relación en méxico del crecimiento económico y gastos e ingresos

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RELACIÓN EN MÉXICO DEL CRECIMIENTO
ECONÓMICO Y GASTOS E INGRESOS PÚBLICOS
Área de investigación: Entorno de las Organizaciones
Eduardo Ramírez Cedillo
Facultad de contaduría y administración
Universidad Nacional Autónoma de México
México
[email protected]
RELACIÓN EN MÉXICO DEL CRECIMIENTO ECONÓMICO
Y GASTOS E INGRESOS PÚBLICOS
Introducción
De acuerdo con la visión ortodoxa de los modelos de crecimiento endógeno,
la Política Fiscal puede generar un proceso de crecimiento de corto y largo
plazo si estimula su gasto productivo más que su gasto improductivo, y si
además su estructura tributaria está integrada en su mayoría por impuestos
indirectos que tienen la virtud de incidir menos en el comportamiento de los
agentes económicos1.
Sin embargo, dados los hechos ocurridos a finales de la década anterior, y
específicamente en 2008, se han priorizado las políticas encaminadas a la
austeridad fiscal en contextos de bajo o nulo crecimiento económico pensando
que se puede sortear el problema tan sólo con medidas monetarias, ante lo cual
diversos economistas han expresado su inconformidad aludiendo a las ideas
keynesianas, así Krugman (2012; 236/246), menciona que:
“en una economía profundamente deprimida, cuando los tipos de interés que
las autoridades monetarias pueden controlar están rozando el cero,
necesitamos más gasto público y no menos. La gran depresión se terminó
gracias a un aluvión de gasto público”
Y si bien al inicio de la crisis se empezaron a utilizar medidas de política fiscal
para tratar de sortearla, lo cierto es que en algún momento se apoderó de la
discusión el mito de la austeridad, bajo el cual se aseguraba que el estímulo se
había dado y la situación no mejoró. Pero es necesario considerar que de no
haberse dado el estímulo es posible que el desempleo en buena parte de las
economías en problemas hubiera sido peor (Stiglitz, 2012; 391/649).
En la actualidad la preponderancia de la operación de política económica sigue
estando a cargo de la política monetaria, dejando un mínimo margen a la
política fiscal que se restringe al logro de los equilibrios presupuestales 2,
1
En los últimos 40 años a decir de Marrero (2010), se ha dado una evolución en los
principales países de la OCDE que tiene que ver con la composición del gasto y los ingresos
tributarios. En el caso del gasto la inversión ha perdido importancia, mientras que en materia
de recaudación se ha hecho más intensiva en materia de impuestos al ingreso.
2
A tal respecto se puede revisar a Arestis y Sawyer (2002) quienes describen la
preponderancia de la política monetaria como un nuevo consenso macroeconómico.
También son ilustrativos los planteamientos de Dwyer (1982), Demertzis et al. (2004),
Muscatelli et al. (2004) y Bianchi (2014) quienes mencionan que el mantenimiento del valor
de la moneda solamente podrá ser efectivo ante la coordinación de las políticas monetaria
y fiscal, en donde la segunda debe alinearse con la primera. Es relevante la aportación de
Grenier (2014) que menciona que una política de deuda estricta implica un mayor
crecimiento de largo plazo con mayor bienestar en el cual la política monetaria puede
siendo una carta de presentación ante los mercados financieros, como si el
problema que aqueja a la economía global se debiera al manejo vilipendioso
de los recursos públicos3.
En el caso de México una de las principales fortalezas que ha sido esbozada
por los responsables de la política fiscal es el mantenimiento de la disciplina
en materia de finanzas públicas. Sin embargo, esta medida que ha sido
consistente con las políticas de estabilización monetaria que se han llevado a
cabo por más de 30 años, han tenido por resultado un impacto sobre el
crecimiento económico que resulta deficiente en relación con las necesidades
de la población.
Empleando como base la descripción de un modelo de crecimiento endógeno
y en la práctica el planteamiento de Engel y Granger el presente documento
tiene por objetivo el valorar los efectos de la política fiscal sobre la actividad
económica en México para el periodo comprendido entre 1980 y 2013. Si bien
es cierto que mucho se ha escrito sobre el particular, la peculiaridad del
documento consiste en la descomposición y agrupación que se le da al gasto
público en el cual se pasa de la clasificación de gasto corriente y de capital a
una que considera al gasto como productivo y no-productivo4. También se
valora el impacto de los impuestos sobre la actividad económica mediante la
desagregación de los mismos en distorsionadores y no-distorsionadores.
Lo que resta del documento se compone: en principio de un apartado (II) en
el que se realiza la descripción del modelo de crecimiento endógeno en la
valoración de la política fiscal; en segundo término (III) la parte de la
metodología empírica en la cual se lleva a cabo la descripción de los datos
empleados, las pruebas de raíces unitarias, la descripción del modelo y los
resultados; por último se ofrece una conclusión al respecto.
compensar a una política fiscal expansiva solo hasta un cierto momento ya que el
incremento de la cantidad nominal de dinero tendrá por resultado menor bienestar.
