1 Dona i Drets Civils als Països Islàmics Palau de Pedralbes 21

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Dona i Drets Civils als Països Islàmics
Palau de Pedralbes 21-10-06
Ponencia Anna Balletbò
Ilustrísimas representantes de la Generalidad de Cataluña, de la Agencia
Española de Cooperación Internacional, del Ayuntamiento de Barcelona y de la
Diputación de Barcelona, gracias por acompañarnos. Quiero agradecer su
presencia en este seminario a todas y todos los ponentes y de forma especial a
aquellas que han realizado un largo viaje desde Afganistán, Palestina, Siria,
Estados Unidos y de otros países árabes.
Creo imprescindible explicarles que la iniciativa de este seminario surgió de la
AECI, Agencia Española de Cooperación Internacional con el objetivo de poner
en común
las distintas realidades en que viven las mujeres en los países
islámicos, sus marcos legislativos, derechos civiles, derecho de familia, etc, y a
la vez facilitar el contacto con mujeres de distintos países europeos y
especialmente
españolas
y
también
con
representantes
de
agencias
internacionales, ONG, etc.
A lo largo de mi vida política y asociativa he comprobado lo beneficioso que
resulta compartir ideas, iniciativas y especialmente establecer lazos de
solidaridad y cooperación entre mujeres. Es sin duda una gran riqueza poder
decir que aquí hoy hay mujeres con las que llevo trabajando con amistad
desde hace 10, 20 e incluso 30 años. El valor de la amistad es sin duda un bien
superior del que he podido disfrutar con muchas de vosotras a lo largo de los
años, no importa el origen del país, la distancia, las diferencias culturales, de
idioma e incluso de raza.
La amistad es un flujo de sentimientos, de afecto de conocimientos de
reciprocidad que nos hace más fuertes, más potentes y nos ayuda a crecer en
nuestro interior frente a la adversidad, la discriminación e incluso ante la duda.
Sí, la duda entre nuestros anhelos y deseos individuales y aquello que las
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sociedades en que vivimos consideran si tenemos o no derecho a reclamar y
obtener.
Y fíjense amigas que con años de reflexión y amistad hemos ido aprendiendo
que la única duda que debemos rechazar es aquella que nos impide crecer,
desarrollarnos, avanzar hacia fuera pero también hacia dentro. No debemos
tener dudas respecto a la bondad de aprender, de conocer, de comprender que
las mujeres tenemos unas capacidades infinitas que debemos desarrollar y
mas aún que no puede existir sociedad justa, que es un nivel más profundo de
la sociedad democrática, si nosotras las mujeres que vivimos en ella no
podemos ejercer como seres humanos de pleno derecho y deber.
Si leemos con libertad las enseñanzas que contienen el Antiguo y Nuevo
Testamento y el Corán veremos que existe una gran distancia entre unos
textos abiertos, llenos de simbolismo y las interpretaciones interesadas a lo
largo de los siglos han adoptado las distintas iglesias, todas ellas, por cierto
gobernadas por hombres.
Es natural que una persona creyente, opine, valore y juzgue teniendo en
cuenta sus creencias. Nadie se desprende de una parte importante de sí mismo
a la hora de valorar o actuar, nada tenemos que decir al respecto. ¿Puede el
Islam palabra cuya traducción estricta significa ABANDONO, se sobreentiende
a una voluntad divina y que une dos referentes por un lado la religión fundada
por Mahoma en nombre de Ala en el siglo VII y por otro el sistema político y
jurídico social y cultural que se deriva de ellas ser LAIZABLE? ¿Podemos
dialogar?. Parece que sí. Hay estados de musulmanes, que al mismo tiempo
son un estado laico- Turquía es un ejemplo.
En el camino de la comprensión y el intercambio los propongo un ejercicio que
consiste en pasar de las grandes palabras a la práctica concreta. Por ejemplo a
nivel genérico todas coincidiríamos en señalar como grandes valores LA PAZ,
LA SOLIDARIDAD Y LA LIBERTAD.. Pero estos valores escondidos detrás de
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grandes palabras, solo se convierten en bienes cuando dejan de ser ideas y
pasan a ser realidades, cuando se convierten en valores en uso porque
funcionan, porque se aplican. Eso quiere decir por ejemplo que la libertad
como valor solo se convierte en un bien ciudadano cuando adopta la forma de
libertades concretas, individuales y colectivas. El valor de la igualdad solo se
convierte en un bien cuando sirve para regular determinadas relaciones
laborales, políticas, ideológicas, sociales o entre sexos. Cuando los valores son
únicamente abstractos e intangibles, resultan irrelevantes.
