúe recordar
que en el caso de indulto total, que
es el solicitado para Vinader, es
imprescindible que el Tribunal
sentenciador. que siempre debe emitir
informe. considere que existen razones
de justícia, equidad o uti l idad pública
que lo aconsejen (art. 11 de la Ley de
Indu lto). Luego. en este caso. la
intervención j udicial es decisiva.
Puede parecer contradic torio que el
Tribuna l que en su día condenó a
Vinader informe ahora favorabl emente
la concesión del indulto. pero
insistimos en que tanto en su caso
como en el de la decisión del
Gobierno. no se trata de volver sobre
los hechos. ni siquiera de adoptar la
medida con tintes de "perdón
expiatorio". Se trata de considerar
que existen sobradas razones para
situar el ejercicio de las libertades en
primer plano.
Quiza cüando estas líneas vean la
luz ya se haya resuelto favorablemente
el expediente iniciado, puesto que
Vinader. poniéndose a disposic ión
judicial ha eliminado el obstaculo
legal mas importante. y si no es
todavía así, esperemos que lo sea
pronto.
Mercedes García Aran
Profesora de Derecho Penal
Facultad de Derecho
Universidad de Barcelona
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