3
En el pasado la crisis de la deuda que vivieron algunos países de Latinoamérica puede
encontrar su origen en el abuso del endeudamiento para ampliar el gasto público sin los
resultados esperados, en México al menos el crecimiento de la deuda se dio en la década de
los setentas y es denotada por Cárdenas (1996; 86-117) como la época del populismo
económico, posterior a ello la gran mayoría de los países de Latinoamérica han manejado
finanzas relativamente estables. En el caso reciente del colapso de la Unión Europea se ha
querido también adjudicar el problema a los abusos fiscales que cometieron ciertos países
no siendo cierta la aseveración salvo quizás por el caso de Grecia (Ramírez y Gaona, 2014).
4
Es justo decir que en diferentes trabajos la descomposición del gasto de gobierno es un
elemento crucial. Por ejemplo Carboni y Medda (2010) utilizan tan sólo el gasto de capital,
mismo que descomponen en dos categorías que denominan; gasto de capital tradicional y
una categoría amplia denominada gasto de capital institucional que comprende todas las
actividades diseñadas para el medio ambiente en el que operan las empresas privadas, en
ambos casos el gasto público es complementario al privado.
II. Modelo de crecimiento endógeno básico
De acuerdo con Gemmell (2001) los modelos que tratan de explicar la relación
entre el gasto de gobierno, la recaudación impositiva y el crecimiento
económico han evolucionado a lo largo del tiempo, dicha evolución es
clasificada por el autor en tres generaciones de estudios: La primera de ellas,
trataba de estimar el impacto del gobierno sobre el crecimiento, sin embargo,
tenía una pobre especificación, datos limitados y técnicas econométricas
deficientes, por lo tanto, los resultados no eran robustos ni comparables.
La segunda generación de estudios estuvo ampliamente influenciada por la
predicción neoclásica y los modelos de crecimiento endógeno que
involucraban la PF, esta generación se caracterizaba por modelos
econométricos más sofisticados, tratando en algunos casos de arreglar los
problemas de endogeneidad, en su mayoría descansaban sobre los métodos de
sección cruzada, pero no tenían en cuenta la restricción presupuestal ni el
efecto del déficit sobre el crecimiento; por último en los estudios de la tercera
generación se reconoce el papel que juega la restricción presupuestal, se
involucran a un mismo tiempo los efectos del gasto y la tributación, se incluye
la metodología de datos panel y se agrega la determinación de pruebas para
valorar la endogeneidad de la Política Fiscal.
En dicha tercera generación descrita por Gemmell (2001) se pueden encontrar
investigaciones que van adicionando temas como el medio ambiente, tal es el
caso de Ray y Ranjan (2010), quienes construyen un modelo de crecimiento
endógeno en el cual se relacionan el gasto de gobierno, los ingresos
relacionados con el impuesto al ingreso, la congestión del capital privado y la
contaminación ambiental relacionada a la producción. En una dinámica
similar Nguyen-Van y Cuong (2013), suponiendo un modelo de crecimiento
endógeno en el cual los agentes se preocupan por la situación social, el medio
ambiente y tienen preferencia por la riqueza, la asignación del gasto
gubernamental, que es financiado con impuestos al ingreso, se redistribuye a
favor del medio ambiente y menor infraestructura sin que ello impacte en el
crecimiento económico dado que es compensado por la existencia de riqueza
excesiva.
Adicionales a los modelos de crecimiento endógeno que incluyen el
tratamiento de la política fiscal con sus debidas precisiones y desglose de sus
componentes (Cassou y Lasing 2006, Weber 2006, Denaux 2007, Marrero
2010, Carboni y Medda, 2010, Mich et al. 2013) se han comenzado a estudiar
modelos de crecimiento endógeno que integran la parte monetaria tal es el
caso de Grenier (2014) en donde se trata el problema de la estabilidad del
presupuesto y su efecto sobre el crecimiento económico en función del nivel
de deuda que se tiene, en donde el papel de la política monetaria es crucial.
Por otra parte Chang et al. (2013) desarrollan un modelo de crecimiento
endógeno monetario en el cual conociendo las distorsiones que generan los
impuestos al ingreso suponen que el impuesto al consumo y al señoreaje son
dos alternativas para sustituirlo por lo que es necesario realizar la valoración
de sus efectos macroeconómicos.
Uno de los temas esenciales en cuanto a la política fiscal y el crecimiento
económico tiene que ver con los efectos en el tiempo, ya que en el corto plazo
se conoce la capacidad de la política fiscal para contrarrestar las fluctuaciones
sobre la actividad económica y el empleo, el déficit fiscal de carácter temporal
de acuerdo con Gale y Orszag (2003) puede estimular la demanda agregada y
mejorar el desarrollo económico de corto plazo. En el largo plazo es común
pensar que los desequilibrios presupuestales pueden atentar contra la senda de
crecimiento. Tagkalakis (2013) realiza una sugerente revisión de literatura al
respecto del tema en donde se toca tanto la condición de apertura que pueda
tener la economía, como los efectos no keynesianos, la estructura del gasto,
etc.