Antes de finalizar permitidme amigas que exponga brevemente la TEORIA DE
LA DOBLE VERDAD que es una idea filosófica desarrollada por el filósofo
Averroes que habito en Córdoba en el siglo XII y para Europa fue el filósofo
musulmán por excelencia. Sostenía Averroes que hay dos clases de
verdades, unas son universales y otras son privadas. Las primeras son
válidas para todas, todos y las segundas son validas solo en primera persona.
Verdad es la adecuación de lo que se piensa o se dice con lo que es. Podríamos
decir, simplificando, que todo lo que se presenta como evidente puede
identificarse como verdadero. Pero vivir en la verdad no supone ni mucho
menos vivir en un credo científico o religioso, sino mantener una actividad
continua de verificación. Cuando a mediados del siglo IV la cristiandad se
estremecía bajo el embate de la herejía arriana que negaba la divinidad de
Jesús, San Antonio Abad aseguró haber visto dicha divinidad de Jesús. Esa
sería
una
verdad
de
fe,
una
evidencia
privada
que
no
permite
comprobación. Otro ejemplo más actual lo encontramos en los NEW BORN,
RENACIDOS. El mismo presidente Bush asegura que renació gracias a Dios.
Nada hay que opinar sobre su experiencia privada, pero cuando asegura, para
colmo de males, que Dios le dio la orden de atacar Irak debemos distinguir
entre no discutir lo que al iluminado presidente de los Estados Unidos sintió
privadamente, pero debemos oponernos con rotundidad a que una verdad
privada, su verdad privada, le permita tomar una decisión que me afecte a mí,
a nosotros, a cualquier otra persona.
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El campo de aplicación de una verdad privada debe ser privada. Así,
amigas, si aplicáis estos argumentos a otros casos comprobaréis que una
persona religiosa puede acomodar perfectamente su vida a sus creencias,
puede explicarlas, pero en lo que afecta a los demás tiene que someterse a las
verdades universales. Las únicas que podemos todos compartir.
Es lo que Max Weber definía como ética de la intención y ética de la
responsabilidad. La primera es la ética de la convicción y de los
principios, mientras que la segunda es la ética de las consecuencias. En la
ética de la intención, el cristiano, por poner un ejemplo, actúa bien y remite a
Dios las consecuencias de sus acciones. Por ello la ética de la intención es una
ética típicamente religiosa y podríamos añadir que mientras la fe se puede
permitir el lujo de la ética de la intención, ese es un lujo que no puede
permitirse la política moderna. La ética de la intención es una ética emotiva,
formada por sentimientos y tiene su legitimo espacio en la moralidad individual
y en la predicación religiosa pero se convierte en una ética inaceptable en el
espacio ético-político. Porque es demasiado fácil rechazar la responsabilidad
por los efectos de nuestras acciones. Porque en política las decisiones se
toman para todos solo por algunos, los políticos, y los ciudadanos y aun en
mayor medida los súbditos están sometidos a decisiones que les afectan
tomadas por los que están mas arriba. Así podríamos concluir que lejos de la
esfera individual o privada la ética de las intenciones es incluso una ética
irresponsable.
Afortunadamente para todas ustedes las intervenciones que se desarrollaran a
lo largo de este seminario abordaran temas concretos y complejos, sobre los
que coincidiremos o habrá divergencias, por ello he creído
que reflexionar
sobre el marco general en el que nos movemos podía ayudar a la comprensión
del porque las mujeres que hoy asistimos a este seminario parecemos tan
diversas cuando en realidad tenemos problemas tan comunes y la diferencia se
encuentra se encuentra en realidad, no en los problemas
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que tenemos las
mujeres de todo el mundo, sino en el análisis y la forma en que decidimos
plantearlos y resolverlos.
Para finalizar permítanme una verdad que aún pareciendo privada es
realmente un verdad universal. Solo nosotras podemos arreglar la locura
de un mundo que solo gobiernan ellos, los hombres.
Anna Balletbò
Presidenta de la Fundación Internacional Olof Palme
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