Calidad de agua para el consumo de bovinos: Un problema actual

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Calidad de agua para el consumo de bovinos: Un problema actual
En el transcurso del año 2009 se han reiterado numerosos problemas relacionados con la
calidad del agua que consumen los bovinos en el área de influencia de la EEA Balcarce
En el Laboratorio de Bioquímica Clínica Veterinaria del grupo de Sanidad Animal se
han analizado un total de 54 muestras de agua, obteniendo como resultado 29 muestras
aptas y 25 muestras no aptas para consumo animal. Del total de muestras consideradas
no aptas, 19 muestras presentaban exceso de sales totales, todas las muestras tenían
exceso de sulfatos y 6 mostraban elevadas concentraciones de magnesio.
Los partidos en los que se detectaron problemas fueron: Maipú, Gral. Madariaga, Mar
Chiquita, Tres Arroyos, Carlos Casares, Gral Villegas, Gral Belgrano, Ameghino y Las
Flores.
Los síntomas que presentaban los animales eran diarrea, baja ganancia de peso, mal
estado general del rodeo, deficiencia de cobre y en cuatro establecimientos se
registraron muertes.
El agua es de alguna manera un reflejo del suelo que atraviesa. Las condiciones
climáticas también influyen en la calidad de la misma, pudiéndola modificar. Así, la
condición climática de sequía imperante en los últimos meses en varias regiones de
nuestro país, ha contribuido a modificar la calidad química del agua y ha favorecido la
presentación de problemas sanitarios, en algunos casos acompañados de mortandad.
Habitualmente, en muchos establecimientos, los animales toman agua de fuentes
naturales como charcos, lagunas, arroyos, ríos. Pero cuando hay sequía estas fuentes no
están disponibles, entonces se debe recurrir al agua obtenida de perforación. Con sequía
las napas freáticas se modifican y se aumenta la concentración de sales en el agua. Así
el agua que en otras condiciones era potable para el bovino, deja de serlo y su consumo
resulta peligroso.
En estos casos es aconsejable antes de ofrecerla a los animales, realizar un análisis de
calidad para determinar si la misma es apta para su consumo. Una medida simple como
esta, puede evitar la aparición de problemas sanitarios o de mortandades con las
consecuentes pérdidas económicas para el productor.
El agua es un nutriente indispensable para la vida, la misma es necesaria no sólo para
que los animales crezcan en forma saludable sino para obtener niveles de producción
satisfactorios.
Cuando trabajamos en sistemas de producción ganadera, nos interesa obtener más kilos
de carne por hectárea. Para lograr este objetivo tratamos de producir forrajes de buena
calidad y en cantidad adecuada. Si bien esto es correcto, no se debe olvidar que hay otro
elemento indispensable y limitante del nivel de producción el cual debe ser tenido en
cuenta: EL AGUA que consumen los animales.
El agua, si posee la calidad adecuada, puede hacer una buena contribución al aporte de
minerales que necesita el animal, favoreciendo su nutrición y su crecimiento. Pero si la
calidad no es la adecuada, el efecto puede ser altamente nocivo pudiendo provocar
alteración en la reproducción, deficiencia de cobre secundaria, trastornos digestivos,
falta de apetito, pérdida de estado, reducción en la producción, y en los casos más
extremos la muerte del animal.
El agua que consumen los animales debe ser potable. No debe contener bacterias, virus,
parásitos, sustancias tóxicas, debe ser incolora, insípida e inodora. La única diferencia
que existe en cuanto a calidad de agua para consumo humano y de rumiantes es el límite
superior de tolerancia de las sales disueltas en la misma.
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