En el planteamiento del modelo utilizado en el documento se toma como punto
de partida el modelo de Barro (1990) y su subsiguiente ampliación en Barro y
Sala-I-Martín (1992), así como el desarrollo presentado en Bleaney et al.
(2001) y Gemmell (2001), en los cuales se tiene una economía con “n”
productores, donde cada uno elabora un producto “y” de acuerdo a la
siguiente función de producción:
y  Ak 1 g 
(1)
Donde:
k= al capital privado (per cápita) y,
g = a la contribución pública (per cápita)
De acuerdo a la clasificación general del gasto de gobierno, este puede ser de
capital o corriente, pero esta clasificación genera algunos inconvenientes por
lo que es mejor considerarlo como productivo y no-productivo5. El gasto
productivo (gk) es considerado con un alto potencial para generar
productividad en las inversiones privadas, mientras el gasto no-productivo (gc)
no lo hace. También se considera que ciertos impuestos pueden generar
5
Es necesario hacer la distinción entre gasto corriente/capital y gasto productivo/noproductivo, debido a que en algunos casos de manera contable se clasifica una gran parte
de gasto como corriente siendo que tiene repercusiones en la productividad en el largo plazo
como si fuera gasto de capital. Ejemplo de lo anterior lo podemos encontrar en el gasto a la
educación y salud, donde una buena parte se dedica al pago de sueldos y salarios de
profesores, doctores, enfermeras al servicio del Estado, etc.
distorsiones en la economía (  y), mientras que otros presentaban este efecto
en menor medida (l)6.
gk + gc = l +  y
(2)
Si se mantiene la imposibilidad de ejecutar déficit por parte del gobierno la
ecuación 2 representa la restricción presupuestal del gobierno. Derivado de
Barro y Sala-I-Martín (1992), Bleaney, Et al. (2001) y Gemmell (2001) la tasa
de crecimiento de largo plazo (  ) puede escribirse de la siguiente manera:
   (1   )(1   ) A
1
(1 )

g
( ) (1 )  u
y
(3)
Donde  y u son constantes que reflejan parámetros en la función de utilidad,
la ecuación (3) bien puede presentarse también como:
   (1   )(1   ) A
1
(1 )

g l
[  ( c )] (1 )  u
y
(4)
De las ecuaciones (3) y (4), se deriva que la tasa de crecimiento puede
disminuir por el efecto de los impuestos distorsionadores e incrementar por la
influencia del gasto productivo. Mientras que puede ser neutral a los
impuestos no-distorsionadores o al gasto de gobierno no-productivo. En el
caso de la ecuación (4) un incremento de los gastos improductivos del
gobierno que son financiados por impuestos no-distorsionadores, tendrá por
resultado que el efecto para la tasa de crecimiento se cancele.
La restricción presupuestal de la ecuación (2), considera finanzas públicas
sanas, donde el ingreso presupuestal es igual al gasto. Cuando se considera la
posibilidad de que el Estado puede ejecutar un déficit, la ecuación (2) puede
reescribirse de la siguiente manera:
gk + gc = l +  y + d
(5)
Donde:
d = al déficit gubernamental
6
Para una explicación más amplia sobre la descripción de los elementos que es comúnmente
usada en los modelos decrecimiento endógeno en los cuales se emplea la política fiscal o
alguno de sus componentes puede revisarse Ramírez (2008).
De la ecuación (5) se tiene que el gasto puede ser elevado tanto como el déficit
presupuestal del gobierno pueda incrementarse. La restricción presupuestal
del gobierno no está dada por la recaudación tributaria, sino por la capacidad
de los Estados Nacionales de incurrir en déficit y esto se posibilita cuando el
Estado maneja una moneda soberana7 o bien cuando las economías obtienen
ingresos adicionales por la enajenación de bienes como el petróleo.
Ahora bien, es importante hacer la distinción y entender que las variables
fiscales no son las únicas que determinan el crecimiento, por lo tanto, para
tener un modelo más completo y determinarlo es necesario introducir algunas
variables de carácter no-fiscal. La especificación ideal sería la siguiente:
k
m
i 1
j 1
y t      i Z it    j X jt  u t
(6)
Donde el crecimiento en el periodo t está en función de variables no fiscales
(Zit) y de variables fiscales (Xjt). En el caso de las variables no-fiscales Fu, et
al. (2003)8 toma un par de variables adicionales que son la tasa de los fondos
federales y el deflactor del PIB, para un modelo que desarrolla con datos de la
economía estadounidense, el autor menciona que tanto las variables fiscales
como monetarias tienen cabida en el modelo.
En el caso de estudio, si bien se incorpora la tasa de CETES 28 días como una
variable no fiscal que intenta ayudar a explicar el crecimiento, no es
conveniente incluir el deflactor del PIB ya que, las series fiscales y el PIB son
usadas en términos constantes, es decir, ya fueron deflactadas. Quizás para
México sería más conveniente incluir como variables no-fiscales explicativas:
el PIB de Estados Unidos, la tasa de interés de Estados Unidos y el precio del
petróleo, pero para los fines del presente documento no se ampliará el modelo
con dichas variables9.
