UNA ONDA EN EL TIEMPO PASADO Todo cuanto vemos se desvanece, cada paso produce un eco .... y llega a otro mundo que imaginamos apenas en nuestra mente. Cada sonido, cada golpe, cada olor, cada paisaje se transforma en algo único, en un fenómeno irrepetible en su más íntima individualidad. Hacemos de nuestro yo el estadio último, completamos en el aire figuras y arabescos efímeros. Con cada soplo de tiempo nos alargamos angustiados hacia la eternidad y perdemos el alma. ¡Qué largo es el camino de la destrucción!. PRESENTE Temblar, dudar, amar, gemir, llorar, soñar .... con tu retrato en mi mente. Tu aroma suave, cálido y persistente junto a mí. El corazón, alocado, tus manos reposando en mi pecho, buscando su cobijo ancestral. Siempre esos ojos cerrados, confiados y plácidos. La calma de la inocencia. El futuro inexistente y ávido de nueva carne, de más suspiros. Te atraigo contra mí y aprieto, como queriendo exprimir algo de tu vida rebosante y sorberla, sin tiempo. Sois mis dos expresiones: eternos masculino y femenino que se perpetúan y me reflejan, ondas divididas de mí que se perderán y me llevarán hasta el final de los tiempos. FUTURO Mira ese inútil sol rojo en el brazo de la galaxia. Espacio antes ocupado por la vida, ahora caótico, cálido y vano. Mira la importancia de tu afán, motivo de estudio para un lejano telescopio aún por construir. Alguna nave cruzará aquí su destino sin detectar el hombre que quiso un día reflejarse para siempre. ¡Qué formas ocuparán los caminos!. ¿Dónde quedará mi semilla?. Llevada, sin duda, por un viento sutil, hasta otro mar donde germinará, hasta el fín de los días. Singularidad cósmica, la última unión. Murcia, 29 de Enero de 1.995. Antonio Diego Duarte Sánchez. (27428747)