Por otra parte, si se supone que todas las variables de PF correspondientes a
la restricción presupuestal están incluidas en el modelo, tenemos que la
m
X
j 1
7
jt
 0 , situación que seguramente ocasionará problemas de colinialidad
Una moneda soberana se debe entender como aquella que no precisa garantizar su
convertibilidad ante algún metal precioso o alguna divisa (Wray, 2003). Por tanto Parguez
(2004), expone que la soberanía monetaria consiste en que el Estado emita obligaciones
denominadas en su moneda para su gasto y éstas sean destruidas por la imposición de
contribuciones.
8 En la investigación de Fu, Et al. (2003) es importante mencionar que los autores no hacen
la distinción entre gastos e ingresos además de que utilizan como variables de crecimiento
el nivel de empleo en lugar del ingreso nacional.
9
La razón para no hacerlo se debe a que la modelación consiste en evaluar la PF, aun
cuando se reconoce que puede existir la crítica de variables omitidas.
perfecta; para evitar estos problemas deberá omitirse una de las variables
fiscales (Kneller, et al 1999)10.
Si se tiene que:
k
m 1
i 1
j 1
k
m 1
i 1
j 1
y t      i Z it    j X jt  m X mt  u t
(7)
Entonces:
y t      i Z it   ( j  m ) X mt  u t
(8)
La solución no sería quitar muchos elementos de la ecuación (5), de hecho lo
recomendable sería eliminar tan sólo uno de ellos, el problema se suscribe a
¿cuál de los elementos debe ser omitido? Bleaney, et al. (2001) menciona que
en primera instancia deberán ser omitidas aquellas variables que la teoría
establece, es decir, aquellas que se consideran poco trascendentes o neutrales
para el crecimiento.
De la ecuación (2) se puede deducir que “l” debería de tener un efecto neutral
y por lo tanto se podría omitir, pero si derivado de una prueba que se le aplique
de manera individual no resulta así, se puede de acuerdo con la teoría omitir
la variable “gc” que corresponde al gasto no productivo. Es incluso probable
que se lleguen a omitir ambas variables.
Al omitir esas variables, se hace la siguiente predicción, de acuerdo con la
teoría:
1gk
1>
0,
Es decir, que el parámetro de los gastos productivos tiene un efecto positivo
en el crecimiento, mientras que:
2
y
2<
0,
En otras palabras, que el parámetro de los impuestos distorsionadores tiene un
efecto negativo para el crecimiento.
m
10
En el caso de México no se cumple
X
j 1
jt
 0 , en virtud de que los ingresos tributarios
del gobierno están por debajo de sus ingresos corrientes totales, entre otras cosas y
principalmente debido a los ingresos petroleros.
En el caso del déficit se supone, por parte de la escuela poskeynesiana, que
debe tener un efecto positivo, pero no hay elementos empíricos concluyentes
a favor ni en contra, en este sentido e incluso en economías como la mexicana
es posible que el déficit no pueda relacionarse con el crecimiento, dado que
durante muchos años (1982-1983 a 2008) se ha mantenido un superávit
primario. No obstante, es importante recordar que la actividad de PEMEX le
genera a México una fuerte cantidad de recursos que no pueden ser
considerados como un impuesto. Legalmente de acuerdo con el Código Fiscal
los ingresos que por materia de hidrocarburos recibe el Estado son
considerados como Derechos, económicamente el punto de importancia radica
en la implicación de que el gobierno recibe más ingresos de los que retira vía
el cobro de los impuestos, bajo esta lógica el gobierno puede establecer un
gasto mayor de las contribuciones que percibe de los agentes privados y por
ello se podría establecer que si se descuentan esos ingresos se ha estado
operando en una situación de déficit fiscal por algunos puntos porcentuales
del PIB.
III. Metodología empírica
i. Descripción de los datos
El conjunto de las variables fiscales básicas a utilizar en una primera
aproximación son: las correspondientes al gasto que son diferenciadas en
gastos productivos (gk) y no-productivos (gc); las concernientes a los ingresos
tributarios que son clasificados como distorsionadores (  y) y nodistorsionadores (l) y por último el balance primario (bp).
Los datos son tomados de la Unidad de Planeación Económica de la Hacienda
Pública, en lo que corresponde a ingresos y gastos, mientras que los datos del
PIB se tomaron de la sección de indicadores económicos y financieros
publicados por el Banco de México. Tienen una periodicidad trimestral y van
de 1980 a 2013, teniendo una cantidad de 136 observaciones a precios
constantes base 2008. Los datos de ingresos y gastos corresponden al
Gobierno Federal.
Es importante mencionar que, hasta donde se tiene conocimiento, la forma en
que se clasifican los datos para el estudio específico que se presenta en estas
páginas no se había realizado para el caso de México, por lo tanto a juicio de
quien escribe esto podría ser considerado como una aportación novedosa en
lo concerniente al tipo de modelo y la manera en que se trabajaron los datos.
Variable
gk
Composición
Explicación
Ramos presupuestales “09
Comunicaciones
y
Transportes”,
“11
Educación Pública”, “12
Salud”, “18 Energía”, “25
Previsiones y Aportaciones
para Educación Básica y
Normal”, “33 Aportaciones
Federales para Entidades
Federativas y Municipios”,
“38 Consejo Nacional de
Ciencia y Tecnología”
El gasto productivo es aquella asignación de recursos que propicia o permite el
incremento de la productividad de los agentes privados, como es la inversión en
capital físico y en capital humano.
Podría parecer que la información tomada como gasto productivo es sesgada, pero
en comparación con la nueva clasificación del gasto, disponible tan sólo para años
recientes, se determinó que puede ser una buena aproximación.
Cabe mencionar que el ramo 33 se compone de 8 fondos y nace a partir de 1998.
Para los fines de la integración de datos se usaron tan sólo 4 de ellos que
corresponden al Fondo de Aportaciones a la Educación Básica, Fondo de
Aportaciones a los Servicios de Salud, Fondo de Aportaciones a la Infraestructura
Social y el Fondo de Aportaciones para la Educación Tecnológica y de Adultos. La
ponderación de los fondos está basada en un estudio realizado por Ortega (2004)
y en información de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. Dado el monto de
los recursos y su destino es importante considerar su distribución para los fines del
gc
El gasto restante después
de descontar el gasto
productivo, además de
retirar el costo financiero
y
ISR
L
IVA
Bp
Saldo primario
CT
CETE 91
modelo.
El gasto no productivo tiene la consideración de no generar implicaciones
relevantes para el crecimiento en función de su rápida erosión.
Sin embargo en los países de bajos ingresos podría apoyar el crecimiento.
De acuerdo con la teoría fiscal los impuestos a las empresas y a las personas al
atentar contra la formación de capital resultan más distorsionantes que otro tipo
de gravamen
Los impuestos relacionados con el consumo aun cuando se considera que tienen
implicaciones económicas su grado de distorsión es menor
El balance primario es el saldo que resulta de la sustracción del gasto público y los
ingresos públicas, retirando del primero el costo financiero
Se utiliza como variable de control y teóricamente se espera un relación negativa
ii. Procedimiento
Los datos presentados corresponden a lo que en la literatura econométrica se
ha dado a llamar series de tiempo. Las series de datos de variables económicas
en el tiempo presentan características específicas y por lo tanto se ha ampliado
el uso de metodologías especiales para trabajar con ellas: como son los
modelos de corrección de errores o los modelos de vectores autorregresivos.
En este sentido el trabajo empírico basado en la econometría de series de
tiempo supone que éstas son estacionarias, que la relación entre variables
económicas es verdadera y no a causa de las tendencias que ambas presentan.
Para fines del análisis econométrico y tomando en cuenta las relaciones
teóricas, es de interés que las series, si bien no son estacionarias, tengan un
orden de integración I(1), lo que indicará que mediante la aplicación de la
primera diferencia se hacen estacionarias, esto es importante porque si las
variables son de orden de integración I(1) y cointegran, esto será un buen
indicio de que se tiene la presencia de causalidad entre ellas (con lo que se
elimina la crítica de regresión espuria). Si esto sucede, el modelo bien puede
representarse como el denominado modelo de corrección de errores, es decir,
que se puede realizar una formulación dinámica del modelo, logrando el mejor
ajuste.
Utilizar el modelo de corrección de errores (ECM)11, permite integrar la
dinámica de corto plazo con el equilibrio de largo plazo entre las variables
económicas, para llevar a cabo esta formulación dinámica en primer lugar se
estima la regresión de largo plazo, usando los residuos estimados de la
regresión para estimar el modelo de corrección de errores12.
Como primer paso se tiene que determinar el orden de integración de las
variables resultados que son presentados en el Cuadro 1. Salvo en el caso del
balance primario presupuestal (BPY) todas las demás variables se pueden
considerar con un orden de integración de 1, es decir I(1). Para BPY la
evidencia no es concluyente respecto a su orden de integración y por lo tanto
se usará en el análisis con sus debidas reservas.
Cuadro 1
Pruebas de Raíces Unitarias
LY
DLY
LGK
DLGK
LGC
DLGC
LI
DLI
LTY
DLTY
LL
DLL
BPY
DBPY
CT
DCT
a
0.41
-4.45
0.86
-3.10
-0.17
-6.23
-2.25
-6.62
-0.12
-5.20
-0.87
-10.62
-1.70
-4.64
-1.54
-10.47
(9)
(8)***
(11)
(10)**
(4)
(6)***
(4)
(3)***
(4)
(3)***
(1)
(1)***
(11)
(10)***
(2)
(1)***
DFA
b
-3.95 (8)**
-4.52 (8)***
-2.73 (11)
-3.73 (10)**
-2.87 (7)
-6.64 (6)***
-3.63 (4)**
-6.80 (3)***
-4.19 (5)***
-5.30 (3)***
-3.32 (1)*
-10.58 (1)***
-3.64 (11)**
-5.17 (10)***
-3.54 (5)**
-10.47 (1)***
c
3.21
-2.84
1.80
-1.60
1.17
-4.89
0.23
-6.64
1.42
-4.98
1.94
-17.29
-1.18
-4.66
-1.20
-10.51
(9)
(7)***
(11)
(12)
(4)
(7)***
(4)
(3)***
(4)
(3)***
(1)
(1)***
(11)
(10)***
(2)
(1)***
a
-0.19
-21.76
-1.92
-35.91
-1.41
-23.96
-7.05
-40.35
-1.35
-19.58
-0.89
-18.57
-7.53
-29.02
-1.88
-11.36
***
***
***
***
***
***
***
***
***
***
PP(4)
b
-5.11 ***
-21.70 ***
-7.20 ***
-36.40 ***
-4.54 ***
-24.13 ***
-7.78 ***
-41.52 ***
-6.44 ***
-19.71 ***
-4.91 ***
-18.50 ***
-7.79 ***
-29.16 ***
-3.28 *
-11.33 ***
c
3.27
-19.01
1.22
-34.42
1.03
-23.62
0.24
-40.40
1.19
-19.27
1.99
-17.74
-6.58
-29.15
-1.36
-11.40
***
***
***
***
***
***
***
***
***
KPSS(10)
a
1.34 ***
0.06
1.20 ***
0.10
1.13 ***
0.12
0.37 *
0.11
1.26 ***
0.06
1.30 ***
0.05
0.36 *
0.08
0.84 ***
0.10
Dónde: Y es el PIB, GK es el gasto productivo, GC es el gasto no productivo,
I es el gasto dedicado al servicio de la deuda, TY son los impuestos
distorsionadores, L corresponde a los impuestos no distorsionadores, DP es el
déficit primario y CT es la tasa de CETES a 91 días.
Nota: Las dos primeras pruebas estadísticas pretenden rechazar la hipótesis
nula. Los valores críticos para un nivel de significancia del 5%, para las
11
El modelo de corrección de errores se puede generalizar de la siguiente forma:
Yt   0  1X t   2 (Yt 1  X t 1 )  ut
12
Galindo (2004), menciona que un factor que ha contribuido a la rápida adopción de la
teoría de cointegración y el ECM, es la sencillez del procedimiento propuesto por Engel y
Granger, basado en dos pasos: (1) aplicar un método de estimación que genere estimadores
consistentes de los parámetros de la ecuación de equilibrio, (2) estimar un ECM incluyendo
los errores rezagados de las ecuaciones de equilibrio, que se identifican como el ajuste
dinámico de corto plazo. Así el análisis empírico se sustenta en un balance entre la hipótesis
teórica a comprobar y la información estadística disponible.
b
0.12
0.04
0.23
0.04
0.26
0.05
0.09
0.09
0.11
0.04
0.13
0.05
0.22
0.04
0.07
0.07
*
***
***
*
***
pruebas ADF y PP con un tamaño de 100 son -3.45 incluyendo constante y
tendencia (modelo b), -2.89 incluyendo constante (modelo a) y -1.95 sin
constante ni tendencia (modelo c) Maddala y Kim (1998: 64). En el caso de la
prueba KPSS la hipótesis nula confirma que la serie estacionaria y sus valores
críticos al 5% son 0.463 (modelo a) y 0.146 (modelo b). Las letras L y D que
anteceden a la nomenclatura de las series de datos se refiere a valores en
logaritmos y a la primera diferencia de las series respectivamente.
Teniendo la evidencia del orden de integración de las series se podría proceder
a validar si las series cointegran entre ellas y así comprobar o validar la
existencia de una relación dinámica de las variables en el largo plazo. Pero, se
tiene un problema antes de pasar a realizar los mecanismos de corrección de
errores, éste consiste en las rupturas estructurales que pueden tener las series.
Por una parte se ha validado que las series son I(1), mediante las pruebas de
raíces unitarias presentadas en el Cuadro 1, pero esto no limita la posibilidad
de que los resultados sean incorrectos y que se esté rechazando la hipótesis
nula cuando se debería aceptar y viceversa. Ante tal disyuntiva, se tiene que
proceder a determinar la existencia de rupturas estructurales en las series y
establecer si éstas pueden alterar los resultados, para tal labor se podría
avanzar en dos direcciones; realizar las pruebas propuestas por Perron (1989)
o bien adoptar la metodología de Zivot y Andrews (1992). En ambos casos los
autores realizan tres modelos donde intentan encontrar el tipo de ruptura, para
poder establecer cómo afecta a la serie y determinar una medida de acción que
corrija el problema.
Los autores mencionados, con la intención de validar su propuesta toman dos
momentos que son considerados como rupturas estructurales: la gran
depresión de finales de los 20’s y el choque de precios del petróleo a
comienzos de la década de los 80’s. En el primer caso se considera que se da
un cambio en el nivel de muchas series económicas, mientras que el segundo
tiene que ver con cambios en la pendiente y la tendencia (Perron, 1989). Hasta
antes de los primeros estudios realizados por Nelson y Plosser (1982), se
pensaba que los choques económicos tan sólo tenían un efecto temporal en la
economía y por lo tanto el comportamiento de largo plazo en las series
quedaba inalterado por esos choques.
El problema consiste en que algunos de estos choques pueden tener efectos
permanentes sobre el nivel de la mayoría de los agregados monetarios y
financieros, pero también se puede dar una combinación de choques
temporales y permanentes o incluso la respuesta de las series a determinados
choques dependerá del tamaño y tipo de los mismos, es decir, si corresponden
a un cambio en el nivel, la pendiente o ambos (Zivot y Andrews, 1992). Se
sabe, entonces, que hay diferentes tipos de choques y que además algunos
pueden afectar a determinadas variables pero a otras no, la dificultad consiste
en determinar los momentos de choque al que se enfrentan las series que se
utilizarán y determinar posibles medidas de solución13.
Para encontrar la presencia de rupturas estructurales en las series a utilizar se
recurrió al procedimiento propuesto por Zivot y Andrews, los resultados
obtenidos fueron que en su mayoría las series no presentan choques que
afecten de manera considerable su nivel, pendiente o tendencia, salvo en el
caso de la variable LY, todas las demás están libres de este problema. Para la
variable LY, correspondiente al PIB, se detectó un choque en el año de 1986
que se da en el tercer trimestre aproximadamente, la propuesta para remediar
esta ruptura consiste en considerar una variable dummi que corrija el efecto de
dicha eventualidad.
iii. Resultados
De las primeras estimaciones se tiene que todas las series del Cuadro 1, tienen
una relación significativa con el ingreso nacional cuando son estimadas de
manera individual, pero de manera conjunta no resultan significativos el pago
de intereses, el gasto no productivo y la balanza primaria fiscal, por lo tanto
el modelo de largo plazo se expresa de la siguiente manera14:
LYt = 9.36 + 0.15LGKt + 0.09LTY+0.21LLt -0.10CTt + Shift + ut (15)
(52.64)
(10.57)
(3.92)
(9.86)
(-5.34)
(6.78)
R2= 98%
Normalidad:
2
=1.30 [0.52]
LM:
F (4) = 11.66 [0.00]
ARCH:
F(4) = 1.27 [0.28]
En virtud de que los residuos de la regresión son estacionarios15 se puede decir
que las variables cointegran y por lo tanto se puede proponer y desarrollar el
modelo en su forma de corrección de errores, obteniendo los siguientes
resultados:
13
De hecho una de las críticas que hace Zivot y Andrews a Perrot consiste en la elección de
los puntos de rompimiento, ellos argumentan que la elección se realiza basada sobre la
observación de los datos y por lo tanto está asociada a problemas de interpretación.
14
Con el fin de determinar qué variables no eran importantes en la ecuación se usó una
prueba para validar la redundancia de las variables donde se demuestra que resultaban noimportantes para el modelo.
15 El estadístico t de la prueba Dickey- Fuller aumentada para el caso de los residuales de la
regresión fue de (-5.84), por lo tanto se puede argumentar sin ningún problema que los
residuales son estacionarios y así poder afirmar que las series cointegran.
DLYt = 0.00 – 0.22DLYt-3
0.06DCTt-1
(2.77)
+ 0.45DLYt-4
(-3.17)
(-2.18)
(3.37)
+ 0.03DLGKt - 0.03DCTt -
(5.34)
(-2.15)
– 0.05DCTt-2 – Shift - 0.24 MCEt-1
(16)
(-2.56)
(-3.11)
(-4.90)
R2 = 76%
Normalidad:
2
=1.66 [0.56]
LM:
F (4) = 0.49 [0.74]
ARCH:
F(4) = 1.02 [0.40]
De la ecuación (16) tenemos que el gasto del Gobierno Federal productivo
tiene efectos positivos y significativos sobre el ingreso nacional mientras que
en el corto plazo los impuestos no resultan significativos en la determinación
dinámica del ingreso16. Por otro lado la discrepancia entre el valor actual de
LY y el de largo plazo o de equilibrio es eliminado o corregido en 24% cada
trimestre por lo tanto el ajuste completo se da casi cada año.
La tasa de interés tiene el signo teóricamente esperado tanto en su valor
corriente como en sus rezago y es que de acuerdo con la teoría el incremento
en la tasa de interés incide en la inversión y el consumo por lo cual se
desalienta la demanda agregada y con ello la actividad económica.
El modelo está libre de no normalidad, de autocorrelación y
heterocedasticidad como se puede constatar en los estimadores en líneas
arriba, así mismo también presenta estabilidad estructural como lo denota la
Gráfica 1, en donde se muestra la prueba CUSUM-Q.
16
Chamley (1981), Barro (1990) y King y Rebelo (1990) destacan el efecto inter-temporal de los impuestos. En
el caso de Gemmell (2001) expresa que los impuestos al consumo no tienen efectos en el largo plazo, situación
que se descarta en la ecuación (15).
Gráfica 1
Prueba de estabilidad estructural CUSUM-Q
1.2
1.0
0.8
0.6
0.4
0.2
0.0
-0.2
88
90
92
94
96
98
00
02
CUSUM of Squares
04
06
08
10
12
5% Significance
La bondad de ajuste del modelo se presenta en la Gráfica 2, el ajuste de la
ecuación es aceptable, sin embargo no logra captar del todo comportamientos
atípicos como son los acontecidos en las diferentes crisis que ha sostenido el
país en los últimos treinta años ocurridas en 82-83, 86-87, 95, y 2009.
Gráfica 2
Ajuste histórico a partir del modelo de Engel-Granger
.10
.05
.00
.06
-.05
.04
.02
-.10
.00
-.02
-.04
-.06
82
84
86
88
90
92
94
Residual
96
98
00
Actual
02
04
06
Fitted
08
10
12
VI. Conclusiones
La situación de crisis vivida a finales de la década anterior invitó a la reflexión
y pusieron de nueva cuenta la participación del Estado como un elemento
central en la resolución de problemas económicos y como garante en
situaciones de crisis. Sin embargo, paradójicamente también a raíz de los
problemas de deuda de Grecia se cuestionó fuertemente la acción del Estado
y se optó por políticas más restrictivas.
La vinculación que guarda la actividad del Estado mediante sus disposiciones
de gasto e ingreso es un tema no acabado sobre el cual deben de realizarse
todos los análisis que sean pertinentes con el objetivo de aportar evidencia que
sirva de referencia en la construcción de una visión más amplia y acabada
sobre la cual se pueda sustentar la política económica del gobierno fuera de
esquemas dogmáticos y sujetos a intereses personales o de grupos, a tal
respecto Keynes (2003; 358) mencionaba que:
“En el momento actual, la gente está excepcionalmente deseosa de un
diagnóstico más fundamental; más particularmente dispuesta a recibirlo; ávida
de ensayarlo, con tal de que fuera por lo menos verosímil. Pero fuera de este
talante contemporáneo, las ideas de los economistas y de los filósofos
políticos, tanto cuando son correctas como cuando están equivocadas, son más
poderosas de lo que comúnmente se cree. . . Los hombres prácticos, que se
creen exentos por completo de cualquier influencia intelectual, son
generalmente esclavos de algún economista muerto. Los maniáticos de la
autoridad, que oyen voces en el aíre, destilan su frenesí inspirados en algún
mal escritor académico de años atrás. Estoy seguro de que el poder de los
intereses creados se exagera mucho comparado con la intrusión gradual de las
ideas. . . Pero tarde o temprano, son las ideas y no los intereses creados las que
presentan peligros, tanto para bien como para mal”
La única forma de no ser esclavos de las ideas es vincularlas con la práctica y
la evidencia empírica con la intensión de proponer o validar nuevas opciones
de política. Aun cuando pueda ser una tarea compleja dadas las múltiples
relaciones que se establecen entre las variables económicas y fiscales tal como
lo menciona Alesina (2012).
Para el caso estudiado resulta interesante el hecho de que el gasto de gobierno
clasificado como no-productivo no resultara significativo en lo que tiene una
implicación de política fiscal relevante a la hora de realizar la asignación de
los recursos públicos. En este sentido la recomendación sería revisar el gasto
que se estableció como no-productivo con la intensión de reasignarlo a
partidas de gasto productivo, sin que ello ponga en riesgo la operatividad de
las actividades pública a nivel federal o local.
En el caso de los impuestos, en la ecuación de largo plazo, nominalmente la
contribución más importante la tienen los ingresos provenientes de impuesto
no-distorsionadores que para fines del documento están relacionados con la
recaudación proveniente del IVA. En relación con la literatura se esperaría,
que al igual que los gastos no-productivos, fueran no significativos, es decir
que resultaran neutrales. Una interpretación y propuesta atrevida que debe ser
tomada con cautela sería que se podrían incrementar las tasas del impuesto al
consumo sin tener incidencias negativas sobre el crecimiento, pero eso debe
ser estudiado de forma más profunda y abre la puerta para otras
investigaciones.
Por su parte los impuestos distorsionadores tienen un signo positivo, es decir
no son coincidentes con la teoría descrita en el segundo apartado, la
explicación tiene que ver con lo que ya se anticipaba en el documento. Al estar
altamente petrolizadas las finanzas públicas los efectos de los impuestos sobre
la actividad económica no son tan fiables, además de que es posible un efecto
feedback entre los impuestos y el crecimiento de la economías como se ha
estudiado en Ramirez et al (2012, 2014).
Por último es necesario realizar un desglose mayor del gasto público con el
afán de establecer de forma más certera cuáles son aquellas actividades que
en materia de gasto público pueden resultar más convenientes para estimular
la actividad económica y proponer las medidas conducentes en dicho sentido.
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